¿Sabías que…?
... Si haces click 321 veces en la siguiente palabra: Mandarina. ¿Ganarás 500 berries? No nos hacemos responsables de quien lo intente.
Tema cerrado 
[Aventura] [Tier 1] Sabotaje Multiple
Kael
El Fantasma del Mar
Correcciones


Kael se encontraba de pie en la cubierta del barco, su corazón todavía latiendo con fuerza tras la tumultuosa confrontación. Había sobrevivido, sí, pero había recibido mucho más daño del esperado y aunque el fragor de la pelea comenzaba a desvanecerse, el eco de su discurso resonaba en su mente. Pero en el fondo de su ser, preguntas surgían en su cabeza. ¿Tan cegado por la ira estaba que no había visto lo absurdo que era su plan?

Cita:-Mira chico, trata de calmarte un poco, no hay necesidad de derramar sangre inocente, nosotros solo somos unos humildes mercenarios terminando un encargo pero no tenemos nada contra ti especialmente, si te vas no te perseguiré pero no nos estorbes.- Dijo el panda.


-Que sea un panda la voz de la razón… -murmuré para mis adentros mientras guardaba mi espada en su funda-

Subí de vuelta al barco pero me alejé del grupo haciendo todo lo posible por ayudar, quedándome en la parte superior delantera de la cubierta del barco. Sin duda, ellos no podrían confiar en mí después de lo que había hecho. No podía culparlos, pero tampoco podía irme sin más sin dejar este tema resuelto y menos ahora que venía la Marina.

El viento fresco le golpeó el rostro y sus pensamientos se volvieron más tumultuosos. -He hecho todo por venganza, y durante tanto tiempo, he visto a los otros como enemigos. Pero… ¿no fue eso lo que me hicieron en el pasado? ¿Acaso no fui yo también un hombre de bien, arrojado al océano de la violencia por la codicia de los demás? Este ciclo… ¿tiene que continuar? ¿Estoy perpetuando el odio que juré combatir?-

Se recostó un instante contra la baranda, buscando un momento de claridad mientras observaba el caos a su alrededor. - No podría decir que son culpables de nada. Solo están tratando de sobrevivir, como yo lo he hecho. Ellos no eligieron este camino, y sin embargo, aquí están, atrapados en una red de decisiones difíciles. ¿Soy yo el héroe de esta historia o simplemente un monstruo más empujando a otros hacia la carnicería? -pensé reflexionando a lo que el espadachín había comentado, ahora resonando en mi cabeza-

Con el tiempo corriendo y la Marina acercándose, su mente pareció calmarse. - Debo actuar. Lo que haga hoy no solo afectará a estos hombres, sino también a la posibilidad de un futuro diferente. Quizá haya una forma de redimirme, de ser de utilidad.  Pero, ¿debo arriesgarme por este grupo de mercenarios? ¿Qué pasará si cuando pase algo no están a mi lado? - pensé-

Frunció el ceño, luchando con su propia naturaleza instintiva. - No puedo dejar que el miedo me controle, tengo que encontrar una manera de ayudar a estos hombres, aunque sea por el simple hecho de redimir mi culpa si realmente era yo el equivocado. Pero, aun así, debo mantenerme a distancia. No puedo confiarles mi vida ni dejar que se acerquen. Si me traicionan, todo habrá sido en vano. -

Un nuevo sonido lo sacó de sus pensamientos: el crujir de tablas, voces nerviosas, murmullos de incertidumbre. -Tienen miedo de lo que vendrá. Saben que en cualquier momento, la Marina podría aparecer. Y yo, en medio de todo esto, tengo la oportunidad de ser la voz de la razón, el catalizador para evitar un derramamiento de sangre…- pensé para mis adentros- No otro más -pensé de nuevo culpándome a mí mismo-

Kael se volvió para observar el puerto. La brisa traía consigo el rumor de las olas que chocaban contra los barcos y la actividad frenética en tierra. Sus dedos se aferraron a la empuñadura de su espada, todavía manchada de sangre. -He luchado por proteger a aquellos que amo, aunque ahora tengo que luchar por aquellos que no conozco. Si puedo convencer a estos hombres de que su vida vale más que un puñado de monedas, de que este cargamento es seguro y que no les pasará nada a los habitantes del Reino de Oykot, podría salvar muchas vidas hoy.- Dije para mis adentros-

- ¡Menos de un minuto para que vengan los Marines, ya casi están aquí! -dije en voz alta al resto del barco, quitando todo el resentimiento e ira posible de la rencilla anterior- ¡Todo listo por proa!. 

