Hay rumores sobre…
... que en una isla del East Blue puedes asistir a una función cirquense.
[Aventura] Tu amigo y vecino [T2]
Sirius Herald
Eleos
Por un instante, el ajetreo de la plaza se sintió como un susurro, reemplazado de forma rápida por un latido ensordecedor que percibía tan fuerte en mis oídos como si fuera el tambor de la misma vida. Vi a Zirko moverse con la velocidad de un rayo. Su cuerpo colosal se impulsó con tanta agilidad que apenas pude creer lo que veía. Durante unos segundos, me pareció contemplar una bestia majestuosa dispuesta a defender a su manada. Apenas había recogido mis pensamientos cuando distinguí la silueta de esa furgoneta de News Coo abriéndose paso entre la multitud con una temeridad alarmante. Desde mi posición, vi cómo una madre cargaba a su hijo desmayado, completamente ajena al inminente peligro. Por mucho que el resto de la gente gritara y se apresurara a apartarse, ella parecía sumida en la angustia de su propio problema, sin percatarse de que el camión avanzaba directo hacia ellos.

Mi corazón dio un vuelco. Sentí un hormigueo en la espalda, allí donde mis alas, escuchando una llamada casi divina, que me instaba a intervenir a toda costa. Y, sin embargo, antes de que mis pies se movieran, la mano de Zirko ya se había extendido hacia su cinturón y lanzado uno de sus gigantescos cuchillos rosados. Aquella arma voló describiendo un arco imposible, que a mis ojos parecía el trazo de un relámpago.

-¡Cuidado!- alcancé a gritar, volando en picado hacia la madre y su niño, dispuesto a poner mi cuerpo contra la furgoneta si fuera necesario, el cuchillo de Zirko grande como un poste, y sin embargo diseñado para ser menos letal acababa de impactar en el suelo y el estruendo retumbó en todo el mercado, seguido de un chirrido metálico que puso los pelos de punta a cuantos escuchaban. Sentí el corazón desbocado. “Ojalá no haga falta recurrir a nada más extremo,” recé para mis adentros, temiendo que, si el conductor mantenía su empeño en avanzar sin freno, Zirko acabaría usando un método más drástico… y eso no pintaría bien para nadie.
#21
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Zirko y Sirius…



Y cuando creí haberlo visto todo… el mundo construido para ustedes pareció romperse en dos, como mis esperanzas de que puedan completar esta simple misión sin que alguien muriese en el intento. La obra había dado un giro espectacularmente caótico que sacudió el corazón de todos los presentes en el mercado de Sparrowshade. Aún no saben si fue el chirrido del metal contra el adoquinado de las calles, el eco de todos los gritos al unísono o el estruendo de un impacto brutal lo que había convertido aquella mañana tranquila e invernal, en un campo de confusión y pánico absoluto.
 
El cuchillo sin filo de Zirko, similar a un poste de luz en longitud, alzado como una gran herramienta rígida de acero teñido de rosa, aterrizó como un veredicto enviado por los dioses entre la furgoneta y la madre que seguía ocupada con su hijo, arrancando pedazos de la calle con su caída y reventando parte del techo de una casa cercana en su trayectoria y que sirvió como freno para la herramienta. La onda expansiva de polvo y escombros se alzó en el aire, envolviendo el entorno en un manto de preocupación.
 
Los mercaderes y transeúntes no tardaron en reaccionar ante tal intrépida acción. Primero, un silencio sepulcral invadió el área hasta que el polvo y los escombros terminaron de asentarse. Luego, como si una presa se rompiera, un torrente de voces y cuerpos empezaron a alborotarse en estampida, como una corriente de agua retomando el caudal de lo que una vez fue un rio. — ¡MONSTRUO! — Chilló un anciano, señalando a Zirko con terror mientras recogía sus artesanías. — ¡VA A DERRIBAR TODA LA PLAZA! — Exclamó una madre asustada, mientras tiraba a sus dos hijas de la mano y corría en dirección opuesta al caos. — ¡LA MARINA ESTÁ LOCA! ¡MIRA LO QUE HAN HECHO! — Gritaría un adolescente de pelo castaño, casualmente relajado a pesar de sus palabras, pero corriendo entre la multitud.
 
