Hay rumores sobre…
... que existe una isla del East Blue donde una tribu rinde culto a un volcán.
[Evento] [Búsqueda del tesoro] El Enigma Olvidado
Qazan
Qazan
Aquello era un hervidero y por algún lado iba a reventar todo. En nada de tiempo aquella sala se convirtió en un caos absoluto, gente peleando, estatuas que también querían gresca y para colmo, los temblores iban cada vez a más. De pronto el suelo comenzó a abrirse liberando unos torrentes gigantescos de agua a presión, ni siquiera yo podría mantenerme en ese lugar por mucho tiempo. Rápidamente me di cuenta de que se trataba del sonido que nos había perseguido durante éstas ultimas escaleras mientras ascendíamos a la sala actual. Con todas las escaleras de la sala destruidas y aquello llenándose de agua a ingentes cantidades, estaba claro que ibamos a ser expulsados de allí por la potencia del agua.

- Ah noo, esto ya me lo veo venir yo-. Dije mientras me aseguraba la mochila que llevaba ya repleta de reliquias y tesoros que segundos antes había metido en ella, de hecho llevaba tantas cosas encima que a cada paso que daba todo tintineaba, parecía una campana gigante repicando. Aún con todo, no quería dejar abandonado ese cofre tan gigantesco a su suerte allí, así que me abracé a él con todas mis fuerzas.

-Allá que vamos-. Dije al notar cómo justo debajo mía se venía un geiser. Justo el suelo a mis pies se abrió el suelo y el torrente nos lanzó al cofre y a mi en dirección al techo. Anteriormente había visto que el suelo tenía una minúscula abertura pero claro... Eso era antes de acercarme al gigantesco cráter del techo a toda velocidad. La potencia del geiser hacía que mis carrillos se llenasen de aire a la vez que se me caía la baba en todas direcciones. De pronto el geiser terminó su explosión justo a tiempo de expulsarme de aquella montaña del demonio. El cofre seguía ascendiendo conmigo encima por la propia inercia. En el punto más alto solo pude quedar atónito mirando la inmensidad del mar y replanteándome mi existencia.

Literalmente un segundo después el cofre perdió la inercia y comenzamos a descender ambos mientras yo lo montaba cual cowboy en un rodeo. El cofre cayó por la ladera de la montaña y no hacía mas que acelerarse mientras íbamos destrozando todo a nuestro paso. Bendito momento en el que se me ocurrió agarrarlo porque esta bajada cayendo me hubiese hecho mucho daño. El suelo cada vez estaba más y más cerca. El choque contra el suelo se escuchó brutal, por suerte había conseguido salir de allí de una pieza. Un par de metros más adelante me encontré a Gretta que estaba llamando al resto de los de la banda. -¡¡Gretta!! Estoy aquii-. Le grité para que se girase y viese lo que había conseguido sacar de esa cueva malévola. 

Con los bolsillos y mochila más que llenos, convencí a Gretta de que me echase una mano para llevarnos aquel cofre gigantesco al barco. Puede que nos hubiesemos dejado allí mucho tesoros, pero aquí teníamos un buen pellizco. - ¡¡Vamos Gretta!! Ahora hay que comprar cosas ricas para Shiro nos cocine cuando vuelva al barco-. Ambos nos fuímos al barco empujando entre los dos el cofre que, aunque me había quedado las cositas mas interesante que había visto al abrirlo, aún quedaban muchas más cosas dentro.

Resumen
MC duck
Pato
Mc Duck seguía en medio de la pirámide, todo seguia sin ningún sentido, la pelea continuaba de forma caótica, sin ningún indicio de que había que hacer o a donde ir…  cuando de repente, empezaron a surgir los géiseres de agua que arrastraban a los participantes, y vio por donde estos salían propulsados por el agua, a lo que sonrió ligeramente, ya había localizado la salida.
Cambio de forma a forma pato, y agitó rápidamente sus alas, ascendiendo de forma rápida esquivando las pequeñas gotas de agua que intentaban alcanzarlo, mientras subía pegado donde la roca y el agua no se tocaban, la presión del agua y los cuerpos que ascendieron antes que él rompieron la vegetación, por lo que MC Duck solo debía, esquivar rápidamente las que aún quedaban sin romper y arrancar para luego extender sus alas en la cima de la isla. En ese momento era el rey del mundo.

Luego se dejó tranquilamente planear viendo la hermosa vista de la isla Momobami, mientras hermosas palmeras de agua dibujaban un hermoso arcoiris en la isla, pero incluso ese momento debía terminar, y MC duck empezó a descender para volver con los suyos al barco, el Duck Duck Go, parecía un hogar ahora.

Algunos estaban molidos, empapados, y otros sonrientes, ante lo que habían logrado hacer, y había razones para celebrar, estaban vivos y ahora eran mucho más ricos… ¿verdad?

-Cuack cuack… ¡Menudo tesoro hemos conseguido!… ¡mirad! cuack.

Mc Duck vació sus bolsillos en la cubierta del barco para que los demás pudieran ver el oro y las joyas, no era gran cosa pero el pato podía revolverse en sus monedas.

-Esto no es nada, cuack imagínate cuando os habeis los bolsillos… cuack... Bueno, Tu Kael, se que pillaste el tesoro principal, y además me pareció ver que te llevabas a alguien, es una pena que no llenaras la inmensidad de su barro con el tesoro, pero… cuack cuack...  bueno, lo puedo perdonar cuack.

Con el poder de su logia pudo dejar la cámara vacía, pero entendía el modo de actuar del inteligente Kael. Pero poco a poco el ambiente feliz empezará a menguar, por que si, los demás estaban felices, pero… ¿por que …
-Drake… ¿Por… ¿Por qué llevas las manos vacías? ¿para que tienes las manos largas si luego no agarras nada? - luego miró a Jun y pregunto indiscriminadamente- Jun, dime que llevas algo oculto en el sostén ¿ni una moneda? - por qué, por qué, por qué… - Quítate el sombrero Bonz, digo…seguro que habrás guardado oro en él o algo… ¿nada?.

