¿Sabías que…?
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[Aventura] [T2] El Holandés Volador
Arthur Soriz
Gramps
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3 de Invierno, Noche
Año 724

El invierno había sumido a Skjoldheim en un ambiente gélido, despiadado. Las costas de la isla se hallaban cubiertas por capas de cristales de hielo... señales de tormentas pasadas que hasta día de hoy no se habían derretido. El frío era cruel, poniéndoles la piel de gallina y haciendo que sus cabellos danzando contra el viento quedasen completamente congelados en cuestión de minutos... previamente mojados por la tormenta que habían logrado sobrevivir por los pelos gracias al esfuerzo de los marineros y el pulpo volador de la señorita Zepelli; había que sacarse el sombrero por esas nobles criaturas.

El viento aullaba con una furia incontenible arrastrando consigo la sal del mar y el frío de los glaciares cercanos. Afortunadamente... un pueblo pesquero es lo que les había recibido ante la caída abrupta de ese pulpo volador que les había cargado a través de los mares hasta el North Blue.

Las embarcaciones que se encontraban atadas en el puerto parecían desgastadas por años de batalla contra las olas y temporadas enteras de pesca para poder sobrevivir un invierno más. Frente a ustedes se encontraba un pueblo de construcciones bajas y sólidas se extendía desde la costa ofreciendo un refugio frente a la tormenta que parecía avecinarse. Las casas de techos inclinados estaban hechas de madera robusta y piedra, con sus pilares adornados con runas talladas en antiguos símbolos.

El humo que salía de las chimeneas se disipaba lentamente en el viento y las ventanas, iluminadas por una suave luz naranja, eran pequeñas señales de calidez en medio del frío polar que envolvía el paisaje. A pesar de las adversas condiciones las luces dentro de las casas parecían reflejar la vida que aún persistía allí.

El viento cada vez más feroz cortaba la piel como cuchillas de hielo y la noche comenzaba a desplazar el día rápidamente. El cielo, cubierto por un manto de nubes densas apenas permitía que se distinguieran las luces de las auroras boreales que bailaban en el cielo encapotado. A lo lejos entre la bruma de la nieve y el viento se alzaba la figura de una taberna. Era un refugio, sin duda, y a juzgar por el calor que emanaba de su interior, un sitio donde se podía encontrar consuelo y descanso. No había tiempo que perder.

Si no desean convertirse en estatuas de hielo la única opción era apresurarse hacia ese refugio. Dentro encontrarían una cálida bienvenida... o, al menos, eso sería lo mejor que les pudiera pasar.


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#1


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