¿Sabías que…?
... Garp declaró que se había comido 842 donas sin dormir ni descansar porque estaba tratando de batir un récord mundial. ¿Podrás superarlo?
[Aventura] Red Flag [T2]
Sowon
Luna Sangrienta
La rubia no despegó la mirada del viejo, evaluaba sus palabras y juzgaba su testimonio con un filo más peligroso que el de la propia espada que portaba, sin embargo lentamente comprendió lo que sucedía siendo que era una situación que siempre veía ante las diferentes bandas piratas contra las cuales había tenido que lidiar. No era extraño el soborno a los habitantes, el hostigamiento a los comerciantes o los ya conocidos secuestros para lograr un beneficio. De hecho, su actual trabajo tenía que ver con esto, la mujer chasqueó la lengua mientras se cruzaba de brazos al ver que estaba ante la oportunidad de cortar varias cadenas ese día. Su rostro se suavizó lo suficiente para ya no demostrar un enfado notable, simplemente estaba algo ofuscada por tener que lidiar con un mentiroso de su lado pero supuso que tenerlo vigilado era lo mejor para terminar el trabajo en tiempo y forma.

— Si dices la verdad podemos cortar las cadenas que te atan a ellos y además liberar a una mujer inocente en esta misma noche, a lo mejor conozcas si la tienen cautiva o en que lugar se encuentra de su base. Deberemos actuar con cautela pero confiaré en que sabrás como hacerme entrar sin levantar muchas sospechas... Todos cometemos errores viejos, pero esta noche te daré la oportunidad de saldar todos ellos con una acción que logre romper los grilletes que te mantienen unido a esa banda y volver a la senda correcta. —

Las palabras de la Oni dejaron en claro su postura, era una oportunidad de que el viejo dejase de ser un esclavo de su pasado y al menos disfrutase de sus últimos años de vida viviendo con la dignidad de un ciudadano honrado en aquel pueblo. Mientras caminaba, la rubia comenzó a preguntar, era lo mejor que podía hacer para tener una idea de lo que le esperaba y del estado de su objetivo, en especial tras haber pasado tantos meses sin noticias de su paradero a lo mejor le habían traslado o estaban en disposición de llevarla a otra isla lo que arruinaría su presencia en la base y la paga por el encargo que involucraba rescatarle.

— Necesito información sobre Isabella Duarte, si sabes donde la esconden o si ella está en algún lugar cautiva, también todo lo que puedas decirme sobre sus hombres y lo que me espera al llegar. Comprenderás que si quieres salir vivo de esta incursión todo depende de mi suceso, ya que esos idiotas no te dejarán vivo de quedarles algo de fuerza. ¡Bwahahaha! Algunos pueden decir que vendiste tu alma al demonio, pero juro por mi espada que si no me mientes esta espada se encargará de derribar a todo aquel que intente dañarte. Tengo conocidos en los puestos de Rostock, puede que te den trabajo si hablas de mi parte. —

Su voz era jovial, casi reluciente tras el primer altercado, ofrecía esperanza y explicaba una manera de continuar con la vida fuera de todo mundo criminal o cadenas que le envolviesen. Sowon no buscaba un esclavo, ni someter a otros, lo único que pasaba por su mente era ayudar a quien le ayudase siempre que la ayuda fuese valiosa. Siguió caminando tal como Kairo le había indicado, esperaba que no se metiera en problemas ni tardase demasiado en unirse al rescate, pero era evidente que lo primordial era no perder tiempo en otras riñas utilizando toda oportunidad posible a la hora de rescatar y derrotar la influencia de aquellos sucios piratas en aquella zona del pueblo. ¿Un favor a los marines? Para eso estaban hechos los mercenarios, impartir la justicia donde la misma justicia no podía poner sus manos o destinar sus recursos.
#11
Kairo
Cuervo | Scarecrow
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Kairo sostenia firmemente a ambos marines con aquellas extremidades chiclosas que habia formado, aquella sustancia comenzaba a presionarle el rostro y torso de ambos, esto lo provocaba Kairo con su pura y sencilla voluntad, sin embargo, poco a poco la sustancia comenzo a deshacerse cayendo a trozos, perdiendo su fuerza y plasticidad asi como sus propiedades adherentes. Los cuerpos de ambos marines cayeron al suelo y Kairo simplemente hizo una mueca de desaprobacion. — Tsk, aun no lo domino del todo eh... — Murmuro para si mismo sin quitarle la vista de encima a sus oponentes. En cuanto el marine robusto se lanzo con su espada en mano, Kairo se movio hacia un lado ligeramente, esquivando gracilmente y sin mucha dificultad aquel corte, mientras al mismo tiempo de su espalda se formaron cuatro brazos de chicle los cuales abalanzo violentamente contra el marine asestandole un golpe en el rostro, otro en el brazo que sostenia la espada, otro en el estomago y por ultimo uno en los testiculos en una rapida sucesion de golpes. — Eres muy lento. — Le dijo arrogante y sonriendo de lado, burlandose.

