¿Sabías que…?
... el famoso anime One Piece, del año 1999, está basado en el también famoso manga One Piece. Otra curiosidad es que el autor de ambas obras es Eiichiro Oda.
[Aventura] [T4] Desapariciones en Loguetown 2
Lemon Stone
MVP
Peluca se puso serio, incómodamente serio y denso.
 
Detestaba a los hombres amargados, a los que se tomaban demasiado en serio la vida. Incluso se lo tomó personal cuando escupió el suelo, no porque hubiera escupido el suelo, sino porque se sentía superior a los revolucionarios que lo escucharon con inmerecida atención. Era lo mismo que sentirse superior a la Causa y, siendo justos y honestos, no hay nada más grande que la Causa.
 
Aguantó las ganas de darle un bofetón, arrancarle un par de dientes y darle su merecido pues era amigo de su mejor amigo, así que solo lo vio marcharse de la taberna.
 
Encendió un cigarrillo y fumó a través de la máscara, intentando no darles demasiada importancia a las irresponsables palabras de Peluca. Aun así, estaba furioso. Ese idiota había ofendido a la Causa y no iba a tolerarlo, pero valoraba lo suficiente su amistad con Castor como para no actuar imprudentemente.
 
Entonces, escuchó a su buen y peludo amigo.
 
-¿Dices que fuiste un experimento del Gobierno Mundial? Esos hijos de puta… -comentó extrañamente enojado y en voz baja-. Siento mucho escuchar eso, hermano… Luchamos en contra del Gobierno Mundial porque oprimen a los más débiles, no porque seamos gente buena con ganas de ser héroes, luchamos contra ellos en nombre de la Causa. Y mientras así sea evitaremos que haya otros como tú, Castor. Romperemos las cadenas y liberaremos al mundo de las Fuerzas Opresoras. Todos los hombres, pobres y ricos, feos y guapos, caminarán por las Tierras Libres. Lo prometo. -Hizo una pequeña pausa y le dio una calada al cigarrillo-. ¿Sabes lo que me molesta de Peluca? Que es un hipócrita y se cree mejor que nosotros. ¿Le molesta tratar con prostitutas, pero le va bien entrar a un club y masacrar a todo el mundo? Es un poco rara la vara moral de tu amigo, Castor.
 
Luego de terminar el cigarrillo se levantó del asiento y, de pronto, se vio más grande de lo que era realmente.
 
-Todavía estoy dispuesto a ayudarte porque eres un camarada, pero más que eso tú eres mi amigo, mi primer amigo. Solo no me pidas que trabaje con ese idiota -sentenció, su tono de voz grave anormalmente tajante.
 
El revolucionario enmascarado abandonó la taberna justo después de Castor y allí vio a los dos, a Peluca y a su amigo. Puede que fuera por el calor en la sangre, porque era estúpidamente imprudente, vaya a saber Dios la razón por la que se acercó a Peluca, pero lo hizo. Se plantó delante de él, tan cerca que podría sentir su respiración a través de la máscara, y lo miró hacia abajo.
 
-Escúchame una cosa: no me caes bien. Eres aburrido, serio, hipócrita y me has ofendido -le escupió con la honestidad que tanto le caracterizaba-. No te he roto la cara porque eres amigo de Castor y también porque, a pesar de ser un idiota, estás ayudando a la gente. Sin embargo, como vuelvas a insinuar que estamos del lado de las Fuerzas Opresoras te romperé las piernas y los brazos. Huelo la sangre en ti: eres un maldito asesino, no te creas mejor que nosotros -lo amenazó directamente sin importar si se estaba pasando o no-. Averiguaré por mi parte cómo entrar al estúpido Club y seguiré… Bueno, algo se me ocurrirá.
 
Tras lo dicho, se dirigiría al prostíbulo más cercano. Nunca se había acostado con una puta, aunque había usado sus servicios para… Bueno, las había usado en más de una ocasión. Era un hombre apasionado que vivía sus emociones a flor de piel, no le importaba lo que pensaran de él ni se preocupaba de las consecuencias de sus acciones ni decisiones. También era un poco orgulloso, por lo que no admitió que estaba ligeramente preocupado por el trato de los proxenetas hacia las prostitutas tras las palabras de Peluca.