Con un poco de suerte y la poca ayuda que estaba haciendo esperaba que pudiera salir el barco lo más pronto del puerto.


Personaje
#21
Karina
La indomable
POST DE INTERVENCIÓN


La aún mediada botella de ron descansaba en la mesa frente a un asiento vacío. El propietario de aquella taberna hacía aspavientos con las manos, indicando a todos sus clientes que debían abandonar el local. Karina había salido de la taberna sin vaciar la botella y eso solo podía significar una cosa: problemas. Las puertas de la entrada aún se movían hacia dentro y hacia fuera del fuerte golpe que les había dado la líder ballenera para abrirlas.

Una marabunta de gente se había congregado desde hace minutos en las cercanías del puerto, a una distancia lo suficientemente cercana como para ver lo que estaba sucediendo, pero lo suficientemente lejana como para no verse involucrados en el conflicto. Los ruidos se entremezclaban, pero entre ellos una desgarradora voz tomaba el protagonismo. Teresa, ahora viuda, era una mujer honrada, trabajaba haciendo cestas para el pescado y ayudando en la lonja desde que tenía memoria. Su marido trabajaba en la lonja subastando y ayudando en el transporte de mercancías, era un ser querido por la comunidad, ahora su memoria atravesaba como una lanza el corazón de Teresa. No era la única, hoy muchas familias han sufrido una pérdida. ¿El autor? Un joven de pelo oscuro, con un solo ojo y un solo brazo, se le habría asociado directamente a una sospechosa banda de desconocidos de no ser por la discusión pública a grito pelado que habían tenido. El pirata infundía miedo entre los paralizados espectadores; temían correr la misma suerte que quienes ahora teñían de rojo la cubierta de aquel barco maldito.

Teresa no era capaz de articular palabra a causa de su llanto y el dolor de su alma, aun así se adelantó para enfrentar al villano. Estaba rota, estaba dispuesta a morir. Percibió un tacto áspero y firme en su hombro, giró la vista. Allí estaba Karina, la rabia que veía en su rostro no compensaba su pérdida, pero quizás sí su sed de venganza.

Karina era una mujer grande, de más de dos metros de altura, aparentaba más de sus 32 inviernos. Una vida de noches en vela y duro trabajo acelera el envejecimiento de cualquiera. Su piel bronceada está marcada por cicatrices que cuentan historias de enfrentamientos con bestias marinas y adversarios temibles. Lleva el cabello negro en gruesas trenzas que caen sobre sus hombros. Sus ojos color esmeralda, transmiten rabia y determinación. Viste ropa ruda y práctica, hecha de cuero y piel de ballena, decorada con símbolos tribales que reflejan su conexión con el mar. Unos grandes brazaletes metálicos cubren sus muñecas, una pistola en su pechera, dos cuchillos en su cinturón y, apretado con la fuerza de un leviatán con su mano derecha, su látigo insignia, el [Llanto de Ballenas]. Había sido nombrada líder y representante de los balleneros de Oykot hace ya más de una década. Se había ganado aquel título a pulso, por su voluntad, por sus esfuerzos y por sus buenos valores. Defendía a las buenas y maltratadas gentes del barrio marinero con su vida, eran su familia, aunque hoy, algunos habían dejado de serlo.

¡ROMPE-MAREAS!

El arma de Karina produjo un sonido similar al de un trueno adelantando la velocidad de sus propias palabras; el movimiento fue inmediato. El látigo azotó la espalda de Kael con la fuerza de una marea antes de que pudiera si quiera acercarse al barco.

