Hay rumores sobre…
... que una banda pirata vegana, y otra de maestros pizzeros están enfrentados en el East Blue.
[Evento] [Búsqueda del tesoro] El Enigma Olvidado
Anissa Marr
Nissa
Me tomé fuerte del cuerpo de Alex, quedando prácticamente abrazada a su pecho mientras caíamos al vacío. Alcancé a ver como de un dial salía una especie de nube que terminó recubriéndonos haciendo que el impacto de la caída fuera mitigado en su mayoría, pero aun así Alex perdió un poco el equilibrio chocando su cara contra el suelo y cuando comenzó a reponerse quedó demasiado cerca de mí, preguntándome si estaba bien. –S…sí. Gracias, Doc.- alcancé a contestar evitándole la mirada mientras sentía como mi rostro se ponía rojo como tomate. No recordaba muchos momentos en mi vida en donde alguien se pusiera en peligro por defenderme, siempre había sido yo quien pusiera el pecho a las balas así que no tenía muy en claro el cómo actuar cuando alguien más las recibía.

Miré a mi alrededor, tratando de encontrar a los demás miembros de nuestra tripulación pero me encontré con varios rostros desconocidos de distintas apariencias; todos parecían estar cuando menos desconcertados de todo lo que estaba pasando, seguramente todos habrían sido sorprendidos como nosotros así que no tenía sentido comenzar a buscar culpables entre nosotros o al menos eso era lo que yo pensaba; al final solo me limitaría a seguir las ordenes de nuestro capitán.

Un hombre viejo se encontraba en el centro de aquella gran habitación iluminada por antorchas que al parecer funcionaban con magia ya que antes de nuestra caída su existencia no era evidente. El viejo no tardó mucho en levantar la voz y pedirnos que no nos atacáramos entre nosotros ya que si había derramamiento de sangre terminaríamos aplastados. Algo que me hacía dudar ya que había un círculo irregular de sangre estaba dibujado en el suelo. Un pato, sí, un pato levantó la voz también dando una especie de orden barra sugerencia de que teníamos que colaborar, además de que mencionó que aquellos que pudieran leer una especie de inscripción sabrían que todos los presentes tenían relevancia en lo que estaba por venir.

Escuché al Doc decir que me quedara detrás de él, que él se encargaría de protegerme y no pude evitar que me volviera a sonrojar mientras bajaba la mirada. –Entiendo.- dije mientras comenzaba a recomponerme para buscar a nuestro capitán o al menos esa era mi intención cuando escuché la voz del mink pidiéndole a Alex que se encargara de prestar ayuda al viejo y este no dudó en responderle positivamente casi al instante. –Sí, yo te cubro la espalda, Doc.- le dije a Alex mientras me ayudaba a ponerme de pie para después seguirle hacia el centro de la sala con mi arma lista en ambas manos por si alguien decidía cometer una estupidez no nos tomara por sorpresa.

Cuando Alex comenzó a tratar al viejo fue cuando por fin alcancé a ver al resto de nuestros nakamas, centrando mi atención en Panda que parecía estar bastante asustado por una razón que desconocía. -¡Hey! ¡Panda-kun, si mantienes la calma me aseguraré de comprarte el mejor bamboo que hayas probado en la siguiente isla.- le grité para tratar de hacer que nuestro nakama recuperara la compostura ya que si lo que decía el pato era cierto necesitaríamos la ayuda de todos para revelar el misterio.
No fui la única que decidió levantar la voz después del pato, ni mucho menos la más extravagante ya que uno de los presentes comenzó a fundirse con las piedras de la sala y se convirtió en una montaña humanoide de más de veinte metros que siguió con el discurso de colaborar entre todos para lograr salir de ahí, además de hacer una broma sobre cobrar una cuota a cambio de ayudarnos a salir con una escalera. –Oye Doc, si soy honesta no creo ser capaz de cubrirte las espaldas contra eso.- le dije, atónita por lo que mis ojos estaban viendo. A pesar de que ya conocía el hecho de que existían frutas que otorgaban poderes especiales a cambio de no poder nadar, no tenía idea de lo diversas y asombrosas que realmente podían llegar a ser.

Resumen
#41
Jun Gunslinger
Nagaredama
La luz temblorosa de las numerosas antorchas iluminaba la amplitud de aquella sala, revelando un misterio antiguo y olvidado. Las paredes de piedra, imponentes y rugosas, estaban talladas con intrincados relieves que evocaban tiempos perdidos. 

El agujero por el que la tripulación había caído se cerró, emitiendo un crujido ensordecedor. Las rocas temblaron, y el suelo bajo los pies de todos vibró con la fuerza, sacudiéndose violentamente. Jun buscó con la mirada, pero a simple vista no podría encontrar puertas, ventanas, ni aberturas. La aparentemente única entrada y salida de aquel recinto se había sellado. Alrededor de todos los presentes, no existía más que roca pura. Afortunadamente sus compañeros habían sobrevivido a la caída y estaban bien, lo que suponía un gran alivio para la tripulación, pero Jun presentía el peligro al acecho. 

Sus ojos amatistas exploraron la sala con sagacidad, rastreando la ubicación de cada uno de sus compañeros, dispersos entre tanto extraño, y haciendo un escaneo del panorama general. Aquel vistazo la llevó a identificar unas curiosas marcas en el suelo, las que se distribuían por el recinto a lo largo de los laterales. Desde su lugar no podía apreciarlas todas, pero cada baldosa llevaba grabados tallados en la piedra. 

Lo que alertó a la Gunslinger fue la advertencia hecha por el anciano. La muchacha permanecería quietita en su lugar, observando con desconfianza, tratando de comprender lo que sucedía. 

A su derecha, muy cerquita de ella, había caído un oso panda. Era un animal enorme y majestuoso, pero que parecía estar completamente aterrado, sus grandes ojos negros y redondos reflejando el miedo. Cerca del panda, habían aterrizado un hombre y un conejo bípedo. Más lejos, Jun divisó una gigantesca jabalí, la más grande que había visto jamás, y más atrás, al otro lado de semejante zoológico, estaba su querido y enigmático compañero Bonez. Jun agitó la mano para él, intentando llamar su atención en medio del tumulto.

Al mirar hacia el frente, cerca del centro, identificó a Muken y del otro lado a Vesper. Por donde ellos estaban había un círculo central, donde otro símbolo alzaba en su núcleo. Lo rodeaban dos circunferencias: una de color rojo oscuro, amplia e irregular, que a simple vista parecía sangre seca; la otra, tallada con precisión, contenía una secuencia de símbolos que Jun seria incapaz de identificar. Dentro del circulo más pequeño, rodeando aquel solitario pilar, había una Oni gigantesca, aún más alta que Drake, y otro muchacho de estatura normal. Ahí también estaba el anciano, desplomado y exhausto.

