¿Sabías que…?
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[C-Pasado] Un comienzo único [Priv. Anko, Yoshi y Jo Sengo]
Anko
Médica Despiadada
La joven sonrió de forma sutil cuando logró que su hermana felina se presentara de forma más amena gracias a su petición. De forma irónica, ella que no sabía mucho de presentarse con extraños y que en ocasiones le aterraba, estaba tratando de enseñarle a Mitsu a hacerlo, y es entendible, aveces es más fácil decir las cosas que hacerlas. Por otro lado, el segundo cazador que se encontraba disfrutando de sus dangos a escasos metros del grupo se burló de forma de forma histérica de Yoshiro al ser “rechazado” por Mitsu, este acto hizo que Anko soltara pequeños ruidos guturales, también riendo muy levemente, pero lo hacía más por la forma en la que Jo de reía, de esas veces cuando vez a alguien riendo y te dan ganas de reír por cómo esa persona lo hace.

— Oh no es que no quiera, sólo es muy tímida pata hablar con extraños, pero estoy segura de que le gusta conocer gente nueva —. Respondió Anko a las palabras del chico Hafugyo de cabellera rojiza. No conocía aún del todo a su hermana, pues no había pasado mucho tiempo desde que establecieron comunicaciones entre ellas, pero algo le decía que Mitsu no quería ser grosera y simplemente era muy tímida como los desconocidos, un rasgo que Anko compartía cuando tenía que presentarse sola. — Yo soy Anko, y de igual forma, siempre eh vivido aquí, rara vez salgo de esta isla —. La chica irradiaba una confianza plena, y es que es fácil hacerlo cuando estás rodeado de gente y con la vista de una hermana que espera que seas más fuerte que ella.

Luego de responder al comentario del Lunarian sin alas, al igual que lo hizo Yoshiro, una sensación de ser observada invadió su ser, haciendo que, en un gesto casi automático, su mirada se levantara hacia donde ella creía que se pudiera encontrar aquella vista furtiva, topándose con aquellos ojos carmesíes de Yoshiro. El joven sonrió al verla, un gesto que Anko entendió como un gesto de amabilidad, después de todo, al igual que la Jujin, no tenía demasiada experiencia socializando. La marine replicó este gesto y de igual forma le regaló una sonrisa amable a la vez que sus párpados se cerraban, creando una sonrisa divertida.

— ¿Lo ves, Mitsu? Te dije que Yoshiro es alguien amable —. Diría la peli marrón luego de haberle dado aquella sonrisa al cazador. Yoshiro empezaba a agradarle a Anko, a pesar de que aún no se conocían del todo, y en parte, Jo también le había agradado, la forma en la que tomaba las desgracias de los demás le generaba un sentimiento de complicidad, pues ella a menudo lo hace, la diferencia con el Lunarian es que ella decide hacerlo una vez llevan un poco de tiempo de haberse conocido.

El grupo reunido por el destino empezaban a conocerse entre ellos y a presentarse, pero aún faltaba la presentación del Lunarian, pues este todavía no hablaba sobre su nombre, siendo hasta ese momento algo desconocido para el grupito. Anko se esperaba que se presentara pronto por cuenta propia, si no lo hacía, siempre podían preguntarle ellos mismos para sacarle esa información.
#11
Yoshi
Yoshi
Aquella chica de lentes era la hermana de la gatita asustadiza y parecía mucho mas social y amable que su hermana, Yoshiro aún no conocía la edad de ninguna pero se notaba que Anko debía ser la mayor. Ella mencionó que su hermana era muy tímida y por eso había actuado de forma miedosa a pesar de que le gusta hacer amigos, Yoshiro entendió que había veces dónde algunos animales sociales simplemente le tenían miedo a lo nuevo pero de apoco se acostumbraba fácilmente, el mejor ejemplo son los gatos, como Mitsu.

Anko por fin se presentó con el resto y confesó ser de esa isla, una lastima para Yoshiro no haberla conocido antes pero eso es lo que ocasiona tener tanto trabajo, tienes poco tiempo para socializar y conocer chicas lindas. Aún así su mirada no se podía apartar de la chica con lentes que al notar su mirada acabó sonriéndole y confesando que le parecía alguien amable.

