Forajido
127 Reputación
Perfil
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Ed Contróy
Camaleón Escarlata
06-02-2025, 08:35 AM
(Última modificación: 06-02-2025, 08:49 AM por Ed Contróy.)
El aire pareció tensarse aún más tras la respuesta de Marian. El peso de la mirada de Neul se intensificó, clavándose en él como si intentara diseccionarlo desde el interior. Su silueta se mantuvo inmutable, pero las sombras a su alrededor susurraban, oscilando con una quietud antinatural. Por un instante, no hubo más sonido que el eco lejano de la madera crujiendo en algún lugar del castillo, como si el mismo lugar contuviera la respiración. Entonces, Neul se movió. Un leve, imperceptible cambio en la posición de su cabeza, suficiente para que la sensación de amenaza se multiplicara. — Jajajaja ... Puede ser — Su voz cortó el silencio con un tono casi contemplativo, aunque había en ella algo más profundo, una sonoridad que parecía anclarse en la propia estructura del espacio. Su garra se cerró lentamente sobre el documento que había estado tocando, la marca oscura sobre el papel extendiéndose como si su mera presencia corrompiera la tinta. — Esa bruja es mía. Una pequeña hormiga que se cree algo ... — Su tono era indescifrable, pero la presión en el ambiente se hizo más densa. Como si el mismo aire pesara más, exigiendo cada respiración como un tributo. Las sombras en los candelabros comenzaron a retorcerse con un movimiento hipnótico, una danza silenciosa que no obedecía a ninguna corriente de aire. En el suelo, las mismas penumbras parecían alargarse con vida propia, casi palpando el espacio a su alrededor. Neul deslizó su garra sobre la mesa, con la lentitud de quien no tiene prisa alguna. Su toque dejó un rastro de negrura en la madera, un resquicio de su propia esencia que no parecía dispuesto a disiparse. — Tenemos que hablar, señor agente
Lo sabía, sabía quién eras. Su silueta se fragmentó levemente en sombras dispersas antes de volverse a materializar en su posición original, como si el espacio mismo dudara de su existencia. La penumbra se pegaba a su figura como una segunda piel, moldeándose a cada uno de sus movimientos. Neul inclinó apenas la cabeza, un gesto que podía interpretarse como curiosidad o como una advertencia silenciosa. Las palabras flotaron en el aire, impregnadas de un eco susurrante que se deslizó hasta los oídos de Marian como si la misma oscuridad le hablara. El bastón en su mano permanecía firme, pero la certeza de que el suelo bajo sus pies era inestable se hacía cada vez más evidente. Como si el castillo entero no fuera más que una prisión sin barrotes, un lugar donde cada sombra guardaba un secreto que no debía ser descubierto. Las sombras de Neul vibraron con su respuesta. Algo en su postura cambió, un matiz imperceptible que, sin embargo, lo hizo parecer aún más alto, aún más imposible de definir.
El juego apenas comenzaba.
El ambiente no daba tregua. La penumbra no era solo un telón de fondo, sino una entidad viva que se filtraba en cada resquicio del castillo, sofocando la lógica y el sentido del tiempo. Marian, lo sientes en cada respiración, en el peso sutil pero constante que presionaba sobre tus hombros. Neul permanecía frente a ti, su silueta alta y amorfa fundiéndose con la oscuridad que lo rodeaba. La herida en tu cuello apenas era un rasguño, pero el escozor punzante servía como un recordatorio de la presencia de aquel ser. El demonio (apodo que tenía, pero aún no conoces) respiró hondo, dejando que la sangre en su lengua se mezclara con su instinto, con el hambre primigenia que siempre acechaba bajo la superficie de su consciencia. Las sombras en las paredes comenzaron a deslizarse, como si el castillo respirara con ellos. Neul inclinó levemente la cabeza, observándolo con detenimiento. No había un rostro al que aferrarse, solo aquellos orbes brillantes, fijos en él como una condena. — Has dado en el grano. Los de tu raza no son muy comunes en esta roca helada y alejada de la mano de dios ...— Su voz sonó como un eco de ultratumba, cada sílaba un golpe seco que parecía disolverse en la negrura. Sus dedos, largos y deformes, rozaron la madera que daba paso a la escalera, buscando que le acompañase. — No debes temer a la pequeña bruja, jamás hubiera dejado que te tocara un pelo ...— Ascendió por las escaleras. — Vamos a mi despacho ...
Su tono se deslizó con una suavidad engañosa, como una brisa espectral que acaricia la piel antes de hundir sus garras en la carne.
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Sientes, como te pasó con la bruja, una sensación de intensidad que disminuye tu voluntad en 10 puntos. Esto puedes rolearlo como miedo, nervios o como quieras, pero es una constante que empiezas a notar.
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Marian
Marian
06-02-2025, 02:01 PM
Estar frente al, generaba la sensación de confluencia con las sombras. Como si él mismo fuese la oscuridad que rodeaba a los presentes en aquel mismo momento. O, pensándolo fríamente, como si controlase la oscuridad que tantos años había perseguido al agente, desde la tenuidad de lo oscuro, de lo oculto. El aire se espesaba con cada palabra susurrada por aquel ser, e incluso parecía tensarse más con las respuestas que el no tan joven Dracul estaba dando, ignorando cualquier señal de peligro que pudiese estar “sonando” en aquella situación. Marian, sin embargo, sentiría el peso de esta presencia, no sólo en la presión asfixiante del entorno, sino en la que forma en la que su propio cuerpo estaba reaccionando ante ella. Su instinto, materializado en sus creencias, en su dogma y en su fe, le gritaba que estaba ante algo que escapaba a toda lógica humana o no humana –incluso–, un ser que no obedecía a las reglas de un mundo tangible, que bien podría haber salido de los cuentos populares que le narran a las niñas y niños para dormir pronto. Pero él, por ahora, no retrocedió. Tampoco apartó la mirada, algo que podría resultar instintivo. Él simplemente continuó observando aquellos orbes que se clavaban en él como una daga, como el recuerdo de una memoria que nunca quiso olvidar. Su risa rompería el silencio que lo atrapaba, cortándolo, resonando en las paredes. Sus garras continuaban apresando los documentos, extendiendo manchas incomprensibles para él. – Parece que, más que su secuaz, es alguien que entorpece su camino. Quizá la Bruja fue alguien que lo desafió y acabó… – No terminó sus pensamientos. El sonido de las garras sobre la mesa llamó su atención, seguidamente de una pequeña invitación. Un tenemos que hablar. – ¿Sobre qué, he de preguntar? – Sus ojos continuaban clavados en aquella presencia, como si estuviese intentando resolver el enigma.
Volvió a desaparecer, a unificarse con las sombras que los engullían por segundos. Las pequeñas llamabas danzaban a su son, como si también estuviesen bajo su control. Aunque todo lo estaba, aparentemente. El escozor de su cuello le recordaba que todavía estaba vivo, de que sentía cada parte de su cuerpo, aunque Neul pretendiese lo contrario. Su piel, fría por naturaleza, parecía helarse todavía más en aquel entorno –pero su mente era todavía un témpano, un centro operativo que analizaba cada detalle. Mantuvo su querido bastón sujeto con fuerza, no por necesidad de defensa, sino por la sensación de control que ello le daba. Inclinó su cabeza una vez más, como si fuese un recordatorio de lo frágil que la existencia de Marian era frente a él. Pese a mantener el control de su cuerpo, notaba extrañas vibraciones, reacciones poco usuales, pálpitos más acelerados de lo normal. Era algo que, hasta entonces, no había sentido. O que creía no haber sentido nunca. Recordó entonces las palabras que muchos años antes había anotado en su diaria. – Aceleración del ritmo cardíaco, aumento intenso de los latidos… – Llevó su mano izquierda a su pecho. – Contracción muscular… – Observó su mano derecha, sujetando el bastón, completamente rígida. – Sudoración… – Suspiró. – ¿Acaso es miedo lo que estoy sintiendo en este lugar? ¿Me estoy… volviendo humano? – Sus ojos estaban completamente abiertos, como una invitación a que quien lo observase entrase en su interior.
Una vez más, las palabras de Neul romperían el silencio y arrastrarían a Marian fuera del mar de pensamientos que lo estaban inundando. Ahogando por completo. Escuchó atentamente sus afirmaciones, en un intento por recuperar la cordura que parecía estar perdiendo. – En general, no somos comunes en ninguna parte del mundo. – Una vez más, la literalidad. La falta de capacidad para leer el ambiente. Él, como buenamente podía, estaba tratando de dar información que seguramente aquel ser ya tenía bajo sus garras. Y, de pronto, un eco. Un recordatorio de peligros pasados, como lo había sido la Bruja en algún momento. Una memoria que parecía datar ahora de siglos atrás. – Pero interpreto esto como un privilegio. Algo que no toda raza tiene, por lo que intuyo. – Suspiró. Un pequeño recuerdo ritual lo golpeó levemente. Un recordatorio de la oratoria de los Dracul, de sus corporalidades. Y pensó, aunque fue sólo un segundo, ¿estaré ante uno de mi tribu? Esta sensación no duró mucho, pero sí lo suficiente para plantar la semilla de la duda.
