Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
01-11-2024, 06:30 PM
El interior de la casa resulto ser más lujosa de lo que pudieras imaginar, joven pirata. Si te ponías a detallar con atención, incluso te podrías imaginar que los cuadros pertenecientes al dueño, tenían cierto precio. Bueno, eso es algo bastante interesante para ti. Después de todo, a ti te llama la atención otro tipo de cosas. De hecho, tenías cierto aprecio por las personas que les gustaba coleccionar cosas. Por otro lado, fijas nuevamente tu atención en Akari, quien claramente se nota molesta. Finalmente crees que ella se ha dado cuenta que el hombre le ha engañado para poder hacer el trabajo sucio. Tú por otro lado, ya lo sospechabas. Pero aun así preferiste decir al señor Sakamoto que lo harías, no con intenciones de mentirle, simplemente dándole el beneficio de la duda y esperando a que realmente fuera la verdad lo que salía de su boca.
Lastimosamente, ha sido todo lo contrario.
-¿Visitas?- Pregunto el anciano que se encontraba leyendo un documento. No muy alto, pero con un semblante fuerte. Cabellera blanca y claros atuendos orientales. Daba un aire de alguien que en su tiempo fue un gran guerrero, pero que ahora se encontraba jubilado. Tama se acerca con total tranquilidad y comienza a susurrarle algo. El anciano da un suspiro de cansancio. Luego escucha como una seria Akari se presenta y te presenta a ti. El señor se introduce la mano en el kimono y saca de allí un puro. Tama, de su manga se saca un mechero y con suma elegancia procede a encenderlo para él. – Sean bienvenido a mi casa, jóvenes. Yo soy Joshimitsu. Por favor, siéntanse cómodos. – A ambos le señalan unas almohadas muy grandes que se encuentran frente a él de igual manera, él toma asiento en una de ellas. Tú, Alpha, no pierdes el tiempo y procedes a sentarte mientras que colocas la lanza en el suelo.
- Una lanza muy grande para alguien muy pequeño. – Dice el anciano para ti, Alpha. Tu como cualquier cosa sonríes y con tranquilidad. Introduces la mano en tu kimono y sacas tu petaca llena con café. La abres y con suma tranquilidad, procedes a beber de lo más tranquilo.
– Se me da bien las lanzas. – Respondes con una sonrisa. – Pero puedo ver que alguien con tantos lujos no tiene la necesidad de robar a un amigo.
- Estas en lo correcto joven. – Te responde después de dar una calada a su puro. – La verdad, es que Sakamoto es alguien problemático. Un mentiroso compulsivo que forma parte de la Yakuza de la isla. Se encarga de vender a los barrios narcóticos. Yo soy dueño de unos de los muelles de pescas de esta isla. Uno de los tantos exitosos que hay. Por otro lado, no me sorprende que haya pedido a un extranjero que me intentara matar.
- ¿Tanto se me nota? – Preguntaste con cierta malicia en tus ojos.
- Hueles a océano. ¿Puedo intentar adivinar? – Tu asientes. - ¿Pirata? – Te pregunta el anciano.
- Has dado en el clavo. – Responde contento. – Pero descuide, ni yo ni mi gente hemos venido a saquear o matar a la gente de esta isla. Solo estamos de paso. Además… -Miras nuevamente a Akari. – Esta señorita la he conocido de casualidad mientras intentaba ayudar al anciano mentiroso. Es una suerte que haya estado cerca antes de que fuera sido completamente engañada.
- Pues la verdad, sí que has tenido suerte jovencita. – Dice Joshimitsu a Akari. – Muy pocas veces te puedes topar con alguien tan honesto como él. Sus ojos solo irradian honestidad.
- Se me da muy mal mentir. – Dices sonriendo. – Las mentiras son una moneda que mi opinión, suelen pagar muy mal.
-Eso es cierto… - De pronto, Tama llega al lugar con dulces y aperitivos que coloca en la mesa. Alguno que otro te y se da cuenta que tu estas tomando algo de tu petaca Alpha.
- ¿Licor? – Te pregunta ella.
- No… café.- Respondes tranquilamente mientras das otro trago.
- Si gusta, puedo preparar un poco para usted. – Te dice ella con una sonrisa.
- No quiero incomodar. Solo soy un pirata que llego aquí simplemente por mera casualidad.
