Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
Hoy, 02:38 AM
Era interesante observar las reacciones no verbales de una persona, especialmente cuando esta era ¿Cómo decirlo? Un facsímil de mi persona, aunque este hombre rezumaba sarcasmo, acritud, que no solo estaban relacionadas con sus reacciones hacia mí, sino que destilaban con facilidad el tipo de sentimientos que se escondían debajo, claro, no hacía falta que lo demuestre por medio de su cuerpo cuando lo hacía por sus palabras. Escuché atentamente su sombrío y taciturno discurso acerca de su ir y venir, así como el motivo por el cual bebía como si fuese una esponja apenas comenzando el día, aunque me cuestionaba a mí mismo la pregunta que le hice, después de todo no hacía más que exudar su móvil. Vi como el alcohol bajaba de la botella hacia su garganta, porque ¿Para qué usar la copa que tenía en la mano?
La risa que escapó de esa misma garganta unos momentos después fue un tanto… Llamativa sin duda, no por lo sonora que era, sino por lo maníaca que parecía. Ah… Definitivamente debía pensar mejor cuando me ponía a hablar con músicos morenos extraños, esto posiblemente acabaría mal, pero aún así tenía curiosidad y no saciarla sería… Pecado. Tomé la botella de ron de sus manos, la mueca en su cara hablaba mucho de lo, graciosamente, no dicho, aquello que no salía por sus labios.
. – Eh, creo que tenemos a un rey del drama por aquí. –Bromeé, sirviéndome un vaso para devolverle la botella y que continúe bebiendo a su gusto– Es algo… Fuerte decir que estás muerto ¿No crees? ¿Qué es… Lo que te hace pensar de ese modo?
¿Cómo es que una persona llega a pensar que está muerta por dentro? Bueno, tenía una idea bastante nítida del porque, después de todo había presenciado escenas que podían llegar a quitarle las ganas de vivir a cualquiera en esta aventura que es la vida. La verdad, tampoco era muy complicado saber qué le había pasado al chico a mi lado, al menos parte de lo que le había pasado, y que había quedado tatuado en su piel, tomando la forma de grotescas cicatrices en la piel, que parecía padecer constantemente el fuego. Por el poco aprecio que se tenía este muchacho a sí mismo, no tenía duda que sería capaz de infringirse heridas al cumplir con misiones encargadas o seleccionadas.
El movimiento del vaso en sus manos me llamó la atención, el gesto de consideración y reflexión típico de muchas personas, al parecer estaba haciéndolo con detenimiento, supuse, por su actitud, que lo que sopesaba es si era o no beneficioso para él, como lo haría cualquiera con dos dedos de frente, excepto aquellas personas impulsivas que se arrojaban rápidamente a la acción, sin importarles las consecuencias de sus actos, ya fuesen buenos o malos. Podía ser de lo más paciente, por lo que aguardé a que él tuviera su respuesta mientras comía varias porciones de mi pedido con apetito voraz, después de todo tenía que reponerme después de estar en altamar durante un largo período, y comer lo que servía el cocinero de la nave que, por cierto, parecía querer liquidar a los tripulantes por el sabor y aspecto de sus creaciones.
Cuando respondió volví mis ojos hacia él y alcé una ceja– Claro, por supuesto “no esperas nada” por eso estás tan a la defensiva. –Mi sonrisa se crispó ligeramente, volviéndose socarrona– Esa es una visión bastante sesgada de las personas, hay personas amables después de todo, pero si tienes visión de túnel no eres capaz de ver nada fuera de eso.
Expliqué, indiferente al suspenso que había creado, los silencios era algo que había dominado hace mucho, vienen con cierta energía que es necesaria domar en algún momento, para que las cosas no se escapen de las manos de las personas. Por eso mi ceja se mantuvo en su lugar antes de extender la mano y agarrar una raba para llevármela a la boca y comerla con calma a la par que prestaba atención a lo que tenía que decir, que era mucho, por cierto, especialmente en cuanto a las suposiciones que hacía de mi persona desde que puse un pie en el bar hasta ahora, se había formado una imagen bastante curiosa de mi para solo llevar cinco minutos hablando ¿O diez? Alcancé una servilleta para limpiarme los dedos de los aceites de la comida, así como de las migas de pan frito que se habían pegado.
. – Lo haces parecer como si fuese por los puertos buscando gente asocial para adoptarla y aprovecharme de ellos. –Arrugué la nariz ante la solo idea– Me alegro que hayas formado un escenario tan excesivamente complicado en esa linda y oscura cabeza tuya, pero, si quieres que sea directo, lo único que quería era un poco de ron a cambio de comida y socializar un poco, no te inventes tantas historias, esto no es una tragedia griega. –Agité mi mano en un gesto desdeñoso– Pero si estás en lo cierto, te escuché hablando con la posadera, por cierto, no es tan difícil, no hablas precisamente en voz baja, además ¿Quién dice que no eres tú quien indujo que dirija mi atención hacia ti con esa conversación? Si supusiste tanto con solo ver mis alas.
Mastiqué suavemente otra raba.
