Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
[Aventura] [T1] Ghostly Whispers
Arthur Soriz
Gramps
[ · · · ]

2 de Invierno
Año 724

El despacho es amplio y sobrio, dominado por un silencio que parece imponer respeto. Una lámpara solitaria ilumina el escritorio de caoba donde un hombre de porte severo y uniforme impecable aguarda tras una pila de documentos. Es un oficial de alto rango del Cipher Pol, con un semblante tan rígido como el régimen que representa. Al verte entrar su mirada fría y calculadora se fija en ti. Sin ceremonias comienza a hablar.

Agente Benedetta, tenemos un asunto que requiere de tu atención inmediata. La isla Yotsuba en el East Blue ha sido objeto de reportes recientes que son... curiosos. Un grupo de individuos ha ocupado las ruinas de lo que una vez fue una base naval y afirma estar “invocando” al supuesto espíritu del antiguo capitán de la Marina que regentaba ese lugar. Están utilizando esta leyenda para justificar actos de saqueo y reunir seguidores entre los maleantes que frecuentan la región.

Tu superior hace una pausa breve revisando un expediente que parece haber memorizado. Su tono no cambia cuando prosigue.

Hemos identificado al líder de este grupo como un hombre que se hace llamar Magnus el Vidente. Según los informes ha logrado convencer a varios delincuentes de que tiene el poder de controlar al espíritu. Si bien es probable que no sea más que un charlatán el impacto de estas afirmaciones está fomentando un clima de desorden en la isla y en sus alrededores si más piratas se ponen de acuerdo entre si. Tu tarea es clara... evalúa la situación, desmantela cualquier amenaza y asegura que Yotsuba siga siendo tan solo un rejunte para piratas de poca monta, nada más.

El oficial se reclina ligeramente en su silla con las manos entrelazadas sobre el escritorio.

A juzgar por tus informes, eres alguien eficiente y tus resultados impecables. No espero menos en esta ocasión. El barco que te llevará a la isla está listo en el puerto. No te tomes más tiempo del necesario. Hazlo rápido y limpio.

Sin más que decir el oficial vuelve su atención a los papeles frente a él, indicando sin palabras que la reunión ha terminado.

[ · · · ]

El viaje hacia Yotsuba transcurre con la monotonía propia de una misión de rutina. El barco, una embarcación funcional más que ostentosa, corta las aguas del East Blue con eficiencia. El personal a bordo está compuesto por un reducido grupo de marinos cuya discreción y profesionalismo son palpables. Hablan poco... centrados en sus tareas, aunque no puedes ignorar los ocasionales vistazos que te lanzan, mezcla de curiosidad y respeto.

El trayecto es tranquilo pero el paisaje ofrece destellos de belleza. A medida que el barco avanza, las aguas cambian de un azul profundo a un tono más claro cerca de los bancos de arena donde gaviotas sobrevuela en busca de presas. Las islas del East Blue visibles a lo lejos, son manchas de verde y marrón que rompen la uniformidad del horizonte.

El aire es frío en estos lugares, más en pleno invierno.

Finalmente tras varias horas de navegación Yotsuba se alza frente a ti. Desde la distancia la isla tiene un aire desolado y casi melancólico. Las rocas que sobresalen de sus costas y los restos de lo que alguna vez fueron muros imponentes se alzan como fantasmas de un pasado perdido. Todo está impregnado de una quietud que resulta inquietante.

El barco atraca en un pequeño muelle natural poco más que una formación rocosa lo suficientemente plana como para desembarcar. Los marinos preparan una pasarela rudimentaria, y el sonido de tus botas al pisar tierra firme resuena con fuerza en el silencio de la isla. La brisa trae consigo un aroma a humedad y hojas secas. No hay señal de actividad humana inmediata.

El grupo de marinos queda atrás, a sabiendas de que la misión es tuya y de nadie más. La vegetación es densa en algunas partes y en otras da paso a senderos improvisados que parecen haber sido usados recientemente, pero la gran mayoría de la isla posee una apariencia más bien árida. El viento sopla entre las ruinas, produciendo un sonido que podría interpretarse como susurros si la imaginación lo permitiera.

