Alistair
Mochuelo
15-11-2024, 08:57 AM
Había conseguido hacer una división entre Marty y Alfred, algo que le había permitido retomar su protección sobre el médico. De otra manera, si lo hubiese dejado completamente a su suerte, de poco habría servido todo el discurso que les habría soltado antes a los cuatro hermanos. Con la espada por delante, sus acciones habían hablado mucho más de lo que cualquier cantidad de palabras harían jamás.
Sin escapatoria más que nunca, los hermanos habían resumido una posición que no dejaba brecha alguna que pudiera aprovechar con el médico, y si bien el ritmo del combate no le estaba siendo imposible, la cantidad de participantes del lado de los hermanos hacía de este un encuentro problemático en el que debía realizar cada acción con un par de ojos en la nuca si no quería ser pillado en un punto ciego y comerse el asfalto con la boca -o los nudillos de uno de ellos, ya que estamos-. Por eso tuvo que recurrir a una alternativa. "Tiempos desesperados exigen medidas desesperadas", dirían por ahí.
La provocación que el Lunarian había arrojado parecía haber funcionado con la intención oculta que esperaba; no le gustaba recurrir a métodos tan por debajo de la manga, pero hasta que pudiera al menos reducir las manos capaces dentro del lado contrario a la mitad, tendría que tragarse su orgullo y depender de estos métodos sacados de debajo de sus mangas.
— Me aseguraré de recordarlo luego de que acabe con esto. — Una declaración atrevida dada su situación hacia el hermano que le respondió, acompañada de una sonrisa desafiante, pero que pronto recibiría luz para esclarecer sus razones. Parecía que el único sin mostrarse afectado por sus palabras era el de menor estatura de los cuatro, el mismo que se había encargado de comunicarle el nombre del hermano restante. Bien, podía trabajar con ese número, siempre que al menos la mitad de ellos fuesen provocados a realizar movimientos impulsivos que acabaran firmando su sentencia al desgastarse más.
Esperó, y esperó, hasta que Marty realizó el primer movimiento. El objetivo de Alistair no era que ellos atacasen realmente, sino de tenerlos a los cuatro mirando a un sitio, juntos, justo antes de que perdieran completamente de vista al médico, al emplumado y su propio Norte. — ¡Alfred, ahora! — Gritó de un momento a otro, una señal que tan solo el médico y el revolucionario entenderían por la furtiva interacción a espaldas de los hermanos. No le hacía falta mirar para atrás para observar que el médico, siguiendo sus instrucciones, revelaría una granada de humo que el revolucionario le había entregado nada más unos cuantos segundos atrás, pero que ahora probaría ser su mejor oportunidad; el mecanismo era tan simple como tirar de la anilla y arrojar la granada a sus pies, sirviendo como un efectivo epicentro para la densa nube de humo que impediría la visión de todos los presentes en un área efectiva de 10 metros en cada dirección, engullendo el reducido callejón en esa bruma artificial. Las maravillas de la tecnología.
Por supuesto, su acción no se limitó a dar la orden y esperar. Sabía que, incluso sin visión, todo lo que debían hacer los hermanos era avanzar un paso a la vez hasta estar tan cerca como para eliminar la ventaja táctica que la cortina de humo le confería. Por eso, tan pronto dio su orden y las primeras partículas de gas empezaron a llenar el aire, el lunarian se echó para atrás hacia donde estaba Alfred y, en una acción un poco bestia, lo levantó de la camiseta con todos los dedos menos el pulgar de una mano y saltó en vertical los 15 metros que sus piernas le permitían, quedando por encima de la nube de humo junto a Alfred, dando un aletazo brusco que les impulsó hacia el frente y colocando el costado de un filo -de la mano que no sujetaba a Alfred- contra la mochila, procurando que ni la mochila ni sus contenidos se salieran o cayeran y todo fuese para nada.
No, no era un movimiento de huida. Y pronto lo dejaría claro.
