Hay rumores sobre…
... que en cierta isla del East Blue, hubo hasta hace poco tiempo un reino muy prospero y poderoso, pero que desapareció de la faz de la tierra en apenas un día.
¿Piratas? ¿En Rostock? ¡Espero que Pidan Algo Más Que Agua!
Jun Gunslinger
Nagaredama
La idea de ganar 100 mil berries de un golpe la mantenía centrada y de buen humor. Sin embargo, las interacciones entre Chrome y Strange -o mejor dicho, Dr. Bonez- no pasaron desapercibidas para ella. Al final, descubrió que esos dos sujetos tampoco se conocían, y que aquel encuentro se había dado de forma meramente afortunada y casual. Eso la relajó.

Jun sonrió, con los brazos cruzados y el pecho inflado de orgullo ante las flores que Bonez le lanzaba. La realidad es que la muchacha no había hecho más que caerse de la silla y protegerse, como pudo, de la mesa que se le fue encima con vasos, botellas, cartas y toda la cosa. Sin embargo, si la Gunslinger hubiese teniendo real intención de defenderse, aquel sujeto no habría salido de la taberna caminando... si no, con las patas para adelante y un tiro en la frente. Pero Jun no quería problemas, es decir, no quería graves problemas. Los altercados y travesuras comunes eran cosa de todos los días.

De pronto la cara le cambió y levantó una ceja cuando el joven de la piel grisácea hizo presentación formal. "Baltazar Bones", "Isla Fantasmagoria", repitió Jun para sus adentros. "Niño maldito". Aunque todo lo que el muchacho de las cartas decía sonaba tétrico, y cada palabras hacia eco en la mente de Jun como una advertencia, algo en ellas le atraía más de lo que estaba dispuesta a admitir. La peliazul era como un gato, un gato desconfiado y a la vez muy muy curioso. Eso la animó a conversar.

Isla Fantasmagoria, ¿eh? —comentó, con una sonrisa burlona mientras hacía una pausa para darle un buen mordisco a su hamburguesa, que chorreaba de aceite y aderezo. La comida, aunque la distrajo momentáneamente, no le quitó las ganas de adentrarse más en esa conversación extraña. Sin mucho cuidado se limpió la boca con el dorso de la mano, y con la boca llena añadió—. Suena como el sitio perfecto para encontrar problemas. Y tú... ¿Maldito, dices? —repitió, claramente interesada, mientras sus amatistas destellaban un brillo astuto—. Me pregunto qué habrá pasado para que te ganes ese apodo.

Sin embargo, antes de que Bonez pudiera responder a los comentarios de Jun, Vesper intervino con su propia presentación, brindando su nombre completo. La Gunslinger rodó los ojos ligeramente, sin poder evitarlo. Dr. Chrome. Era como estar en una reunión de doctores con especialidades tan raras como sus apariencias. Ella podía ser la Doctora Jun, especialista en explosivos. ¿Cómo sonaba eso?

Vio a Bonez excusarse y sacar un cigarrillo, el que encendió con el fuego que brotaba de un anillo que llevaba en la mano derecha. Amablemente ofreció un tabaco a los demás, pero tanto Jun como Vesper lo rechazaron.

El Doc y el Niño Maldito, vaya compañía la mía —pensó Jun, antes de sonreír de nuevo, esta vez con una mueca de desafío en sus labios. Con un movimiento ágil, se inclinó hacia la mesa, dejando su hamburguesa a un lado y levantó sus cartas, lanzando una mirada rápida antes de ocultar su expresión tras una máscara de indiferencia. Después, alzó el mentón, para hablar en dirección a Chrome. 

Así que... ¿Hay un animal que asesina a las personas que vagan por la noche?— Jun se había quedado interesada en las palabras de Vesper—. ¿Qué sabe de eso, Doc?

La muchacha se echó hacia atrás en la silla, sin perder su postura desafiante, y sonrió con desdén. Sus cartas eran definitivamente una mierda. Las arrojó sobre la mesa, enseñando lo que tenía, y comparó con lo de Vesper, esperando que Bonez revelara lo suyo también.