Más adelante el camino hacia la antigua base te aguarda, a sabiendas de que te espera una asignación de lo más particular.


off
#1
Salvador Benedetta
The Preacher
El despacho está envuelto en una penumbra solemne, donde cada rincón parece impregnado de una gravedad que no permite frivolidades. La lámpara solitaria sobre el escritorio de caoba proyecta sombras que oscilan con un movimiento casi imperceptible, como si temieran alterar la calma imperiosa de este lugar. Frente a mí, el oficial de alto rango del Cipher Pol se sienta en su trono de burocracia, rodeado de documentos y reportes. Su uniforme impecable y su porte severo son un reflejo del orden que cree representar, aunque para mí no es más que una pieza funcional en el gran esquema del mundo.

Su voz es firme, pero para mí carece de verdadero peso. Escucho sus palabras con atención superficial, dejando que se acumulen en mi mente como datos fríos y calculados. El East Blue, la isla Yotsuba, un supuesto "vidente" llamado Magnus, charlatanes que juegan con la superstición para reunir escoria y fomentar el caos. Todo lo que describe no es más que otro capítulo en la interminable lucha contra la corrupción que amenaza con carcomer los cimientos del mundo. Para él es una misión; para mí, una prueba más de que el desorden debe ser aplastado bajo la voluntad divina que represento.

Espero en silencio, sin interrumpir. La paciencia es una virtud que he perfeccionado. El oficial termina de hablar, su tono permanece impasible mientras cierra el expediente y vuelve a centrar su atención en los documentos frente a él. Un claro indicio de que, para él, la reunión ha concluido. Pero para mí, este momento no es más que el principio de una nueva corrección en el caos que otros permiten florecer.

—Entendido. —

Mi voz se alza, clara y medida, cortando el silencio como una hoja afilada. No necesito más palabras. Con un movimiento deliberado, avanzo un paso hacia el escritorio. Mis guantes de cuero crujen suavemente mientras tomo el expediente con una firmeza que parece resonar en el aire pesado de la habitación. Abro el archivo y mis ojos se deslizan rápidamente por las palabras. Cada detalle se graba en mi mente, pero no leo sólo información; veo el pecado, el desorden, la blasfemia que mancha el orden sagrado que estoy destinado a proteger.

El nombre del líder, Magnus el Vidente, me provoca una mueca apenas perceptible. Otro charlatán jugando a ser algo que no es. Estos hombres que se ocultan tras mentiras y supersticiones siempre tienen un objetivo en común: desafiar el orden divino y fomentar la insubordinación entre los débiles de mente. No son más que piedras en el camino hacia la perfección que el mundo merece. Mi tarea no es simplemente detenerlos; es asegurarse de que sus actos sirvan como un recordatorio para aquellos que osen seguir su ejemplo.

Levanto la mirada del expediente y la fijo en el oficial, quien aún parece absorto en sus propios documentos. Mi postura es impecable, mi semblante tan helado como siempre. —Esta será una corrección necesaria. —

No estoy solicitando su aprobación ni buscando su comprensión. Mi declaración es un hecho, tan inevitable como el amanecer. Cierro el expediente y doy media vuelta, mi capa ondea ligeramente tras de mí mientras avanzo hacia la salida del despacho. Los pasos de mis botas resuenan con autoridad en el suelo de madera pulida, cada uno marcando un compás de determinación. No hay necesidad de más palabras. El barco está listo en el puerto, y mi voluntad está más que preparada. Mientras abandono el edificio, mi mente comienza a trazar los detalles del plan. Yotsuba, una isla conocida por ser poco más que un refugio para piratas de baja monta. Si este Magnus ha logrado convertir las ruinas de una base naval en un símbolo de poder, entonces no sólo está desafiando al Gobierno Mundial, sino también insultando el orden sagrado que represento. Los informes mencionan que ha reunido seguidores y utiliza la leyenda de un antiguo capitán de la Marina como herramienta para su propaganda. Una blasfemia tan transparente que resulta casi risible, pero también peligrosa. Las mentes débiles son terreno fértil para estas mentiras.

Cierro los ojos por un momento mientras camino hacia el puerto, dejando que una breve plegaria silenciosa pase por mis labios. No es una petición de fuerza; eso ya me ha sido concedido. Es una reafirmación de mi deber, una conexión con el Dios que me ha elegido como su instrumento. Magnus y sus seguidores aprenderán pronto que sus actos no son más que el preludio de su castigo. No hay lugar en este mundo para aquellos que osan desafiar el equilibrio divino. Al llegar al muelle, el barco asignado para mi traslado a Yotsuba espera, sus velas preparadas para zarpar en cuanto ponga un pie a bordo. Los marineros me saludan con una mezcla de respeto y temor, como corresponde. Subo sin prisa, mis movimientos calculados y seguros. Desde la cubierta, contemplo el horizonte, un vasto lienzo que pronto será testigo de una purga necesaria.

