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[Diario] [Pasado] Travesura en el Baratie
Fon Due
Dancing Dragon
En los mares del East Blue, las aguas se agitaban suavemente mientras un elegante velero de lujo se dirigía al famoso restaurante flotante Baratie. A bordo, un adinerado comerciante y su tripulación se preparaban para disfrutar de una cena exclusiva en el restaurante más renombrado del mar. Pero entre los barriles y cajas del almacén del barco, un pequeño polizón se mantenía escondido: Fon Due, el Tontatta de apenas 25 cm de altura.

Fon Due había llegado de polizón en el barco después de colarse en un puerto cercano, atraído por el aroma de las provisiones de lujo. Con sus habilidades de infiltración, se había deslizado entre las cajas de víveres y barriles de vino, alimentándose con pequeños bocados y evadiendo la atención de los marineros. Sin embargo, su verdadero objetivo no era el velero, sino el Baratie, que ya se perfilaba en el horizonte.

Cuando el barco llegó al restaurante flotante, los marineros comenzaron a bajar un puente de madera para acceder al comedor. Fon Due vio su oportunidad. Aprovechando la confusión y el movimiento de los hombres descargando cajas, el pequeño Tontatta saltó de su escondite, corriendo ágilmente por la cubierta y deslizándose entre las botas de los marineros, hasta llegar a la entrada del Baratie.

El restaurante estaba lleno de clientes ruidosos y risueños. Las mesas estaban cubiertas de platos deliciosos y bebidas espumosas. Pero para Fon Due, el verdadero desafío apenas comenzaba. Sabía que para disfrutar de un festín en este lugar, tendría que ser más astuto que nunca.

Deslizándose por una pequeña abertura en la puerta de la cocina, Fon Due entró en el corazón del Baratie. La cocina era un hervidero de actividad, con chefs gritando órdenes, cuchillos cortando ingredientes a toda velocidad y ollas humeando con guisos deliciosos. El pequeño Tontatta se movió con sigilo, escondiéndose detrás de sacos de harina y barriles de especias.

Mientras exploraba la cocina, sus ojos brillaron al ver un enorme trozo de carne siendo asado. Su estómago gruñó de hambre, y decidió que debía probar un bocado de esa carne a toda costa. Esperó el momento justo, cuando los chefs estaban distraídos preparando un gran pedido, para lanzarse al ataque.
Fon Due corrió por el suelo, utilizando cucharones y sartenes caídos como cobertura. Con un salto ágil, trepó por un estante hasta llegar a la mesa donde estaba la carne. Usando un pequeño cuchillo que llevaba consigo, cortó un trozo y se lo llevó rápidamente a la boca. Saboreó el bocado, deleitándose en el sabor exquisito que superaba todo lo que había probado antes.

Sin embargo, su festín no pasó desapercibido. Un joven cocinero, ocupado removiendo una olla, escuchó un ruido y se giró justo a tiempo para ver una pequeña figura correteando con un trozo de carne. "¡Oye, hay una rata en la cocina!", gritó, alarmando a los demás.

Fon Due, al verse descubierto, corrió a toda velocidad, esquivando cuchillos que los chefs lanzaban en su dirección como proyectiles. Pero su pequeño tamaño le daba ventaja, y rápidamente se escondió dentro de una olla vacía. El cocinero, confundido al no encontrar nada, volvió a sus tareas, convencido de que había imaginado la pequeña criatura.

Fon Due sabía que no podía quedarse mucho tiempo en la cocina, así que decidió trasladarse al comedor. Deslizó sigilosamente a través de una rendija en la pared y emergió en el comedor principal. Desde allí, trepó por los manteles colgantes, pasando de mesa en mesa, robando pedacitos de pan, trozos de queso, y hasta una uva aquí y allá, sin que los clientes notaran nada extraño.

Cuando ya se sentía satisfecho y con su pequeño saco de hojas lleno de comida, Fon Due decidió que era hora de retirarse. Pero justo cuando estaba a punto de saltar desde una mesa al suelo, escuchó la inconfundible voz del chef principal, rugiendo desde la cocina. "¡Que alguien atrape a esa maldita rata de una vez!"

Los marineros del velero, que estaban cenando, se unieron a la búsqueda al ver al chef principal furioso. Fon Due vio cómo se complicaba la situación y decidió improvisar. Saltó dentro de una jarra vacía y se escondió justo antes de que uno de los cocineros pasara registrando cada rincón.

El Tontatta, al ver que la situación se complicaba, ideó un plan audaz. Observó que uno de los marineros del barco de lujo se estaba preparando para regresar al velero con una cesta de sobras para la tripulación. Sin pensarlo dos veces, Fon Due se coló en la cesta antes de que fuera cerrada.

Mientras el marinero transportaba la cesta de regreso al velero, Fon Due aprovechó para morder un último trozo de pan antes de que la cesta se cerrara por completo. Al llegar al barco, el pequeño Tontatta saltó fuera, corriendo hacia su escondite inicial entre los barriles. Sonrió al recordar la travesura que había realizado.

El velero zarpó poco después, alejándose del Baratie, y Fon Due se recostó entre las provisiones robadas, saboreando su victoria y los manjares que había conseguido sin que nadie lograra atraparlo.

El Baratie volvió a su bulliciosa rutina, mientras que el chef principal, aunque aún desconcertado por la "rata" invisible, decidió dejar el incidente atrás. Mientras tanto, Fon Due, el travieso Tontatta, navegaba hacia su próxima aventura, con el estómago lleno y el corazón contento.
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