Hay rumores sobre…
... que existe un circuito termal en las Islas Gecko. Aunque también se dice que no es para todos los bolsillos.
[Autonarrada] [T2] Sombras en Kilombo
Lawliet D. Giorno
Pinche Pelotudo
~ Sombras en Kilombo ~

Isla Kilombo
~ Verano del año 724.

El alba apenas despuntaba en la Isla Kilombo, y el bullicio del mercado ya llenaba el aire con un zumbido constante de voces y pasos apresurados. Entre los puestos repletos de frutas exóticas, especias y artesanías, Lawliet D. Giorno caminaba con aparente despreocupación. Bajo el brillo tenue del sol naciente, sus ojos evaluaban cada detalle. Aunque era un soldado raso recién graduado, había aceptado esta misión con la determinación de probarse a sí mismo.

Su objetivo era claro: infiltrar el mercado, localizar la red de contrabandistas que traficaban armas ilegalmente, e identificar a los líderes antes de que escaparan. Pero sabía que no sería sencillo. En Kilombo, las sombras no solo escondían secretos, sino también cuchillos.

Lawliet avanzó entre los puestos con calma, fingiendo interés en un racimo de plátanos mientras observaba de reojo a dos hombres que discutían cerca de un puesto de pescado. Uno de ellos llevaba un paquete envuelto en tela oscura, y su mirada nerviosa delataba que no estaba allí por productos del mar.

Con movimientos fluidos, Lawliet los siguió a una distancia segura. Su entrenamiento le había enseñado a leer el lenguaje corporal, y los gestos apresurados de los hombres confirmaron sus sospechas. Ellos eran parte del grupo que buscaba.

Los contrabandistas se deslizaron por un callejón estrecho que conectaba el mercado con los muelles. Allí, la actividad disminuía. Los gritos de los vendedores se apagaban, reemplazados por el murmullo del mar y el crujir de las tablas de madera bajo los pies. Finalmente, los hombres entraron en un almacén desvencijado con una puerta reforzada por listones de hierro.

Giorno se detuvo junto a una pila de cajas, observando el lugar con atención. Desde una ventana rota, pudo distinguir el interior: armas apiladas en cajas marcadas con falsos sellos comerciales. Entre las sombras del almacén, una figura dominante destacaba: un hombre alto con una cicatriz que cruzaba su mejilla izquierda.

Ese debe ser el líder. Murmuró para sí mismo.

Sabía que no podía enfrentarse a todos de golpe. Aunque su instinto era entrar de inmediato, optó por observar un poco más. Contó al menos seis hombres armados, además del líder. Sin embargo, si esperaba demasiado, corría el riesgo de que escaparan con las armas.

Lawliet decidió tomar la iniciativa. Sacó una pequeña roca del suelo y la lanzó contra un barril cercano al almacén. El sonido seco hizo que dos de los hombres salieran a investigar. Aprovechando el momento, se deslizó hasta la entrada y presionó su espalda contra la pared.

Con un susurro apenas audible, ajustó su guante izquierdo y exhaló profundamente. Su haki, aunque aún en desarrollo, le daba una intuición afilada. Podía sentir las tensiones dentro del edificio.

Es hora de probar que merezco este uniforme.

Empujando la puerta con rapidez, Giorno irrumpió en el almacén.

¡Marina! ¡Nadie se mueva! Gritó, su voz resonando como un trueno.

El efecto fue inmediato. Los contrabandistas giraron hacia él con expresiones de sorpresa y rabia. Uno de ellos desenfundó su arma, pero Lawliet fue más rápido, disparando hielo que impactó en el barril junto al hombre, haciendo que cayera de espaldas.

Kalvo, el líder, no se dejó intimidar. Desenvainó dos cuchillos y lanzó un grito que hizo eco en el almacén. Sus hombres se reagruparon, rodeando a Giorno con armas desenfundadas.

¿Un solo marine? Se burló Kalvo, con una sonrisa cruel. Esto será rápido.

Giorno se movió como un torbellino, combinando sus reflejos con su entrenamiento. Con cada disparo de hielo, reducía las filas enemigas, esquivando los ataques con movimientos precisos. Uno de los hombres intentó golpearlo con una barra de hierro, pero Giorno bloqueó el ataque con su brazo, el frío característico de la Hie Hie no Mi extendiéndose por el metal y congelándolo en el acto.

¿Fruta del Diablo? Murmuró Kalvo, sorprendido pero no intimidado.

Aprovechando la confusión, Giorno creó un sendero de hielo bajo sus pies, deslizándose rápidamente hacia el contrabandista más cercano y dejándolo fuera de combate con un golpe certero.

Kalvo, viendo a sus hombres caer uno a uno, decidió actuar personalmente. Con movimientos rápidos como un rayo, lanzó uno de sus cuchillos directamente hacia el marine. Giorno apenas tuvo tiempo de cubrirse con una barrera de hielo, el cuchillo quedó incrustado en la pared helada.

¡Eres hábil, pero no lo suficiente! Rugió Kalvo, lanzándose hacia él con el otro cuchillo en mano.

El enfrentamiento entre Kalvo y Giorno fue feroz. El líder contrabandista atacaba con una velocidad impresionante, pero Giorno usó su fruta para mantenerse a la defensiva, congelando el suelo para ralentizar los movimientos de su enemigo.

Finalmente, en un movimiento calculado, Giorno creó una columna de hielo que emergió del suelo, derribando a Kalvo y dejándolo desarmado. Antes de que pudiera levantarse, el marine lo inmovilizó con grilletes helados.

Esto termina aquí. Dijo Lawliet con un tono frío pero triunfante.

Los pocos contrabandistas restantes, viendo caer a su líder, se rindieron sin ofrecer más resistencia.

Con Kalvo y su banda capturados, Giorno aseguró el almacén y envió una señal para que los refuerzos de la Marina acudieran a recoger a los prisioneros y las armas incautadas. Mientras esperaba, se permitió un momento para respirar y evaluar el resultado de la misión.

Había cumplido su objetivo. Más aún, había demostrado que su lugar en la Marina no era un accidente, sino el resultado de su determinación y habilidades.

Cuando los refuerzos llegaron, uno de los oficiales superiores se acercó a él con una sonrisa de aprobación.

Buen trabajo, Giorno. La Marina necesita más soldados como tú.

Mientras el sol se alzaba sobre Kilombo, Giorno miró hacia el horizonte, preparado para enfrentar cualquier desafío que viniera.
#1
Moderador X Drake
Bandera Roja
¡RECOMPENSAS POR AUTONARRADA T2 ENTREGADAS!


Lawliet D. Giorno
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#2


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