El pato movió lentamente su cabeza hacia la dirección de Byron.

-Mukens, aparta un momento… Byron ¿por qué no llevas nada en las manos?- el pato empezó a dar pasitos en la cubierta, pero había un aura amenazante en el ave, que frunció ambos ojos mirando fulminante al capitán- Byron … ¿Dónde está el tesoro que vinimos a buscar?... - el pato se engrifa completamente y empezó a correr agresivamente extendiendo las alas mientras perseguía a Byron por la cubierta del duck duck go con claras intenciones de picotear su entrepierna- ¡BYRON! ¡¿DÓNDE ESTÁ EL TESORO QUE VINIMOS A BUSCAR?! ¡CONCHETUMADRE! cuack cuack cuack cuack cuack cuack....

[Imagen: memebyron.png]

Resumen
Kael
El Fantasma del Mar
La batalla estaba llegando a su mejor momento cuando el suelo empezó a temblar aún mas y a romperse. El haber sacado la gema había acelerado todo este proceso de "destrucción", y lo que iba a ser un combate entre tripulaciones acabó frustrado por el agua, seguramente Byron me diría algo por ello, pero visto lo visto si no era yo, era Pato el que la habría cogido, y me caía demasiado bien como para desearle el daño que me había hecho coger la gema. Al menos en mi barro podía notar ese sentimiento de fondo, pero tendría que probar si al volver a tocarla seguiría sintiendo esa presencia o si me haría daño.

Tras absorber a Muzen inconsciente, desistí del combate pese a que el otro individuo (Jack) seguía allí cerca de nosotros. Había que intentar escapar de allí, pero las vibraciones que venían del suelo me decía que quedarían segundos antes de que eso reventase, así que se me ocurrió utilizar el plan de emergencia que tenía preparado. Invoqué barro desde mis pies y saqué de él el barril vacío que había guardado (turno 1) para estos casos. El agua era mi archienemigo desde que tomé la fruta del diablo, por lo que me gustaba estar preparado de ella, sobretodo si no sabía qué podía pasar. Saqué el barril del manera que yo estuviera ya en medio de su interior, ya que al tener la forma de logia activa podía amoldarme al recipiente y mientras de mi brazo saqué la tapa con el agarre por dentro para poder esconderme en él. Sin darme tiempo a poder cerrar el barril del todo acabó estallando el suelo y todos los que nos encontrábamos en la sala salimos despedidos al cielo.

Al no poder haber cerrado la tapa tenía un brazo por fuera, y cuando estaba casi llegando al máximo de altura del lanzamiento, por unos instantes, pude ver el paisaje de la isla iluminado por la luz del cometa pasando justo por encima de nosotros. Y cuando dejé de sentir la energía empujándome para arriba, llegó la que empujaba para abajo.

-Oh no.. oh no no noooooo -dije para mi mismo mientras de mi brazo sacaba barro con el que envolver el barril e intentar amortiguar la caída y cerrar la tapa para no ver lo que estaba apunto de suceder.

Caí desde gran altura, y al menos el primer golpe había resistido el barril. Al ritmo de -¡Ah! ¡oh! ¡m*erda que mareo! ¡ih! ¿¡pero cuanto más voy a estar rebotando!? - acabó el barril por chocarse contra un árbol cerca de la costa que habíamos embarcado. Con el choque, el barril se rompió por completo y me desperdigó por toda la playa, con varios metros de separación entre una parte y otra. -Oh genial, y ahora tengo que juntarme de nuevo, lo que faltaba - dije para mí mismo.

Un par de minutos después ya había vuelto a juntar todos mis pedazos, por suerte había visto que mis compañeros también estaban por la zona, ninguno especialmente dañados pese al viaje que habíamos tenido y sobretodo después de la explosión que nos había engullido por completo y expulsado de esa manera como si un volcán se tratara. Poco a poco estaban desperezándose y por como se expresaban parecía que estaban como si nada pese a haber sobrevivido a un evento así y que apenas varios minutos que pasamos por pruebas mortíferas. Suspiré aliviado.

Pato me habló en ese momento, a lo que le respondí: -Sí... habría estado bien haber pillado más tesoro, pero bueno, estamos todos de una pieza y hemos vuelto al barco. Creo que con eso me doy más que satisfecho.

Saqué de mi barro un odre de agua y se lo ofrecí a Muken. -Perdona Muken, con tanto lío no pude darte el agua que me habías pedido. Aunque con todo el agua que tienes no sé si hará falta- comenté en forma de broma al hecho que la mayoría estaban empapados. 

Empecé a hacer las tareas de cubierta para salir de esa isla lo antes posible mientras veía que Pato echaba la bronca a Byron y echaba un ojo al resto de la tripulación en caso de que necesitaran algo.

Resumen
Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
Barrí la sala con una mirada rápida, mis ojos dorados alcanzaron a ver las obvias y preocupantes grietas, el temblor que sacudía la cámara se convirtió casi en un sismo y el agua comenzó no solo a subir, sino a salir desde el suelo y las placas como geiseres. Definitivamente no tendríamos tiempo para recoger ningún tesoro más, solo algunas cosas del suelo, y era solo cuestión de segundos para que el agua ascendiera lo suficiente como para ahogar a los miembros de la tripulación que tuvieran una fruta, dejándolos incapaces de nadar. Por el rabillo del ojo capté una parte del tesoro que me resultaba interesante, rápidamente lo recogí, se trataba de una pulsera curiosa, hecha de oro opaco con una gema en el centro, tenía forma de una especie de serpiente. Me agradó lo suficiente como para guardarla en uno de mis bolsillos, al igual que un anillo en forma de alas.