Neul continuaba avanzando y, con él, las sombras parecían alargarse, como si su mera existencia se desbordara más allá de su propio cuerpo. Como si fuesen una simple y útil extensión. Marian no era fácilmente impresionable, no por su fortaleza o valentía, sino por su carencia de racionalidad y habitualidad a rituales extraños, a la violencia y frialdad que desgarraba vidas cada día. Y, sin embargo, esta vez había algo distinto. Más allá del miedo que parecía estar sintiendo y descubriendo por primera vez, algo más peligroso le acechaba. La curiosidad, una pequeña característica que a muchas otras personas le trajo la muerte. Algo que ni su querida sustancia podría saciar, por más que bebiese. Aquel ser, si acaso lo era, tenía un control absoluto sobre el espacio que ambos habitaban. No era sólo una figura envuelta en penumbra, en un escenario de llamas danzantes y susurros helados, sino un ente que parecía formar parte de la misma estructura que los sostenían. Si el castillo tuviese voluntad, conciencia, seguramente fuese la suya. Y eso, de alguna manera, le resultaba fascinante. Marian inspiró hondo, dejando que el oxígeno avivara la poca lucidez que todavía quedaba en su cerebro. – No sé si debiera interpretar eso como un halago. – Preguntó, curioso. – Que la bruja nunca hubiera podido tocarme o… más bien, que nunca hubieras dejado que lo hiciera. Necesito preguntar por qué. – La curiosidad se entrelazaba con el miedo que comenzaba a sentir, con las reacciones escalonadas de su cuerpo. La promesa de seguridad de algo como Neul tenía un peso incierto. No parecía ser algo que protegiese porque sí, sin un motivo, por lo que Marian necesitaba entender cuál era. – Generalmente, la protección nunca es gratuita. – Y lo dice alguien que ha sido escolta.
La escalera se alzaba frente a él, devorando la escasa luz que se filtraba por las paredes, por las ventanas. Podría negarse a subir e intentar escapar, pero seguramente aquello no tendría sentido. Algo capaz de absorberlo desde que puso un pie en la isla no dejaría que abandonase su propiedad. Así que suspiró y asintió, asumiendo todo riesgo que aquella decisión podría suponer.
Off
Narrada la parte del miedo, recordando las anotaciones de su diario. No sé muy bien cómo modificar las estadísticas del comando personaje, así que lo dejaré aquí: -10 de voluntad: 30/40.
Adicción: 1/5.
Personaje
Estadísticas de Marian:
41 FUE | 21 RES | 44 DES | 3 PUN | 16 AGI | 45 REF | 40 VOL | 0 CA
Vitalidad: 525
Energía: 231
Haki: 240
Nivel: 8
Virtudes y defectos
Acto Triunfal: Algún acto en tu pasado te hizo destacar ganando +50 de Reputación Positiva y en la (Marina, Armada Revolucionaria, Cipher Pol o Gremio de Cazadores) un temprano ascenso. (El siguiente cargo al inicial) Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti. Entrenamiento Intensivo: Te dedicas solo a entrenar y vives para ello, eres capaz de progresar rapidamente. Aumentas un 25% la EXP por entrenamiento diario. Espiritual 1: Tienes un espiritu muy fuerte y tu voluntad desborda. Obtienes +5 Puntos de Haki por Nivel. Full Haki: Tu personaje es una proeza en el Haki. Tendrás facilidades al obtener ciertas mejoras por tus andanzas en este poder. De consumir una Akuma no Mi sufrirás una maldición. No compatible con realizar la Tirada de Akuma aleatoria o solicitar Akuma en Aventuras. Orientación: Te orientas en cualquier lugar con mayor facilidad. Sentidos Aumentados 2: Capacidad Sensorial aumentada, proporcionando +5 de Reflejos mediante dicho sentido. (Vista, tacto, oído y olfato a elegir) Hasta un máximo de 2 Sentidos. [Especificar sentidos afectados en Extras]
Adicción: Tienes auténtica adicción por una sustancia o un determinado comportamiento a tu elección que causa un síndrome de abstinencia grave.
Cada 5 post, debes satisfacer el objeto de tu vicio, o obtendrás De lo contrario sufrirás un penalizador de Nivel/2 a [Voluntad] acumulativo hasta el final del tema. [Cada 2 post desde tu primer debuff, obtendrás un -10 adicional]
Incompatible con Vicio.
[Especificar adicción en Extras] Cuerpo Puro: Tu cuerpo rechaza todo tipo de implantes. No puedes tener ningún Implante Cyborg o Biológico. Incompatible con [Incompatible]. Lealtad: No puedes cambiar de facción siendo fiel a la organización o institución a la que perteneces (Marina, Revolucionarios, Gobierno Mundial y Cazadores), salvo causa lógica apoyada por el Staff. Serás percibido por el resto de facciones como un paria. De forma adicional, serás un objetivo prioritario para tu facción de origen, y obtendrás -10 de Voluntad permanente. Mal Paladar: Los efectos de las comidas que consumas se reducen un 50%. Vinimos a Jugar: Al morir recibiras un 20% menos de recursos con el Tutorial de Muerte, independientemente de que Rango de Resurrección obtengas.
Forajido
127 Reputación
Perfil
7.673.000
195 / 195
405 / 405
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Ed Contróy
Camaleón Escarlata
07-02-2025, 08:34 AM
El ascenso por la escalera fue lento, acompañado solo por el leve crujir de la piedra bajo el peso de los pasos. La estructura, imponente y gótica, parecía devorar cualquier sonido, tragándose incluso el eco. La luz de las velas titilaba en los candelabros adheridos a las paredes de piedra, proyectando sombras distorsionadas que parecían moverse por voluntad propia. A cada tramo recorrido, el aire se volvía más denso, más pesado, cargado con un olor antiguo, mezcla de cera quemada, pergamino viejo y un aroma indefinible, casi metálico. Los tapices que decoraban el pasillo eran reliquias de tiempos olvidados. Sus hilos gastados formaban figuras que parecían observar desde la tela, testigos de historias enterradas en la oscuridad del castillo. El pasillo al final de la escalera se extendía en una línea recta, flanqueado por columnas talladas con inscripciones en una lengua antigua. La brisa inexistente hacía que las llamas de las velas se inclinaran hacia un mismo lado, como si algo invisible las empujara. Neul avanzó con la misma cadencia espectral de siempre, sin alterar el silencio absoluto que gobernaba el lugar. Cuando alcanzó las puertas al final del corredor, apenas levantó una de sus manos gélidas para tocarlas. El contacto fue suficiente: la madera, ennegrecida por el tiempo, emitió un quejido profundo antes de abrirse sin resistencia.
El interior era vasto, con techos altos que se perdían en la penumbra. Paredes cubiertas de estanterías repletas de libros, pergaminos apilados sin orden aparente y artefactos de origen incierto. La madera del suelo estaba pulida por el uso, pero conservaba grietas que parecían ramificarse como venas bajo la escasa luz. En el centro, un escritorio amplio dominaba la habitación, su superficie cubierta de papeles y objetos dispersos. Un candelabro de tres brazos proyectaba sombras alargadas sobre la mesa, deformando las formas de los objetos como si estuvieran en constante movimiento. Neul se desplazó hasta la silla al otro lado del escritorio, acomodándose con un movimiento lento y calculado. La madera rechinó con el peso, pero la habitación siguió impregnada de aquel silencio casi irreal. La penumbra en los rincones parecía vibrar con una energía latente, como si el despacho en sí estuviera expectante. La única luz real provenía del candelabro sobre la mesa, insuficiente para disipar la sensación de que, en aquel lugar, las sombras tenían su propia voluntad. Las puertas quedaron entreabiertas, como si el castillo mismo aguardara lo que sucedería a continuación.
— Eres un tipo ... Perspicaz. — Se sentó y te invitó a hacerlo también. — Todo lo que yo pueda decirle a alguien como tú, deberías tomarlo como un halago ... Oh, mi niño ... — Sonaba paternalista, como el que sabe que tiene la sartén por el mango. — Nada es ... Gratuito. Pero sé, de buena mano, que esa bruja te ha dado problemas. — Suspiró, como si le costara. — No es fácil cuidar a tus hijos, sobre todo cuando tienes tantas cosas en las que poner tu atención ... — Tomó unos papeles y los apartó de la mesa para colocar sus gigantescas manos. Eran tétricamente largas, con uñas muy extensas. — Ya he mandado llamar a Carly. — Menciona como si nada. — Nos dará explicaciones a los dos. — Un sonido sutil, casi imperceptible, rompió la quietud del despacho. No fueron pasos pesados ni una presencia imponente como la de Neul, sino algo más discreto, metódico. Desde las sombras de uno de los pasillos laterales, dos figuras emergieron sin prisa. Vestían batas blancas impolutas, demasiado limpias para un lugar como aquel, donde todo parecía impregnado de antigüedad y decadencia. Bajo la luz tenue del candelabro, sus rostros apenas se distinguían, parcialmente cubiertos por mascarillas quirúrgicas. Sus movimientos eran calculados, carentes de duda o emoción, como si la escena que estaban a punto de ejecutar fuera una simple rutina.