A la izquierda de Jun, estaban Kael y Gavyn. Un poco más allá, dentro del círculo rojo, estaba Drake, y más atrás estaba el mejor Pato del mundo en compañía del carismático capitán Byron, evaluando la situación. El Pato fue uno de los primeros que se atrevió a actuar, y se acercó al centro de la sala para entablar comunicación con el anciano. Jun prestó su oído atentamente, para no perderse de nada, en especial cuando el plumífero lo solicitó a grito pelado. "Hay que colaborar", dijo, y como era un pato muy inteligente, que ya había demostrado ser capaz de leer aquellas misteriosas inscripciones de las que Jun no tenía ni la menor idea, decidió que confiaría plenamente en él.

La joven desvió sus ojos hacia Kael, que se había movido hacia el centro de la sala, donde estaba el anciano. El papá del grupo ya había chequeado que todo estuviese en orden, levantando el pulgar hacia Jun en un gesto al que ella respondió asintiendo con la cabeza. Al momento de hablar, apoyó lo dicho por el pato, lo cual solo dio más sentido a las palabras del animal pues Kael también era capaz de leer y traducir extraños símbolos. Después, con la amabilidad que lo caracterizaba, se preocupó y ocupó de asistir al anciano y proveerle de agua y comida para ayudarle a reponer energías.

Un lobo bípedo, miembro de otro grupo, también se acercó. Su apariencia intimidante, sin dudas, llamó la atención de Jun, pero sus formas eran cuidadosas y sus palabras amables. Vesper no se quedó atrás, y llamó a Bonez para que le acompañara. Este último parecía saber quien era aquel extraño cánido.

Jun finalmente decidió moverse, pero solo cuando vio que Drake acababa de transformar su cuerpo en roca sólida, delante de todos. Su apariencia era, cuanto menos, impresionante, y se valió de ella para advertir a todos los peludos de que no intentaran nada loco.

La joven Hafugyo pasó cerca de Gavyn, que ya había despegado sus pies del suelo elevándose con sus majestuosas alas. Desde arriba, seguro lo veía todo mejor. Atravesó sin miedo el círculo rojo y se apresuró a alcanzar a Drake. Con habilidad felina y sin pedir permiso, la muchacha se le aventó y comenzó a trepar por su cuerpo como un gatito aferrado con sus cuatro patas al tronco de un árbol. En la altura se sentiría menos vulnerable y tendría una mejor visión general del recinto, de las misteriosas baldosas, y de todos los presentes, lo que esperaba le facilitara las cosas al momento de apuntar y disparar, si acaso necesitaba hacerlo. No podía fiarse de todos aquellos desconocidos, que al fin y al cabo estaban allí por la misma razón que los simpatiquísimos Piratas Hizashi: Encontrar el tesoro. 

resumen

datos de personaje
#42
Byron
Que me lo otorguen
Lo intentó, pero no lo consiguió, el cuerpo de Byron se precipitaba al vacío con un brazo extendido, intentando agarrar a Duck, aun no consiguiendo su propósito de agarrarse a aquel escalón de piedra aun sujeto. Poco a poco, la oscuridad profunda de aquel pozo sin fin, iba engulléndolos, dejando su vista perdida en las tinieblas, no había nada más que el muchacho podía hacer, aquella caída le hizo recordar el encuentro con aquel ángel negro que le arrebató sus alas, quizás, si las hubiese tenido, podría haber evitado sentirse inútil en aquella situación. Como cuando era un niño cayendo de los altos cielos de Skypie, encogió su cuerpo como un ovillo, indefenso, y cerrando los ojos a su destino, cayó a aquel abismo sintiéndose culpable.

Escuchó algo deslizarse con su agudo oído, algo parecido a un fluido viscoso, y antes de que pudiese darse cuenta, dejó de sentir la caída libre en su estómago, sin saber que había sucedido, abrió los ojos con confusión lentamente. La luz pasó a través de ellos, dejándole ver como su cuerpo había sido cubierto por el denso lodo de Kael, recorriendo este su delgado cuerpo al retirarse de él. Acto seguido miró a su alrededor, para ver a sus compañeros en la misma situación, ilesos gracias a la acción de su compañero, alejados unos de otros en aquella enorme sala. Suspiró profundamente como gesto de alivio, llevándose la mano al pecho agitado por la respiración imprecisa provocada por los nervios. Junto a él aterrizó Duck, levitando grácilmente hasta su posición, precisamente se preocupó por el que menos debía.

Las antorchas que adornaban la sala se encendieron una tras otras, como si fuese un espectáculo de luces, brindado a los presentes una iluminación cálida que los permitía ver con mayor claridad. Con un rápido vistazo, pudo darse cuenta de que más gente había caído con ellos, desconocidos, y otros todavía caían desde el techo. Algunos cayeron con más gracia que otros, sirviéndose de sus herramientas y capacidades, otros, no tuvieron tanta suerte. Aunque el que más llamaba la atención de todos ellos, era un viejo con atuendo de explorador que se encontraba presidiendo la escena, juraría no haberlo visto caer, más la oscuridad y el lodo pudieron hacer que no se fijase en él.

Se incorporó, limpiando los restos del lodo de su fiel compañero y le levantó el dedo pulgar para felicitarlo, Kael, que se encontraba junto a Gavyn, gracias a él habían salido de una pieza. Observó la situación, calmado, sin sobresaltarse a pesar de la confusión que evocaba la escena. Entonces escuchó al pato, sonando irritante como siempre, y pidiéndole que no hiciese a nadie enfadar, al parecer la colaboración sería primordial para salir de aquel aprieto. No pudo evitar hacer una mueca dejando ver su molestia, después de todo, que fuese precisamente Duck el que le dijese esas palabras, poniéndolo sobre aviso, demostraba lo poco que aquella ave conocía sobre la impresión que causaba en los demás con su viperina lengua.

- No te preocupes Duck, no me meteré en líos, sé comportarme.- Dijo acariciando suavemente la cabeza del pato, como si fuese su querida mascota.- Pero precisamente tú, no eres el más indicado para decirme eso.- Y le propinó tremendo pescozón con la mano abierta en su cogote.- ¡Preocúpate de que no quieran cazarte en cuanto digas dos palabras! ¡Pato avaricioso de mierda!- Le gritó visiblemente furioso, aunque era el tipo de relación que tenían, aquello no era más que seguir las normas de su convivencia.

Aquel viejo gritó a todos los miembros de aquella improvisada reunión, avisando de no derramar sangre si no querían morir aplastados. Curiosa afirmación por su parte, viendo el círculo de sangre seca que parecía envolverlos. Antes de que pudiese darse cuenta, el pato había comenzado a dirigirse hacia aquel sujeto, con un andar lento, pero curioso, exclamando su atención, increíblemente parecía saber de quién se trataba. Rápidamente se dedicó a dar un sermón a los presentes, explicando las conclusiones que había sacado en su corta estancia, siendo honesto, aquel pato era más versado que Byron, y aunque le costase reconocerlo, sabía que era alguien en quien podía confiar para este tipo de intrincados asuntos.

