
Henry
Tigre Rojo de la Marina
14-11-2024, 03:32 AM
A lo largo de mi conversación no paraba de notar lo nervioso que este estaba, pese a que le dije que me haría cargo de esa gente, su calma no duró mucho que digamos. Este volvió a hablarme del Mikai, pero me corregía asegurándome de que no había nadie allí, por lo menos no desde hace mucho tiempo. "Algo está mal con eso". Pensaba, pues había visto con mis propios ojos la presencia de esta gente en aquél lugar.
Pero el tabernero me dió otra pieza de información, diciéndome que varias personas habían visto a los simpatizantes de este grupo perderse en los árboles con dirección al viejo silo. El también me dejó saber que hoy en día no se sabía quién tendría su lealtad con aquella gente y quién no, cosa que me decía lo precavido que debía de ser.
Después de calmarme un poco mientras escuchaba al tabernero pude entrar más o menos en razón sobre mi misión. Sabía lo que debía de hacer, pero el principal objetivo de un marine no es capturar piratas a cualquier costo, si no que es el asegurarse del bienestar de los civiles. Al rato el tabernero me pidió que me salga del lugar por los riesgos que este está pasando por tenerme en su negocio.
Salí de la taberna mirando al piso, meditando sobre mi siguiente parada. "¿El viejo silo o el Mikai? ¿Cual sería la mejor opción?". Luego de pensar en ello volvió a subir la mirada, dándome cuenta de que todo estaba en un estada parecido al que vi cuando llegué. Me daba rabia la situación del pueblo en el que nací y me crié, pues este estaba siendo aterrorizado por estas sanguijuelas.
— Lo van a pagar caro — Tomo aquél caracol, el Den Den Mushi que el suboficial Rodgers me prestó para comunicarme con el. Tomo el micrófono que este tiene encima suya para poder hablar. — Aquí el sargento Henry, me dirijo al viejo silo a las afueras de Rostock, tengo información de que simpatizantes de esta gente se ha estado dirigiendo a dicho lugar, puede que tenga que entrar en combate una vez allí, corto —
Debía de jugar todas mis cartas en aquella misión, pues no dejaría que estos vivan sin castigo alguno. Sabía que el camino al viejo silo era algo tétrico, pues de pequeño jugábamos a ver quién llegaba más lejos en este, quedándose con el título del más valiente. Aquél lugar fué creado y usado antiguamente para guardar provisiones para el invierno, pero con la llegada de la Marina este ya no tenía un uso práctico por la estabilidad que muestra institución daba a la isla.
Ya estaba básicamente saliendo del pueblo de Rostock, dirigiéndome hacia aquél silo por tan descuidado camino. Ahora me dirigía hacia allá, pero siempre está la opción de ir al Mikai. Mis recursos eran limitados y debía de aprender a usarlos con la cabeza. "¿Si usaba los refuerzos en el silo, que me esperará en el Mikai?" Aquellas eran ideas que estaba analizando, pues ya juzgaría yo a medida que las cosas pasaban.
Pero el tabernero me dió otra pieza de información, diciéndome que varias personas habían visto a los simpatizantes de este grupo perderse en los árboles con dirección al viejo silo. El también me dejó saber que hoy en día no se sabía quién tendría su lealtad con aquella gente y quién no, cosa que me decía lo precavido que debía de ser.
Después de calmarme un poco mientras escuchaba al tabernero pude entrar más o menos en razón sobre mi misión. Sabía lo que debía de hacer, pero el principal objetivo de un marine no es capturar piratas a cualquier costo, si no que es el asegurarse del bienestar de los civiles. Al rato el tabernero me pidió que me salga del lugar por los riesgos que este está pasando por tenerme en su negocio.
Salí de la taberna mirando al piso, meditando sobre mi siguiente parada. "¿El viejo silo o el Mikai? ¿Cual sería la mejor opción?". Luego de pensar en ello volvió a subir la mirada, dándome cuenta de que todo estaba en un estada parecido al que vi cuando llegué. Me daba rabia la situación del pueblo en el que nací y me crié, pues este estaba siendo aterrorizado por estas sanguijuelas.
— Lo van a pagar caro — Tomo aquél caracol, el Den Den Mushi que el suboficial Rodgers me prestó para comunicarme con el. Tomo el micrófono que este tiene encima suya para poder hablar. — Aquí el sargento Henry, me dirijo al viejo silo a las afueras de Rostock, tengo información de que simpatizantes de esta gente se ha estado dirigiendo a dicho lugar, puede que tenga que entrar en combate una vez allí, corto —
Debía de jugar todas mis cartas en aquella misión, pues no dejaría que estos vivan sin castigo alguno. Sabía que el camino al viejo silo era algo tétrico, pues de pequeño jugábamos a ver quién llegaba más lejos en este, quedándose con el título del más valiente. Aquél lugar fué creado y usado antiguamente para guardar provisiones para el invierno, pero con la llegada de la Marina este ya no tenía un uso práctico por la estabilidad que muestra institución daba a la isla.
Ya estaba básicamente saliendo del pueblo de Rostock, dirigiéndome hacia aquél silo por tan descuidado camino. Ahora me dirigía hacia allá, pero siempre está la opción de ir al Mikai. Mis recursos eran limitados y debía de aprender a usarlos con la cabeza. "¿Si usaba los refuerzos en el silo, que me esperará en el Mikai?" Aquellas eran ideas que estaba analizando, pues ya juzgaría yo a medida que las cosas pasaban.