Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Diario] [Diario] En busca de los revolucionarios. Primer día.
Irina Volkov
Witch Eye
Irina se encontraba bajo el tenue brillo de una farola, observando los suburbios de Logue Town con la misma frialdad meticulosa que dedicaba a cada uno de sus objetivos. Su figura delgada estaba envuelta en un abrigo negro, discreto y ajustado, diseñado para el trabajo que se avecinaba. En su rostro no había rastro de emoción, solo la serena concentración de quien planea cada movimiento como si fuera una jugada en un ajedrez mortal. En sus manos, unos guantes finos de cuero negro escondían las cicatrices del pasado, mientras que sus ojos oscuros, afilados como cuchillas, se clavaban en el edificio que vigilaba desde la sombra. El objetivo era un viejo almacén en los límites de la ciudad, aparentemente abandonado, pero que en realidad albergaba a los restos de una célula rebelde que Irina ya había desmantelado parcialmente. La información obtenida en su misión anterior indicaba que el líder, Milo Crane, había reunido a los últimos elementos de la facción para reagruparse y tramar una respuesta violenta. Irina, como siempre, no les daría la oportunidad. Se deslizó por las calles desiertas, moviéndose con la precisión de una sombra viva. Había memorizado el esquema del lugar y las posiciones de los guardias en cuestión de minutos, un ejercicio que se le daba con una naturalidad inquietante. En una pequeña bolsa en su cintura llevaba herramientas que variaban desde ganzúas hasta pequeñas cápsulas de gas somnífero, cada una preparada para responder a un imprevisto. No las necesitó. Un par de movimientos certeros, silenciosos como el aleteo de un cuervo, bastaron para dejar fuera de combate a los dos hombres que custodiaban la entrada principal. Irina, como siempre, prefería no dejar rastros visibles. ¡Lo haría! Dentro del edificio, el ambiente era oscuro y sofocante, lleno de murmullos apagados. Los rebeldes no sabían que su fin estaba a pocos pasos de distancia. Irina ajustó un pequeño auricular en su oído, conectado a una fuente de ruido blanco que cubría cualquier sonido accidental. Avanzó por el pasillo central, evaluando cada puerta cerrada y cada rincón potencialmente peligroso con la precisión de un depredador acechando a su presa. A pocos metros, el eco de una voz familiar captó su atención. Cristo Je hablaba con tono grave, dando instrucciones a sus hombres. Era un discurso motivador, cargado de promesas vacías sobre libertad y justicia. Irina esbozó una sonrisa casi imperceptible. Había oído discursos así tantas veces que ya no le causaban impresión.

Con movimientos calculados, colocó pequeñas cargas explosivas en puntos estratégicos de la estructura, suficientes para sembrar el caos y cortar las vías de escape. Sabía que Cristo debía ser neutralizado antes de que la confusión se disipara, y planeaba ejecutar el golpe con precisión quirúrgica. En cuestión de minutos, todo estaba en su lugar. Con un leve toque en un dispositivo escondido bajo la manga, activó las cargas, que detonaron con un estruendo contenido. El sonido resonó como un trueno ahogado, suficiente para alertar a los rebeldes y hacerlos correr en todas direcciones, como ratas en un barco que se hunde. Irina ya estaba en la sala principal cuando Milo apareció, rodeado de dos hombres armados. La tensión se podía cortar con un cuchillo.

Cristo Je. —Dijo Irina con una voz firme y gélida que llenó el espacio— Tu tiempo se acabó.

El líder rebelde la miró con una mezcla de desconcierto y furia, como si no pudiera comprender cómo alguien había llegado hasta él sin ser detectado. Dio una orden rápida, pero antes de que sus hombres pudieran reaccionar, Irina ya había desenfundado una daga y arrojado una cápsula de gas que los dejó incapacitados en segundos. Cristo intentó escapar, pero Irina fue más rápida. Lo inmovilizó con un movimiento preciso y lo redujo con la misma eficiencia despiadada que había demostrado en tantas ocasiones. Cuando la última chispa de resistencia en sus ojos se apagó, ella lo dejó en el suelo, inerte, y salió del almacén antes de que el caos que había orquestado se calmara. Horas más tarde, Irina estaba de vuelta en el cuartel general del Cipher Pol, de pie frente a la misma sala de reuniones que había visitado semanas atrás. Los guardias le abrieron la puerta, y una vez más, se encontró rodeada de las figuras uniformadas que evaluaban cada uno de sus movimientos con frialdad analítica. Al sentarse, el superior principal, el hombre de cabello plateado, habló primero. —Agente Irina, otra misión impecable. Tu intervención en los suburbios de Logue Town ha eliminado completamente la amenaza restante. Cristo Je era un problema pendiente, y ahora podemos tacharlo de nuestra lista gracias a ti.— Irina asintió con calma, manteniendo su expresión serena. —La operación se desarrolló como se esperaba. La célula rebelde estaba desorganizada, y una vez que se eliminó a Cristo, el resto del grupo quedó neutralizado. No hubo necesidad de bajas civiles ni confrontaciones directas —informó con la precisión de un reloj suizo.

Los oficiales intercambiaron miradas de aprobación. Uno de ellos, el hombre de la cicatriz en la mejilla, intervino. —Has demostrado una vez más que tu habilidad para planificar y ejecutar estas operaciones es insuperable. Eliminaste al líder y destruiste la moral de su grupo en una sola noche. Es exactamente lo que necesitamos de agentes como tú.— Irina mantuvo la compostura, pero cada palabra reforzaba su convicción de que estaba cumpliendo con su propósito. Otro oficial, más joven pero igual de severo, agregó —Es notable cómo logras mantener el control absoluto en situaciones de alta tensión. El informe detalla tus acciones, y cada paso parece calculado hasta el último detalle. Ese nivel de precisión es lo que diferencia a los agentes de élite de los ordinarios.— El superior principal se inclinó ligeramente hacia ella. —Agente Irina, tu desempeño ha sido excepcional una vez más. El Cipher Pol confía plenamente en tus habilidades. Tendrás acceso prioritario a los informes de inteligencia más recientes y recursos avanzados para futuras misiones. Sabemos que continuarás superando nuestras expectativas. — Irina inclinó la cabeza en señal de respeto, aceptando tanto el reconocimiento como el desafío implícito. Sabía que cada misión era un paso más hacia su objetivo final, la perfección. Cuando abandonó la sala y caminó por los pasillos del cuartel, su mente ya estaba enfocada en lo que vendría después. Afuera, la noche la recibió con un frío familiar, y mientras avanzaba por las calles desiertas, sintió la misma calma que siempre la envolvía tras un trabajo bien hecho. Irina sabía que su vida pertenecía a las sombras, y en esas sombras, era invencible.
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RE: [Diario] En busca de los revolucionarios. Primer día. - por Irina Volkov - 17-11-2024, 11:03 AM

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