. – Sino quieres que tus charlas atraigan la atención de los extraños, entonces deberías hacer que esas lindas cuerdas vocales, que debes dominar fácilmente, bajen unas octavas, porque no soy el único que escucha, esto es una taberna, no una iglesia, los chismes y la información corren. –Pasé los dedos por entre las plumas, acicalándome– Ahora que te inventaste una historia completa sobre mi supuesto interés en ti ¿Qué es lo que quieres? Porque eres tú el que busca trabajo, no yo, pero podría hacer de facilitador si eso quieres, así que deja de sentirte tan… Resentido, por algo que quieres, no es culpa mía sino quieres preguntármelo.
La risa que escapó de esa misma garganta unos momentos después fue un tanto… Llamativa sin duda, no por lo sonora que era, sino por lo maníaca que parecía. Ah… Definitivamente debía pensar mejor cuando me ponía a hablar con músicos morenos extraños, esto posiblemente acabaría mal, pero aún así tenía curiosidad y no saciarla sería… Pecado. Tomé la botella de ron de sus manos, la mueca en su cara hablaba mucho de lo, graciosamente, no dicho, aquello que no salía por sus labios.
. – Eh, creo que tenemos a un rey del drama por aquí. –Bromeé, sirviéndome un vaso para devolverle la botella y que continúe bebiendo a su gusto– Es algo… Fuerte decir que estás muerto ¿No crees? ¿Qué es… Lo que te hace pensar de ese modo?
¿Cómo es que una persona llega a pensar que está muerta por dentro? Bueno, tenía una idea bastante nítida del porque, después de todo había presenciado escenas que podían llegar a quitarle las ganas de vivir a cualquiera en esta aventura que es la vida. La verdad, tampoco era muy complicado saber qué le había pasado al chico a mi lado, al menos parte de lo que le había pasado, y que había quedado tatuado en su piel, tomando la forma de grotescas cicatrices en la piel, que parecía padecer constantemente el fuego. Por el poco aprecio que se tenía este muchacho a sí mismo, no tenía duda que sería capaz de infringirse heridas al cumplir con misiones encargadas o seleccionadas.
El movimiento del vaso en sus manos me llamó la atención, el gesto de consideración y reflexión típico de muchas personas, al parecer estaba haciéndolo con detenimiento, supuse, por su actitud, que lo que sopesaba es si era o no beneficioso para él, como lo haría cualquiera con dos dedos de frente, excepto aquellas personas impulsivas que se arrojaban rápidamente a la acción, sin importarles las consecuencias de sus actos, ya fuesen buenos o malos. Podía ser de lo más paciente, por lo que aguardé a que él tuviera su respuesta mientras comía varias porciones de mi pedido con apetito voraz, después de todo tenía que reponerme después de estar en altamar durante un largo período, y comer lo que servía el cocinero de la nave que, por cierto, parecía querer liquidar a los tripulantes por el sabor y aspecto de sus creaciones.
Cuando respondió volví mis ojos hacia él y alcé una ceja– Claro, por supuesto “no esperas nada” por eso estás tan a la defensiva. –Mi sonrisa se crispó ligeramente, volviéndose socarrona– Esa es una visión bastante sesgada de las personas, hay personas amables después de todo, pero si tienes visión de túnel no eres capaz de ver nada fuera de eso.
Expliqué, indiferente al suspenso que había creado, los silencios era algo que había dominado hace mucho, vienen con cierta energía que es necesaria domar en algún momento, para que las cosas no se escapen de las manos de las personas. Por eso mi ceja se mantuvo en su lugar antes de extender la mano y agarrar una raba para llevármela a la boca y comerla con calma a la par que prestaba atención a lo que tenía que decir, que era mucho, por cierto, especialmente en cuanto a las suposiciones que hacía de mi persona desde que puse un pie en el bar hasta ahora, se había formado una imagen bastante curiosa de mi para solo llevar cinco minutos hablando ¿O diez? Alcancé una servilleta para limpiarme los dedos de los aceites de la comida, así como de las migas de pan frito que se habían pegado.
. – Lo haces parecer como si fuese por los puertos buscando gente asocial para adoptarla y aprovecharme de ellos. –Arrugué la nariz ante la solo idea– Me alegro que hayas formado un escenario tan excesivamente complicado en esa linda y oscura cabeza tuya, pero, si quieres que sea directo, lo único que quería era un poco de ron a cambio de comida y socializar un poco, no te inventes tantas historias, esto no es una tragedia griega. –Agité mi mano en un gesto desdeñoso– Pero si estás en lo cierto, te escuché hablando con la posadera, por cierto, no es tan difícil, no hablas precisamente en voz baja, además ¿Quién dice que no eres tú quien indujo que dirija mi atención hacia ti con esa conversación? Si supusiste tanto con solo ver mis alas.
Mastiqué suavemente otra raba.
. – Sino quieres que tus charlas atraigan la atención de los extraños, entonces deberías hacer que esas lindas cuerdas vocales, que debes dominar fácilmente, bajen unas octavas, porque no soy el único que escucha, esto es una taberna, no una iglesia, los chismes y la información corren. –Pasé los dedos por entre las plumas, acicalándome– Ahora que te inventaste una historia completa sobre mi supuesto interés en ti ¿Qué es lo que quieres? Porque eres tú el que busca trabajo, no yo, pero podría hacer de facilitador si eso quieres, así que deja de sentirte tan… Resentido, por algo que quieres, no es culpa mía sino quieres preguntármelo.