Uno de ellos cargaba con una pequeña bandeja de metal, sobre la cual descansaban jeringas, frascos de vidrio y una bolsa de suero translúcida que reflejaba la parpadeante luz de las velas. Sin pronunciar una palabra, el otro tomó con precisión la muñeca ajena (la tuya), tanteando la piel fría en busca de una vena visible. Sus dedos eran largos, ágiles, demasiado fríos al contacto, como si pertenecieran a algo más cercano a la muerte que a la vida. — Por favor, no te asustes. Estas charlas no son gratuitas, mi tiempo no lo es. Es mejor que no dramatices, así, podremos seguir charlando ... — Se le caía un hilo de babilla por el labio. Estaban a punto de quitarte sangre en vivo y en directo. Si al final decides dejar que sigan con lo suyo ... El tintineo metálico de los instrumentos al chocar entre sí fue el único sonido que acompañó la escena. La aguja, afilada y brillante, se deslizó con precisión bajo tu piel mientras el líquido comenzaba a fluir con una normalidad que resultaba completamente antinatural.
Ni un susurro, ni una explicación. Como si lo que hacían no necesitara contexto, como si la voluntad de Neul bastara para convertir lo absurdo en ordinario.
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Si te dejas "pinchar" te sacarán X cantidad de sangre por turno, hasta que Neul decida que ya está. Esto supondrá una pérdida de 50 puntos de energía y 80 de vida. Por turno.
Y está bien, cuando existan descuentos de atributos o aumentos, se ponen manualmente como acabas de hacer. Todo correcto.
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Marian
Marian
07-02-2025, 03:43 PM
Marian siguió los pasos de Neul o, más bien, las sombras que lo rodeaban como si estuviesen danzando para él. El crujir de las escaleras le recordaba la amplitud del lugar, mientras observaba, durante su subida, la ausencia de canales de ventilación... de ahí ese olor tan característico, metálico. Propio de lugares poco transitados o abandonados de la mano de Dios –si es que no es blasfemia para alguien como el Dracul hacer esta comparación. – Supongo que las ventanas nunca se han abierto aquí. – Fueron los únicos pensamientos que tendría mientras seguía la sombra que yacía frente a él. El entorno, lúgubre y caótico, contrastaba completamente con su apariencia y personalidad, elegante, detallista y cuidada. El aire se volvía cada vez más denso, o quizá era la atmósfera creada por aquel ser que lo presionaba, pero ya estaba acostumbrado a esa constante sensación de pesadez desde que se había despertado en aquel lugar, maniatado y sin ningún ápice de movilidad. Suspiró. Suspiró varias veces, como si vivir ahora mismo fuese un sacrificio, hasta que alcanzaron el lugar que Neul había denominado su despacho, algo sorprendente si se pensaba detenidamente. ¿No era extraño que alguien o algo como él tuviese un lugar que llamase despacho en un sitio como aquel, en una estructura completamente alejada, opacada y escondida de la luz del sol? Quizá para un Dracul no lo era tanto, pues Marian no le dio más vueltas que un primer pensamiento dubitativo.
La sala era amplia, como todo el edificio, con techos tan altos que era difícil saber dónde terminaban. Libros, pergaminos, todo tipo de material que parecía indicar lo ilustre que aquel ser podría ser, si es que no los tenía sólo como simple decoración. Un candelabro parecía ser la luz principal, apoyado en la mesa central en donde segundos después ambos se dirigirían. La madera rechinaba, y ese sonido de constante crujir era algo a lo que ya se había habituado. De pronto, el silencio volvió a romperse por sus palabras. Marian permanecía tranquilo, mudo, no había pronunciado ni una palabra desde que estaban en el hall; no por miedo, o sí, pero también por curiosidad, por querer comprender. Los susurros emitidos por Neul parecían ser halagos, algo que también se había vuelto rutinario a pesar de haber coincidido físicamente por tan sólo unos minutos. – Imagino que agradezco tus palabras. Pero sigo teniendo curiosidad sobre el por qué. – Hablaba de unos hijos. En ese momento, dudó si la referencia era hacia él o hacia la bruja, lo que alimentó su primera intuición de que, quizá, Neul pertenecía también a la tribu de los Dracul. Tendría sentido, pues Marian había leído en libros antiguos que los primeros aborígenes de los que descendería su poblado tenían unas facciones más remarcadas, lúgubres, que recordaban ser espectros en el mundo de los vivos. – ¿Tiene usted hijos? – Fue lo único que su cabeza llegó a pensar como una “buena pregunta”.
Las sombras volverían a ser las protagonistas. De ellas parecían emerger dos figuras, vestidas completamente de blanco, puras en un lugar como aquel, aunque seguramente sólo vendrían desde el fondo del pasillo. – ¿Es ella Carly? – Preguntó, con curiosidad. Una de ellas portaba una bandeja con enseres metálicos, que resonaban como un eco metálico bajo la luz del candelabro. Las figuras de bata blanca no hablaban, no se movían con urgencia. Lo hacían con la precisión de quienes han repetido este mismo acto millones de veces. Por supuesto, no es algo que sorprendiese a Marian. Tan pronto vio los objetos, pudo comprender de qué se trataba todo aquello. ¿Cómo no iba a darse cuenta una persona que había crecido rodeado de rituales que implicaban la extracción y consumición de aquella sustancia? Sin embargo, él nunca había estado en la otra parte. Nunca había sido el extraído. Las implicaciones de aquel acto comenzaron a entrelazarse en su pensamiento. Para la mayoría de las personas, aquello supondría un mero trámite médico. Una extracción, una analítica. Pero él lo entendía de otra manera, ya que la sangre era algo más que un líquido, era un instrumento para la purificación, para transitar hacia el paraíso. Ahora, con la aguja acercándose a su piel, el gesto no le parecía ajeno. No era una sumisión, ni una pérdida de control; era un sacrificio, y los sacrificios siempre tenían un propósito. Pero también una manera de reafirmar y reforzar su fe: si él consumía sangre para llegar a un destino y los sacrificios eran, eso, sacrificios, que también irían… ¿por qué no cambiar los papeles? ¿No lo convertiría esto en un Dracul más puro, un Dracul que no sólo recibe sino que también da? El contacto del metal frío contra su piel le recordó a la misma sensación que la del cuchillo de los rituales antes de un sacrificio. Su respiración permaneció estable, y aunque la presión de los dedos sobre su vena le indicaba que su sangre pronto abandonaría su cuerpo, no sintió el impulso de resistirse. Creía que, llegados a este punto, todo debía tener un propósito. Si la sangre era el precio para comprender, para saciar su curiosidad, entonces esto no era una pérdida. Era una inversión.
Sintió tiranteces sutiles en sus carnes, el flujo constante de la sangre abandonando su cuerpo hacia aquel recipiente de cristal. La tibieza que sentía era una sensación familiar, nostálgica. Movió los labios, ligeramente, susurrando unas palabras en una lengua que parecía desconocida, como si su mente estuviese buscando significado a aquel ritual en un lenguaje que ya no le pertenecía del todo. Se preguntó si esto, de alguna forma, lo estaba acercando a su pasado. A aquel del cual había renegado; a la pureza que tanto había buscado durante muchos años. La sustancia carmesí continuó llenando el frasco de las figuras de ropas puras. Una sensación de fragilidad, de levedad arrastraba su interior. “¿Para qué? ¿Era este un ritual similar? ¿O parte de un experimento que no comprendía? – Espero que esta sangre tenga algún propósito. – Logró musitar. Para él era importante, y lo que no permitiría sería una blasfemia para con ella. Pero su voz era un susurro, un eco más en aquella habitación. El dolor, si lo había, era insignificante. Lo único relevante era el significado de lo que estaba ocurriendo. Si era un intercambio, lo aceptaría; si fuese un sacrificio, también. La diferencia entre ambos era nada más que un tecnicismo cuando había sangre de por medio. Observó cómo aquel líquido fluía, con curiosidad. – La sangre siempre tiene un propósito... – Pensó para sí mismo. Alcanzó a Neul con la mirada, o más bien la sombra que él representaba, logrando pronunciar otras palabras. – ¿He pagado ya el precio para conocer, para comprender? – Aunque seguramente, no. Tenía la sensación de que estaba entrando en un juego en el que tenía todas las papeletas para perder, pero ya no había marcha atrás.
Personaje
Estadísticas de Marian:
41 FUE | 21 RES | 44 DES | 3 PUN | 16 AGI | 45 REF | 40 VOL | 0 CA
Vitalidad: 525
Energía: 231
Haki: 240
Nivel: 8
Virtudes y defectos
Acto Triunfal: Algún acto en tu pasado te hizo destacar ganando +50 de Reputación Positiva y en la (Marina, Armada Revolucionaria, Cipher Pol o Gremio de Cazadores) un temprano ascenso. (El siguiente cargo al inicial) Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti. Entrenamiento Intensivo: Te dedicas solo a entrenar y vives para ello, eres capaz de progresar rapidamente. Aumentas un 25% la EXP por entrenamiento diario. Espiritual 1: Tienes un espiritu muy fuerte y tu voluntad desborda. Obtienes +5 Puntos de Haki por Nivel. Full Haki: Tu personaje es una proeza en el Haki. Tendrás facilidades al obtener ciertas mejoras por tus andanzas en este poder. De consumir una Akuma no Mi sufrirás una maldición. No compatible con realizar la Tirada de Akuma aleatoria o solicitar Akuma en Aventuras. Orientación: Te orientas en cualquier lugar con mayor facilidad. Sentidos Aumentados 2: Capacidad Sensorial aumentada, proporcionando +5 de Reflejos mediante dicho sentido. (Vista, tacto, oído y olfato a elegir) Hasta un máximo de 2 Sentidos. [Especificar sentidos afectados en Extras]
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Ed Contróy
Camaleón Escarlata
08-02-2025, 01:44 PM
(Última modificación: 09-02-2025, 11:24 PM por Ed Contróy.)