Debo decir que si alguien aquí tiene el descaro de intentar deshacerse de mí con truquitos baratos —murmuró, con un susurro afilado— lo lamentará. —Jun jugaba con las palabras acompañándolas de una sonrisa feroz que dejaba claro que no estaba dispuesta a perder con engaños. Por desgracia ya no podría hacer trampa, como en el juego anterior, porque sus trucos habían sido desbaratados. Ahora tenía que valerse de pura habilidad.
#11
Baltazar Bonez
Mr.Bonez
Bonez intentaba actuar como si mirara sus cartas y jugar aquella mano cuando en realidad analizaban a aquellos dos piratas que se encontraban frente a el. Desde el salvaje Doc con sonrisa maliciosa  y aquella chica que habia mostrado bastante agallas al pelear con ese gigante. Dos personas interesantes para conocer en una noche de poker, pensaba para si mismo mientras esbozada una sonrisa maliciosa junto a sus brilla tes ojos rojos el maestro de las cartas. No sabía que hacian ellos dos ahí en ese momento, pero fuera coincidencia o azares del destino, tenía un buen presentimiento  sobre ellos.

Al escuchar acerca de aquel animal que aparecía por las noches en kilombo de parte de Dr.Hiena, Bonez no evitar soltar una risotada vivaz.

Ewawawaaaa!! Ahora que lo dice doc, también he escuchado sobre esa bestia, al parecer devoro a uno de los subcapitanes de un grupo pirata al que le.debia dinero, así que me saco un peso de encima ewaa. Dice con ese aire maligno de su piel negra y ojos rojos, mientras que movía las cartas por sus dedos con agilidad sonriendole a Jun al mismo tiempo que responde a Vesper.

"Niño Maldito, es lo que me toco ser. Valiente niño soldado sin tierra ni pasado." 

Decía ocultando un tono de tristeza cuando repitió aquella frase que usaban contra el por haber sido maldecido. De la nada vuelve a sonreír antes de escuchar a Vesper. "Extraños" somos los tres en esta mesa Dr.Vesper, eso es lo que hace ese encuentro interesante ewah~  


Depues de decir eso se gira hacia Jun alzando un poco su sombrero negro de pluma roja. 

Lo siento cariño, pero parece que esta vez  el buen Bonez se queda con la suerte. Dice mostrando sus cartas teniendo un full de Quina y As. 

¡Jackpot! Dijo riendo de manera honesta al ver a Vesper enojarse. Llevándose las monedas del pozo y lanzaba una al aire con gran destreza.

¿Listos para el round 2 muchachos.?
#12
Vesper Chrome
Medical Fortress
—¿Isla fantasmagoría? — Pregunté interrumpiendo a bonez mientras hablaba, para posteriormente simplemente hacer silencio y esperar que este terminara de hablar acerca de esas cosas, verdaderamente me daba algo de intriga, haberme encontrado con estos dos especímenes en este sitio, a tan solo días de marcharme de kilombo. Conforme el chico hacia silencio y era la muchacha quien comenzaba hablar como aquella niña curiosa que quizás hubiera sido mi niña si no hubiera pasado aquel incidente.  


—Suelen pasar desastres en las noches, piratas, bandidos, delincuentes desaparecen o simplemente aparecen muertos en algún punto de la ciudad, dicen que es un animal, pero muchachos, si ustedes no han escuchado hablar de eso, lo mejor es que yo mismo no lleve el tema a nuestra mesa de juegos. — Comenté tratando de evitar los pensamientos o preguntas innecesarias acerca de esos incidentes, porque claramente los cometo yo de vez en cuando, pero no es momento para asustar a nadie con mi pasado atormentado.   Las cartas de esta muchacha no eran más que una basura, igual que las mías, era evidente que esta ronda la ganaba el extraño hombre de tez grisácea.  Pero a ver, que todo buen apostador que se respete no dejaría que un juego acabase en solo una ronda, así que al ver las cartas del hombre a mi lado di dos golpes fuertes a la mesa con mis dedos antes de hablar. —Doble o nada muchachos, ¿Que dicen? ¿O acaso tienen miedo? —  Quizás el haber estado bebiendo hace unas horas comienza hacer efecto en mí, pero qué más da, lo importante aquí es divertirse cuanto pueda, si no, ¿De qué sirve ser un pirata? . 


