Alguien dijo una vez...
Donquixote Doflamingo
¿Los piratas son malos? ¿Los marines son los buenos? ¡Estos términos han cambiado siempre a lo largo de la historia! ¡Los niños que nunca han visto la paz y los niños que nunca han visto la guerra tienen valores diferentes! ¡Los que están en la cima determinan lo que está bien y lo que está mal! ¡Este lugar es un terreno neutral! ¿Dicen que la Justicia prevalecerá? ¡Por supuesto que lo hará! ¡Gane quién gane esta guerra se convertirá en la Justicia!
[Común] Reclutando a los aliados
Fon Due
Dancing Dragon
La situación se estaba tornando a cada momento mas interesante.

Mi presentación tuvo el impacto que yo buscaba, ninguno de los presentes había notado mi presencia hasta que yo lo había querido así. Esta era una de las principales ventajas que tenía pre-combate, casi siempre podía asestar el primer golpe, o en este caso, dar el primer bocado a los dátiles.

Antes de terminar mi presentación pude escuchar como una nueva persona entraba en el edificio. Por el sonido de sus pasos era alguien de tamaño humano estándar (cerca de los dos metros de alto) y estaba arrastrando algo consigo. Antes de que esta nueva persona se anunciara, Lykos se dirigió a los de momento en su presencia para aceptarnos en el gremio.

Después de sus palabras de bienvenida, Lykos se acercó a mi arrodillándose de tal forma que su frondoso bigote blanco se encontraba a escasos centímetros de mí. Delante de él extendió su mano derecha. Esto me hizo mucha gracia, ¿acaso esperaba que saltara encima? Si lo hacía, ¿me posaría sobre su hombro después? ¿O quizás podría apretarme entre esos enormes pectorales que sobresalían de entre los tirantes que llevaba puestos?

La idea era tan tentadora que no pude evitar dar un salto hacia su mano dando una voltereta para caer de pie sobre la misma, expectante a ver qué pasaría, no sin antes terminar otro dátil de la mesa.

“¿Así que te interesa oír sobre el Okama-kempo, hmm?” – exclame con una mezcla de emoción e intriga. “Con gusto podemos hablar luego sobre este arte marcial, pero antes habría que prestar atención a quien acaba de llegar, hm.”

Tras decir esto voltee a ver hacia donde el sonido de los pasos y el arrastrar de un bulto provenían. Se trataba de una chica de melena despeinada color rojizo y blanco de aspecto jovial y algo salvaje, sus dientes afilados resaltaban tras su sonrisa algo picara, divertida. Ella cargaba consigo a un jabalí el cual había dejado un largo camino de sangre desde la entrada a modo alfombra roja de bienvenida, pero mucho mas gore. Se presento como Eve, una luchadora igualmente, y médico, además.

Lykos se dirigió a Eve dándole la bienvenida y llamándole Evelin, ¿será que la conocía de algo o estaba asumiendo que Eve era corto para Evelin y no para Eevee? Fuera como fuese, Lykos parecía estar pasando el mejor día de su vida, se le podía notar feliz – aunque aún calmado – tras esa poblada barba que cubría su rostro. Seguro Lykos no necesitaba mascarilla en caso de enfermarse.

A continuación, el alado oscuro dejo de acomodar los carteles que Lykos había puesto algo desordenados para prestarnos atención a Eve y a mi y proseguir a presentarse. Se llama Angyo y se hace llamar “El Sol del Ocaso”, vaya sobrenombre más guapo, ¿lo había escogido él? Un poco narcisista de ser así, pero no por eso menos increíble. Además, comento que es un Lunarian, en mi vida había oído hablar de ellos. Navegante y luchador, esto ultimo era casi que un requisito indispensable para un gremio de cazadores por lo que ya lo daba por sentado para todos los presentes, incluido el fundador de los Crimson Cruzaders.

