Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Aventura] [T5] ¡Corre desplumado! (Parte 3)
Octojin
El terror blanco
54 de Verano del año 724

Bienvenido de nuevo, mi teatral pavo real. Es un placer vernos de nuevo, aunque esta vez... Algo me da que las cosas aumentarán un poco en dificultad. La vida, cuanto más fácil es, menos divertida, ¿no?

La travesía desde Kilombo hasta Tequila Wolf ha sido, cuanto menos, una experiencia claustrofóbica. El barco, diseñado para seis personas, resulta ser tan estrecho que moverse por cubierta sin tropezar con alguien es prácticamente imposible. Eso, sumado a que cada uno tiene sus manías y costumbres, te hace replantearte el viaje en más de una ocasión. ¿Pero qué vas a hacer? ¿Saltar por la borda? No creo que fuese una situación inteligente. Ni ahora ni antes de consumir esa akuma no mi.

Cada rincón está ocupado, y el escaso espacio para descansar te ha forzado a dormir en posiciones incómodas. Aun así, el viaje ha sido bastante tranquilo, salvo la primera noche tras zarpar, cuando el clima se tornó más agresivo. El mar, revuelto e implacable, sacudía el barco con olas que parecían querer tragárselo entero, obligándote a mantenerte alerta, luchando por mantener el equilibrio. Estoy casi seguro de que no pudiste dormir mucho ese día, pero bueno. El sueño es lo de menos, ya lo acabarás recuperando.

El tipo fornido que te acompañó en la aventura anterior, por fin va a dejar de ser el tipo fornido. Me pareció bastante curioso que no le preguntases el nombre en ningún momento, pero... ¿Quién soy yo para desafiar las decisiones del pavo real?

El hombre se te presenta como Porter Otto. A lo largo de los días de viaje, y a base de charlas esporádicas, descubres que Porter es una figura bastante peculiar. Es un fugitivo, alguien que parece moverse entre los extremos: ha cometido robos menores, pero también ha cazado a malhechores e incluso se ha enfrentado a la marina en Kilombo, por eso le buscaban. Es un tipo astuto y pragmático, alguien que parece disfrutar del caos tanto como de la tranquilidad que lo sigue. Sin embargo, sus intenciones ahora van mucho más allá. Te cuenta que tiene un plan ambicioso esperando en Vodka Shore, y con la emoción chispeando en sus ojos, te propone unirte.

—Mira, tengo a un grupo de diez personas esperándome a la llegada. Hombres de confianza —te explica en uno de los momentos en que os turnáis para descansar en cubierta. Te describe su plan con entusiasmo. La meta es robar uno de los casinos más grandes de Vodka Shore, en un golpe que promete ser tan arriesgado como rentable. Según Porter, este robo está respaldado por contactos que, aunque discretos, son poderosos en la región, lo que les permitiría operar bajo el radar durante el tiempo necesario para llevarlo a cabo.

—Solo necesitamos dos días para prepararlo todo —te dice, con una expresión de seguridad que resulta contagiosa—. Tengo un lugar de lujo donde alojarnos y todo bajo control. Si decides quedarte, creo que podrías aportar mucho a la operación.

Después de una larga travesía, finalmente divisáis Vodka Shore a la lejanía. La isla, con su clima cálido y su apariencia paradisiaca, contrasta con las aguas que dejáis atrás. A medida que os acercáis al puerto, el panorama cambia: hoteles lujosos y casinos iluminan la costa, y la atmósfera nocturna se inunda de risas y música proveniente de los locales. Lo cierto es que entre tanto turista, tampoco desentonáis tanto. Al atracar, Porter te entrega una tarjeta dorada, que lleva el emblema de uno de los hoteles más lujosos de la zona, mientras te lo señala. Parece que te puedes ir directo allí, él tendrá que tratar otros asuntos mientras. Sin dudar, te indica que esta tarjeta cubre tres días de estancia en el hotel en la modalidad de todo incluido.

—Con esta no te harán preguntas. Solo tienes que ir a la habitación seiscientos cinco y descansar. Relájate —te asegura con una sonrisa despreocupada—. Mañana, nos vemos en la recepción y te pondré al día con los detalles del plan, si te interesa.

La oferta es tentadora, y aunque todo en este tipo sugiere riesgo, la idea de pasar tres días en un lugar como Vodka Shore, y tal vez involucrarte en un golpe de esa magnitud, despierta tu curiosidad.