—Tssk! Como si alguien quisiera engañar a una niña. — Dije burlándome de la Gunslinger que se encontraba frente a mí. En eso escuche a Bonez hablar nuevamente, se referia a una de las tripulaciones piratas de poca monta que se estaban asentando en la isla pero que al final tras la muerte del subcapitan decidieron marcharse, lo recordaba perfectamente.  —¿No te estarás refiriendo a Gancho de Hierro McGee o si Strange? — Pregunté con una sonrisa maligna en mi rostro, y en caso de que haya sido ese, al menos habia asesinado a un tipo que amenazaba a alguien tan interesante como este niño maldito que tengo delante de mí.  


— Buena jugada muchachos, es tu turno de ganar Strange, pero como dije, vamos a una segunda ronda, doble o nada, al final es beber, jugar y salir tan pedos de este bar que al final no podamos ni mantenernos de pie. — Dije con una sonrisa malévola antes de reírme a carcajada. —Doctohohoho. — Delante de todos, los que ya me conocen saben que realmente comenzaba a emocionarme por el juego, el alcohol y la buena compañía de la noche. A veces lo ideal simplemente es escapar de la realidad en un juego de cartas, en una ida a la playa, o en una simple pelea y hablando de esto último, aquel estúpido hombre habia entrado por la puerta con un grupo de idiotas como el, o incluso puede que más, y parecían dirigirse bastante enojados hacia nuestra mesa.  


Al parecer al ser tantos, pudieron noquear o al menos golpear fuertemente a los guardias de fuera del local, pero estaba bien, los que se encontraban dentro miraron hacia mí, pero con un gesto de mis manos les indique el no moverse de sus sitios, si en verdad estos tipos intentaban interrumpir nuestro juego de carta, tocara comer carne podría el día de hoy.  


—Maldita niña. — Se escuchó al hombre hablar acercándose. — Devuélveme el dinero que me robaste o te va a ir muy mal esta noche. — Una sonrisa maquiavélica se formó en mi rostro al escuchar estas palabras, pero no habia razón para atacarle si este no hacia un movimiento primero, al final de cuentas si lo mato, alegaré que fue en defensa propia. Miré a Jun durante unos segundos, esperando cualquier reacción de la muchacha, y sobre todo podía observar la sonrisa que se pintaba en la cara de Strange, y es cuando supe que este hombre me caería demasiado bien.
#13
Jun Gunslinger
Nagaredama
No me llames cariño —advirtió Jun a Bones, lanzándole una mirada de muerte antes de volver a perder el rostro detrás de aquella enorme hamburguesa. La carne jugosa y el pan se desbordaban entre sus dedos y, mientras devoraba, con la boca llena de comida -aunque probablemente el muchacho no le entendiera una sola palabra-, redobló:—. Tengo nombre, y ya te lo he dicho.

Vesper no se tardaría nada en proponer una segunda ronda, buscando la revancha, y apoyando la idea Jun levantó la mano en un gesto automático, dando la señal de asentimiento, mientras se debatía silenciosamente entre respirar o tragar. Luego se limpió las palmas frotándolas entre sí, y le dio un buen sorbo a su bebida para ayudar a bajar la comida.

Venga, otra ronda. Adelante, Doc. Baraja —dijo, cuando pudo hablar.

Peeero Jun no tenía un minuto de paz ni aunque lo buscara, y aquel sujeto con el que había discutido momentos antes regresaba al interior de la taberna, acompañado por otros hombres. El grupo se acercó rápidamente y con actitud prepotente hasta la mesa de tres.

Maldita niña. Devuélveme el dinero que me robaste o te va a ir muy mal esta noche.

Ante aquella venenosa amenaza, Jun levantó una ceja y torció los labios con notorio fastidio. Era escasa su paciencia, como la mecha de una bomba. Luego rodó sutilmente los ojos hacia sus compañeros de juego; Los dos esbozarían sonrisas astutas, lo que le hizo pensar que no era momento de achicarse, y que no lo haría jamás, delante de ningún hombre. Tenía que demostrar que no era una niña indefensa.

Soltando un corto suspiro, Jun dejó caer la mirada hacia la mesa, como si se estuviera preguntando si realmente valía la pena involucrarse en otro quilombo. La hamburguesa, las cartas, el sake, los berries... todo pasó rápidamente a segundo plano. El juego, la bebida, el ruido de la taberna, las risas de las mesas cercanas, incluso la música de la cantina, todo se desvaneció.