No tuve tiempo para mucho más, ni para recoger a ninguno del equipo, estaba más que seguro que no sería capaz de levantarlos, la fuerza bruta en sí misma no era, valga la redundancia, mi punto fuerte, siempre lo fue la flexibilidad y la rapidez, por ello, sin pensarlo demasiado, y tomando como ejemplo a McDuck, batí las alas con fuerza para alzar vuelo. Ascendí con prisa, con el agua pisándole los talones, cuando noté que aquella pequeña entrada de luz que habíamos visto en el techo al entrar en la cámara del tesoro, no era más que una salida propiamente dicha. Solo había un problema: Estaba cubierta de vegetación y, a diferencia de McDuck, mis alas tenían un tamaño considerablemente más grande, al igual que mi cuerpo.

Apreté los dientes por un momento, luego relaje la mandíbula y, antes de llegar a la salida plegué las alas, pasando por uno de los espacios entre los que se colaba la luz con mayor facilidad. Algunas de mis plumas engancharon con las ramas y fueron arrancadas en el camino, pero eso no importaba, cuando tuve la oportunidad de desplegar las alas lo hice, había pasado parte de la espesura cuando volví a agitarlas y me apresuré a salir de la trayectoria del agua a presión. Vi a McDuck planeando sobre el área a unos cuantos metros de mí, así como también vi un barril salir disparado hacia el cielo y de este asomaba un Draven salvaje. Definitivamente era una de las personas más inesperadas y estrambóticas que había conocido hasta ahora… Quizás la segunda. Por supuesto, todo lo que sube, debe bajar, a menos que tenga alas, y la gravedad hizo su trabajo, llevando al azabache consigo en una ristra de gritos e insultos.

Solté un resoplido de diversión mientras seguía con la mirada el descenso en picado hasta que se perdió en la selva. Negué con la cabeza antes de comenzar el viaje de nuevo hacia el barco, podía verlo fácilmente desde allí, por lo que se hizo mucho más sencillo. Después de ese recorrido, cayendo, corriendo, subiendo y bajando escaleras, y descubriendo que las islas tienen sistemas subterráneos que pueden albergar tres tipos de climas extremos completamente diferentes, salas enormes y mecanismos complejos, sentía que estirar las alas por un rato no vendría mal. Sobrevolé lentamente el mar, dando una vuelta alrededor del barco para asegurarme que se encontraba en buen estado, y para vigilar que la tripulación hubiera llegado. Solo entonces descendí en la cubierta por estribor.

Estiré mis alas hasta su límite y luego las retraje, relajándome poco a poco al saber que por fin salimos de allí. Tras un rato, después de ayudar con las tareas para sacar el barco de esta isla de las desgracias, volví desde mi habitación hacia el timón, escuchando los reclamos de McDuck al capitán, pasé sonriendo de lado al ver el colapso nervioso que parecía estar teniendo el mafioso.

Me posicioné tras el timón para sacar el barco de allí de una vez por todas, definitivamente nada importaba más que aquello que saqué de mi habitación: Uno de mis paquetes de cigarros sabor frambuesa. Saqué uno de dicho paquete, me lo llevé a los labios, lo prendí con el mechero y le di una larga, profunda y anhelante calada, mientras observaba la situación en cubierta con regocijo.

. – Mucho ruido, saquemos el barco de aquí y larguémonos de una vez, tengo suficientes referencias a la cultura popular para una vida entera después de esta aventura y podría escribir un libro sobre la biología y arquitectura extraterrestre de este maldito lugar.

Resumen
Byron
Hizashi
Mientras daba la espalda al rufián sin brazo y caminaba de forma tranquila, con paso medido y calculado, empapando sus botas por el continuo emerger del agua, daba por hecho en que su compañero Kael, después de aquel ataque calculado, habría conseguido el objetivo. A pesar de la situación en la que se encontraba el inexperto capitán, su pecho se encontraba en calma, realizando respiraciones lentas y relajadas, teniendo el conocimiento que, a pesar del caos, había realizado su cometido con éxito, y aunque muchos de los allí presentes no lo supiesen o no lo considerasen así, este bravo grupo de piratas se habían hecho con el premio gordo, y un amanecer lleno de fortuna los esperaría en cuanto pusiesen un pie fuera de aquella inhóspita isla. Su primera aventura, y su ego interior se encontraba satisfecho, al verse un paso más cerca de su ansiado objetivo.

En su trayecto finalmente se encontró de nuevo con el conejo, totalmente tirado, y respirando de forma entre cortada, totalmente desvanecido. El agua ya avanzaba hasta sus gemelos, y haciendo gala de su humanidad, que a pesar de la creencia de los que hubiesen visto aquellos actos tenía, ignoró los temblores como aviso de peligro, y se acercó hasta el cuerpo casi inerte del mink. Lo alzó por un brazo, sacando la mitad de su cuerpo de agua, de dejarlo así acabaría ahogado, y con delicadeza lo dejó reposando sentado apoyando su peluca espalda y chaleco empapado en la base de la pirámide, para que cuando sus compañeros se acercasen a recogerlo, no fuese tarde y se encontrasen su cuerpo sumergido y ahogado por el agua de la sala. Lo miró una última vez, rascando su cabeza de forma recelosa, asumiendo el sentimiento hipócrita que emergía en su mente, después de todo habían sido él y los suyos los que le habían dejado en ese estado.

- Si no están preparados para el mundo pirata... No es un juego de niños, las ambiciones de cada uno de nosotros chocan directamente con las de otra tripulación, al final del día, todos buscamos lo mismo, de una forma u otra, pero el trono solo lo puede ocupar uno... Y por desgracia para ti y tus compañeros... Os habéis topado con el bendecido por el Sol y elegido por el propio destino... Si aún puedes escuchar... Recuerda mi nombre, Byron Nikkei, el hombre que juzgará el mundo... Si el destino vuelve a cruzarnos, estaré encantado de daros la revancha.- Su voz, en un tono bajo, con matices solemnes a pesar de dejar ver su ególatra ser, pues sobre todo sus palabras eran sinceras y sentía lástima por aquel conejo que manchaba su pelaje blanco con su propia sangre.