Si continúas andando en la direccion del hotel, podrás ver que es inmenso. Desde fuera parece uno de los edificios más grandes de la ciudad, y está repleto de limpios cristales que te dejan ver el volumen de gente que hay dentro. Sin duda es un plan perfecto, allí, entre tanta gente, no creo que la gente repare en ti, ¿no? A no ser que... Que hagas lo tuyo.

En tus manos está tomar las decisiones que quieras. Bienvenido a Vodka Shore, pavo real.

Holaaa
#1
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
El Pavo Real del Océano observó con una mezcla de satisfacción y relajación el cómo la silueta de su destino comenzaba a dibujarse en el horizonte. La travesía desde Kilombo hacía esta nueva isla había sido, en sus propias palabras, una experiencia digna de olvidar. El espacio reducido, las noches en vela y las olas constantes le habían hecho replantearse su propio compromiso con la elegancia y la dignidad, eso sin olvidar por todo lo que tuvo que pasar en Kilombo antes de escapar. Pero la promesa de una aventura en un nuevo destino, Vodka Shore, con sus luces y su atmósfera vibrante, comenzaba a borrar el mal sabor de aquellos días en alta mar.
 
Finalmente, después de tanta incomodidad, se le presentaba un escenario digno de su estatus, un escenario en el que si jugaba bien sus cartas pues podría sacar mucho provecho. Cuando Porter Otto, el robusto compañero de escape, le platicó lo que planeaban hacer en esta isla. Para el Pavo Real del Océano la idea de atracar un casino le podría parecer una aberración innecesaria en un inicio, pero ahora solo pensaba en la gran oportunidad que era para mejorar su situación actual y a su vez vivir una gran aventura que desplaye el nombre del Pavo Real del Océano en este insignificante Mar del Este.
 
Al bajar del barco y caminar hacia el hotel, Mayura recibió la tarjeta dorada con una sonrisa llena de satisfacción, no había mucho que preguntar cuando le habían ofrecido lo que más amaba con instrucciones clara que seguir. "Una habitación de lujo, todo incluido… y sin preguntas… " pensó entusiasmado, examinando la tarjeta con interés por si tenía algún truco. Era exactamente el tipo de detalle que él consideraba esencial para un espectáculo de primera categoría. Las palabras de Porter sobre un golpe en el casino ahora resonaban en su mente con más entusiasmo que cuando las escuchó, pero por ahora, su prioridad era otra: disfrutar de las comodidades que tan generosamente le habían otorgado después de terribles días en alta mar.
 
Mayura no pudo evitar alinear sus pasos con la elegancia que el entorno demandaba, aun con sus ropajes rasgados y trapos sucios que le facilitaron durante el viaje para poder cubrir su pecho, el seguía siendo la viva descripción de elegancia, al menos en su mente. Aquella isla era increíble, llena de casinos y edificios dignos de apreciar, pero uno destacaba entre todos, un edificio de cristal y acero brillaba bajo las luces nocturnas, reflejando un mundo de lujo y promesas. — Vodka Shore. Finalmente, un escenario a la altura de mi talento. — Murmuró para sí, con una sonrisa que parecía mezclar entusiasmo y desafío.
 
Mientras se adentraba en la isla, los sonidos de risas, música y conversaciones animadas llenaban el ambiente. Los turistas y locales parecían absortos en su propio entretenimiento, lo cual, para Mayura, representaba una oportunidad perfecta para pasar desapercibido si así lo deseaba… aunque no estaba seguro de si podría resistir la tentación de hacer una entrada memorable. "¿Cuándo ha sido el anonimato un camino para el gran Pavo Real del Océano?" reflexionó, con una sonrisa cómplice consigo mismo. Mientras divisaba una tienda de ropa en la que gastaría sus últimos berries para comprar algo digno de portar, pantalones negros, una camisa verde azulado oscura y un chaleco perfecto, así es perfecto, pues era verde con adornos dorados de plumas de pavo real y mangas blancas sueltas, un atuendo perfecto para mezclarse como el artista que es entre toda esta multitud, claro, esto lo usaría después de llegar al hotel y ducharse.
 
Al llegar a la recepción, entregó la tarjeta dorada con un aire de seguridad y soltura, observando la reacción del personal mientras mantenía su porte altivo, sus ropajes desgastados, sus joyas sobrevivientes del escape y las bolsas de compra en mano. — Habitación seis…cero…cinco, querido. —  Solicitó, apenas alzando la voz para dirigirse al recepcionista y recibir las indicaciones de cómo llegar a su habitación. Sabía que, con esta tarjeta, no tendría que soportar preguntas ni miradas curiosas, o al menos eso pensaba, pues era imposible no ser notado con el contraste que ahora portaba.
 
