Hay rumores sobre…
... una isla del East Blue donde existen dos escuelas de combate enfrentadas. Estas escuelas hacen especial referencia a dos personajes de la obra original.
[Aventura] [T6] Relatos ocultos entre la ventisca
Raiga Gin Ebra
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Los rostros tensos de los Buccaneers se endurecen cuando tu mano impacta con una leve bofetada en los rostros de tus improvisados auxiliares. Las miradas que te dirigieron al principio eran de confusión, pero en un abrir y cerrar de ojos las manos se mueven hacia las empuñaduras de sus armas. El sonido del acero desenvainado corta el aire y añade un peso aún mayor a la atmósfera cargada de tensión.

Antes de que las cosas escalen, el que parece ser el líder del grupo levanta una mano con firmeza, instando a la calma.

—¡Esperad! —su voz, llena de autoridad, detiene cualquier movimiento en seco. Su mirada se posa en ti, escrutadora, pero no agresiva. Tras unos segundos de evaluación, deja escapar una carcajada sonora que resuena en la sala, sorprendiendo a todos los presentes— Tienes agallas, forastero. Y un punto —Se vuelve hacia los demás y hace un gesto para que enfunden sus armas—. Ya habéis oído. Poneos las pilas y haced caso a este tipo. Solo así salvaremos a los nuestros.

Los Buccaneers obedecen a regañadientes, pero no sin lanzar una última mirada desconfiada antes de volver a centrarse en sus tareas. Los dos auxiliares que ayudaban parecen ahora más concentrados y se ponen manos a la obra con renovada motivación.

Mientras trabajas, tus oídos captan de nuevo fragmentos de la conversación sobre Saga, aunque esta vez van dirigidos a ti directamente tras tus preguntas. Las palabras están impregnadas de frustración y desesperación.

—Saga es una excelente sanadora en Skjoldheim. Acudíamos a ella en situaciones extremas. Sin embargo… Bueno. Nuestro líder no la ve con buenos ojos.

El líder golpea el aire, como si eso ayudara a disipar su ira. Cuando preguntas sobre los lobos, su expresión se suaviza levemente.

—Los lobos son un símbolo de fuerza. Nosotros vivimos mano a mano con la naturaleza e idolatramos a todos los animales que conviven en ella. Tenemos una relación de respeto mutuo, y eso se ve a menudo cuando nos acercamos a ellos... Sin embargo, hay bestias que no podemos controlar, y esas son el verdadero problema.

Antes de que puedas profundizar más en el tema, un murmullo atraviesa la sala como una corriente eléctrica. Todos, desde los que ayudan con los heridos hasta los que supervisan, se giran al unísono hacia la ventana. Sus cuerpos se mueven con una sincronía que sugiere un profundo respeto por lo que están a punto de presenciar. Todos abandonan sus tareas por aquello que se ve a través del cristal.

—¡Son Eirik y Knut! —gritan con un entusiasmo que rompe la tensión de la sala.

Si te acercas, aunque sea lo justo para observar por la ventana, podrás ver las figuras de dos imponentes hombres que aparecen en el horizonte, avanzando con pasos pesados pero firmes. Ambos están cubiertos de heridas y sangre, tanto propia como ajena, y cargan entre ellos lo que parece un gigantesco oso, una bestia de dimensiones que desafían cualquier expectativa.

Eirik, el más alto de los dos, tiene una complexión robusta y una barba rubia que parece hecha de rayos de sol. Su cuerpo está adornado con tatuajes que representan tormentas y lobos, y sus ojos azul eléctrico brillan con una intensidad feroz incluso en la distancia. Porta un enorme hacha de doble filo que cuelga de su espalda, manchada de sangre y restos de pelo del animal que cargan.

Eirik


Knut, más bajo pero no menos impresionante, tiene una mano prostética que chisporrotea con energía eléctrica. Su cabello oscuro contrasta con los relámpagos que parecen brotar de sus ojos, y una sonrisa de satisfacción curva sus labios mientras camina a la par de Eirik. Aunque su aspecto es menos intimidante que el de su compañero, la energía que emana lo convierte en una figura igualmente imponente.

Knut


Al llegar al centro del asentamiento, varios Buccaneers corren para ayudarlos a cargar al oso. Los lobos, que antes solo observaban desde la distancia, se acercan cautelosamente, sus ojos atentos a cada movimiento. Eirik, con un gesto calculado, levanta una de las extremidades del oso y camina hacia los lobos. Los animales, lejos de mostrar agresividad, se sientan en silencio, observando cómo el líder coloca la pata del oso en el suelo frente a ellos. Una vez que Eirik se da la vuelta, los lobos se abalanzan sobre la extremidad y empiezan a devorarla con una coordinación casi ritual. ¿Están... amaestrados?

Eirik y Knut, por su parte, avanzan hacia la sala con paso decidido, sus cuerpos aún están sangrando y van dejando un rastro tras ellos. Al cruzar la puerta, Eirik lanza una mirada desconfiada hacia ti, una que parece desnudarte y examinar cada parte de tu ser. Después de unos segundos de silencio tenso, su voz resuena, grave y contundente.

—¿Alguien me puede decir quién le ha otorgado el poder de sanar a los nuestros a un forastero? —sus ojos no dejan de clavarse en los tuyos, desafiantes.

El líder improvisado interviene rápidamente, sin amilanarse ante la mirada de Eirik.

—Es nuestra única opción, Eirik. Y aún así, no creo que podamos salvar a todos… Necesitamos a… Ya sabes.

Eirik se mantiene en silencio por un momento antes de hablar de nuevo, esta vez con más calma pero igual autoridad.

—Todos aquellos que no estáis haciendo nada aquí, fuera —Espera a que la sala se vacíe antes de dirigirse directamente a ti—. A ver, tú, forastero. Ponme al día. Dime cómo están los heridos y qué necesitas para salvarlos a todos. Sea lo que sea, te lo daré.

La determinación en su voz no deja lugar a dudas. Este hombre, aunque imponente y temible, está dispuesto a hacer lo necesario para proteger a los suyos. La pregunta ahora es si lo que necesitas puede garantizar la salvación de todos o si el tiempo ya ha jugado en su contra.

Ahora mismo solo quedáis en la sala los dos tipos que te están ayudando, Eirik, el que estaba ejerciendo de lider antes, Knut que acaba de llegar y también está herido, dos tipos más que están ayudando a mover a los heridos y tú. Un total de ocho, además de los heridos, claro. ¿Bueno, qué tienes que pedirle a Eirik?
#11


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