Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Evento] [Escolta] El traslado de Meethook
Tofun
El Largo
El barco se ladeaba cada vez más hasta que su cubierta finalmente besó el mar por el lado derecho. Los gritos de los marineros llenaban el aire, implorando la piedad de Neptuno. Muchos cayeron al agua, tratando de esquivar los escombros y mástiles que se desplomaban con el naufragio. El caos reinaba. Algunos lograron subirse a los botes salvavidas y alejarse lo suficiente para evitar ser aplastados por los restos del barco. Vina y Greta, sobre un bote, observaban con pesar cómo su navío se hundía lentamente, mientras intentaban contactar nuevamente a sus compañeros a través del Den Den Mushi.

¡Chicos, el navío ha sido destruido! Estamos intentando ponernos a salvo en los botes. — La voz de Vina era una mezcla de angustia y frustración—. ¿Qué demonios está pasando ahí arriba? ¡Han soltado a Timón! Estoy preocupada por él.


Guiando al resto de los piratas veganos hacia una cala cercana a Kilombo, Greta no podía dejar de mirar su barco mientras desaparecía bajo las aguas, convirtiéndose en parte del paisaje del fondo oceánico. Pero el verdadero conflicto se libraba en otro lugar: Octojin y Timón intercambiaban golpes violentos bajo el agua. Las primeras ondas acuáticas lanzadas por el Mink habían golpeado con éxito el resistente cuerpo del tiburón, pero el choque posterior fue monumental. La nutria salió disparada varios metros, aturdida por el impacto, y sacudió la cabeza con fuerza para recomponerse, su mirada fija en Octojin, su presa.

Sin perder tiempo, Timón cargó hacia adelante con toda la velocidad que su cuerpo le permitía bajo el agua. A unos siete metros de distancia, su cuerpo liberó una descarga eléctrica que se extendió rápidamente, paralizando momentáneamente el entorno. El Mink no perdió un segundo y, aprovechando el momento, continuó con la inercia de su movimiento buscando una patada brutal dirigida al rostro del Gyojin.


Mientras tanto, en la zona del faro, el ambiente no era mucho mas pacífico. Lo que antes había sido un combate organizado, ahora se había convertido en un frenesí de fuego cruzado. Camille, impertérrita, bloqueaba los proyectiles enemigos con su cuerpo y su arma, destruyendo muchas de las frutas que le lanzaban, mientras desviaba algunas balas directamente hacia la posición de Broco Lee. A la vez, Taka se preparaba para su ataque, Atlas cargaba con embite, y Ray usaba bombas de humo para reposicionarse y preparar un lanzamiento de objetos al capitán Vegano.

Broco Lee se encontraba en una encrucijada. Podía sentir cómo la situación se volvía en su contra: el Fénix que había golpeado parecía ser usuario de una Akuma no Mi con una capacidad de regeneración bestial; la bestia berserker, Camille, había aniquilado a toda su tripulación sin ayuda, y Ray, con su agilidad, lo superaba en velocidad. Para colmo, Meethook, su antigua presa, parecía que iba a sobrevivir. Era el momento definitivo. Sabía que no podía guardarse nada, tenía que darlo todo en ese instante, sin importar las consecuencias.

¡Todo o nada! — Susurró para sí mismo, en lo que podría ser su último gran movimiento.

------------------------------ Momento Anime ------------------------------

En el aire, Broco metió la mano dentro de su traje, a la altura del pecho, y sacó una zanca de pollo. Los miembros de su tripulación, lo poco que quedaba de ella, lanzaron expresiones de sorpresa y sospecha. Meethook lo señaló con el dedo, acusador, sintiendo que el momento que tanto había temido por fin se materializaba. El destino se revelaba. Broco desafió con la mirada a todos los presentes, incluso a sus propios camaradas. Con un gesto desafiante, mordió la zanca de pollo, devorándola sin apenas masticar, dejando un sonido característico de cuando tragas sin masticar. En ese instante, como si hubiera pulsado un botón oculto, su cuerpo se transformó. Todos sus músculos se duplicaron en tamaño, las venas se tensaron y su ropa comenzó a rasgarse por los bordes, incapaz de contener semejante poder.

------------------------------ Fin del momento Anime ------------------------------

¡¡¡Caparazón de Vacuno!!! — Gritó Broco Lee con todas sus fuerzas, encogiendo su cuerpo contra sus propios músculos, convirtiéndose en algo similar a una bola humana. Su piel se endureció como el acero, justo a tiempo para soportar una avalancha de ataques: el filo de la espada de Taka cortó su carne, las balas disparadas por Camille perforaron su piel, el tajo de Atlas desgarró su cuerpo, los proyectiles de Ray lo impactaron, y finalmente, los golpes físicos lo sacudieron por completo. Su cuerpo ardía de dolor, pero el fuego en sus ojos no se apagaba. No podía rendirse. Tenía una meta, un propósito que estaba por encima del sufrimiento físico. Desde el primer ataque de Ray, Broco ya sabía lo que iba a hacer. Cuando recibió el segundo golpe, atrapó el brazo del chico con su mano derecha, apretándolo con tanta fuerza que intentaba fracturárselo.

¡¡¡Presa de Longaniza!!! — Con la izquierda lanzó un puñetazo directo al pecho de Ray, buscando dejarlo sin aliento. Luego, con un movimiento brutal, soltó el brazo del chico. — ¡¡¡Apertura de Brócoli!!! — Gritó mientras lanzaba a Ray por los aires con toda su fuerza, deseando arrojarlo lo más lejos posible. Mientras tanto, él descendía del aire, su instinto en alerta máxima. Sabía exactamente dónde estaban sus enemigos, y no pensaba darles tregua.

