Jack Silver
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15-11-2024, 12:26 AM
G-31 Base de la Marina, Loguetown
Día 3, Verano del año 724
Día 3, Verano del año 724
Jack dejó escapar un suspiro de satisfacción apenas bajó del barco, estirando sus músculos adormecidos después del viaje. Había aprovechado las horas libres en el barco para mantenerse en forma: flexiones, abdominales y un rato de improvisación con su único brazo, como de costumbre. No tenía intención de perder su disciplina, ni siquiera durante el viaje. Pero ahora que ya había llegado, los sonidos del puerto y el aire fresco lo llenaban de una energía renovada. Estaba listo para dar comienzo a una nueva etapa en Loguetown.
Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando otro recluta se acercó a él, hablando a toda velocidad y sin apenas tomar aire. Su expresión pasó de la sorpresa a una ligera exasperación en cuestión de segundos, mientras el recluta seguía soltando una retahíla interminable sobre la capitana Montpellier, la vida en la Marina, y hasta sus propios fracasos.
—Vale, demasiada información de golpe... Con esa actitud, seguro que eres el alma de la base —dijo Jack con una media sonrisa, medio en broma y medio con intención de que se calmara un poco. El joven, sin embargo, no pareció captar la indirecta y siguió a lo suyo, mientras él solo asentía de vez en cuando, sin realmente escuchar demasiado. "Vaya recibimiento…", pensó, aguantando la charla con más paciencia de la que esperaba tener.
Por fin, llegaron al cuartel, y el joven guía le hizo una seña para entrar al despacho de la capitana. Apenas pudo mentalizarse cuando el chico golpeó la puerta con fuerza. "¿Pero quién se cree que es?", se preguntó divertido, mientras entraba tras él. La capitana Montpellier los observaba con una mirada severa, despidiendo al recluta con una expresión de pocos amigos. Jack evitó reírse mientras el chico se retiraba, claramente avergonzado.
Montpellier lo invitó a sentarse con un gesto, pero él decidió permanecer de pie... quizás por respeto, quizás por orgullo. Sin más rodeos, la capitana le lanzó las preguntas que seguramente llevaba semanas esperando hacer: ¿qué hacía un tipo como él en Loguetown? ¿Qué buscaba en la Marina?
Jack permaneció en su sitio, observando a la capitana directamente a los ojos, manteniendo su usual sonrisa confiada, aunque algo menos desenfadada. No había llegado hasta ahí para andar con rodeos.
—Sí, Jack Silver, señora —comenzó—. Y, mire, sé que no tengo la mejor reputación... Pero estoy aquí porque creo en la justicia. Reconozco que no siempre soy el tipo más disciplinado, ni de los que siguen las reglas a rajatabla, pero estoy aquí porque quiero marcar la diferencia.
Se encogió de hombros, con un gesto despreocupado pero sincero.
—Sé que mi expediente hablará de problemas de "conducta", pero nunca he hecho nada que considere mal o injusto. Solo necesito que me den una oportunidad para demostrarlo, capitana.
Terminó su breve discurso y se quedó en silencio, sin apartar la vista de Montpellier, esperando su respuesta. Era posible que su sinceridad no fuera lo que ella esperaba escuchar, pero era lo único que estaba dispuesto a ofrecer.