De no tener problemas, subiría directo a la habitación, dejaría caer su equipaje con un suspiro de alivio y se daría una ducha rápida. Tras finalizar su baño, disfrutaría un poco de la suite que estaba decorada con un gusto exquisito, pero sobre todo del amplio ventanal que ofrecía una vista panorámica de la isla, al verse parado en ese lugar completamente tan imponente sintió que el esfuerzo de la travesía finalmente había valido la pena, así como un leve destello de nostalgia pues era la primera vez que experimentaba el lujo en mucho tiempo. — Este… este sí es un escenario digno de mí. —  se dijo, antes de despojarse de su toalla mojada y dejarse caer en la cama. Allí tirado y reflexivo, decidió echar un vistazo a la herida de bala que le habían tratado durante los días en alta mar, la misma no parecía presentar complicaciones por lo que con un leve suspiro volvería a dejarse caer y relajar su cuerpo.
 
Después de unos minutos de descanso, sus pensamientos se dirigieron al plan de Porter. Un golpe en un casino de Vodka Shore sonaba tentador, y la emoción en los ojos de Porter no había pasado desapercibida. Mayura sabía que esta era una oportunidad para crear algo grande, algo memorable. — Podría ser el acto más espectacular que este escenario haya visto. —  diría con una sonrisa. Aun así, había dudas que resolver y alianzas que evaluar antes de comprometerse. Después de todo, la elegancia residía tanto en la estrategia como en la ejecución.
 
Se levantó de la cama y disfrutó una vez más la vista desde su ventana, era imposible no sentirse importante cuando todos parecían hormigas entre el destello de luces y la multitud de personas. — A las plumas que ondean en el aire y a los reflectores que brillarán sobre mí. —  murmuró, con su usual toque dramático posando su palma sobre el vidrio como si fuese un brindis invisible con la multitud de personas que visualizaba desde su ventanal. Vodka Shore era solo el inicio, y él, Mayura Pavone, estaba más que listo para conquistar este escenario por lo que finalmente de pondría sus ropajes nuevos y joyas y saldría del hotel para familiarizarse con los alrededores. Si nada adicional pasaba, pues regresaría a altas horas a tomar un descanso y alistarse para el día siguiente.


Personaje

Inventario

virtudes

Defectos
#2
Octojin
El terror blanco
No podía esperar menos de ti, la verdad. Eres ese tipo de gente que no delinque por delinquir. Hay que apreciar el arte en cada simple cosa que se hace. Ya sea en comer, robar, matar o hacer el amor. El arte forma parte de nosotros, y hay que externalizarlo. Comprar esos ropajes ha sido un acierto total, te ves mucho más elegante y te sientes mejor. Y de eso se trata.

Al salir del hotel ya bien vestido, la noche en Vodka Shore se despliega en toda su exuberancia y opulencia. Las calles están llenas de gente que parece haber salido de una revista de moda, y tú no eres la excepción; el atuendo recién adquirido se ajusta perfectamente al ambiente. Ves a gente adinerada que está mostrando que lo es. Un exceso de excesos. La inversión en tus ropajes ha valido la pena. Tus ropas destacan, pero no llaman demasiado la atención en medio de tantos trajes y vestidos elegantes. Y te aseguro que son los más baratos que verás, con casi total seguridad.

La atmósfera es vibrante, llena de vida y lujo. Al caminar por la calle principal, pasas junto a restaurantes repletos donde la gente cena sin preocuparse por los precios. Los platos rebosantes de mariscos y carnes selectas pasan de mesa en mesa con una apariencia que hace que a cualquiera le entre hambre, acompañados de copas de vino y risas. Aquí, el dinero parece fluir como el vino en las copas. Algunos locales exclusivos lucen llenos, y la clientela no parece tener prisa, disfrutando de la noche como si cada minuto estuviera reservado solo para ellos. Y es que algo que no pueden comprar es precisamente ese tiempo.

Al cruzar frente a un casino de gran tamaño y brillantes luces de neón, la idea de que este sea el mismo en el que Porter planea su golpe te cruza por la mente. Pero hay tantos que... Quién sabe. El lugar parece perfecto para un plan como el suyo: la entrada es impresionante, con altos techos y columnas que llevan a unas puertas de vidrio que dejan ver el interior, que es aún más lujoso de lo que realmente se ve. La gente entra con la misma naturalidad con la que otros entrarían en una tienda de barrio, moviendo enormes cantidades de dinero como si fueran calderilla. Algunas personas, con caras de felicidad o decepción, salen rápidamente, mientras otras siguen entrando, atrapadas por la promesa de una gran fortuna. ¿Para qué alguien que tiene una gran fortuna quiere más? Quizá te lo preguntes, como yo. Pero no viene al caso. Si tuviera la respuesta te la daría.