¡QUIEBRA-TORTUGAS!

Como si de una coreografía se tratase, la mano diestra de Karina hizo un nuevo movimiento y la punta del látigo buscó enredarse en el cuerpo de Kael. Con un tirón inmediato sucumbiría hacia el suelo. Karina reducía con pasos firmes la distancia que le separaba del asesino. Su mirada estaba envenenada por el odio. El pueblo de Oykot observaba, las fuerzas de la marina los acompañaban, habían llegado hace unos instantes, pero sabían que ahora solo una persona dictaba sentencia. El barco maldito podría escapar, poco le importaba a Karina, si por ella fuera lo reduciría a pedazos con sus propias manos, tabla a tabla.


Personaje

Técnicas y estadísticas

Resumen
#22
Rengetsu D. Tenji
Príncipe Ciego
La gente en el puerto estaba confusa, asustada y literalmente no entendían absolutamente nada de lo que estaba pasando. La confrontación entre los distintos mercenarios había llegado a un punto muerto en el que tan solo están mediando palabras en un debate filosófico más complejo y profundo de lo que muchos trabajadores cansados de haber pescado durante la noche podían procesar. La batalla entre los distintos rufianes había quedado en un aparente punto muerto a la espera de que alguno tomara la iniciativa.

Por otro lado un lobo que se deslizaba por el muelle con tanta gracia y suavidad que haría dudar a quien lo viera de que aquello era hielo, logro liberar los amarres del barco con un golpe certero y filoso, para acto seguido salir volando junto al retroceso del cabo a causa de la fuerza con la que el oleaje tiraba del barco, haciendo que el lobo cruzara los cielos con facilidad y elegancia, cualquiera diría que todo estaba preparado con un ensayo previo. Pero el aterrizaje, aunque sublime, no fue para nada placentero. Inmediatamente el lobo abordo aquella embarcación el olor a sangre y muerte inundo sus cavidades olfativas, el miedo y terror aun se podían sentir en el ambiente y la sangre estaba fresca sobre la superficie del barco. Pero otro aroma atraería al lobo hacia las bodegas.

Mientras la revolucionaria Hato se habría hecho con el control del timón, aunque de forma un poco desagradable, dejando todo listo en la sala de mando para partir, aunque necesitaba ayuda para ultimar los detalles. Seria entonces cuando saldría de nuevo entre los cadáveres para asomarse por la borda del barco a reclamar a los tres hombres recargados de adrenalina y testosterona que subieran de una maldita vez para ayudarla, sumado al hecho de que como buena revolucionaria tenia un buen olfato para saber cuando la marina se estaba acercando.

Los tres chicos obedecerían rápidamente a la señorita Hato, dejando al genocida en el muelle solo, esperando todos que la marina hiciera su trabajo, no sin alguna frase mordaz de los presentes como seria el caso de Byron. Por su parte Yoishiro encandilado por Hato, guiaría a todos rápidamente para realizar las tareas que necesitaban para que el barco zarpara. Justo cuando de las bodegas emergería una decena de hombres encabezados por Lobo Jackson que les darían una mano rápida.

Allí a bajo en las bodegas el lobo encontró a los miembros de la tripulación que lograron salvarse de la masacre. Un grupo de personas asustadas que no sabían que hacer, pero aquel lobo los ilumino como una estrella brilla en la noche más oscura, dándoles una motivación y un camino a seguir. Con sus palabras llenando los corazones afligidos de los marineros, todos saldrían a la cubierta haciendo de tripas corazón ante la escena de sus compañeros caídos, sin poder evitar alguna arcada mientras avanzaban, o lagrimas que se deslizaban por sus rostros determinados, mientras ayudaban a los chicos a levar anclas y preparar las velas.

La embarcación estaba por zarpar, justo cuando Kael quiso hacer el amago de subir al barco para escapar con sus propias victimas y hasta un momento enemigos. No obstante cuando intentaba avanzar hasta el barco, un látigo furtivo le cortaría el paso, mientras una presencia ominosa se aproximaba al pirata cojo, tierno y manco. 

