Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Común] [Combate] A new Rookie
Jack D. Agnis
Golden Eyes
Día 14 de Verano, Año 724.

La verdad, no sé por qué no me sorprendía. Siendo sincero, la Marina ya se había tardado en darme una recompensa. Aunque, para ser justos, más allá de algunos robos, no había hecho nada realmente destacable en este vasto mundo.
Suponía que se lo debía a mi anterior capitán, quien siempre insistía en que nos mantuviéramos bajo la sombra. Decía que cargar con una mochila tan pesada como una recompensa solo traía problemas, y hasta ahora, tenía razón.

Aun así, no podía negar que algo de emoción recorría mi cuerpo. Ver mi rostro en un cartel de "Se Busca" me convertía, al menos en papel, en alguien reconocido y peligroso.
"Supongo que de ahora en adelante tendré que ser más cuidadoso", pensé mientras echaba un vistazo de reojo a mi alrededor. Desgraciadamente, confiar en desconocidos ya no era una opción.
Si la Marina me consideraba un objetivo, no pasaría mucho tiempo antes de que un cazador o un marine intentara probar suerte conmigo. Y aunque la idea de un enfrentamiento sonaba emocionante, no podía evitar sentir una pereza monumental al imaginarlo.

"A partir de ahora, eso de beber hasta quedar inconsciente no será la mejor idea", me dije con cierta convicción. Sin embargo, esa convicción no duró mucho.
"Ashhh... esto no debería ser así. Yo solo quiero seguir bebiendo en paz", volví a pensar, mientras me llevaba las manos a la cabeza, rascándola con frustración.
"No quiero que me jodan mientras disfruto de una copa. Eso sería una completa mierda".

Con un gesto de fastidio, lancé el cartel que sostenía. Este voló unos metros, girando en el aire, hasta caer a los pies de algún transeúnte desprevenido.

Sabía que los demás ya estarían enterados de la recompensa. Estaba seguro de que iban a querer celebrar, o eso esperaba, aunque eso implicara aguantar uno de los interminables discursos de King.
Tch, más vale que, mínimo, me felicite —mascullé por lo bajo, intentando sonar indiferente. Aunque, para ser honesto, estaba más feliz de lo que quería admitir.

Personaje
#1
Yoshi
Yoshi
Yoshiro poseía su hogar en el muelle, una casa de madera con una vitrina de vidrio que dejaba ver su interior, a simple vista se podían ver algunos sombreros y ropa por un lado, algunos collares en la mesa de recepción y algunas herramientas y armas en la zona derecha. Así es, la casa de Yoshiro también era su tienda de artesanías y taller personal, todo lo que una vez fue de su padre ahora era suyo y trataba de mantenerlo funcionando. Atrás de su hogar estaba una zona del muelle donde pescaba y había una Tartana un poco vieja en su espera para surcar el mar.

Yoshiro se encontraba en la forja de su casa, rodeado de herramientas para que el trabajo y armas ya listas el muchacho martillaba con fuerza el metal a rojo vivo para aplanarlo lo más posible, debía controlar su fuerza para no romper el metal y hacerlo rápido o se enfriaría.

Luego de volver a calentar el metal lo sumergiría en ácido para crear cierto efecto de onda al metal, tocaba sácale filo y exceso de grosor así que se sentó en la rectificadora y comenzó a usar la maquinaria para su trabajo otorgándole a aquella espada el filo que necesitaba poseer.

La guarda y el pomo al final del mango debía crear el contrapeso perfecto para el maniobrar del espadachín así que Yoshiro no se lo tomó a la ligera. Tras hacer algunas pruebas para confirmar el balance sonrió convencido de haberlo conseguido y ahora solo tocaba probarla. Desde cortar una soga a bambú y rebanar limpiamente un cerdo a la mitad, si alguien poco hábil con la espada como Yoshiro era capaz de eso, era una espada perfecta para cualquier profesional.

Decidió colocarla en uno de los mostradores y salió de su hogar para agarrar algo de aire y caminar hasta el puesto de empanadas por un par, en eso un papel se pegó a su pierna por el viento y decidió verlo. Grande fue su sorpresa al ver el rostro... Aquel pirata en ese cartel era nada más y nada menos que el pirata de las telas de seda que conoció hace muchos años.

Wao... ¡Sigue usando la ropa de mi padre!-así es, no le importaba que ahora tuviera un cartel de se busca, le alegraba mas la idea de saber que algo que su padre había hecho hace tanto tiempo aun se mantenía vigente.

