Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Aventura] [T4] Negocios Peludos
Arthur Soriz
Gramps
Desde lo alto el mercado de Lvneel parece una maraña de colores que se despliega por debajo. La ciudad se extiende como una red de callejones serpenteantes y edificaciones amontonadas con techos de teja de bellos colores que reflejan la luz del sol. El bullicio humano resuena con fuerza desde las calles como una, donde las voces se mezclan con los gritos de los comerciantes, el sonido de los carritos de verduras, las campanas de las tiendas y el inconfundible ajetreo de una ciudad en constante movimiento. Es la cacofonía cotidiana, el pulso incesante de la vida urbana que nunca se detiene.

A medida que tomas altura y tus alas te levantan por los aires con facilidad, la ciudad se abre ante ti. Los ojos de los transeúntes se alzan hacia el cielo notando una sombra que se desliza por encima de ellos. Algunos se estremecen al ver la figura que cruza el sol... un hombre alado con el uniforme de la Marina. Pocos se atreven a mantener la mirada fija pero es innegable que todos sienten la presencia de un ser extraño, algo ajeno, una figura que sigue siendo en muchos aspectos, diferente a ellos.

Mientras tus ojos recorren la escena algunos de los humanos parecen relajarse al identificar el símbolo de la Marina en tu pecho pero sus gestos no engañan... el alivio momentáneo se ve empañado por la incomodidad que les provoca tu presencia. El desconcierto e incluso el rechazo se entrelazan en sus expresiones, como si tu sola existencia fuera un recordatorio de la fragilidad humana frente a razas más resistentes y longevas. No es rechazo por ser miembro de la Marina, sino una inquietud más profunda, un temor a lo desconocido, una ansiedad ante la posibilidad de que alguna raza que pueda sobrevivir en circunstancias más extremas pueda un día cambiar el orden de las cosas.

Es un miedo más grande que el racismo mismo... es el miedo a perder lo que consideran suyo por una fuerza ajena que tal vez está más capacitada para sobrevivir que ellos mismos.

El mercado está repleto de humanos, con apenas unos pocos minks y jujin dispersos entre la multitud. Sabes que las zonas donde estas razas tienden a concentrarse están más alejadas, fuera del foco de atención del comercio y la prosperidad humana. Estos lugares están alejados de las áreas que defienden la estabilidad y el orden que los humanos han establecido en la ciudad. Aquí en el mercado la percepción de la mayoría es simple... los humanos dominan y sus voces son las que cuentan.

Sabes que si buscas respuestas las encontrarás en otro lugar, en los rincones donde las razas oprimidas viven Pero eso implicaría meterse directamente en la boca del lobo.

Al sobrevolar el mercado una rápida mirada hacia un callejón oscuro y estrecho te atrae. En la penumbra de ese rincón algo se mueve. Un grupo de personas está rodeando a alguien. Tu corazón se acelera un poco al notar la escena. El grupo, a juzgar por su postura no parece tener intenciones de conversaciones amables. Están demasiado agresivos. Y como el ojo de un halcón que percibe el movimiento tu mirada se ajusta, enfocándose en la figura atrapada en el centro de ese medio círculo, arrinconado contra una de las paredes del callejón... un mink.

El pequeño grupo lo tiene rodeado. Las manos de los humanos se alzan en un violento despliegue de golpes, empujones y maltratos. Es difícil distinguir quiénes son exactamente desde esa altura pero la escena es clara... el mink está siendo abusado cruelmente, su cuerpo se ve vulnerable bajo la brutalidad de los atacantes. No parece que haya manera de que salga de esta sin ayuda. El instinto te grita que no puedes dejar pasar esto. Sabes que si no intervienes ahora el mink no tendrá oportunidad de sobrevivir. Está a merced de estos hombres y cada segundo que pasa lo pone más cerca de la muerte. La violencia es grave y directa. Lo que ves es un abuso, puro y simple.