Tras aquel último discurso hacia el enemigo, se alejó para reunirse con los suyos, cuando al avanzar un par de metros, la escena se volvió muchísimo más caótica. El suelo temblaba con muchísimo más ahínco, del propio techo comenzaban a caer pequeños peñascos polvo al agrietarse por los fuertes movimientos, a Byron le costaba mantenerse en pie de las fuertes acometidas y las revoluciones del agua agitándose, haciéndole hasta trastabillar. Envuelto en el caos, buscó con la mirada a sus camaradas, y prestó con su oído toda la atención que podía, a ver si captaba algún grito fugaz de uno de ellos, por desgracia para él, solo escuchaba la roca crujir y el agua revolcarse, y con la vista tuvo la misma suerte, no localizando a ninguno de ellos.

- ¡Joder! ¡Esta forma de mover los hilos no me la espera...!- Gritó, siendo interrumpido por la acometida del agua, al salir como si fuese un géiser, dando su despedida a los presentes con violencia.


El potente chorro de agua lo envolvió, elevándolo junto probablemente el resto de la sala, haciéndolos subir de forma súbita hasta el punto de luz natural que había visto cuando puso un pie sobre la sala. Arrastrado, entre monedas, piedras y suciedad, no luchó, pues lo veía como una tarea inútil y simplemente se concentró en aguantar la respiración y proteger su cabeza con uno de sus brazos y su espada envainada en su cintura.

Finalmente emergió, saliendo despedido por el cráter del volcán. Allí, entendió que, el destino no lo guiaba a una muerte prematura, le estaba brindando el colofón final, unas vistas que cualquier persona en el planeta envidiaría, para enmarcar su éxito en aquella perdida cueva. Con la brisa del aire en su frente apartando su pelo con disimulo, el tiempo parecía haberse detenido unos segundos, el basto cielo nocturno con apenas nubes, decorado con estrellas, se extendía ante él, uniéndose al azulado y oscuro mar en el horizonte. Desde allí podía ver la plenitud de la isla, envuelta en su frondosa flora, y como era regada esta por el agua que los había hecho salir de aquel lugar. En ese instante en el que el tiempo parecía congelado, no pudo evitar sonreír, sintiendo una fuerte nostalgia en el pecho, al recordar el tipo de vistas que podían proporcionar unas fuertes alas. Finalmente, desvaneciéndose ese momento escrito para él, se precipitó al vacío.

Su delgado cuerpo cayó, chocando con las ramas de los árboles y enredándose en lianas de forma involuntaria, amortiguando estas la caída con ayuda del agua, descendiendo hasta el suelo de una forma más suave de lo que hubiese sido estrellarse directamente contra el suelo. Al tocar tierra, rodó unos buenos metros, dejándolo tirado a la entrada de la playa, donde sin poder evitarlo, a pesar de los continuos intentos por mantener los ojos abiertos, sus ojos fueron cerrándose y oscureciendo su vista, como si del caer de un telón en un teatro se tratase.

Minutos después, abrió los ojos, para levantarse dolorido, con magulladuras por todo el cuerpo, sucio, barro y hojas adornaban sus vestimentas. Se llevó las manos a la sien intentando aguantar el dolor de cabeza, como si ese gesto fuera a disminuir el dolor, y cuando se recompuso finalmente, lentamente salió de la selva para encontrarse con la fina arena de la playa, con una de sus manos tocando su hombro dolorido.

Por suerte para él, su barco no se encontraba lejos, milagrosamente había sido lanzado en la dirección que había atracado, como si un dios hubiese manejado la situación con mano experta. Sin perder el tiempo, aún dolorido, se dirigió hacia él para finalmente poner fin a aquella trepidante aventura.

Subió al barco, para encontrarse a sus nakamas allí, magullados como él, pero enteros. Faltaba Pato que no tardó en aparecer sobrevolando la zona.  Así, se tiró en la cubierta, tumbado, cansado y dolorido pero con una amplia sonrisa de felicidad en el rostro, a pesar de estar jadeando. No tardó Duck en recordarle la promesa de conseguir un tesoro, irritándolo y haciéndolo levantarse de un salto, fue a contestar, pero Kael le hizo la cobertura al decir que se había hecho con la gema central.

- ¡Ahí tienes tu tesoro pájaro inútil! - Dijo dándole un pescozón como había hecho antes. - ¡Además, Kael tiene algo mucho más importante! ¿Verdad? - Preguntó para asegurarse de que había conseguido lo que había intentado, aunque tenía claro que así había sido pues su compañero era más que capaz. Simplemente asintió, para confirmar su pregunta, y ahora sí, más feliz, y con el pecho hinchado gritó.- ¡HIE HIE HIE! ¡Perfecto! ¡ESPERO QUE ESTÉIS LISTOS CABRONES, A PARTIR DE AHORA, EMPIEZA EL JUEGO DE VERDAD! ¡GAVYN, LLEVANOS A DE VUELTA A KILOMBO, TENEMOS TEMAS QUE TRATAR CON LA MARINA! ¡HIENA MALEDUCADA, ECHA UN VISTAZO A LA TRIPULACIÓN NO VAYA A SER QUE NOS HAYAMOS ROTO ALGO! ¡DRAKE, ELEVA EL ANCLA! ¡MUKEN COCINA UN BANQUETE! ¡EL RESTO VIGILEMOS QUE NO TENGAMOS VISITANTES NO DESEADOS! - Cogió aire y aún con más euforia si era posible. - ¡Y DESPUÉS A DESCANSAR! ¡NOS LO HEMOS GANADO CHICOS! MIERDA, TENÍAMOS QUE REPARTIR EL TESORO CON LANCE, bah, es igual, aunque es una pena que la cogorza con su tripulación tenga que esperar... ¿Los habéis visto? Eran impresionantes, joder tenían hasta una orca gigante en sus filas... Aunque... Nosotros lo fuimos más hie hie hie...- Y así, zarparon hasta Kilombo.