Miró nuevamente al frente y le pareció verlo... Aceleró su pasó con la idea de confirmarlo, era demasiada casualidad que lo encontrara así de repente pero para su sorpresa, si era él-¡Eh! ¡Pero si eres tú!-lo señaló con el dedo ahora que estaba de frente de él, sorprendido por encontrarlo de forma tan repentina.
#2
Jack D. Agnis
Golden Eyes
No podía negar que Demontooth era una buena isla, pero su ciudad principal era insoportablemente aburrida. Era el tipo de lugar donde la gente prefería no meterse en problemas, y estos parecían evitar las calles como si tuvieran vida propia, dirigiéndose en su lugar al asentamiento pirata. Afortunadamente, ese rincón fuera de la ley me servía para sobrevivir las noches más tediosas en esta isla olvidada por la emoción.

Desde que habíamos llegado, la tripulación se había dispersado, cada quien ocupado en sus propios asuntos. No sabía exactamente qué estaban haciendo los demás, pero estaba seguro de que yo había tenido más acción en un par de días que ellos en una semana entera. Había bebido buen ron, disfrutado del placer carnal, sido asaltado, apuñalado, y hasta habia asesinado a un par de idiotas. También había recibido un tratamiento médico decente y, por si fuera poco, había causado un desastre monumental en uno de los templos de la isla.

Honestamente, ya había vivido todo lo que tenía que vivir en Demontooth, y para mí, era momento de zarpar. Sin embargo, estaba seguro de que mis compañeros no habían tenido experiencias ni remotamente similares a las mías, y eso solo significaba una cosa: nos quedaríamos más tiempo. Esa certeza me amargaba la mañana mientras paseaba sin rumbo, gastando dinero solo para no morir de aburrimiento.

Quería irme. Quería sentir nuevamente el viento salado en mi rostro, pero sabía que eso no pasaría pronto.

Con ese pensamiento en mente, lancé aquel cartel con mi rostro al viento y me dirigí directamente a buscar al idiota de King. Iba decidido a exigirle que dejáramos de perder el tiempo y nos largáramos de una vez. Quería retomar nuestro viaje, visitar cada isla de este mar y, finalmente, lanzarnos al Grand Line. Ese era mi objetivo, al menos por ahora. Las leyendas que llegaban desde más allá de la Red Line hablaban de mares salvajes e inexplorados, y yo quería ser parte de eso.

Mi mente estaba atrapada en ese sueño cuando un idiota se interpuso en mi camino, señalándome con el dedo como si acabara de ver un fantasma. ¿Acaso quería que lo matara? Hay formas mucho más agradables de morir.
Sí, soy yo. ¿Y qué harás al respecto? —le espeté con una mirada de fastidio.

Su actitud me hizo suponer que era un marine o, peor aún, un cazador que había visto mi cartel y venía por mi cabeza.
Tch, mi cartel apenas salió y ya tengo a un idiota tras de mí. —Mascullé para mí mismo mientras desenfundaba a Bella Dama, lista para bailar una vez más.

Lo observé bien, evaluando cada detalle. Su porte no me convencía del todo.
No tienes cara de marine… ¿Eres un cazarrecompensas? —pregunté, dejando escapar un suspiro de fastidio. Si iba a enfrentarlo, quería terminar rápido. No tenía tiempo para idiotas, pero tampoco pensaba entregarme tan fácilmente.
#3
Yoshi
Yoshi
El mundo es un lugar pequeño si prestas atención, además da muchas vueltas por lo cuál encontrarte a alguien que conociste en el pasado es algo que puede suceder en cualquier momento. En el día de hoy, Yoshiro se había encontrado con el mismo pirata que una vez visitó la tienda de su padre y pidió hacerse un traje a medida a cambio de telas de alta calidad como lo es la seda. Dicho traje parecía haberse mantenido durante años pues el pirata seguía teniéndolo puesto, quizás no era el mismo, mismo traje, pero que al menos el diseño fuese tal cual lo recordaba el muchacho así sentirlo orgulloso de su padre y aquella habilidad que tenía para fabricar lo que la gente necesitaba.

Bueno, el muchacho se colocó al frente del pirata para ver si rostro, se sorprendió por no ver ningún cambio aparente, parecía que los años no golpean tan duro cuando ya eres mayor, por otro lado el carácter... En su caso parecía haberse vuelto más sensible y cascarrabias en general.

