Irina Volkov
Witch Eye
13-11-2024, 11:20 PM
Irina se encontraba en su pequeña habitación, mirando su reflejo en el espejo. Se alisó el traje oscuro, una prenda que lucía con la misma facilidad con la que se fundía en las sombras. Cada detalle de su vestimenta estaba calculado, el negro impecable del traje de dos piezas resaltaba la precisión de sus movimientos y dejaba en claro que estaba ahí para el deber, no para ser notada. Llevaba una camisa de seda de cuello alto, cerrada con un único botón, y sobre ella una chaqueta ajustada que marcaba sus hombros con un aire de autoridad. En su muñeca descansaba un reloj de metal oscuro, minimalista, casi una extensión de su piel. Terminó de ajustar su cinturón y deslizó una daga pequeña, afilada y compacta en una funda lateral apenas visible. Alzó una mano para ajustar un mechón de cabello oscuro que había caído sobre su frente y respiró profundamente. Hoy, tras dos semanas de la misión en Logue Town, debía presentar un reporte oficial a los altos cargos del Cipher Pol, un grupo reducido de agentes experimentados y superiores de renombre, aquellos que administraban la justicia desde la sombra y cuyos rostros apenas cambiaban al dictar órdenes que decidían el destino de otros. Irina salió de su habitación y caminó por los fríos y pulcros pasillos del cuartel general. El sonido de sus botas resonaba en el eco metálico del lugar, y a cada paso que daba, una oleada de satisfacción la embargaba. No era el triunfo por la misión cumplida, ella había ejecutado lo planeado al pie de la letra, sabiendo que nada podía fallar bajo su vigilancia. Era la sensación de saber que cada uno de sus movimientos, cada palabra dicha y cada vida tomada en la misión, formaba parte de un juego de perfección letal que había orquestado con sus propias manos.
El salón de reuniones estaba en la planta superior, aislado del resto del edificio, como si los secretos que ahí se trataban no pudieran compartirse con las almas comunes. Al llegar, dos guardias le abrieron la puerta sin un solo gesto ni saludo, mostrando la sala de techos altos y paredes austeras. Allí se encontraba una gran mesa de madera oscura, rodeada de sillas ocupadas por figuras uniformadas. Algunos de ellos llevaban trajes de tonos oscuros, otros vestían el uniforme militar de alto rango, pero todos los rostros se giraron para verla entrar. El líder del grupo, un hombre de cabello plateado y rostro afilado, asintió en su dirección mientras le indicaba la silla vacía en el centro de la mesa. —Agente Irina, adelante. —Dijo con un tono grave y firme. Irina inclinó la cabeza ligeramente y se sentó, con la espalda recta y el semblante imperturbable. No había un solo rastro de emoción en su expresión, solo la calma ensayada de quien sabe que todo está bajo su control. El superior principal se inclinó hacia adelante, entrelazando los dedos, y la miró con una intensidad fría. —Tu misión en Logue Town ha sido completada sin ninguna irregularidad. La muerte de Enzo Durán y el desmantelamiento de la facción rebelde ha reducido significativamente las amenazas de insurgencia en la zona. Este informe es excelente, agente, tan meticuloso como tu actuación. —Señaló un documento con detalles que Irina había enviado al finalizar la operación. Irina asintió, esperando su turno para hablar. Sabía que en esta sala el reconocimiento no era un espectáculo de adulación, sino la apreciación de la habilidad y la lealtad a la causa.—Por supuesto, fue un trabajo metódico. Enzo era un hombre que dependía de la lealtad ciega de sus seguidores, y cuando su sistema interno se fragmentó tras mi intervención, fue sencillo controlar los movimientos de sus subordinados. Todo el grupo estaba estructurado sobre la influencia de un hombre. Una vez que se eliminó a la cabeza, la base fue susceptible de disolverse por completo.