Se mantuvo al margen, no había mucho que pudiese aportar por ahora, simplemente escuchó las diversas voces que debatían sobre aquel asunto, entre ellas las de Kael que apoyaban a Duck y también parecía conocer a aquel hombre llamado Indiana D. Jones, mientras se acercaba a él y posteriormente le ofrecía algo de agua y comida, no pudo evitar sentirse orgulloso. Más voces se hicieron eco, incluso un doctor lobo, Byron dio por hecho de que se trataba de la misma raza de aquel lobo bailarín con el que compartió misión. Seguidamente, vio a Vesper querer adelantarse con violentas intenciones, pero gracias a Duck cedió su intento, acercándose para ayudar, mascullando una pedida de permiso hacia el muchacho de cabello violeta.

- ¡No tienes que pedirme permiso! ¡Eres libre de hacer lo que te salga de los cojones maldito pulgoso! - Respondió visiblemente contento, tronando los huesos de su cuello para quitar el entumecimiento de la caída anterior. Tras respuesta vio como Vesper se quedó visiblemente afectado porque otro médico hubiese entrado en escena antes que él, definitivamente aquel grupo tenía unos visibles problemas para socializar. - ¡Vesper, demuestra tus habilidades, no te quedes atrás! ¡¿Te dan miedo los perros o que?!- Le gritó para darle un empujón y que así ayudase a tratar al viejo.

Haciendo acto de presencia, Baltazar, parecía que conocía aquel lobo. En aquel momento, no pudo evitar sentirse un poco abrumado, demasiada información que asimilar, demasiadas voces opinando que no podía ignorar. Bostezó profundamente, intentando seguir el hilo, fijando su mirada en diferentes localizaciones intentando buscar algo que pudiese aportar a la conversación. Fue ahí cuando finalmente perdió su atención, al ver, casi a su espalda, junto a uno de aquellos cubos, a aquel pirata con el que había prometido jugarse el mundo.

Su corazón dio un vuelco, y lo expresó con un pequeño saltito de emoción, al ver aquel cabello blanco, aquella cicatriz en la ceja. Sonrió ampliamente, con unos destelleantes ojos apasionados, mirando la figura de aquel hombre, Lance, estaba allí. Todo su cuerpo vibraba de emoción, y sin poder evitarlo miró sus propias manos temblorosas de alegría, hizo unos cuantos aspavientos con el cuerpo para intentar llamar su atención, acompañado de un enorme y enérgico grito que inundó todos los rincones de aquel rectángulo de piedra, dejándose los pulmones como un niño llorando por un dulce.
Música hasta el final el post

- ¡LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANCEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!- Volvió a coger aire para seguir gritando. - ¡NUNCA IMAGINÉ QUE NUESTRA PRIMERA COMPETICIÓN SERÍA TAN PRONTO! ¡QUE SEPAS QUE SE IGUALÓ EL MARCADOR HIE HIE HIE!- Rio orgulloso, cruzándose de brazos y elevando el rostro al techo, para potenciar aquella afirmación. -¡GANABAS 1-0 AL YA TENER TRIPULANTES CUANDO NOS CONOCIMOS! ¡PERO AL FINAL HE SIDO YO QUIEN SE HA LLEVADO A JUN Y DRAKE, ASÍ QUE ESTAMOS 1-1 RECUÉRDALO! - Dijo señalando a su espalda, concretamente a los susodichos mentados.

Un estruendo le hizo girarse, Drake había entrado en escena pisando fuerte, y se asimiló en la piedra, formando un enorme gólem con su apariencia. Usó aquella imponente presencia para amedrentar a los presentes que tuviesen intenciones violentas, haciendo una pequeña demostración de su poderío. Byron le sonrió con sinceridad, aquel acto parecía ensayado, que tras sus declaraciones, el hombre de los brazos largos moviese ficha, no hacía más que acentuar la seguridad con la que el joven espadachín hablaba. Su segundo al mando, acercó su enorme falange al muchacho, y viéndose correspondido, y con el pecho henchido de valor, golpeó el dedo con su puño, para seguidamente subirse a esta con un ágil movimiento.

Una vez de pie en esta, desenvainó su espada, hizo un par de diestros giros con su brillante filo, hasta finalizar clavando ligeramente la punta de esta en la roca bajo sus pies. Un semblante serio dibujado en su cara, y una decisión en su mirada que haría temblar a aquellos faltos de convicción, con un carisma innato en su presencia. Miró a todos los presentes en aquella posición, con una mano colocada en el mango de cuero negro de su espada, y con la otra en el pomo de acero grabado, casi acariciando con dulzura aquella parte, eligiendo bajo aquel gesto, las palabras adecuadas que tenía que decir. Se percató de que Jun había tenido la misma idea que él, y estaba posada en una parte más elevada sobre el cuerpo rocoso de Drake.

- Hie hie hie, como bien han dicho mis compañeros versados en materia, nada de derramar sangre... Dejaremos eso para después si se tercia... Aunque, si alguno osa romper esta regla que el mismo destino nos ha planteado... Moriremos todos aquí, pues no dudaremos en responder la violencia con más violencia... Y si alguno se atreve a dar el paso, espero que tenga la suficiente convicción para cargar con la tragedia... Así que, espero que todos colaboremos, está bien morir por tus propios deseos, pero no llevarte contigo al resto de forma egoísta...- Dijo con voz calmada, en aquel momento sonaba más profunda que de costumbre.- Así que, juguémonos el tesoro sin necesidad de derramar sangre, puede ser divertido, ¿no?- Dijo finalmente, en un tono más distendido, para aliviar la tensión de la situación.

Datos
#43
Qazan
Qazan
Tras unos metros bajando los escalones, estos comenzaron a rajase, escuchábamos cómo crujían y, a cada paso que dábamos sabíamos que de un momento a otro acabarían por desmoronarse. Justo así ocurrió, apenas dos escalones después, un enorme crujido hizo que los escalones se derrumbasen a nuestros pies. Aquella sensación de caída libre era extraña, podía notar como mis tripas se revolvían dándome sensación de vértigos, nunca había tenido miedo a las alturas ni a la oscuridad, pero aquella caída libre al mas absoluto abismo le hacían a uno replantearse la existencia, ¿Había aprovechado mi vida lo suficiente? ¿Me daría tanto placer Gretta si me la beneficio? Todo ese tipo de preguntas y cuestiones existenciales me venían rápidamente a mi cabeza.

Más pronto que tarde, un destello proveniente del fondo me dio directo en los ojos, luego de pasar el tenebroso túnel en caída libre se abrió una sala gigantesca. El aire del ambiente parecía denso y pesado, sin duda un mal augurio y aún más si contamos con la mala suerte del derrumbe que nos había traído hasta aquí, una serie de antorchas situadas a tres metros de altura en las paredes comenzaron a encenderse una a una. Mientras caía, justo al lado de la zona donde iba a caer vi una especie de cuadrado bastante amplio, justo encima de este había escrito un cuatro. Antes de poder observar nada más, caí de bruces contra el suelo, suerte que mi constitución tan rellenita amortiguó a la perfección la caía aunque no el estruendo de mi panza golpeando el suelo. -Vaya ostia más terrorífica-. Dije luego de unos segundos estampado contra el suelo, casi daba la sensación de que estaba abrazando el suelo.

