Vesper Chrome
Medical Fortress
14-11-2024, 04:10 PM
Miro al hombre inconsciente a mis pies, su cuerpo roto y desparramado en el suelo. Me dejo caer sobre un banco a mi lado, sintiendo cómo el cansancio y la adrenalina aún se mezclan en mi sistema. Mis puños todavía tiemblan por la intensidad de los golpes, y por un segundo, me pregunto si me habré excedido. Aunque, pensándolo bien, quizá no haya sido suficiente para el tipo de sujeto que estábamos enfrentando.
Al girar la cabeza, veo a Rika—o Ricardo, en este caso—todavía atado de pies y manos. Tiene esa expresión mezcla de gratitud y asombro, y se nota que no sabe bien cómo reaccionar a lo que acaba de suceder. Me agacho con algo de fastidio y comienzo a desatar las cuerdas, tirando de los nudos con más fuerza de la necesaria, quizás por el remanente de rabia que me queda. Al liberar sus manos, Rika se engancha a mi brazo, y antes de que pueda decir una palabra, me da un beso en la mejilla. No esperaba esa cercanía, pero no digo nada. Apenas noto un ligero sonrojo en su rostro cuando se separa.
Dirijo la vista hacia el otro hombre, el anciano, quien parece haber quedado en shock absoluto tras lo ocurrido. Encogido en una esquina, con el miedo en los ojos y la ropa húmeda por… bueno, prefiero no pensarlo. Mis colmillos empiezan a retroceder, regresando a la normalidad, mientras Rika me cuenta lo ocurrido con ese despreciable personaje.
—Entonces... ¿quieres ir a la marina? —pregunto, sin esconder mi tono de escepticismo. No es exactamente mi lugar favorito en el mundo, considerando mi situación actual. La idea de un pirata poniendo pie en un cuartel marine se siente como una trampa, pero entiendo que Rika está cansada de lidiar con alguien que claramente ha cruzado el límite.
Me cuenta que este tipo fue alguna vez un bandido de las montañas, y que hace un par de años le regaló una suma de dinero. Rika lo rechazó, y ahora el hombre insiste en cobrarse esa “deuda” de todas las maneras posibles. Una historia turbia, sí, y aunque comprendo la necesidad de poner un fin a esta situación, la idea de ir a la marina aún no me convence.
Mientras medito sobre qué hacer, mis ojos captan una caja parcialmente oculta en una esquina de la habitación. La abro con algo de precaución, y lo que encuentro son documentos, hojas y papeles diversos que parecen antiguos. Los ojeo rápidamente, buscando alguna pista. Cualquier indicio que pueda tener relación con el asesinato de mi sobrina. Algo dentro de mí me dice que podría haber alguna conexión. Quizá es solo un presentimiento, pero no puedo dejar pasar esta oportunidad.
—Rika, esto podría ser importante —le digo, guardando algunos de los papeles en mi chaqueta para examinarlos después. Rika parece confusa, pero confía en mi instinto.
—De acuerdo, pero vámonos ya de aquí —me dice, insistente.
Asiento, y mientras nos dirigimos hacia la salida, pienso en el siguiente paso. Aunque sería más seguro irnos sin llamar la atención, aún queda en mi mente la idea de que este tipo podría saber algo que me interesa. Por ahora, solo me queda seguir mi instinto y salir antes de que alguien más decida intervenir.
Al girar la cabeza, veo a Rika—o Ricardo, en este caso—todavía atado de pies y manos. Tiene esa expresión mezcla de gratitud y asombro, y se nota que no sabe bien cómo reaccionar a lo que acaba de suceder. Me agacho con algo de fastidio y comienzo a desatar las cuerdas, tirando de los nudos con más fuerza de la necesaria, quizás por el remanente de rabia que me queda. Al liberar sus manos, Rika se engancha a mi brazo, y antes de que pueda decir una palabra, me da un beso en la mejilla. No esperaba esa cercanía, pero no digo nada. Apenas noto un ligero sonrojo en su rostro cuando se separa.
Dirijo la vista hacia el otro hombre, el anciano, quien parece haber quedado en shock absoluto tras lo ocurrido. Encogido en una esquina, con el miedo en los ojos y la ropa húmeda por… bueno, prefiero no pensarlo. Mis colmillos empiezan a retroceder, regresando a la normalidad, mientras Rika me cuenta lo ocurrido con ese despreciable personaje.
—Entonces... ¿quieres ir a la marina? —pregunto, sin esconder mi tono de escepticismo. No es exactamente mi lugar favorito en el mundo, considerando mi situación actual. La idea de un pirata poniendo pie en un cuartel marine se siente como una trampa, pero entiendo que Rika está cansada de lidiar con alguien que claramente ha cruzado el límite.
Me cuenta que este tipo fue alguna vez un bandido de las montañas, y que hace un par de años le regaló una suma de dinero. Rika lo rechazó, y ahora el hombre insiste en cobrarse esa “deuda” de todas las maneras posibles. Una historia turbia, sí, y aunque comprendo la necesidad de poner un fin a esta situación, la idea de ir a la marina aún no me convence.
Mientras medito sobre qué hacer, mis ojos captan una caja parcialmente oculta en una esquina de la habitación. La abro con algo de precaución, y lo que encuentro son documentos, hojas y papeles diversos que parecen antiguos. Los ojeo rápidamente, buscando alguna pista. Cualquier indicio que pueda tener relación con el asesinato de mi sobrina. Algo dentro de mí me dice que podría haber alguna conexión. Quizá es solo un presentimiento, pero no puedo dejar pasar esta oportunidad.
—Rika, esto podría ser importante —le digo, guardando algunos de los papeles en mi chaqueta para examinarlos después. Rika parece confusa, pero confía en mi instinto.
—De acuerdo, pero vámonos ya de aquí —me dice, insistente.
Asiento, y mientras nos dirigimos hacia la salida, pienso en el siguiente paso. Aunque sería más seguro irnos sin llamar la atención, aún queda en mi mente la idea de que este tipo podría saber algo que me interesa. Por ahora, solo me queda seguir mi instinto y salir antes de que alguien más decida intervenir.