La peliazul deslizó la diestra hasta su cintura. No hubo duda en su mente. Sin miedo, sin vacilación, desenfundó el pistolón y extendió el brazo hacia aquel sujeto, apuntandole directamente a la cabeza. Se escuchó el sonido metálico al momento de quitar el seguro del arma, antes de que ella hablara:

Parece que quieres perder algo más que dinero, viejo roñoso —murmuró, con aparente calma, manteniendo su postura desparramada en el asiento. Solo su brazo derecho permanecía bien firme, respaldado por la precisión de su mirada afilada—. ¿Por qué no te vas a joder a otro sitio? ¿No ves que estoy ocupada? Ya no tengo más tiempo para ti, así que retirate si no quieres recibir una dosis de anestesia permanente.

Su índice rozó suavemente el gatillo, como un recordatorio de que estaba más que dispuesta a convertir sus palabras en realidad. Jun no era una niña indefensa, ni de cerca. 

Pronto, descubriría que sus compañeros tampoco.
#14
Baltazar Bonez
Mr.Bonez
La sonrisa de Bonez era evidente por su reciente victoria en aquel juego, viendo con orgullo sus nuevas fichas mientras que tomaba una de ellas y jugaba con esta entre sus dedos  a la vez que asiente cuando aquel doctor pregunto de nuevo por su tierra natal. Asi es, Fantasmagoria es una isla bastante extraña llena de niebla y extremadamente pantanosa. En sus tierras no se puede construir ningún tipo de casa o estructura fija, ya que terminaría siendo devorada por el lodo y la tierra. Es un lugar hostil en donde hay pocos lugares con tierra lo suficientemente firme para poder hacer asentamientos, una de ella es Saint Aramis.  Aunque en ese lugar solo pueden entrar los aristócratas y los elegidos del clero, el resto tiene que hacer sus casas en arboles o hacer cimientos  con un tipo de madera especial que evita que la tierra se trague las construcciones, haciendo que tengamos que construir sobre bases de  madera. Entre esas explicaciones recordaba aquellos días en esos calurosos días en los pantanos o los extraños bosques cubiertos de un mar de neblina. Ciertamente era un lugar tétrico y bastante raro para un grupo de gente para vivir. 
No obstante, lo que nos ha mostrado los humanos es su perseverancia de adaptarse a cualquier situación, asi como podía verse en la manera como Bonez habia luchado desde que escapo de su isla a los 13 años por el simple deseo de sobrevivir.

En eso, su rostro se fijo en la mirada que le daba Jun cuando utilizo aquel sobrenombre de "cariño" la cual parecia enfadarle. Por su lado Bonez no pudo evitar soltar una carcajada cuando la chica volvió a meterle una mordida a la hamburguesa y volver a hablar con su boca cubierta de condimento, sin poder entender lo segundo que le habia dicho al tener la boca llena de comida lo cual le causo verdaderamente gracia. Ewawawawa!!!!. Lo siento, lo siento. Solo intentaba ser amable, aunque si es necesario para que siga el juego seguiré utilizando tu nombre, Jun.  Dice ya de una manera mas relajada y sin formalidades a su vez que tomaba la barajan de cartas y comenzaba a revolver con bastante habilidad, moviendo las cartas entre sus dedos como si fuera un espectáculo, girándolas con y cortándolas con aquella destreza que le habia tomado años en desarrollar.

Una vez que las cartas ya estaban bastante bien barajadas el chico de piel ceniza dejo estas en el centro de la mesa, estando listo para repartir las cartas cuando escucho aquel nombre salir de la boca de Vesper, lo cual hizo que se sonriera levemente con cierta complicidad,¡Ewa!, has dado en el clavo Doc. El jodido, Mcgee me siguió durante tres días y hasta de un viaje desde Logetown a Kilombo intentando que le pagara lo debido, asi que le debo agradecer a aquella cosa que lo ha devorado, ciertamente es un agrado saber que no tendré que ver su rostro otra vez. 