Así fue como en menos de un minuto, el mercado comenzó a vaciarse, dejando solo los puestos volcados, las cajas rotas, y las frutas y pescados desperdigados por el suelo. Lo que antes había sido un rincón entretenido y familiar gracias a Zirko ahora era más como una zona víctima de un ataque terrorista... también gracias a Zirko.
 
En cuanto a la furgoneta… pues el conductor, un pobre diablo que, efectivamente, se había quedado dormido al volante, despertó justo a tiempo para presenciar la colisión de su vehículo con la gigantesca hoja. — ¡¿PERO QUÉ DEMONIOS—?! — Exclamó antes de que su voz se cortara cuando la furgoneta se estrelló de lleno contra la zona plana lateral del cuchillo. El impacto levantó el capó del vehículo como si fuera de papel, y el cuerpo del conductor, sacudido violentamente por el frenazo, se desplomó de nuevo sobre el volante, afortunadamente solo cayendo inconsciente. La furgoneta quedó inclinada hacia un lado, con una de sus ruedas traseras girando en el aire, todavía en movimiento por la inercia y así mismo, el baúl se abrió permitiendo que una ligera brisa levantara alguno de los periódicos en el aire.
 
Pero tranquilos, lo bueno es que había más cosas color rosa y no solo el cuchillo de Zirko, ya saben, también hay resultados buenos, o sea rosa. A unos metros de la colisión, Sirius ya había cumplido su parte, por un pelín y por la desgracia sucedida al conductor, su velocidad y destreza le habían permitido alcanzar a la madre y a su hijo justo a tiempo. El niño, aún pálido y sin reaccionar completamente, tenía los ojos cerrados con fuerza. La madre, por otro lado, estaba en estado de shock, no terminaba de comprender todo lo que había pasado en tan poco tiempo. Solo estaba allí temblorosa, incapaz de procesar lo que acababa de ocurrir, con su mirada que iba del cuchillo de Zirko a la furgoneta destrozada, y luego al caos que se desataba a su alrededor. — ¿E-estamos vivos…? — Musitó con incredulidad, sujetando aún a su hijo con fuerza, antes de voltear a ver su salvador a los ojos, sorprendida por su belleza angelical, podrías notar como sus mejillas se sonrojaban y como lágrimas de agradecimiento saldrían mezclada con jipíos.
 
Arthur y Henry...



Del otro lado de la ciudad, la furgoneta en la que viajaban Arthur y Henry continuaba su camino con relativa normalidad… hasta que Henry habló. Al colgarte por la ventana, intentando explicarle tu punto a Arthur, causaste un ligero susto en el conductor, que frenó de golpe al ver tu cara en el espejo del pasajero. — P-p-p-perdón, joder… pensé que era ÉL — Murmuró el conductor, con la voz temblorosa. Por suerte, no iba tan rápido como para hacer a Henry tropezar.
 
Finalmente, con el corazón aún acelerado, Josh volvió a arrancar la furgoneta, dejando en claro que no quería saber más de lo que estaban haciendo estos locos marines, y eso que no sabía lo que había pasado en el mercado. Ahora Arthur y Henry, se encontraban en dirección opuesta al mercado, continuando la ruta de Josh, quien pareció entrar en pánico tras lo sucedido, y que al mismo tiempo se iba poniendo mas nervioso con cada segundo que pasaba. ¿Ocultaba algo o simplemente no se sentía cómodo con la presencia de dos marines con personalidades tan únicas?
#22
Arthur Soriz
Gramps
Honestamente, esta misión ya tenía la sospecha de que no llegaría a nada. Sea porque justamente hoy a Peter D. Parker se le ocurrió no aparecer por mera casualidad, o simplemente porque no corríamos con la suerte que necesitábamos. De todas maneras lo importante es que ahora mismo estábamos yendo por un camino aceptable. A pesar de que se había asustado por la repentina presencia de Henry allí tampoco es que pudiera culparlo... no es que yo me haya sobresaltado demasiado pero un poco de sorpresa sí que dio lo repentina de su aparición... yo pensando que se había quedando siendo un pagafantas de la gente de Parker's & Co.

