Byron
Hizashi
16-11-2024, 06:26 PM
Cuando Byron sacó su tarjeta frente al Trago del Marinero, el local de artesanía situado en la plaza del patíbulo, y se la mostraba a Kael, pudo sentir una mirada punzante tras el vidrio que formaban las ventanas de aquel negocio. Ante esto, solo arqueó una ceja, y sintió como su curiosidad le afirmaba que se encontraban en el lugar indicado, aunque no vio perturbado su discurso y siguió dando contexto a su fiel camarada, después de todo el joven espadachín se tenía a sí mismo en alta consideración después de lo ocurrido en los rincones más ocultos del Casino Missile, él, bajo su criterio, era un pez gordo vestido de cordero, oculto en el anonimato que daban las profundidades.
Así, con completa confianza en sus capacidades, y con un gesto imperturbable posó una de sus manos sobre la puerta de madera pulida y trabajada de forma artesanal, cosa obvia que mostrase esos acabados teniendo en cuenta a que se dedicaban tras aquella entrada. Fue entonces cuando sintió la mano de su compañero en su hombro, haciéndole girar su cabeza para encontrarse con su parche y su ojo, sabía que significaba esa mirada, el encapuchado estaba listo y alerta para cualquier cosa que pudiese suceder. Con la mano que no tenía posada sobre la puerta, le dio unas palmaditas de aprobación a la que Kael usaba para agarrar su hombro, y seguidamente, tras aguantarle la mirada unos segundos, le guiñó uno de sus ojos violetas mientras le sacaba la lengua de forma juguetona, dándole a entender que todo saldría bien.
Con el peculiar sonido de la puerta abriéndose, atravesaron juntos el umbral, mientras Byron sentía la aguda mirada de su camarada a su espalda, vigilando cualquier tipo de movimiento que pudiese ponernos en problemas. Entonces, frente a ellos, y presidiendo la sala una belleza pelirroja algo avanzada en edad, ataviada con un elegante que combinaba el blanco y tonos violetas pastel.
- Joder con la madura...- Murmuró el muchacho sin poder evitarlo, a pesar de ser mucho más mayor que él, no le importaría hincarle el diente, después de todo, la edad viene con muchos años de experiencia.
A pesar de parecer más pendiente de fijarse en todos los detalles de su cuerpo e imaginar situaciones poco honorables, el capitán escuchaba con atención mientras se apoyaba en uno de los muebles del establecimiento. Parecían querer simplemente aprovecharse de ellos, usarlos como señuelos para que uno de los presentes consiguiese entregar de forma exitosa el paquete que se le fuese otorgado en el lugar que se le indicase. El joven no parecía muy contento por la idea, él estaba destinado a protagonizar las grandes citas, más no dejó ver su resignación al entender que esto no era más que una oportunidad para seguir oculto. No era lo que tenía en mente, más era algo aceptable.
Asintió con la cabeza cuando uno de los presentes se acercó a darle la carta con su objetivo, y en cuanto se siguió con su ruta de entrega abrió el sobre, leyendo el contenido. La Marisquería Agua Dulce, junto a los astilleros en los que se produjo él atentando, sonrió de forma sutil, pues sin esperarlo, probablemente tendría un asiento más privilegiado en aquella función. Arrugó el papel entre sus manos y lo guardó en su bolsillo trasero, y mientras el resto comenzaba a prepararse para salir a cumplir su cometido, el capitán esperó un poco más, inmóvil observando a la dama de arriba abajo. Kael le hizo un gesto para indicar su retirada, y este le despidió chocando su puño contra su pecho de forma amistosa, dándole confianza y el conocimiento de que sabía que él lo conseguiría.
Finalmente, en cuanto solo quedaban él y la pelirroja, además de varios miembros de la organización a la que pertenecía esa mujer, alzó el brazo para llamar su atención y lanzar su duda.
- Preciosa. ¿Sabe la persona cuándo es carnada y cuándo es la pieza fundamental? - Preguntó mientras posaba sus ojos violetas en los suyos y esperaba la respuesta.
