¿Sabías que…?
... existe una tribu Lunarian en una isla del East Blue.
[Aventura] Ser marine nunca fue fácil [T2]
Irina Volkov
Witch Eye
Winslow Crow dejó escapar una leve risa, apenas un susurro que se desvaneció entre el murmullo de la taberna. Era una risa tranquila, como si las palabras de Dan no lo hubiesen sorprendido, pero sí entretenido. Sin dejar de mirarla, tomó la moneda de la barra y comenzó a girarla entre los dedos nuevamente, como si fuese una extensión de su propio cuerpo. La luz tenue reflejaba destellos sobre el metal, trazando pequeños círculos dorados que parecían hipnotizar a cualquiera que mirase demasiado tiempo. —Bonita observación, Niña. —Respondió finalmente, con su voz suave pero firme, como un acorde bien ejecutado. No había sarcasmo en su tono, solo una calma que parecía indeleble, como si ni siquiera las palabras filosas de Dan pudieran romperla. — Un fantasma o un cuervo… la verdad, depende del día. Hoy, quizás, un poco de ambos. — Sus ojos, oscuros y profundos como pozos sin fondo, se encontraron con los de Dan sin parpadear. Había algo en su mirada que podía leerse como un desafío o una invitación, pero no dejaba claro cuál de las dos era. La taberna parecía haber quedado en segundo plano, como si solo existieran los dos en ese momento.

¿Qué hago aquí? Buena pregunta. Tal vez buscaba un poco de tranquilidad. O tal vez algo de caos, ¿quién sabe? —Hizo girar la moneda una última vez antes de dejarla caer sobre la barra con un chasquido seco. Luego se inclinó hacia adelante, imitando la postura de Dan, apoyando el peso en un codo como si estuviera a punto de contarle un secreto. —Pero si de verdad quieres saberlo… —Su voz bajó un poco, lo suficiente como para que Dan tuviera que inclinarse apenas para escucharlo. Había algo teatral en el gesto, como si disfrutara de mantenerla en vilo.— Estoy aquí porque a veces los lugares más oscuros son donde se encuentran las respuestas más interesantes. Y porque la gente como tú, Kinro, tiene un talento especial para convertir una noche tranquila en algo mucho más emocionante.— Sonrió entonces, pero no era una sonrisa arrogante ni completamente amigable; era más bien el tipo de sonrisa que alguien ofrecería antes de embarcarse en algo incierto.

En cuanto a esa calma… —Continuó, señalando con un gesto casi imperceptible a su alrededor.— Es curioso, ¿no? A veces la gente no sabe si debe sentirse tranquila o inquieta. Todo depende de la compañía.— Sus ojos se posaron brevemente en la nodachi a su lado, pero no como una amenaza. Era un reconocimiento, como si entendiera perfectamente quién era Dan Kinro y por qué estaba siempre lista para cualquier eventualidad. Se recostó entonces contra el respaldo de su asiento, su postura relajada pero controlada, como si cada movimiento estuviera calculado para no perder ni una pizca de la atención de Dan. —Así que dime tú, Kinro. —Soltó finalmente, con una ligera inclinación de cabeza que añadía un aire de intriga. — ¿qué es lo que buscas en este agujero? Porque si no es autógrafos, tampoco parece que sea una noche tranquila.— Que poeta nos ha salido el fantasma. La moneda quedó entre los dos, un pequeño símbolo de un juego que ninguno parecía dispuesto a terminar tan rápido. Y aunque la pregunta quedó flotando en el aire, su expresión dejó claro que no esperaba una respuesta inmediata. Winslow Crow sabía cuándo dar espacio, pero también cuándo volver al ataque. Por ahora, parecía estar dejando el tablero listo para el siguiente movimiento. Había algo inevitablemente claro entre las palabras que no dijo: el hombre misterioso no era el único que estaba probando al otro.