Miré de reojo a Josh y suspiré, dándole un par de suaves palmadas en la espalda como para intentar que se calmase un poco.

Tranquilo, muchacho... ¿estás bien? Pareces algo preocupado... ¿algo que debamos saber antes de llegar a nuestro destino?

Pregunté, tampoco es que le fuera a presionar. Activé de nuevo mi Den Den Mushi y me comuniqué con Sirius, enviándole un mensaje para que se quedara tranquilo... que todas las cosas de nuestro lado al menos estaban relativamente calmas a no ser por la sorpresiva presencia de Henry conmigo. Lo miré de reojo a este, aunque aún con una expresión un poco mosqueada por el simple hecho de que aún seguía con poca paciencia luego de lo ocurrido al inicio de la misión. Lo único que deseaba es que el recorrido terminase de una vez.

No era por el hecho de que Henry estuviera ahí, para nada... era más bien que se había hartado de Peter. El hecho de que pareciera más una tomada de pelo, una broma de mal gusto y nada más. Honestamente ya que Parker's & Co se encargase del problema y que dejara en paz a la Marina que ya bastante teníamos encima como para tener que encargarnos de cosas de niños. Porque eso es lo que era, niñerías... un joven haciéndose el héroe jodiendo malhechores... ¿qué de malo tenía eso? Cuanto más mascullaba entre dientes esos pensamientos, más me enojaba.

Por primera vez seguramente desde que conozco a Henry, saqué un cigarrillo y empecé a fumar, calando profundo y exhalando el humo por la otra ventana como para así no largárselo a mi colega en la cara. Luego sostuve el cigarrillo entre mis labios, agarrando de los hombros a Henry y jalándolo con fuerza al interior, metiéndolo por la ventana porque igual sabía que entraría... no era tan grande como yo. Cuando estuvo dentro, ahí es cuando me comuniqué con Sirius porque se me había ido de la mente por completo el hablar cuando activé el pequeño aparato en mi muñeca.

Aquí Arthur, estoy con Henry en camino al final del tramo de entrega de la nueva remesa de Parker's & Co... ¿alguna noticia por su lado, Sirius?

Pregunté, para luego esperar respuesta, sujetando el cigarrillo entre mis dedos de la mano libre, dándole otra calada y exhalando el humo de nuevo por la ventana contraria a la que se encontraba ahora sentado junto a ella Henry. Podría estar enojado o mejor dicho frustrado con toda la situación, pero no por ello maltrataría a un colega Marine. Discrepar sí, ponerme hostil físicamente no... ese es un límite que nunca cruzaría con un aliado.
#23
Henry
Tigre Rojo de la Marina
Al parecer mi repentina presencia en aquella furgo había asustado al chófer, haciéndole frenar la furgo por un rato. Arthur intentó calmar al pobre tipo, el cual se pensaba que se trataba de Peter en vez de mi, pues no le culpo, Peter era conocido por sus saltos y giros, lo que tenía sentido tras esuchar el ruido de mi caída. Luego de retomar nuestro camino pude esuchar a lo lejos un fuerte ruido, como si se tratara de una explosión pero tenía mis dudas, así que no le presté demasiada atención.
 
Arthur sacó su Den Den Mushi para comunicarse con Sirius y compartirle nuestro estatus en aquél momento y de mi presencia en la furgo. Aún se podía sentir la tensión entre nosotros desde que tuvimos aquella discusión en el cuartel, aunque entendía a la perfección que algo así no debía de hacerse demasiado personal ni mucho menos afectar negativamente una misión. Ya tenía todo lo que necesitábamos para no volver con las manos vacías, pruebas de que Peter D. Parker había malogrado la mercancía de La compañía en cuestión.
 
Iré a donde vayas, cualquier cosa será más interesante que reportarme solo en el cuartel. Además, dos siempre es mejor que uno, no? — 
 
Ya era hora de terminar con aquella misión y seguir con nuestras labores. Por mi parte aún tenía la labor de capturar a un capitán pirata al cual venía siguiendo desde el East Blue pero aún no habíamos localizado. Afortunadamente podía seguir creciendo como marine en aquella isla, sirviendo al pueblo de Swallow, protegiéndoles de cualquier peligro o crimen.
 
