Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
15-11-2024, 12:51 AM
Improbable, la única palabra que podía llegar a la cabeza del elegante pirata tras ver como su bella obra maestra había sido interrumpida por su acompañante. Era imposible que su actitud no cambiara al ver como la ejecución de su preciada combinación de pasos elegantes y precisos no había sido suficiente para frenar a la bestia que enfrentaba. Así fue como, todo el éxtasis, disfrute y satisfaccion del pavo real del océano se vio convertida en frustración, su mente se quedo en blanco por un instante, y es que ese simple instante le brindó la ventaja a su oponente para lanzarse como lo hizo, de manera exitosa y sin ningún tipo de oposición, mentalmente Mayura había perdido, pues hasta ese día sus movimientos en combate siempre neutralizaban a sus oponentes a la primera.
Mayura se encontró en una posición inesperada, atrapado bajo la inmensa fuerza de Alpha, con la lanza presionando contra su cuello. La respiración se le cortaba, y la amenaza en los ojos de su oponente se mezclaba con un deseo primitivo y posesivo que era imposible ignorar, eran sentimientos tan intensos que lograron despertar el deseo más primitivo del elegante pirata, trayéndolo de regreso a la realidad. Así es, el Pavo Real del Océano recordó lo que era y por qué no iba a ceder tan fácilmente, al menos no sin dejar en claro que su espíritu era tan indomable como sus palabras.
A pesar de la presión, Mayura dejó escapar una risa suave, casi burlona, como si la situación en la que se encontraba no era lo que pareciera a simple vista. Sus ojos grises, ahora afilados y centelleantes, se fijaron en los de Alpha, sin mostrar ni un atisbo de miedo, el pavo disfrutaba lo que estaba pasando y es probable que quien le ahorcaba lo pudiera sentir por la posición que tenía. — Ah, Alpha, querido, veo que eres un hombre de ambición y deseo… si solo querías estar sobre mí, debiste pedirlo antes… ¿Lo sientes no? Compartimos el mismo deseo. — Sus palabras eran apenas un murmullo, pero lo suficientemente audibles y cargadas de emociones como pasión y satisfacción como para dejar claro que no iba a someterse tan fácilmente a los caprichos de su adversario.
Con un esfuerzo controlado, Mayura intentó aflojar el agarre en su cuello, sus dedos rozando la madera de la lanza mientras mantenía su mirada fija en Alpha, sin apartarse ni un centímetro. — ¿Domarme? ¿Hacerme tuyo? — Repitió, saboreando cada palabra como si fueran notas en una sinfonía de sarcasmo. — No es la primera vez que alguien intenta encadenar a este pavo real… y sé que no serás el último en intentarlo. — Hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran, antes de lanzar una sonrisa irónica. — Pero dime, ¿qué diversión habría en domesticar a alguien como yo, cuando sabes perfectamente que mi naturaleza es tan libre como tu deseo por la fuerza? — sus palabras ya sonaban cortantes por el ahorcamiento, mas eso no cambiaba el tono y la carga de estas.
Sin esperar una respuesta, Mayura utilizó la poca movilidad que le quedaba para con movimientos difíciles, acomodar la posición de Alpha y que este pudiera sentir lo que su intento de neutralización causaba en el pavo, con suerte la sorpresa sería suficiente para desestabilizarlo y tomar el control total del agarre. — Si de verdad deseas conocerme… si de verdad crees que puedes controlar esta… fiera, — dijo, con una mezcla de desafío y picardía — tendrás que esforzarte mucho más. Porque yo, querido Alpha, no me entrego a nadie sin luchar hasta que caiga la última pluma. — Al decir esto, sus manos se moverían discretamente hacia las caderas de Alpha, buscando no lastimarle más si apretarle lo suficiente para poder disfrutar y sentir la imponente fuerza que a pesar de su tamaño, yacía sobre el de la manera más curiosa posible. La sonrisa en su rostro, aún con la presión de la lanza, dejaba claro que, aunque estaba en desventaja, su espíritu y personalidad le permitían disfrutar de la situación.
