Hay rumores sobre…
... una bestia enorme y terrible atemoriza a cualquier infeliz que se acerque a la Isla Momobami.
Tema cerrado 
[Aventura] [ T2 ] Remnants
Donatella Pavone
La Garra de Pavone
El Den Den Mushi en tu mano había transmitido un breve pero revelador fragmento de información. Dos voces al otro lado de la línea discutían acaloradamente, una insistía en abandonar la operación de inmediato mientras la otra dudaba, aparentemente queriendo proteger algo dentro del almacén. Sin embargo, antes de que la conversación llegara a algo concreto, el Den Den Mushi quedó en silencio, interrumpido por un súbito clic que marcó el fin de la comunicación.
 
Dentro del almacén, el silencio era abrumador. Mario y tú avanzaron con cautela, cubriendo sus respectivos flancos. La escena que encontraron fue sorprendente: las estanterías estaban organizadas meticulosamente, con cajas apiladas de forma casi impecable. No había rastros de movimiento reciente ni indicios de que alguien hubiera estado allí en las últimas horas. Era como si el lugar hubiera sido abandonado mucho antes de su llegada, un escenario perfectamente preparado para despistar a cualquier intruso.
 
Sin embargo, tu instinto te decía que algo no cuadraba. Si decidías podías recorrer el espacio, aun fuera solo con la mirada, buscando cualquier señal que indicara lo contrario. Pero aun si no lo hicieras, Mario notaria algo extraño: marcas ligeras en el suelo cerca de una pared en el fondo del almacén. Al acercarte, te podrás dar cuenta de que el polvo había sido desplazado recientemente, y un leve rastro de tierra suelta bordeaba la base de la pared. Una inspección más detallada reveló una puerta oculta que daba a un pasaje angosto. Los responsables habían escapado por ahí, dejando el almacén impecable para cubrir sus huellas.
 
Mientras tanto, afuera, Juan informó que había dejado ir al hombre de la chaqueta roja tras confirmar que no estaba relacionado con los extorsionistas. Los refuerzos del G-23 llegaron poco después, un grupo de marines que, aunque no numeroso, era suficiente para asegurar la zona y encargarse de los prisioneros. Los tres hombres capturados: Recoome el barbudo corpulento, Jeice el lánguido y Burter el dormilón, fueron esposados y transportados con seguridad. Aunque los principales responsables habían escapado, habías logrado un importante avance, la captura de la seguridad del almacén. Tres miembros adicionales del grupo ya estaban bajo la custodia de la marina gracias a ti, y con los interrogatorios podrías acercarte más a desmantelar la red de extorsión.
 
El oficial a cargo de los refuerzos se acercó a ti, asintiendo con una mezcla de respeto y reconocimiento. — Buen trabajo, Soriz. Tres menos en las calles y más pistas para seguir. Esto no termina aquí, pero sin duda es un paso en la dirección correcta. — Dijo antes de ordenar a su equipo que asegurara el perímetro y recogiera cualquier evidencia restante.
 
El sol ya estaba alto cuando finalmente pudiste permitirte un momento para respirar. Aunque el enfrentamiento en el almacén no había resultado en la captura de todos los responsables, sabías que cada pequeño paso contaba. Con los nuevos prisioneros en custodia, la red comenzaba a mostrar sus costuras, y no pasaría mucho tiempo antes de que lograran desmantelarla por completo.
 
Tu misión en el puerto había concluido, pero las verdaderas respuestas aún estaban por descubrirse. Por ahora, permítete un respiro, puedes explorar la zona, buscar pistas, tratar de seguir el rastro perdido de los sujetos que se encontraban en el almacén o simplemente irte a descansar, era libre, habías cumplido con tu labor por hoy y no habían durado mas de una hora en todo este proceso.

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#11
Arthur Soriz
Gramps
Al dar una última mirada al almacén tras darnos cuenta que los dos restantes habían escapado lamentablemente, mi atención se desvió hacia una serie de cajas apiladas pero algo en ellas me llamó la atención. Una marca de color negro, pareciendo una mano. No era un símbolo común ni algo que uno pudiera esperar encontrar en un almacén cualquiera. Tal vez dejando en claro que le pertenecía a este grupo ... u otro para el que trabajaban; honestamente no lo sabía ahora mismo. Mi instinto me decía que esto tenía algún propósito, algo que podría ser crucial más adelante. Decidí que lo recordaría, no podía pasar por alto un detalle tan específico.

Con los prisioneros bajo control y la escena asegurada decidí tomar un respiro. La misión había terminado pero había dado un paso importante. No todos los culpables habían caído, y las piezas del rompecabezas aún no encajaban por completo, pero esa marca en las cajas podría ser la clave para dar con ellos. Era un detalle que no podría dejar pasar, una pista en medio de todo el caos.

Saliendo del almacén, afortunadamente los refuerzos llegaron, liderados por el oficial que me halagó a lo que yo asentí con la cabeza en agradecimiento, haciendo el saludo característico que haría con cualquier superior. — Se lo agradezco, señor. No descansaremos hasta desmantelar toda esta operación por completo.

Tras decir esto, y ya con menos peso sobre mis hombros, me acerqué a Mario y Juan... los dos reclutas que sin lugar a dudas jugaron un papel vital en ayudarme en esta misión. Les di a cada uno una palmada suave en la espalda, para luego mirarlos con una sonrisa amplia en el rostro, cruzado de brazos.

A ustedes dos... les debo agradecer mucho, fueron unos Marines de verdad, fueron cuidadosos y sus disparos certeros pero no mortales. No hay forma que no vaya a dejar en claro esto cuando haga el informe, los quiero en la próxima misión cuando tengamos más información acerca de esto.

Dicho aquello, y haciéndoles también un saludo militar de respeto, suspiré pesado, llevándome una mano a la frente intentando relajarme un poco. Mis músculos seguían tensos, llegando a sacar después de un rato la cajilla de cigarrillos encendiendo uno y llevándomelo a los labios. Le di una larga calada que casi se consume hasta la mitad, y resoplé por la nariz para largar todo el humo. Aquello hizo que la mente se me adormilara un poco y me hormiguearan los labios... lo suficiente para saber que estaba bajando las revoluciones luego de todo lo ocurrido.

Ya después volvería a la base, a hacer el informe ... y obviamente, descansar. Había sido una larga mañana, todo sucedió tan rápido pero se sintió como una eternidad. El futuro tenía preparadas cosas de las que yo no podía imaginarme.
#12
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