Meethook, ahora indefenso y aterrorizado, sollozaba mientras señalaba a su antiguo capitán, pero una serie de voces comenzaron a resonar en el claro. — ¡Lo sentimos, Meethook! ¡Debimos creerte! — Murmuraban algunos veteranos piratas veganos, repitiendo las palabras llenas de culpa y arrepentimiento. — ¡Lo siento, Meethook! — El rostro de Broco se tensaba cada vez más al escuchar esas palabras, su ira aumentaba y su cuerpo parecía arder. — ¡Malditos enclenques! ¡No servís para nada! — Pero nadie le hacia caso. — ¡Perdónanos, Meethook!— Entonces, los piratas veganos respondieron al mensaje de Vina y Greta. — Vina, Greta... es hora de rendirse. Meethook tenía razón. Broco no es vegano. Nos ha estado engañando todo este tiempo. Toda esta persecución ha sido una farsa.

La verdad había salido a la luz, y con ella, el espíritu de la tripulación se quebró. Rendidos y desmoralizados, aceptaron su derrota. Los marines comenzaron a llegar desde la retaguardia, desplegando sus espadas y armas de fuego. Algunos soldados apuntaban a los piratas veganos, mientras otros les colocaban las esposas. Ninguno ofreció resistencia. Habían perdido, y no quedaba más que aceptarlo, el único que no lo hacia, Broco Lee, que con una mirada de pantera herida miraba a todos los que le rodeaban.

Nutria Vegana

Bélico Agua

El líder Vegano

Bélico Faro
#31
Octojin
El terror blanco
Joki no Eikyo
KGY300
GYOJIN KARATE
Pasiva
Tier 3
23/8/2024
Las técnicas del estilo emplean el elemento agua en ellas, con lo cual serán capaces de golpear a los usuarios de Akuma no Mi que normalmente contarán con ciertas inmunidades tangibles con normalidad. Por otro lado, siempre que se encuentre en el agua o tenga una fuente de agua de al menos 10 litros a 30 metros, sus técnicas físicas basadas en la utilización del cuerpo causan +40 de Daño adicional y costarán -5 Energía (Hasta un mínimo de 5 Energía). Obtiene [Colisión] +50 en tus ataques cuerpo a cuerpo con el estilo.


El momento en que la nutria salió despedida hacia atrás llenó a Octojin de una gran sensación de victoria. Su puño había conseguido atravesar la resistencia del Mink y hacerla retroceder varios metros hacia atrás, aproximadamente diez. Una sonrisa feroz cruzó su rostro mientras evaluaba la situación de nuevo y ese sentimiento de victoria se iba desvaneciendo poco a poco. La nutria realmente no estaba actuando por cuenta propia, estaba atrapada en un estado alterado. Y aquello no era lo único, sino que sus captores, que parecían haberla tenido retenida, la habían soltado a su suerte, sin parecer tener un plan para defenderla. No podía seguir golpeándola. Tenía que sacarla de allí con vida.

Observó cómo Timón sacudía la cabeza para recomponerse a la par que veía cómo el barco caía en una posición cercana a ellos. Por fin terminaba de hundirse, lo cual menguaría la capacidad ofensiva de los piratas, que no podrían bombardear la zona donde su brigada se encontraba de nuevo.

Octojin necesitaba encontrar una forma de incapacitarla sin herirla gravemente, y aquello pasaba por dejar de cruzar potentes golpes tal y como estaba haciendo. Si conseguía dejarla inconsciente, podría sacarla de las manos de los piratas y llevarla al barco, poniéndola a salvo. Entonces, ideó un rápido plan. Teniendo en cuenta que se encontraba en un medio que no era el suyo propiamente dicho, la mejor forma sería privarla de aire, evitando que ascendiese a la superficie a respirar. Si lograba asfixiarla, caería inconsciente y tendría algo de tiempo hasta llegar a donde sus compañeros se encontraban luchando. Y la manera más efectiva de hacerlo sería llevarla al fondo del mar, donde la presión ayudaría a agravar su asfixia y el tiempo la llevaría a caer.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de ejecutar su plan, su agudo oído le hizo centrar su atención y foco en otra situación que se avecinaba. Escuchó un sonido agudo y particular que lo puso en estado de alerta, aunque por un breve instante no supo por qué. El sonido hacía referencia a una descarga eléctrica. Con un ágil movimiento, Octojin se impulsó unos metros hacia atrás, descendiendo su trayectoria y esquivando por poco el ataque gracias a sus instintos y a haber podido percibir la advertencia sonora. No tuvo mucho tiempo para respirar antes de que la nutria se lanzara hacia él con una velocidad asombrosa y sin dejarle idear un próximo movimiento. No pudo por lo tanto esquivar el segundo ataque; el golpe de Timón lo alcanzó de lleno. Una patada que impactó en su rostro y le hizo sangrar por la nariz, dada la brutalidad de la nutria.

El impacto lo hizo tambalearse, pero Octojin endureció sus músculos y se mantuvo firme. Sintió el dolor atravesar su cuerpo, pero no se dejó intimidar. Con rapidez, agarró la pierna de la nutria con su siniestra, atrapándola en su presa. Entonces, con un movimiento decidido y un leve tirón para posicionar a la nutria más cerca de sí, llevó su diestra al cuello de Timón, sujetándola con firmeza, a la par que cambiaba su siniestra de la pierna de la ofensiva al brazo más cercano que tuviese. De tal manera, el gyojin estaría agarrando uno de los dos brazos con la mano izquierda y el cuello de la nutria con la derecha.

Mata Reyes del Mar
VAN401
VANGUARDIA
Ofensiva Mantenida
Tier 4
14/9/2024
50
Costo de Energía
32
Costo de Energía por Turno
2
Enfriamiento
Usando todas las extremidades, el usuario atrapara en una firme llave que podría llegar a tomar y causar [Inmovilización Total] a enemigos de hasta el doble de su tamaño. Durante el [Agarre] este agarre se empleara la [Resistencia] en lugar de la [Fuerza] del usuario para la comparativa de liberación. Contando el usuario con un aumento en la Comparativa y pudiendo aplicar durante los turnos que realice la inmovilización una [Asfixia] sobre la victima.
+5 [Resistencia] en la Comparativa


—¡Se acabó! —rugió el tiburón mientras miraba a su oponente con determinación.