Luego de ver como este prendía y se daba una calada de un cigarro por primera vez, Arthur me agarró fuertemente por los hombros y me jaló hacia dentro de la furgo, poniéndome a su lado. Aquél movimiento no me había caído bien y menos sin haberme avisado pero tampoco podía enojarme y menos en un lugar tan pequeño, por lo que le seguí el juego a Arthur.
#24
Sirius Herald
Eleos
El estruendo me retumbó en los oídos como un trueno anticipado. Detrás de mí, la multitud huía despavorida, tropezando con cestas de fruta y marcos de madera astillada. Todo el caos se precipitó en un solo instante, entre gritos y nubes de polvo. Por un instante, sentí que el corazón se me encogía: Zirko había hecho gala de su fortaleza, quizá con una buena intención, pero la escena que nos rodeaba recordaba más a la estela de un desastre que a una operación de rescate limpia.
Con la respiración agitada, comprobé que la madre y su hijo seguían conmigo. estaban vivos, y aquello bastaba para avivar un leve fuego de alivio en mi interior. Sostenía a la mujer por el brazo mientras ella me miraba con los ojos desbordados de asombro y miedo. El niño seguía en sus brazos, pálido, con los párpados apretados como si temiera despertar a una pesadilla aún peor.

Sí, estáis a salvo—murmuré, tratando de mostrarle una sonrisa calmada, aunque dudaba que mis propios nervios pudiesen ocultarse del todo. Noté cómo se aferraba a mi mano, temblando. Me agradeció con la mirada encendida de emoción y lágrimas en los ojos. Yo asentí despacio-.Tranquila…-dejé escapar mi voz en un susurro, mientras mis manos se unían en un rezo silencioso. -Todo a salido bien

En ese momento, el pitido de mi Den Den Mushi irrumpió. Me llegó la voz de Arthur, confusa, llena de ruidos de fondo por el mercado, asi que no lo oía del todo bien:

Me incorporé, despegándome con cuidado de la mujer, y eché un vistazo fugaz a la furgoneta hecha chatarra contra el cuchillo de Zirko. El conductor parecía inerte sobre el volante. Sin duda necesitaba ayuda médica, pero lo primero sería asegurar que no hubiese fugas de combustible ni ningún peligro mayor.
-¡Zirko!-le grité con un nudo en la garganta-Ojo con el vehículo… Podría haber más gente dentro o…-No terminé la frase. Mi prioridad era avisarle para que revisara el interior y confirmase que el conductor estaba con vida y no hubiese más pasajeros, lo que, con su tamaño, sería un acto delicado.

Mientras me dirigía a la giganta, alcé el Den Den Mushi cerca de mi boca. Había algo de estática, pero la voz de Arthur llegaba lo bastante clara como para entenderlo.
-Arthur, te escucho. La situación aquí se ha salido de control. Hubo… un incidente con una furgoneta de News Coo se estrelló de frente cuando Zirko intentó parar su marcha. Logramos salvar a una madre y su hijo, pero la plaza ha estallado en pánico, voy a tratar de tranquilizarlos-.

En ese momento me elevé en el aire, agarrando mi micrófono que llevaba en el estuche, y hablaría tratando de llamar la atención.

-Atención todo el mundo, no os alarméis, todo a sido un malentendido, la furgoneta de News co casi atropella a una madre y su hijo, ese cuchillo era para evitarlo, nadie ha salido herido.

y en ese momento de forma rapida fui a la furgoneta para sacar al señor que estaba al volante y hacerle unas revisiones médicas improvisadas para asegurarme de que se encontrara bien.
#25
Kuro D. Zirko
Payaza D. Zirko
Los gritos resonaron a su alrededor. "¡Monstruo! ¡Va a derribar toda la plaza!" Las palabras la atravesaban como dagas, pero Zirko no podía comprenderlas. ¿Por qué? Su mirada se había nublado por un instante. Había salvado a la mujer. Lo sabía, lo había visto. Entonces, ¿por qué la miraban con miedo?