Miras a tu alrededor, capturando cada detalle en tu memoria. Los trabajadores del casino, con sus uniformes pulcros y movimientos ensayados, se mueven con agilidad por el lugar. Se lo conocen muy bien y dentro de su aparente caos ves que hay un patrón que siguen y te da la sensación de que lo tienen perfeccionado. También logras ver algunos Den Den Mushi de monitoreo en varias esquinas, colocados estratégicamente para mantener un ojo vigilante sobre la multitud. Es un detalle importante que deberías recordar para cuando te encuentres con Porter, especialmente si quieres contribuir con alguna observación útil para el plan.

Me imagino que estarás satisfecho del paseo. Has conseguido reunir algo de información sobre la seguridad y el ambiente de uno de los casinos, y has visto cómo vive por allí la gente. Sigues caminando por las calles llenas de luz, aprovechando la oportunidad para memorizar algunos rostros de empleados y analizar los patrones de vigilancia, que no parecen ser complejos. Te da la sensación de que es una zona con una criminalidad bajísima, porque incluso los empleados de seguridad parecen aburridos. La noche parece no tener fin en Vodka Shore, y las luces de los neones y las risas de la gente se extienden por toda la avenida, dándole a la isla un aire festivo y tentador.

En fin. Quizá sea momento de regresar al hotel. Con el “todo incluido” de tu tarjeta, puedes permitirte cualquier plato que desees. Si vas a la cafetería, el olor de los platos recién preparados desde el restaurante del hotel te atraerá como un imán, y pronto te encontrarás sentado en una mesa elegante, disfrutando de una cena a tu altura. Vía libre para elegir qué platos comer. Aprovecha, que no siempre es gratis.

Y aprovecha también para descansar, parece que mañana será un día intenso.
#3
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Las calles de Vodka Shore seguían desplegando su esplendor frente a Mayura, como un lienzo brillante pintado con lujo y excesos por doquier. El pavo real estaba acostumbrado a este tipo de ambientes debido a su pasado, por lo que su andar era seguro, sus pasos medidos, y cada movimiento suyo parecía formar parte de un espectáculo cuidadosamente planeado para los transeúntes que accidentalmente le chocaban. Los ropajes recién adquiridos se ceñían a su figura con la precisión de una obra de arte, encajando perfectamente con la opulencia del entorno. Aquel paseo nocturno no era solo un recorrido; era una declaración silenciosa de que el Pavo Real del Océano había llegado para dejar su huella en Vodka Shore, una huella posiblemente más grande que en Kilombo.
 
Para Mayura era imposible no disfrutar del bullicio que le rodeaba, capturando cada detalle como si fuera un espectador privilegiado en la primera fila de un espectáculo interminable. Las luces de neón bailaban en sus ojos grises como un arcoíris mientras observaba a la multitud pasar. Hombres, mujeres y todo lo que haya de por medio entre los géneros, luciendo sus mejores galas, haciendo tintinear sus copas en los restaurantes, y con risas que llenaban el aire como un eco constante de superficialidad. Vodka Shore, con su atmósfera vibrante, tenía todo lo que amaba: lujo, espectáculo, y la promesa de secretos que solo unos pocos se atreverían a desentrañar. En definitiva, en Pavo Real del Océano se encontraba en un paraíso donde la libertad, o el libertinaje como dirían los conservadores, era la única constante que todos parecían disfrutar.
 
Al cruzar frente a uno de los casinos más imponentes de la avenida, pudo entender el interés de Porter y darse cuenta en realidad de la magnitud del golpe que estaban por dar. Los uniformes impecables del personal, los Den Den Mushi de monitoreo colocados estratégicamente, y los patrones de vigilancia aparentemente descuidados eran parte de todos los detalles que Mayura observaba con una mezcla de curiosidad, fingiendo ser simplemente un visitante más. “Sin duda, un escenario prometedor” pensó para sí, permitiéndose una sonrisa leve mientras ajustaba su chaleco con un movimiento elegante. Tras un largo rato analizando todo lo que fuera importante, decidió que era hora de volver a hotel y relajarse.
 