Irina sintió que sus palabras eran escuchadas atentamente, como si cada detalle que mencionara fuera una pieza crucial en la estrategia de futuros planes. Otro superior de mediana edad, cuyo rostro severo mantenía una cicatriz en la mejilla, se inclinó hacia adelante. —Tu capacidad de infiltración ha sido impecable, Irina. Has demostrado que puedes desaparecer entre las sombras y mimetizarte con el entorno sin levantar sospechas. No muchos agentes pueden decir lo mismo, y lo sabemos. Lo que lograste no fue solo una eliminación física, eliminaste al grupo desde dentro. Nos quitaste de encima a un enemigo complejo y, por supuesto, has salvado recursos al evitar una confrontación directa. — Irina sonrió.
Cada palabra de elogio alimentaba el orgullo meticuloso de Irina, aunque su expresión seguía siendo tan serena como cuando había entrado en la sala. Sabía que, en el Cipher Pol, cada reconocimiento era también una advertencia. Cuanto mejor demostraba sus habilidades, más se esperaba de ella en futuras misiones. Sin embargo, eso no le molestaba. En el fondo, la presión solo despertaba su impulso por superarse, por demostrarles a ellos y a sí misma que el éxito era algo que podía controlar con absoluta precisión.Otro de los oficiales se dirigió a ella, este con un tono más personal, aunque frío.—Mara, o mejor dicho, tu interpretación de Mara, parece que generó una empatía muy sólida entre los revolucionarios. Hemos revisado los reportes de la situación, y el nivel de persuasión que lograste fue, en muchos aspectos, más allá de lo que exigía la misión. Los oficiales que estudiaron tu misión quedaron impresionados por tu destreza en el manejo de la inteligencia emocional. Supiste ganarte la confianza de Paolo, y supiste jugar con los puntos débiles de cada uno de tus objetivos.
Irina lo miró fijamente, sosteniendo su mirada. Para ella, el proceso de infiltración no había sido una simple máscara, sino una actuación que había gozado como pocas veces. La personalidad de Mara no había sido solo una fachada, sino una construcción cuidadosa y meticulosa, elaborada con detalles precisos y actitudes sutiles que sabía que le darían ventaja. Estaba convencida de que su habilidad para manipular no solo era una herramienta, sino parte de su esencia.—Es un honor que mis métodos sean valorados por el consejo. Para mí, la misión no solo fue una cuestión de infiltración; la identidad de Mara fue un medio para absorber los deseos de aquellos que ansiaban una rebelión, para entender sus ambiciones y controlarlas desde el núcleo —Respondió con voz calma. Los oficiales intercambiaron miradas de aprobación y asintieron al unísono, como si hubieran llegado a la misma conclusión. Tras unos segundos de silencio, el superior principal tomó la palabra de nuevo. —Tu desempeño en esta misión, agente Irina, nos deja sin dudas de que eres una de las mejores en este campo. El Cipher Pol necesita agentes que puedan resolver situaciones de alto riesgo sin intervención directa y manteniendo un nivel de discreción absoluto. Gracias a ti, hemos demostrado una vez más la capacidad de la organización para neutralizar amenazas de manera efectiva. Se te asignarán misiones de igual o mayor complejidad en el futuro, esperamos que el nivel de excelencia que has demostrado aquí se mantenga o incluso se supere.— Irina no pudo evitar una leve inclinación de cabeza en señal de respeto. Las palabras de sus superiores eran tanto un reconocimiento como un reto, y ella no tenía intención de decepcionarlos. Para ella, cada misión era una oportunidad para demostrar su valía y llevar sus habilidades al límite. Lejos de intimidarla, la presión de cumplir con las expectativas de los altos mandos del Cipher Pol le resultaba estimulante.
Tras recibir una última serie de indicaciones y confirmar los próximos pasos a seguir, Irina se levantó de su asiento. Con una mirada tranquila y segura, agradeció a los altos cargos por sus palabras y se dispuso a abandonar la sala. Sin embargo, antes de salir, uno de los oficiales la detuvo con una observación final.—Una cosa más, agente Irina. Como muestra de nuestro reconocimiento por tu desempeño, hemos decidido ofrecerte acceso a recursos adicionales para futuras misiones. Tendrás acceso a equipo de última generación, así como autorización para usar métodos que se consideren necesarios para la eliminación de amenazas. Confiamos en tu criterio y en que harás uso responsable de estos privilegios.— Irina sonrió de manera imperceptible, una sonrisa que solo ella podía percibir. Esta era la recompensa que había esperado, la confirmación de que su habilidad no solo era reconocida, sino recompensada con un voto de confianza en su criterio y en su estilo de trabajo. Finalmente, Irina abandonó la sala de reuniones con pasos firmes y una calma inquebrantable. A medida que avanzaba por los pasillos, su mente ya comenzaba a imaginar la siguiente misión, el próximo reto, el siguiente objetivo que añadiría a su lista de éxitos. Sabía que cada paso que daba la acercaba a un futuro donde el control total de sus habilidades y la satisfacción de su naturaleza letal se convertirían en su vida cotidiana.
