Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Evento] [Escolta] la Mercancía Misteriosa
Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
La tremenda embestida en conjunto que realizamos al unísono, terminó por aniquilar al tipo y enviándolo hasta el fondo de las aguas. Arrasamos con él en un intento de acabar con su amenaza, pero en mi interior quedaba el resquemor de dicha acción, y yo, era un cómplice más de aquella vorágine de caos y también muerte. Los segundos se pararon ante mí tras saber que a través de Nagaki, el enemigo había sido liquidado.


Mi ceño se frunció, es cierto que era la primera misión entre todos y la inexperiencia a la hora de manejar diversas situaciones se hizo de la mejor forma posible y no todo iba a ser perfecto. Aun así, habíamos conseguido atrapar a los principales cabecillas que nos fuimos encontrando uno a uno en este viaje por el mar. Primero, a aquel exaltado tipo que acabó perdiendo el conocimiento a manos de Cadmus, su ayudante, y más tarde la capitana que mandé con un golpe a volar contra nuestro barco, así como el capitán de aspecto de cangrejo que se encargaron más tarde de recoger el personal marine del barco. Por otro lado, Galhard también había presenciado como 2 compañeros habían caído en combate, por donde quiera que se mirase, había desgracia.

Caminé por la cubierta observando todo a mi alrededor, con pasos lentos y reflexivos, los destrozos de los barcos no me suponían ningún tipo de carga, pero si que el valor de las vidas hacía mella en mí. Obviaba por otra parte algunos gritos de dolor de los enemigos, pues el dolor no es más que una vía para el cambio, y si fueran inteligentes, el dolor que sufren en estos momentos les ayudaría a recapacitar sobre como están orientando sus vidas, al mismo tiempo en el que yo considero la mía, pues aunque no tenga ningún tipo de dolencia física, por dentro, mi ser se quebraba al ver la muerte.

El enorme buque de la marina al fin llegó hasta nosotros, pudiéndose identificar al capitán del navío entre el resto de marines una vez establecimos contacto. El buque, a diferencia de nuestro barco, tendría los recursos suficientes como para gestionar la situación, y sobre todo por la parte de encarcelar a los enemigos. Cuando divisé la figura del capitán, puse en su conocimiento la intención de encerrar a los principales cabecillas que teníamos.

- ¡Encerrad los capitanes! -

Grité, para que pudiera entenderme con claridad. Estaba tan inmiscuido en mis propias cábalas que el resto de lo que sucedía a mi alrededor era opacado por mi introspección sobre todo lo que había sucedido. El balance parecía ser positivo pero, ¿Era esta La Marina que quería que dibujase Lotus Marine? la resignación me llevó a reconocer que debido al cargo y al deber que ostentábamos, la muerte sería un activo más que nos rondaría en cada paso que diéramos, ¿Era imposible evitarla en cualquiera de las actividades que hiciéramos? Tenía que ser consecuente, y también darme cuenta de que era al final un efecto colateral de nuestras acciones, ¿Tan solo era importante el éxito final? ¿No importaban los medios? 

Interrogantes comenzaba a germinar en mí mientras me dirigía hacia donde se encontraba la carga para meditar respecto a lo ocurrido, sobre como tenía que gestionar la cruda realidad a la que tenía que enfrentarse La Marina en su lucha contra la piratería y otros males que asolan el mundo. Si quería cambiar La Marina, esta experiencia me ayudaría para considerar la forma en la que debía de hacerlo. En definitiva, esto no era La Voluntad del Loto.

off
#71
Lionhart D. Cadmus
Tigre Blanco de la Marina
Cadmus logró detener el ataque de su oponente con una hábil ofensiva, superándolo con una precisión digna de su entrenamiento. En un rápido movimiento, desarmó al adversario, dejándolo expuesto y herido mientras sus ataques de viento, como los rugidos de un tigre, marcaban el último golpe. Desde su posición en el aire, observó cómo sus compañeros, Lovecraft, Cynthia, Masao y Anko, lanzaban un ataque conjunto. La fuerza de sus ataques fue abrumadora, y el oponente sombrío no tuvo oportunidad de resistir. El cuerpo inerte caería en el mar, y tan sólo sería rescatado por Nagaki, solo para confirmar lo evidente: su enemigo había muerto.

Cadmus, todavía una figura noble y esperanzada, era consciente de que, aunque vestía el emblema de la justicia, el desenlace de una batalla no siempre garantizaba la oportunidad de un juicio. La muerte, aunque una posibilidad real en su línea de deber, era algo que aún le pesaba. Al ver el cuerpo sin vida, una pequeña grieta se abrió en su inocencia, en su visión idealista del mundo.