El mercado sigue su curso, ajeno a lo que ocurre en ese callejón. Pero tú sabes que no puedes ignorarlo. El dilema es claro... ¿te mantienes fiel a la calma que te has impuesto o haces lo que sabes que es correcto aunque eso te ponga en peligro y enfrente de más enemigos? ¿Qué clase de Marine serías si teniendo el poder de hacer algo dejas que la injusticia prevalezca frente a ti?
#11
Sirius Herald
Eleos
Los susurros y las miradas mientras sobrevolaba el mercado no eran algo nuevo, era lo que me esperaba, todo lo que me habían dicho era cierto... esta gente tenía miedo a lo que conocían, vaya locura, no tenía nada de sentido. Junto mis manos en un rezo silencioso mientras... simplemente observo, como un dios esperando a que sus creaciones hagan su movimiento... no era capaz de poder ver todo bien, por lo que me concentraría, necesitaba cubrir mas terreno... dé repente, como si de un mechero se tratara, mis ojos se encendieron, el normal color turquesa de mis ojos se combinaría con un saturado amarillo, y dé repente... cientos, no, no cientos, miles de figuras empezaron a aparecer ante mi, como si hubiera adquirido una visión omnisciente. De repente, veo como en un callejón por el que no había mucho movimiento había varias figuras que se encontraban muy cerca, demasiado, mi corazón empezaría a latir rápidamente cuando enfoco mi visión, observando a lo que parecían ser un grupo humanos rodeando a un Mink, paro mi vuelo en seco para poder observar mejor la escena, en ese momento miro mi insignia de la marina, suspiro y me elevo en el aire para ganar altura, para después comenzar una caída en picado hacia el callejón, no podía perder el tiempo, había un pobre alma en desgraciada que necesitaba mi ayuda, y el deber de todo marine era apoyar a los que peor lo pasaban. 

a unos 15 metros de entrar al callejón, extiendo bien las alas para ralentizar la caída, mientras una de mis grandes plumas se caía por la fricción yo aterrizaría a unos 5/6 metros de los matones, de rodillas pero de forma segura, mis alas de pliegan lentamente mientras el sol se reflejaba en mi Aro de la cabeza. Bajaría mis alas como si fueran las plumas de un pavo real, (truquito de donatella), me pongo de pie mientras con bastante elegancia saco el Clima tact de su cubículo, para finalmente golpear el suelo para llamar su atención, mientras dos bolas de colores se empezaban a alzar encima de mi, dando vueltas entre ellas con suma elegancia, tratando de mostrarme imponente. En ese momento alzaría la voz. 

-La violencia injustificada está penada con el arresto inmediato, ¿Estáis seguros de lo que estáis haciendo vale la pena?.- Puedo ver al Mink con la piel magullada, posible miedo mezclado en su rostro, no tenía mucha esperanza y eso era algo obvio. -Tenéis derecho a permanecer en silencio-.

En ese mismo momento, las dos esferas que estaban encima de mi se juntarían, creando una nube de unos 10 metros encima de mi, volviendo el callejón todavía mas oscuro al tapar el sol, yo veía a la perfección sus auras

Off


Tecnicas y Gastos
#12
Arthur Soriz
Gramps
Al descender, aterrizas en el callejón con la elegancia de un a entidad celestial. Tus alas se pliegan con suavidad, el sol dándote por un momento ese halo que te da una aparente divinidad... aunque al parecer esto lo menos que hace es intimidar a los individuos que maltratan al mink. El golpe de tu Clima Tact en el suelo resuena con autoridad y la nube que conjuras oscurece el callejón envolviendo a los agresores en una penumbra amenazante, como si la justicia misma se materializara a través de ti.

Tu mirada inquisidora, las palabras que les dedicas... todo parece en vano, se nota que incluso con la presencia de un Marine esta gente lo menos que piensa hacer es echarse atrás. El grupo de agresores se acomoda de manera más estrecha, como una jauría de lobos que ha encontrado a su presa pero esta vez, la presa eres tú, el intruso que ha osado interrumpir su "justicia". La justicia de los que piensan que son superiores, dignos de vivir en esta isla en vez de los 'invasores'.

Los seis sujetos, confiados hasta ese momento, quedan pasmados al verte. El emblema de la Marina en tu uniforme es inconfundible, pero lo que realmente los deja boquiabiertos es que alguien de la Marina defienda a un mink. Para ellos los marines siempre habían sido los guardianes de los humanos, aquellos que miraban hacia otro lado cuando las razas "inferiores" sufrían. Pero tú desafías esa suposición.

El líder del grupo, un hombre corpulento con cicatrices que cruzan su rostro, te mira mosqueado. Escupe al suelo frente a ti, un gesto cargado de rechazo, desdén.

¿Qué pasa, Marine? —dice con una sonrisa torcida, su navaja reflejando una chispa de luz en la penumbra—. ¿De verdad te importa lo que le pase a este saco de pulgas? No vale la pena ensuciarse por algo así. Hazte un favor y vete antes de que tengamos que hacer algo al respecto.

Su tono es burlón, pero el sudor que empieza a perlársele en la frente revela una fisura en su confianza. A su alrededor, los otros del grupo comienzan a moverse, levantando sus armas.

Esto no es asunto tuyo —dice con una voz rasposa y burlona. Hace una pausa, señalando al mink con desprecio—... esta basura nos robó. Solo estamos recuperando lo que es nuestro. Lo resolveremos nosotros, no necesitamos a un perro de la Marina metiéndose en esto.

