Ares Brotoloigos
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16-11-2024, 07:32 PM
(Última modificación: 16-11-2024, 07:34 PM por Ares Brotoloigos.)
Día 1 de Otoño del 723
Hacía ya una hora, más o menos, que había terminado su turno. Lo suyo es que, como el resto, se fuese a descansar para estar fresco a la mañana siguiente. Pero estaba lo suficientemente espabilado todavía como para apetecerle ir a tomar algo. Así que aprovechó que la luna llena todavía iluminaba parcialmente las calles de Loguetown para escabullirse entre los claroscuros hacia algunos callejones que ya conocía de antemano. Iba ataviado con ropas oscuras, sin ningún distintivo que lo distinguiese como un marine, por lo que podía ir perfectamente de incógnito sin que nadie le molestase. Al menos en primera instancia, pues sí era muy consciente que alguien con unos distintivos raciales como los suyos, solía llamar bastante la atención.
— ¿Qué hay? — Saludó cuando se metió en una de las tabernas a las que solía acudir cuando le apetecían un par de buenos tragos y para pasar el rato. Era un beneficio a partes iguales, también con su propio trabajo.
No solo era un lugar para emborracharse o beber, sino también para recabar información. Ya que no sabía leer ni escribir, tenía que hacerlo todo de oídas y, al menos para Ares, era lo mejor. Lo llevaba haciendo toda la vida y ya estaba habituado. Con paso seguro y con el vaivén característico de su larga cola reptiliana mientras caminaba, acortó distancias hasta llegar a uno de los taburetes que había frente a la barra, donde se sentó con tranquilidad. Tras intercambiar un par de palabras con el dueño del local, pidió un ron cargado. No era muy especialito con las bebidas, en ese sentido, aunque había unas que le gustaban más que otras. Tampoco le molestaba el tumulto bullicioso del interior del establecimiento.
Era consciente de que recibía algunas miradas las cuales ahora mismo ignoraba. Tenía ganas de pelea, obviamente, pero ahora estaba bastante a gusto y relajado bebiendo. El alcohol, por fortuna, a veces le ayudaba a minimizar un poco esas ansias que tenía, en ocasiones, por la sangre.
Por otro lado, el tabernero ya le conocía, sobre todo por la asiduidad, así que tampoco le preocupaba mucho al respecto. Aunque sí era verdad que Ares ya se había ganado más de un aviso por buscapleitos. Y, en otras ocasiones, por sacar de un par de patadas a los que estuviesen molestando demasiado.