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#11
Dharkel
-
Un hilillo de humo salía del cigarro que se posaba en los labios del espadachín. A penas habían pasado unos minutos, pero ya se encontraba más tranquilo, aunque la adrenalina y la rabia continuaban corriendo por sus venas. Acomodó la espada entre él y la pared sobre la que se encontraba apoyado con el fin de hacer la espera más cómoda. La bomba que les acababa de soltar podía no ser fácil de digerir, especialmente para aquellos que vivían engañados por la falta de conocimiento. O peor, aún siendo conocedores de la verdad se negaban a verla para evitar sentirse mal consigo mismo o debido a un orgullo desmesurado.  Sabía que tenía que darles algo de tiempo y que sus formas de oponerse a la idea no había sido las correctas. No estaba acostumbrado a disculparse por sus actos, pero la idea de hacer una excepción rondó su evasivamente su mente.

Cuando el cigarro se hubo consumido casi por completo, indicando que era el momento de ponerse en marcha y dejar de perder el tiempo, la puerta se abrió dejando ver a Rocket, quien se acercó al espadachín reconociendo que su iracundo discurso le había abierto los ojos, pues no sabía la situación real que vivían aquellas mujeres en su día a día. Dharkel asintió en silencio.

- Me alegro de que al menos haya serv…

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando Lemon salió del Trago del Marinero, quien se dirigió directamente hacia él, adoptando una postura amenazante. Cogió el extinto cigarro con un par de dedos y lo tiró al suelo, pisándolo suave y repetidamente para terminar de apagarlo con fingida indiferencia. Una media sonrisa se dibujó en su rostro ante el intento de intimidación, pues no pudo evitar acordarse de las violentas reprimendas de Balagus. Si algo había aprendido del enorme contramaestre es que las acciones contaban mucho más que una amenaza que consideró vacía.

Durante el sermón no pudo evitar ir arqueando poco a poco una ceja, manteniéndose en silencio. La vida le había hecho aprender que, si le respondía, la situación no solo podría acabar en un altercado físico y violento, dejando daños colaterales en los alrededores, si no que también le costaría un preciado tiempo que poco a poco se le iba agotando y prefería usar para otras investigar el Plut-0. Además, también podría poner en riesgo su reciente relación con Rocket, algo que quería conservar, aunque tuviese que tragarse su orgullo, pues había demostrado ser un aliado más que capaz y alguien con la mente abierta dispuesta a aprender sin dejarse llevar por prejuicios ni el orgullo mismo. Lamentablemente no podía opinar lo mismo de Lemon, no en aquel preciso instante.

- Deberías ir con él, nadie debería hacerte elegir nunca entre un hermano y un simple socio que apenas conoces, por muy temerario u orgulloso que sea. Lo sé de primera mano.  – Se agachó para estar a la altura del mapache una vez el enmascarado emprendió su camino. - ¿Tienes un den den mushi? Puedes llamarme siempre que lo necesites, pero por ahora parece que nuestros caminos se separan. - Esbozó esta vez una sonrisa sincera mientras le tendía un trozo de papel. – Quién sabe. Puede que incluso consigas convencerle – dijo mientras se levantaba.

Dharkel encaminó sus pasos esta vez hacia el exclusivo club, pensando durante el camino en las palabras de Lemon. No pretendía caerle bien a nadie, de hecho, consideraba que caerle mal a las personas adecuadas era una victoria, como se podía tratar de esclavistas o personas que siendo más o menos conscientes de la situación utilizaban sus servicios. Por otro lado, consideraba que si alguien se sentía atacado u ofendido por sus palabras es porque realmente esa persona se sentía molesta consigo misma, de lo contrario no habría ofensa alguna. ¿Aburrido y serio? No era la primera vez que se lo llamaban y con toda seguridad no sería la última. De hecho, hasta lo consideró un halago. En su línea de trabajo dar rienda suelta a la diversión solía acabar bastante mal. ¿Era un asesino? Sí, y no trataba de ocultarlo, salvo para aquellos que poseían el poder y la autoridad suficiente para privarle de su libertad. Había quitado muchas vidas, algunas incluso injustamente, pero también era cierto que cargaba con un gran lastre emocional debido a una de sus más longevas y oscuras crónicas personales. Tenía su propia brújula moral, una que ni si quiera trataba de hacer entender a los demás.