Aterrizaría a poco más de once metros de su posición original, justo por fuera de la nube de humo, bajando en picada pero procurando reducir su velocidad gradualmente para dejar a Alfred con cuidado detrás suya nuevamente, además de evitar hacer ruido innecesario. Ahora seguía la segunda parte del plan: Habiendo cumplido el propósito defensivo de la nube, ahora pasaría al ofensivo.
El lunarian respiraría profundo por su nariz, buscando detectar ese inconfundible olor metálico que plagaba cada campo de batalla... El olor a sangre que le diría a gritos la posición de los hermanos dentro de la nube, en especial de quienes estaban bastante mas lastimados -pero sacrificando la visibilidad sobre Morty, quien aún no sustentaba heridas-. Lastimados y enfrentándose a un individuo con una nariz excepcionalmente capaz, eran como peces maltratados en aguas con tiburones hambrientos. Mejor todavía: Estando en un espacio cerrado con una sola salida, la linea lógica de pensamiento sería razonar que el médico y el revolucionario se encontraban cerca de la única salida. Si alguno de ellos actuaba impulsivamente y corría hacia la salida del callejón, recibiría con el pecho lo que Alistair estaba a punto de arrojar.
Levantaría sus espadas detrás de su cabeza en horizontal, reuniría fuerza en sus brazos y torso, y ejecutaría un movimiento semi-circular acompañado por sus tres espadas con suficiente fuerza como para arrojar tres ráfagas de aire que se unirían para formar una sola, avanzando en un patrón de tirabuzón. La técnica era especial en que, con su bizarro patrón de movimiento, le permitiría alcanzar cuantos hermanos pudiera y encontrara a su paso como si de un corte vertical se tratase, fallando completamente en golpear puntos vitales o provocar amputaciones, pero sí generando el suficiente daño físico y dolor como para inhabilitarlos de continuar combatiendo.
En un escenario optimista, tendría que lidiar con tan solo el último, prístino de los hermanos. Y en uno menos optimista, al menos se sacaría de encima a dos de ellos.
Sin escapatoria más que nunca, los hermanos habían resumido una posición que no dejaba brecha alguna que pudiera aprovechar con el médico, y si bien el ritmo del combate no le estaba siendo imposible, la cantidad de participantes del lado de los hermanos hacía de este un encuentro problemático en el que debía realizar cada acción con un par de ojos en la nuca si no quería ser pillado en un punto ciego y comerse el asfalto con la boca -o los nudillos de uno de ellos, ya que estamos-. Por eso tuvo que recurrir a una alternativa. "Tiempos desesperados exigen medidas desesperadas", dirían por ahí.
La provocación que el Lunarian había arrojado parecía haber funcionado con la intención oculta que esperaba; no le gustaba recurrir a métodos tan por debajo de la manga, pero hasta que pudiera al menos reducir las manos capaces dentro del lado contrario a la mitad, tendría que tragarse su orgullo y depender de estos métodos sacados de debajo de sus mangas.
— Me aseguraré de recordarlo luego de que acabe con esto. — Una declaración atrevida dada su situación hacia el hermano que le respondió, acompañada de una sonrisa desafiante, pero que pronto recibiría luz para esclarecer sus razones. Parecía que el único sin mostrarse afectado por sus palabras era el de menor estatura de los cuatro, el mismo que se había encargado de comunicarle el nombre del hermano restante. Bien, podía trabajar con ese número, siempre que al menos la mitad de ellos fuesen provocados a realizar movimientos impulsivos que acabaran firmando su sentencia al desgastarse más.
Esperó, y esperó, hasta que Marty realizó el primer movimiento. El objetivo de Alistair no era que ellos atacasen realmente, sino de tenerlos a los cuatro mirando a un sitio, juntos, justo antes de que perdieran completamente de vista al médico, al emplumado y su propio Norte. — ¡Alfred, ahora! — Gritó de un momento a otro, una señal que tan solo el médico y el revolucionario entenderían por la furtiva interacción a espaldas de los hermanos. No le hacía falta mirar para atrás para observar que el médico, siguiendo sus instrucciones, revelaría una granada de humo que el revolucionario le había entregado nada más unos cuantos segundos atrás, pero que ahora probaría ser su mejor oportunidad; el mecanismo era tan simple como tirar de la anilla y arrojar la granada a sus pies, sirviendo como un efectivo epicentro para la densa nube de humo que impediría la visión de todos los presentes en un área efectiva de 10 metros en cada dirección, engullendo el reducido callejón en esa bruma artificial. Las maravillas de la tecnología.