En eso, la conversación tuvo una pausa, ya que justo en el momento en el que parecia empezar la segunda ronda de aquel juego de cartas, aquel hombre que habia visto salir del bar después de la pelea con Jun parecia haber regresado con sed de venganza, el tipo estaba bastante confiado al parecer. Bonez al girar su cuerpo, pudo ver que además habia dos hombres cerca de la entrada que se habían encargado de noquear a los guardias, haciendo que se viera claramente en sus pupilas rojas  la molestia de que ese tipo les interrumpiera de manera tan abrupta, haciendo que se quedara observándole fijamente mientras que Jun decidía apuntarle con su arma. 

Por su parte, aquel hombre no se quedaría atras y también sacaría un arma de fuego con la cual apuntaría a Jun, pareciendo que esto terminaría en un tiroteo entre ambos o por lo menos un enfrentamiento de armas de fuego. En eso, Bonez rápidamente hace aparecer dos cartas en sus dedos índice, medio y pulgar. Sus dedos comienzan a colocarse de un color plateado, mientras que la carta adopta aquel color también producto de su haki, el cual utiliza para lanzar aquella carta como un proyectil, el cual corta el cañon de la pistola que sostenía aquel tipo que interrumpió su juego, atravesando la pared y cortándole parte de la oreja a uno de sus secuaces. 

Ya escuchaste. A menos que quieras morir en medio de un bar por culpa de una apuesta mas te vale que des media vuelta y no regreses, la próxima carta no será una de advertencia. Eso te lo prometo. La voz tan animada de Bonez habia tomado un  tono algo seria y seca, dejando en claro que en esos momentos no estaba jugando ya que deseaba continuar aquel juego y aquella rabieta de aquel tipo que habia entrado hace unos segundos no detendría aquella noche de apuestas.


¡Bueno! con eso ya resuelto volvemos al juego. ¡Por cierto Jun límpiate bien las manos, no quiero condimentos en mis cartas Ewa! dice volviendo con su actitud animada y extrovertida, repartiendo las cartas tanto a Jun como a Vesper sin darle importancia a aquel hombre, ya que estaba listo para rebanarlo si es que se atrevía a seguir molestando en un momento como ese en donde solo queria jugar una mano de Poker junto aquellos nuevos y extraños compañeros.
#15
Vesper Chrome
Medical Fortress
Parecia que las personas en mi mesa teminarian siendo demasiado interesantes, nunca pense que Jun se acobardaria, y cumplió, sacó un arma y apunto sin miedo ni titubeos al hombre de antes, quien tambien respondiendo apuntando a la cabeza de la chica con una pistola. Las cosas no hubieran terminado mal, o bien, de no ser por aquella palabra, entre las liricas que salian como parte de la voz de la unica chica en la mesa, escuche aquella palabra, y fue como si algo dentro de mi comenzaba a emerger, mis ojos se apagaron, todo se volvió negro por un momento, pero aun estaba ahi, aun podia ver levemente la escena delante de mi. — ¡Es mi turno! — Escuché un susurro provenir de todos lados y de ninguno a la vez.

Al fondo lo sabia, entendia perfectamente de que se trataba, aquel habia despertado, alguien habia dicho esa palabra, alguien habia abierto aquella puerta y cambiamos de lugar, como siempre, sin previo aviso, sin chance a luchar por el control, simplemente salia, como siempre. —Descansa Doctorcito. — Como era de costumbre, parecia burlarse de mi, pero asi era el, todo era una broma, una risa, una pelea constante por el ser o no ser, por el estar o no estar, por la permanencia de aquella personalidad.

—No los asesines a todos, estamos en casa. — Alcancé a susurrar antes de sentir tal cansacio que hacia que mis ojos se cerraran lentamente y todo entonces se volvio completamente oscuro, sin mucho mas habia dado chance a que Vyper, mi segunda personalidad despertara como si hubieramos simplemente cambiado de lugar el uno con el otro.

—¡DOCTHOHOHOHO!— Una risa extraordinariamente fuerte salió de los labios de Vyper. —¡POR FIN ESTOY LIBRE! — Observo lo que sucedia delante de el, quienes estaban en la mesa y a quien apuntaba a la chica mientras que ella apuntaba de vuelta al mismo hombre, la situación resultó demasiado comica para Vyper una vez que Bonez se puso serio y cortó el arma del hombre, no pudo evitar reirse a carcajadas cuando este pasó totalmente del problema una vez cortada el arma, por lo que Vyper transformaria las uñas de su mano derecha en garras y miraria a Bonez mientras se pone de pie.