Me puse en pie llevándome las aletas a la cabeza, aunque no tenía heridas todo aquello empezaba a resultar algo confuso. Observé a mi alrededor, una sala bastante grande con aquellas antorchas que antes había visto mientras caía y justo un par de metros delante mía, la losa enorme en el suelo con un cuatro dibujado sobre él. -Aquí mínimo han sacrificado a siete vírgenes en algún ritual muy chungo-. Dije hablando conmigo mismo. Un sudor frío recorría mi espalda, aquel lugar me daba muy mala espina, para colmo nos habíamos separado todos los de la banda aunque no creo que estuviese muy lejos. A unos cuantos metros ya podía ver a Shiro y algo más a la lejanía a más gente aunque algo difusa. Antes de poder enterarme bien de qué pasaba a mi alrededor, un viejete en todo el centro y algo histérico. — ¡Que nadie haga daño a otros! ¡Tranquilos! Si se derrama sangre en esta sala, seremos aplastados. -Luego de aquellas palabras el viejete desfalleció. Observando un poco más la sala si que parecía que allí se habían llevado a cabo rituales muy jodidos. - A base de fuerza bruta no saldremos de aquí, tiene que haber algo más-. -Nuevamente, otro con ansias de protagonista comenzó a gritar, era un pato que parecía ir de listillo. -¿Porqué siempre me tocan los egocéntricos?-. Dije nuevamente hablando conmigo mismo. La idea del pato era colaborar... Pero ¿Cómo sabía él que nos necesitábamos unos a otros?

No me fiaba un pelo de aquel pato, se le veía el plumero y no me hacía gracia. Con un rápido vistazo pude ver que cerca de Shiro habia otra losa en el suelo dibujada, en este caso era un dos lo que había escrito. Mientras trataba de asociar toda aquella información, Gretta, que parecía haber visto a Shiro, le iba siguiendo. "Somos tres... ¿Y si tal vez?". Mi cerebro asoció información de manera muy rápida, me coloqué en la losa del número cuatro, justo delante de mí y de cuclillas se encontraba Goku, un integrante de nuestra banda que aun no conocía demasiado pero que parecía muy majo. -Compañero, te necesito para un experimento.
Le dije mientras le daba un pequeño tirón de la ropa para colocarlo encima de la losa conmigo. -Bien, ya somos dos.

-Shiro ven, ponte aquí conmigo, tengo una corazonada-. Shiro y Gretta se acercaron hasta mi, Gretta había venido siguiendo a Shiro, así que me venía como anillo al dedo para comprobar si mi teoría era cierta o no. -Bien compañeros, colocaos todos encima de la losa, tengo el presentimiento de que algo debería ocurrir... Y si no pues ya estamos aquí gran parte de la banda-. Tras aquellas palabras solo quedaba yo por ponerme encima de la losa para "completar" el número, cuatro personas encima del número cuatro. "Espero que esto sirva de algo", pensaba para mis adentros.

Resumen

Personaje

Inventario
#44
Shiro
Ninguno
Shiro se precipitó en aquella negrura en silencio mientras sus compañeros gritaban a su alrededor. La caída fue larga y por algún extraño motivo el peliblanco no pudo reaccionar durante la misma. El joven no sabía si era debido al shock del momento o si simplemente se debía a la misma brujería que había hecho aparecer las escaleras instantes antes, pero fuese cual fuese el motivo, el espadachín simplemente cayó de espaldas al vacío mientras su mente divagaba sin ningún sentido.

Pasaron los segundos y la oscuridad se fue tal como vino, trayendo consigo un foco de luz que devolvió los sentidos de Shiro a la normalidad. El espadachín giró la cabeza para encontrarse que caía de forma estrepitosa hacia una sala de piedra llena de pilares, aunque el espadachín solo pudo fijarse superficialmente en estos, ya que le preocupaba más el choque contra el suelo. El tiempo apremiaba y por desgracia al joven solo se le ocurrió hacerse un ovillo sobre sí mismo y rezar todo lo que sabía para que el golpe no le abriese la cabeza como un melón.

El impacto contra el suelo llegó de forma irremediable, ocasionando que cada partícula de aire de los pulmones de Shiro fue expulsada repentinamente. Unas lucecitas de colores nublaron su vista unos segundos hasta que por fin pudo recuperar el sentido y enfocar la vista a su alrededor mientras comprobaba que no tuviese nada roto.

- Bff… menuda suerte - pensó el espadachín cuando comprobó que todo estaba en su sitio. Era todo un milagro no haberse roto nada. - Un momento, ¿qué hace ese estúpido mono? - se preguntó cuando vio a su compañero Goku con los brazos extendidos al aire a unos cuantos metros de él. Shiro aún no comprendía cuál era el baremo que tenía Lance para ir incorporando gente a la banda, pero el espadachín mínimo esperaba que cobrase una especie de subvención por ello. El peliblanco estaba a punto de dedicarle a Goku una seña amistosa desde su posición cuando una voz se hizo patente por toda la sala, haciendo que el espadachín tomara conciencia de donde estaban.

-¡Que nadie haga daño a otros! ¡Tranquilos! Si se derrama sangre en esta sala, seremos aplastados - gritó un hombre entrado en edad antes de desplomarse desmayado junto a dos personas.

- ¿Esa es Suzuka? - pensó asombrado el peliblanco al ver a su compañera al lado del anciano y de otro tipo que conocía de nada. - ¿¡Y quién coño es toda esta gente!?

La sala estaba repleta de personas, animales y otras cosas varias que comenzaron a moverse en tropel hacia el centro de la sala donde se encontraba el anciano y Suzuka. Shiro no se fiaba de las palabras de ninguno de los allí presentes, por lo que más que preocuparse por la discusión que comenzaron a tener de qué hace o no. Se centró en la búsqueda del resto de sus compañeros.

Qazan se encontraba tras de sí, apartado, por lo que no había problema con él; al igual que Gretta que parecía haberse vuelto invisible para todo el mundo a su alrededor y no tuvo molestias mientras la gente se alejaba de ella. Goku a pesar de ser completamente imprevisible, estaba lo suficientemente cerca para tenerlo vigilado, así que solo quedaban Lance y Juuken

- ¡Bien, ahí estás! - celebró Shiro para sí mismo cuando vio a Juuken arrimarse a Suzuka y tirar en nuestra dirección. Ya solo quedaba el capitán de la banda por aparecer, pero antes de que Shiro pudiese verlo la llegada de su compañero gyojin lo hizo centrarse en él.

- Shiro ven, ponte aquí conmigo, tengo una corazonada - llamó la atención del peliblanco mientras señalaba una de las plataformas que se encontraba en la sala.

El espadachín no es que se fiase como tal de la corazonada de su compañero, más de una vez esas mismas corazonadas no solo les habían conllevado cosas buenas, pero dada la situación le parecía que la mejor idea era avanzar juntos por la sala. Con tanta gente no se fiaba de darle la espalda a nadie sin tener un compañero que la cubriese. Shiro cree que es mejor pecar de precavido que acabar con una puñalada entre las costillas. Además donde quería ir el Gyojin era donde se encontraba el mono, por lo que  moverse ahí cumplía con la intención del espadachín de ir reuniéndose con el grupo.

