Kobeni
Agente K
17-11-2024, 06:42 AM
Loguetown, una enorme isla con una gran urbanización que a menudo resultaba siendo la última parada de las bandas de piratas antes de embarcarse a la gran, pero desafiante aventura que resulta viajar por la Grand Line. La ciudad siempre se encontraba llena de ruido y sus calles eran muy animadas por la enorme cantidad de gente transitando, el tráfico siempre se intensifica más allá del mediodía cuando las personas salen a hacer sus compras, dar paseos o simplemente tomar el aire fresco.
En esta isla se ubicaba la familia Higashiyama, una reconocida familia de herreros que ya eran asediados desde la mañana por distinta clase de personas buscando mejorar su equipo, lo que nadie sabe es el mayor secreto que esconde la familia y es que éstos son integrantes del Cipher Pol, la organización secreta del Gobierno Mundial encargada de hacer cumplir la ley de una forma más oscura que la Marina, sirviendo el grupo como una organización anti insurgencia más que nada.
Y una de sus integrantes más jóvenes era Kobeni, una Cipher Pol novata de la segunda agencia de la organización, solo un escalón arriba de lo más bajo. Su mayor sueño era alcanzar el CP9 y ser el orgullo de su familia tal cual lo era su hermana, quien ya ostentaba el rango que pocos CP logran alcanzar. Por esta razón, la joven peli marrón siempre estaba a la espera de nuevas misiones, no eran las misiones más importantes o peligrosas como las que seguramente llevaba su hermana, pero hacerlas la llenaban de experiencia y fuerza, algo necesario para seguir ascendiendo en la jerarquía del CP.
A horas de la mañana rozando el mediodía, Kobeni estaba en un lugar alejado de Loguetown, a sus afueras para ser más precisos, ella estaba con la espalda recargada en un árbol que le entregaba una relajante sombra, cubriéndola a su vez de los rayos solares que, en contacto constante, dañaban la piel. La muchacha esperaba pacientemente a quien había sido hasta ese momento una especie de informante, una conexión entre ella y los altos mandos del Cipher Pol. A él era a quien le rendía cuentas y recibía órdenes, y hablando del hombre, éste apareció como un ninja, de una forma tan sigilosa que pocos podrían haberlo escuchado si no tenían el oído desarrollado.
Aquel hombre enmascarado y vestido de negro como la mayor parte de los integrantes del Cipher Pol se acercó a Kobeni y estos dos empezaron una charla, en teoría, secreta. La CP2 compartía todos los detalles de su reciente misión con él, el enmascarado parecía contento por el éxito de Kobeni y se notaba con su postura relajada y su mirada amable, muy diferente a la mirada asesina y la postura intimidante que suele tener. Cuando Kobeni culminó, el hombre asintió mientras daba leves aplausos con sus manos antes de darse la vuelta y sin decir nada, desaparecer del lugar a una velocidad apenas perceptible para el ojo común.
Si bien no mencionó nada, Kobeni se hizo la idea de que recibió la aprobación del enmascarado, aquel tipo tan misterioso era un dolor de cabeza al querer saber que piensa o que quiere expresar, bien pudo haber aplaudido, pero talvez algo le molestó, quien sabe, lo único seguro es su cambio de mirada y postura respecto a cómo es realmente. Sin nada más que hacer en aquel marginado lugar, Kobeni se disponía a retirarse de la zona, pero a lo lejos pudo visualizar a un chico de cabello negro y corte en puntas, vestido con un uniforme extraño y una mochila llena de armas a sus espaldas, al ser ella la única ahí, indudablemente tendría que cruzar palabra con él, o eso pensaba ella.
Las piernas de la chica se movieron con lentitud mientras la suela de sus zapatos deportivos pisaba la fina hierba del suelo, su vestimenta era la misma del enmascarado, quitando la máscara, claro, con aquel traje negro, el saco abierto del pecho para mostrar una camisa blanca y una corbata negra — Pocos conocen esta zona tan marginada ¿A que has venido? — Habló en voz baja una vez estaba a escasos metros de Megumi, a su lado izquierdo, si había sido escuchada o no, no lo sabía, pero tampoco le sorprendería que no fuese así, estaba acostumbrada a recibir comentarios sobre como debería alzar su tono de voz.