Al salir del cuartel, el aire frío de la noche la envolvió, pero en lugar de hacerla sentir vulnerable, solo acentuó la intensidad de sus pensamientos. La brisa acariciaba su rostro y sentía una tranquilidad casi imposible de describir, una paz que solo quienes viven en la oscuridad son capaces de experimentar plenamente
El salón de reuniones estaba en la planta superior, aislado del resto del edificio, como si los secretos que ahí se trataban no pudieran compartirse con las almas comunes. Al llegar, dos guardias le abrieron la puerta sin un solo gesto ni saludo, mostrando la sala de techos altos y paredes austeras. Allí se encontraba una gran mesa de madera oscura, rodeada de sillas ocupadas por figuras uniformadas. Algunos de ellos llevaban trajes de tonos oscuros, otros vestían el uniforme militar de alto rango, pero todos los rostros se giraron para verla entrar. El líder del grupo, un hombre de cabello plateado y rostro afilado, asintió en su dirección mientras le indicaba la silla vacía en el centro de la mesa. —Agente Irina, adelante. —Dijo con un tono grave y firme. Irina inclinó la cabeza ligeramente y se sentó, con la espalda recta y el semblante imperturbable. No había un solo rastro de emoción en su expresión, solo la calma ensayada de quien sabe que todo está bajo su control. El superior principal se inclinó hacia adelante, entrelazando los dedos, y la miró con una intensidad fría. —Tu misión en Logue Town ha sido completada sin ninguna irregularidad. La muerte de Enzo Durán y el desmantelamiento de la facción rebelde ha reducido significativamente las amenazas de insurgencia en la zona. Este informe es excelente, agente, tan meticuloso como tu actuación. —Señaló un documento con detalles que Irina había enviado al finalizar la operación. Irina asintió, esperando su turno para hablar. Sabía que en esta sala el reconocimiento no era un espectáculo de adulación, sino la apreciación de la habilidad y la lealtad a la causa.—Por supuesto, fue un trabajo metódico. Enzo era un hombre que dependía de la lealtad ciega de sus seguidores, y cuando su sistema interno se fragmentó tras mi intervención, fue sencillo controlar los movimientos de sus subordinados. Todo el grupo estaba estructurado sobre la influencia de un hombre. Una vez que se eliminó a la cabeza, la base fue susceptible de disolverse por completo.
Irina sintió que sus palabras eran escuchadas atentamente, como si cada detalle que mencionara fuera una pieza crucial en la estrategia de futuros planes. Otro superior de mediana edad, cuyo rostro severo mantenía una cicatriz en la mejilla, se inclinó hacia adelante. —Tu capacidad de infiltración ha sido impecable, Irina. Has demostrado que puedes desaparecer entre las sombras y mimetizarte con el entorno sin levantar sospechas. No muchos agentes pueden decir lo mismo, y lo sabemos. Lo que lograste no fue solo una eliminación física, eliminaste al grupo desde dentro. Nos quitaste de encima a un enemigo complejo y, por supuesto, has salvado recursos al evitar una confrontación directa. — Irina sonrió.