Apenas habíamos llegado a la plataforma con un enorme cuatro encima cuando otro bulto enorme nos invadió por el costado. Shiro ya estaba acostumbrado al tamaño de la daimink, por lo que antes de verla ya sabía que era ella solo por el retumbar de sus pisadas. Las había oído cientos de veces cuando quería robarle las provisiones que el cocinero preparaba para los viajes, por lo que simplemente se giró hacia ella con una leve sonrisa en el rostro mientras la escuchaba.

- Menos mial estás vivo, ¿vosotros me veis verdad? ¿No estiamos muertos, no?, que mial todo… ¿Partimos columna de gente y cogemos cosa, no? - preguntó Gretta a Shiro.

- De momento no amiga, esperemos que llegue el resto y vemos qué hacemos - respondió el espadachín mientras le daba una palmadita a la altura del gemelo cuando esta se juntó a ellos. Si hubiese querido llegar más alto, hubiese tenido que saltar.

- Hey, capitana, cerdita, hombre pez, niña trapito y todos los demás... - sonó una voz del bolsillo de Shiro tras recibir una pequeña vibración de aviso del dispositivo que tenía guardado. La voz era indudablemente la de Goku, quien se comunicaba a través del Den Den Mushi con el que Lance había estado dando el coñazo hasta que lo compramos. - ¿Están bien? Caí al lado de un cuadro raro con un iv escrito. No me lastimé, ¿y ustedes?

Shiro no pudo evitar recordar el momento en el que se había levantado del suelo y había visto al mono, por lo que reprimió la contestación que le quemaba en la punta de la lengua. A veces era mejor decir nada.

- Mono, estiamos aquí, ¿qué no ves? - le respondió Gretta a escasos pasos de el cocinero.

- Cómo he dicho, lo mejor es esperar ¿No véis la que se está liando?  - terminó diciendo Shiro cuando al volver a fijarse en el grupo central vio cómo de repente se formaba una especie de coloso de piedra que hablaba. Desde luego no había que tomarse como una tontería al resto de personas que había en la sala. - Gretta, quizás… - aunque Shiro no llegó a completar la frase, ya que un grito proveniente de alguien de la sala llamó la atención del espadachín.

- ¡LAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANCEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!¡NUNCA IMAGINÉ QUE NUESTRA PRIMERA COMPETICIÓN SERÍA TAN PRONTO! ¡QUE SEPAS QUE SE IGUALÓ EL MARCADOR HIE HIE HIE!¡GANABAS 1-0 AL YA TENER TRIPULANTES CUANDO NOS CONOCIMOS! ¡PERO AL FINAL HE SIDO YO QUIEN SE HA LLEVADO A JUN Y DRAKE, ASÍ QUE ESTAMOS 1-1 RECUÉRDALO! - gritó alguien al capitán del peliblanco.

Si Lance tenía aliados en el lugar quizás la situación se tornase a favor de la banda, aunque por otro lado, esas mismas palabras hacían temer al espadachín que cualquiera más temperamental de la banda se las tomase como una provocación directa. Shiro no pudo evitar mirar de reojo a Gretta. Sin duda el premio a peor carácter se lo llevaba ella, por lo que no le quitó un ojo encima mientras se dirigía a los que estaban ya allí con él.

- No hagáis caso a estupideces, esperemos a Lance y actuamos a una - dijo el peliblanco con su característico tono de voz calmada mientras deslizaba sus dedos por la empuñadura de sus armas. - Sed pacientes - continuó aún a sabiendas de que eso sería todo un milagro en sí. Los nakamas de Shiro, a excepción de quizás Lance y Suzuka, no eran caracterizados por ser tranquilos ni mucho menos.

Resumen


Vida


V&D
#45
Muken
Veritas
Gracias al lodo de kael el la trampa en la que caemos no fue tan grave, un que tuve que moverme un poco para evitar mayor daño. una vez en posición pude detectar algo en el lugar por lo que al ver al capitán Muken dice - tenemos compañía- usando los dedos les indica al grupo cuantas personas ahí en el lugar. 

Muken saca a Sebastián de la mochila y se mantiene alerta tomando la retaguardia del equipo, bajo su ala nadie saldría herido. observo el lugar en donde se encontraba y presto atención hasta lo más mínimo mientras seguía de cerca a su tripulación, siguien las órdenes de los superiores. 

En términos de búsqueda y arqueología no entendía mucho aunque era letrado, pero confiaba en sus compañeros. Está vez el sería la fuerza y no el cerebro.

Resumen
#46
Lance Turner
Shirogami
Cuando el suelo cedió ante el peso de la banda, en especial de Gretta, me aferré con fuerza a Suzuka. De una forma u otra me había vuelto demasiado protector con ella, cosa que seguía sin gustarme, pero no podía evitarlo al verla tan adorable. Sin embargo, al mirar hacia arriba, el miedo me invadió al ver que tenía justo encima a Gretta. De sólo imaginar caer debajo de ella la tez de mi rostro palideció. Agarré su pierna para elevarme sobre ella junto a Suzuka y la usé de apoyo para saltar unos metros a su lado.
- ¡Perdona que te use de apoyo Gretta!¡Te invitaré a comer para compensarlo! – Le grité casi desesperado de provocar su ira por ello.

Para mi sorpresa, el miedo que tuve a morir aplastado fue tal, que la patada fue con más fuerza de la que pensé, alejándola a ella unos metros, y a mi bastantes más. Incluso en medio del salto, Suzuka, quizá asustada, se soltó de mi, quedando irremediablemente separada.
- Maldita sea. – Pensé viendo la situación en la que nos encontrábamos y que encima ahora estaba más distanciado de ella.

Algunos gritos se elevaban por encima de otros, siendo todo un caos sonoro durante el que podía ser el último minuto de nuestras vidas. No los juzgaba, algo dentro de mi me quería hacer gritar también, sin embargo, el miedo a perderlo todos y a todos ahora mismo, me tenía algo bloqueado.
- Piensa, Lance, piensa. Debes hacer algo, piensa, no te dejes llevar, sangre fría, sangre fría, sangre fría, sangre fría. – Me repetí en varias ocasiones en pensamientos en un desesperado intento de calmar las emociones.

- ¡CHICOS, YO YA MORÍ UNA VEZ, ASÍ QUE OS DIGO, SOLO NADEN FUERTE! – Alcancé a escuchar gritar a Goku, provocándome un gesto de incredulidad que pronto se transformó en risa.

Incluso en ese momento, sin duda, este tipo demostraba que no estaba bien de la cabeza, y eso me encantaba. Fue su comentario el que me hizo reaccionar por fin, y tratar de analizar la situación dentro de lo posible.
- ¡¡Hoy no será el día de nuestra muerte!! – Les grité a la banda queriendo trasmitirles confianza. - ¡Manteneos unidos como podáis! ¡Si todo sale bien, exploraré la zona y me uniré a vosotros! – Exclamé en a duras penas unos segundos, pensando que seguramente no alcanzarían a escucharme entre gritos y el fuerte sonido del viento.