[Imagen: 29dac9cd53071d11484b0b672a925430.jpg]

Por otro lado, el segundo marine se lanzo por el flanco derecho intentando rodear al pelinegro rostizado, sin embargo Kairo lo vio venir claramente de reojo y genero otra extension negra de chicle de su espalda baja la cual golpeo tambien en los testiculos al marine, para acto seguido darle una "bofetada" de reves con la misma extremidad buscando estrellarle contra la pared del callejon. — Bien parece que les enseñaron una estrategia basica, rodear a su enemigo al atacarle. — Dijo sarcasticamente. — Me alegra habermelos encontrado, me sirven como practica para aprender a controlar este poder.

Por su parte, el novato en un acto de humanidad y compasion se decidio por no ayudar a sus abusivos compañeros sino a la pequeña niña y su padre, tal vez sintiendose en parte responsable de los daños que habia sufrido aquel hombre. Kairo no le ataco, vio que no era una amenaza, aunque tampoco confiaba ciegamente en él. Aun asi, su atencion estaba puesta en este momento en aquellos dos abusones, los cuales si a pesar de todo se lanzaban por un segundo ataque (tal como lo describe narrador) entonces Kairo responderia dando un salto en el lugar, separando lo suficiente su cuerpo del suelo para que sus piernas esquivaran el garrotaso del segundo marine y girando sobre si mismo como un trompo pero contorsionando su cuerpo para esquivar la hoja de la espada que paso diagonalmente a centimetros de él. Acto seguido Kairo cayo a cuatro patas como un gato y las extremidades que llevaba en su espalda se extendieron violentamente todas a la vez en direccion a ambos marines para golpearles nuevamente, esta vez en diferentes partes del cuerpo al azar. En este punto, restos de chicle estarian adheridos al cuerpo de ambos marines, lo cual les dificultaria moverse probablemente.




Energia: 165 / 285
#12
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
La noche continuaba en las calles de Kilombo, cada una con su propio escenario, con su propia historia... pero, sobre todo, con sus propios secretos. Los sujetos contratados por Mamá Coco, la cazarrecompensas Sowon y el distinguido Cuervo, se habían situado en polos completamente opuestos, incapaces de saber como iba cada uno al menos que se llamaran por un Den Den Mushi. ¿Serían capaces de cumplir su misión? O mejor aún, ¿podrían sobrevivir a esta noche llena de sorpresas? Eso, por supuesto, solo yo, su nuevo narrador podría saberlo, la nueva Deux ex Maquina que jugaría con sus destinos.
   

Sowon
Mientras continuaban en su camino por aquel callejón, si ese que el anciano había indicado y que era el más oscuro de todos los que habían podido elegir, así fuera un camino más largo, podrías notar como el temor del señor no desaparecía, sino que aumentaba. Sin embargo, tu largo y empoderado discurso pareció prender algo en él, una chispa de esperanza de finalmente ser libre de la banda, una que le hizo confiar lo suficiente en ti. Después de todo, ya el señor estaba viejo y no tenia familia por la cual preocuparse, le habías ofrecido algo que no había pensado como posible, dignidad y libertad tras tantos años de esclavitud a una pandilla de bandidos por deudas que cometió en su juventud.
 