Los otros cinco asienten con la cabeza, sus sonrisas maliciosas respaldan la mentira descarada del líder. El mink, magullado y acorralado, apenas puede mantenerse de pie, sus ojos al mirarte piden ayuda. Cada palabra del líder es una farsa, y tú lo sabes. La desesperación del mink es palpable, su miedo es tan evidente que solo busca una manera de irse de ahí, no le importa siquiera si tú te quedas lidiando con ellos. Su única preocupación ahora mismo es salir de ahí con vida.

El líder se acerca a ti, intentando reafirmar su dominio con un empujón firme en tu pecho. No retrocedes ni un paso, tu mirada permanece fija en él, inmutable.

Déjanos solos —ordena, con un tono desafiante—. Esto es entre nosotros y ese saco de pulgas.

Saca una navaja de su bolsillo y la agita frente a ti, está claro que no tiene intenciones de dejar al mink ir, ni mucho menos tenerle miedo a un miembro de la Marina que está defendiendo algo que ellos consideran menos que basura. La amenaza es clara, tienen ganas de pelear contigo si les das la oportunidad.

Los demás del grupo se afirman a sus armas... bates y varas de hierro que golpean contra sus manos en un ritmo amenazante. Se nota que la violencia está a punto de explotar. Los ojos de todos los humanos e incluso del mink están clavados en ti, esperando ver si retrocedes o te mantienes firme. Es tu momento de actuar, Marine.
#13
Sirius Herald
Eleos
El aire se volvía cada vez mas denso, ¿Era por culpa de la nube? ¿Por la actitud de los humanos?, aun era difícil de saberlo, pero de lo que estaba seguro... era que estaba impregnado de malicia, una malicia arraigada en malos hábitos transmitidos de generación en generación creyéndose intocables. El orgullo... la prepotencia... Mi mano empuñaba el clima tact con firmeza aunque no podía evitar que mi corazón se agitara con el ambiente al observar al mink en el suelo, lleno de heridas y pánico, era... era algo que me encendía la sangre, además.. también había otra cosa, si conseguía salvar al Mink, era posible que este esparciera el rumor del marine alado que los apoya, lo se, me estaba metiendo en un lio, pero que el Artífice me libre de quedarme de brazos cruzados. 

Mantuve la mirada fija en el hombre que claramente debía de tratarse de el líder del grupo, tenía cicatrices, parecía estar acostumbrado a las peleas y llevaba una navajita que brillaba en la penumbra... pero, no me amedrentaba. de hecho, daría un paso hacia adelante, suave, pero firme. Acabaría extendiendo mis alas como lo haría un pavo real, como los animales que tratan de intimidar a su depredador aumentado su presencia. -¿Sabes que es lo que ¨No vale la pena¨? Mirar a otro lado mientras un grupo de cobardes golpea a una sola persona. Mi uniforme tiene el peso de proteger a Todos , No soy una simple figura decorativa. 

Podía escuchar las risas de sus compañeros, aumentado aun mas la tensión del ambiente, como una tormenta... ¿tormenta?, uh, supongo que podría valer.. Siento la adrenalina, sabiendo que un solo movimiento en falso podría joder toda la estrategia que trataba de conseguir. pero... Retroceder estaba fuera de mis acciones.

-Dices que te robó...- Me quedo callado unos segundos, para después continuar con un tono helado, dando otro golpe con el clima tact al suelo, provocando que varias nubes de un tono grisáceo se extendieran, tomando la propia nube que hice antes, mientras unas esferas de color amarillo eléctrico me empezaban a rodear, el tipo de la navaja se me abalanzó un poco, casi amenazante, sentí su empujón, pero no cedí terreno. -Pero ahora mismo... no estoy seguro de que es mas grave, el robo... o lo que es claramente un doble intento de asesinato... atacar a un agente de la ley es un delito grave, y créeme... no soy precisamente un soldado raso.- En ese momento, me acerqué al oído del humano, con una sonrisa de lo mas picara, en ese momento, las nubes empezaron a crear lluvia que había salido de la nada, esperando que empezaran a tener miedo de mis habilidades. -Atrévete, si quieres...- Le susurro -Se que no le tienes miedo a la marina pasiva, pero.. créeme, yo no soy de ese tipo.. o te retiras, o lo siguiente que caiga de esa nube no será simple agua. El Artífice ya ha fichado vuestras acciones. ¿merece la pena que te lleve a la base?.

Off
#14
Arthur Soriz
Gramps
La amenaza de tus palabras combinada con la presencia de las nubes y la lluvia ha hecho su efecto. Uno a uno los más débiles del grupo empiezan a retroceder. Sus pasos son torpes, algunos murmuran disculpas mientras hacen una leve reverencia antes de girar sobre sus talones y salir corriendo. Los sonidos de sus botas alejándose resonaban en la penumbra húmeda del callejón. El líder, el último en retirarse, aún mantiene un atisbo de desafío y desdén en sus ojos. A pesar de su salida, su orgullo herido se refleja en el asco con el que mira al mink antes de marcharse.