—Si no cortas las manos que portan el arma, no importa cuantas armas tires, volveran con una mas fuerte. — Vyper caminó rapidamente hacia el hombre que aun se encontraba en Shock tras lo que Bonez habia hecho y con un movimiento rapido de sus garras Vyper corto la mano con la cual sujetaba el arma, o al menos lo que quedaba del arma, cayendo su mano y el arma al suelo. —¡DOCTOHOHOHOHOHO!— Volvia a reirse como si aquello no era mas que una broma, o una forma de diversión y era lo que parecia para el. El hombre gritó del dolor al perder su mano y la sangre se esparcia por todos lados, pero el bar parecia no inmutarse demasiado, pasaban cosas asi o peores cada dos por tres, al final estamos en un bar clandestino de isla Kilombo, donde los marines no se atreven a entrar por si solos.

—Jun-chwan, te pareces mucho a mi sobrina, en paz descanse. — Comentó Vyper, que parecia que al ver el rostro de la chica, habia recordaro los vestigios de la felicidad que tuvieron con la pequeña Shiori en el pasado. — Continuemos el juego, no creo que pueda volver a disparar. ¡DOCTOHOHOHOHO!—
#16
Jun Gunslinger
Nagaredama
El movimiento de Bonez fue tan rápido que Jun apenas lograría distinguirlo como un fugaz destello plateado. Solo cuando el cañón del arma de aquel hombre se partió en dos, comprendió lo que había sucedido: El filo de uno de los naipes había cortado el arma con grandiosa precisión. Jun permaneció inmóvil por un instante, con el  índice todavía pegado al gatillo de su pistola.

La amenaza del escalofriante niño maldito había sido muy clara. Un silencio tenso inundaría brevemente el espacio, mientras las miradas rodaban sobre los protagonistas del conflicto. Jun se permitió creer, por un pequeño instante, que todo acabaría ahí.

Y si, todo podría haber terminado ahí. Pero entonces lo sintió: Una presencia, un pesado cambio en la atmósfera, tan palpable como el filo de un cuchillo al cuello. La voz y la risa de Vesper, o más bien de lo que sea que había emergido de su interior, resonaron con un tono aterradoramente distinto. Jun no sabía que había dicho algo que no debía, y que fueron sus propias palabras las que acababan de despertar a la bestia que dormía dentro del doctor Chrome.

La diestra se transformó en garra, y ante las miradas expectantes de todos los presentes la Hiena de Kilombo se levantó de su asiento y cercenó la mano del sujeto de un zarpazo. Y la risa de Vyper se oyó casi tan  fuerte como los gritos del hombre mutilado, que ahora se revolcaba en el suelo sujetando su muñón. Los otros tipos que le acompañaban, aterrados, lo asistieron y recogieron en la huida lo que quedaba del arma y la mano cortada. Salieron tambaleándose de la taberna, dejando un rastro de sangre fresca por detrás. Y aún así, nadie en la taberna parecía demasiaaado sorprendido. Algunos apenas apartaron la vista de sus platos o bebidas. Era simplemente otro día en la Isla Kilombo.

Jun, sin embargo, no podía quitarle los ojos de encima a Vyper. Su descaro habitual la había metido en problemas muchas veces antes, pero esto era algo diferente. Entendía que ese hombre, o lo que sea que ahora fuera, era peligroso de una forma que la Hafugyo no podía definir.

Los murmullos de las conversaciones regresaron poco a poco, y la taberna continuó con su caótico ritmo normal, mas Jun acababa de descubrir que no había nada de normal en esa mesa. Tanto Vesper como Bonez parecían tranquilos y dispuestos a continuar con el juego, como si nada hubiese pasado. Pero aquello había sido demasiado, aún para la revoltosa muchacha, que se encontraba ahora más pálida que antes. Sin embargo, al final decidió fingir demencia y esbozó una sonrisa ante el comentario de Chrome, y luego soltó un largo suspiro, acomodándose en el asiento y guardando la pistola. Miró el plato con la hamburguesa y lo apartó a un lado. En su lugar, se centró en el alcohol. Ya no tenía apetito, pero si sed, y también muchas dudas.