DATOS
Lance Turner
Shirogami
El caos en la sala no había hecho más que crecer. A cada segundo que pasaba, los temblores aumentaban y el sonido del agua, que comenzaba a llenar la sala, era ensordecedor. Sabía que estábamos en una gran trampa, y debíamos hacer algo deprisa si no queríamos morir allí. Desde luego, no imaginaba que el suelo comenzaría a romperse, y menos aún, que poco después seríamos lanzados a los cielos por una fuerza que ni siquiera había previsto. Mientras sentía cómo el agua nos arrastraba, mi mente trataba de procesar dónde nos encontrábamos todos cuando esto empezó.

Suzuka se encontraba alejada de nosotros, como siempre distraída, pero aún así, confiaba en que la encontraríamos y la mantendría a salvo. Mi preocupación era notable, pero el caos en la sala no dejaba margen para errores ni distracciones. No había tiempo que perder, y cada uno de mis compañeros debía encontrar la manera de salir con vida. Los tesoros, por más valiosos que fueran, no valían nada si perdíamos a alguien en el proceso.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí el tirón de Juuken a mi lado. Aunque no logró sujetarse por completo, pude notar su desesperación. No era común verlo así, y el solo hecho de que él, con su entereza habitual, estuviera tan preocupado, me hizo sentir la urgencia de la situación aún más intensamente. La cantidad de agua que nos estaba elevando era alarmante, y Juuken, sin duda, no estaba en condiciones de enfrentarse a una caída así.

Miré a mi alrededor, asegurándome de que Gretta, Shiro y Qazan estuvieran al tanto de lo que estaba ocurriendo. El suelo bajo nosotros se había resquebrajado, y estábamos a merced de las fuerzas que nos rodeaban.
- ¡¡Qazan!! ¿Puedes hacer algo en esta situación? - Pregunté desesperado a sabiendas que sus habilidades quizá podría ayudarnos. Pero probablemente, no lograría escucharme en ese caos.

Cuando finalmente fuimos lanzados por el torrente hacia arriba, sentí la presión del agua impactando contra mi cuerpo, empapándome de pies a cabeza. La velocidad del ascenso era vertiginosa, y las ramas y plantas que nos rodeaban apenas lograban amortiguar los golpes que nos propinaba la corriente. Intenté mantener la compostura, tratando de observar qué ocurría a mi alrededor.

Mientras ascendíamos, las paredes parecían contar la historia de alguna civilización perdida. Era una vista fascinante, y a pesar de todo, no pude evitar sentir una mezcla de asombro y respeto por quienes habrían construido ese lugar. Sin embargo, no había tiempo para admirar las maravillas del pasado. La situación seguía y sabíamos que, tarde o temprano, seríamos expulsados de ese infierno subterráneo.

Finalmente, la luz de la luna se hizo visible a través del techo, y su resplandor me recordó cuán lejos estábamos de todo lo familiar. El chorro de agua que nos lanzó al exterior fue el golpe final en una serie de eventos que parecían no tener fin. Sentí cómo mi cuerpo volaba en el aire, descontrolado, como si fuera una simple marioneta. El contacto con las ramas, las rocas y finalmente el suelo fue devastador, más por sentirme impotente, que por el propio daño. Había experimentado peores caídas en el pasado, no era ese el problema. No obstante, eso no quitaba que aquel dolor era innegable. Golpe tras golpe, mi cuerpo rodaba por la ladera de la montaña, y en algún momento perdí la cuenta de cuántas veces mi cabeza había impactado contra el suelo y la piedra.

Cuando por fin me detuve, jadeando por el esfuerzo y el dolor, me di cuenta de que la situación era peor de lo que había imaginado. La montaña había escupido a todos en direcciones diferentes, y no tenía idea de dónde estaban mis compañeros. Mientras intentaba ponerme en pie, apoyándome en un tronco cercano, noté cómo la luna iluminaba el área. Respiré hondo, tratando de calmar mi corazón desbocado.

Juuken fue el primero en venir a mi mente. Él había intentado mantenerse a mi lado, pero la fuerza del agua lo había arrastrado tan lejos como a mí, o quizás más. Me giré hacia la vegetación, esperando encontrar algún rastro de él o de Shiro, pero solo el eco de mis propios pensamientos resonaba en medio del silencio de la noche. Estábamos dispersos, y lo peor de todo era no saber en qué estado se encontraba cada uno. Sabía que Gretta y Qazan probablemente estaban juntos, y esa idea me tranquilizaba un poco. Ambos eran duros y testarudos, y si alguien podía salir de esta locura con su botín intacto, eran ellos. A cabezota nadie podía ganar a Gretta.

Decidí comenzar a moverme, aunque el dolor en mi costado no me lo ponía fácil. Cada paso me recordaba el castigo que mi cuerpo había sufrido en esa caída infernal.
- Nada de esto ha salido como tenía en mente - Pensé con ironía, mientras intentaba avanzar por el terreno accidentado.

Lo más importante ahora era reagruparse con el resto y salir de esta isla de una pieza.