<< Al menos no me escondo tras una máscara… >>, concluyó sus pensamientos.

Una vez llegase a su destino, tenía intención de esperar a que alguien saliese del local, seguirle para intentar averiguar algunos trapos sucios con los que poder proceder al chantaje en caso de que aparentase ser un cliente. En caso de que se tratase de un miembro del servicio quizás la intimidación o un soborno rutinario fuese suficiente. Quizás incluso la pareja de revolucionarios sirviese de distracción suponiendo que no hubiesen abandonado la idea de capturar vivo a Ephraim Walsh para extraerle toda la información que pudiese sobre la familia Blackmore.


Resumen
#12
Silver D. Syxel
-
Calles de Loguetown
Día 13 de Verano del año 724

La tarde comenzaba a transformarse en noche mientras cada uno de vosotros tomaba su propio rumbo, decidido a avanzar según sus propias ideas. Aunque la tensión entre vosotros era evidente, el objetivo seguía siendo el mismo: alcanzar a Ephraim Walsh y descubrir lo que sabía sobre las desapariciones en Loguetown. Porque el objetivo seguía siendo el mismo, ¿verdad?



La zona acomodada de la ciudad era muy distinta del bullicioso centro donde se encontraba el Trago del Marinero. Las calles estaban mucho más limpias, y los edificios reflejaban una opulencia que contrastaba con las zonas más... "humildes" de la ciudad. Después de caminar durante unos minutos, llegas al distrito de ocio, donde los bares elegantes, restaurantes exclusivos y tiendas de lujo dominaban el panorama. Un detalle importante es que no puedes evitar fijarte en que la gente te observa al pasar... ¿Quizás sea por tu aspecto? Definitivamente, no parece tu entorno habitual.

El acceso Plut-0 se distinguía incluso en este ambiente. El edificio, de dos plantas, estaba decorado con luces de neón y un cartel en la entrada que mostraba un nombre sencillo pero sofisticado. Dos guardias bien vestidos flanqueaban la puerta, controlando a los visitantes. De vez en cuando, los clientes llegaban en carruajes o a pie, mostrando invitaciones o simplemente siendo reconocidos por los porteros. Era evidente que el lugar estaba reservado solo para unos pocos privilegiados.

Sin embargo, no todos los que se acercaban tenían el mismo privilegio. Un hombre con ropa cara pero desgastada discutía con los guardias. Su tono era apremiante, casi suplicante, pero los porteros permanecían imperturbables, negándole la entrada. Tras un par de minutos, el hombre se rindió, murmurando maldiciones y alejándose cabizbajo hacia un callejón cercano.



El barrio rojo de Loguetown era un lugar completamente distinto al resto de la ciudad. Aquí, las luces eran más brillantes y las risas estridentes llenaban el aire. Los bares y prostíbulos competían por atraer a los transeúntes, con mujeres, hombres y okamas ofreciendo servicios de todo tipo en las puertas de los locales.

El prostíbulo más cercano, "La Rosa de Hierro", era un edificio de varias plantas con una fachada llamativa y pintada en tonos rojos y dorados. Una mujer corpulenta con un vestido ajustado y una sonrisa falsa vigilaba la entrada, fumando un cigarrillo con gesto distraído. Al verte, su sonrisa se volvió más amplia, pero también evaluadora.

—Bienvenido, caballero. ¿Qué desea esta noche? Tenemos de todo para satisfacer sus gustos —dijo, con un tono que oscilaba entre la cortesía y la persuasión.

Dentro, si es que decides seguirle el juego, el ruido era ensordecedor: música, risas y el tintineo de copas. En un rincón, dos hombres parecían estar en una discusión acalorada con una de las trabajadoras, mientras otras atendían a clientes o esperaban a que alguien las eligiera. Sea como sea, parece que estás donde querías. ¿Cual es la siguiente parte de tu plan? Porque tienes un plan, ¿verdad?