La piel blanca del anfitrión, relucía con fuerza por la emanación de luz de las velas. — Hijos ... Muchos. Tengo muchos. — Se relamía, algo que veías que hacía de forma común. — Pero extraña vez vienen a visitarme. Como has podido observar, llegar hasta aquñi es complicado. Sin embargo nada detiene a un alma joven hambrienta de conocimiento, ¿no? — Decía refiriendose a ti. Por una parte te halagaba y por otra, siempre parecía atemorizante. Neul no respondió de inmediato. En su lugar, una leve sonrisa, apenas perceptible en la penumbra, curvó la comisura de sus labios. No era un gesto de satisfacción ni de burla, sino algo más complejo, más velado. Una expresión que sugería que todo estaba ocurriendo conforme a un plan que sólo él conocía. El líquido carmesí seguía fluyendo, llenando el frasco en manos de las figuras de bata blanca. No había prisa en sus movimientos, como si la cantidad exacta ya estuviese decidida mucho antes de que Marian se sentara en aquella silla. En ese instante, la puerta del despacho se abrió con un movimiento sutil, casi imperceptible. El mayordomo entró en silencio, con la misma elegancia mecánica que lo caracterizaba. No dirigió palabra alguna, ni su mirada se posó más de lo necesario en la escena. Se limitó a avanzar con pasos precisos hasta la gran mesa en el centro de la estancia. Con movimientos calculados, dejó un plato vacío en la superficie oscura y un par de cubiertos cuidadosamente alineados: un cuchillo afilado y un tenedor de plata. Luego, con la misma quietud con la que había aparecido, se retiró. La ausencia de alimento sobre la loza blanca resaltaba más que cualquier plato rebosante. Era una insinuación, una invitación, o tal vez, una advertencia. Neul, aún observando la escena, dejó escapar una risa breve, casi un susurro.
— Has pagado una parte, pero comprender… eso requiere mucho más. —Sonríe, mostrando unos colmillos gastados, pero especialmente pronunciados. — Me gusta tu forma de ser ... No eres como la mayoría de jovenes. — Te mira directamente. — Sabes dónde estás y, aunque no termines de comprender quién soy, si entiendes que estás lejos de poder hacer algo para evitar complacerme. — Estaba siendo directo, sincero, como si nada le pesara. — Eso habla bien de tu capacidad de adaptación. No era la información que tenía sobre ti ... — El aire pareció espesarse aún más cuando un sonido pesado y monótono irrumpió en el silencio. Pasos firmes, demasiado contundentes para pertenecer a alguien ordinario, resonaron en el pasillo. Cada impacto contra el suelo traía consigo un peso que parecía sacudir los cimientos del castillo.
Y entonces, la puerta volvió a abrirse.
Un hombre de una presencia colosal cruzó el umbral, su musculatura marcada incluso bajo las sombras y la escasa luz de los candelabros. Su piel era pálida, pero no enfermiza, sino como si el mármol mismo hubiese sido esculpido en su carne. Cargaba sobre su hombro una figura enredada en gruesas ataduras de cuero, apretadas al punto de clavarse en la carne. La bruja. La mujer que había sido un terror, un peligro latente en la memoria de Marian, pendía como un simple paquete en manos de aquel ser. Su cabello desordenado ocultaba parcialmente su rostro, pero sus ojos estaban abiertos. No gritaba, no se resistía. Su cuerpo delgado y ágil, que alguna vez se había movido con una gracia espectral, ahora parecía insignificante, casi inofensivo. El portador avanzó sin esfuerzo aparente hasta quedar frente a Neul. Sin la menor ceremonia, dejó caer a la mujer al suelo con un sonido sordo. El impacto no fue brutal, pero sí humillante. Por primera vez, el terror parecía haberse volcado sobre ella. Neul no se inmutó. Su mirada descendió lentamente hasta la figura en el suelo, y lo que antes había sido la sombra de una sonrisa ahora era una simple expresión vacía. La bruja, que había atemorizado a Marian, que había sido un espectro en la penumbra de su pasado, ahora no era nada más que otra pieza sobre el tablero. Algo irrelevante en comparación con la presencia que dominaba la sala. Neul se inclinó levemente en su asiento, no por curiosidad ni interés, sino como quien observa una pieza defectuosa en un juego que ya ha decidido cómo terminará. Sus sombras se agitaron a su alrededor, aunque él no hizo ningún gesto explícito. La bruja, aún en el suelo, intentó incorporarse, pero las ataduras mordían su piel, y la presencia de su captor aún se cernía sobre ella.
— Has sido una molestia constante —Susurró Neul, con una voz que no precisaba elevarse para ser la única en la habitación.— Y ahora estás aquí, sin velos ni juegos. — Ella parecía indignada, mirándote a ti y luego a Neul. — ¡Por qué estoy a su altura! — Decía refiriéndose a ti. Fuera, a través de la ventana se escuchaban sonidos inquietos, unos que llamaban la atención. — ¿Creías que esto iba a ser como siempre? ¡Tengo un ejercito! — Gritó. Neul se levantó, mirando a por un costado de las cortinas. Un aluvión de unas cincuenta personas reclamaban la liberación de su particular "diosa" como la llamaban. — Ya veo ... Sí, es algo que sabía que estabas haciendo. — De repente Neul comenzó a reír. Hasta su risa era siniestra. — ¿Ves lo que te decía, Marian? — No te mira, pero chaquea los dedos y los médicos te quitan las agujas del cuerpo. Luego te ponen una pequeña venda. — La gente a veces olvida dónde está su lugar ...
El coloso que la había llevado hasta allí se mantuvo en su sitio, inmóvil, como una estatua de carne. La bruja alzó la cabeza, su mirada destilaba rabia, pero no podía ocultar lo evidente: estaba atrapada. — ¿Por qué? —continuó Neul, sin necesidad de especificar a qué se refería. La pregunta abarcaba todo: su interferencia, sus actos, su existencia misma. El silencio se estiró entre los muros de piedra. Sólo el sutil tintineo del metal en la bandeja, aún en manos de una de las figuras de bata blanca, rompía la quietud. La bruja tragó saliva. La voz que alguna vez susurró amenazas, que invocó el miedo en otros, ahora tenía que enfrentarse a algo que la superaba.
Y Neul esperaba. Volvió a sentarse. Uno de los médicos dejó el pote de sangre sobre la mesa y Neul metió un dedo, para después sabaorear ... Lentamente ... — ¿Qué harías con ella y con ellos? — Señaló a la bruja, ante la aterrada mirada de la fémina y luego al ventanal, donde una ola de gente golpeaba la puerta del castillo.
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Estás caminando con cuidado, lo cual te está ayudando. Tu virtud de "belleza" te está ayudando, aunque no lo creas.
En este turno no pierdes energía, solo vida.
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Marian
Marian
09-02-2025, 11:14 PM
El aire en la habitación se sentía más denso, más pesado. No por la situación que se había generado en torno a la extracción de sangre, que parecía casi un ritual; tampoco por la fatiga de su cuerpo, que parecía desmoronarse con cada segundo que pasaba, quedándose sin fuerzas. No. Lo era por el peso invisible de lo que estaba sucediendo, acontecimientos que parecían ser espontáneos pero que escondían una meticulosa preparación, una jugada que semejaba haberse ideado tiempo atrás en la oscuridad y tenuidad de este castillo. Cada palabra que murmuraba Neul era un acertijo más, un enigma que Marian no era capaz de resolver, dada las circunstancias actuales. – Varios hijos… Entonces sí que es plausible… – Pensó, fugazmente. Su teoría –si podía llamarse así a una mera suposición– de que Neul escondía un pasado vinculado a los Dracul cobraba más fuerza cada segundo que pasaba. El hecho de que tuviese varios hijos no hacía más que alimentar la idea de que “esos hijos” eran los Dracul que lo habían abandonado, alejándose de las montañas de Skoljdheim a terrenos menos inhóspitos, más cálidos, tropicales. Con mayor presencia de humanos, también. Aunque todo esto también podía ser, quizá, fruto del cansancio, de la exhaustación a la que su cuerpo y psique estaba siendo sometida. Tomó varias bocanadas de aire y suspiró. Observó como las agujas todavía permanecían inyectadas en su piel, extrayendo una sustancia que tantas veces le había hecho perder la locura. Pasó su dedo índice alrededor del agujero, del punto de extracción, intentando rescatar algunas de las gotas carmesíes para poder saborearlas, en un intento por recuperar la lucidez que creía estar perdiendo. Con todo, esto no tuvo éxito. El silencio volvería a romperse, esta vez con la presencia de una persona, aparentemente parte del servicio, que dejó un par de cubiertos sobre la mesa. ¿Qué pretendía comer?, es lo único que se preguntaba Marian en aquella situación. Aunque realmente, no le importaba demasiado. Todo estaba escapando de su comprensión, así que eso era sólo un elemento más del cuadro histriónico del que ya formaba parte.