Mientras caminaba entre la maleza, escuché un sonido a lo lejos. Gretta. Era inconfundible. Estaba gritando los nombres de los demás, llamando a todos con su acostumbrada energía. Me dirigí hacia el sonido de su voz, sabiendo que si ella estaba bien, al menos una parte del grupo estaba a salvo. Cuando la vi, junto a Qazan, no pude evitar sentir una mezcla de alivio y admiración. Ahí estaban, empujando un gigantesco cofre, como si nada hubiera pasado, como si no hubieran sido lanzados por los cielos hace apenas unos minutos.
- ¡Gretta! - Grité, acercándome a ellos mientras limpiaba el sudor y el barro de mi frente. - ¡Me alegra ver que estáis sanos y a salvo!

Gretta, con su acostumbrada, pero tranquilizadora, despreocupación, me lanzó una mirada y soltó una risa, con la cual no sabía si era feliz, si se reía de mi, o ambas. No pude evitar reír como respuesta. A pesar de todo, Gretta seguía siendo Gretta, y eso era algo por lo que siempre estaría agradecido. Mientras nos reagrupábamos, vi que Juuken estaba acercándose también, aunque con una clara muestra de fatiga en su rostro. Había logrado mantenerse consciente durante toda la locura, lo que no era poco decir.

- Estamos casi todos - Dije, mirando a mi alrededor. - Falta Goku, pero… si alguien sabe sobrevivir a este tipo de situaciones, puede ser ése mono.

Mis palabras eran mitad broma, mitad verdad. Con Goku, uno nunca podía estar seguro de nada, pero su habilidad para salir ileso de las situaciones más absurdas siempre me dejaba sorprendido. Sin embargo, muy pronto haría acto de presencia aquel demonio que tan bien me caía.

- ¡Vamos, todos juntos al barco! - Anuncié con más energía de la que realmente sentía, pero sabiendo que nuestras opciones eran limitadas y que cada segundo contaba. La isla podía tener más sorpresas, y no estaba dispuesto a quedarme para averiguarlo.
- Seguramente el resto irá allí, luego de asegurar el barco, quizá debamos de salir a buscar a Suzuka. - Dije preocupado por su mala orientación. - Luego, vamos a partir cuanto antes... Vamos, a Demontooth - Dije con una sonrisa. - Necesitamos hacernos más fuertes antes de seguir.

Cogí entonces mi Den Den Mushi, del cuál casi me olvido para un momento como este, y comencé a llamar a mi banda.
- ¡Todos al barco! Nos reunimos allí y regresamos a por quien falte antes de irnos, ¡Pero lo primero es llegar ahí y juntarnos! 
Datos de interés
Jun Gunslinger
Nagaredama
Cuando Jun notó que el suelo se resquebrajaba bajo sus pies y el agua brotaba con fuerza de las grietas, no supo bien como reaccionar. No era habitual en ella, pero su mente se quedó en blanco por un segundo. ¿Qué podía hacer? No había donde correr o resguardarse. Fue lo suficientemente veloz como para volver a enfundar su pistolón y avanzar unos cuantos pasos hacia adelante, hacia donde estaban Drake y los demás, pero no les alcanzó antes de que el torrente de agua inundara por completo la sala y la impulsara hacia arriba, arrastrándola sin piedad. En cuestión de segundos, la sala fue arrasada y Jun perdió de vista a todos sus compañeros.

Aquel recinto erupcionó como un volcán de agua, y el torrente mandó a la Gunslinger a volar.

Una copa frondosa atajó y amortiguó su caída, evitando que la joven aterrizara de lleno contra el suelo, aunque no sin dolor. Atrapada en la rama alta de un gigantesco árbol, ahí quedó Jun, inconsciente por un breve instante. Las piernas y las trenzas azules colgaban lánguidas como lianas, mojadas, goteando. Entonces, súbitamente, Jun despertó con sobresalto. Se encontró rodeada de un entorno extraño, selvático, que al principio, y por la confusión, no podría reconocer. Pero no se tardaría mucho en recordar y entender lo que había sucedido, y pronto se ubicó en aquel paisaje salvaje de la Isla Momobami.

¡Draaaaake!— gritó, esperando que el de brazos largos pudiese oírle, antes de que un enemigo o un animal salvaje la encontrara—. ¡Capitán! ¡Pato! ¡¿Alguien?!

Desde la altura del gran árbol podría ver la extensión de la playa y, más lejos, divisaría al Duck Duck Go, que esperaba con paciencia a sus tripulantes, ajeno a todo lo sucedido. Jun dejó escapar un suspiro de alivio. Al menos el barco seguía ahí. Pero ¿cómo diablos bajaría de ese árbol?

¿Y ahora qué? —masculló entre dientes, molesta y adolorida. Su cuerpo estaba repleto de cortes y raspaduras, aunque nada era tan grave como para dificultar su movilidad.

De la forma que pudo, descendió por el tronco del árbol como un gato nervioso, llevándose unas cuantas heridas extra en las manos y las piernas por el apuro. Una vez en el suelo, corrió entre la maleza apartando ramas y arbustos hasta llegar a la playa, y solo cuando puso un pie en la cubierta del barco se desplomó y volvió a respirar profundo, con alivio, sintiéndose segura.

Varios de sus compañeros ya estaban ahí, y aunque se veía mojados y agotados, estaban enteros. No era poca cosa, teniendo en cuenta lo que había sucedido. Duck, el pato más bonito y brillante que conocía, se veía muy feliz, y relucía su mirada oscura mientras enseñaba a sus compañeros los tesoros que había conseguido. Jun sintió una punzada en el estómago al darse cuenta de un pequeño gran detalle; no había recogido ni una sola moneda de oro, ni una joya, ni siquiera un trasto inútil.

Jun, dime que llevas algo oculto en el sostén ¿ni una moneda? —inquirió el plumífero, y cuestionó también al resto de sus compañeros, claramente indignado.

La Gunslinger bajó la vista hacia su propio pecho, sin saber que responder. No tenía nada. Ni siquiera llevaba sostén. Bueno, realmente tampoco no lo necesitaba.