Información
#13
Rocket Raccoon
Rocket
Parecía un niño atrapado entre dos padres en plena disputa, viendo cómo cada palabra lanzada al aire aumentaba la tensión sin vislumbrar una solución cercana. Frente a mí estaban mis compañeros, dos personalidades tan diferentes y, al mismo tiempo, tan similares en su esencia que era inevitable el choque.

Por un lado, estaba Dharkel, mi nuevo socio. Hasta ahora, había mantenido sus pensamientos bajo llave, como un jugador de cartas experto que no deja entrever su mano. Era difícil leerlo; directo en su actuar, pragmático hasta el extremo, y con un sentido del deber que lo hacía inflexible. Pero ahora, algo en esta discusión había golpeado una fibra interna, una que yo no había sabido anticipar. Quizás, si lo hubiese conocido mejor, habría evitado que la idea de las prostitutas saliera a colación. Pero ya era tarde, y las palabras no podían retirarse.

Del otro lado estaba Lemon, mi compañero de tantas batallas que hasta podía prever su siguiente movimiento... la mayoría de las veces. Lemon era la antítesis de Dharkel en su estilo de vida. Alegre, despreocupado, impulsivo, y con un amor por lo caótico que rozaba lo caricaturesco. Sin embargo, al igual que Dharkel, tenía esa característica determinación para enfrentarse a cualquier desafío de frente. Ambos compartían una intensidad que los hacía fuerzas de la naturaleza, pero donde uno se guiaba por la lógica, el otro prefería el instinto.

Era irónico. En otro contexto, habrían sido aliados perfectos, complementando sus fortalezas. Pero ahora, yo estaba atrapado en medio de un duelo silencioso, tratando de encontrar el equilibrio entre dos titanes. No sabía qué era más complicado: mediar entre ellos o aceptar que, en el fondo, ambos tenían razón desde su propia perspectiva. Tan solo me limité a esperar a que los dos terminaran con lo suyo. Tampoco había pasado a mayores el asunto, no había golpes de por medio ni nada, tan solo palabras. Suponía que se mantenían al margen de ello porque su compañero mapache estaba presente, y fui yo quien los había reunido.

Entonces el de la máscara dio media vuelta y se marchó. Sabía que lograría de algún modo encontrar la información que le había pedido, así que no me preocupe mucho más por él. -Vah no te preocupes, joder eh. Como se fue todo de verga en un segundo. Joder eh- Levantaba los hombros y le miraba. -Siempre seremos hermanos, como espero que nosotros sigamos siendo socios. Joder eh.-  Me pedía el Den Den para contactarlo en otro momento si era necesario, o para reunirnos luego de que cada uno hiciese su labor. Los intercambiamos, y así cada uno se dirigió hacia el lugar donde tenían que acudir. 

En realidad, mi destino era el mismo que el de Dharkel. La diferencia estaba en cómo planeaba abordar la situación. Mientras él avanzaba con paso firme, seguramente con un plan directo y calculado, mi enfoque era otro. Colarme dentro del lugar, infiltrarme sin ser detectado, y desde adentro tener una visión más clara de lo que ocurría. Sí, era peligroso. Meterme en la guarida del lobo siempre lo había sido. Pero ese era mi estilo, y no iba a cambiar ahora. No era como Dharkel, ni como Lemon. Mi manera de hacer las cosas era más... discreta. Mi tamaño jugaba a mi favor, permitiéndome pasar desapercibido en lugares donde otros jamás podrían. Eso era parte de lo que me definía: la capacidad de moverme entre las sombras, de desaparecer en los rincones menos esperados.

Opté por no seguir a Dharkel demasiado de cerca. No quería que nadie en los alrededores del lugar pudiera conectar nuestras presencias de alguna forma. La distancia era clave para mantener la discreción. Así que me quedé rezagado, observando desde las sombras mientras él hacía lo suyo. Cuando llegara el momento, yo tomaría mi propio camino.

Lo primero era encontrar una entrada al Plut-0, y no sería la puerta principal, eso estaba claro. Necesitaba algo menos evidente. Una rendija por la que pudiera deslizarme, una ventana olvidada, un conducto de ventilación, o incluso alguna tubería que me permitiera colarme. Sabía que tenía que haber algo. Solo era cuestión de encontrarlo, y ese era el tipo de desafío que me emocionaba. No sabría describirles exactamente lo que pasaba por todo mi cuerpo al tener este tipo de situación en frente. Intentar burlar a los demás, era casi una droga para mí.  Era un juego que sabía que la gran mayoría de las veces lo iba a ganar, y no creo que haya mejor sensación que esa. Bueno, algunos dicen que el sexo, otros dicen que cagar mientras fumas. No sé, no hago esas cosas. 