Estábamos ya próximos al suelo, cuando alcancé a ver lo que parecía un ojo, y una serie de cuadrados a su alrededor con marcas. Debido a la velocidad de caída, junto a lo impresionante que era ver ese ojo, no llegué a retener información sobre dichos cuadros o su contenido.

A medida que me acerco al suelo, mi cuerpo instintivamente se prepara. Doblé ligeramente las piernas, asegurándome de que mi pie izquierdo fuese el primero en recibir el impacto, provocando que se distribuyese por todo mi cuerpo. Mi rodilla tocaría también el suelo y el puño, también izquierdo, lo sigue, propinando un puñetazo en el suelo con fuerza, justo cuando la pierna derecha queda extendida detrás de mí. La caída ha sido perfecta, ni un rasguño.

Levanté lentamente la cabeza, observando con detenimiento todo a mi alrededor. Recordaba aun lo que había visto desde ahí arriba, y para mi suerte, justo a mi lado se encontraba una de las casillas que pude ver antes. Dicha casilla marcaba un tres, haciendo uso de tres líneas.

Parecía haber más personas en la sala que habían sufrido nuestro mismo destino, y alcancé a ver no muy lejos a Goku, e incluso más atrás, a Qazan, el enorme gyojin de nuestra tripulación. La sala parecía tener una forma rectangular, y cada pocos metros había una antorcha encendida en la pared. Más arriba, el techo retumbaba, quizá por las roturas provocadas en nuestra caída, pero más me llamaba la atención observar unas nubes que descendían lentamente a la sala. De ella, bajaron varias personas, colocándose una de ellas, muy cerca de mí.
- ¿Qué narices está pasando aquí? – Pensé para mis adentros intentando comprender todo lo que estaba ocurriendo.

Un pato parecía caer desde el cielo, planeando, para caer frente a mí. Justo de frente de él, se encontraba un señor mayor (Indiana. D. Jones) que observaba todo y a todos con un semblante que claramente mostraba lo asustado que estaba. Entiendo lo del señor asustado, pero reconozco que ver a un pato allí sólo añadía más confusión para mí, supongo que lo próximo será una gallina o una cabra.
- ¡Que nadie haga daño a otros! ¡Tranquilos! Si se derrama sangre en esta sala, seremos aplastados. – Gritó el viejo con un claro tono de desesperación. Miré a varias personas de la sala que alcanzaba a ver desde mi posición, esperando a que alguno le dijese algo. Sin embargo, el anciano no tardaría en caer desplomado al suelo.

En ese momento alcancé a ver un rostro familiar cerca de aquel pato que tanto había captado mi atención, se trataba de Byron, un jovencísimo pirata con un rostro esculpido por los dioses para engatusar a todas las camareras del mundo. No hacía tanto desde que lo conocí en Kilombo, y habíamos tenido un desafío amistoso de rivalidad ante otros dos muchachos que intentamos meter en nuestras tripulaciones. Aunque mi primer impulso fue lanzarme a él y hablar, opté por dejarlo unos minutos y ver qué pasaba allí.

Pude apreciar entonces unas palabras que venían de la posición de Byron, aunque no eran precisamente suyas, si no del pato. Este, además de preocuparse por el joven, se fijó en lo que parecía una serie de marcas escritas en el suelo.
- Espera, ¿¡QUE ESE PATO HABLA!? – Pensé estupefacto para posteriormente escucharle llamar a Byron capitán.

Esto provocó en mi cierta envidia, amaba la tripulación que ya estaba formando y esta estaba cogiendo muy buena dinámica, pero desde luego, un pato que hablaba era del todo un acierto que ni en sueños llegué a imaginar. Dicho animal no parecía únicamente ser especial por su capacidad de habla, sino que además mostró dotes de investigador que escapaban de mi comprensión. No sólo eso, también parecía conocer al anciano, llamándolo Indiana. D. Jones.
- ¿Quién no nos dice que tu pusiste esas trampas vejestorio? – Gritó un sujeto de cabellos oscuros y alargados (Vesper Chrome) mientras se dirigía directo hasta el anciano. No obstante, pareció refrenarse ante las nuevas palabras que dedicó el pato hacia todos los presentes. Este había realizado un sonoro aleteo de las extremidades, provocando así la atención de la mayoría. Posteriormente, continuó con unas advertencias que acompañaba a lo que decía ese anciano. Colaborar entre todos, y no derramar sangre.

Un tipo con pintas de asaltar barcos para saquear y matar a todos lo que había en él (Jack. D. Agnis), se acercó al cuerpo del anciano, preguntando a toda la sala si alguien le conocía. Aunque ya conocía la respuesta, era algo arriesgado tomar la palabra por el momento, así que decidí limitarme a observar si alguno le respondía o intervenía.

Por otra parte, un joven de cabellos negros y parche en el ojo situado frente a mí, pero en la otra punta de la sala (Kael), alzó la mano para darle la razón al pato. Posteriormente nombraba al anciano para responder al supuesto maleante y especificó que tenía teorías sobre la sala, dando énfasis a las plataformas del suelo. Observé nuevamente la que tenía cerca, pero el muchacho continuó preguntando por algún plan que tuviese el resto.
- Para hacer un plan, deberíamos saber tus teorías y lo que dicen las escrituras ¿No crees? Genio. – Pensé haciendo una mueca de confusión.

A medida que hablaba, se había ido acercando al anciano, para ofrecerle agua y comida. Un gesto que me hacía ver que quizá podía tratarse de una buena persona. Al instante pensé que si se dirigía así hacia el pato, el cual parecía llamarse Pato, irónicamente, y este llamaba capitán a Byron, debía ser también de su banda. El muchacho parecía que no había perdido el tiempo tampoco y había formado una buena banda.

Un grupo parecía avanzar desde la esquina del fondo a la izquierda, gritando a alguien llamado Alex que atendiese al anciano. Para mi sorpresa, se trataba de un conejo blanco humanoide (King Kazma), debía de tratarse de un Mink, al igual que Gretta. No me sorprendía tanto como el pato, pero desde luego era toda una sorpresa. Por su aspecto y maneras, pude intuir que como mínimo debía ser alguien relevante en su banda. Hablando de Gretta, pude verla detrás del conejo, doliéndose todavía por la caída, pero sin daños excesivamente graves.

Un hombre lobo (Alexander Bathory) se encaminaba también al centro, junto a una joven de cabellos morados. Estos iban en dirección a al anciano, pero no parecían mostrar hostilidad en sus rostros, cosa que pude confirmar cuando alcancé a escuchar lo que dijo al primer joven de cabellos negros. Se trataba de Alexander, y se presentaba como Doctor. No parecía algo de lo que preocuparse, había otras personas en la sala a las que prestar atención mientras todo se movía por el centro. Ante él se presenció el primer tipo de cabellos oscuros y lisos que en primer momento amenazaba al anciano, observando lo que hacía aquel mink.