Cuando el aroma de la comida del hotel llegó a su nariz, sus pasos se encaminaron automáticamente hacia la cafetería. No podía resistir la tentación de una cena digna después de días de incomodidad y privaciones. Al entrar, el ambiente cambió: mesas pulcramente dispuestas, luces cálidas que contrastaban con el brillo frío de los neones de fuera, y un personal impecable que atendía con una eficiencia envidiable. Mayura tomó asiento en una mesa cercana a un ventanal, desde donde podía seguir observando las luces de la ciudad mientras decidía qué ordenar. El menú era extenso, cada plato descrito con un detalle que hacía agua la boca. Mayura no tenía prisa; disfrutaba del lujo de tomarse su tiempo mientras evaluaba sus opciones. Finalmente, optó por un plato de caviar acompañado de un filete de pescado perfectamente cocinado, adornado con un delicado puré de trufas. Para acompañar, una copa de vino blanco que prometía un equilibrio perfecto con los sabores del plato.
 
Cuando la comida llegó, Mayura no pudo evitar un suspiro de satisfacción. La presentación era impecable, y el primer bocado confirmó que el chef sabía lo que hacía. Cada sabor era una sinfonía en su paladar, y por un momento, permitió que la experiencia lo absorbiera por completo. "Esto sí es vida." pensó, dejando que una sonrisa de aprobación se dibujara en su rostro. Aunque era un pirata, sabía apreciar los placeres más refinados de la vida, y esta cena era un recordatorio de lo que perseguía: no solo riqueza, sino la posibilidad de vivir con la gracia y el lujo que siempre había considerado su derecho, un estilo de vida al que había renunciado cuando abandonó su hogar.
 
Tras terminar su cena, Mayura se permitió un último vistazo a la ciudad desde el ventanal antes de regresar a su habitación. La noche seguía vibrante, pero sabía que el día siguiente sería crucial. Porter parecía tener grandes planes, y él debía estar preparado para desempeñar su papel a la perfección. Mientras se despojaba de su ropa y se acomodaba en la cama, su mente comenzó a trazar los posibles escenarios de lo que estaba por venir. Pero, incluso en medio de sus pensamientos estratégicos, permitió que una sonrisa satisfecha asomara en sus labios pues Vodka Shore era un escenario digno de su talento, y estaba decidido a que su nombre resonara allí como el protagonista que siempre había sabido que era. Con esa última reflexión, cerró los ojos, dejando que el cansancio finalmente lo alcanzara.
#4
Octojin
El terror blanco
El descanso en la lujosa cama del hotel es tan reparador como lo habías imaginado. Por primera vez en días, tu cuerpo se relaja completamente entre las sábanas suaves y la tranquilidad absoluta de la habitación. Quién pudiera está en tu lugar. Con el estómago lleno de caros manjares y el cuerpo entre algodones seleccionados para hacer del dormir un enorme placer. Te seré sincero, me das envidia.

El colchón parece hecho a medida, y el silencio del lugar, combinado con la suave brisa que entra por el ventanal ligeramente entreabierto, crea el ambiente perfecto para un sueño profundo. Así que no te cuesta mucho dormir. Ojalá hayas soñado con algo interesante, puesto que vas a dormir algo más de ocho horas si no te despiertas mucho antes de la ahora acordada. Seguro que es suficiente como para descansar, ¿no crees?

Cuando despiertas, sientes que el cansancio acumulado de la travesía y los días anteriores se ha desvanecido por completo. Te tomas un momento para disfrutar de la vista desde tu ventana antes de prepararte para el día que, estás seguro, será decisivo.

Tras vestirte con el mismo cuidado de siempre, bajas al rellano, el lugar donde habías quedado con Otto, y el cual será el comienzo de la aventura que estás a punto de vivir. La actividad en el hotel te sorprende. Aunque todavía es temprano, el lugar está lleno de movimiento. Los turistas ricos parecen ser madrugadores, probablemente aprovechando cada minuto de sus costosas vacaciones. ¿Esta gente no duerme?

Entre risas, conversaciones en tono bajo y el tintineo de las tazas de café en las mesas, el ambiente es tan animado como elegante. Encajas perfectamente entre ellos; tu porte y tu vestimenta hacen que nadie te mire dos veces, algo que, en otras circunstancias, te molestaría, pero hoy agradeces. Prefieres pasar desapercibido, al menos por ahora. Y quizá es algo que no te ha ocurrido en el pasado, ¿verdad? Yo, al menos, me giraría al ver a alguien tan elegante como tú por la calle. Pero claro, qué sabrá de protocolos y de finos modales este humilde narrador.