Con el claro objetivo de asfixiar a su presa, el tiburón empezó a llevar a la nutria al fondo del mar. La presión y la falta de aire serían sus prontos aliados. Tenía que hacerlo rápido; era consciente de que estaba en una posición vulnerable y que Timón podía liberar otra descarga o lanzar otro ataque que por seguro acertaría en su rival. Pero no había tiempo para dudar. Con toda la fuerza de su musculoso cuerpo, Octojin se impulsó hacia las profundidades, dispuesto a hacer que el Mink quedara inconsciente y poder salvarla de aquellos que la habían convertido en un arma. Y, quién sabe, si poder darle una vida mejor en la marina.

Matemáticas

resumen

Inventario

stats
#32
Camille Montpellier
El Bastión de Rostock
El combate contra la nueva oleada de piratas parecía haber concluido. La devastadora fuerza con la que había lanzado aquella onda cortante, la resiliencia sobrehumana que le había permitido seguir adelante pese al impacto de los proyectiles y vegetales, el avasallaje al que habían sometido a Broco con aquel ataque combinado, la exposición de su secreto y la llegada de los marines del G-23. La victoria parecía al alcance de la mano, esta vez inclinándose la balanza hacia el lado de la Marina. Pero el capitán pirata no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer; no hasta haber agotado todas sus cartas.

La ofensiva conjunta de la brigada había sido suficiente como para que el peliverde pasara a la defensiva, recibiendo multitud de impactos que debían haberle dañado severamente pese a aquel desesperado intento por defenderse. Debía reconocer aun así que su resiliencia era digna de mención, y es que no creía que ni ella misma hubiera sido capaz de seguir luchando tras recibir tantos ataques. Sin embargo ahí estaba, luchando por sobrevivir cuando ya era evidente que había perdido. Aun así, la oni bien sabía que la presa más peligrosa era aquella que se sentía acorralada, y no había nadie más acorralado allí que el farsante vegano. Sus ojos apenas pudieron seguir lo que ocurrió ahí arriba entre Broco y Ray, sin ser capaz de discernir aún el resultado de su choque, pero no había tiempo que perder.

Dejándose llevar casi por puro instinto, Camille echó a correr rápidamente hacia el punto en el que terminaría cayendo Broco. Su frenesí estaba a punto de desbordarse y hacerle perder el control, pero aún podría retenerlo lo suficiente como para aprovechar el empuje por un asalto más. No iba a hacerlo sin pagar un precio, pues aunque su poder comparado con el de los piratas que había abatido estaba muy por encima, el cansancio estaba empezando a hacer mella en la oni. Debía haber acabado con una treintena de ellos, pero no había sido tan fácil como hubiera podido parecer a simple vista.

Sus ojos no perdieron de vista al peliverde que se precipitaba hacia el suelo, preparado para reaccionar una vez más, pero por muy atento que estuviera de poco o nada le serviría mientras no contase con puntos de apoyo: la gravedad era el principal enemigo de Broco en ese momento. Aprovechándola, Camille se situó justo donde debía caer el pirata y, haciendo alarde de la fuerza salvaje que empezaba a salirse de su control, se preparó para darle con su mejor golpe.

Esto acaba aquí —murmuró, frunciendo el ceño y afianzando el agarre sobre Céfiro—. ¡División de la Montaña!

En lo que debió durar apenas un parpadeo, la morena trazó un veloz tajo ascendente que buscaba cruzar el cuerpo de Broco de lado a lado, el cual sería seguido al instante otro en sentido descendente que buscaría terminar el trabajo.

División de la Montaña
BER301
BERSERKER
Ofensiva Activa
Tier 3
3/9/2024
36
Costo de Energía
2
Enfriamiento
Esta técnica se puede ejecutar tanto con un movimiento ascendente como con uno descendente del usuario con un arma en la mano. Buscando trazar un primer golpe certero que causara una [Hemorragia Leve]. Y sentenciando con un inmediato cambio de trayectoria por el mismo camino que recorrió el primer tajo, pero a la inversa buscando causar una herida fatal, en caso de conectar ambos golpes, el efecto será la [Hemorragia Media]. Siendo el segundo golpe un Golpe Básico adicional al limite de básicos por turno.
Golpe Basico + [FUEx2,5] de [Daño cortante]


Fuera cual fuese el resultado, Camille se forzaría a salir del estado de concentración salvaje en el que se había mantenido, a sabiendas de que si seguía así no solo se pondría en peligro a ella misma, sino a todos los presentes.

Resumen

Las Matemáticas

Estado
#33
Takahiro
La saeta verde
«Creo que debería comenzar a comer más pollo y menos huevos», pensó el peliverde al contemplar como el falso vegano aumentaba su envergadura después de haber comido un trozo de pollo. Sin embargo, aquello no evitó que los simultáneos ataques por parte de la L-42 quebraran su defensa y cayera al suelo, encorvado.

Ante la actitud tan desleal de su capitán, los piratas veganos parecían estar decepcionados e incrédulos. Para Takahiro era una estupidez, pero era capaz de comprender la perspectiva de un vegano. Decidir no alimentarse de productos de procedencia animal debía ser una forma de ver la vida y el mundo, algo parecido a un dogma de fe inquebrantable. Sin embargo, Broco lo había roto y su gente lo hizo saber. 

Al mismo tiempo, varios marines del cuartel de la isla llegaron y alzaron sus armas contra los piratas, que parecían estar acabados. Tras ello, como si fuera una fiera inquieta que nos daba mil vueltas, Camile se abalanzó contra el cabeza-cactus, realizando una serie de movimientos bastante duros.

«Espero que nunca se ponga en ese plan conmigo o no lo cuento», se dijo, respirando profundamente para sumirse aún más en su estado de concetración. Inmediatamente después, midiendo los tiempos lo mejor posible, Takahiro se aferró de nuevo a la empuñadura de su espada, avanzando un par de pasos justo antes de desenfundar a Samidare con rabia y trazar un movimiento horizontal con su brazo. Empleó toda la potencia que podía sacar en ese movimiento, lanzando un tajo parecía rasgar el mismo aire, creando un viento cortante que se propagaría con fuerza hasta el pirata de cabellos verdosos, con la firme intención de ponerle fin al combate.