Asiendo un movimiento con su cabeza para señalar a su hermano, añadió que este se llamaba Ungyo y le llamó “La Luna del Alba”. Cuanta teatralidad con estos Lunarians, ¿será algo típico de donde viven o de su raza? Si les gusta la teatralidad, podría interesarles el Okama-way. Tomaré nota mental de esto. Por lo que estábamos ante el sol y la luna, hermanos que se siguen en un ciclo que aparentemente no tiene fin. Definitivamente le iba la teatralidad a este par.

Sin embargo, el hermano no se presento como Lunarian, sino como Solarian. ¿Estas razas de verdad tenían una distinción así? ¿O quizás eran como la pasta que según la forma que tenga cambia el nombre, pero al final es pasta igualmente? Deteniendo el flujo de preguntas seguramente racistas – y siendo de los menos indicados para hacer este tipo de preguntas – observe como Ungyo (¿me dejaría llamarle simplemente Luna?) extendía sus las cuales reflejaban el brillo del sol de forma particularmente increíble.

Por lo visto, a este también le iba la teatralidad, solo que con muchas menos palabras. Confirmando que también era un peleador, saco su cimitarra la cual estaba ornamentada con empuñadura de medialuna completamente dorada. Bastante bonita y a juego con su mote.

Todo este acto de los hermanos alados me recordó a las historias que nos contaban cuando éramos pequeños (no de estatura, bueno si, también, pero me refería de edad) haya en Green Bit. Aunque no podía recordar con certeza cual historia específicamente.

Siguiendo montado sobre la mano de Lykos, voltearía a ver a cada uno de los presentes y les saludaría con un movimiento de cabeza a modo de asentimiento cordial. Volteando hacia Lykos, lo vería fijamente a los ojos y preguntaría: Entonces Lykos, ¿cual es la historia detrás de la fundación de este gremio, hmm?

Aclaraciones
#11
Evelyn Kedin
Bloody Eve
Como suponía, Lykos era el líder, su presencia no dejaba dudas, ese tipo tenia algo y estaba deseando medirme las fuerzas con él en un futuro, seguro que sería un rival digno de enfrentarse a mis garras. Estaba a punto de acabar con toda la carne de la pata del animal que andaba comiendo cuando oí que este gigante de barba rara me llamaba por mi nombre completo, me llegó a mosquear, la única persona que me llamaba así era mi madre. No pude ocultar una mueca de ofuscación cuando le oí pronunciarlo. -Oye viejo, no vuelvas a llamarme por ese nombre, la última persona que lo usaba está muerta. -Mi tono era pasivo agresivo, sabía que no lo había hecho a malas, pero no quería que lo volviera a hacer. También me gustó su actitud de querer acabar con todos los piratas, parecía que le entusiasmaba esto, yo solo quería matar unos criminales, divertirme haciéndolo y además cobrar por ello, me daba igual limpiar el mar de piratas, según mis ideales me daba igual a quien matara con tal de que no me meta en problemas por ello.

También vi como uno de los dos hermanos se presentó, comentó sus razas pero no me sonaban de nada, además sus nombres eran algo complicados, me dedicaré a llamarles ángel oscuro al que es más oscuro de piel y ángel claro al que es más claro de piel. Si es que soy una genia, pensé orgullosa mientras tiraba la pata ya terminada junto al resto del cadaver del animal. Uno de los hermanos se acercó fue el de la piel oscura, se sentó cerca mía, ahora que lo miraba de cerca, me resultaba bastante atractivo, su pelo peinado para atrás, una estupenda musculatura, además parecía más divertido que su hermano el cual parecía incómodo con la situación y parecía evitar al resto. -¿Quieres? -Le pregunté al Lunarian, extendiéndole el brazo con la botella de vino mientras le lanzaba una mirada felina. -El vino es bueno, el viejo tiene buen gusto.-Sin esperar su respuesta se la cedí directamente en la mano mientras me puse en pie y caminé hacia el cadaver que había traído hace un instante. 