Oigan, si gano... no perderé mis manos, ¿verdad? —preguntó, en broma pero en serio, y le dio un sorbo a su bebida mientras esperaba que Bonez repartiera una nueva tanda de cartas.
#17
Baltazar Bonez
Mr.Bonez
Después de aquella amenaza, aquel tipo que había entrado con una actitud soberbia y altiva había terminado sorprendido y aterrorizado al ver cómo rápidamente el chico de piel ceniza había dejado neutralizada el arma de aquel hombre que aún ni siquiera entendía lo que había ocurrido en el momento en el que Bonez había lanzado aquella carta.   
 
Las cuentas estaban claras, mostrándole a aquel tipo que si deseaba seguir haciéndose el guapo, perdería más que su arma, siendo una amenaza que simplemente intentaba mantener a raya a esos tipos. Sin embargo, a pesar de que Bonez  se sentaba creyendo que ya había dejado claro el mensaje para esos tipos, aquel hombre que se había presentado como "Doctor Vesper" parecía tener una actitud extraña, viendo como sus ojos parecían adoptar un tono negruzco antes de que  pareciera murmurar algunas cuantas palabras, casi incomprensibles para los presentes, antes de que se levantara  de su silla con aquella risa  tan única mientras gritaba que por fin estaba libre. Parecía que algo había desatado esa actitud tan diferente, haciendo que una vez que pareciese recobrar la conciencia, soltara una risotada que se escuchó por todo el lugar.
 
Bonez no entendía muy bien a qué se refería en cuanto a "estar libre", aun así  este esbozó una sonrisa al ver el rostro de miedo de aquel bandido que ahora se encontraba desarmado, dando unos cuantos pasos atrás antes de que Vesper, el cual ahora parecía otro tipo de persona, aunque el simple hecho de observar la cara de terror de aquel tipo, al cual se le había esfumado toda aquella confianza con la que había llegado, quedando congelado en su lugar cuando Vesper cruzó miradas con él, diciéndole que no servía de nada solamente desarmarlos, haciendo que acto seguido de su mano derecha salieran afiladas garras de sus uñas, con las cuales destajó el brazo de aquel bandido de un solo corte.
 
La sangre pintó de rojo el suelo de la taberna, a su vez que el doctor cubría los gritos de aquel bandido con sus carcajadas estruendosas, haciendo que los compañeros que esperaban  en la entrada  como refuerzos solo fueran útiles para llevarse a su compañero malherido.  
 
¡Ewa! sabía que eras tú quien se deshizo de McGee,Doc. Dice antes de palmear el hombro de aquel hombre entre risas, ya que había algo en aquel tipo llamado Vesper que le agradaba, se sentía a gusto entre todo ese caos y locura. Yo invito a las próximas botellas de sake, compañeros. dice con cierto buen humor tras el caos que se había formado en la taberna.
 
El bar volvió a la normalidad una vez que aquella  escena había culminado, haciendo que los clientes presentes no hicieran mucho drama por lo ocurrido. Estaba claro el porqué, al ser un bar de malamuerte, era normal que ocurrieran ese tipo de situaciones gráficas que parecían ni siquiera hacerles levantar una ceja.
 
La única que parecía verdaderamente sorprendida era Jun, la cual estaba con los ojos abiertos de sorpresa y más pálida que de costumbre. Era algo fácil de notar, ya que aquel apetito voraz había desaparecido, decidiendo dejar la hamburguesa a un lado cuando todo volvía a la normalidad.
 
Bonez siguió barajando las cartas con aquella hábil destreza en sus dedos como si nada hubiera ocurrido, haciendo que sonriera ante la pregunta de Jun divertido por aquella pregunta que se mezclaba entre bromas y seriedad, a su vez que Bonez repartía las cartas a sus compañeros.
 
Claro que no, Jun. Eso solo si intentas engañarnos como a ese tipo; si es así, te cortaremos los dedos y se los damos de botana al doctor. Dice antes de soltar una risotada relajada, ya que poco le importaban  los Berrys en esos momentos. Al fin y al cabo, la diversión de aquel momento ya pagaba aquel juego de póker.
#18
Vesper Chrome
Medical Fortress
—¡DOCTHOHOHO! —solté otra carcajada explosiva, como si el aire mismo se llenara de mi propia energía. Mi risa resonó en la taberna como un eco burlón, un recordatorio constante de que no soy Vesper Chrome, ese aburrido y melancólico médico que todos conocen. No, ahora estoy aquí, Vyper, el caos encarnado, el que disfruta del mundo como un inmenso campo de juegos.