La tensión del ambiente se quebró cuando el hombre, aún tambaleándose por los efectos del alcohol y su orgullo herido, se lanzó hacia la barra con un cuchillo desenvainado. Sus pasos eran torpes, y su mirada ardía con una mezcla de rabia e indignación. No parecía tener un plan claro más allá de hacer algo para recuperar su honor, si es que eso era posible. En su carrera, un pequeño error se convirtió en un desastre mayor. Su pie tropezó con la pata de una silla mal colocada, y el cuchillo se le escapó de las manos. Lo siguiente ocurrió en cuestión de segundos, la hoja voló en un arco descontrolado antes de incrustarse en uno de los barriles cercanos. El leve sonido del metal perforando madera fue seguido por algo mucho más siniestro, una chispa brillante que encendió un rastro de pólvora derramada en el suelo. El fuego serpenteó con rapidez, iluminando la penumbra del lugar mientras se dirigía hacia un montón de barriles más grandes, apilados cerca del fondo de la taberna. Algunos parroquianos gritaron al darse cuenta del peligro, mientras otros permanecían congelados por el pánico. El Cuervo, quien había observado toda la escena con esa calma que parecía característica, no perdió un segundo más. Su figura se desdibujó por la rapidez con la que se movió hacia la salida. Antes de que nadie pudiera reaccionar, su capa ondeó una última vez al atravesar la puerta, dejándola abierta para que los más rápidos pudieran escapar tras él.

El estruendo que vino después fue ensordecedor. Los barriles explotaron en una cadena de detonaciones que sacudieron la estructura de la taberna, enviando trozos de madera, vidrios rotos y una nube de humo negro hacia todos los rincones. Las llamas se alzaron rápidamente, alimentadas por el alcohol y la madera seca que formaban parte de la decoración del lugar. En el exterior, el aire se llenó del sonido de pasos apresurados, gritos y el crepitar de las llamas. El Cuervo ya no estaba allí, aunque había dejado algo detrás: una moneda, brillante incluso bajo la tenue luz de la calle y aún caliente por la explosión.

Ahora era decisión de Dan cómo reaccionar ante el caos, las llamas y la huida de Winslow Crow, el hombre que había dejado tanto misterio como destrucción tras de sí.

Mostrar Contenido
#11
Dan Kinro
[...]

Dan Kinro se quedó un instante congelada en su sitio mientras el estruendo de la explosión sacudía la taberna. La onda expansiva había enviado trozos de madera, vidrios rotos y un calor abrasador hacia todos lados. Su corazón latía con fuerza, pero no era el miedo lo que la movía. Era la urgencia, la necesidad de actuar.

Ahora o nunca.

"¿Pero quien demonios es este tipo?" Pensó mientras sus ojos dorados captaban el caos desatado a su alrededor. El suelo temblaba bajo sus botas, y el calor comenzaba a llenar el ambiente con un aire sofocante. Sabía que no podía quedarse ahí parada, no cuando el lugar entero parecía a punto de colapsar.

Sin pensarlo mucho más, la joven marine giró rápidamente hacia los parroquianos que estaban más cerca de ella. Algunos permanecían congelados por el pánico, otros ya estaban en movimiento hacia la salida. Con un gesto firme y su voz alzada por encima del ruido, gritó:

¡Todos fuera, ahora! ¡Dejad lo que tengáis y moved esos malditos culos o yo misma os muevo a golpes! 

El acento áspero de su voz resonó como un látigo, rompiendo la parálisis de los presentes.

Uno de los hombres, el mismo que había iniciado todo con su torpeza y cuchillo, estaba tirado en el suelo, aturdido y con una herida superficial en la frente. Dan lo agarró por el cuello de la camisa y lo levantó con una fuerza sorprendente para su tamaño.

¡Tú primero, patán! Si no sales en diez segundos, te juro que te llevo yo misma a patadas ¡Wheesht! — Sin esperar respuesta a su extraña expresión, lo lanzó hacia la puerta abierta como un saco de papas.

El calor aumentaba, y el crepitar de las llamas era cada vez más fuerte. Las llamas comenzaban a devorar los barriles más cercanos, y la madera chisporroteaba como si el fuego estuviera reclamando su territorio.

Antes de moverse ella misma hacia la salida, sus ojos captaron algo entre los escombros: la moneda que Winslow Crow había dejado tras de sí, brillando entre los restos como si fuera una burla directa hacia ella. Con un gruñido de frustración, la chica se agachó y la recogió, sintiendo el calor del metal en la palma de su guante.