Aturdida, observó el caos que la rodeaba. Aquello parecía la escena de un atentado, el techo de una casa destruido, los restos del impacto esparcidos por el suelo. Pero solo había lanzado un cuchillo. ¿Cómo pudo causar tanto daño? ¿Había fallado? Su mirada se deslizó hasta el vehículo destrozado. Se había estampado contra su cuchillo. De no haberlo detenido, tal vez habría atropellado a alguien más, tal vez el desastre habría sido peor. ¿Entonces por qué...?

Las voces continuaban, cada vez más lejanas, ahogadas por la confusión en su mente. Se arrodilló, temblando. Sus manos fueron a su cabeza, ocultando las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Frustración. Respiración acelerada. Todo se volvía un torbellino incomprensible. Hasta que una voz la trajo de vuelta -Ojo con el vehículo… podría haber más gente dentro o…

Zirko alzó la vista. Su cuerpo reaccionó antes que su mente. En un solo movimiento, giró la cadera y apoyó una mano en el suelo, impulsándose hacia adelante con la soltura de alguien totalmente inconsciente de sus actos. Llegó hasta la furgoneta y, con delicadeza, sacó al conductor. Sus dedos lo arrastraron con suavidad, asegurando su cabeza con la otra mano. Una vez lo puso a salvo, sacó su cuchillo y, con un esfuerzo medido, levantó el vehículo con una sola mano.

Buscó sobrevivientes. Movió el peso con lentitud, asegurándose de no causar más daño. Cuando confirmó que no quedaba nadie atrapado, dejó el vehículo en su lugar. Entonces, simplemente se dejó caer.

Sentada sobre sus muslos, su mirada se posó en los periódicos esparcidos. Se aferró a uno sin pensar, pero su mente estaba en otro lugar... aun así, leyó su contenido con parcial atención.

El sonido del Den Den Mushi la sacó de su ensimismamiento. Lo sacó lentamente, acercando el micrófono con una voz entrecortada - P... perdón… - Tragó saliva con su voz entrecortada. Las palabras eran pesadas, como si cada una le costara respirar.

Intenté… intenté detener al hombre de la furgoneta. Actué por reflejo y usé uno de mis cuchillos… Hubo daño colateral… pero parece que no hay muertos. Eso sí… la furgoneta impactó a toda velocidad… El hombre de News Coo necesita atención médica - Soltó el Den Den Mushi con suavidad y se abrazó las piernas, hundiendo el rostro entre sus rodillas. Lloró, tratando de ocultarse de todos. No quería que vieran su mirada.
#26
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Arthur y Henry



El trayecto continuó sin contratiempos hasta que finalmente la furgoneta se detuvo en un modesto punto de distribución a las afueras de Sparrowshade. Nada fuera de lo ordinario ocurrió. Ninguna emboscada, ningún altercado, ni siquiera un indicio de la supuesta amenaza que se cernía sobre la entrega de periódicos. Josh, el conductor, descendió con templanza, descargó los bultos de periódicos y los dejó en su respectivo sitio. Todo se sintió... extrañamente, aburridamente pero verdaderamente normal. Tal vez demasiado normal, pero adivinen, simplemente estaban con un hombre que cumplía su rutina diaria, nada del otro mundo.
 
Es probable que para ti Arthur, aquello solo reforzara esa sensación de que había algo más detrás de todo este asunto, o quizás me equivoco. Si los ataques eran sistemáticos, ¿por qué no ocurrió nada esta vez? ¿Fue suerte? ¿Casualidad? ¿O quizá… el enemigo ya estaba satisfecho con su trabajo? Pero recuerda, las entregas a esta hora era la primera vez que se hacían, tal vez, Peter no lo vio venir.
 
En cuanto a ti Henry, conociéndote, esta probablemente seria la prueba final de que todo había sido una pérdida de tiempo. Las pruebas eran claras, el periódico tenía evidencia de que Peter D. Parker era un saboteador. Todo esto solo había sido un intento desesperado de Arthur por buscarle una excusa a un criminal que ya estaba más que desenmascarado. ¿Qué más necesitaba? ¿En serio era incapaz de entenderte? Dios mío… estos ancianos de hoy en día.
 