Auron, su abuelo y Capitán de la Marina, le había legado no solo la fruta del diablo que le otorgaba su poder, sino también un manual que hablaba de la inevitabilidad de la muerte, entre otras lecciones de vida. En él, Auron le enseñaba cómo enfrentar los momentos difíciles de la vida como marino. Respetar la vida, había sido una de sus enseñanzas más firmes, y Cadmus, fiel a este principio, se había comprometido a que incluso los criminales merecían enfrentar un juicio. Pero esta vez, no sería así. Su enemigo no comparecería ante la justicia; la furia de sus compañeros había ejecutado la sentencia sin juicio.

Aunque Cadmus no fue quien causó la muerte, sabía que tenía algo de responsabilidad al desarmar al enemigo, dejándolo vulnerable al ataque que le costaría la vida. Quizá la Marina lo vería como una victoria, como una muestra de su capacidad en combate. Sin embargo, la duda persistía en su interior. No es un camino fácil el que he elegido.

Al regresar al barco, asumió su papel, asegurándose de que todos estuvieran listos para zarpar hacia el destino final de la misión. Los logros de la jornada hablaban de éxito, pero el peso de la responsabilidad comenzaba a arraigarse en él. Cadmus comprendía que seguir los pasos de Auron y portar la insignia de la Marina significaba afrontar dilemas y decisiones difíciles, y aunque el camino no siempre sería justo, se comprometió a seguir adelante. Porque, ante todo, Cadmus aspiraba a ser un Marino ejemplar, de quien su difunto abuelo Auron pudiera sentirse orgulloso.
#72
MC duck
Pato
Bajo las instrucciones de Gautama los diferentes capitanes enemigos fueron llevados al buque para ser encarcelados, mientras Nagaki, sacaba el cuerpo sin vida del mercenario misterioso, de las pocas pertenencias que tenia poco se podía sacar en claro, aunque un tatuaje extraño en su hombro derecho si parecía ser relevante, tal vez averiguar más de él pudiera dar pistas sobre quién podía ser o si trabaja con alguien.

Bajo el acompañamiento del buque de la marina, la llegada a la isla de Dawn fue coser y cantar, allí un elegante recibimiento fue dado, hombres cargaron cajas de aprovisionamientos y varios médicos esperaban para atender a los heridos, pero aparte de eso, había una comitiva de hombres armados, que en sus escudos tenían el símbolo de la isla de Dawn, por la calidad de sus armaduras y la de los pajes que rodeaban la escena, revelaba la presencia de un noble en las inmediaciones, el cual no tardaría en hacerse notar.

-Gracias cuerpo de marines, según he oído tuvieron problemas durante el transporte de mi carga.- dijo un hombre claramente acaudalado, de extraños y excéntricos ropajes que apenas podían embutir su evidente sobrepeso- doy muchas gracias por su labor tan competente, lamento mucho que hayan tenido heridos, mis disculpas… ¿Puedo ver mi mercancía?

Detrás del hombre acaudalado, varios pasos por detrás, había tres hombres, no parecían mayordomos ni guardias de seguridad, sino más bien ratas de biblioteca, portaban maletas y algunos incluso tenían cuadernos con anotaciones. En cuanto los marines bajaron el maletín, el noble posó sus manos sobre él sólo para abrirlo y extraer de ella una extraña fruta.

Con máxima delicadeza entregó la fruta a los estudiosos quienes sacaron una especie de balanza, métrica, para posar la fruta, midieron su peso, uno de los hombres sacó un medidor, y empezó a medir el diámetro de las espirales, otro lo comparaba con un cuaderno de anotaciones, todo mientras se formaba un extraño silencio, para que finalmente los hombres parecieran estar de acuerdo.

-Según todas las características de esta akuma podemos decir que sin duda es de alta calidad, tal y como le prometieron.

El noble no pudo contener su entusiasmo e incluso empezó a aplaudir.

-¡Perfecto, excelente! meterla en el cofre.

dos guardias acorazados tiraron de un enorme cobre metálico para abrir y mostrar que solo tenia una almohada donde un tercero tomó la akuma y la posó en dicha almohada mientras los últimos dos guardias sacaban candados que sellaban el cofre cerrandolo con las llaves de sus cuellos.

-abrirá una exposición y cobrará 10 millones por ver una auténtica akuma real.

para eso habían trabajado tanto, para un negocio de una noble corriente, que quería sacar dinero a costa de una valiosa y rara fruta con poderes demoníacos… ¿a que la vida es rara a veces? unos morían para que otros se llenaran los bolsillos.

-Ah! cierto, darle las gracias a la Oficial Bridget, estaré encantado de hacer un generoso donativo a la armada de la marina en su nombre por este favor.

¿Había dicho oficial? ¿no era la sargento Bridget? Aunque es cierto que se habían oído rumores de su degradación, no se había dicho desde que rango la habían degradado. Pero poco a poco las piezas de este extraño caso se iban resolviendo.

-ya pueden retirarse ¡gracias!

Spoiler 1

spoiler 2

spoiler 3



Notas roleras


fin de la aventura
#73


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