Tras ser contestado, se incorporó, y puso finalmente camino hacia el astillero para recoger la mercancía que le habían encargado, no sabía exactamente donde ir, pero pensando a que se dedicaban en el lugar, por asociación pensó que se encontrarían cerca del embarcadero, y así, tras una tímida rascada de entrepierna, comenzó a caminar.
Así, con completa confianza en sus capacidades, y con un gesto imperturbable posó una de sus manos sobre la puerta de madera pulida y trabajada de forma artesanal, cosa obvia que mostrase esos acabados teniendo en cuenta a que se dedicaban tras aquella entrada. Fue entonces cuando sintió la mano de su compañero en su hombro, haciéndole girar su cabeza para encontrarse con su parche y su ojo, sabía que significaba esa mirada, el encapuchado estaba listo y alerta para cualquier cosa que pudiese suceder. Con la mano que no tenía posada sobre la puerta, le dio unas palmaditas de aprobación a la que Kael usaba para agarrar su hombro, y seguidamente, tras aguantarle la mirada unos segundos, le guiñó uno de sus ojos violetas mientras le sacaba la lengua de forma juguetona, dándole a entender que todo saldría bien.
Con el peculiar sonido de la puerta abriéndose, atravesaron juntos el umbral, mientras Byron sentía la aguda mirada de su camarada a su espalda, vigilando cualquier tipo de movimiento que pudiese ponernos en problemas. Entonces, frente a ellos, y presidiendo la sala una belleza pelirroja algo avanzada en edad, ataviada con un elegante que combinaba el blanco y tonos violetas pastel.
- Joder con la madura...- Murmuró el muchacho sin poder evitarlo, a pesar de ser mucho más mayor que él, no le importaría hincarle el diente, después de todo, la edad viene con muchos años de experiencia.
A pesar de parecer más pendiente de fijarse en todos los detalles de su cuerpo e imaginar situaciones poco honorables, el capitán escuchaba con atención mientras se apoyaba en uno de los muebles del establecimiento. Parecían querer simplemente aprovecharse de ellos, usarlos como señuelos para que uno de los presentes consiguiese entregar de forma exitosa el paquete que se le fuese otorgado en el lugar que se le indicase. El joven no parecía muy contento por la idea, él estaba destinado a protagonizar las grandes citas, más no dejó ver su resignación al entender que esto no era más que una oportunidad para seguir oculto. No era lo que tenía en mente, más era algo aceptable.
Asintió con la cabeza cuando uno de los presentes se acercó a darle la carta con su objetivo, y en cuanto se siguió con su ruta de entrega abrió el sobre, leyendo el contenido. La Marisquería Agua Dulce, junto a los astilleros en los que se produjo él atentando, sonrió de forma sutil, pues sin esperarlo, probablemente tendría un asiento más privilegiado en aquella función. Arrugó el papel entre sus manos y lo guardó en su bolsillo trasero, y mientras el resto comenzaba a prepararse para salir a cumplir su cometido, el capitán esperó un poco más, inmóvil observando a la dama de arriba abajo. Kael le hizo un gesto para indicar su retirada, y este le despidió chocando su puño contra su pecho de forma amistosa, dándole confianza y el conocimiento de que sabía que él lo conseguiría.
Finalmente, en cuanto solo quedaban él y la pelirroja, además de varios miembros de la organización a la que pertenecía esa mujer, alzó el brazo para llamar su atención y lanzar su duda.
- Preciosa. ¿Sabe la persona cuándo es carnada y cuándo es la pieza fundamental? - Preguntó mientras posaba sus ojos violetas en los suyos y esperaba la respuesta.
Tras ser contestado, se incorporó, y puso finalmente camino hacia el astillero para recoger la mercancía que le habían encargado, no sabía exactamente donde ir, pero pensando a que se dedicaban en el lugar, por asociación pensó que se encontrarían cerca del embarcadero, y así, tras una tímida rascada de entrepierna, comenzó a caminar.