Pero Marian había pagado, al menos una parte. Estas fueron las palabras de Neul, que le dieron cierto aire de tranquilidad, si tenía sentido en estos momentos. – Entiendo. El conocimiento siempre ha tenido un elevado precio a lo largo de la historia. Imaginaba que esto no sería una excepción. – Mostraba templanza, seguridad. Pero detrás de toda esta fachada, tan sólo había un diablo intentando sobrevivir, intentando comprender por qué había acabado en aquel lugar y qué pretendían conseguir con los rituales en los lo que parecían estar involucrándolo. Una persona confusa, eso es lo que había. – Supongo que agradezco los halagos, si eso es lo que son. – Observó una vez más su brazo, fijándose en la sangre que escapaba de sus venas. – La información es cambiante, como las situaciones en las que nos encontramos. Como la historia misma… tenemos que adaptarnos. Como hemos hecho los Dracul durante tantos siglos. – Llegados a este punto, filosofaba. No lo hacía de forma inconsciente, sino que intentó sacar un tema de interés, un elemento transcendental en su historia personal para ver qué podía descubrir, qué podía comprender de todo aquello.
Y el silencio volvería a romperse, como ya iba siendo habitual en aquel lugar. Esta vez… la bruja, que venía completamente maniatada en los hombros de un ser de grandes proporciones. Los ojos de Marian eran un poema, completamente abiertos y atentos a una situación que parecía irreal, surrealista. Suspiró, es lo único que podía hacer, y no parpadeó ni un segundo, analizando cada una de las interacciones que se daban entre Neul y la persona que le había causado tantos dolores de cabeza, tantos quebraderos. Después de todo lo que le había costado encontrarla, darle caza, ahí estaba ella. Inmóvil, indefensa, una pieza más en el tablero del ser. – A mi altura… – ¿Escondía su actitud cierta rivalidad? Marian parecía estar atando las piezas del tablero, pero todavía le faltaba demasiada información como para sacar alguna conclusión. La Bruja intentaba luchar contra el destino que parecía ya escrito, contra la fuerza de Neul que, como cualquier persona podría comprobar, era completamente superior a la suya. Lo único que le quedaba, igual que al agente, era doblegarse. Comprender su situación y analizarla, buscando alternativas. La ofensiva directa… nunca era una buena opción. Neul se dirigiría a Marian, reforzando con sus palabras el pensamiento que él mismo estaba teniendo. Que, a veces, era mejor no hacer nada. Al menos, si querías seguir vivo.
Neul hizo una pregunta ciertamente filosófica. Un por qué que podía esconder demasiadas preguntas, demasiados elementos inabarcables en tan sólo una sola respuesta. Pero la Bruja no respondió. El silencio volvió a tomar el control de la situación y tan sólo Neul, su aura, su presencia y sus palabras serían capaces de romperlo. Como era de esperar. En un inicio, Marian no sabía que responder, aunque tenía muy claro qué debía decir. – No puedo saber quiénes son ellos. – Todavía no los había visto. Las figuras con batas blancas estaban liberándolo de las agujas, y él aprovechó la venda para lamer directamente el recién agujero. La sustancia, eso que tanto ansiaba. Eso le daba vida, por poco que fuese. Pero estaba cansado, demasiado. Sentía que sus fuerzas escapaban por cada poro de su piel. – Pero con ella… – La observó. Lo tenía claro. – Después de todo, hacerla parte de mi ritual. A veces, hay que recordarles a algunas personas cuál es su lugar. – Tomó las mismas palabras de Neul, no por querer ganárselo. No sabía si eso funcionaría, así que no se podía arriesgar. Ahí sólo habló su ira, su rabia. El haber fallado la misión, el haber hecho el ridículo dentro del gobierno... Todo eso sólo sería compensando si la bruja desaparecía.
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Espero seguir haciéndolo... la verdad.
Adicción: 0/5.
Personaje
Estadísticas de Marian:
41 FUE | 21 RES | 44 DES | 3 PUN | 16 AGI | 45 REF | 40 VOL | 0 CA
Vitalidad: 525
Energía: 231
Haki: 240
Nivel: 8
Virtudes y defectos
Acto Triunfal: Algún acto en tu pasado te hizo destacar ganando +50 de Reputación Positiva y en la (Marina, Armada Revolucionaria, Cipher Pol o Gremio de Cazadores) un temprano ascenso. (El siguiente cargo al inicial) Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti. Entrenamiento Intensivo: Te dedicas solo a entrenar y vives para ello, eres capaz de progresar rapidamente. Aumentas un 25% la EXP por entrenamiento diario. Espiritual 1: Tienes un espiritu muy fuerte y tu voluntad desborda. Obtienes +5 Puntos de Haki por Nivel. Full Haki: Tu personaje es una proeza en el Haki. Tendrás facilidades al obtener ciertas mejoras por tus andanzas en este poder. De consumir una Akuma no Mi sufrirás una maldición. No compatible con realizar la Tirada de Akuma aleatoria o solicitar Akuma en Aventuras. Orientación: Te orientas en cualquier lugar con mayor facilidad. Sentidos Aumentados 2: Capacidad Sensorial aumentada, proporcionando +5 de Reflejos mediante dicho sentido. (Vista, tacto, oído y olfato a elegir) Hasta un máximo de 2 Sentidos. [Especificar sentidos afectados en Extras]
Adicción: Tienes auténtica adicción por una sustancia o un determinado comportamiento a tu elección que causa un síndrome de abstinencia grave.
Cada 5 post, debes satisfacer el objeto de tu vicio, o obtendrás De lo contrario sufrirás un penalizador de Nivel/2 a [Voluntad] acumulativo hasta el final del tema. [Cada 2 post desde tu primer debuff, obtendrás un -10 adicional]
Incompatible con Vicio.
[Especificar adicción en Extras] Cuerpo Puro: Tu cuerpo rechaza todo tipo de implantes. No puedes tener ningún Implante Cyborg o Biológico. Incompatible con [Incompatible]. Lealtad: No puedes cambiar de facción siendo fiel a la organización o institución a la que perteneces (Marina, Revolucionarios, Gobierno Mundial y Cazadores), salvo causa lógica apoyada por el Staff. Serás percibido por el resto de facciones como un paria. De forma adicional, serás un objetivo prioritario para tu facción de origen, y obtendrás -10 de Voluntad permanente. Mal Paladar: Los efectos de las comidas que consumas se reducen un 50%. Vinimos a Jugar: Al morir recibiras un 20% menos de recursos con el Tutorial de Muerte, independientemente de que Rango de Resurrección obtengas.
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1201 / 1201
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Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
11-02-2025, 09:46 AM
Neul observó a Marian con algo parecido al entretenimiento, como si sus palabras fueran piezas de un rompecabezas que ya conocía de antemano. No respondió de inmediato, dejó que el silencio lo envolviera, que el peso de la situación se acomodara sobre los hombros de todos los presentes. La bruja, maniatada y en el suelo, apenas alzó la cabeza. Su respiración era pausada, pero su mirada delataba que entendía lo que se avecinaba. El anfitrión tomó entonces la copa frente a él, que antes estaba vacía, pero ahora contenía la esencia carmesí que le habían arrebatado a Marian. La alzó levemente, admirándola contra la luz de los candelabros, como si fuese un vino exquisito, y luego bebió un sorbo, sin prisa, permitiendo que el sabor se asentara en su lengua. Sus sombras se agitaron. — Curioso —Susurró, lamiendo el borde de la copa con placer. Su voz se deslizó en el aire, venenosa y seductora.— Hay un cierto matiz en tu sangre, Marian. No está del todo corrompida, pero tampoco es pura… ¿Qué crees que significa eso?— Dijo juguetón. Antes de que puedas responder, sientes un tirón brutal en el brazo. El gigantón que había cargado a la bruja lo sujeta con una mano gruesa, apretando con la suficiente fuerza como para hacer que tus huesos, Marian, crujan bajo la presión. Lo retorció con facilidad, como si se tratara de un muñeco de trapo (Puedes rolear que te libras, de ti depende) — ¿Lo sientes? —La voz de Neul resonó en la habitación con una calma perversa.— La fragilidad de tu cuerpo. Lo fácil que sería romperte.— El gigantón incrementó la torsión un poco más. De seguir agarrado, notarías cómo tu hombro llegaba a un punto crítico, pero Neul alzó una mano, deteniéndolo justo antes de la dislocación. — Me pregunto… ¿qué tan útil podrías ser para mí? —Neul pasó la yema de sus dedos por la copa, donde quedaban restos de sangre. Su mirada se posó en ti, con la misma intensidad que un depredador ante una presa interesante.— Quizá más que ella.
Alzó el mentón, señalando a la bruja. Las figuras de bata blanca ya estaban sobre ella, con la misma meticulosidad con la que habían trabajado en Marian. Sujetaron su brazo con precisión quirúrgica, insertando la aguja en su vena sin miramientos. El frasco comenzó a llenarse de sangre oscura, de un color diferente, con un leve tinte violáceo que no pasaba desapercibido. La bruja se sacudió apenas, un intento instintivo de resistencia, pero sus fuerzas eran limitadas con las ataduras. No dijo nada. No había súplicas ni gritos, sólo un silencio tenso. — ¿Lo ves, Marian? —Neul inclinó levemente la cabeza, casi divertido.— Al final, todo se reduce a esto. Quien da, quien recibe. Y quien aprende a tomar su lugar. — Parecía estar provocando una reacción, era extraño. Volvió a beber otro sorbo de la copa, pero esta vez, mientras el líquido descendía por su garganta, permitió que su mente jugara con la idea.