El joven de mi lado (Raiden Kibutsuji) se marchó hasta la otra punta de la sala como si nada, mientras hablaba solo en voz alta. Era un joven de cabellos blancos, como el mío, aunque al margen de esto no parecía tener más similitudes conmigo. Parecía dirigirse hacia lo que era un Panda, al cual no había llegado a ver por la imponente presencia de Gretta, siempre destacando allá donde va. Este animal parecía estar temblando, como si estuviese en una especie de ataque de pánico. Ya dejaba de sorprenderme ver seres tan especiales hoy, así que me limité a mirar a otro lado. Cualquier otro día me habría sorprendido ver un Panda, pero en menos de 5 minutos había visto todo un zoológico, esto te hacía más inmune a las sorpresas animalescas.
- Hey, capitana, cerdita, hombre pez, niña trapito y todos los demás... – Dijo la voz de Goku desde el Den Den Mushi. Me reí al notar cómo me había cambiado el sexo y cómo se estaba dirigiendo a los demás, pero lo cierto es que empezaba a cogerle algo de cariño. - ¿Están bien? Caí al lado de un cuadro raro con un iv escrito. No me lastimé, ¿y ustedes? – Continuó hablando para trasmitir información.

No era consciente del todo de los peligros que ahí había, así que me limité a responder algo corto y seco, pero que pudiese trasmitir información. Observé a mi izquierda, donde se encontraba Goku, razonando que se encontraba al lado de un cuatro.
- Aquí Lance, me encuentro al lado de un tres. Tampoco estoy lastimado. – Dije rápido para colgar de inmediato y evitar alargar la conversación. Me convenía mantener un perfil bajo por el momento.

- Si Goku se encontraba en la 4, y yo en la 3, muy probablemente el que esté más a mi derecha sea el 2. – Pensé erróneamente a falta de obtener más pistas.

La tripulación empezaba a moverse, con lo cual, me dediqué a observarlos. Necesitaba descubrir que había en su mente, por si alguno lograba descifrar más sobre esta particular situación.

Al fondo Gretta saludaba con la mano, como haciendo el gesto de que todos se reuniesen a su alrededor, entre ellos Qazan, Shiro, el propio Goku, y en la otra punta parecían ir Juuken y Suzuka. Me pareció bastante cómico que ella precisamente indicase a todos que se moviesen hacia ella, pero antes de ir quería observar más la situación. Aún estaba manteniendo un perfil bajo, y quería que siguiese siendo así.

Un hombre pájaro (Gavyn Peregrino) alzaba el vuelo para observar todo con detenimiento desde la altura, haciéndome pensar que alguien así sería muy importante para la banda, ya que nos regalaría información vital en situaciones como esta.

Fue justo en ese momento que alguien (Byron) gritó mi nombre como jamás nadie lo había gritado, extendiendo cada vocal hasta casi el infinito y lleno de emoción. Se trataba de Byron, quien me provocó una gran risa y felicidad al verle tan emocionado con el reencuentro. Estaba desafiándome con el reto, declarando que íbamos 1-1, pero era tan grande mi felicidad por verle así de feliz tras el duro golpe que recibió ese fatídico día, que su alegría era contagiable. En respuesta, me incorporé por primera vez en todo este tiempo y alcé la mano para saludarle de manera amistosa.
- ¡Guau! ¡Sin duda lo estás haciendo, jovenzuelo! – Le grité con un tono muy amistoso. – Pero el duelo todavía no ha terminado, ¡No lo olvides! – Le añadí entre risas hasta que me vi interrumpido por el propio escenario.

Un gran temblor en la tierra hizo desviar mi atención y preocuparme, ya que eso podía significar que una nueva situación fuera de mis manos podía poner en peligro a la banda. Para mi sorpresa, al cabo de unos segundos encontré respuesta en ese suceso, ya que se trataba de un prominente hombre de brazos largos y más de veinte metros que se erguía sobre nosotros. Era un hombre de piedra, cuyo rostro me era familiar, hasta el punto de saber quién era al recordar las recientes palabras de Byron. Se trataba sin dudas del carpintero Drake, el brazos largos de Kilombo. Era fascinante descubrir que ahora era capaz de ello, y confirmaba sin duda que Byron estaba formando una banda impresionante de la que estar muy orgulloso. Al chocar su dedo con el puño de Byron, este se montó sobre él orgulloso, llegando a clavar su espada en la piedra para hacer una declaración ante todos. Hay que admitir que le quedó muy épica dicha escena. Y no muy lejos de él, se encontraba una pequeña figura de cabellos azules que pronto supe reconocer, Jun. Ese pequeño demonio realmente ganó la batalla de aquel día, y darme cuenta de ello provocó una gran risa en mí.
- ¡Oye Byron! ¡¡Parece que has formado un gran equipo!! – Le grité emocionado, probablemente contagiado por su entusiasmo. – ¡Cuando salgamos de aquí, tenemos que reunirnos y que nuestras bandas se conozcan! ¡Yo también quiero que conozcas a los míos! – Le exclamé riéndome a carcajadas.

Mi faceta de persona oculta en las sombras y pasando desapercibida, ya había sido derribada con las palabras de Byron, así que me desahogué un poco en un gesto de amistad y rivalidad ante ese pequeño demonio, que parecía ir por muy buen camino.

Tras esto, decidí quedarme agachado, dispuesto a saltar si en algún momento ocurría algo. Estaba expectante ante lo que pudiese ocurrir, que sería totalmente inesperado para mí. Confiaba en mi banda ciegamente, pero tenía un ojo en cada uno de ellos por si en algún momento les sucedía algo lanzarme a ayudarles.
Contenido extra
#47
Tofun
El Largo
La sala estalló en caos. Los personajes corrían de un lado a otro, las voces se alzaban por encima de otras en un mar de conversaciones cruzadas. Era el desorden inevitable que acompañaba al gran volumen de personas reunidas en aquel lugar. Sin embargo, afortunadamente, el caos no derivó en un derramamiento de sangre, un camino que habría significado una muerte rápida para todos los presentes.

Alexander fue el primero en acercarse al célebre arqueólogo. Indiana D. Jones no estaba muerto ni inconsciente, pero su cuerpo mostraba signos de una profunda debilidad. Cualquier médico que lo viera sabría que que necesitaba era comer y beber, aunque con sumo cuidado.

Gr... gracias. ¿Hoy es el día 43, verdad? —preguntó el arqueólogo con la voz rota pero consciente. — Debemos avanzar... no sería bueno si alguien...

Antes de que pudiera terminar su frase, Gavyn se aproximó a uno de los cuadrados que marcaban el suelo, mientras el grupo formado por Gretta, Qazan, Shiro y Goku se posicionaba en otro. De repente, un enorme mecanismo se activó. La sala tembló y, en un abrir y cerrar de ojos, los cinco participantes fueron prácticamente succionados por el suelo, que se abrió bajo ellos y se cerró de inmediato, tragándoselos. No fue el único cambio: el techo comenzó a descender lentamente, amenazando con aplastar a todos los presentes. Al ritmo que bajaba, tardaría unos 90 segundos en convertir la sala en una trampa mortal.