- No te cortes, joven. – Te dice Joshimitsu con una sonrisa. – Ambos son mis invitados. Tama, has el mejor café para el.
- Como desee. – Luego Tama mira a Akari con dulzura. - ¿Y tu cariño? ¿Gustas algo también aparte de los aperitivos que he traído?
Tú miras de reojo a Akari, Alpha. Esperando que la amabilidad de estas personas logre aplacar su mal humor. No era el lugar ni el momento de estar y, esperabas que con tu mirada, ella se diera cuenta de ello.
Lastimosamente, ha sido todo lo contrario.
-¿Visitas?- Pregunto el anciano que se encontraba leyendo un documento. No muy alto, pero con un semblante fuerte. Cabellera blanca y claros atuendos orientales. Daba un aire de alguien que en su tiempo fue un gran guerrero, pero que ahora se encontraba jubilado. Tama se acerca con total tranquilidad y comienza a susurrarle algo. El anciano da un suspiro de cansancio. Luego escucha como una seria Akari se presenta y te presenta a ti. El señor se introduce la mano en el kimono y saca de allí un puro. Tama, de su manga se saca un mechero y con suma elegancia procede a encenderlo para él. – Sean bienvenido a mi casa, jóvenes. Yo soy Joshimitsu. Por favor, siéntanse cómodos. – A ambos le señalan unas almohadas muy grandes que se encuentran frente a él de igual manera, él toma asiento en una de ellas. Tú, Alpha, no pierdes el tiempo y procedes a sentarte mientras que colocas la lanza en el suelo.
- Una lanza muy grande para alguien muy pequeño. – Dice el anciano para ti, Alpha. Tu como cualquier cosa sonríes y con tranquilidad. Introduces la mano en tu kimono y sacas tu petaca llena con café. La abres y con suma tranquilidad, procedes a beber de lo más tranquilo.
– Se me da bien las lanzas. – Respondes con una sonrisa. – Pero puedo ver que alguien con tantos lujos no tiene la necesidad de robar a un amigo.
- Estas en lo correcto joven. – Te responde después de dar una calada a su puro. – La verdad, es que Sakamoto es alguien problemático. Un mentiroso compulsivo que forma parte de la Yakuza de la isla. Se encarga de vender a los barrios narcóticos. Yo soy dueño de unos de los muelles de pescas de esta isla. Uno de los tantos exitosos que hay. Por otro lado, no me sorprende que haya pedido a un extranjero que me intentara matar.
- ¿Tanto se me nota? – Preguntaste con cierta malicia en tus ojos.
- Hueles a océano. ¿Puedo intentar adivinar? – Tu asientes. - ¿Pirata? – Te pregunta el anciano.
- Has dado en el clavo. – Responde contento. – Pero descuide, ni yo ni mi gente hemos venido a saquear o matar a la gente de esta isla. Solo estamos de paso. Además… -Miras nuevamente a Akari. – Esta señorita la he conocido de casualidad mientras intentaba ayudar al anciano mentiroso. Es una suerte que haya estado cerca antes de que fuera sido completamente engañada.
- Pues la verdad, sí que has tenido suerte jovencita. – Dice Joshimitsu a Akari. – Muy pocas veces te puedes topar con alguien tan honesto como él. Sus ojos solo irradian honestidad.
- Se me da muy mal mentir. – Dices sonriendo. – Las mentiras son una moneda que mi opinión, suelen pagar muy mal.
-Eso es cierto… - De pronto, Tama llega al lugar con dulces y aperitivos que coloca en la mesa. Alguno que otro te y se da cuenta que tu estas tomando algo de tu petaca Alpha.
- ¿Licor? – Te pregunta ella.
- No… café.- Respondes tranquilamente mientras das otro trago.
- Si gusta, puedo preparar un poco para usted. – Te dice ella con una sonrisa.
- No quiero incomodar. Solo soy un pirata que llego aquí simplemente por mera casualidad.
- No te cortes, joven. – Te dice Joshimitsu con una sonrisa. – Ambos son mis invitados. Tama, has el mejor café para el.
- Como desee. – Luego Tama mira a Akari con dulzura. - ¿Y tu cariño? ¿Gustas algo también aparte de los aperitivos que he traído?
Tú miras de reojo a Akari, Alpha. Esperando que la amabilidad de estas personas logre aplacar su mal humor. No era el lugar ni el momento de estar y, esperabas que con tu mirada, ella se diera cuenta de ello.