El silencio que sigue es pesado, interrumpido solo por el suave sonido de la lluvia que ahora cae de las nubes que conjuraste. Ya no necesitas tener tu guardia en alto, tus alas relajándose a tu lado mientras te acercas al mink que lucha por mantenerse erguido. Su cuerpo es un mapa de moretones y raspones, su ropa desgarrada y un par de sus dientes molares han desaparecido. A pesar de todo está vivo y eso es lo que importa ahora.

El mink mientras jadea te mira con cierta desconfianza. A pesar de no ser un humano, eres un Marine... y para ellos, es más de lo mismo a pesar de que poseas facultades que te convertirían en otro ser rechazado por la jerarquía que reina en Lvneel. Su labio tembloroso apenas logra ocultar el dolor físico y orgullo herido que siente.

Gracias... —murmura, su tono algo seco, como si le costara admitirlo—. No pensé que alguien como tú... un Marine... ayudaría a alguien como yo. ¿Por qué lo hiciste?

Sus palabras están cargadas de una desconfianza natural hacia los humanos, una barrera construida tras años de discriminación y desprecio. En especial hacia aquellos que deberían defenderlos y mantener una neutralidad absoluta... en vez de permitir que los pisoteen como nada más que escoria. A pesar de eso hay una nota de gratitud en su voz, una chispa de reconocimiento hacia el gesto que acabas de hacer. El mink intenta levantarse de nuevo pero su cuerpo debilitado no coopera. A pesar de su orgullo evidente, su estado físico le impide mantenerse en pie... está bastante maltrecho.

Observa tu rostro, buscando alguna pista que le explique lo que acaba de suceder, por qué alguien que representa una autoridad que normalmente ignora a los de su especie ha decidido intervenir.

Quizás... necesite un trago... —dice finalmente intentando sonreír de forma algo débil. Escupe sangre hacia un lado, junto con alguno de los dientes que ya de por sí se le habían aflojado con la paliza que le dieron, es evidente que lo que realmente necesita es ayuda médica. Su orgullo lo mantiene de pie, al menos en espíritu, incluso mientras su cuerpo flaquea.

El mink te observa esperando tu respuesta, sus ojos llenos de preguntas que aún no ha dicho.
#15
Sirius Herald
Eleos
En el momento en el que los matones se van y escucho tanto sus auras como sus pasos alejándose, lograría relajar mis músculos y mis ojos volverían a su usual tono turquesa. Las nubes se irían deshaciendo poco a poco mientras las gotas iban cayendo por mi cuerpo, pasando por mi cara como si fueran lagrimas y recorriendo mi impermeable plumaje hasta acabar en el suelo. Mis alas, se plegarían volviendo a su posición de reposo habitual, yo.. lo había conseguido, conseguido con éxito además, al no haber infligido daño a nadie no tendrían pruebas para acusarme a nadie de la marina, y al mismo tiempo en caso de que lo hicieran, yo tenía pruebas de un intento de asesinato, por lo que no había manera de dejarme mal, yo lo había hecho una cosa: Mi trabajo. ¡Además! en mi cara vuelve a tornarse una sonrisa por una simple razón: Aun podía conseguir la información que el capitán me había pedido, así que técnicamente no le había desobedecido. 

Me acerco al Mink de forma briosa, parecía agradecerme, pero en verdad no tenía nada que agradecer, no lo hice por eso, es mi trabajo. -¿Que por qué te he ayudado?, no tengo ninguna razón, no debes de darme las gracias, mi trabajo es proteger a todos los ciudadanos de los mares, ya sean mink, jujin, humanos, tontatta.. o una raza hecha de plantas que se descubra algún día. jajaja- Intenté que el mink bajara sus defensas con algo de comedia, normalmente esas cosas ayudaban, al mismo tiempo, sacaría el botiquín que llevaba conmigo, abriéndolo y seleccionando algunos productos. -Además, soy medico, hice una promesa hace mucho tiempo de que salvaría a todas las personas que mi cuerpo enclenque me permitía, perdí la memoria hacer tiempo, pero nunca perderé mis juramentos internos- Lo primero que haría sería sacar algo de Etanol, mojándolo en una especie de gasas de tela (por que las de algodón son malas, podría meterse en la herida), empezando a desinfectar sus heridas. -Te va a escocer... por favor no te muevas- tras tratarle en las heridas con el Etanol, sacaría algunas gasas y vendas duras, aplicándoselas en las posibles extremidades donde pudiera tener algún hueso roto, eso no le iba a servir demasiado ahora, pero le aguantaría hasta que fuera a ver a algún doctor, en ese momento juntaría mis manos en un ligero rezo. -Por favor Artífice, cuida a este hijo tuyo hasta que sus heridas puedan ser tratadas en un medico mas detenidamente.- Me arrodillaría en frente del Mink, para que se pudiera apoyar en mi, no era bastante alto pero si era necesario me agacharía. -Lo siento pero.. por el diente no puedo hacer nada, no conozco a ningún dentista en el North blue jaja... perdón, lo cierto es que estoy igual de nervioso que tu. Miraría en mis bolsillos, pero tristemente no tenía nada para ofrecerle de bebida.-Vamos, yo te llevo a tu bar favorito.. invito yo, si te cuesta caminar puedo llevarte volando, no me cuesta nada- 