—Battojutsu… —dijo, mientras envainaba su espada y miraba a los ojos al pirata—. Horizonte cortante.
Battojutsu: Horizonte cortante
U77501
ÚNICA
Ofensiva
Tier 5
11/9/2024
56
Costo de Energía
3
Enfriamiento
El usuario se aferra con fuerza a la empuñadura de su espalda que, tras desenfundarla es capaz de trazar un poderoso movimiento horizontal que crea una ráfaga de aire cortante que se expandirá hasta los 5 metros de distancia, llegando a causar hemorragias a todo aquel que se encuentre dentro de la zona.
Daño Básico arma de filo + [FUEx2,7] + Hemorragia T1

Si todo salía bien, el cabeza-maceta acabaría muy dañado y podría ser apresado por el escuadrón. Sin embargo, no descartaba que aquel sujeto tuviera algo más bajo la manga, viendo el estado en el que se encontraba sus compañeros.

Resumen


Stats y puntos de vida, haki y energía


Ataque de Taka
#34
Ray
Kuroi Ya
Justo cuando todos se disponían a atacarle, el capitán pirata decidió desenmascararse frente a sus propios subordinados y comerse lo que parecía un muslo de pollo sin apenas masticarlo. En ese momento su cuerpo mutó, aumentando exponencialmente su masa muscular en apenas unos instantes, justo antes de ser alcanzado por los ataques de los marines. Dio la sensación de que aguantó bastante bien las acometidas, pero quedó muy claro que había sufrido mucho daño pese a ello.

Con lo que el joven de cabellos plateados no contaba era con que el falso vegano le estuviera esperando cuando se acercó a golpearle. Pese a todos los golpes que había recibido en apenas un suspiro había sido capaz de sobreponerse y, veloz como un halcón, lanzar su mano hacia el brazo derecho del marine. Este, pese a su extrema rapidez de reflejos y a que sus antenas detectaron un cambio en los movimientos de su enemigo, no fue capaz de evitarlo. Así el brazo de Ray quedó atrapado por la mano del corsario, en un momento de dolor extremo que se acompañó de un chasquido. Era probable que alguno de los huesos se le hubiese roto, o al menos fisurado, debido a la presión aplicada por Broco Lee. Este, no obstante, no había terminado. En un movimiento realmente rápido dirigió su puño derecho hacia el pecho del joven, que tan solo tuvo tiempo para cruzar su otro brazo por delante en un gesto defensivo casi innato, poniéndose en guardia para intentar mitigar en lo posible el golpe. Sin embargo aún así el impacto fue abrumador, desplazando su brazo izquierdo fácilmente contra su pecho y causándole un feroz estallido de dolor.

Al mismo tiempo en el que le golpeó, el pirata liberó su presa, por lo que el peliblanco salió despedido por los aires, volando casi una veintena de metros hasta poder recuperar el control de su trayectoria y frenarla, manteniéndose en vuelo gracias a sus alas.

El dolor en su brazo derecho y en su pecho latía, mandándole punzadas acompasadas con el ritmo de su corazón. No estaba habituado a ser alcanzado en combate, y menos aún por ataques tan poderosos. Por lo general solía resultarle sencillo esquivar las acometidas de sus enemigos y salir completamente ileso de ellas, pero debía reconocer que Broco era un luchador extremadamente rápido y hábil. Era la primera vez que se encontraba con alguien que igualara su velocidad, al menos mientras estaba transformado. Aunque el pirata hubiera demostrado sobradamente ser una persona despreciable, ese hecho en concreto no podía sino respetarlo. Era de justicia concederle ese mérito, aunque no tuviera nada que hacer al enfrentarse a su brigada.

En ese momento pudo fijarse en que los subordinados de Broco Lee renegaban de él tras haberse dado cuenta de que les había estado engañando durante todo ese tiempo al mismo tiempo que pedían perdón a Meethook por no haberle creído cuando trató de contárselo. Mientras tanto el capitán observaba aparentemente impertérrito. Parecía notablemente cansado, pues claramente el combate le estaba pasando factura. No podían dejarle descansar lo suficiente como para que se recuperase. Estaba en desventaja numérica, y tenían que hacer que la sintiera de verdad.

Así que el joven, sin hacer caso del agudo dolor que atenazaba su antebrazo derecho, se lanzó de nuevo al ataque. Sus movimientos eran tremendamente veloces y absolutamente silenciosos, esperando a que el pirata tuviera que enfrentarse a los golpes de Camille y Takahiro para, inmediatamente tras ellos, crear una imagen residual de sí mismo en la que su puño se dirigía hacia el rostro del falso vegano. Sin embargo esto solo ocultaría la realidad, que el verdadero puñetazo iba dirigido con una terrible fuerza hacia sus testículos. Y esperaba que este golpe fuera el definitivo, el que acabara con Broco Lee de una vez por todas.

Resumen

Stats y Técnicas
#35
Atlas
Nowhere | Fénix
Lo habíamos saboreado durante un breve instante. El néctar de la victoria se había deslizado por nuestros labios durante un segundo en el momento en que, desprovisto de refuerzos, el pirata se había visto envuelto en una ofensiva conjunta de la que no esperábamos —al menos yo, claro— que fuese capaz de salir caminando por su propio pie. Por si no fuera suficiente, su secreto había sido revelado y eso debía pesar en su moral y la de los suyos. Las dudas debían estar ahí, martilleando sus conciencias y sembrando el germen de lo que debía conducir a nuestra victoria.

Desde luego, si había algo que no esperaba bajo ninguna circunstancia era que Broco decidiese, al verse acorralado, mandarlo todo a la mierda y exponer la verdad al mundo hasta sus últimas consecuencias. Efectivamente, sacó un trozo de carne y se lo zampó de un bocado ante todos. Cómo lo mantendría en buen estado, repondría sus provisiones y se desharía de aquello que no pudiese consumir en un barco repleto de enemigos de los productos animales era algo a cuestionarse, pero no en ese momento. Lo que sí debíamos preguntarnos era cómo demonios íbamos a derrotarle de una vez por todas.

