Anko
Médica Despiadada
13-11-2024, 07:13 PM
Detrás de un escritorio de madera con una pila de papeles encima se encontraba Anko, una alférez recién ascendida por sus logros a servicio de la Marina, su rostro ya era bien conocido en la Isla pero a diferencia de antes, era un poco más complicada verla fuera de la base a esas horas del día, pues esta ya se tenia que encargar constantemente del papeleo, una tarea tediosa y que nadie quería hacer, pero ella lo hacía al final del día, obvio tampoco le gustaba, pero era su trabajo, además le pagaban por ello, no podía quejarse. Tenía el permiso de impartir justicia (aunque aveces se le pasara la mano) y le daban un beneficio económico a cambio, todo correcto ahí.
Su mano derecha sostenía una pluma con la punta manchada en tinta, haciendo algunas anotaciones en las hojas de papel frente a ella, sus ojos oscuros y perezosos se movían de lado a lado, inspeccionando las palabras ya escritas para evitar algún error y terminar con la tarea de forma exitosa. Todo transcurría de forma normal como en cualquier otro día, pero el sonido del Den Den Mushi en su escritorio rompió con aquella monotonía, si atención se desvío hacia el caracol comunicador, preguntándose de forma fugaz para que o quien llamaba.
Con un gesto perezoso, acercó su mano enguantada hasta el pequeño caracol y levantó la bocina, acercándola a su rostro por sí necesitaba decir algo, y lo iba a decir, pero fue rápidamente interrumpida por la voz de un soldado raso levemente alarmado indicando la presencia de un grupo de hombres en las puertas de la base, grupo que tenían con ellos a uno de los piratas más buscados del East Blue, su nombre era Muzen Kibutsuji. En cuanto los oídos de la peli marrón escucharon aquel nombre, su cuerpo se giró levemente para mirar la pared que tenía a sus espaldas, en es elegir estaban pegados los carteles de búsqueda de varios criminales y ahí estaba también el del ya mencionado pirata, con una recompensa enorme.
Sin decir nada, Anko colgó el Den Den Mushi y se levantó sutilmente de su asiento, tomando aquella la capa de los oficiales de la Marina del respaldo para colocarla sobre sus hombros, la prenda era bastante llamativa, pero causaba una ligera incomodidad portarla mientras se está sentado, de ahí que repita el mismo gesto siempre que se levanta de un asiento. Pero la capa no era lo único que llevaría, a un lado del escritorio se encontraban sus tres Katanas recargadas en la madera, la joven las tomó y las preparó en su cintura, ahora solo faltaba una cosa más. La alférez tomó un cigarro de la caja que portaba en los bolsillos de la capa y encendió con fuego la punta con el Encendedor metálico guardado en el mismo lugar, con eso listo, guardó todo de nuevo y salió de la oficina.
El sonido de sus botas golpeando el suelo resonaba en todo el pasillo, seguramente aquel aviso había sido a la base en general, no solo a ella, por lo que intuía que no estaría sola atendiendo aquel asunto, seguramente, aparecerían más de sus compañeros de la base listos para atender el llamado de la justicia. Su caminata la llevó hasta las enormes puertas metálicas de la base G-23, aún cerradas, ella se acercó a uno de los guardias de dentro y habló con su clásico tono autoritario mientras sostenía su cigarro con los labios — No soy la única que vendrá, una vez estén todos, abre estas puertas, nosotros nos encargamos del resto —
Su mano derecha sostenía una pluma con la punta manchada en tinta, haciendo algunas anotaciones en las hojas de papel frente a ella, sus ojos oscuros y perezosos se movían de lado a lado, inspeccionando las palabras ya escritas para evitar algún error y terminar con la tarea de forma exitosa. Todo transcurría de forma normal como en cualquier otro día, pero el sonido del Den Den Mushi en su escritorio rompió con aquella monotonía, si atención se desvío hacia el caracol comunicador, preguntándose de forma fugaz para que o quien llamaba.
Con un gesto perezoso, acercó su mano enguantada hasta el pequeño caracol y levantó la bocina, acercándola a su rostro por sí necesitaba decir algo, y lo iba a decir, pero fue rápidamente interrumpida por la voz de un soldado raso levemente alarmado indicando la presencia de un grupo de hombres en las puertas de la base, grupo que tenían con ellos a uno de los piratas más buscados del East Blue, su nombre era Muzen Kibutsuji. En cuanto los oídos de la peli marrón escucharon aquel nombre, su cuerpo se giró levemente para mirar la pared que tenía a sus espaldas, en es elegir estaban pegados los carteles de búsqueda de varios criminales y ahí estaba también el del ya mencionado pirata, con una recompensa enorme.
Sin decir nada, Anko colgó el Den Den Mushi y se levantó sutilmente de su asiento, tomando aquella la capa de los oficiales de la Marina del respaldo para colocarla sobre sus hombros, la prenda era bastante llamativa, pero causaba una ligera incomodidad portarla mientras se está sentado, de ahí que repita el mismo gesto siempre que se levanta de un asiento. Pero la capa no era lo único que llevaría, a un lado del escritorio se encontraban sus tres Katanas recargadas en la madera, la joven las tomó y las preparó en su cintura, ahora solo faltaba una cosa más. La alférez tomó un cigarro de la caja que portaba en los bolsillos de la capa y encendió con fuego la punta con el Encendedor metálico guardado en el mismo lugar, con eso listo, guardó todo de nuevo y salió de la oficina.
El sonido de sus botas golpeando el suelo resonaba en todo el pasillo, seguramente aquel aviso había sido a la base en general, no solo a ella, por lo que intuía que no estaría sola atendiendo aquel asunto, seguramente, aparecerían más de sus compañeros de la base listos para atender el llamado de la justicia. Su caminata la llevó hasta las enormes puertas metálicas de la base G-23, aún cerradas, ella se acercó a uno de los guardias de dentro y habló con su clásico tono autoritario mientras sostenía su cigarro con los labios — No soy la única que vendrá, una vez estén todos, abre estas puertas, nosotros nos encargamos del resto —