Kiwi Stone
Lullaby
14-11-2024, 11:19 PM
Me encontraba en Loguetown, recién ascendida a Soldado Raso, en verdad no podía dejar de sentirme feliz, ya no tendría que encontrarme únicamente pelando frutas en la cocina, o entrenando sin fin, ya era el momento de encontrarme puertas afuera de la base, me sentía realmente viva este día. Especialmente hoy, en el día del Festival de Buena Fortuna, al fin me habían dejado estar fuera, aunque simplemente fuera para dar una cara bonita a la marina mientras me encontraba entre este festival, pues estaba bastante clara de que esta tenía su propia seguridad, sus propios seguridad privados contratados por los organizadores y tal, pero quien era yo para quejarme de una de las ordenes que daba mi superior, y mas ahora que estoy recién ascendida de rango.
Uno y mil sabores, olores, y colores podían apreciarse en el dichoso festival y entre mis movidas de aquí allá, entre vigilar un lado y otro, siempre que pasaba por un puesto de comida no dudaba en comprar algo rico para comer, no importa si había comido algo recientemente, siempre era maravilloso llenar mi boca y mi estomago con buena comida, incluso compraba galletas o dulces y los guardaba en mis bolsillos, uno nunca sabe cuando se verá con hambre en medio de estas celebraciones y si algún puesto cierra cerca de mí, y no puedo moverme, igual tengo que alimentarme bien.
Podía ver niños felices, que corren de un lado a otro con sus padres, y muchos otros adultos felices, por alguna razón, todos parecían de disfrutar las festividades sin ningún problema y sobre todo el ambiente daba a notar que las cosas pasarían sin alguna situación problemática, y aquello era lo que pasaba por mi mente al ver a tanta gente feliz. Una que otra vez podía ver a uno de mis superiores que pasaba a darnos una ronda para verificar que todo este transcurriendo de la mejor manera posible. Entre el calor del día, las movidas, los puestos de comida y de diversión, mientras me encontraba en guardia escuche a una mujer gritar, desesperada la verdad.
Acomodé mi estoque y mordí rápidamente una de esas galletas que tengo en mis bolsillos para entonces correr hacia esa mujer, en las cercanías no había otro guardia, así que era mi deber acudir a la situación, para ese tipo de situaciones estaba yo allí. En mi familia no sucedía ese tipo de cosas, siempre que salíamos teníamos unos guardias privados que mi padre contrataba, y así fue toda mi infancia a donde quiera que fuera, era la misma situación, pero en aquella época esos guardias solo se daban la tarea de cuidarme a mí, en este momento es mi turno de cuidar de toda la población de esta isla.
—Aquí estoy señora, Soldado Raso Kiwi Stone a sus órdenes. — Me paré delante de la evidentemente preocupada madre, me presenté como la marina me había enseñado y con cuidado me limpié las pocas migajas de galleta que aun tenia en la cara. —¿Su hijo se ha perdido? ¿Dónde fue la ultima vez que lo vio? — Fueron mis evidentes palabras para la madre preocupada, en realidad había mucha gente en este lugar, pero si estaba en esta plaza, no iría mas lejos que eso. —Usted no se preocupe más, la marina se encargará de buscar a su hijo. — Le expliqué. Quizás mi pequeño tamaño daba mucho que desear, pero era lo que había, así había nacido yo, pequeña, de baja estatura, pero me uní a la marina y haría lo que fuera para demostrar mi valía.
Uno y mil sabores, olores, y colores podían apreciarse en el dichoso festival y entre mis movidas de aquí allá, entre vigilar un lado y otro, siempre que pasaba por un puesto de comida no dudaba en comprar algo rico para comer, no importa si había comido algo recientemente, siempre era maravilloso llenar mi boca y mi estomago con buena comida, incluso compraba galletas o dulces y los guardaba en mis bolsillos, uno nunca sabe cuando se verá con hambre en medio de estas celebraciones y si algún puesto cierra cerca de mí, y no puedo moverme, igual tengo que alimentarme bien.
Podía ver niños felices, que corren de un lado a otro con sus padres, y muchos otros adultos felices, por alguna razón, todos parecían de disfrutar las festividades sin ningún problema y sobre todo el ambiente daba a notar que las cosas pasarían sin alguna situación problemática, y aquello era lo que pasaba por mi mente al ver a tanta gente feliz. Una que otra vez podía ver a uno de mis superiores que pasaba a darnos una ronda para verificar que todo este transcurriendo de la mejor manera posible. Entre el calor del día, las movidas, los puestos de comida y de diversión, mientras me encontraba en guardia escuche a una mujer gritar, desesperada la verdad.
Acomodé mi estoque y mordí rápidamente una de esas galletas que tengo en mis bolsillos para entonces correr hacia esa mujer, en las cercanías no había otro guardia, así que era mi deber acudir a la situación, para ese tipo de situaciones estaba yo allí. En mi familia no sucedía ese tipo de cosas, siempre que salíamos teníamos unos guardias privados que mi padre contrataba, y así fue toda mi infancia a donde quiera que fuera, era la misma situación, pero en aquella época esos guardias solo se daban la tarea de cuidarme a mí, en este momento es mi turno de cuidar de toda la población de esta isla.
—Aquí estoy señora, Soldado Raso Kiwi Stone a sus órdenes. — Me paré delante de la evidentemente preocupada madre, me presenté como la marina me había enseñado y con cuidado me limpié las pocas migajas de galleta que aun tenia en la cara. —¿Su hijo se ha perdido? ¿Dónde fue la ultima vez que lo vio? — Fueron mis evidentes palabras para la madre preocupada, en realidad había mucha gente en este lugar, pero si estaba en esta plaza, no iría mas lejos que eso. —Usted no se preocupe más, la marina se encargará de buscar a su hijo. — Le expliqué. Quizás mi pequeño tamaño daba mucho que desear, pero era lo que había, así había nacido yo, pequeña, de baja estatura, pero me uní a la marina y haría lo que fuera para demostrar mi valía.