En esta isla se ubicaba la familia Higashiyama, una reconocida familia de herreros que ya eran asediados desde la mañana por distinta clase de personas buscando mejorar su equipo, lo que nadie sabe es el mayor secreto que esconde la familia y es que éstos son integrantes del Cipher Pol, la organización secreta del Gobierno Mundial encargada de hacer cumplir la ley de una forma más oscura que la Marina, sirviendo el grupo como una organización anti insurgencia más que nada.
Y una de sus integrantes más jóvenes era Kobeni, una Cipher Pol novata de la segunda agencia de la organización, solo un escalón arriba de lo más bajo. Su mayor sueño era alcanzar el CP9 y ser el orgullo de su familia tal cual lo era su hermana, quien ya ostentaba el rango que pocos CP logran alcanzar. Por esta razón, la joven peli marrón siempre estaba a la espera de nuevas misiones, no eran las misiones más importantes o peligrosas como las que seguramente llevaba su hermana, pero hacerlas la llenaban de experiencia y fuerza, algo necesario para seguir ascendiendo en la jerarquía del CP.
A horas de la mañana rozando el mediodía, Kobeni estaba en un lugar alejado de Loguetown, a sus afueras para ser más precisos, ella estaba con la espalda recargada en un árbol que le entregaba una relajante sombra, cubriéndola a su vez de los rayos solares que, en contacto constante, dañaban la piel. La muchacha esperaba pacientemente a quien había sido hasta ese momento una especie de informante, una conexión entre ella y los altos mandos del Cipher Pol. A él era a quien le rendía cuentas y recibía órdenes, y hablando del hombre, éste apareció como un ninja, de una forma tan sigilosa que pocos podrían haberlo escuchado si no tenían el oído desarrollado.
Aquel hombre enmascarado y vestido de negro como la mayor parte de los integrantes del Cipher Pol se acercó a Kobeni y estos dos empezaron una charla, en teoría, secreta. La CP2 compartía todos los detalles de su reciente misión con él, el enmascarado parecía contento por el éxito de Kobeni y se notaba con su postura relajada y su mirada amable, muy diferente a la mirada asesina y la postura intimidante que suele tener. Cuando Kobeni culminó, el hombre asintió mientras daba leves aplausos con sus manos antes de darse la vuelta y sin decir nada, desaparecer del lugar a una velocidad apenas perceptible para el ojo común.
Si bien no mencionó nada, Kobeni se hizo la idea de que recibió la aprobación del enmascarado, aquel tipo tan misterioso era un dolor de cabeza al querer saber que piensa o que quiere expresar, bien pudo haber aplaudido, pero talvez algo le molestó, quien sabe, lo único seguro es su cambio de mirada y postura respecto a cómo es realmente. Sin nada más que hacer en aquel marginado lugar, Kobeni se disponía a retirarse de la zona, pero a lo lejos pudo visualizar a un chico de cabello negro y corte en puntas, vestido con un uniforme extraño y una mochila llena de armas a sus espaldas, al ser ella la única ahí, indudablemente tendría que cruzar palabra con él, o eso pensaba ella.
Las piernas de la chica se movieron con lentitud mientras la suela de sus zapatos deportivos pisaba la fina hierba del suelo, su vestimenta era la misma del enmascarado, quitando la máscara, claro, con aquel traje negro, el saco abierto del pecho para mostrar una camisa blanca y una corbata negra — Pocos conocen esta zona tan marginada ¿A que has venido? — Habló en voz baja una vez estaba a escasos metros de Megumi, a su lado izquierdo, si había sido escuchada o no, no lo sabía, pero tampoco le sorprendería que no fuese así, estaba acostumbrada a recibir comentarios sobre como debería alzar su tono de voz.