¿Y si no eras sólo un peón en su juego? ¿Y si podías ser algo más?
Una nueva bruja.
Su bruja.
El crujido en la articulación del brazo de Marian resonó en la habitación, seguido de la tensión de sus músculos al resistirse al agarre del gigantón. No hubo grito, pero su cuerpo se inclinó levemente ante la presión. La sombra de Neul se agitó con un placer casi palpable al ver aquello (recuerdo de que tienes plena libertad de librarte si lo intentas) — Eres un Dracul, ¿no? —su voz se deslizó entre las paredes como una corriente helada.— ¿Qué es el dolor para ti?— El anfitrión se reclinó en su asiento, sosteniendo la copa con la sangre de Marian. La movía con una parsimonia estudiada, observando el líquido girar en espirales dentro del cristal. En su rostro había una sonrisa, pequeña, apenas perceptible, pero llena de significado. Mientras tanto, los médicos seguían extrayendo la sangre de la bruja. Su cuerpo, antes imponente en su misticismo, se desmoronaba lentamente. Sus párpados caían pesados, su piel perdía color, y cada latido de su corazón enviaba más de su esencia a los frascos de cristal que la rodeaban. Cuando Neul finalmente llevó la copa a sus labios, no bebió con mesura. El líquido rojo desapareció en su boca con un único trago prolongado. Su garganta se movió lentamente mientras tragaba, y su sombra pareció temblar por un instante. El anfitrión cerró los ojos, disfrutando la sensación antes de exhalar con satisfacción. Su atención volvió a la bruja. Su expresión se mantenía impasible, pero sus ojos observaban con un matiz de curiosidad, como si evaluara cuánto más podría soportar aquella mujer. Un gesto de su mano fue suficiente. Los médicos ajustaron la extracción. La sangre fluyó con mayor rapidez. La bruja soltó un sonido ahogado. Su cuerpo tembló por la pérdida acelerada. Sus labios se separaron, como si quisiera hablar, pero su propia debilidad la silenciaba. Neul, sin apartar la vista del espectáculo, dirigió nuevamente sus palabras al hombre cuya sangre aún palpitaba en su boca.
— Dime, Marian… ¿vas a quedarte en el suelo como ella, drenado hasta la nada… o aceptarás lo que puedes llegar a ser?
No esperaba una respuesta inmediata. Disfrutaba el momento, la presión, la forma en que la tensión en la habitación se enroscaba sobre todos los presentes como una serpiente a punto de apretar su presa.
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La situación es la siguiente, Marian. El npc grandullón no tiene nivel, aun, así que te doy la libertad de librarte, con las consecuencias posteriores. O puedes seguir la "historia" por este lugar, pero en ella perderás 100 puntos de vida este turno, con peligro de padecer fractura en tu brazo el turno siguiente.
Tú decides, como siempre ...
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Marian
Marian
11-02-2025, 07:08 PM
Marian era consciente de que ahora mismo se encontraba en un tablero, que era una pieza más en el juego de aquel ser. Y lo asumió, porque no había otra alternativa aparente. La atmósfera, los constantes silencios, la continua presencia de sombras que danzaban alrededor de todos ellos y la sucesión de seres que entraban en escena. Todo esto no eran más que limitantes para el agente, condicionantes que impedían que actuase de una manera más ofensiva, que le permitiese mayor libertad. Eso ahora no era posible, pero tampoco sentía que lo necesitaba. Al contrario, por momentos, sentía una extraña sensación de calidez, de nostalgia, quizá un poco auto-inducida desde que comenzó a pensar en que Neul podría pertenecer a los Dracul. O que estuviese relacionado de alguna manera con su tribu. – No es pura... ¿dices? – Esto lo pilló completamente desprevenido, por sorpresa. Jamás había pensado que alguien pudiese catalogar como no pura su sangre, después de haber llevado a rajatabla las enseñanzas de su credo, de haber realizado todos y cuantos rituales fueron –y todavía son– necesarios para acercarse poco a poco al paraíso. – Quizá... quizá... – Musitaba. La pérdida de sangre le estaba afectando, aunque él no fuese consciente. – Quizá tenga que ver con el propósito de mi vida, quizá... – No sabía muy bien lo que decía a estas alturas. – ¿Puede que necesite hacer algo para purificarme...? – Su mirada se detuvo ahora en la bruja. Era como un libro abierto, cualquier persona podría intuir qué estaba pensando en ese momento. Y, mientras, de fondo, el crujir de su brazo bajo la luz de las velas. Aquel sonido llenó el silencio como una melodía desagradable. Marian sintió la torsión en su brazo, la presión aplastante de la mano de aquel ser sobre sus carnes. Un espasmo involuntario recorrió sus músculos, pero su expresión permaneció imperturbable. No gritó. No intentó resistirse. Como decíamos... lo había asumido. – De eso no hay duda... – Llegaría a susurrar, tras las palabras sobre la utilidad de la bruja en comparación a él.
Su respiración se mantuvo controlada, pausada, sus ojos no dejaban de observar cada uno de los detalles de la escena, hasta donde la luz le permitía ver. Observó a la bruja en el suelo, maniatada, su cuerpo convulsionando levemente bajo la extracción acelerada. La sangre fluía de su cuerpo, era oscura, con un matiz violáceo que no le despertó el más mínimo apetito. Algo estaba mal con su esencia, con lo que ella representaba. ¿O quizá era él el problema…? Podría ser que la falta de pureza de la que Neul hablaba se refiriese a esto. Pero para el agente, aquella sangre no tenía el brillo carmesí de una víctima digna. – No. – Pensó para sí mismo, repitiendo esta palabra como un dogma.
Neul continuaba hablando, provocaba con cada una de sus palabras, pero Marian no apartó la mirada de la sangre. Esa tonalidad extraña, impura, significaba algo. Algo que todavía no comprendía. Y si algo había aprendido a lo largo de su vida, era que la ignorancia era peor que cualquier herida infligida en su cuerpo. Eso es lo que le habían enseñado en su credo. Su brazo continuaba retorcido en un ángulo ciertamente peligroso, sentía la presión en aumento, como si el punto crítico de su vida, de su fragilidad, se acercase. Pero no reaccionaba. El dolor, de alguna manera, era una parte crucial de su dogma. – El dolor es el camino al paraíso... O eso me han enseñado. – Parecía mostrar dudas. Podría ser que su fe, ahora mismo, se estuviese quebrando, como lo estaba haciendo su cuerpo. Su alma.
Neul podría leerlo en su expresión. En la quietud y tranquilidad con la que aceptaba su prueba, en la manera en la que su cuerpo, aunque al borde de la fatiga, de la quiebra, no temblaba. Fue el mismo ser que lo había puesto en esa situación quien lo libró, chasqueando sus dedos y parando aquel sabotaje físico. Marian sintió un ligero hormigueo recorrer su extremidad, como si la sangre estuviese intentando volver a fluir correctamente. Bajó la mirada hacia su propio brazo, con la misma indiferencia con la que inspeccionaría un objeto dañado. Roto. Milésimas de segundos después, sin una palabra, llevó la otra mano al punto de extracción en su brazo, rozando con los dedos la sangre que aún escapaba lentamente. Limpió un par de gotas y las llevó a sus labios, saboreándolas con la devoción de un creyente en su propio dogma. La sangre tenía un propósito. Siempre lo tenía. O eso quería pensar.
Marian suspiró, respiró hondo. – Las casualidades no existen... – Su voz parecía quebrarse. – Sólo lo inevitable... ¿no? – Sus palabras eran como un reto, como un acto de sumisión hacia el destino que aquello le estaba grabando con sangre y fuego en su piel. No había terminado allí por accidente. Tampoco había sido traído sin una razón. Neul lo conocía demasiado bien, había planeado cada paso de esta noche. Y Marian quería saber por qué. – Seguro que tienes un propósito para todo esto... – Suspiraría una vez más. – Para mí…
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Me mantengo. Como dije y como muestra "mi" virtud... hemos venido a jugar. Hay que saber qué hay detrás de todo esto, o morir.
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Personaje
Estadísticas de Marian:
41 FUE | 21 RES | 44 DES | 3 PUN | 16 AGI | 45 REF | 40 VOL | 0 CA
Vitalidad: 525
Energía: 231
Haki: 240
Nivel: 8
Virtudes y defectos
Acto Triunfal: Algún acto en tu pasado te hizo destacar ganando +50 de Reputación Positiva y en la (Marina, Armada Revolucionaria, Cipher Pol o Gremio de Cazadores) un temprano ascenso. (El siguiente cargo al inicial) Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti. Entrenamiento Intensivo: Te dedicas solo a entrenar y vives para ello, eres capaz de progresar rapidamente. Aumentas un 25% la EXP por entrenamiento diario. Espiritual 1: Tienes un espiritu muy fuerte y tu voluntad desborda. Obtienes +5 Puntos de Haki por Nivel. Full Haki: Tu personaje es una proeza en el Haki. Tendrás facilidades al obtener ciertas mejoras por tus andanzas en este poder. De consumir una Akuma no Mi sufrirás una maldición. No compatible con realizar la Tirada de Akuma aleatoria o solicitar Akuma en Aventuras. Orientación: Te orientas en cualquier lugar con mayor facilidad. Sentidos Aumentados 2: Capacidad Sensorial aumentada, proporcionando +5 de Reflejos mediante dicho sentido. (Vista, tacto, oído y olfato a elegir) Hasta un máximo de 2 Sentidos. [Especificar sentidos afectados en Extras]
Adicción: Tienes auténtica adicción por una sustancia o un determinado comportamiento a tu elección que causa un síndrome de abstinencia grave.
