Es bueno saber jóvenes cazarrecompensas que ya se han encontrado en el bar de mala muerte en el que siempre suelen verse, y como era de esperarse cualquier mujerzuela, sea delincuente, o simplemente una mujer del bajo mundo que visite estos lares, no quita la vista de ti Yuya, a sus ojos eres alguien realmente bello, alguien que llama mucho su atención, tanto por tu belleza, como por tu vigoroso cuerpo. Desde el asiento donde te encuentras puedes escuchar algunos comentarios. —Yo me lo cogería sin problemas. — Se escuchó decir a una pelinegra que te mira con deseo, mientras que a su lado una pelirroja que parece ser su amiga también lanza un comentario un poco salido de orbita. —Si en verdad es un cazador, me encantaría convertirme en su presa. — Y muchos mas comentarios como esos sueles escuchar antes de que tu compañera llegue a la mesa donde evidentemente todas las demás damas comenzarían a verla con malos ojos.
En cuanto a ti querida Diana, tanto el cantinero, como los desaventurados hombres que se encuentran en el bar, incluso aquellos que van solamente con la intención de verte, pues tus pocos ropajes les llenan los ojos de lujuria, te miran, simplemente observan casi babeando, saben quien eres, y saben que realmente eres fuerte, claro dentro de lo que cabe, y ninguno quiere meterse contigo, prefieren mirar sin tocar ni decir una sola palabra, para ellos es suficiente, aunque las mujeres en su afán de acostarse con tu amigo, suelen lanzarte una que otra indirecta que quizás te molesten, o no. —Esa mujer es tan fuerte que parece un hombre, ningún caballero se acostaría con ella. — Comentarios de ese estilo suelen lanzar hacia ti, pero es tu decisión si reaccionas a ellos o continuas con tu conversación.
Mientras ustedes entablan su conversación y una de las camareras entrega las bebidas en su mesa, lanzándole una sonrisa juguetona a Yuya, y por supuesto una mirada de desaliento hacia Diana, se marcha dejando sus bebidas frías listas para tomar. En eso al bar entra un hombre, parece ser que también es un cazador, por sus ropajes, y sobre todo por aquel cuadernillo que lleva consigo del cual caen unas cuantas hojas que al verlas más de cerca parecen ser carteles de Wanted de algunos criminales. Es un anciano, y se le nota cansado, aunque a pesar de eso muestra una sonrisa y saluda al camarero. Verdaderamente no están esperando a nadie, pero ustedes pueden invitarle a que se siente en su mesa, quizá ustedes logran reconocerlo de alguna caza anterior, y puede que tenga algo para ustedes, para sus planes, o para su futuro.
—Preparame un buen trago de Sake, Muchacho. — El anciano se dirije al cantinero, parece venir cansado de algun sitio, tiene consigo su arma, que parece ser un gran martillo de madera, parece mas un carpintero que un cazador, pero es decisión de ustedes si interactuar con el o no.
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Ustedes pueden hacer lo que mejor les parezca, reaccionar a las palabras de las personas del bar, seguir hablando entre ustedes o bien invitar al anciano cazador a unirse a su mesa, quiza tenga algo para ustedes, o quizas simplemente este cansado.
En cuanto a ti querida Diana, tanto el cantinero, como los desaventurados hombres que se encuentran en el bar, incluso aquellos que van solamente con la intención de verte, pues tus pocos ropajes les llenan los ojos de lujuria, te miran, simplemente observan casi babeando, saben quien eres, y saben que realmente eres fuerte, claro dentro de lo que cabe, y ninguno quiere meterse contigo, prefieren mirar sin tocar ni decir una sola palabra, para ellos es suficiente, aunque las mujeres en su afán de acostarse con tu amigo, suelen lanzarte una que otra indirecta que quizás te molesten, o no. —Esa mujer es tan fuerte que parece un hombre, ningún caballero se acostaría con ella. — Comentarios de ese estilo suelen lanzar hacia ti, pero es tu decisión si reaccionas a ellos o continuas con tu conversación.
Mientras ustedes entablan su conversación y una de las camareras entrega las bebidas en su mesa, lanzándole una sonrisa juguetona a Yuya, y por supuesto una mirada de desaliento hacia Diana, se marcha dejando sus bebidas frías listas para tomar. En eso al bar entra un hombre, parece ser que también es un cazador, por sus ropajes, y sobre todo por aquel cuadernillo que lleva consigo del cual caen unas cuantas hojas que al verlas más de cerca parecen ser carteles de Wanted de algunos criminales. Es un anciano, y se le nota cansado, aunque a pesar de eso muestra una sonrisa y saluda al camarero. Verdaderamente no están esperando a nadie, pero ustedes pueden invitarle a que se siente en su mesa, quizá ustedes logran reconocerlo de alguna caza anterior, y puede que tenga algo para ustedes, para sus planes, o para su futuro.
—Preparame un buen trago de Sake, Muchacho. — El anciano se dirije al cantinero, parece venir cansado de algun sitio, tiene consigo su arma, que parece ser un gran martillo de madera, parece mas un carpintero que un cazador, pero es decisión de ustedes si interactuar con el o no.
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Ustedes pueden hacer lo que mejor les parezca, reaccionar a las palabras de las personas del bar, seguir hablando entre ustedes o bien invitar al anciano cazador a unirse a su mesa, quiza tenga algo para ustedes, o quizas simplemente este cansado.