Nae sé quién demonios eres, Cuervo, pero te voy a encontrar. Y cuando lo haga, más te vale tener respuestas ante la justicia.

La guardó rápidamente en uno de los bolsillos de su chaleco antes de dar una última mirada al interior de la taberna. No podía dejar que nadie más quedara atrapado en ese infierno.

Al girar hacia la puerta, vio a una mujer mayor atrapada detrás de una mesa volcada. Las llamas la rodeaban, y su rostro estaba marcado por el terror. Dan Kinro no lo pensó dos veces. Con un salto ágil, esquivó los restos ardiendo en el suelo y llegó hasta ella. A Dan no le importaba que fuese un delincuente, un criminal o que desayunase gatitos, debía salvarla.

¡Vamos, abuela, no tienes tiempo para quedarte ahí sentada! — le dijo mientras usaba toda su fuerza para levantar la mesa y apartarla del camino.

La mujer la miró con ojos llenos de gratitud, pero no podía moverse. Dan la levantó como si fuera un saco de harina y corrió hacia la salida, evitando los fragmentos de madera que caían desde el techo.

Una vez fuera, depositó a la mujer en el suelo junto al grupo de parroquianos que habían logrado escapar. El aire fresco golpeó su rostro, y por un instante, dejó que sus pulmones se llenaran de oxígeno mientras evaluaba la situación.

Por desgracia para ella, su deber de salvar personas priorizó sus acciones, dando el tiempo suficiente a aquel sujeto para escapar.

Podía escuchar a lo lejos las campanas de alarma de los marines que ya respondían al incidente. Los gritos y el caos llenaban la calle, pero la kuja tenía claro lo que debía hacer. Podría quedarse a explicar lo sucedido, pero no era su estilo quedarse de brazos cruzados mientras alguien como ese tal Crow desaparecía sin dejar más rastro que una moneda y una taberna en llamas.

Se giró hacia uno de los tantos marines de Loguetown que corrían hacia la escena.

¡Encárgate de esto! El Cuervo va hacia el este, voy tras él. — No esperó respuesta. A pesar de no tener una pista concreta, su instinto le decía que Winslow no podía estar lejos.

Dan Kinro comenzó a correr por las calles de Loguetown, sus botas resonando contra el empedrado mientras esquivaba a los curiosos que se habían congregado para ver el incendio. El humo aún se alzaba tras ella, y las voces de los gritos se iban desvaneciendo con cada paso.

Mientras corría, su mente repasaba todo lo que había ocurrido. ¿Por qué Crow había elegido esa taberna? ¿Qué significaba la moneda? Y lo más importante, ¿por qué parecía tan interesado en ella? Había demasiadas preguntas y muy pocas respuestas, pero una cosa estaba clara: esto no había terminado.

Llegó a una intersección y se detuvo un instante, intentando captar algún rastro sin éxito. Aquella jornada, la vida de Dan corrió peligro de muerte y ni ella se había percatado por estar centrada en aquella persona. La moneda, todavía humeante, que había guardado parecía pesar más en su bolsillo, brillaba como si fuese un recordatorio constante de que estaba en el camino correcto, aunque fuera incierto.

Resumen e Información
#12
Moderador Doflamingo
Joker
¡RECOMPENSAS POR AVENTURA T2 ENTREGADAS!


Usuario Dan Kinro
  • Berries: 8.245.000 -> 9.245.000 (+1.000.000)
  • Experiencia: 1354.47 -> 1414.47 (+60)
  • Nikas: 3 -> 13 (+10)
  • Reputación: +20 Reputación Positiva

Narrador Irina Volkov (Narrador Estudioso)
  • Berries: 9.270.000 -> 9.870.000 (+600.000)
  • Experiencia: 1663.71 -> 1733.71 (+70)
  • Nikas: 96 -> 109 (+13)
  • Cofres: +Cofre Gigante

    [Imagen: 95fa77531754675c202aa20ac4047d602acade5e.gif]
#13


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 8 invitado(s)