Off
#16
Arthur Soriz
Gramps
El mink escuchaba tus palabras con atención, su expresión cambiando gradualmente de una mirada cautelosa y desconfiada a una algo más relajada. Aunque su orgullo estaba aún herido por lo que los humanos le hicieron, había algo en la forma en que tú habías hablado... algo que parecía genuino. A lo largo de los años el mink había aprendido a la fuerza a ser escéptico, a no dejarse atrapar por las palabras vacías que muchos seres podían decir con tal soltura... pero en este caso sentía que tú no estabas buscando ganar nada a su costa. Simplemente cumplías con tu deber. Eso al menos era algo que el panda no podía ignorar. ¿Un Marine que ayuda a los minks y jujin? Algo extraño, sí, pero de alguna manera... reconfortante.

Mientras te ocupabas de sus heridas, el mink dejaba que el etanol aliviara el ardor en sus raspones y moretones, respirando hondo al sentir la presión de las vendas que cubrían sus heridas más grades. El contacto de las gasas frías era un contraste bienvenido después del candor de haber sido apalizado por esos sujetos. Aunque había estado resistiendo a todo tipo de ayuda en el pasado, algo en tu actitud le había hecho rendirse o tal vez simplemente bajar la guardia. Quizás no todos los Marines eran como aquellos que lo habían ignorado e incluso insultado en el pasado, no eras como los que le daban la espalda a los suyos. Quizás algunos, como tú, seguían lo que decían sus propios principios y no solo la rigidez de las órdenes de la Marina.

Te miró mientras terminabas de vendar sus heridas. Su ver, antes lleno de desconfianza, ahora se suavizaba. Su cuerpo estaba cansado pero por fin algo le daba esperanza de que tal vez las cosas podían cambiar, aunque fuera solo un poco.

No pensaba que existían Marines como tú... —murmuró, frunciendo un poco el ceño al sentir cómo el dolor de sus dientes perdidos se hacía más fuerte dentro de su boca—. Pensé que era propaganda que los Marines contaban para convencernos de que son los buenos. Pero... veo que me equivoqué.

Su tono era grave pero no con resentimiento, sino más bien de aceptación. Como si por mucho tiempo hubiera estado convencido de que el mundo entero estaba dividido en líneas que no podían cruzarse. Tus palabras en cambio lo habían hecho dudar de ese juicio, aunque solo fuera un poco.

El mink se tomó un momento antes de responder, tratando de quitarse la vergüenza por la humillación que sentía al haberse visto atrapado en esa emboscada.

Hoy me atraparon distraído, pero no es la primera vez que gente como ellos intenta atacarme —explicaba Darius mientras se iba poniendo de pie, sus músculos adoloridos temblando un poco al soportar el peso de su cuerpo—. Esto... es lo que pasa cuando uno no tiene protección. Otros no han tenido tanta suerte. Formo parte de un grupo que defiende a nuestra gente, pero... supongo que aprovecharon que hoy estaba solo.

A pesar de las dificultades para moverse, el mink logró erguirse aunque su andar seguía siendo lento. Sus pasos vacilantes a causa de las lesiones. Sin embargo, una vez estuvo erguido, no parecía que fuese a tumbarse de nuevo a pesar de su dolor físico.

Me llamo Darius —añadió, mirando mirándote brevemente, siendo capaz de reconocer en su tono de voz una especie de respeto por lo que acababas de hacer—. Ahora que puedo moverme un poco... podemos irnos de aquí, este lugar está lleno de humanos...

Comenzó a caminar junto a ti, guiándote por las callejuelas y pasillos que se alejaban del mercado. A medida que avanzaban, la presencia de los minks y jujin comenzaba a hacerse más y más notoria. Darius, aunque cojeando, avanzaba con pasos más seguros, ocasionalmente deteniéndose contra una pared para descansar un poco pero la urgencia por alejarse de la zona de peligro fue finalmente reemplazada por un poco de calma cuando llegaron a los bordes de Vertefeuille.

Darius, en lo que se dirigían a este lugar para tomar algo, comenzó a explicar más a detalle su situación.