Isabella… lo siento, no sé de rehenes ni nada por el estilo. — Murmuró con un evidente temor que las palabras fueran demasiado fuertes. — Pero... he escuchado que tienen un cuarto en el sótano para rehenes especiales. — Pausó para tragar saliva, los nervios aún más intensos que antes. — Pero… pero… el lugar está bien custodiado. Hay al menos una docena de hombres armados, y un par de ellos… no son normales. Siempre se quedan cerca de ella. Creo que los llaman los Cuerv… — Sus palabras agonizantes, inconcusas, llenas de tartamudeo se vieron por un disparo, un disparo que no le permitió revelar más información que un nombre incompleto.
 
Te habías quedado sin tu fuente de información directa Sowon, todo a manos de un mercenario maestro de las sombras, un francotirador que bien delataba que iban por el camino correcto y que las palabras del hombre tenían cierto grado de sinceridad en ellas. Sin embargo, no podrías encontrarlo, así es, te preguntaras por que un solo disparo, sencillo, su prioridad era exterminar al soplón y volver a territorio seguro. ¿Los habrá escuchado con algún Den Den Mushi especial o tenía buen oído? Eso no importa, lo que si es que ya tenias pista y un camino que seguir. ¿Continuaras la misión sola, esperaras a Kairo, iras a ver por qué ha tardado tanto o me sorprenderás con algo más?


Kairo
En el callejón, la situación escaló rápidamente. Los dos marines recuperaron sus armas y atacaron con furia, pero tu habilidad con la Akuma no Mi demostró ser más que suficientes para mantenerlos a raya o al menos mantenerte a la par con ellos. Si bien recibiste golpes superficiales, nada graves en tus intentos de esquiva ante los ataques simultáneos, también pudiste usar tus extensiones chiclosas para golpearlos con precisión, desgarrando más que su físico fue su raciocinio y voluntad, los sujetos confirmaron con esos ataques que eres un usuario de una fruta del diablo y terminaron por espantarse, dejándolo claro en las expresiones se su rostro.
 
La respiración de ambos era pesada, y apenas podían moverse ante el miedo de tus poderes. Si bien iban vestidos de marine, era claro que esta actitud y manera de actuar no era propia de la autoridad tan respetable, o quizás si… no somos quien para juzgar a unos novatos que prueban una pizca de poder, sea legal o no. Por otro lado, estaba el marine novato, quien seguía concentrado en el padre de la niña, aplicando presión en sus heridas con un trozo improvisado de tela, y haciendo uso de cualquier cosa que pudiera servir de su botiquín de primeros auxilios. Miró hacia ti con una mezcla de terror y agradecimiento, sus manos temblando mientras intentaba detener el sangrado.
 
¡Por favor…! ¡Pueden parar! ¡Ya basta! — exclamó el joven marine, su voz era desesperada, pero no contenía una orden, sino una súplica llena de valor y determinación, algo que no había mostrado hasta ese preciso momento. Mientras tanto, la niña se aferraba al brazo de su padre, sollozando en silencio con los ojos fijos en ti, como si ella también te suplicara que buscaras una forma de parar el alboroto.
 
¿Habías ganado? Quien sabe, pero la escena que tenías frente a ti ahora podría sentirse como tal. Por un lado, los marines estaban tirados en el suelo temblando ante lo que tus poderes pudieran hacerles, por otras tenías al hombre a punto de perder la conciencia siendo atendido por el tercer sujeto y acosado por su hija y por último... una misión que atender, pero eso implicaba abandonar a la niña y su padre a la suerte. Ahora tenías una decisión que tomar y caminos bien marcados que seguir, aunque, al igual que Sowon siempre puedes sorprenderme con alguna opción que no te haya sugerido.

off Kairo
#13
Sowon
Luna Sangrienta
El viejo parecía haber confiado lo suficiente para revelar la presencia de un sótano y también los "Cuerv" una especie de tripulantes especiales que se encargaban de la cistodia de los prisioneros valiosos e Isabella parecía uno de esos casos especiales. Había esperanza, al menos de encontrarla viva aunque el viejo había caído tieso contra su pierna, pasó su mano por sus ojos para cerrarlos al menos su muerte había sido con el brillo de la esperanza. A lo mejor en su propio Valhalla estaría sirviendo copas y cantando las canciones sobre su enorme espada, a ojos de la Oni el hombre había muerto como un guerrero que se disspuso a derrotar al miedo para romper en el último minuto las cadenas que le ataban a esa vida. 