Buscando el lado positivo, al menos se había quedado sin refuerzos posibles. Al delatarse, los piratas que Camille había estado repeliendo con maestría depusieron las armas, rompiendo en un cántico de súplicas y perdones al oculto Meethook. Al mismo tiempo, los miembros del G-23 destinado en Isla Kilombo comenzaron a aparecer de entre los árboles, arrestando a unos desmoralizados bucaneros que no oponían resistencia alguna. Sí, sólo quedaba un problema, pero ¡qué problema!

Broco Lee había mutado por completo después de ingerir la carne, convirtiéndose en una mole de músculo, venas y piel que se plegó sobre sí misma para asumir nuestros ataques. No conforme con ello, en cuanto hubo confirmado que no había más filos ni golpes amenazando con hacerle daño, fijó a Ray como su objetivo y, como una exhalación, le propinó un violento golpe antes de lanzarlo por los aires.

Por otro lado, la contraofensiva de mis compañeros no se hizo esperar. Cuando me quise dar cuenta, Camille devoraba los metros que la separaban del lugar en el que aterrizaría Broco para, una vez más, lanzarle un corte devastador. Taka hizo lo propio, arrojándole una onda cortante que no le desearía ni a mi peor enemigo y, por último, Ray se repuso como pudo de los daños sufridos antes de volver a la carga. Yo no quise ser menos, pero había algo que no terminaba de quedar atado y, con lo peligroso que había demostrado ser el pirata, no debíamos pasar por alto...

En primer lugar, me lancé en picado a por nuestro enemigo con mi naginata preparada. Tracé un vuelo vertical y, cuando apenas me encontraba a unos metros de él, lancé una violenta estocada que pretendía empujarle contra el suelo con cuanta fuerza era capaz de aplicar. Aquella nueva ofensiva cubría todos los ángulos susceptibles de ser atacados, pero, como decía, aún quedaba algo por asegurar: Meethook.
Cuchillada
ESP201
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 2
4/8/2024
33
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un [Dash] de hasta 8 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido del Dash.
Golpe Basico + [FUEx2,2] de [Daño perforante]


La obsesión del corsario en todo momento había sido acabar con quien había sido su subalterno. Estaba acorralado, sin tripulación y a punto de perder el que seguramente fuese uno de los enfrentamientos más importantes de su vida. Sí, estaba a punto de fracasar y no me hubiese extrañado que lanzase un último ataque suicida para acabar con Meethook, y nuestra misión en realidad no era acabar con el pirata, sino proteger al medio hombre. Atrapar a Broco y perder a Meethook sería un rotundo fracaso en nuestro cometido.

En consecuencia, detuve ahí mi ataque y, efectuando un cambio de trayectoria, volé a toda velocidad hasta posicionarme delante del lugar donde Ray había escondido a Meethook. El muy imbécil no paraba de gimotear y sollozar, por lo que tampoco era descabellado asumir que Broco podía haber identificado su posición. Lo último que quería era perder al objetivo en un movimiento desesperado de un oponente tan temible como el antiguo líder de los Piratas Veganos.
Resumen
Mates
#36
Tofun
El Largo
El duelo acuático era desmedido. El Mink, enfurecido por sus instintos más primitivos, cargaba una y otra vez contra el Gyojin. A pesar de estar recibiendo ataques, Octojin controlaba la situación, consciente de que sus habilidades eran superiores. La nutria intentó liberarse cuando Octojin la atrapó, luchando con todas sus fuerzas, utilizando sus garras, pero fue en vano. Los rápidos cambios de ángulo y agarre por parte del tiburón afianzaron su dominio, aunque no sin recibir un mordisco y un par de golpes en el proceso. Pronto, Octojin sintió que su enemigo estaba sometido y, en pocos momentos, la nutria cayó inconsciente.

Vina y Greta se alejaban de la zona, decepcionadas, con rostros sombríos. No tenían ganas de seguir peleando; su líder resultaba ser un farsante, y la causa por la que habían luchado durante años ahora les parecía injusta, traicionando sus propios ideales.


En lo alto del acantilado, el ritmo no disminuía. Los potentes ataques del grupo de marines mantenían a Broco acorralado, más que eso, lo tenían contra las cuerdas. Ya le habían forzado a mostrar su carta más poderosa, algo que avergonzaba profundamente a su tripulación. Broco no era vegano; el secreto de su fuerza radicaba en el consumo moderado de carne. Meethook lo había descubierto tiempo atrás, pero nadie le creyó, y Broco se encargó de silenciarlo. Durante años había intentado eliminar cualquier rumor sobre su apetito carnívoro, y estaba a punto de lograrlo cuando se cruzó con este grupo de marines, un equipo fuerte y coordinado de una manera impresionante. Aunque Broco logró sacar a Ray de la batalla temporalmente, no fue suficiente para cambiar el rumbo del combate.

Mientras descendía, Broco analizaba rápidamente a todos sus enemigos. Su experiencia en el campo de batalla era evidente, pero sabía que la situación era demasiado para él. Inspiró profundamente, consciente de que esta sería su última oportunidad. Concentró todas sus energías en un ataque final, un golpe destinado a eliminar a todas las amenazas que lo rodeaban. Era el arma secreta de su arma secreta, la segunda cara de su as bajo la manga, el prestigio de su truco final. Alzó su puño al cielo mientras caía y, desde lo más profundo de su ser, gritó con furia:

— ¡¡¡CALLOS CON CHORIZO!!!