No importa cuántos seguidores haya reunido Magnus, ni las mentiras que haya tejido. Lo que importa es que este desorden, esta ofensa contra el orden sagrado, será erradicada rápida y limpiamente. Los gritos de los pecadores y el eco de mi martillo serán testigos de que nadie puede escapar al juicio divino que llevo conmigo.
Mientras el barco comienza a moverse, cortando las aguas en dirección a Yotsuba. El aire salino llena mis pulmones, pero no me distrae. Mi mente está fija en lo que me espera. Los hombres como Magnus siempre creen que pueden engañar al mundo, pero no comprenden que su propia arrogancia es su condena. No será suficiente derrotarlo. Deberé hacerlo de manera que todos aquellos que lo sigan, y quienes lo consideren un ejemplo, entiendan que desafiar al orden divino tiene un precio.

Mi propósito es claro. No soy simplemente un agente del Cipher Pol. Soy la voluntad de los cielos hecha carne, y esta será otra demostración de que no hay lugar para la rebelión ni para la impiedad. Yotsuba no será más que un capítulo cerrado, una corrección en el gran diseño del orden eterno.

El viaje hacia Yotsuba transcurre con una calma que raya en lo tedioso, una monotonía que otros podrían encontrar tranquilizadora, pero que para mí es solo una pausa antes de lo inevitable. El barco, una embarcación funcional sin pretensiones, corta las aguas del East Blue con la eficiencia mecánica que espero de este tipo de transportes. Su simplicidad no me incomoda; nunca he sido de los que buscan lujo en los detalles. Cada cosa tiene su lugar y función, y este barco cumple con la suya.
Los marinos a bordo son silenciosos, disciplinados, como corresponde. No me dirigen la palabra, pero sus miradas, esos vistazos fugaces llenos de una mezcla de curiosidad y respeto, me siguen cuando paso cerca. No los culpo; es natural que los hombres se sientan así ante alguien como yo. Represento algo que no pueden comprender del todo, una autoridad que trasciende lo humano. Sus susurros entre tareas, sus movimientos precisos, todo pasa desapercibido para mí mientras mantengo la mirada fija en el horizonte.

El paisaje, a pesar de su serenidad, no logra conmoverme. Las aguas del East Blue, que cambian de un azul profundo a tonos más claros cerca de los bancos de arena, no son más que una decoración efímera en el escenario de mi misión. Las islas que se vislumbran a lo lejos, esas manchas verdes y marrones que rompen la uniformidad del horizonte, me recuerdan la fragilidad de este mar. No hay grandeza aquí, solo pequeños fragmentos de un mundo que necesita ser preservado de sí mismo.

El aire es frío, cortante, como si el invierno quisiera dejar claro su dominio. No me afecta. Mis pensamientos están lejos de este clima, lejos incluso de este mar. Me concentro en lo que me espera: Yotsuba, una isla que no es más que un vestigio desmoronado de lo que alguna vez fue un baluarte de orden. Finalmente, tras horas de navegación, la vislumbro. Desde la distancia, tiene un aire desolado que raya en lo melancólico. Sus costas rocosas y los restos de muros imponentes son como fantasmas que susurran historias de un pasado perdido. No siento simpatía por esta decadencia; sólo la veo como un recordatorio de lo que sucede cuando el caos no es contenido.

El barco atraca en un muelle natural que apenas puede considerarse tal. Una formación rocosa lo suficientemente plana para servir a nuestro propósito. Observo cómo los marinos preparan una pasarela rudimentaria y espero pacientemente. Cuando mis botas finalmente tocan tierra firme, el sonido resuena como un martillo en el silencio de la isla. La brisa trae consigo un aroma a humedad y hojas secas, una combinación que otros podrían encontrar deprimente, pero que para mí no es más que otro detalle irrelevante.

El grupo de marinos queda atrás, como debe ser. Esta misión es mía y solo mía. Avanzo por un terreno que alterna entre vegetación densa y senderos improvisados, claramente utilizados recientemente. No necesito buscar pistas para saber que estoy en el camino correcto; todo en esta isla grita la presencia de aquellos que han osado perturbar el orden. El viento sopla entre las ruinas, produciendo sonidos que podrían confundirse con susurros. Para una mente débil, esto sería motivo de temor o duda. Para mí, no es más que ruido.