Desde un elegante sofá en un rincón del vestíbulo, Porter Otto te observa. Está rodeado por un pequeño grupo de seis o siete personas, todos ellos vestidos con discreción pero con una confianza que delata que no son turistas ordinarios. Al verte, Porter alza una mano, haciéndote una señal para que te unas. Si decides acercarte, notarás como Porter sonríe. Ese andar característico tuyo, con esa mezcla de gracia y arrogancia que siempre has perfeccionado, hace que mantenga la sonrisa y se ponga de pie.

Bueno, parece que estamos todos. Seguidme —anuncia, con una voz firme pero tranquila, antes de girarse y caminar hacia una escalera que desciende.

Me imagino que decidirás seguirle, sino no estarías ahí, ¿no? Si le sigues junto al resto del grupo, bajaréis por unas escaleras que llevan a un área más privada. Porter saca una llave y abre una puerta al final del pasillo, revelando una amplia sala de juegos. La habitación, insonorizada y decorada con un estilo elegante pero práctico, parece hecha a medida para reuniones como esta. Aunque, ¿cuántos robos se habrán planeado ahí dentro? Yo creo que ninguno. ¿No es romántico pensar que esas cuatro paredes van a vivir, en unos minutos, la elaboración de un plan de robo?

Dentro, hay una mesa grande rodeada de sillas y suficiente espacio para moverse con comodidad. Porter entra el último, cerrando la puerta con llave detrás de él antes de dirigirse al centro de la sala.

Bueno, pues ya estamos aquí. Esta sala está insonorizada y la tenemos alquilada todo el día. Así que manos a la obra —dice mientras coloca una carpeta marrón sobre la mesa y saca varios papeles.

La tensión en el aire es palpable, pero Porter parece tener todo bajo control. Con una mirada seria, recorre el rostro de cada persona en la sala antes de continuar.

Antes de desvelar esta información, necesito saber que todos estamos en el mismo barco. El que quiera bajarse podrá hacerlo ahora, no después.

El silencio que sigue es sepulcral. Observas a los demás: nadie se mueve, nadie dice nada. Las miradas de los presentes varían entre la seguridad absoluta y la duda contenida, pero nadie parece dispuesto a abandonar. Porter deja pasar unos segundos más antes de asentir, satisfecho. Tienes una ventana abierta para saltar si no estás seguro de esto que se viene. Aunque claro, ¿cómo sería capaz el Pavo Real de rechazar una aventura de estas características?

Perfecto. Si alguien tiene algo que añadir, este es el momento —añade, apoyando las manos en la mesa y dejando que sus palabras se impregnen en el ambiente.

Este es tu momento para decidir. Podrías levantarte e irte, evitar involucrarte más en este golpe que promete ser tan arriesgado como ambicioso. Sin embargo, también sabes que, de quedarte, podrías tener una oportunidad única de brillar, de ser parte de algo grande y, sobre todo, de ganar una suma considerable que te permitiría vivir como siempre has creído que mereces.

Mientras evalúas tus opciones, Porter se cruza de brazos, esperando. Algunos de los presentes comienzan a hablar, ofreciendo ideas o detalles menores entre ellos, como si condensaran entre ellos antes de decírselo al jefe, pero el centro de atención pronto volverá a él y, tal vez, a ti. ¿Qué decidirás?
#5
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
El descanso en la lujosa cama había sido, sin duda, una experiencia digna del Pavo Real del Océano. Mayura despertó sintiéndose renovado, como si cada fibra de su ser estuviera preparada para un espectáculo. Con una sonrisa satisfecha, se estiró perezosamente antes de levantarse, dejando que la brisa matutina que entraba por el ventanal recorriera todo su cuerpo recordándole que el día prometía emociones únicas, aun más intensas que las vividas durante su primera noche en la isla. Continuó con su ritual matutino antes de dejar la cama y procedió a alistarse.
 
Se vistió con su habitual atención al detalle, ajustando y asegurándose de que cada pieza de su atuendo reflejara su estilo único e inconfundible. Al mirarse en el espejo, asintió, satisfecho con el reflejo que veía. — Perfecto, como siempre. — murmuró antes de salir de su habitación y dirigirse al punto de encuentro.  El vestíbulo del hotel era un hervidero de actividad, pero Mayura se movía entre la multitud como si fuera el único digno de atención. Los murmullos de las conversaciones y el tintineo de las tazas de café le acompañaban mientras descendía con paso firme.
 