El impacto fue devastador. El golpe descendió con fuerza, chocando principalmente contra el poderoso ataque de Camille, pero la onda expansiva alcanzó a todos los presentes. Por un momento, todo se llenó de humo antes de que un estruendo sacudiera la tierra. El suelo tembló, y un segundo sonido llenó el aire: una sección del acantilado, de aproximadamente 20 metros de radio, se había desprendido por la potencia del ataque y ahora caía hacia el mar dividida en piedras de todos los tamaños . Los más amenazados por la caída eran Taka y Atlas, quienes estaban en la parte más alejada de la seguridad de la tierra firme.

El cuerpo de Broco quedó destrozado por su propio ataque. Había perdido el brazo y la pierna derecha, y su rostro, desfigurado, se desplomaba junto con el faro y las rocas, cayendo al fondo del océano. Los piratas, que habían sido puestos a salvo por los marines bajo custodia y con las esposas bien apretadas, miraban con tristeza la destrucción del faro. Para ellos, aquella torre no era solo una estructura, sino la luz que había guiado sus vidas. Su capitán, que ahora moría junto con su mentira y sus ideales, les dejaba un recuerdo agridulce, uno que quedaría grabado en sus mentes para siempre.

Nutria Vegana

Bélico Agua

El líder Vegano

Bélico Vegano
´
Resumen
#37
Camille Montpellier
El Bastión de Rostock
El momento del impacto fue difícil de describir. Camille había pensado en un primer momento que su adversario no sería capaz de hacer nada más frente a ellos, que aquel segundo ataque conjunto caería sobre Broco con todo el peso de la justicia que portaban los marines de Loguetown, pero parecía dispuesto a resistirte hasta el último momento y hasta las últimas consecuencias. Céfiro, su espada, fue lo primero que entró en contacto con el puñetazo del vegano, y ese fue el punto desde el que se produjo aquella explosión sin precedentes que sacudió el acantilado y el suelo bajo sus pies. El polvo, la tierra y la piedra lo cubrieron todo en su rango de visión, dejándole ver poco más que dos palmos por delante de su rostro. La proyección del choque fue tal que sintió cómo empujaba su cuerpo hacia atrás, propulsándola por una cantidad indeterminada de metros que no habría sido capaz de calcular en ese instante. Rodó por el suelo, o al menos lo que aún quedaba de él o no había caído todavía, intentando aferrarse a cualquier cosa para frenar su propio avance. Al final logró clavar los dedos en el suelo, creando surcos con ellos a medida que retrocedía, usando la odachi a modo de enganche también.

Cuando al fin se detuvo, sus ojos escudriñaron entre el polvo buscando cualquier figura que pudiera reconocer. Sus compañeros parecían a salvo y confiaba en que podrían evitar la caía. Broco Lee caía junto el acantilado, precipitándose a la vez que sus restos hacia el agua en un estado lamentable. Meethook, por otro lado, era su principal preocupación.

¡Atlas, Ray! ¡Coged a Meethook antes de que caiga! —les pidió a gritos, con una potencia en su voz que resonó como un eco en la ya casi inexistente zona del faro.

Sus dos compañeros, además de contar con la capacidad de volar, eran extremadamente veloces; al menos, mucho más veloces de lo que sería ella nunca con casi total seguridad. Sabía que podía contar con ellos para esa tarea.

Se fue poniendo en pie poco a poco, con la respiración agitada y el aliento casi perdido. Aquel había sido con diferencia el combate más duro de toda su vida y las secuelas de este, ahora que la adrenalina se iba esfumando, empezaban a pasarle factura. Estaba agotada, tanto que necesitó apoyar a Céfiro en el suelo una vez la hubo envainado para usarla como apoyo. El acantilado había acabado destrozado y, con él, el faro se había unido a los restos del capitán vegano en el fondo del mar. Consiguieron salir victoriosos y Meethook estaba a salvo, pero el precio a pagar había sido caro para los habitantes de Rostock, que habían perdido aquella luz esperanzadora que representaba la estructura del faro. Sería cuestión de tiempo que volvieran a reconstruirlo, pero no sería el mismo.

Con cierta melancolía, la mirada de Camille se dirigió hacia el mar, donde minutos antes se encontraba el barco de los Piratas Veganos, ahora hundido. Octojin debía estar bajo aquellas aguas, quizá dirigiéndose hacia el punto de encuentro que habían acordado: los muelles. Sin embargo, no fue capaz de evitar que una pesada preocupación se asentase en su pecho. ¿Estaría bien? ¿Habría salido ileso de aquella refriega? ¿O habría tenido que enfrentarse a peligros tan agudos como ellos? Sabía que el gyojin no portaba consigo un den den mushi, de modo que tendrían que esperar un poco para averiguarlo... o eso pensó, hasta que vio a lo lejos aquella figura enorme que ahora se le antojaba minúscula nadando con algo a rastras. Quizá uno de los piratas que no hubieran logrado evacuar la embarcación. Sus labios entornaron una sonrisa cargada de alivio brevemente, antes de volver su atención a los criminales que habían llegado hasta allí y que ahora estaban bajo custodia de los marines del G-23.

Por supuesto, ahora tocaba la parte que menos le gustaba a la oni de las operaciones: la burocracia. Evidentemente, dado el secretismo con el que el capitán Arganeo había orquestado aquella intervención, la mayoría de soldados y oficiales de Kilombo no eran conscientes ni entendían lo que acababa de ocurrir allí. ¿Por qué habían aparecido marines del G-31 en su isla, justo en el momento en que una banda de piratas aparecía para asediar el faro y el acantilado? ¿Por qué no se les había informado? Lo cierto es que a ella misma le causaba cierta confusión, pero por suerte contaban con la carta y el sello que el propio Murray les había entregado para justificar su presencia y autoridad allí. La ventaja de ser una simple recluta era que no tenía que preocuparse por dar las explicaciones, sino que le tocaría a sus compañeros de mayor graduación ocuparse de aquel asunto.

Una vez se hubieran asegurado de que Meethook estaba a salvo y que los piratas que había capitaneado Broco Lee estaban correctamente custodiados, se dispondrían a deshacer el camino de vuelta hacia el puerto de Rostock escoltando al farero. Después de todo, pese a que la amenaza de los veganos se hubiera desvanecido, sus órdenes eran llevarle con ellos de regreso a Loguetown. Además, con su hogar destruido, tampoco debía tener ningún otro sitio donde quedarse. No después de todos esos años.