Por supuesto, su acción no se limitó a dar la orden y esperar. Sabía que, incluso sin visión, todo lo que debían hacer los hermanos era avanzar un paso a la vez hasta estar tan cerca como para eliminar la ventaja táctica que la cortina de humo le confería. Por eso, tan pronto dio su orden y las primeras partículas de gas empezaron a llenar el aire, el lunarian se echó para atrás hacia donde estaba Alfred y, en una acción un poco bestia, lo levantó de la camiseta con todos los dedos menos el pulgar de una mano y saltó en vertical los 15 metros que sus piernas le permitían, quedando por encima de la nube de humo junto a Alfred, dando un aletazo brusco que les impulsó hacia el frente y colocando el costado de un filo -de la mano que no sujetaba a Alfred- contra la mochila, procurando que ni la mochila ni sus contenidos se salieran o cayeran y todo fuese para nada.
No, no era un movimiento de huida. Y pronto lo dejaría claro.
Aterrizaría a poco más de once metros de su posición original, justo por fuera de la nube de humo, bajando en picada pero procurando reducir su velocidad gradualmente para dejar a Alfred con cuidado detrás suya nuevamente, además de evitar hacer ruido innecesario. Ahora seguía la segunda parte del plan: Habiendo cumplido el propósito defensivo de la nube, ahora pasaría al ofensivo.
El lunarian respiraría profundo por su nariz, buscando detectar ese inconfundible olor metálico que plagaba cada campo de batalla... El olor a sangre que le diría a gritos la posición de los hermanos dentro de la nube, en especial de quienes estaban bastante mas lastimados -pero sacrificando la visibilidad sobre Morty, quien aún no sustentaba heridas-. Lastimados y enfrentándose a un individuo con una nariz excepcionalmente capaz, eran como peces maltratados en aguas con tiburones hambrientos. Mejor todavía: Estando en un espacio cerrado con una sola salida, la linea lógica de pensamiento sería razonar que el médico y el revolucionario se encontraban cerca de la única salida. Si alguno de ellos actuaba impulsivamente y corría hacia la salida del callejón, recibiría con el pecho lo que Alistair estaba a punto de arrojar.
Levantaría sus espadas detrás de su cabeza en horizontal, reuniría fuerza en sus brazos y torso, y ejecutaría un movimiento semi-circular acompañado por sus tres espadas con suficiente fuerza como para arrojar tres ráfagas de aire que se unirían para formar una sola, avanzando en un patrón de tirabuzón. La técnica era especial en que, con su bizarro patrón de movimiento, le permitiría alcanzar cuantos hermanos pudiera y encontrara a su paso como si de un corte vertical se tratase, fallando completamente en golpear puntos vitales o provocar amputaciones, pero sí generando el suficiente daño físico y dolor como para inhabilitarlos de continuar combatiendo.
san401
SANTORYU
Ofensiva Activa
Tier 4
No Aprendida
48
2
Empuñando con fuerza sus tres espadas, el usuario trazara un poderoso golpe circular con todas ellas liberando una rafaga de aire a presión ondulante que avanzara dando tirabuzones hasta un alcance de 20 metros, golpeando a todos los objetivos en el camino. Ittōryū: El tamaño del tajo será de unos 40 cm. Viajará a +5 [Tasa de Acierto]. Nitōryū: El tamaño del tajo será de unos 80cm. Contará con 5 metros más de alcance, causará una [Hemorragia leve] y su multiplicador aumentara [+0,2], Santōryū: El tamaño del tajo será de 160cm. Contará con 10 metros más de alcance y su multiplicador aumentara [+0,4],
Golpe Básico + [FUEx2,6] de [Daño cortante]
En un escenario optimista, tendría que lidiar con tan solo el último, prístino de los hermanos. Y en uno menos optimista, al menos se sacaría de encima a dos de ellos.