Active mi Haki de la percepción, lo primero era saber cuanta gente habría dentro de Plut-0, y así tomar la mejor decisión de por donde infiltrarme.



Datos


Resumen
#14
Lemon Stone
MVP
Se había marchado al barrio rojo de Loguetown porque estaba convencido de que su plan daría frutos; podridos o sanos, lo diría el futuro, pero de que los daría, los daría. En todas las ciudades, incluso en las más bonitas y ostentosas, había manchones oscuros imposibles de borrar. Puede que las luces de neón intentasen opacar esa sucia oscuridad que cualquiera podría olfatear, puede que las risas estridentes fueran una manera de distraer lo que de verdad sucedía allí, pero ¿cuánto importaba, si los que deseaban la libertad no luchaban por ella?
 
Le dio una calada al cigarrillo justo frente a un edificio de varias plantas, pintado de rojo y dorado para llamar la atención, un lugar que recibía el nombre de “La Rosa de Hierro”. Esperaba encontrar más rosas que hierro allí dentro, la verdad. Había una portera de tremendo porte delante de la puerta, fumando como si le permitiera pasar más rápido el tiempo; seguro que la corpulenta guardia quería marcharse a casa. Enfrentó la mirada analítica de la mujer, devolviéndole una mirada rebosante de determinación y furia, pues seguía enfadado por las palabras de Pelucas. Qué tipo más idiota. Ya vería lo que haría él con su ejército personal de prostitutas…
 
-Las quiero a todas -respondió Lemon, su voz grave y rasposa sonando por encima de las risitas molestas-. Quiero llevarme conmigo a todas las putas que tengas esta noche, estén disponibles o no. A las altas y a las bajas, a las rubias y a las morenas, a las jóvenes y a las viejas, pero a las gordas no -remarcó esto último, fijándose en el aspecto de la guardia-. No es que quiera discriminar a las gordas, pero es difícil hacerlas entrar, ¿entiendes lo que te digo? Como sea, voy a entrar.
 
El plan iba a la perfección: había conseguido entrar. Dentro, se dejó encandilar por las luces y entorpecer por la música. Inhaló profundamente, siendo invadido por el humo del cigarrillo y el resto de sustancias que la gente quemaba allí dentro. Se fijó en los hombres que discutían acaloradamente con una de las trabajadoras. “¿Os parece graciosa la esclavitud?”, recordó con disgusto las palabras de Pelucas. El fuego interno de la pasión, las llamas de la Causa y el ímpetu del caos, le impulsaron a caminar directo hacia los hombres con pasos imprudentes, sin saber lo que estaba haciendo. Bueno, sí que lo sabía. Y como no obtuviese lo que deseaba montaría un espectáculo que recordarían por el resto de sus días.
 
-Creo que tenemos un problema aquí -intervino en la discusión-, y pasa que justo quiero a esta chica. También quiero a la de allí -apuntó a una morena con el índice-, a la de allá y también a la que está medio escondida por ahí. Las quiero a todas para mí, ¿saben lo que quiero decir? -les preguntó, posando sus ojos cargados de agresividad sobre los hombres que, si se atrevían a responderle de mala manera, acabarían convertidos en un sabroso puré de vísceras y huesos astillados-. Les aconsejo irse a otro local a remojar el ganso, pues hoy tengo negocios pendientes aquí. Tú, chica, ¿cómo te llamas y quién es la persona que está a cargo? Quisiera saber con quién tengo que hablar.
 
Más tarde preguntaría sobre el puticlub ese tan refinado al que debía colarse, pero no lo haría en frente de ojos sospechosos y oídos curiosos. Si había aprendido algo de las películas que tanto le gustaban, era cuándo llamar la atención y cuándo no… Bueno, siempre quería llamar la atención, pero hoy estaba enfadado.   

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#15


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