[Autonarrada] [T1] Contra todo pronóstico (Parte 5)

La tensión era palpable mientras Jack lideraba al equipo hacia su próximo objetivo. El aire se sentía más frío a medida que la tarde avanzaba, y las sombras de los obstáculos parecían alargarse, creando un terreno aún más desconcertante. Hana, manteniéndose alerta, caminaba cerca, con sus ojos escaneando el horizonte como si buscara un movimiento fuera de lugar. McCoy, en cambio, se mantenía más atrás, con los brazos cruzados y una expresión que oscilaba entre la molestia y la impaciencia.

—Tenemos que movernos rápido —dijo Silver en voz baja y un tono decidido mientras estudiaba el terreno frente a ellos—. Si nos quedamos en esta posición demasiado tiempo, nos rodearán.

—Y si nos apresuramos, caeremos en algo peor —replicó McCoy, claramente incómodo con la situación.

Hana interrumpió antes de que la conversación escalara.

—Silencio. Escucho algo al frente —murmuró, agachándose detrás de un barril vacío. Jack se colocó a su lado, entrecerrando su único ojo para observar a lo lejos. A unos metros, distinguió un grupo de instructores apostados detrás de un par de trincheras improvisadas. Más adelante, entre la maleza, se vislumbraban pequeños destellos metálicos. No necesitaba más para entender que había trampas colocadas estratégicamente.

—Perfecto. Un recibimiento a la altura de las expectativas —bromeó, aunque su mirada permanecía fija en el obstáculo.

Hana señaló un pequeño claro hacia la izquierda.

—Podríamos rodearlos por ahí, aunque probablemente esté vigilado.

Silver reflexionó un momento antes de responder.

—Bien, nos dividimos otra vez. Hana, toma el flanco izquierdo y revisa las trampas. McCoy y yo distraeremos desde aquí. Cuando te dé la señal, tú limpias el camino para que podamos avanzar.

—¿Yo contigo? —preguntó McCoy con una mezcla de incredulidad y protesta—. Seré más útil rompiendo las defensas que haciendo de señuelo.

—Precisamente por eso. Tu fuerza será clave para romper la línea cuando sea necesario, pero antes tenemos que desviar su atención.

McCoy resopló, pero finalmente asintió. Hana ya estaba en movimiento, deslizándose entre los obstáculos con una agilidad sorprendente. Jack, por su parte, se posicionó detrás de una pila de barriles, señalándole a McCoy que se quedara cerca.

—Cuando empiece a moverme, cúbreme. No dispares hasta que te dé la señal.

El grandullón asintió, y Silver avanzó con cuidado, moviéndose entre coberturas mientras los disparos de pintura comenzaban a silbar a su alrededor. Pese a su prótesis rudimentaria, su agilidad era notable. Esquivaba con movimientos precisos, utilizando el terreno para protegerse y acercarse más a las trincheras enemigas.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, recogió un trozo de chatarra y lo lanzó hacia la derecha, creando un ruido que captó la atención de los instructores. Fue suficiente para que McCoy abriera fuego con su arma de pintura, forzándolos a cubrirse.

—¡Ahora, Hana! —gritó Jack, esperando que la chica aprovechara la distracción.

Un silbido cortó el aire, seguido por un pequeño estallido. Hana había utilizado una cuerda para activar una de las trampas desde una distancia segura, despejando parte del camino. Silver aprovechó el momento para avanzar, señalándole a McCoy que lo siguiera.

—¡Vamos, es ahora o nunca! —bromeó mientras se colocaba detrás de una cobertura improvisada.

McCoy gruñó algo ininteligible antes de seguirlo, utilizando su fuerza para empujar un barril y bloquear parte del camino de los instructores. Hana se reunió con ellos momentos después, mostrando su rostro sereno pero con un brillo de satisfacción en los ojos.

—El camino está despejado, pero no tardarán en reforzarlo —advirtió.

Silver asintió, observando el terreno. El siguiente punto estratégico estaba a pocos metros, pero el sonido de pasos y voces indicaba que no serían los únicos en buscarlo.

—Otro equipo. Están más adelante —dijo en voz baja, señalando una posición elevada donde se podían distinguir siluetas moviéndose.

—¿Qué hacemos? —preguntó Hana.

Silver analizó la situación rápidamente. No podían retroceder, y mantener su posición solo los pondría en desventaja. Miró a sus compañeros, calculando sus fortalezas.

—Vamos a dividirnos de nuevo. McCoy, tú avanzas por el centro. Haz lo que mejor sabes hacer: llama la atención. Hana y yo tomaremos los lados. Si nos coordinamos bien, los flanqueamos y tomamos el control antes de que se den cuenta.

—¿Y si nos ven venir? —preguntó McCoy con escepticismo.

Jack sonrió con confianza.

—Entonces será tu momento de brillar. Pero confía en mí, funcionará.

McCoy pareció dudar por un momento, pero finalmente asintió. Mientras él comenzaba a avanzar, Silver y Hana se movieron en paralelo, utilizando cada cobertura disponible para acercarse sin ser detectados. La tensión crecía con cada paso, y el sonido de los disparos simulados hacía que el aire pareciera vibrar.

Desde su posición, Jack podía ver cómo McCoy cumplía su parte, atrayendo la atención de los defensores con una serie de movimientos agresivos. Aprovechando la distracción, Hana y él se acercaron lo suficiente para lanzar un ataque coordinado.

—¡Vamos! —gritó Silver, saliendo de su cobertura con una velocidad sorprendente.

En cuestión de segundos, el equipo tres había logrado tomar la posición estratégica, forzando a los defensores a retirarse. Pero no había tiempo para celebraciones; los pasos de más enemigos acercándose lo dejaban bastante claro.