Lo siento, Patito.

Visiblemente furioso, el pato arremetió contra el capitán, ¡y con razón! Fue gracioso (y adorable) verlo correr por la cubierta con los pasos torpes de sus patas palmeadas mientras agitaba las alas y soltaba graznidos. El espectáculo fue tan divertido que Jun no pudo evitar reírse a carcajadas. Por un momento, el cansancio y el dolor quedaron en segundo plano. Estaba feliz. Acababa de vivir una aventura única y peligrosa, de la que todos en el grupo habían salido sanos y salvos, y con un buen botín que Kael había asegurado exitosamente gracias al trabajo en equipo.

Byron, que no perdía el tiempo, poco se tardaría en ejercer su rol de capitán y comenzó a dar órdenes para poner las cosas en marcha. Les esperaba un largo viaje de regreso a Isla Kilombo.

Danos un respiro, cabrón —se quejó la peliazul, exasperada.

Haciendo uso de la poca energía que le quedaba, se arrastró hasta una barandilla cercana a la popa y fijó la mirada en la orilla, prestando atención a cualquier novedad. Sus ojos amatista brillaron con emoción mientras contemplaba la belleza exótica de la Isla Momobami, y no pudo evitar sonreír. Comenzaba a gustarle la idea de ser parte de algo más grande, y estaba ansiosa por seguir descubriendo el mundo y viviendo aventuras junto a sus increíbles compañeros, los Piratas Hizashi.

resumen y datos
Anissa Marr
Nissa
Cuando llegué al pequeño altar tomé el artefacto y lo guardé metiéndolo en mi cinturón. No podía tener la certeza de cuanto era lo que valía pero si estaba en la misma habitación que todo el tesoro entonces algo de valor tenía que tener. Estaba a punto de girarme para ver la situación en la que se encontraban mis compañeros cuando sentí que alguien se abalanzó sobre mí tomando mi ballesta y dándome un par de golpes que causaron un dolor agudo. Planeaba dispararle ahí mismo mientras lo tenía tan cerca, tal vez con un tiro al cuello me desharía del ser molesto y podría concentrarme en mis compañeros. Fue justamente ese tren de pensamiento el que me distrajo ¿por qué ninguno se interpuso en el camino para protegerme? No es que fuera el miembro más importante, pero todos sabían que me desempeñaba mucho mejor en combate cuando no tenía a alguien a tan corta distancia, además de que siempre que había problemas al menos uno de ellos se había encargado de que no llegaran a mí.

De reojo, alcancé a ver lo que le estaba sucediendo a Panda, King y después a Jack, Alex y Muzen. ¿Estaba a punto de perderlos? Solté la ballesta, casi por reflejo ya que el temor se apoderó de mí. Estaba a punto de salir disparada en dirección a Alex, pero todo el suelo comenzó a abrirse y un torrente de agua nos expulsó hacia arriba de manera violenta. Y después de eso un negro absoluto.

Cuando recobré la consciencia mi cabello estaba lleno de tierra y alguna que otra hoja enredada. Sentía un gran dolor en todo el cuerpo, especialmente en el torso; tal vez tendría una costilla rota o algo peor. -…¿Jack?- susurré, aun tirada en el piso al escuchar la voz de uno de mis nakamas gritando mi nombre. Con dificultad me puse de pie, manteniéndome ligeramente encorvada debido al dolor y comencé a avanzar lentamente hacioa el lugar de donde provenía aquella voz, con una mano en el costado.

-Aquí estoy.- alcancé a decir, en un tono ligeramente más alto del regular, sin llegar a gritar ya que ni siquiera tenía la energía para eso. Cuando me puse a su lado fue cuando finalmente pude ver la severidad de las heridas de Panda. –Mierda, Panda.- le dije olvidándome de añadir el sufijo “kun” con el que solía llamarle. –Necesitamos que Tenka acerque el barco e irnos de aquí cuanto antes, Panda necesita atención urgente.- les dije con la respiración entrecortada. –Faltan King y Muzen, ¿no? Tendremos que encontrarnos con ellos antes de acercar el barco.- continué, ignorando la situación en la que se encontraban.

Resumen
Vesper Chrome
Medical Fortress
Mientras Vyper se encontraba en el éxtasis de una batalla que acaba de comenzar, fue cuando de repente sintió aquella sensación, y es que si, a pesar de sentirse inmensamente emocionado por su pelea, al final su contrincante decidió irse a por Bonez quien estaba a su espalda, como si estuviera simplemente ignorando el esfuerzo que estaba haciendo Vyper por dar una grandiosa pelea, era frustrante, incomodo, molesto incluso, pero ¿Qué podía hacer?, estaba claro en su mente, correr tras ese lobo y destrozarle las piernas para que no volviera a dejar una pelea a medio comienzo.
 
Aunque esta era la intención las cosas simplemente no surgieron de esa manera, en cuanto Vyper se dio la vuelta para ir por aquel lobo que se había echado a correr con una velocidad impresionante, es cuando el ya se encontraba golpeando a Drake, ese hijo de su hiena madre realmente era una piedra, así que probablemente el lobo terminaría con una grave herida en sus puños. Sus palabras resonaban en el lugar, pero realmente a Vyper le daba totalmente igual. — Eres un lobo, pero parece que estas cacareando estupideces, Bonez puede ser tu amigo, pero es nuestro Nakama, no confundas la familia, con un compañero de bar, son cosas muy diferentes. — Vyper le comentaba a Alexander quien ya no se encontraba tan lejos de sí.
 
Justo cuando me disponía atacar nuevamente Alexander, al haberme acercado lo suficiente a él, sentí el viento rozar levemente la tela de mi kimono, había sido una bala disparada con aparente precisión quirúrgica, y bien que había sido mi querida Jun, tendría que darle algo como premio por ello, al final de cuenta, Vesper no es muy demostrativo con su tripulación, pero Vyper en cambio, es alguien demasiado amigable con todos ellos.  No se había sentido mal porque su compañera había atacado a su presa, al contrario, Vyper se sentía completamente orgulloso de que haya acertado tremendo disparo, era alguien con talento.
 
