¿Sabías que…?
... Robin y Ussop son los encargados de cortarles el pelo a su tripulación, ya que después de todo, es algo que alguien debe hacer.
[Diario] Let the gears turn
Sirius Herald
Eleos
Se encontraba inquieto ante la situación de Henry, Un joven que no era capaz de vivir la vida a gusto debido a los poderes que había obtenido, era... una imagen bastante desgarradora para el Solarían, que siempre había promulgado que todo el mundo debía aceptar sus habilidades siempre que pudieran usarla para un bien mayor, se acercaría sutilmente a Henry, No interrumpiría lo que el decía con palabras inmediatas, pues en cierto modo entendía que el calor que este generaba se debía a no solo algo físico, si no posiblemente a una manifestación de la ira y la confusión que este podía llegar a sentir por sus poderes dentro de el. El sargento tomó aire con serenidad, como si convirtiera la tensión del muchacho en algo apacible. -Henry- Dijo en voz baja, tratando de buscar un equilibrio entre comprensión y firmeza. -Has... conocido el fuego de la ira, de la violencia, que seguro que parece que ahora por tus poderes la llevas interna en tu cuerpo, ¿crees que eres un arma?, por supuesto que no lo eres.- Extendió su mano despacio, sin tocarlo, solo ofreciendo su palma abierta, un gesto cercano que no buscaba invadir la seguridad del marine, en la mano de Sirius, se extendería una ligera capa de hielo. -Pero, por muy catastrófico que puedas resultar, los volcanes... también son bellos, ayudan a terraformar los continentes, las islas en las que nos encontramos, eres necesario. Henry, no como un arma... si no como tu, el magma ayuda a unir cosas.- Dejaría pasar un instante, apenas una pausa silenciosa esperando a ver si aquella persona le tomaba de la mano, en la cara del sargento Sirius. -Yo, también poseo algunas habilidades, la primera me viene por mi raza, cuando crecemos, nuestra afinidad con el sol nos da una habilidad que es contraría a los demonios de los que descendemos, soy capaz de crear hielo alrededor de mi cuerpo... y hace tiempo, me comí una fruta que me daba una habilidad extraña, soy capaz de convertirme en un animal, pero aun no la he dominado del todo- Su mano, pasaría de la postura en la que estaba, para después posicionarse en el hombro del suboficial, la otra mano de Sirius apuntaba al cielo, el dedo índice y el dedo corazón apuntaban al cielo, mientras que el pulgar se doblaba en la mano y el meñique y anular se contraían (si, la postura de Baphometh) -Recuerda, querido, que el calor que eres capaz de emanar puede cegar, pero también iluminar caminos a la gente que lo necesite. Además, ya sabes que no te encuentras solo en este sendero. El gran artifice nos ha reunido por que quiere que seamos artificieros de un nuevo camino para la salvación. Hombro con hombro, sin olvidar el porqué llevamos este uniforme puesto en primer lugar. Si alguna vez sientes que el fuego dentro de ti se desboca, busca nuestra voz. Te ayudare-mos a aplacarlo, a moldearlo, no eres un arma, Henry, eres un hombre con la fuerza necesaria para hacer la diferencia. 



Tras eso, acabando de darle consuelo a Henry, cesaría de hablar para escuchar lo que Arthur tenía que decir, tratando de expandir un poquito mas de que iba todo aquello de la brigada que el creía idílica, también se fijaría en Zirko, que con su estrafalaria actuación manual, lanzaba preguntas y demostraciones que alteraban sutilmente el ánimo del encuentro.

-Señor Arthur, por favor discúlpeme pero. Dijo, en una voz que invitaba a la reflexión. -Tus principios son nombres, admirables diría, claramente eres un hombre interesante. Todos hemos soñado con una marina mejor, más justa. Crecer con reglas claras y un propósito moral inspirará a quienes se unan a esta causa. Aún así..... -Su tono de voz se volvería mas grave, sin perder la suavidad.- Al igual que Zirko, me gustaría que considerarías un matiz, en especial con el quinto principio: ¿Nunca retroceder?. Se detendría unos segundos, tratando de buscar las palabras indicadas para no ofender al anciano. -La valentía no siempre consiste en avanzar sin tregua. Hay ocasiones en las que un repliegue a tiempo, una retirada inteligente, puede evitar pérdidas. Poner ese principio en un pedestal podría arrastrarnos a peleas inútiles, a masacres vacías que no benefician a nadie mas que el agresor. El honor no muere si damos pasos para atrás para salvar vidas; al contrarío, a veces es la única forma de proteger a aquellos que prometemos Arthur. La justicia, Arthur, no se mide por la cantidad de sangre derramada para prevalecerla. Como persona que opina que el dialogo es mas importante que la mano dura, no me gustaría que esta brigada confunda la firmeza con la terquedad. 