Cada palabra de elogio alimentaba el orgullo meticuloso de Irina, aunque su expresión seguía siendo tan serena como cuando había entrado en la sala. Sabía que, en el Cipher Pol, cada reconocimiento era también una advertencia. Cuanto mejor demostraba sus habilidades, más se esperaba de ella en futuras misiones. Sin embargo, eso no le molestaba. En el fondo, la presión solo despertaba su impulso por superarse, por demostrarles a ellos y a sí misma que el éxito era algo que podía controlar con absoluta precisión.Otro de los oficiales se dirigió a ella, este con un tono más personal, aunque frío.—Mara, o mejor dicho, tu interpretación de Mara, parece que generó una empatía muy sólida entre los revolucionarios. Hemos revisado los reportes de la situación, y el nivel de persuasión que lograste fue, en muchos aspectos, más allá de lo que exigía la misión. Los oficiales que estudiaron tu misión quedaron impresionados por tu destreza en el manejo de la inteligencia emocional. Supiste ganarte la confianza de Paolo, y supiste jugar con los puntos débiles de cada uno de tus objetivos.
Irina lo miró fijamente, sosteniendo su mirada. Para ella, el proceso de infiltración no había sido una simple máscara, sino una actuación que había gozado como pocas veces. La personalidad de Mara no había sido solo una fachada, sino una construcción cuidadosa y meticulosa, elaborada con detalles precisos y actitudes sutiles que sabía que le darían ventaja. Estaba convencida de que su habilidad para manipular no solo era una herramienta, sino parte de su esencia.—Es un honor que mis métodos sean valorados por el consejo. Para mí, la misión no solo fue una cuestión de infiltración; la identidad de Mara fue un medio para absorber los deseos de aquellos que ansiaban una rebelión, para entender sus ambiciones y controlarlas desde el núcleo —Respondió con voz calma. Los oficiales intercambiaron miradas de aprobación y asintieron al unísono, como si hubieran llegado a la misma conclusión. Tras unos segundos de silencio, el superior principal tomó la palabra de nuevo. —Tu desempeño en esta misión, agente Irina, nos deja sin dudas de que eres una de las mejores en este campo. El Cipher Pol necesita agentes que puedan resolver situaciones de alto riesgo sin intervención directa y manteniendo un nivel de discreción absoluto. Gracias a ti, hemos demostrado una vez más la capacidad de la organización para neutralizar amenazas de manera efectiva. Se te asignarán misiones de igual o mayor complejidad en el futuro, esperamos que el nivel de excelencia que has demostrado aquí se mantenga o incluso se supere.— Irina no pudo evitar una leve inclinación de cabeza en señal de respeto. Las palabras de sus superiores eran tanto un reconocimiento como un reto, y ella no tenía intención de decepcionarlos. Para ella, cada misión era una oportunidad para demostrar su valía y llevar sus habilidades al límite. Lejos de intimidarla, la presión de cumplir con las expectativas de los altos mandos del Cipher Pol le resultaba estimulante.
Tras recibir una última serie de indicaciones y confirmar los próximos pasos a seguir, Irina se levantó de su asiento. Con una mirada tranquila y segura, agradeció a los altos cargos por sus palabras y se dispuso a abandonar la sala. Sin embargo, antes de salir, uno de los oficiales la detuvo con una observación final.—Una cosa más, agente Irina. Como muestra de nuestro reconocimiento por tu desempeño, hemos decidido ofrecerte acceso a recursos adicionales para futuras misiones. Tendrás acceso a equipo de última generación, así como autorización para usar métodos que se consideren necesarios para la eliminación de amenazas. Confiamos en tu criterio y en que harás uso responsable de estos privilegios.— Irina sonrió de manera imperceptible, una sonrisa que solo ella podía percibir. Esta era la recompensa que había esperado, la confirmación de que su habilidad no solo era reconocida, sino recompensada con un voto de confianza en su criterio y en su estilo de trabajo. Finalmente, Irina abandonó la sala de reuniones con pasos firmes y una calma inquebrantable. A medida que avanzaba por los pasillos, su mente ya comenzaba a imaginar la siguiente misión, el próximo reto, el siguiente objetivo que añadiría a su lista de éxitos. Sabía que cada paso que daba la acercaba a un futuro donde el control total de sus habilidades y la satisfacción de su naturaleza letal se convertirían en su vida cotidiana.
Al salir del cuartel, el aire frío de la noche la envolvió, pero en lugar de hacerla sentir vulnerable, solo acentuó la intensidad de sus pensamientos. La brisa acariciaba su rostro y sentía una tranquilidad casi imposible de describir, una paz que solo quienes viven en la oscuridad son capaces de experimentar plenamente