Pero nada, Josh con el rostro pálido, pero sin ningún signo de peligro evidente, se giró hacia ustedes. Voy de regreso a la oficina de News Coo. Si quieren un aventón, súbanse. Pero si no… hagan lo que les plazca. Ya estoy cansado de la marina y sus cosas, no me pagan lo suficiente. Parecía… no… ESTABA claramente incómodo. Quizás por el hecho de estar solo con ustedes dos, o quizá porque todavía tenía en la mente aquel susto de hace rato.
 
En fin, sea cual sea su decisión, ya habían logrado su cometido de escoltar al repartidor. No quedaba más que decidir… ¿volver con Josh o seguir por su cuenta en esta comunidad a las afuera de Sparrowshade? Ya los demás problemas eran cosas de ustedes, get a room and deal with it. 


Sirius y Zirko


La escena en pleno mercado de Sparrowshade había cambiado por completo. El mercado, una vez bullicioso y lleno de vida, que primero se transformó en un caos total ahora era un espacio completamente desolado. Todo estaba cubierto de huellas apresuradas en la mezcla del polvo esparcido, stands de vendedores volcados, productos esparcidos… y en el centro de todo, Sirius y Zirko, la causa y la solución del desastre, o viceversa.
 
Sirius, la mujer que habías salvado finalmente parecía haber recobrado algo de color en su rostro. Sus manos aún temblaban al sostener a su hijo, pero cuando volvió a mirarte, su expresión no era de terror, sino de un profundo agradecimiento. No sé cómo podré pagarles esto… Murmuró con la voz rota, inclinando la cabeza en señal de respeto. Luego, sin más, se apresuró en dirección a su hogar, desapareciendo entre las calles ahora desiertas.
 
Continuando con la siguiente prioridad, el conductor.  Encontrarían al hombre inconsciente, con su cabeza ladeada sobre el volante. Su respiración era estable, pero no reaccionaba, aunque si aplicabas tus conocimientos médicos básicos, había una posibilidad de que recobrara la consciencia antes de que alguien más viniera a buscarlo, alguien ya sabes como la parca.
 
Mientras tanto, Zirko, cuando ya estabas en el suelo llorando desoladamente entre todo el vacío que ahora te rodeaba, escucharías el leve sonido de unos pasos próximos a ti. Si decidías levantar la mirada, verías al mismo adolescente de cabello castaño que antes te había insultado, solo que ahora, en sus manos sostenía un globo rosa inflado con aire. Este extraño sujeto no diría nada, solo se quedaría allí, observándote con una expresión que no era de miedo ni de burla. No tenía la misma agresividad con la que antes le había gritado “¡LA MARINA ESTÁ LOCA! ¡MIRA LO QUE HAN HECHO!”. Ahora más bien, se vería calmado, gentil y amable, como si realmente hubiera disfrutado del espectáculo.
 
Finalmente, levantó el globo y lo extendió hacia ti. Si lo tomabas, el chico sonreiría un poco, asentiría con la cabeza y se daría la vuelta para marcharse, sin decir una sola palabra. Si lo ignorabas, el joven sostendría el globo unos segundos más antes de soltarlo, dejándolo flotar libremente hacia el cielo, y luego se marcharía de igual manera, sin mirar atrás. En cualquier caso, había algo extraño en su actitud, algo que no te daría tiempo a preguntar.
 
Y en el suelo, a su lado, los periódicos esparcidos que habías leído anteriormente, por poco se me olvidan. Al leerlos, viste las mismas imágenes que Henry había obtenido en la oficina de News Coo, con la pequeña adición de titulares escandalosos, exagerados, inconsistentes. Según lo que estaba escrito allí, Peter D. Parker estaba atacando múltiples comunidades al mismo tiempo en periodos de tiempo extremadamente cortos, algo que no parecía humanamente posible.


Entonces… ¿qué era lo que realmente estaba ocurriendo en Swallow? Ya saben que el caso de Peter D. Parker ahora les generaría más preguntas que respuestas cuando compartieran lo descubierto… pero algo era seguro: el Kaigekitai había dejado su huella en Swallow, ya sea para bien o para mal. Quien sabe… quizás el espectáculo de hoy asustaría a Peter lo suficiente para resguardarse de una vez por todas, claro, si es que existen, aun no lo sabemos.
#27
Kuro D. Zirko
Payaza D. Zirko
Entre lágrimas y sollozos, la pobre gigante se hundía en su propia desesperación. Apenas podía sentir otra cosa que no fuera la angustia devorándola por dentro. Su lanza-misiles descansaba pesadamente contra el suelo, mientras su mente, perdida y aturdida, flotaba entre la culpa y la confusión. No entendía nada.