¿había sido demasiado directo?, no trataba de desafiar directamente a Arthur ni nada, solo quería hacerle reflexionar, Sirius, de hecho, mostraba respeto ante el ímpetu de Arthur, pero... también la necesidad de trabajar la espada antes de volver a blandirla.

-Ese Don que posees, Zirko, es muy intrigante, la verdad. Cambiar el color de las cosas, añadir matiz donde antes no lo había... Es una metáfora perfecta, a veces nuestro mundo necesita un color, pues muchas veces nos quedamos atrapados en una prision blanca y negra, eres una giganta de lo mas útil, querida.

Energia: 124 / 155


(me quito energía por el recubrimiento Cryo)
#11
Henry
Tigre Rojo de la Marina
Pese a mis creencias sobre mis poderes y a los que creía que me había convertido, aquellas personas delante de mí pensaban lo contrario, me aceptaban tal y como era sin mirarme raro. Arthur, con sus palabras capaces de relajarme a una bestia marina me hablaba como si se fuera una conversación de padre a hijo, en la cual este último se encontraba perdido en la vida. 
 
Sus palabras, de una forma inexplicable, relajaban aquella llama de ira y disconformidad que invadía mi corazón a diario. — G-gracias Arthur, lo necesitaba... jajajaja — Henry no pudo evitar quitarse las lágrimas mientras sonreía. Por otro lado, la gigante Zirko parecía estar un poco en su propio mundo, quedándose, a veces, mirando al sargento Herald por un buen rato.
 
La payasa parecía agradecer la disculpa a su manera o eso entendía Henry. Lo extraño era que esta empezó a llamarle "tío maluco" o "tío fueguito" cuando hablaba de Henry. Para sorpresa de este mismo, Zirko también tenía poderes, siendo esta capaz de cambiar el color de su brazo como el mismo Henry era capaz de hacer. — ¡¿Woooaaaaa, también puedes crear lava?!
 
Henry, al no saber mucho sobre aquellos raros poderes que rondaban el mundo pensó que habrían más como él aunque le pareció algo extraño que no saliera nada de calor de su brazo. Por el otro lado, el sargento Herald, como el caballero que era intentó motivarme tal y como el viejo Arthur hizo. Los sermones del sargento llegaban hasta lo más profundo del subconsciente de Henry, haciéndole reflexionar sobre su propósito en la marina. 
 
Contrario a lo que el suboficial había estado intentando hasta el momento, este no debía de hacerse creer a sí mismo ser el arma de la Marina ni mucho menos. Henry, mirándose su sangrienta mano, pensó en su futuro, imaginándose a si mismo siendo aquél último bastión indomable que protegería la justicia y a la Marina de todo mal. Sirius extendía su mano hacia Henry, como si de una figura divina estuviera intentando sacarle del pozo infernal que eran las dudas y la inseguridad.
 
Henry, limpiándose la sangre de su mano derecha en su antebrazo izquierdo tomó el gesto del sargento Herald como un apretón de manos, regalándole una gran sonrisa. — Gracias Sirius, espero contar con tu apoyo en el futuro. — Henry se lleva el dedo pulgar al pecho — ¡Y no olvides que también podrás contar conmigo para lo que necesites jajaja! — 
 
Henry se lo estaba pasando increíble, habían tan pocas personas a su alrededor y a la vez parecían ser tantas que este no podía parar de reír y sonreír de la alegría. Tampoco es que se trate de gente común, pues teníamos a una gigante con el poder de los colores, a un humano angelical con los poderes del hielo y a un viejo fortachón.
 
De repente, tanto Zirko como Sirius parecían tener una visión diferente sobre una sección de los valores de la brigada que Arthur había creado. Se trataba de una parte que aclaraba que no se debía de retroceder ante ningún motivo o amenaza. Para Henry, a decir verdad, esto no representaba ningún problema en lo más absoluto.
 