— Así que, si piensas hacerme tuyo, Alpha, deberás lidiar con todo lo que tengo. — Su voz era un susurro, pero cada palabra cargada de una mezcla de desafío y provocación que solo el Pavo Real del Océano podría manifestar en una situación tan comprometida.
Mayura se encontró en una posición inesperada, atrapado bajo la inmensa fuerza de Alpha, con la lanza presionando contra su cuello. La respiración se le cortaba, y la amenaza en los ojos de su oponente se mezclaba con un deseo primitivo y posesivo que era imposible ignorar, eran sentimientos tan intensos que lograron despertar el deseo más primitivo del elegante pirata, trayéndolo de regreso a la realidad. Así es, el Pavo Real del Océano recordó lo que era y por qué no iba a ceder tan fácilmente, al menos no sin dejar en claro que su espíritu era tan indomable como sus palabras.
A pesar de la presión, Mayura dejó escapar una risa suave, casi burlona, como si la situación en la que se encontraba no era lo que pareciera a simple vista. Sus ojos grises, ahora afilados y centelleantes, se fijaron en los de Alpha, sin mostrar ni un atisbo de miedo, el pavo disfrutaba lo que estaba pasando y es probable que quien le ahorcaba lo pudiera sentir por la posición que tenía. — Ah, Alpha, querido, veo que eres un hombre de ambición y deseo… si solo querías estar sobre mí, debiste pedirlo antes… ¿Lo sientes no? Compartimos el mismo deseo. — Sus palabras eran apenas un murmullo, pero lo suficientemente audibles y cargadas de emociones como pasión y satisfacción como para dejar claro que no iba a someterse tan fácilmente a los caprichos de su adversario.
Con un esfuerzo controlado, Mayura intentó aflojar el agarre en su cuello, sus dedos rozando la madera de la lanza mientras mantenía su mirada fija en Alpha, sin apartarse ni un centímetro. — ¿Domarme? ¿Hacerme tuyo? — Repitió, saboreando cada palabra como si fueran notas en una sinfonía de sarcasmo. — No es la primera vez que alguien intenta encadenar a este pavo real… y sé que no serás el último en intentarlo. — Hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran, antes de lanzar una sonrisa irónica. — Pero dime, ¿qué diversión habría en domesticar a alguien como yo, cuando sabes perfectamente que mi naturaleza es tan libre como tu deseo por la fuerza? — sus palabras ya sonaban cortantes por el ahorcamiento, mas eso no cambiaba el tono y la carga de estas.
Sin esperar una respuesta, Mayura utilizó la poca movilidad que le quedaba para con movimientos difíciles, acomodar la posición de Alpha y que este pudiera sentir lo que su intento de neutralización causaba en el pavo, con suerte la sorpresa sería suficiente para desestabilizarlo y tomar el control total del agarre. — Si de verdad deseas conocerme… si de verdad crees que puedes controlar esta… fiera, — dijo, con una mezcla de desafío y picardía — tendrás que esforzarte mucho más. Porque yo, querido Alpha, no me entrego a nadie sin luchar hasta que caiga la última pluma. — Al decir esto, sus manos se moverían discretamente hacia las caderas de Alpha, buscando no lastimarle más si apretarle lo suficiente para poder disfrutar y sentir la imponente fuerza que a pesar de su tamaño, yacía sobre el de la manera más curiosa posible. La sonrisa en su rostro, aún con la presión de la lanza, dejaba claro que, aunque estaba en desventaja, su espíritu y personalidad le permitían disfrutar de la situación.
— Así que, si piensas hacerme tuyo, Alpha, deberás lidiar con todo lo que tengo. — Su voz era un susurro, pero cada palabra cargada de una mezcla de desafío y provocación que solo el Pavo Real del Océano podría manifestar en una situación tan comprometida.