¿Sabías que…?
... el famoso anime One Piece, del año 1999, está basado en el también famoso manga One Piece. Otra curiosidad es que el autor de ambas obras es Eiichiro Oda.
Abismo tormentoso
Norfeo
El Poeta Insomne
En las Cumbres del Destierro, donde la niebla se arremolina en torbellinos silenciosos y el aire parece estar impregnado de un frío eterno, Norfeo permanecía en la penumbra de la altitud, aún acomodado sobre su opulento trono. Su silueta esbelta se confundía con las sombras, mientras observaba con una mezcla de lástima y diversión a los que habían caído. Los "perdedores", como él los llamaba en su mente, aquellos que se habían atrevido a soñar con la gloria, solo para ser devorados por la cruel realidad, o por sus similares.

Ah, las Cumbres del Destierro… un nombre tan adecuado, ¿no creéis? — su voz se deslizó por el aire como un susurro, cargado de una ironía venenosa. — Qué divertido ha sido ver cómo esos "valientes" se lanzaron a un destino incierto, solo para descubrir que el suelo bajo sus pies no era más que una ilusión quebradiza— musitó, desperezándose aún y descubriendo su rostro elevando el antifaz a la altura de su frente.

Sus ojos no ocultaban la sonrisa burlona que ahora adornaba su rostro. Dio un paso hacia adelante, dejando que sus pies flotaran levemente sobre el suelo, como si el contacto con el lugar le resultara una molestia innecesaria e indigna.

¿Cómo osáis no obtener nada por vuestros esfuerzos? — continuó, su tono empapado de sarcasmo escupió las palabras como si fuera un látigo, de manera dulce, pero a la vez, hiriente —. Como las hojas de otoño, vosotros no podéis en contra del tiempo y… ¡Tick Tock! Vuestro tiempo se ha acabado, mis queridos indignos— comentó con insultante sorna.

Norfeo rio suavemente, un sonido ligero y elegante, pero con un filo cruel. Se detuvo un momento, disfrutando del silencio que seguía a sus palabras, como si esperara que la propia naturaleza se uniera a sus burlas.
— Pero no os preocupéis, mis amados perdedores, pues vuestro fracaso ha sido en vano. No, no… Ha servido para algo muy importante: entretenerme. Y al final, ¿qué más podríais desear? ¡Hemos compartido mi sueño después de todo…!

La brisa helada de las Cumbres del Destierro se intensificó, como si respondiera al desprecio de Norfeo. Sus últimas palabras se desvanecieron en el aire, dejando un eco de burla que resonaba en la soledad de aquellos parajes malditos.

Y así, caéis como la noche suplanta al día, como todos los demás. Perdidos en el olvido, arrastrados por la marea del destino. Qué lástima... o tal vez no... Os bendeciré con el calor de la muerte — dijo mientras su mirada se entornaba ligeramente y practicaba estiramientos con las manos.

Y con una última sonrisa, Norfeo chasqueó los dedos, arrojando al olvido, a la nada, a la ausencia de su sueño, a los habitantes de las Cumbres del Destierro, como si de una profecía autocumplida hubiera sido.

Las sombras se disiparon brevemente cuando Norfeo, con un simple chasquido, desintegró el residuo de existencia que quedaba en aquellos parajes. Los ecos de las almas se extinguieron en un suspiro, absorbidos por la nada. El viento, helado y desolado, cantó una última melodía lúgubre antes de silenciarse por completo.
Norfeo observó el vacío que había dejado tras de sí, una vastedad que reflejaba su propio desinterés por aquellos que habían fallado en su sueño. Sus ojos se entrecerraron, disfrutando de la quietud absoluta. No había gloria, ni resistencia. Solo el eco de su risa, que resonaba como una burla final a la vida efímera que había extinguido con tanta facilidad.

Qué paz... — murmuró para sí, complacido con la tranquilidad que había dejado en las Cumbres del Destierro. — Sin gritos, sin súplicas. Solo la fría calma de la inexistencia.

Se giró, su capa ondeando suavemente a su alrededor mientras se alejaba de las Cumbres, satisfecho con su obra. El sueño continuaba, pero este rincón del mundo ya no tenía lugar en él.

Ahora… ¿Dónde encontraré el siguiente entretenimiento? — se preguntó, su voz mezclada con la brisa, mientras se desvanecía en sus pensamientos, en busca de su próximo capricho, mirando hacia la enigmática esfera que se erguía frente a él.

OFF
#91


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