Inmediatamente vio a Porter Otto al otro lado del vestíbulo, rodeado por un pequeño grupo, Mayura no pudo evitar sonreír para sí mismo. Había algo en la confianza del hombre que le resultaba intrigante, casi magnético, logrando que el pavo se mantuviera cerca desde los acontecimientos de Kilombo. Porter alzó una mano al verlo, y Mayura, con su característico andar teatral, cruzó el espacio entre ellos con una caminata más veloz que el humano promedio. Los otros miembros del grupo parecían una mezcla de personajes discretos pero peligrosos, cada uno con un aire de experiencia que no pasaba desapercibido.
 
Mayura saludó con una inclinación leve, decidió no romper el silencio pues sabía que aunque fueran compañeros con un mismo objetivo, no había confianza entre ellos como para actuar de amigos. Porter sonrió, claramente complacido por la llegada del pirata, algo que el Pavo Real del Oceáno no pudo ignorar pues sentía que le brindaba protagonismo dentro del grupo. Tras las indicaciones de su robusto compañero, el elegante pirata descendió con el grupo, observando cada detalle del entorno. La discreta sala de juegos a la que llegaron le impresionó por su elegancia funcional. Cuando Porter cerró la puerta detrás de ellos y comenzó a hablar, el ambiente se volvió más serio. Mayura se sentó con gracia, cruzando las piernas y apoyando un codo sobre el respaldo de la silla, mientras escuchaba atentamente.
 
Las palabras de Porter resonaron en la sala como un preludio a algo importante. Mayura observó las reacciones de los demás, percibiendo las sutiles dudas y la determinación en sus miradas. Cuando Porter planteó la posibilidad de que alguien abandonara el plan, Mayura dejó escapar una leve risa. ¿Abandonar? Ese pensamiento ni siquiera había cruzado por su mente y si alguien se atreviera a si quiera pensar en ello, el mismo se encargaría de que no dejara la sala con vida.
Porter, querido, creo que es evidente que ninguno de los aquí presentes ha venido hasta este punto para dar media vuelta.” Pensó dejando que una sonrisa traviesa asomara en sus labios, mientras evaluaba cada gesto, apariencia y desenvolvimiento de los presentes en la sala. Mayura escuchaba con atención, evaluando cada detalle y comentario del plan. Aunque su rostro reflejaba interés, en su mente ya comenzaba a elaborar formas de añadir su toque personal al golpe. No era solo cuestión de dinero; para él, este robo era una oportunidad de dejar su marca, de demostrar que el Pavo Real del Océano podía brillar incluso en las situaciones más oscuras.
 
Una pregunta, querido Porter. — interrumpió a aquellos comentarios menos y sin sentido, inclinándose ligeramente hacia adelante. — ¿Has considerado cómo burlar los sistemas de seguridad? No soy un experto, claro, pero me parece que un poco de distracción en el lugar y momento adecuados podría hacer maravillas. — sugirió, su tono tan casual como si estuviera hablando de comprar dulces. Si bien su modo característico y tono teatral podrían hacer que sus palabras fueran irrelevantes, alguien que le habría visto en acción sabía que había algo más detrás de esas palabras. Si bien podría divulgar todo lo que aprendió durante su visita de reconocimiento, el pirata disfrutaba sentir que controlaba, aunque sea una mínima parte del plan. Después de todo, con los patrones de vigilancia y los Den Den Mushi memorizados, pudo identificar un par de lugares y momentos precisos para obtener alguna ventaja durante el asalto.
 
Con suerte, el ambiente en la sala comenzaría a llenarse de anticipación, quizás desesperación, mientras los detalles del plan se discutían y ajustaban. Mayura, por su parte, se sentía en su elemento, era un espectáculo en inmadureces, y él estaba decidido a ser la estrella que los impulsara. Mientras los demás hablaban, dejó que su mirada vagara, analizando y visualizando en su mente el camino que tomarían y las posibles sorpresas que podrían encontrar. No confiaba en todos los presentes, vagamente podía confiar en Porter pues este aun no le defraudaba, y como la información era el arma mas importante de todas en este tipo de situaciones, no la compartiría ciegamente, solo con el indicado.
#6
Octojin
El terror blanco
Porter Otto sonríe con esa confianza tan característica que parece llenar toda la sala. Se inclina ligeramente hacia adelante, apoyando ambas manos sobre la mesa y mirándote directamente a los ojos. Puedes ver que parece tener una gran confianza en ti.