El barco se perdería en la distancia dejando a Kael solo ante la adversidad...

OFF
#23
Kael
El Fantasma del Mar
Actualización de la vida de Kael
La charla con el panda me habría dado que pensar, quizás me había equivocado con esta gente. Pero al intentar subir el barco en lo que estaba intentando meter la espada en la vaina la situación cambió completamente.

De entre la multitud, un látigo chasqueó y un milisegundo después llegó contra mí sin tener posibilidad de reaccionar. En un instante, un dolor frío me llegó a la espalda con una potencia que notaba como seguramente habría atravesado la camiseta y rasgado la carne, y un instante después, un segundo impacto del látigo me agarró por el torso inmobilizando mi brazo junto a mi cuerpo y al mismo tiempo levantándome ligeramente para empujarme varios metros hacia un lado y tirándome de lado contra el suelo sobre mi lado izquierdo. Si hubiera tenido un brazo en ese lado habría quedado muy magullado, pero sin embargo el golpe lo había absorbido mi torso y la cadera.

El dolor me dejó yaciendo en el frío y sucio suelo del puerto, con una sensación de entumecimiento que se propagaba por todo el brazo. Su único ojo, el derecho, se cerró un instante en un intento inútil de negar la realidad que lo rodeaba. Las sombras comenzaban a bailar ante sus ojos, susurrándole secretos que no quería escuchar. A su alrededor, la multitud murmuraba, sus rostros mostrando mezcla de miedo y curiosidad. Su corazón latía con dificultad, como si intentara escapar de algo que estaba irremediablemente cercado.
 
Moviéndome ligeramente en mi sitio conseguí mover la cabeza para escupir sangre. Recordaba la última vez que sentía tanto dolor en un sólo momento y ese dolor me había costado un ojo, pero por suerte en aquel momento había caído inconsciente debido al dolor, pero este no era el caso. Para mi desgracia, seguía consciente y sentía a cada instante todo el dolor que sentía.

Con mi único ojo miré a la multitud para ver quién me había atacado, y siguiendo el látigo encontré a su dueña, lo que me hizo muchísimo los ojos. Karina había llegado como un vendaval. Su figura imponente había desatado la tormenta que siempre había estado latente en el puerto de Oykot. Aquel lugar estaba lleno de historias, leyendas narradas por marineros cansados y pescadores de mirada inquieta. Pero Karina era una historia aparte, una leyenda viva. Ella había dedicado su vida a proteger a su gente, a convertirse en un bastión contra el caos que intentaba devorarles. Había escuchado nombrarla en muchas ocasiones, un eco persistente entre las gentes de la costa. Ahora sabía que había despertado su furia, y la idea de su ira lo llenó de un temor que se aferraba a su garganta.

Mientras yacía en el suelo, el dolor me arrastró de regreso a recuerdos distantes. Recordé la primera vez que escuché hablar de Karina. Vivir en esta isla toda mi vida hace que reconozca ese nombre en cualquier lado. Pese a ser casi de la misma edad, con una diferencia de unas estaciones, Karina era una heroína, una mujer sin igual, cuya fuerza era el tema de cuentos interminables entre los suyos. Las historias de su valentía inspiraban a muchos, pero para él, siempre fue un recordatorio de sus propias limitaciones. Pese a nacer en el mismo lugar y muy cerca del otro nunca llegamos a coincidir. Y pese a tener tantas cosas en común, ella era todo, y yo era... nada.

-Si solo tuviera su fuerza- pensó. El latido de su corazón se debió a una mezcla de dolor físico y la desesperación que acompaña a los que siempre se sienten fuera de lugar. Si Kael no hubiera cruzado el camino de Karina, tal vez las familias que ahora lloraban a sus muertos no lo hubieran hecho.