Cada 5 post, debes satisfacer el objeto de tu vicio, o obtendrás De lo contrario sufrirás un penalizador de Nivel/2 a [Voluntad] acumulativo hasta el final del tema. [Cada 2 post desde tu primer debuff, obtendrás un -10 adicional]
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[Especificar adicción en Extras] Cuerpo Puro: Tu cuerpo rechaza todo tipo de implantes. No puedes tener ningún Implante Cyborg o Biológico. Incompatible con [Incompatible]. Lealtad: No puedes cambiar de facción siendo fiel a la organización o institución a la que perteneces (Marina, Revolucionarios, Gobierno Mundial y Cazadores), salvo causa lógica apoyada por el Staff. Serás percibido por el resto de facciones como un paria. De forma adicional, serás un objetivo prioritario para tu facción de origen, y obtendrás -10 de Voluntad permanente. Mal Paladar: Los efectos de las comidas que consumas se reducen un 50%. Vinimos a Jugar: Al morir recibiras un 20% menos de recursos con el Tutorial de Muerte, independientemente de que Rango de Resurrección obtengas.
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Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
13-02-2025, 09:15 AM
El aire en la habitación cambió con un matiz casi imperceptible, como si una nueva melodía se filtrara en la tensión. No era una vibración de violencia, ni un rugido de dominio absoluto. Era algo más perturbador: complacencia. Neul sonrió. No era una sonrisa abierta ni evidente, pero el brillo en sus ojos oscuros lo delataba. Disfrutaba de aquello. De la docilidad disfrazada de resistencia, de la sangre mezclada con fe quebrantada, de la aceptación de lo inevitable. Y entonces, el gigantón soltó el brazo y mpezó a cantar. Tal cual. Su voz, profunda y grave, resonó en las paredes de piedra con un eco insólito. No había acompañado con instrumentos ni marcado un ritmo. Simplemente, dejó que la melodía emergiera de su pecho, oscura e intensa, como si la misma noche hablara a través de su garganta. Era un cántico antiguo, incomprensible para quienes no conocieran su origen. Algo ritualista, litúrgico. Una oración o un conjuro. Neul inclinó la cabeza ligeramente, cerrando los ojos por un momento. Disfrutaba de la escena como si la hubiese orquestado desde el principio. Cuando volvió a abrirlos, su interés se había fijado completamente en Marian. — Leo en tu mente tus ansias por conocer más de mi, Marian ... Eso es ... Casi romántico. — Empezó a reir. Caminó lentamente hasta ti, deteniéndose lo suficientemente cerca como para que el calor de su presencia rozara la piel del agente. Se inclinó apenas, lo justo para hundir su rostro en la cabellera del otro, aspirando con lentitud su esencia. Su aroma. —Curioso... — musitó contra su oído, en un tono más íntimo de lo que la situación ameritaba.— Creí que el aroma de la sangre sería lo único que me despertaría interés en ti. Pero me temo que me equivoqué.— Neul deslizó su mano hasta su propio mentón, reflexionando. Su sonrisa se ensanchó un poco más. —Tienes algo —susurró, como si probara la palabra en su lengua.— Algo que me gustaría… esculpir.
La música seguía envolviendo la escena, elevándose en un crescendo controlado mientras Neul se apartaba apenas lo suficiente para clavar sus ojos en los de Marian. La dualidad de atracción, dolor y sometimiento, le encantaba. —Podría hacer algo más contigo —declaró, sin prisa, disfrutando cada sílaba.— No una víctima. No un simple seguidor. No un experimento.— Su mano se deslizó con calma por el pecho de Marian, bajando hasta la tela de su ropa antes de retirarse con una elegancia estudiada. —Podría hacerte mi nueva bruja. — Sonrió. — Y antes de que contestes. No, no es una pregunta ... — Jugaba entre lo cortante y lo amigable, era complejo entender por donde entrar con aquel ente. Las palabras flotaron en el aire, como una sentencia imposible de ignorar. Neul inclinó la cabeza, expectante. Esperando. Analizando. Disfrutando. La habitación pareció contener el aliento. Las palabras de Neul se extendieron en el aire como una red, atrapando cada sonido, cada latido, cada pensamiento. Su voz no había llevado urgencia, sino una certeza implacable. Un ofrecimiento que no era realmente una elección, sino una revelación. El gigantón, aún sumido en su canto, inclinó la cabeza como si comprendiera la magnitud de lo que su amo acababa de proponer. Su voz se volvió más grave, más profunda, y la melodía adquirió un matiz reverencial, como si el mismísimo destino estuviera sellando un pacto. En el suelo, la bruja maniatada convulsionaba levemente, con su sangre siendo extraída sin piedad. Su rostro, antes temible, estaba empapado en un sudor frío. Sus labios se abrieron en un intento de hablar, pero de su garganta solo brotó un susurro quebrado. Sus ojos, ahora opacos, se clavaron en Neul, en Marian, en la escena que se desarrollaba ante ella con una mezcla de horror y… ¿burla?
Neul ignoró su presencia por completo. —La antigua bruja está en sus últimos momentos —continuó, con el tono de quien relata una simple formalidad. —Pero un lugar vacío siempre necesita ser llenado.— Se inclinó un poco más, observando a Marian con una intensidad perturbadora. — Me gusta este juego Marian, esperar aquí hasta ver que contestas ... — Se le escapó una risilla extraña. Su dedo recorrió su propia mandíbula, pensativo. —¿Ser el cazador que fracasa…? — Una pausa dramática. —¿O la criatura que renace? — El gigantón dejó de cantar de golpe. El silencio cayó como una losa.Neul esperó. Sonreía. Sabía que las decisiones no se tomaban en palabras, sino en el alma. Y él tenía todo el tiempo del mundo para ver cómo la de Marian se torcía.
El estruendo fue como un latigazo en la quietud de la habitación. La ventana se hizo añicos en un estallido de vidrios y madera astillada. Fragmentos cortaban el aire como pequeñas dagas, reflejando la luz de los candelabros en destellos fugaces antes de caer al suelo con un sonido seco y cristalino. Afuera, la multitud rugía. Voces enfurecidas, gritos entremezclados con el retumbar de pisadas y el golpeteo de armas improvisadas contra los muros del castillo. Eran muchos. Demasiados. Y estaban perdiendo el miedo. El gigantón reaccionó al instante, adelantando un paso como si fuera a interponerse entre Neul y la amenaza exterior, pero el amo solo alzó una mano para detenerlo. No había prisa. No había sorpresa en su rostro, solo una ligera diversión. Se giró hacia Marian, aún cercano, con su aliento frío todavía impregnado en su piel. —Es curioso cómo los humanos siempre eligen la destrucción cuando sienten que no tienen control… —Dijo se forma seductora, casi con ternura.— Pero el control es una ilusión, ¿no crees?
Sus ojos brillaron con una chispa de algo oscuro, retorcido, encantador. —Ve. — La orden no necesitó ser más que esa única sílaba e iba dirigida hacia Marian y el grandullón.Pero Neul la saboreó. Como si fuera una caricia, como si fuera una cadena atada al cuello de su nueva bruja. —Liquídalos. A todos. — Y sonrió. Una sonrisa paciente. Una sonrisa cruel. Una sonrisa de quien sabe que, al final, todo se reduce a obedecer.
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Marian
Marian
15-02-2025, 08:20 PM
El eco del cántico que aquel gigante, quien había accedido sin conflicto alguno a liberar a Marian, resonó en las paredes de piedra, llenando cada rincón con una solemnidad inquietante, lúgubre, oscura. No parecía ser sólo una melodía, un sonido compuesto, sino que ejercía como una vibración que se filtraba en los huesos de Marian, en lo más hondo de su memoria. Cerró los ojos un instante, tan sólo un par de segundos, y se dejó invadir por la nostalgia que aquello, sorpresivamente, le produjo. Lo arrastró de vuelta a su infancia, a los rezos que pronunciaba alrededor de la hoguera, a los cánticos que murmuraba cuando las cosas no salían como esperaba. El tono era ligeramente diferente, pero la sensación era la misma. Como una llamada al sacrificio, una promesa de acercamiento al paraíso. Y no, no tenía una buena voz, pero a veces no hacía falta una buena melodía para evocar sensaciones emotivas o familiares, tan sólo tocar los acordes adecuados. Y eso, sumado a la situación en la que se encontraba y todo lo que había vivido hasta el momento, parecía guiarlo hacia la perdición, hacia un punto de inflexión en el que perdiese el raciocinio y volviese a dejarse caer a lo místico.
