Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Autonarrada] [AT1] Jabalíes, jabalíes y más jabaies
Evelyn Kedin
Bloody Eve
Día 3 de verano 724
Desierto Kalab/East blue


Los primeros rayos de la mañana habían comenzado a despertarme, podía sentir el calor de estos pegándome directo en la cara. Me levanté estirándome, arqueando la espalda. Otro día más, el sol apena acababa de salir por el horizonte. Me senté un momento para procesar que me tenia que despertar, además de pensar que leches iba a hacer el día de hoy. 

Tras unos segundos lo tenia claro, bueno, realmente no, pero me había entrado el antojo de carne de jabalí para desayunar, y el resto ya iría improvisando por el camino. Así que la decisión fue sencilla, debería ir cerca de la población, últimamente los facóqueros se estaban acercando mucho a las poblaciones así que lo ideal sería acercarme a una ciudad cercana.

No tardé demasiado en llegar a una, tan solo unos minutos caminando hacia el este. No entré, solamente me tumbé en una roca bastante elevada para poder ver bien la situación, y si algún animal se acercaba. Aproximadamente media hora después allí estaban, una familia de jabalíes. Era una madre junto a dos crías, caminando cerca de la ciudad. Sentí un pequeño escalofrío y tensé mis músculos de la emoción. La caza daba comienzo.

No pude evitar sonreír mientras bajé sigilosamente de la superficie donde me encontraba y con todo el sigilo del mundo me fui acercando poco a poco, desplazándome a cuatro patas como cualquier depredador salvaje. Parecía estar chupado, ya que también había unos helechos secos pero lo suficientemente altos para ayudarme a camuflarme, ya podía saborear su jugosa carne entre mis fauces, se me hacía la boca agua solo de pensarlo, fue entonces cuando un silbido, alertó a mi presa, haciendo que comenzara a huir. “Mierda”. Pensé mientras salí corriendo detrás de la madre, no sé quién había realizado aquel silbido, pero no tenía tiempo a averiguarlo, si no se me iba a escapar mi presa.

La persecución fue frenética, el jabalí se metió por la ciudad, arrollando a todas las personas y todo el mobiliario que se encontraba por el camino, yo le seguía de cerca, corriendo a cuatro patas, arramblando también con todo lo que se ponía en mi dirección generando bastante caos a nuestro paso. Fue entonces cuando llegamos a un callejón sin salida. “Ya eres mía” pensé mientras me relamía los labios dispuesta a abalanzarme sobre el animal. Fue en ese momento como si de una sombra se tratar un chico rubio se interpuso entre mi trayectoria y la de mi comida, debido al impulso del ataque yo le acabé mordiendo el brazo, que utilizó como escudo para interponerse. “¿Joder y este que coño hace?” Pensé mientras el jabalí aprovechaba la distracción para huir. Le solté rápido para ver si podía seguir a ese jabalí, pero ya era tarde, había escapado entre las calles. -JODEREEER. -Grité de rabia mientras empujé a aquel tipo, -¿Tú de que coño vas? Eso era mi puto desayuno. -Me giré hacia él con rabia agarrándole del cuello de su camiseta, haciendo que me mirase fijamente. -Soy… soy de green page, valoro el bienestar de los animales… y tú ibas a matar a ese facóquero. -Genial, un puto animalista, pese al evidente miedo que se podía observar en sus palabras, sus ojos azules mostraban convicción, creía por lo que luchaba, pero aun así, me había jodido la comida más importante del día. -Te haces llamar animalista pero no entiendes la naturaleza misma, la naturaleza es cruel y sádica, estoy seguro que desde el salón de tu casa te diviertes pensando que los animales son todos amigos y viven en armonía, pero no. Si salieras ahí fuera, morirías en nada, tienes que buscar agua y comida… eso si no te matan los animales salvajes primero. -Le empujé haciéndole caer al suelo. -Más te vale invitarme a desayunar por esto, es lo mínimo que puedes hacer para compensármelo. -Me había calmado un poco, le miré con superioridad mientras él trataba de tamponar la herida de su brazo con su otra mano. Me miraba con cara de terror, como si pensaba que este fuera su fin. -Venga levántate, que no soy tan mala, solo te mataría si tuvieses una recompensa sobre tu cabeza. Le sonreí mientras le ayudaba a ponerse en pie. -Osea ¿eres… cazadora de piratas? Yo simplemente asentí sonriendo, orgullosa de aquello. 

Al chico se le veía más calmado aunque aun se le veía con algo de preocupación por la herida en su brazo. -Nah tú no te preocupes por eso, si tienes licor en casa échate un poco para que no se te infecte y luego véndala. -Le dije mientras caminábamos camino a un bar, parecía dispuesto a pagarme el desayuno así que no podía quejarme.

Nos sentamos en un bar algo viejo, él pareció pedirse solo un café mientras yo me pedí todos los platos de la carta que tenían carne de cerdo bajo la mirada de terror de aquel que me iba a invitar. Los modales nunca fueron lo mío así que comí sin restricciones, bajo la atónita mirada del resto de clientes. -¿Has venido a unirte al nuevo gremio que han fundado en la ciudad? Dijiste que eras cazadora de piratas, últimamente están viniendo muchos de ellos por esta zona para unirse a Crimson Crusaders. -Nuevo gremio… no sonaba mal, tenía algo de dinero ahorrado, pero no me vendría mal hacer equipo, me suscitaba curiosidad la clase de personas que había por aquí.

Seguimos hablando un poco más de tiempo mientras yo terminaba de comer, al fin y al cabo no era un mal chico, tan solo un poco tonto, me dijo que no comía carne y que su asociación estaba el solo, pero realmente creía en lo que hacía y yo respetaba esa convicción, por lo que terminé de comer, le agradecí la comida y decidí ponerme en marcha al edificio que me había indicado el chaval. Fue en ese momento como si el destino lo quisiera me crucé de cara con un jabalí, no sabía si era la misma pero nada más verme comenzó a huir y yo pese a haber comido como la que más comencé a perseguirle de nuevo por la ciudad esta vez logrando mi objetivo, y como si de una escena grotesca se tratara comencé a devorar a la bestia en plena calle bajo la mirada de los transeúntes, provocando náuseas de algunos y que madres taparan los ojos a sus hijos.

Así que después de aquel festín ahora si me dirigí al edificio, toda cubierta de sangre mientras terminaba de devorar la pata del animal.
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Moderador OppenGarphimer
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