Me arrodillé mientras empecé a desgarrarlo con mis garras mancando aun más la alfombra que cubría el suelo, hasta llegar a la parte que quería, le arranqué el corazón de cuajo, y le di un bocado bastante generoso el cual salpicó mi cara con la sangre del animal. Aun quedaban michos órganos buenos que no había tocado como el hígado, los intestinos, las costillas, una de las patas, pero parecían no estar interesados en el jabalí ya que había más comida en mesas por al rededor. “Mejor, más para mi” pensé mientras volví a sentarme al lado de Agyo. Fue entonces cuando el tontatta le preguntó por la historia detrás de la formación del gremio. ¿Esa era enserio la mejor pregunta que se le ocurrió? -Oye yo tengo otra pregunta, realmente ya nos hemos presentado, hemos dicho nuestras habilidades como dios manda, ¿Nos vas a contratar a todos para el gremio así de fácil? ¿No hay ningún requisito ni nada? -Pregunté con la mano levantada como si fuese una alumna en una clase, le miré atenta mientras le daba otro mordisco al corazón que sostenía en mi mano, con la otra le hice gestos a Agyo para que me cediera la botella de nuevo para pegarle otro sorbo mientras a la vez le hacía un gesto con la mirada indicando si quería probar el órgano el cual goteaba aun sangre que sostenía en mi mano.
#12
Agyo Nisshoku
Sol del Ocaso
La cara de idiota de Ungyo no tenia precio, seguramente lo iba a pagar mas adelante, pero hacerlo “hablar” y si por hablar nos referimos a las 3 palabras de mierdas que suele soltar, es una de mis cosas favoritas en el mundo, en ese momento la doctora y cuando le decia en mi cabeza tenia que hacer un esfuerzo para evitar reir, me ofrecio la botella de vino, yo que soy un pesado con lo que como, por pura educación se lo recibí, pero no tenia ganas de tomar nada, ya me bastaba con mi botella de agua.


En ese momento Evelyn se levanto y arranco lo que parecía ser el corazon del cadáver del animal, para luego volver a sentarse a mi lado y de manera bastante grosera pedirme una vez mas la botella de vino, su salvajismo era hipnotizante, se la entregue de buena manera y la admire “comer” y beber. En eso el pequeño Fon Due hizo una pregunta y la doctora hizo otra, sin dejar contestar a Lykos, di gracias de que nunca haya crecido como creci yo, en mis tiempos como esclavo, me fueran volteado la cara de una cachetada en el mejor de los casos, en el peor me fueran pegado un tiro.
Decidi adelantarme a Lykos y hacer el siguiente comentario.
-A ver doctora, el bueno de Lykos está recién abriendo el gremio, que hayamos aparecido tantos ya es ganancia en si para él, dudo de corazon que nos ponga a pelear entre nosotros, porque qué sentido tendría matarnos o medir fuerzas cuando somos tan pocos.
Me levante y me sacudí los pantalones, me pase las manos por mi cabello para peinarlo hacia atrás y proseguí.
-Se que no soy el jefe y la verdad no tengo ganas de serlo, pero tal vez si me lo permiten, les propongo algo. Logremos tomar un contrato en parejas o juntos, para cazar piratas o lo que sea, y el que no vuelva con la chaqueta de madera puesta (En un Ataud), automáticamente forma parte del gremio JAJAJAJAJAJA, ¿Qué te parece Lykos?, o ¿acaso tenías otra cosa en mente?.
-Por último, mi querida Doctora, le propongo al bueno de Lykos que el día de mañana que alguien más se quiera unir al gremio, deberá enfrentarse con usted y que salvo alguna objeción por parte del jefe, decida usted si el aspirante entra o si se va a su casa…..amputado.
Me quede parado tranquilo, meti las manos en los bolsillos y espere la respuesta de Lykos, mientras pensaba que sinceramente eramos un grupo raro y variopinto, pero yo lo único que veía eran aventuras y dinero, tanto dinero que podría limpiar el culo a Ungyo con billetes.