—Me encanta que hagas esa pregunta, porque es una de las partes principales del plan —dice, sacando con cuidado los papeles de la carpeta marrón. Extiende unos planos sobre la mesa: el diseño detallado del casino, con sus entradas, salidas y cámaras de vigilancia marcadas con precisión.

Con un gesto, señala la entrada principal y los dos laterales de la fachada.

—Aquí están los Den Den Mushi de monitoreo más obvios. Estas cámaras cubren la entrada principal y gran parte del vestíbulo. Sin embargo —continúa, bajando la voz como si estuviera a punto de revelar un secreto—, tenemos un sistema preparado para inhabilitarlas. Los ingenieros que nos acompañan lograrán que estas cámaras se desconecten durante exactamente un minuto y veinte segundos. Ese será nuestro margen para entrar. No habrá margen de error.

Pero algo no encaja. Tus ojos grises se posan en un punto que no está marcado en los planos. Recuerdas claramente haber visto un Den Den Mushi adicional en uno de los laterales, algo que Porter parece haber pasado por alto. ¿Quizá has visto mal? ¿Puede que no fuese un DDM de vigilancia?

Porter continúa con su explicación, esta vez cambiando el tono a uno aún más serio.

—Ahora, los roles. Seremos seis los que entremos al casino. Cada uno tiene una tarea asignada y debemos ceñirnos a ella al pie de la letra.

Señala al primer miembro del grupo, un hombre delgado con dedos hábiles que parecen hechos para la precisión.

—Él es Tyren. Su habilidad abriendo cerraduras es incomparable. Será el encargado de abrir la caja fuerte y cualquier puerta que necesitemos atravesar. Nuestra prioridad es protegerlo a toda costa. Su fuerte no es ni de cerca luchar, si él cae estamos destinados al fracaso. Esto es para todos, si tengo que elegir a quien salvar será a él. Espero que vosotros hagáis lo mismo.

Luego señala a una mujer alta y de complexión atlética.

—Ella es Jeneva. Su papel es crucial. Estará encargada de cargar los lingotes y el dinero. Tiene la fuerza necesaria para mover cualquier cosa sin perder velocidad, y es extremadamente ágil. Si necesitamos evacuar rápido, ella será quien garantice que no nos vayamos con las manos vacías.

El tercer miembro del grupo es un hombre robusto, con cicatrices que cuentan historias de combates pasados.

—Este es Marek. Será nuestro escudo. Se encargará de protegernos de cualquier intervención externa. Si alguien intenta interceptarnos, él será quien se interponga. Si hay que dejar a alguien atrás, será a él. Si él se queda atrás, su familia se lleva una parte extra del botín.

Finalmente, Porter se detiene en el cuarto miembro, un joven con mirada alerta y movimientos rápidos.

—Este es Vayne. Su papel es actuar como vigía dentro del casino. Identificará cualquier amenaza o movimiento inesperado y nos alertará. Su trabajo es asegurarse de que no nos sorprendan. Y si hay que destruir algún sistema de vigilancia, es su tarea.

Porter entonces se endereza, con una leve sonrisa en los labios.

—Yo coordinaré todo el golpe desde dentro. Mi trabajo es mantenernos organizados y asegurar que cada paso del plan se cumpla. Una vez tengamos el botín, saldremos por esta salida trasera —señala un punto en los planos—, donde el resto del equipo estará esperándonos con el transporte. También seré el puño ejecutor si hay que pelear.

Hace una pausa, evaluando las reacciones de los presentes.

—Y el sexto será Mayura. Va a ser nuestro comodín. No estaba planeado que viniese, pero he visto sus dotes y es alguien muy polivalente. Nos dará una ayuda si necesitamos pelear, llamar la atención o huir de una manera original. Un multi usos de los que ya no quedan.

Te mira y te guiña un ojo. Empieza a pasar uno por uno, dándoos la mano y mirándoos fijamente.

—Esto no será fácil. El tiempo es ajustado y cualquier error podría costarnos caro. Pero si seguimos el plan, saldremos de aquí con más dinero del que cualquiera de nosotros ha visto en su vida.

Deja un momento de silencio en la sala, como si estuviera dando tiempo para que todos procesen la información. Luego, su mirada recorre a cada uno de los presentes de nuevo.

—Antes de continuar, si alguien tiene algo que añadir o alguna duda, este es el momento. Porque una vez empecemos, no habrá marcha atrás.

La tensión en la sala es palpable. Todos los ojos están fijos en los planos o en Porter, considerando sus palabras y la magnitud de lo que están a punto de intentar. La oportunidad de hablar está abierta. ¿Qué dirás, si es que decides decir algo?
#7


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