 — Arthur, por mi parte ya me puedes considerar parte de la brigada. Yo no tengo problemas con quedarme luchando hasta el final jajaja — El suboficial Henry sube su brazo derecho y flexiona su bíceps, mostrando de forma un tanto burlesca su determinación
#12
Arthur Soriz
Gramps
Feliz al ver a Henry aceptando formar parte de la brigada, decidí mantener mi reacción contenida. Apenas esbocé una leve sonrisa de medio labio, suficiente para transmitir mi aprobación sin exagerar. Después de todo no era necesario convertir aquel momento en un evento trascendental. Éramos Marines, y nuestra misión era clara... luchar por un propósito común. Sin embargo no podía ignorar que algunos, impulsados por la impetuosidad de la juventud o por un malentendido, podían distorsionar las palabras para ajustarlas a su visión personal.

Quizá Zirko no encajaba del todo en esa descripción. Su curiosidad por los principios del Kaigekitai parecía genuina... incluso honesta. Pero el sargento... bueno, por más que respetara su posición como Marine y superior, tendría que recordarle que no todas las palabras que uno pronuncia deben seguirse de manera ciega, mucho menos cuando se interpretan fuera de contexto o con excesiva literalidad.

Con ese pensamiento en mente, me aclaré la garganta y me dispuse a hablar.
Hay algo que quiero dejar bien en claro —comencé diciendo, mi voz firme pero sin ápice de reproche—. No tomen mis palabras como una crítica personal ni como un ataque a su carácter, jóvenes.

Me levanté de la silla con un movimiento pausado. No planeaba marcharme tras expresar lo que tenía que decir... más bien quería asegurarme de que me escucharan con la atención que merecía. La postura lo es todo al transmitir un mensaje y un líder debe mostrarse seguro incluso cuando expone algo complejo.

No confundan mi principio de nunca retroceder con un ideal que busque imponer justicia absoluta —mencioné, dejando que mis palabras flotaran un instante en el aire, buscando sus miradas antes de continuar—. La justicia absoluta no sirve más que para dividir a las personas, para profundizar las grietas en lugar de repararlas. Mi verdadero ideal... mi objetivo con el Kaigekitai siempre será buscar la resolución de los conflictos mediante el diálogo, mediante la razón. La pelea... esa será nuestra última opción, una herramienta que sólo se utiliza cuando todas las demás han fallado.

Cruzándome de brazos mi gesto era más reflexivo que autoritario. No buscaba imponer mi visión, sino aclarar mis intenciones.
No me malinterpreten —proseguí con un tono más suave—. No me niego a combatir si es necesario. Pero nuestro deber como Marines no es sólo luchar... es proteger, escuchar, y sobre todo resolver. Si podemos salvar vidas y resolver problemas sin recurrir a la violencia, esa será siempre mi prioridad.

Mi mirada recorrió a los presentes, deteniéndose en cada uno como si buscara asegurarme de que comprendieran pero especialmente en el sargento, ya que había sido él quien puso en duda mis ideales. Luego, mi voz adquirió un matiz más serio.
Ahora bien, si el momento llega y la única opción que queda es luchar para salvar a los inocentes... entonces no habrá espacio para dudas ni para retroceder. No toleraré que alguien dé un paso atrás porque teme a la muerte. Nuestro deber es mostrarle al mundo que la justicia no es cruel, que podemos tender la mano a aquellos que creen que la vida les ha jugado una mala partida. Pero si el precio por cumplir con ese ideal es mi propia vida, la pagaré sin dudar. Una vida por miles es un sacrificio que haré con gusto.

Suspiré. Sentía cómo el peso de mis palabras inflamaba mi pecho, acelerando mi pulso. La adrenalina corría sutilmente por mis venas, recordándome el fervor que aún ardía en mi interior incluso a esta edad. Una carcajada escapó de mis labios, quebrando la solemnidad del momento. Para alivianar el ambiente, le di una palmada en la espalda a Henry, dedicándole una mirada de reojo antes de volver a los demás.

Estoy seguro de que, llegado el momento, todos ustedes priorizarán el diálogo sobre el combate. ¿Verdad? Claro que sí. Lo sé.

El ambiente se relajó tras mi broma. Las tensiones disminuyeron poco a poco mientras la conversación tomaba un rumbo más ameno. Había mucho por hacer, como presentar la solicitud formal para la creación del Kaigekitai a los superiores del G-23. Pero con ese pequeño paso, sentía que algo había cambiado. Éramos una brigada recién formada, aún lejos de ser una unidad que compensara sus debilidades y potenciara sus fortalezas. Sin embargo tenía la certeza de que con tiempo y esfuerzo alcanzaríamos ese objetivo.

Al menos, eso esperaba.
#13


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