Resumen
#13
Ungyo Nisshoku
Luna del Alba
La botella de vino. La doctora Mink desgarrando carne con la brutalidad de un animal salvaje. El Tontatta haciendo preguntas como si esto fuera una jodida aula de clases y no un gremio en un desierto lleno de gente decadente y criminales desesperados. Lykos, el grandulón, riendo para mantener la calma, como si eso fuera suficiente para que este caos tuviera sentido.
Y luego está Agyo. El idiota de Agyo.

No sé cómo logra que cada palabra que sale de su boca me resulte tan irritante. Bueno, sí lo sé. Lo hace a propósito. Es su forma de probarme, de intentar sacarme la piedra y sacarme de mi “caparazón” como dice siempre, con su humor barato y su sonrisa burlona.Se divierte viéndome hablar el condenado, disfrutando cada sílaba. Como si su única misión en la vida fuera recordarle al mundo que tiene un hermano mayor más serio que una piedra.

Él sabe exactamente qué cuerdas tocar, cómo girar el cuchillo. Hacerme "hablar". Porque para Agyo, esas tres palabras son un tesoro, un trofeo que se lleva con orgullo cada vez que logra que las diga. Como si fueran un premio que demuestra que tiene algún puto poder sobre mí.
Mientras él se pavonea, haciendo bromas y proponiendo juegos estúpidos, yo me pregunto si recuerda cómo llegamos aquí. Si en algún rincón de su mente todavía está la imagen de esas cadenas apretando nuestras muñecas, de los latigazos en nuestras espaldas, de los gritos ahogados por el miedo. Porque yo sí lo recuerdo.
Agyo puede reírse, puede burlarse, puede fingir que todo esto es un chiste. Pero no importa cuánto se esfuerce, no puede borrar el peso que llevamos. Y mientras más habla, más evidente se hace que su risa no es para los demás; es para él. Es su escudo, su forma de evitar que el pasado de mierda lo alcance. Que nos alcance. Pero ese pasado no desaparece, ¿verdad, cretino? Sigue ahí, como una sombra que no puedes sacudirte, y a mi me toca soportar tus mecanismos de defensa baratos hasta que te termines muriendo, porque para esa vas si sigues así.

Los miro a todos mientras Agyo termina su espectáculo. Evelyn, con sangre en las manos y una botella en la otra. Fon Due, con esa inocencia casi dolorosa en sus ojos. Lykos, observando como un capitán que intenta evitar que su barco naufrague.

Agyo habla estúpidamente de aventuras, de dinero, de enfrentarnos juntos a piratas o lo que sea que el gremio nos arroje. Como si todo esto fuera un maldito juego… Yo no vine a divertirme, vine a ganarme la vida, idiota.
Cuando termina, me mira. Lo hace como siempre, con esa expresión que dice: "Vamos, di algo. Dame lo que quiero". Sé que está esperando que reaccione, que responda a su provocación. Es su manera de asegurarse de que todavía estoy aquí, de que todavía somos los mismos.
Me quedo en silencio más tiempo del que debería, dejando que las palabras se formen lentamente en mi mente. Y cuando finalmente hablo, lo hago con esa brevedad que tanto detesta, pero que siempre logra lo que quiero:
"Qué idiota eres-Um."
Tres palabras. Suficientes para hacer que su risa se haga aún más fuerte, para que los demás presten atención y se unan a su burla. Pero también suficientes para recordarle que no importa cuántas pistoladas hable, cuánto bromee, cuánto se esfuerce por hacerme reaccionar... siempre seré yo quien controle lo que digo, y seguramente quien termine controlando las consecuencias de la sarta de pendejadas que propone.
Agyo parece un niño a veces. Todavía no entiende que a la menor cagada y podríamos terminar muertos. Ni siquiera sabemos quiénes son esta gente o si de verdad son de fiar y él ya se está ofreciendo a repartir putazos sin saber si la bota le queda…

Resumen
#14


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