El corazón del chico bombeó rápidamente al sentirse algo apenado por el cumplido de la chica (aunque no fuera la gran cosa)-Oye Anko ¿Te apetece un café o algo? Conozco de un lugar-no sabía por qué de repente lanzó esa invitación pero al menos Mitsu se veía atraída por el dango del otro chico. Así que mientras aquellos dos iban por dulces Yoshiro tenía la oportunidad perfecta para invitar a la chica guapa a algo más... ¿Adulto? ¿Ir a una cafetería a charla era cosa de adultos? Bueno... Según algunas revistas si...
#12
Anmitsu Uguisu
Mitsu- Silencio Nocturno
La junji se quedaba mirando al vacío, sus ojos oscuros reflejaban la vasta extensión del horizonte, donde el cielo se encontraba con las azules aguas del océano. Estaba en lo alto de un acantilado, un lugar que había sido su refugio y su prisión a partes iguales. Desde ahí, podía ver a sus compañeros, alejándose, dejando atrás la seguridad del sendero. Ellos no la miraban; estaban demasiado ocupados o al menos eso parecía...

Ella soltó un pequeño suspiro, una mezcla de tristeza y anhelo que se disipó rápidamente en el viento, como si sus pensamientos se fundieran en ese inmenso azul. Su corazón latía con fuerza en su pecho, un recordatorio constante de su deseo de pertenecer, de encontrar su lugar entre aquellos que, sin saberlo, se alejaban de ella. Sin embargo, había una voz en su interior, una gramática de inseguridad que le decía que era un mal tercio, una sombra que solo oscurecería la diversión de los demás.

Mirando al océano, su mente se aventuró a un lugar oscuro y solitario. Quizás, si daba un paso al frente, si se dejaba caer al vacío, su ausencia no sería más que una pérdida pasajera en la memoria de sus amigos. En esa nube de pensamientos, la percepción del dolor se desvanecía, y la idea de desaparecer se tornaba tentadora. Allí, en la orilla, se imaginó como una pluma llevada por el viento, ligera y sin ataduras, mientras el océano absorbía sus penas.

El viento jugaba con su cabello, unos oscuros mechones que danzaban en el aire formando un ritual propio, mientras sus orejas de gato, con un sutil movimiento de nerviosismo, parecían caer, casi como si compartieran su tristeza. Tan distintas a las de los humanos, sus orejas eran un recordatorio constante de su naturaleza única, un yugo de soledad que solo ella comprendía. En un momento, la junji cerró los ojos, permitiendo que el sol acariciara su rostro, buscando alguna manera de conectar con el mundo que parecía negarle su lugar.

Las olas rompían contra las rocas a sus pies, un sonido que, aunque hermoso, le resultaba perturbador. Cada golpe de agua parecía gritar su tristeza, un eco de la vida que continuaba sin ella, mientras ella permanecía atrapada en su burbuja de desasosiego. Los recuerdos de las risas y las aventuras pasadas la inundaron, y una punzada de nostalgia le atravesó el corazón, un recordatorio vívido de que, siempre sería un ser peculiar en un mundo de normalidad.

La junji recordó los momentos en que se había sentido viva, cuando estaba acompañada de su madre. Pero ahora, esos momentos se sentían lejanos, como estrellas en el vasto cielo que apenas podían verse en la atmósfera gris de su tristeza. Miró sus manos, pequeñas y delicadas, y sintió el peso de sus propias expectativas. Ser diferente era un regalo, pero en esos momentos de soledad, se preguntaba si realmente valía la pena.

Con un último vistazo al horizonte, dejó que su corazón se abriera un poco más. Tal vez no fuera un mal tercio; quizás solo necesitaba encontrar el modo de mostrar su luz, incluso en la oscuridad. Así, mientras el viento continuaba su danza entre su cabello y las olas seguían rompiendo con fuerza en las rocas, la junji dio un paso atrás, respirando profundamente, dispuesta a cambiar su narrativa, a buscar su lugar en el mundo y aprender a volar sin necesidad de caer.

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#13
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