Formo parte de un grupo de autodefensa. Intentamos protegernos de gente como esos humanos. Cuidamos a los nuestros porque sabemos que la Marina no lo hace... no normalmente al menos. Claro que no siempre funciona, ya has visto qué pasó hoy. —hizo una pausa, frunciendo ligeramente el ceño antes de continuar hablando. — Ellos saben que nos ayudamos entre todos, pero a veces no hay nada que hacer cuando te agarra uno de esos... grupos de cobardes. Lvneel está lleno de ellos.

Darius trataba de mantener la calma, pero le era difícil. Era evidente el resentimiento hacia los humanos, especialmente hacia la Marina... era algo que estaba arraigado en él por años y años de maltratos. Sin embargo, Darius no veía en ti a un enemigo. Solo te veía como otro Marine, que por alguna razón inexplicable había decidido ayudarle.

Cuando llegaron a Vertefeuille, el cambio en la atmósfera fue palpable. Las miradas desconfiadas de los minks y jujin se fijaban en ti pero en cuanto Darius hizo un leve gesto la gente pareció calmarse. Muchos de ellos ya sabían lo que representaba ese gesto, y como Darius te acompañaba significaba que al menos él confiaba en ti. Tus alas además, al parecer, eran más garantía para que la gente comenzara a relajarse. Finalmente llegaron a una taberna, su interior ruidoso y lleno de vida, con el bullicio de minks y jujin por igual llenando el aire. A pesar de la mirada inquisitiva de algunos, nadie se atrevió a intervenir ya que el simple hecho de ver a Darius contigo parecía suficiente para no sentirse amenazados o invadidos.

El aroma a comida flotaba el aire. Con un último vistazo que te dedica, Darius se acercó al bar, el dolor en su cuerpo algo alivianado por tus cuidados médicos anteriores. — Este es el lugar. —dijo el mink panda con una ligera sonrisa, mientras se apoyaba en la barra y pedía algo de beber. Sin dejar de mirarte, añadió. — Te invito a tomar algo, lo que sea que haya... ¿Qué te parece?
#17
Sirius Herald
Eleos
-Yo.. no provengo de una división de marines muy conocida, me atrevería a decir que somos 4 gatos, (no era un juego de palabras por que el fuera un Mink), mis compañeros no son marines de lo mas convencionales... uno es una persona agresiva pero que no tiene malicia, le gusta ayudar pero sus métodos son... poco ortodoxos, la otra es una giganta mas alta que el cielo, tratar con ella es complicado claro, pero nos las apañamos bien... nuestro ¨Representante¨ es el estereotípico de marine perfecto que sale en los carteles de: La marina te busca a ti. Así que se podría decir que no somos como otros marines.- En ese momento, no pude contener la risa, una risa inocente, como la de un niño- Jajajajaja, además, yo soy el elegido de un dios que predica la bondad entre todas las personas como una maquina perfecta, supongo que no, no somos normales.- Sonrío mirando al Mink, ¿se habrá creído que lo decía de broma?. probablemente, pero igualmente quería seguir bajando las tensiones del encuentro, me dijo.. información interesante, de hecho, era la información que necesitaba, ¿grupo que defendía a su gente?, era claro que eso se referían las noticias con mafias, solo que lo trastocaron para hacerles sonar mal, un posible rumor de los humanos tratando de darles mala imagen. 

-Un placer Darius, yo soy el Sub-Oficial Sirius Herald. durante este día seré tus piernas.- llevaría al panda por las zonas que el me dijera, podía sentir las miradas de los humanos del mercado observándome, algunos con miradas que si hablaran se hubieran cargado a varias personas si pudieran, pero parecían relajarse al ver mi insignia, aunque muchos de ellos pasaron de mala cara a... ¿Desconcierto?, no sabían que sentir viendo a la marine ayudando a un Mink, probablemente. 

Íbamos haciendo el camino poco a poco, la ciudad era bastante grande y sin volar había muchos recovecos extraños, no estaba acostumbrado a moverme mucho andado, por lo que... bueno, yo me dejaba llevar. durante el camino, Darius pareció largar un poco de la lengua, en ese momento sonreí de forma cómplice, por fin, la información que estaba buscando. ¿Que? no me juzguéis, mi ayuda fue totalmente genuina, pero ya sabéis que tenía un objetivo desde el principio: La información es un arma peligrosa que puede destrozar a los mas incautos... y algo me decía, que al señor capitán era algo que no le iba a gustar, ¿Un día en la ciudad y ya había conseguido una información como esa? le haría quedar mal ante todos, pero no podría ocultarlo al resto de la base, no podría no hacer algo por limpiar el nombre de los Minks, ¿Porque? por que yo soy una variable constante con la que el no puede contar... mi lealtad no estaba con el, precisamente.