—Conseguiste compañeros con talento, Vesper. — Comentó el medico para si mismo antes de ver como un chorro de agua salía hacia arriba tras un fuerte sonido detrás suyo, para posteriormente ser literalmente arrastrado hacia arriba por un torrente de agua tan fuerte como el mar embravecido, conforme subía los símbolos aparecían en todo el sitio, la verdad es que Vyper desconocía que querían decir, que eran o porque estaban ahí, pero de algo estaba claro, el destino parece querer evitar que el lobo y la hiena se enfrenten en este lugar.  
 
Estando arriba la vista era magnifica, pero no hace falta ser un genio para saber, todo lo que sube, tiene que bajar, y fue exactamente lo que pasó con Vyper, tras haber sido llevado prácticamente a unas alturas impensables, tuvo que bajar y el primer golpe que se llevaba el multifacético medico fue con una gran rama de árbol. —OUH! — Exclamó la Hiena que había perdido la transformación por el agua que había tragado en aquella subida. Tras este primer golpe sucedieron unos más en secuencia, y cualquiera que estuviera cayendo cerca de el pudo escuchar sus palabras.
 
—Oh… Mier….Maldi…Hijo…Jo…. MALDICIÓN. — Gritó tras el ultimo golpe cayendo al piso de aquella frondosa selva. Vyper caminó por unos pocos minutos antes de encontrarse con miembros de su tripulación, claramente no estaban demasiado heridos, pero aun así tenia que atenderles.
 
—Los que necesiten atención, diríjanse a mi habitación en el barco, les daré tratamiento. — Comenté viendo algunos de ellos ponerse de pie y observando como Kael volvía a juntarse como el barro. —Claro, intentaré curarme a mi mismo primero. — Terminó Vyper bromeando antes de subir al barco y dirigirse a su habitación para preparar la camilla, quizá alguien pudiese necesitar de su ayuda. Vyper claramente queria seguir con su enfrentamiento, pero si la isla misma es quien los está echando, era hora de marcharse.
Dr.Bonez
Dr.Bonez
Despues de aquel ataque  que habia direcciknado hacia el lobo, el chico de piel ceniza escucho a Alexander acercarse de manera peligrosa a su posición, retumbando en su cabeza aquellas palabras de "Traidor" que le hicieron sentir un peso en su interior por el aprecio que le habia llegado tener al lobo en el pasado, aunque sabía bien que aquellos eran los riegos cuando se trataba de pertenecer a una tripulación pirata. Desgraciadamente ha ia cometido errores  en aquel ataque, dejandole expuesto a la cercanía con el lobo, el cual le lanzaba un golpe devastador  que vio como se dirigía a su cuerpo con una gran velocidad.

Bonez se habia quedado congelado e n su posición  al ver al lobo tan cerca de suposición deseando mover las piernas pero desgraciadamente la distancia entreellos era demasiado corta,  a lo cual apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que pudiera sentir el impacto, cerrando los ojos. Una vez los abrió pudo ver frente a el como Drake se encontraba al frente de el, resguardandolo  de el golpe que intentaba darle Alexander, quedando en shock gracias a que aún estaba asimilando lo que habia ocurrido  en todo ese momento, escuchando d a Gavyn que ahora se acercaba a su posición.

Gavyn escribió:Eso estuvo cerca. Bonez ¿Estas Bien?

El chico de piel ceniza solo asintió levemente, pero cuando quiso responderle a su compañero el lugar comenzó a retumbar y resquebrajado, haciendo que Bonez y los demás tripulantes de los piratas Hizashi, sintieran como el.agua comenzaba a brotar desde el suelo antes de que todo estallará como si fuese un gigantesco Geyser,  haciendo que Bonez saliera disparado hacia arriba junto a otros de sus compañeros  con la suerte que  de caer en un árbol con tanta frondosidad de hojas que quedó estancado en ese lugar sin recibir mucho daño.

Aagh j-joder, ¿acaso esto se puede poner peor? Dice antes de escuchar las ramas ceder, haciendo que cayera entre rama y rama de manera amortiguada aunque si sentía los golpes de las ramas en su cuerpo ¡ow,ow; aaagh mierda! Dice quejandose en cada golpe hasta que logra usar sus cartas para reducir velocidad y saltar al suelo. 

El término de esta aventura para Bonez habia adquirido un gusto amargo. No solo porque aquella buena amistad con Alexander se había roto. Aún peor, sentía que ni había sido de ayuda para defender a Vesper, dañando con su ataque y además haciendo que Drake  tuviera que venir a ayudarlo despues de su descuido con Alexander.

Una vez llegó al Duck Duck Go, se dio cuenta que sus compañeros ya se encontraban en el lugar. Llegando justo a tiempo para poder ver aquella cómica escena en donde Mc Duck perseguia a su capitán insultandole por no haber agarrado más de aquel  botin que se habian encontrado dentro de aquel lugar, lo cual había hecho que MC Duck intentará morderlo en sus partes privadas. 

Bonez podría haber hecho una broma en ese momento o haber disfrutado aquella escena que podría haber sido gloriosa si estuviera de buen humor. Pero por desgracia aquel amargo final le había hecho estar más serio que de costumbre.
Aquella situacion le habia hecho entender que debia hacerse fuerte cuanto antes si deseaba ser de ayuda para sus compañeros.

Me iré a mi habitación, ya fue demasiada aventura por hoy. Dijo completamente contrario a su actitud animada y sarcástica, cojea do de su pierna con un gesto cabizbajo en su mirada, después de todo, para el  esta era una derrota personal.


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