Solo saludar-respondió a la pregunta, pero el pirata se había despertado del lado equivocado de su cama ya que seguía provocando una pelea, pero tenía sus razones, Yoshiro tenia su cartel en la mano y obviamente eso lo podia a la defensiva, nadie quiere ir a la cárcel al final de cuentas pero desenfundar su arma no era la mejor de sus ideas.

Te recomiendo guardar tu arma. No es necesario llegar a un conflicto-trató mantener la calma de la situación pero la gente al rededor ya empezaba a dar pasos hacia atrás para mantener su distancia del peligro, incluso los más osados se iban hacia el distrito de ancianos para pedir apoyo de los grandes maestros.

Mi nombre es Yoshiro, mi padre te hizo ese traje años atras. Solo quería darte las gracias por mantenerlo contigo a pesar de los años-el muchacho sonrió amablemente y se dió cuenta de que ahora al pirata le hacia falta un brazo, parecía que había sido participe de duros combates en este tiempo sin verse.

Pasivas de combate

inventario
#4
Jack D. Agnis
Golden Eyes
¿Saludar? … Eso sí que es raro, pero entiendo. —Alcé una ceja mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios. ¿Sería acaso un fan de mi cartel o algo por el estilo?
Hola. Lamento mucho mi reacción, pero bueno, te cruzaste en mi camino y no tenía idea de cuáles eran tus intenciones. Además, traías mi cartel en tus manos, así que pensé que buscabas pelea. —Dije estas palabras mientras guardaba a Bella Dama en su funda, acallando un poco su sed de sangre.

Tranquilo, niño, no te atacaría a menos que tengas algo que yo quisiera y poco lo que veo, no tienes nada —Añadí con un tono divertido al escuchar sus explicaciones. La verdad es que no era un ser agresivo… al menos no normalmente. Pero las confusiones, como siempre, estaban a la orden del día.

¿Entonces qué necesitas? ¿Un autógrafo, tal vez? —pregunté con una sonrisa cargada de sarcasmo.

Mientras esperaba su respuesta, mis ojos se quedaron fijos en él. Algo en aquel joven me resultaba extrañamente familiar, aunque no podía ubicarlo del todo. Había visto a tantas personas en mi vida que recordar a todos era imposible, pero sentía que lo conocía de algún lado. ¿Dónde te he visto antes?, pensé, mientras en mi mente desfilaban rostros vagos y confusos. El único que recordaba claramente era el de aquella zorra que me apuñaló… y, por supuesto, el de su esposo obeso que me golpeó como si fuera un saco de boxeo.

Entonces, sus palabras hicieron clic. Su nombre y algo que mencionó sobre mí encendieron una chispa en mi memoria. Mi rostro mostró una muesca de sorpresa.
¡Ohhh, sí, claro que te recuerdo! Eras el niño de la tienda. Fuiste un buen negociante en su momento. Espero que tu padre haya estado orgulloso de ti. —Dije con una sonrisa divertida, aunque también recordé fugazmente que yo jamás había conocido a mi propio padre, pero me importaba una mierda. Posiblemente lo iba a matar en caso de encontrarlo, pero eso nunca lo sabré.

Y claro que sí, niño. De otra forma, andaría desnudo… aunque, pensándolo bien, eso no me molestaría tanto. —Comenté con una risa burlona, antes de continuar hablando.

Este traje es lo mejor que tengo, y debo admitir que la calidad con la que trabajó tu padre fue excepcional… o tal vez tuve suerte y conseguí las mejores telas para mí. Por cierto, ¿tu padre sigue trabajando? Porque voy a necesitar otro traje. Como podrás ver, este ya está algo gastado y lleno de parches. Aunque, para que lo veas bien, tendría que quitarme toda la ropa. —Dije mientras bajaba un poco mi sobretodo y le mostraba las rajaduras mal cosidas en mi camisa de seda.
Esta vez tengo buen dinero para pagar, pero que conste: no pienso dejar que me estafen.

Haciendo una pausa, lo miré con curiosidad antes de añadir:
Por cierto, ¿tú trabajas con él o ya te has montado tu propio negocio? Si es lo segundo, podría encargarte el traje a ti… claro, si me aseguras que eres mejor que él. —Terminé con una sonrisa desafiante, midiendo su reacción.
#5


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