Recordó nuevamente a Karina, su imponente figura digna de admiración, atravesando el paisaje del puerto. Era una mujer marcada por las cicatrices de un pasado lleno de luchas, y ahora poseía una rabia que sólo creció más fuerte. Karina luchaba no solo por venganza, sino también para restaurar la justicia para su gente, como una madre enfurecida buscando proteger a su descendencia de un depredador. Yo también luchaba por la misma causa, y sin embargo me veían como el enemigo.

Por instinto intenté levantarse, pero sus músculos temblaron y regresó a la cruda realidad de su condición: el dolor que atravesaba su espalda mientras el frío del suelo le abrazaba. El intento de levantarme quedó en un ligero movimiento pero sin poder hacer nada. Recordó el instante antes del ataque, cómo se había sentido superior, desafiando a todo aquél que se atreviera a luchar conmigo, sintiéndose valiente porque no temía a nadie. Pero ahora, al yacer en el suelo, comprendía cuánto me había subestimado. En el mundo siempre habrá un pez más grande, como se solía decir. 

Mientras la conciencia parecía volver tras el golpe, hice un último esfuerzo en mi mente: si pudiera levantarme, si pudiera encontrar una manera de enmendar su camino, quizás podría ofrecer algo que pudiera hacer que Karina lo perdonara o, al menos, no morir en ese lugar. 

Con la poca fuerza que me quedaba y con el brazo derecho entumecido de milagro aún sosteniendo la espada, tiré mi espada hacia un lado, cayendo y apartándose penosamente de mi un poco menos de medio metro.

-Karina... me.. me rindo -Dije entre toses y respirando agitadamente- Yo solo... yo solo intentaba... ayud.. -dije seguidamente pero dejando la frase a medias. No quería dar más motivos para enfardarla.

En ese instante, lo único que podía ver era a Karina avanzando, llena de rabia y poder, y la sensación insegura de que algo dentro de mí podía cambiar, si lograba sobrevivir a esta tormenta.
#24
Karina
La indomable
Karina avanzó hacia Kael, ignorando completamente sus palabras, con una furia silenciosa que ardía en sus ojos. Cada paso resonaba con la gravedad de la situación, mientras la determinación de la líder ballenera se hacía palpable en el aire. El joven, herido y derrotado, apenas podía levantar la vista para enfrentarse a la tormenta implacable que se cernía sobre él.

Sin vacilar, Karina se acercó y, con un movimiento preciso y fulminante, descargó su puño en la cabeza de Kael. El golpe seco y calculado resonó como un trueno, y en un instante, la conciencia de Kael se desvaneció, dejándolo inmóvil en la oscuridad.

El puerto permaneció en un silencio sepulcral, la atmósfera cargada con el peso de la tragedia. No había lugar para celebraciones ni aplausos; el dolor colectivo se reflejaba en el rostro de la comunidad. Karina, con el cuerpo de Kael colgado de su hombro, se detuvo un momento. Se giró lentamente para observar a su gente, su rostro marcado por una mezcla de respeto y pesar. El asentimiento que ofreció era un silencioso tributo a los caídos y un reconocimiento de la tragedia que había azotado a Oykot.

Con una determinación inquebrantable, Karina reanudó su marcha hacia el interior de la ciudad, desafiando la presencia de la Marina que se había congregado, ignorándola por completo. Su mente estaba fija en el desafío que enfrentaría, el verdadero enemigo al que debía confrontar.

A lo lejos, el barco se alejaba, separando a los implicados en dos caminos muy distintos. Cada minuto que pasaba, el puerto se llenaba de nuevos gritos de dolor y lamentos. Las buenas gentes del barrio marinero de Oykot, con una tristeza palpable, comenzaban a retirar los cuerpos de la cubierta. Los colocaban con cuidado en una gran tela extendida en el puerto, preparando un triste homenaje a los perdidos.

Con cada paso que daba, Karina se alejaba más de esa escena desgarradora, centrando su mente en el futuro y en la tarea que tenía por delante. Impartir justicia

Seguimos aquí.
#25
Moderador Gastino
Moderador Gaseoso
¡RECOMPENSAS "ENTREGAGAS"!
#26
Tema cerrado 


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 1 invitado(s)