Todo esto ha sido una locura —le dijo a sus compañeros durante el camino de vuelta, mirándoles de reojo—. Pero supongo que eso es lo que se nos da bien a nosotros, ¿no? El caos —bromeó, riéndose un poco ahora que habían pasado la tensión y el peligro—. Espero que Octo haya salido bien parado de lo del barco. Si no, supongo que le podemos echar la culpa a Taka por abandonar a su compañero.

Su tono iba cargado de malicia, pero no una insidiosa como solía ser contra el peliverde. Quizá, después de aquella victoria, pudieran permitirse una pequeña tregua.

Resumen
#38
Octojin
El terror blanco
Bajo el mar todo estaba pasando demasiado lento. El tiburón tuvo tiempo para reflexionar, pensar en cómo se estaba dando la misión e incluso imaginarse qué estaba pasando cerca del faro. Sus compañeros debían proteger al medio hombre, aquél que en su día vendió a sus aliados a cambio del dudoso beneficio de vivir recluido del mundo en un triste faro, haciendo sabe dios qué. ¿Habrían conocido ya sus motivos? ¿Sabrían por qué aceptó aquella vida? Muchas preguntas rondaban la mente del habitante del mar, que estaba deseoso de encontrarse de nuevo con sus amigos.

El gyojin volvió de sus pensamientos para mantener su enfoque absoluto mientras ejercía su llave alrededor del cuello de la nutria. Sentía la tensión en sus músculos, el constante forcejeo y la desesperación de la criatura por liberarse. No obstante, la firmeza del tiburón le impedía escapar. No iba a dejar que su presa se soltara, pero tampoco ejercía más presión de la necesaria; su único objetivo era dejarla sin aire y provocarle la inconsciencia, era lo único que deseaba para poder salvarla.

La nutria atacaba frenéticamente. Golpes, arañazos, un mordisco desgarrador en su hombro... El dolor laceraba su cuerpo, pero Octojin lo soportó con estoica determinación y su única respuesta fue apretar con algo más de fuerza en determinados momentos en los que recibía un golpe, por pura inercia. Necesitaba terminar aquello sin hacerle más daño del necesario a la pobre nutria, que bastante habría sufrido ya en una vida recluida de la libertad. Cada segundo se volvía eterno, como si el tiempo se ralentizara debido al esfuerzo que estaba realizando y al agotamiento que iba sufriendo. Podía sentir cómo el cuerpo de la nutria se movía incesantemente, luchando contra la asfixia, y la presión a la que se veía sometido era abrumadora. Incluso sentía el calor de la nutria sumada a su latido, acelerado a una velocidad que no debía ser normal.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el escualo notó cómo la nutria dejaba de forcejear poco a poco y su cuerpo se aflojaba, ejerciendo menos movimientos y más erráticos. La criatura se había quedado sin aire y caía inconsciente en sus brazos. En ese momento, el gyojin liberó el agarre y, con un poderoso impulso de su cola, comenzó a nadar hacia la superficie. Sabía que aquel era solo el comienzo de un nuevo problema, pero tenía que sacarla de allí. Esperaba que todo se hubiera dado bien y la nutria pudiese salir de aquella.

Al salir a la superficie, lo primero que vio fue el caos que se había desencadenado cerca del faro. O mejor dicho, del antiguo faro. Cuando se lanzó camino a destruir la embarcación, unos minutos atrás, escuchó cómo un disparo de cañón parecía impactar contra la estructura, y lo que estaba viendo desde su posición parecía corroborarlo. El faro, aquél lugar que había sido custodiado por Meethook, ahora se despedía de él haciéndole un tributo. Ya no era un faro normal, era un medio faro. La parte superior de éste había sido destruida, como algún día fueron destruidas ciertas partes de la anatomía del pirata.

Un escalofrío recorrió la espalda de Octojin al ver el estado del acantilado: grandes fragmentos de roca y escombros caían al agua mientras se sumergían lentamente en las profundidades del mar. No había tiempo para contemplar lo que había sucedido; tenía que encontrar al resto de su brigada. Miró hacia el muelle, su punto de encuentro, que quedaba a cierta distancia. Sin perder un segundo más, comenzó a nadar a toda velocidad en esa dirección, con la nutria inconsciente en sus brazos, lo cual frenaba su velocidad, pero aquello no era un problema. Era un experto nadador y, aunque tuviese algo que le lastrase, conseguiría hacerlo a gran velocidad.

El recorrido fue ciertamente tenso. Pasó junto a los trozos del acantilado, algunos de un tamaño descomunal, que flotaban y se hundían a su alrededor. Se movía ágilmente entre ellos, evitando quedar atrapado por la caída de las rocas. Usó alguno para impulsarse y ganar algo de velocidad mientras mantenía la mirada en la nutria, que seguía respirando, por fortuna. La adrenalina bombeaba en sus venas mientras avanzaba, sabiendo que la situación estaba lejos de resolverse.

Finalmente, con algo más de esfuerzo del que creyó en un principio, llegó al muelle y divisó el barco proporcionado por la marina, intacto, junto con varios marines en la zona. ¿Qué hacían allí? ¿Acaso habían pedido refuerzos? Con una última brazada, salió del agua y dejó a la nutria con cuidado en el suelo, a unos metros de la embarcación.

—¡Necesito un médico! —rugió, con una voz que denotaba una gran urgencia. Los marines se giraron hacia él, atónitos por la visión. Octojin no se apartó de la nutria, manteniendo una postura protectora a su lado—. Estaba en un estado incontrolable. ¡Esposadla por seguridad!

Mientras los marines se apresuraban a traer esposas y un médico, Octojin se permitió un breve respiro. Su cuerpo estaba cubierto de magulladuras, pero el dolor más agudo provenía de su hombro, donde la nutria había clavado sus dientes en su último intento por liberarse. Las marcas eran profundas y la herida sangraba, pero no era el momento de preocuparse por sí mismo. Había logrado su objetivo de hundir la embarcación y llevar hasta la superficie a la nutria, la cual ahora comenzaría su verdadera batalla, la de seguir con vida.