Tomé mis cartas y las miré con una sonrisa torcida que parecía esculpida por el mismísimo diablo. —No tienes que darme las gracias, Baltazar — dije, dirigiéndole una mirada cómplice mientras movía las cartas entre mis dedos como un ilusionista. — Aunque si quieres hacerlo, no te detengas, adoro las palabras vacías tanto como los desafíos sin sentido. — Bromee ante el chico de piel oscura.

La atmósfera era perfecta, llena de humo, risas ahogadas y miradas desconfiadas. Este era mi reino, un lugar donde el borde entre la decencia y el caos era tan fino que podía cortarse con mis garras. Mis ojos, inquietos como siempre, se posaron en Jun. Había algo en ella, algo que me hacía recordar a Shiori-chan. Un pensamiento cruzó mi mente como un rayo: ¿Qué clase de vida habría tenido ella? Podría haber sido lo que quisiera, pero, sobre todo, habría sido libre. Esa libertad que ahora yo disfruto como un condenado en su último día de vida.

—Tú no te preocupes por nada, niña. Lo único que perderás en esta mesa será tu dinero. ¡DOCTHOHOHO! — bromeé mientras agitaba mi copa de sake con una mano y lanzaba un par de monedas sobre la mesa con la otra. La gente a nuestro alrededor fingía no mirar, pero todos sabían lo que estaba pasando. Nadie se atrevía a interrumpirnos, y aquellos que conocían a la Hiena de Rostock sabían que cualquier interrupción podría costarles más que unas cuantas monedas. El ambiente comenzó a relajarse nuevamente, las cartas continuaron repartiéndose y el sake fluyó como río en tormenta. Jun, con una sonrisa que parecía todo menos tímida pero si desafiante, dejó caer una carta que casi volteó el curso de la partida.

—¡Vaya, parece que la niña tiene garra! — comenté mientras inclinaba mi cabeza hacia ella, invadiendo su espacio personal con descaro. Mis ojos, brillando con una mezcla de locura y curiosidad, parecían querer atravesar su alma. — Quizá tengas madera de pirata después de todo, Jun. Aunque para navegar conmigo necesitarías algo más que suerte. — Y si, la estaba invitando a navegar conmigo, aunque claro, tendría primero que preguntarle al risitos de plata si podía llevar a mas personas a la tripulación.

Detrás de la barra, el Bartender soltó una carcajada profunda, sacudiendo su enorme cuerpo mientras se inclinaba hacia atrás en su silla tambaleante. —Cálmate, Vyper, que la pobre chica aún no sabe si quiere huir de ti o seguirte la corriente. — Lo escuché decir, este hombre si me conocía, sabia perfectamente que cuando estoy asi, no tengo control sobre mis  cosas y normalmente no respeto ni un poco el espacio personal de nadie.

—Ah, pero eso es lo mejor, ¡el dilema! — respondí, extendiendo los brazos en un gesto teatral. —La vida es un constante juego de decisiones absurdas, ¡y aquí estoy yo para asegurarme de que siempre sea interesante! ¡DOCTHOHOHO! — La conversación continuó entre bromas y risas, mientras las cartas se acumulaban en la mesa y las monedas cambiaban de manos. La taberna vibraba con energía, y aunque el recuerdo de la sangre derramada aún persistía en los bordes de la memoria colectiva, nadie se atrevía a mencionar el incidente. Era como si todos hubieran aceptado que, bajo mi influencia, el caos era simplemente parte del orden natural.

Levanté mi copa una vez más, observando a mis compañeros de mesa. Baltazar, con su porte imponente y su risa contagiosa. Jun, con esa chispa que prometía algo más, algo que quizá aún ni ella misma entendía. Y yo, Vyper, la Hiena, el agente del desorden que transforma lo ordinario en extraordinario. —Un brindis, amigos, por las cartas, el sake, y el caos que nos mantiene vivos. Porque mientras haya risas, ¡habrá historias que contar! ¡DOCTHOHOHO!  —
#19


Salto de foro:


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