Apenas si podía percibir lo que sucedía a su alrededor… pero, por el rabillo del ojo, vio al joven. Pequeño, frágil, parado justo frente a ella. No lo reconocía. No recordaba haberlo visto antes, ni siquiera había notado su existencia hasta ese instante. Y, sin embargo, allí estaba, con una expresión desinteresada, con un gesto tan simple como inesperado.

Un hilo delgado. Un globo.

Zirko parpadeó atónita, sus ojos estaban hinchados por el llanto, apenas podían enfocar la mirada, pero su cuerpo reaccionó antes que su mente. Extendió su enorme mano y, con la yema de los dedos, rozó el hilo antes de tomarlo con suavidad. El niño no dijo nada. No lo necesitaba.

El globo cambió de color entre sus manos. Del rosa al verde. Del verde al morado. Del morado al azul. Un espectáculo de tonos vibrantes que danzaban ante sus ojos nublados por las lágrimas. Zirko sonrió entre sollozos. Por un instante, solo por un instante, se permitió sentir algo más allá de la culpa. Algo cálido. Algo… cercano a la esperanza... si... ella era lo que era... un payaso en un mundo cruel...

Taraaan… - susurró con una voz quebrada, ronca, como si viniera de ultratumba, pero con la intención de generar ánimo.

El niño se alejó sin decir palabra, sin saber lo mucho que ese pequeño gesto significó para ella. Pero ese momento fue efímero.

La culpa, la vergüenza, el dolor… todo volvió a ella como una ola que la arrastraba de nuevo a las profundidades de su tormento. No sabía qué hacer. No sabía qué decir.

Sin pensarlo, tomó su lanza-misiles y la giró hasta apuntarla contra su cuello. Su mano temblorosa se deslizó hasta el gatillo y… lo apretó.

Silencio.

En vez de una explosión, una flor brotó del arma con un sonido ridículo.

Zirko parpadeó, aturdida, y soltó una risa amarga - Tsk… creo que este chiste fue de mal gusto…

Sin decir más, su piel comenzó a cambiar de color. El mismo tono que el cielo. El mismo tono que el viento.

Retrocedió.

Un paso.

Dos.

Dejó caer el camisón de la Marina, que se extendió sobre el concreto como una laguna de tela. Y entonces, se esfumó.

Sin ruido.

Sin despedidas.

Solo una sombra desvaneciéndose en el horizonte.

Adiós.

Iro Iro no Mi
#28
Arthur Soriz
Gramps
Chasqueé mi lengua contra mi paladar cuando noté que el viaje había llegado a su fin y efectivamente nada había pasado, lo que confirmaba mis sospechas de que esto parecía coordinado solamente para joder. Pero, no había suficiente evidencia como para meter de un lado o del otro a Peter. Tan solo me bajé de la furgoneta, mirando a Josh de reojo y sonriendo ligeramente.

Tranquilo, podemos volver caminando... bastante ya te hicimos pasar hoy. Gracias, Josh. Si pasamos por Parker's & Co exigiré que te den un aumento.

Respondí para luego voltear mi atención hacia Henry, que seguramente había quedado un tanto extrañado por todo este evento. Pero cuando abrí la boca para invitarlo a volver caminando y tal vez tener la chance de limar asperezas, Zirko contestó por el Den Den Mushi aquello que obviamente era preocupante. ¿Daño colateral? Fruncí el ceño, mirando a mi colega mientras la comunicación se cortaba. Suspiré pesado, frotándome el ceño y dándole otra calada al cigarrillo. Cuando lo terminé, lo apagué en el suelo y me lo guardé en el bolsillo cuando estuviera seguro que la ceniza no encendería o dañaría mi ropa.