-¿Grupo de autodefensa, dices?- Me quedaría quieto unos segundos, haciendo que la información llegara a su cerebro, haciéndome ver curioso.- ¿A eso se refieren los rumores que hay en la ciudad? imagino que son bulos de los humanos pero... lo que ellos dicen es que hay una mafia Mink que buscaba alterar la ciudad... ¿Se han inventado algo como eso? wow... sorprendente. la verdad. la oscuridad ha consumido sus corazones mas de lo que yo creía... no se si la visión divina podrá hacer algo contra eso ahora...- 

Al llegar a la taberna, sentí los ojos observándome, juzgándome pero al mismo tiempo relajándose. parecía que era cierto que la mera presencia del panda inspiraba algo en los seres de su especie.. interesante, tenerlo de aliado sería algo bueno en el futuro, debía asegurarme de ganármelo.

-No te preocupes, ya pago yo que por algo tengo mi sueldo. Eso sí, yo estoy de servicio así que tomare un agua- Le miro con una sonrisa, esperando cualquier respuesta que este pueda darme.. pero centrándome en los susurros de mi alrededor, una taberna era el mejor lugar para conseguir información.

[Imagen: NVJjmU7.jpeg]
[Imagen representativa, no es lo que hace jaja]

Off y gastos
#18
Arthur Soriz
Gramps
Observabas a Darius, el cual adolorido y visiblemente agotado buscaba mantener una postura algo erguida en el taburete sobre el que se había sentado. Cada movimiento que realizaba era lento, medido... un reflejo del dolor que aún lo aquejaba y por ende buscaba alguna posición que le brindara aunque sea un poco de relajación. A pesar de las molestias evidentes percibías en él una resistencia que lo mantenía a cada detalle de su entorno... tal vez ya era costumbre para él ser apalizado, o sentir dolor en el cuerpo de una forma u otra.

Mientras tomaba su bebida, empezaba a contarte de días pasados y lecciones aprendidas. Vertefeuille no era simplemente un refugio físico para los suyos, sino un bastión de esperanza y unidad para aquellos que habían sido marginados por los humanos. Los minks y jujin, perseguidos y maltratados por muchos, habían encontrado en estas calles un lugar donde podían ser ellos mismos, donde podían luchar por un futuro mejor aunque fuera con uñas y dientes.

Cada trago que Darius bebía parecía calmar su dolor físico, además de alivianar las cicatrices emocionales que cargaba encima. Había tenido que sobreponerse a situaciones similares innumerables veces, momentos en los que el miedo debía ocultarse y la fortaleza mostrarse si no quería terminar siendo víctima de la jerarquía en la cual reina el ser humano. Te cuenta de cómo se unió a estas 'fuerzas de autodefensa', cómo es gente buena, que solamente quiere hacer las cosas bien por su gente y defenderlos de la crueldad que se apodera de Lvneel.

Tu presencia como Marine en medio de un refugio como este era un acontecimiento inusual y de eso te dabas cuenta. No era común que alguien del exterior entrara a Vertefeuille con intenciones que no fueran hostiles o inquisitivas. Pero aquí estabas sentado junto a Darius, compartiendo el mismo espacios, unos tragos, respirando el mismo aire de camaradería que los demás. Claro, que no confiaban del todo en ti, pero si Darius te había dado una chance, ellos también lo harían tarde o temprano. Te habías metido en la boca del lobo y quizás termines uniéndote a la manada.

Todo lo opuesto a lo que te dijo tu superior que hicieras.

A medida que las horas avanzaban Darius continuaba compartiendo lo que consideraba adecuado. Sus palabras eran cuidadosas, sin revelar más de lo prudente para alguien como tú. La conversación fluía de manera natural, pero siempre había una barrera de cautela. Una defensa aprendida a lo largo de los años de desconfianza hacia los Marines. El dolor en su cuerpo era un recordatorio constante de por qué esa precaución era necesaria, de por qué nunca debía bajar completamente la guardia, siquiera en momentos de aparente tranquilidad con un ser que le había salvado la vida sin pedir nada a cambio.

Darius había aprendido que la información era poder, y aunque estaba dispuesto a compartir algo contigo para establecer una base de entendimiento contigo, también sabía que debía proteger a su gente. La confianza es un recurso escaso, uno que no podía desperdiciarse. Sin embargo tu actitud, tu calma y la forma en la que parecías escuchar con genuino interés le daban un resquicio de esperanza. Una chispa de posibilidad de que, tal vez, las cosas pueden cambiar aunque fuera lentamente. Pero claro, puedes convencer a un joven mink... pero a los adultos ya era otro tema.