Mis pasos son firmes, seguros. Cada movimiento está calculado, cada pensamiento enfocado. Más adelante, la antigua base me espera. No me hago ilusiones sobre lo que encontraré. Estos hombres, estos seguidores de Magnus el Vidente, no son más que charlatanes y pecadores que han decidido desafiar el orden divino. Su blasfemia, su osadía al usar la leyenda de un capitán de la Marina para justificar sus actos, no quedará impune. La quietud de la isla no me inquieta; al contrario, la interpreto como un preludio, un silencio que pronto será roto por el sonido de mi espada y los gritos de aquellos que enfrentarán su justo castigo. Esta misión no es simplemente una tarea asignada por el Cipher Pol. Es una corrección, una prueba más de que el orden divino no puede ser desafiado. Yotsuba, con sus ruinas y su historia decadente, será el escenario de otra lección para este mundo. Una lección que nadie olvidará.
#2
Arthur Soriz
Gramps
El suelo bajo tus pies se vuelve más firme a medida que te vas adentrando más y más en Yotsuba, una isla que ha sido olvidada por el hombre y el tiempo. El crujir de la grava es el único sonido que acompaña tus pasos. La brisa fría acaricia tu rostro enrojeciendo ligeramente tus mejillas,. No hay canto de aves ni señales de criaturas nocturnas, solo el sonido constante del mar chocando contra la orillas de la isla y el susurro del viento a través de las ruinas esparcidas.

Sigues avanzando pudiendo ver los vestigios de antiguos campamentos. Trozos de carpas raídas, fogatas apagadas hace mucho tiempo y utensilios de cocina oxidados por la sal y el abandono son señales de quienes alguna vez buscaron refugio en esta tierra desolada. Yotsuba ha sido el refugio de muchos, pero nunca por mucho tiempo. La isla es implacable, un testamento a los rumores que se mencionan una y otra vez acerca de este lugar. Es claro que por alguna razón nadie se queda mucho tiempo aquí.

Las señales de vida reciente comienzan a hacerse más constantes a medida que te adentras más en el corazón de la isla. Una manta mal doblada colgando de una rama, un cuchillo clavado en el tronco de un árbol, restos de comida fresca abandonados al borde de un claro... indican que esta tierra todavía alberga a quienes buscan esconderse del ojo vigilante del mundo.

No sabes cuántas horas has caminado ya por la isla, pero lo suficiente como para que cuando la penumbra comienza a adueñarse del cielo, tus ojos captan un destello de luz en la distancia. Al principio parece solo una ilusión, una chispa en el borde del crepúsculo, pero conforme avanzas se vuelve evidente de lo que se trata. Una fogata. Sus llamas bailan suavemente a los lejos, apenas perceptibles a través de la niebla que empieza a levantarse con el frío de la noche. Las sombras que se proyectan a su alrededor indican movimiento, vida.

El descubrimiento confirma lo que ya sabías... no estás solo en esta isla. Tendrás que confirmar por tu cuenta si dicha gente a la que te estás acercando se tratan de Magnus y su gente, o tan solo otras almas desamparadas. Este fuego señala un punto de encuentro, un refugio temporal para aquellos que buscan escapar del mundo exterior. Lo mantienen tenue... lo suficiente como para calentar el cuerpo pero no para llamar mucho la atención desde lejos. Pero a ti que pocos detalles se te escapan, difícil no darse cuenta de estos.

Entre los murmullos escuchas algunas palabras cuanto más te aproximas, nada destacable o que te confirme quiénes son estos individuos, pero tienes la oscuridad como ventaja, y el hecho de que aún no se hayan percatado de tu presencia. Mientras contemplas la escena las opciones a tomar se asientan en tu mente. Este lugar es el escenario perfecto para una intervención silenciosa. Sabes qué debes hacer. Tu superior no espera menos de ti por lo que tendrás que actuar rápido.

Sabes dónde están, ahora es tu decisión cómo actuar.
#3
Moderador Kaku
El mejor mod
  • Salvador
Berries: 35050000 -> 35175000 (+125000)

Experiencia: 517,38 ->525,38 (+8)

Nikas: 65 -> 67 (+2)

Reputación: +3

Arthur

  • Berries: 26970000 -> 27145000 (+175000)
  • Experiencia: 5520,98 -> 5550,98 (+30)
  • Nikas: 3 -> 7 (+4)
  • Cofres: CFR002
#4


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