Me tiene cansado este asunto de Peter D. Parker, honestamente... pensaba ir por mi cuenta, ¿pero sabes qué? Paso. —hice una pausa, comenzando a caminar en dirección de vuelta a Sparrowshade y por ende hacia la base Marine. Mientras lo hacía, miré de reojo a Henry y seguí hablando, intentando calmarme. — Todo esto parece más un juego de niños que algo realmente serio... Peter D. Parker que jode a los de Parker's & Co, y estos haciendo noticias y sacando fotos borrosas... es que ya estoy... ¿sabes? No creo que sea necesario decir hasta dónde me tiene esto.

Apreté la mandíbula, simplemente intentando distenderme un poco, relajarme... pero era difícil. Encendí de nuevo el Den Den Mushi y me comuniqué con la base Marine. — Aquí el Suboficial Soriz, me acompaña el Suboficial Henry... nos encontramos de regreso camino a la base, Henry encontró posibles pruebas incriminatorias contra el tal Peter D. Parker, acompañamos una furgoneta de la empresa y no pasó nada grave —aclaré mi garganta, intentando no salirme de control con lo siguiente que diría—. Suboficial Herald y Recluta Zirko se han metido en algunos problemas... desconozco detalles, Herald queda pendiente de hacer el informe al llegar.

Tras comunicarme con la base de esa manera, casi que me arranco el Den Den Mushi a la mierda y lo tiro al mar. Pero no, pobre criatura... que tampoco había hecho nada malo como para merecerse tal destino solo porque estaba completamente frustrado con toda la situación. Mientras caminábamos mantenía mi vista al frente, ocasionalmente mirando al suelo, o los pies de Henry. No es que me quedara callado, es que mascullaba entre dientes improperios que no quería soltar a vivavoz. No era tampoco contra mi compañero el problema ya, era el hecho de que no llegábamos a nada nunca con este supuesto "héroe enmascarado", y para ser honestos, ya ni me interesaba si no ponía vidas en riesgo y tan solo era molesto.

Creo que estoy demasiado viejo para seguir queriendo ser un héroe, Henry...

Fue lo último que dije en todo el camino, viéndome casi derrotado. No porque mi compañero haya conseguido información y yo no, simplemente... me sentía así y ya. Agobiado, molesto, como si este mar era demasiado incluso para mi. Quizás estaba extrañando demasiado mi dulce hogar y ya era hora de volver.
#29
Henry
Tigre Rojo de la Marina
Aquél viaje había llegado a su fin y nada había pasado, por lo menos nada que tuviera que ver con Peter D. Parker. Tampoco puedo decir que estuviera molesta, pues yo mismo decidí seguirles a ver que ocurría en caso de necesitar ayuda. La "mercancía" había llegado sana y salva a su punto de entrega y ni indicios de una emboscada que no haya sido la mía.
 
Arthur parecía ser el más extrañado de todos, pues este tenía una cara que reflejaba su frustración, como si hubiera estado esperando algo. De la nada su Den Den Mushi empezó a sonar, se trataba de nuestra compañera Zirko, la cual no parecía tener buenas noticias viéndose esto reflejado de nuevo en el rostro de Arthur. Este estaba harto de todo aquél asunto y pues quién era yo para culparle, al final nuestros superiores nos pusieron a cargo de algo que ningún marine o cazador a logrado hacer, capturar a Peter D. Parker. 
 
Mi compañero empezó a caminar hacia el cuartel, por lo que decidí seguirle el paso. Sus quejas dejaban en claro su frustración e impotencia no solo no obteniendo lo que este quería, si no que también viendo las dificultades de ser un líder. "— Creo que estoy demasiado viejo para seguir queriendo ser un héroe, Henry... " Estas fueron sus palabras luego de reportar todo lo ocurrido desde que partimos del G-17, abriéndose como el ser humano que tanto el como yo éramos.
 
Ser líder no es nada fácil y ser Héroe es mucho más de lo mismo. Mucha gente inocente ha muerto con o sin grandes héroes y nosotros no podemos fingir como que tenemos el control en todo momento. Hagas lo que hagas sabes que cuentas con mi apoyo a pesar de nuestras diferencias.
 
De forma de saludo/despedida le dí una pequeña palmada en su hombro, dejándo claro que no estaba solo en esto y que había que seguir adelante.
 
El mundo no necesita héroes, Arthur, lo que el mundo necesita son marines como nosotros.
#30


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