[Imagen: Evento-1-1.png]

En el estrecho ascensor donde viajaban Gretta, Qazan, Shiro y Goku, el aire era tan escaso que apenas podían respirar. Estaban apretados como en una lata de sardinas, sus cuerpos retorcidos en posiciones incómodas. Pero justo cuando parecía que la falta de oxígeno los iba a vencer, el ascensor los expulsó con violencia, arrojándolos a una pequeña explanada de piedra del mismo tono marrón-anaranjado que la sala anterior. Sin embargo, la nueva estancia presentaba un contenido muy diferente.

Aquellos que descendían por los ascensores llegarían a una cámara iluminada por antorchas. Frente a ellos, una pared abierta revelaba un largo puente de piedra suspendido a 15 metros sobre un lago oscuro cuyo fondo no podía discernirse. El puente, de unos cinco metros de ancho y 400 de largo, se extendía hacia una pequeña habitación al final. Varios puentes similares, separados por 15 metros, conectaban con habitaciones similares. En cada uno, una escalera en espiral descendía hacia las profundidades. En el suelo de las salas iniciales de este nivel se repetía el símbolo tallado en la sala superior, acompañado de una nueva inscripción misteriosa.

[Imagen: mensaje1.png]

[Imagen: Evento-2.png]

Aclaraciones individuales


Aclaraciones generales
#48
Son Goku D. Namek
Dr. Goku
Goku fue levantado con rapidez por su compañero, el hombre pez, conocido como Qazar. Sin demasiada delicadeza, este lo jaló para colocarlo junto a los demás miembros de su equipo dentro del cuadro marcado con el número "IV". A pesar de la brusquedad, Goku no se quejó, simplemente se incorporó y, después de que lo soltaran, caminó hacia el centro del cuadro. Para su fortuna, su grupo no era particularmente escandaloso ni destacaba demasiado. Ninguno gritaba o llamaba la atención innecesariamente, lo que les permitía pasar desapercibidos entre el barullo general. Mientras se encontraba en su posición, Goku comenzó a calentar su cuerpo con unos saltos leves, estirando sus músculos mientras, por el Den Den Mushi, informaba - Sí, capitana, estamos todos aquí, el hombre pez (Qazar), la cerdita sexy (Gretta) y el chico canoso (Shiro). Nos hemos reunido sobre el cuadro marcado con el "IV" y... ¡woah! - exclamó Goku, sorprendido, cuando de repente se activó un mecanismo que los succionó a todos de forma veloz, cerrándose sobre ellos.

Jefa, parece que estamos dentro de algún tipo de ascensor - añadió Goku, mientras comenzaba a sentirse presionado y rodeado por algo que lo comprimía de forma asfixiante. Una sensación extraña recorrió su cuerpo. Lo que lo rodeaba… no era otra cosa que carne, un cuerpo cálido que lo aprisionaba - ¡Espera! ¿Estas son las tetas de Gretta? ¡WUJUUUU, ESTOY EN EL PARAÍSO! - gritó con entusiasmo mientras descendía atrapado entre el voluptuoso pecho de su compañera, transmitiendo cada momento por el Den Den Mushi sin contener su alegría.

Cuando finalmente llegaron al final del trayecto, fueron expulsados bruscamente del ascensor, aterrizando en el suelo. Goku, que había quedado atrapado debajo del cuerpo de Gretta, se encontró en una situación aún más incómoda, o placentera, según su perspectiva. El peso de su compañera lo aplastaba mientras él replicaba entre risas y jadeos - ¡Aaah, Dios mío, lo sabía! Gretta es la mujer más sexy de toda esta tripulación - proclamó con una mezcla de asfixia y deleite mientras lograba asomar su torso superior entre los exuberantes atributos de su compañera.

Al aterrizar en su destino, el entorno cambió drásticamente. Delante de ellos se extendía lo que parecía ser un largo y ancho puente de roca, que se perdía en la distancia. Goku, tras un rápido vistazo, hizo un cálculo mental y, a través del Den Den Mushi, continuó su reporte - Hey, parece que hemos llegado a una especie de puente de roca, es bastante largo - dijo mientras se enderezaba, dejando que ahora fueran sus compañeros quienes decidirían que hacer en este momento, el simplemente se dejaría guiar.

Resumen
#49
Drake Longspan
[...]
Cuando Drake Longspan observó la desaparición de varias personas desde aquella altitud, especialmente la del jabalí (Gretta) y su nakama (Gavyn). Junto al dúo de Byron y Jun, señalizó visiblemente para todos las baldosas antes de volver a su altura normal, lentamente, dando pisotones hasta la baldosa que tenía el símbolo de V.

El rango de visión de una persona de veinticinco metros equivale a distancias casi kilométricas, por lo que no le supuso ni un solo problema observar toda la sala. Muy fácilmente, para él era como ver un partido de Ping-Pong.

¡LAS BALDOSAS, CADA UNA TIENE UN SÍMBOLO JUNTA-ros, rápido!

En su cuerpo, recubierto de piedra pero ahora con su estatura normalizada, el muchacho todavía tenía la roca asimilada en su cuerpo, pero el tiempo corría en su contra. Aquel techo estaba adentrándose más y más en la cueva y pronto no sería más que un ataúd. Conocedor de sus probabilidades de supervivencia, subido a la baldosa V junto al trío, avisó a MC Duck y a Bonez para que se acercasen lo más rápido posible.

Tensó su cuerpo en dirección a los individuos restantes, terminando por dirigir la última mirada a Lance Turner. Pese a verle solo, de algún modo sabía que ese tipo no iba a desfallecer ahí, no todavía. Notó que alguien seguía colgado en su espalda como un mapache, pero lejos de preocuparse, sonrió con timidez.

Esta mierda parece simple, de algún modo sabe el peso, la altura o el número de personas, voy a pulsar esto, si caemos siendo tres, será el peso, de lo contrario, el número de personas. Si nada de esto es, posiblemente estamos muertos. Rohahaha.

Luego dirigió su mirada a Lance Turner, elevando su tono antes de que su capitán lo hiciese.

— Oi, si te quedas sin sitio. Ese de ahí. — Señala con su largo brazo en dirección norte hacia Kael. — Puede llevarte dentro de su cuerpo. No sé como mierdas se puede respirar ahí dentro, pero es posible.

Drake Longspan juntó ambas palmas mientras bajaba sus brazos, quedándose en una postura completamente defensiva. Su actitud lo decía claro: Aquí solo se sube quien pueda y deba. Solamente avisó a Lance porque entendía aquel extraño vínculo competitivo entre capitanes. Así, subido a aquella extraña baldosa, esperaría al dúo restante para bajar en el ascensor, todo aquel extraño que decidiese acercarse, se llevaría un buen golpe.

O todos, o ninguno.

Resumen


Energía de Drake
#50


Salto de foro:


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