10 de Verano de 724
Logetown
Dentro de su mente revuelta, mientras Rabbit dormía, algo despertó. Yuki, la faceta más fría y calculadora, abrió los ojos en su cuerpo. Había estado esperando el momento, agazapada en las sombras de su mente. Su propósito en este mundo era simple, hacer lo que Rabbit no podía.
El cuerpo, que hasta hacía segundos parecía completamente relajado, se movió con una precisión inusual. Los ojos se abrieron, pero no eran los mismos, había un brillo distinto en ellos, como si vieran todo bajo otra luz. Yuki se incorporó, dejando que el silencio de la habitación la envolviera. El aire olía a humedad y polvo, y los crujidos de la madera vieja bajo sus pies parecían más fuertes de lo que eran.
Desde el rincón más profundo de su cabeza, otra presencia se hacía notar, era Hole. No hablaba, no hacía ruido, pero estaba ahí, como una presión constante. No necesitaba dar órdenes, Yuki entendía lo que tenía que hacer.
Primero: encargarse de los guardias.
Debía llegar hasta la ultima sala del primer piso. Sabía que no podía avanzar sin neutralizar a los guardias que cuidaban dicha sala. Había dos, afuera, apoyados contra la puerta de entrada. Uno estaba fumando, el otro, sentado en un banco que parecía a punto de romperse. No era nada complicado, pero igual había que hacerlo rápido.
Yuki se deslizó por las sombras, sus pies descalzos apenas rozaban el suelo. No llevaba armas sofisticadas, solo un cuchillo miniatura que había comprado hacía días. El primer guardia ni se dio cuenta. Un corte limpio en el cuello y se desplomó con un ruido sordo. El otro reaccionó, pero no lo suficiente. Intentó levantarse, pero Yuki ya estaba encima, apuñalándolo en el pecho antes de que pudiera gritar.
Se quedó un momento ahí, respirando hondo. La sangre le salpicó las manos, pero no le importó. No era su primera vez.
Segundo: buscar los materiales.
Había escuchado a los guardias hablar antes de quedarse dormida. Algo sobre explosivos en dicha habitación trasera. Si estaban ahí, los iba a encontrar. Caminó por el pasillo en penumbra, cuidando cada paso para no hacer ruido. Las tablas crujían igual, pero no había nadie más cerca.
La puerta estaba cerrada con llave, pero el cerrojo era viejo y fácil de forzar. Usó el cuchillo para moverlo, y tras un par de intentos, la puerta cedió con un chirrido. Adentro, todo estaba desordenado, cajas rotas, herramientas oxidadas y, al fondo, lo que buscaba. Una bolsa con lo necesario para armar algo que pudiera explotar.
Mientras trabajaba en el ensamblaje, sus manos se movían rápido, casi como si lo hubieran hecho mil veces antes. Pero había algo más. Hole. Esa presencia seguía ahí, guiándola, asegurándose de que no se equivocara.
No la cagues, no la cagues, no la cagues... - murmuró para sí misma, temerosa que por hacer algo mal, los explosivos detonen sobre su cara.
Tercero: dejar la trampa lista.
Con el explosivo armado, Yuki volvió a la oficina donde se realizaría el trabajo. El lugar estaba vacío, pero sabía que no tardarían en llegar más. Tenía que moverse rápido. Encontró un lugar estratégico, justo bajo una viga que sostenía parte del techo, y colocó el dispositivo ahí.
Se aseguró de que todo estuviera bien sujeto antes de retroceder unos pasos para observar su trabajo. No estaba mal. No era perfecto, pero serviría.
Cuarto: desaparecer.
Con la trampa lista, Yuki volvió al rincón donde Rabbit había caído dormida. Se dejó caer al suelo y cerró los ojos, permitiendo que la tensión abandonara su cuerpo. Poco a poco, dejó que el control regresara a Rabbit.
Cuando Rabbit despertó, lo hizo con un sobresalto. Algo no estaba bien. Se llevó una mano a la cabeza, intentando recordar, pero todo estaba borroso.
La misión entonces fue concluida con éxito, ella elimino el objetivo y escapo del recinto, dejando la caja donde se oculto como prueba de su trabajo, dejando en el lugar la cuerda con la que escapo, lo había dejado todo atrás. Fue entonces cuando la explosión sacudió el edificio. El estruendo la hizo saltar, y se quedó ahí, paralizada, mientras las paredes detrás de ella temblaban y el techo empezaba a ceder, destruyendo no solo la oficina donde había estado, si no también gran parte del edificio, pues la biga principal se había desplomado y el incendio se había propagado.
¿Qué mierda pasó? - susurró, mirando alrededor. En su cabeza, las voces comenzaron a discutir. Rabbit sabía que algo había pasado, algo que no podía recordar. Pero ninguna de las otras personalidades decía nada.
Fue entonces cuando una voz nueva, fría y desconocida, rompió el silencio, distrayéndola del hecho de que en su mano izquierda, era ella misma quien sostenía el detonador de dicha explosión - nosotras nos cuidamos entre nosotras.
Rabbit se quedó helada. No reconocía esa voz. No era ninguna de las que conocía. El edificio seguía crujiendo, y el fuego comenzaba a extenderse. Rabbit no tenía tiempo para pensar. Se levantó y corrió hacia la salida, sin mirar atrás. Mientras se alejaba del lugar, una sensación de inquietud la acompañaba. Algo había cambiado, algo que no entendía. Yuki y Hole permanecían en silencio, pero ella sabía que estaban ahí, acechando en las sombras de su mente.
Esa noche, mientras Rabbit se perdía entre las calles oscuras, no podía sacudirse la sensación de que había despertado algo que no podría controlar.
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