Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
15-11-2024, 03:06 AM
Un día como otro cualquiera en el que debía de seguir expandiendo las capacidades de Huetali, decidí como otros más ir atravesando la isla por sus calas, playas y caminos en aras de practicar algo de fondo y seguir cogiendo resistencia. El día anterior quedé con ella bien temprano para salir a fuera de la base, algo simple, salir a correr, por lo que nos ataviamos con ropa cómoda y quedamos justo en la puerta del patio principal.
Allí, esperé algunos minutos hasta que la joven apareció, aproveché ese tiempo para realizar algunos estiramientos y calentar el tren inferior. Se notaba hoy que el día se alzaría fresco y apacible, la brisa marina traía agradables aromas salinos y embriagaba todo el lugar, era sin duda todo un lujo para todo aquel que supiera apreciarlo. Unos pasos agitados resonaban desde el interior del cuartel, unos pasos familiares que bajaban las escaleras a toda prisa hasta que al doblarlas, la radiante Huetali con su atuendo marine se dignó al fin a aparecer.
- ¡Sr. Loooooovecraaaaaft! Ayy, ayy, ayyy... Discúlpeme, tuve problemas con el agua caliente esta mañana, también aseo mis pies y mis manos como usted ¡Pero ya estoy lista! ¿Nos vemos? -
Le dediqué una mirada de desaprobación mezclada con fraternidad, ella sabía perfectamente que me incomodaba que me hicieran esperar, pero no podía tampoco ser tan duro con ella, sobre todo porque le estaba cogiendo un gran aprecio, ver como comenzaba su trayectoria como marine y todos los esfuerzos que estaba destinando para serlo me cautivaba.
- Bien, vamos Tali, hoy haremos algo suave para recuperar lo de estos días. -
Con una palmada en su hombro daría por iniciada la marcha, y al trote fuimos entonando el ritmo hasta salir de la base, rodeando esta hacia sus afueras. El agradable paisaje se empezaba a ver junto a algunos estruendos, más allá, 2 grandes figuras parecían resaltar entre una gran explanada verde. Fruncí el ceño exteriorizando mi incredulidad ¿eran gigantes?, podría ser, pues mis ojos no me estaban engañando aún por mi edad.
- ¡Mire señor!... Son 2 gigantes ¡Y DE LA MARIIINAAAA!!! -
- Eso parece Tali ¿quieres que nos acerquemos? -
Le pregunté asumiendo que dada su efusividad no dudaría ni un segundo en ir al encuentro hacia aquellas 2 gigantes. Huetali fue corriendo como una descosida hacia el grupo, ya que otros 2 individuos se encontraban también con ellas, y aunque también parecían portar un uniforme marine, uno de ellos estaba ¿convertido en un lobo?, ¿sería también usuario de una fruta como la mía?
- ¡HOOOOOLAAAAAA!!!! ¡POR EL DEVORADOR!!! ¡QUÉ WAYS SOIS LAS DOS!! -
El ambiente entre ellos parecía comedido y fuera de toda posible amenaza. Huetali daba saltos exclamativos en torno a las grandes envergaduras de las 2 chicas gigantes, mostrando una efusividad inaudita con los propios sobre estímulos de los que era partícipe dada también su edad, algo que me gustaba ver, pues era idílico ver como se adaptaba con el resto a pesar del porqué tuvo que estar aquí. Yo por mi parte, avanzaba con calma hacia todos ellos, fijándome en el chico de cabellos lisos, el cual, desprendía un aura que por causas que desconocía me resultaba familiar y cercana.
Allí, esperé algunos minutos hasta que la joven apareció, aproveché ese tiempo para realizar algunos estiramientos y calentar el tren inferior. Se notaba hoy que el día se alzaría fresco y apacible, la brisa marina traía agradables aromas salinos y embriagaba todo el lugar, era sin duda todo un lujo para todo aquel que supiera apreciarlo. Unos pasos agitados resonaban desde el interior del cuartel, unos pasos familiares que bajaban las escaleras a toda prisa hasta que al doblarlas, la radiante Huetali con su atuendo marine se dignó al fin a aparecer.
- ¡Sr. Loooooovecraaaaaft! Ayy, ayy, ayyy... Discúlpeme, tuve problemas con el agua caliente esta mañana, también aseo mis pies y mis manos como usted ¡Pero ya estoy lista! ¿Nos vemos? -
Le dediqué una mirada de desaprobación mezclada con fraternidad, ella sabía perfectamente que me incomodaba que me hicieran esperar, pero no podía tampoco ser tan duro con ella, sobre todo porque le estaba cogiendo un gran aprecio, ver como comenzaba su trayectoria como marine y todos los esfuerzos que estaba destinando para serlo me cautivaba.
- Bien, vamos Tali, hoy haremos algo suave para recuperar lo de estos días. -
Con una palmada en su hombro daría por iniciada la marcha, y al trote fuimos entonando el ritmo hasta salir de la base, rodeando esta hacia sus afueras. El agradable paisaje se empezaba a ver junto a algunos estruendos, más allá, 2 grandes figuras parecían resaltar entre una gran explanada verde. Fruncí el ceño exteriorizando mi incredulidad ¿eran gigantes?, podría ser, pues mis ojos no me estaban engañando aún por mi edad.
- ¡Mire señor!... Son 2 gigantes ¡Y DE LA MARIIINAAAA!!! -
- Eso parece Tali ¿quieres que nos acerquemos? -
Le pregunté asumiendo que dada su efusividad no dudaría ni un segundo en ir al encuentro hacia aquellas 2 gigantes. Huetali fue corriendo como una descosida hacia el grupo, ya que otros 2 individuos se encontraban también con ellas, y aunque también parecían portar un uniforme marine, uno de ellos estaba ¿convertido en un lobo?, ¿sería también usuario de una fruta como la mía?
- ¡HOOOOOLAAAAAA!!!! ¡POR EL DEVORADOR!!! ¡QUÉ WAYS SOIS LAS DOS!! -
El ambiente entre ellos parecía comedido y fuera de toda posible amenaza. Huetali daba saltos exclamativos en torno a las grandes envergaduras de las 2 chicas gigantes, mostrando una efusividad inaudita con los propios sobre estímulos de los que era partícipe dada también su edad, algo que me gustaba ver, pues era idílico ver como se adaptaba con el resto a pesar del porqué tuvo que estar aquí. Yo por mi parte, avanzaba con calma hacia todos ellos, fijándome en el chico de cabellos lisos, el cual, desprendía un aura que por causas que desconocía me resultaba familiar y cercana.