Por la liberación del brazo, la presión desapareció de golpe, de forma abrupta, pero el ardor quedó como un residuo latente en cada una de las articulaciones de la zona afectada. El agente lo dejó caer hacia uno de sus costados, sin prestarle atención, como una forma inconsciente de aliviar el dolor. Sus ojos, en ese momento, se habían quedado anclados en Neul y su figura, en la sonrisa ladeada que había mantenido durante todo su encuentro. No tardó mucho en volver a acercase, como el depredador que simulaba estar siendo, y Marian simplemente lo dejó. No se apartó cuando su sombra lo rodeó, ni cuando su aliento acarició su piel y tampoco cuando su voz, como un susurro, inundaba sus oídos. Mucho menos lo hizo tras aquel “tienes algo”, acompañando de un acercamiento que podría ser tildado de romántico, de algo que va más allá de la mera simpatía, del supuesto interés. Los dedos sobre su cuerpo, deslizándose por encima de su ropa, como si quisiese vislumbrar qué había detrás. ¿Qué significaba todo aquello ¿Qué es lo que había visto Neul, más allá de su linaje, de su sangre? Había algo en la manera en lo que lo miraba, en cómo sus extremidades se deslizaban con calculada y deliberada lentitud sobre su cuerpo. Un toque que denotaba mucho más que una simple curiosidad.
Su respiración permanecía estable, su cuerpo inmóvil y su mente atenta a cada uno de los movimientos que tenían lugar en aquellas cuatro paredes. Percibía cómo Neul lo exploraba de una manera que trascendía una simple evaluación de su utilidad; sino que era algo más visceral, más genuino, un control que parecía escapar incluso al control de aquel ser. Y eso, por alguna razón, le inquietó mucho más que cualquier amenaza, que cualquier dolor físico. – Curioso. – Fue lo único que llegaría a pensar en aquel momento. Fue justo entonces cuando Neul pronunció unas palabras incluso más chocantes que la retahíla que había soltado hasta el momento. Convertirlo en su nueva bruja. La declaración de la sombra cayó sobre el agente como una sentencia. No era una pregunta, tampoco había sonado como una elección. Lo había pronunciado de forma expresa, como un hecho, como un destino que no podía eludir. El concepto se aferró a la mente de Marian, llegando incluso a su alma, con la persistencia de una revelación. – Acaso… – Volvió la mirada hacia Neul. – ¿No he sido siempre la Bruja? – Su existencia se había definido por su raza, por su sangre, por los rituales. Por los sacrificios realizados en pro de un supuesto paraíso, de la trascendencia, por la búsqueda de lo sagrado en cuerpos mortales. – ¿Qué era la Bruja sino una intermediaria entre lo terrenal y lo divino? – La observó a ella en esta ocasión, fijándose en cómo convulsionaba poco a poco. Parecía perder la conciencia con cada segundo que pasaba. El poblado Dracul lo había moldeado para esto desde su infancia, igual que a todos los que nacían en el seno de la tribu. – Por supuesto, es una máscara diferente. Una forma de actuar opuesta, si me permite. – Miraba ahora a Neul, mientras acariciaba con su mano el brazo liberado. – Pensé que todo ello había quedado atrás desde que me reclutaron, pero… – Ahora estaba hecho un mar de dudas. – Siempre he buscado trascender. Renacer. Esa es la esencia de mi existencia. – Se levantó, aunque a duras penas. – Para eso me han llamado. – Hizo una referencia expresa a lo divino, al más allá, al hecho de haber sido elegido por “algo superior”. Eso creía él.
De pronto, el silencio se vio interrumpido por un estallido abrupto. La madera crujía, los gritos del exterior opacaron el diálogo que estaba teniendo lugar en el interior del castillo. Sin embargo, la sacudida del estruendo no le hizo perder la compostura, aunque el caos que levantaban las personas que rodearon la edificación pareció impregnarle de lleno. La multitud había cruzado un umbral que los humanos nunca deberían siquiera pensar en cruzar; aquel en el que el miedo y el terror eran las únicas emociones posibles para unos simples mortales como ellos. Y, súbditamente, un “ve”. Una orden, sin elección, como iba siendo habitual en él. Pero Marian no era un verdugo al servicio de otras personas (aunque… en realidad, sí); si iba a actuar, si iba a hacerlo, sería a su manera. Siguiendo su proceder, su dogma, su fe. Se enderezó, estirando los dedos con una parsimonia medida, sintiendo el entumecimiento residual de su brazo, aunque ya no importaba. La sangre fluía con normalidad por sus venas, quizá de forma más viva que nunca.
Sus pasos resonarían en el suelo de piedra mientras se aproximaba a la ventana, observando a todos y cada uno de los presentes, cargados de objetos punzantes, de utensilios que carecían de utilidad en un lugar como aquel. – La sangre tiene un propósito. – Susurró. – Y no debe desperdiciarse nunca. – Volvió la mirada a Neul, que estaba justo detrás de él ahora. Se inclinó, deslizando los dedos por la parte más baja de su bastón, aquel que siempre le había acompañado en cada paso de su vida. El bastón era un canal entre él y lo sagrado, a través del cual ejecutaba su voluntad, su fe. Cada golpe, era una plegaria. Llevó dos de sus dedos a sus labios, los colmillos brillarían bajo la luz tenue de las velas y, antes de perforar las yemas de sus dedos, unas hileras de color morado comenzaron a descender por sus manos, por encima de sus guantes. Seguidamente, dejaría deslizar su mano por el bastón, impregnándolo de esta misma sustancia. – Esto será un tributo. Un acto de devoción.
No se apresuró, aunque tampoco tardaría demasiado en actuar. Había aceptado la orden, por decirlo de alguna manera, pero no a Neul. Todavía no. Cuando cruzó la ventana que los separaba del exterior, lo hizo con la misma certeza con la que lo haría un sacerdote Dracul caminando hacia el epicentro de un ritual. Su bastón descansaba en su mano con naturalidad, su propia esencia la había consagrado. Ahora sólo quedaba completar la ceremonia. – No hay casualidades… sólo lo inevitable. – Llegaría a repetir varias veces, como un mantra. – Amén.
No pasaron muchos minutos hasta que el caos se convirtió en silencio, en tranquilidad. En un lugar apacible, incluso. La esencia de Marian había entumecido las extremidades de sus cuerpos e, indefensos, ahora sólo podían arrastrarse por las húmedas tierras del lugar, esperando que, tarde o temprano, algún sagrado los liberase de su situación.
Personaje
Estadísticas de Marian:
41 FUE | 21 RES | 44 DES | 3 PUN | 16 AGI | 45 REF | 40 VOL | 0 CA
Vitalidad: 525
Energía: 231
Haki: 240
Nivel: 8
Virtudes y defectos
Acto Triunfal: Algún acto en tu pasado te hizo destacar ganando +50 de Reputación Positiva y en la (Marina, Armada Revolucionaria, Cipher Pol o Gremio de Cazadores) un temprano ascenso. (El siguiente cargo al inicial) Belleza: Tu personaje es físicamente atractivo, lo que puede crear situaciones favorables para ti. Entrenamiento Intensivo: Te dedicas solo a entrenar y vives para ello, eres capaz de progresar rapidamente. Aumentas un 25% la EXP por entrenamiento diario. Espiritual 1: Tienes un espiritu muy fuerte y tu voluntad desborda. Obtienes +5 Puntos de Haki por Nivel. Full Haki: Tu personaje es una proeza en el Haki. Tendrás facilidades al obtener ciertas mejoras por tus andanzas en este poder. De consumir una Akuma no Mi sufrirás una maldición. No compatible con realizar la Tirada de Akuma aleatoria o solicitar Akuma en Aventuras. Orientación: Te orientas en cualquier lugar con mayor facilidad. Sentidos Aumentados 2: Capacidad Sensorial aumentada, proporcionando +5 de Reflejos mediante dicho sentido. (Vista, tacto, oído y olfato a elegir) Hasta un máximo de 2 Sentidos. [Especificar sentidos afectados en Extras]
Adicción: Tienes auténtica adicción por una sustancia o un determinado comportamiento a tu elección que causa un síndrome de abstinencia grave.
Cada 5 post, debes satisfacer el objeto de tu vicio, o obtendrás De lo contrario sufrirás un penalizador de Nivel/2 a [Voluntad] acumulativo hasta el final del tema. [Cada 2 post desde tu primer debuff, obtendrás un -10 adicional]
Incompatible con Vicio.
[Especificar adicción en Extras] Cuerpo Puro: Tu cuerpo rechaza todo tipo de implantes. No puedes tener ningún Implante Cyborg o Biológico. Incompatible con [Incompatible]. Lealtad: No puedes cambiar de facción siendo fiel a la organización o institución a la que perteneces (Marina, Revolucionarios, Gobierno Mundial y Cazadores), salvo causa lógica apoyada por el Staff. Serás percibido por el resto de facciones como un paria. De forma adicional, serás un objetivo prioritario para tu facción de origen, y obtendrás -10 de Voluntad permanente. Mal Paladar: Los efectos de las comidas que consumas se reducen un 50%. Vinimos a Jugar: Al morir recibiras un 20% menos de recursos con el Tutorial de Muerte, independientemente de que Rango de Resurrección obtengas.
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