Gradualmente el bar se fue llenando más con el pasar de las horas, y tal vez los nuevos clientes no veían muy en estima tu presencia, Darius lo notó e informó en un susurro. Quizás ya era hora de retirarse. No te pasaría nada si te ibas a Vertefeuille por tu cuenta, nadie te atacaría... no luego de lo que hiciste hoy por ellos. A pesar de no haber hecho mucho... te habías ganado un pequeño voto de confianza, y la voz se corre rápido en lugares como estos. Puedes dormir tranquilo, de que hoy hiciste las cosas bien a pesar de no haber seguido las órdenes de tu superior al pie de la letra.

Quizás esto te acerque un poco más a la verdad de lo que se oculta en el bajo mundo de Lvneel.
#19
Sirius Herald
Eleos
Las horas junto a Darius transcurrieron con una mezcla de camaradería y producencia, aunque he de decir que fue un tiempo bastante agradable la verdad, compartíamos un par de bebidas (aunque lo mío fuera agua) en aquella taberna en una tranquilidad total, me di cuenta de que lo que decían los rumores de que si los Mink eran criminales, que si los jujin tal... eran efectivamente lo que yo sospechaba: Simples rumores. Eran familias y compañeros que habían hecho de Vertefeuille un hogar, vivían en tranquilidad y en harmonía apoyando a los suyos... la verdad es que no voy a negarlo, llegaba a envidiar ese aspecto de ellos, era extraño pensar en sitios donde todo el mundo trabajara en harmonía por un bien mayor y tratar de sobrevivir, vivían refugiados de la hostilidad humano... en fin. A ratos veía como Darius tensaba la mandíbula por reflejo al dolor que aun tenía, sus heridas no se habían sanado por lo que al realizar movimientos bruscos solo conseguiría ligeros recordatorios en forma de dolor, pero bueno, parecía que se las iba apañando... se notaba que seguramente estaría acostumbrado, ay, no esta parte de la situación no la envidiaba, yo no estaba acostumbrado a recibir palizas, normalmente solo tenía que irme volando para librarme de cualquier problema que fuera a aparecer, por lo que no tenía ni idea del sentimiento y aun así... me jugaba la vida por las personas.

A ratos, el panda iba inclinándose hacía mi para contarme detalles de las cosas que había pasado, como se sentía ser acorralado día tras día. Yo, le ofrecía sonrisas sinceras y algo de mi fe, explicándole lo que era el Artífice y sus reglas, si. el sabía que yo era un marine, pero creo que era obvio que por lo menos ya me había ganado un grano de confianza, probablemente el hablara de mi en su comunidad, lo cual me daba ventaja y un poco de libertad para deambular por Vertefeuille cuando quisiera sin que me miraran tan mal, por lo que... bueno, no estaba mal. 

La noche fue avanzando y la taberna se llenó de nuevos rostros, pero. por mucho que me hubiera gustado festejar con ellos, tenía que terminar mi trabajo. Así que... me fui de la taberna y alcé el vuelo, dirección a la base G-41, en mi trayecto de ida, repasaría un poco por todo lo que había pasado: Un barrio entero que se sostenía basándose en la solidaridad mutua, rumores que no encajaban para nada con la realidad y un Mink, que me mostró el rostro de la desesperación, obviamente no iba a darle ningún nombre al capitán ni detalle que pudiera identificar a nadie, no iba a arriesgarme a que ensuciaran la confianza que tanto me había costado conseguir. El, me esperaba, con el ceño fruncido, papeles apilados y el olor del café rancio.

-Sub oficial Sirius presente, vengo a reportar mis descubrimientos, creo que le gustará mucho lo que he descubierto- Me sentaría en la silla que me ofreció la primera vez, le miraba sonriendo, sin sacar la vista de el en ningún momento.

-He sido bastante observador durante mi travesía por la ciudad: En los astilleros presencie como algunos humano trataban como esclavos a unos Minks que cargaban cajas... luego fui al mercado, donde en un callejón había una serie de humanos dándole una paliza a un Mink indefenso... mas o menos serían 6 personas. Cuando me acerqué a ver que sucedía, los propios humanos alzaron armas contra mi, un marine. por lo que estuve a punto de detenerlos pero les dejé libres, tengo sus caras por lo que no me sería difícil identificarlos. Aunque bueno, esa parte no es la importante: Traté las heridas del Mink, estaba al borde la muerte por lo que era mi deber, y este a cambio me dio la información que usted tanto buscaba, Capitán o, mi capitán: Resulta que existe algo llamado ¨Grupo de autodefensa¨ que actúa defendiendo a los Minks siempre que pueden, un vinculo basado en la confianza y en el sentimiento mutuo que han estado pasado, solo se encargan de ayudarse los unos a los otros, por lo que puedo confirmar que esos rumores de mafias que planear hacer cosas malas... son totalmente falsos, hechos para manchar su reputación. Hasta aquí mi reporte, espero que podamos volver a colaborar dentro de poco.

Le haría una reverencia oficial y saldría de la sala, dirigiéndome a mis aposentos.

Off
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