Dejó que el cansancio hiciese mella en él y apoyó sus rodillas en el suelo y se sentó sobre sus talones, manteniendo una postura de relajación en la que intentaba controlar su respiración. Llevó ambas manos a sus muslos y vigiló con la mirada a los marines y la nutria, esperando que el desenlace de aquella historia fuese más positivo aún de lo que estaba siendo.

¿Podría aquella nutria ser su aliada? No sabía nada de ella, pero seguro que si despertaba y su estado se lo permitía, podían tener una conversación. Intentaría que dejase atrás sus miedos, que seguramente los tuviese, y se uniese a la marina, como hizo él mismo. Puede que hasta pudiese ser asignado a la misma brigada. Desde luego, Octojin intentaría que fuera así. Quién sabe.

Su mirada se alzó hacia el horizonte, donde el acantilado destrozado y el faro en ruinas le recordaban la magnitud del combate. Uno que seguro que no olvidarían y, que en gran parte, se había perdido por lanzarse al mar a hundir la embarcación. Seguro que sus compañeros le contaban todo con pelos y señales. Desde luego, el viaje de vuelta a Loguetown sería mucho más entretenido que el de ida.

A lo lejos divisó cómo su brigada se acercaba al muelle. Ojeó de derecha a izquierda y pudo ver cómo todos estaban intactos, incluso Meethook. Aquello hizo que le tiburón sonriese y alzase los brazos, intentando hacerse ver. Que se movieran ellos hacia su posición, él ya estaba reventado.

Matemáticas

resumen

Inventario

stats
#39
Ray
Kuroi Ya
Todos los participantes en aquella brutal pelea se juntaron en un momento en el que el mundo pareció implosionar sobre sí mismo. El poder de Broco Lee era abrumador, superior al cualquier otra persona que Ray hubiera visto nunca con la salvedad del Vicealmirante Morelli, a quien había conocido en el Casino de Loguetown unos días atrás, cuando se le encargó actuar como su guardaespaldas en sus vacaciones. Pero aún así ni siquiera toda esa fuerza fue suficiente para vencer a los esfuerzos conjuntos de Camille, Takahiro, Atlas y él mismo. La coordinación y capacidad de esfuerzo y sacrificio de los cuatro marines, unidos por estrechos lazos de amistad, superó al poderío del pirata, que no obstante generó con su ataque una onda expansiva descomunal.

El joven de cabellos plateados aguantó la posición como fue capaz, aunque la potencia del impacto provocó que retrocediera involuntariamente varios metros. Por suerte al encontrarse en el aire el efecto sobre su cuerpo fue menor más allá de esto. Y en cuanto hubo enderezado su trayectoria y consiguió sobreponerse a la veloz ráfaga de aire que siguió a la colisión miró a su alrededor.

En apenas unos instantes el acantilado comenzó a venirse abajo, pues las rocas no fueron capaces de soportar la terrible fuerza del choque. El corsario, cuyo cuerpo había quedado absolutamente destrozado tras el brutal choque con los militares, cayó junto a ellas hacia el mar, inerte. Habían vencido, pero aún era pronto para relajarse. El verdadero objetivo de su misión era transportar a Meethook sano y salvo hasta Loguetown, cosa que Camille se encargó de recordarles rápidamente.

En ese mismo momento el peliblanco se lanzó tan rápidamente como fue capaz hacia la posición del farero, cogiéndole en brazos como ya le había cargado al principio de la ofensiva de los asaltantes para sacarle del faro, salvo por el hecho de que ahora solo podía utilizar uno de sus brazos para ello. Cuando le hubo puesto a salvo miró hacia el mar, preguntándose qué se habría encontrado Octojin. Su amigo había conseguido hundir el barco de los Piratas Veganos, eso resultaba evidente, pero no había rastro de él. O al menos no uno que pudieran ver desde allí. Y el tiburón era el único miembro de la brigada que no llevaba consigo un den den mushi, por lo que no tenían forma de comunicarse con él. Así que solo les quedaba una opción: dirigirse al muelle, el lugar en el que habían acordado reunirse cuando estuvieran en condiciones de sacar a Meethook de la isla, y esperar que su amigo apareciese también.

Y eso hicieron. Tras asegurarse de que los supervivientes entre los piratas que allí se encontraban eran adecuadamente detenidos, iniciaron el descenso hacia Rostock. No tuvieron demasiados problemas en su traslado más allá de algún que otro compañero de la base local más quisquilloso de lo normal cuyo recelo se esfumó rápidamente en cuanto les enseñaron la carta firmada y sellada por su capitán. Al fin y al cabo ningún marine en Kilombo quería arriesgarse a contrariar a su superior, quien tenía bien ganada la fama de ser un oficial duro e inflexible.

Una vez en el muelle el joven marine sintió un enorme alivio cuando divisó a Octojin cerca del barco que les había cedido la Marina para el traslado. El tiburón estaba herido pero a salvo, y cuando les vio aparecer una sonrisa se dibujó en su enorme boca llena de afilados colmillos. A decir verdad podía resultar ligeramente perturbador ver al enorme gyojin sonreír, pues si bien pretendía transmitir alegría inevitablemente transmitía también el peligro que suponían sus fauces. Y a su lado, esposado y recibiendo atención médica, se encontraba lo que parecía un mink nutria que daba la sensación de ser el adversario al que su amigo había vencido bajo el agua mientras ellos peleaban en el acantilado.

- Bueno, habrá que ponerse en marcha, ¿no? - Comentó el joven de cabellos plateados, agotado pero animado. Habían conseguido defender a Meethook de su enemigo más acérrimo. En teoría no deberían tener que pelear contra nadie más antes de llegar a Loguetown, aunque no podían dar nada por sentado. En el mar no eran infrecuentes las sorpresas.

Resumen
#40


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