Utilizó su espada para cavar una fosa poco profunda y enterró hasta el mango una daga que el hombre traía consigo, se detuvo un momento a brindar su respeto con ambas manos en una reverencia era un ritual rústico pero de gran simbolismo para asegurarle un lugar entre los guerreros de su propia cultura. No es que la Oni siguiese las creencias humanas, pero si creía en que la mejor forma de morir era en batalla y mostrando la valentía en los últimos minutos, algo que ese viejo había hecho.

Ahora tenía un problema, su compañero estaba tardando y por lo que había visto se había puesto en problemas por algo ante lo cual no tenía justificación. La base estaba llena de piratas y un tirador ya le había visto, al menos ella no sería una sorpresa para la base. Pensó por un momento, como rogando que el viejo se levantase de la tumba para darle más información, y fue en ese momento donde una lamparita pareció prenderse. 

— Saben de mí, pero no saben si estoy sola... a lo mejor pueda cobrarme algún favor. —

Sonrió mientras tomaba su Den Den Mushi y realizaba una breve llamada sin dar mucho detalle, lo que pedía eran unas carretillas sin caballos, banderas, rocas y algo para lanzarlas. Si deseaba sorprender debería darles a los piratas un poco de astucia, no podía mentir pero no era necesario hacerlo para hacer creer a alguien algo de lo que no saben. El miedo más profundo de las hormigas era lo desconocido, ese miedo que podía explotarse de tantas maneras, cuando recibió lo pedido comenzó a colocar las banderas en los carros y atando los mismos a su brazo comenzó a moverlos de forma tal que desde la base de los piratas pareciera que todo un ejército de demonios comandados por la enorme Oni había llegado desde el infierno tras la muerte del viejo. Antes de hablar, se agachó levemente simulando dedicar aquel asalto a los cielos aunque en realidad había trabado los carros al atarlos a una estructura firme. 
Contenido Oculto

— ¡Escuchen piratas! Están a un solo paso de su muerte, entreguen a Isabella y no habrá necesidad de una masacre, nos gusta la sangre y sentir como sacían nuestra sed de guerra cuando muere uno de los nuestros no hay mayor honor que regar su tumba con la sangre de nuestros enemigos. ¡Vamos solo deben soltar a una chica o enfrentar su condena! —

Desenfundó su espada, su voz era honesta, cuando hablaba en plural se refería a su fiel espadón pero los piratas no lo sabían a sus ojos veían más de veinte banderas diferentes de lo que parecían clanes guerreros y una sombra que extendía sus garras hacia la puerta con dos grandes cuernos. Intentar luchar sin una negociación era una locura para cualquier persona, asi fuese solo una persona estaba claro que su espada tenía experiencia en el campo de batalla, a pocos le era indiferente el rostro de la Oni y menos en aquella isla. 

— No soy de dar muchas oportunidades, pero a lo mejor me paguen más si vienen voluntariamente que llevando solo las cabezas... ¡¿Qué dicen?! —

Había dejado los carros firmes en el callejón trasero, bloqueando cualquier intento de escape. Su espadón volvió a su hombro mientras sus ojos recorrían la estructura de la base de lado a lado, buscando cualquier recoveco que pudiera servir como tapadera al sótano. Su plan había comenzado, si el miedo no bastaba debería llegar al punto del terror, con ambas manos se aferró al pomo del espadón, realizando un corte al aire que hizo vibrar el silencio con un estridente sonido metálico. La rubia dejaba en claro algo: aceptar sus condiciones o enfrentar una muerte segura. 

Contenido Oculto
#14
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Tu plan dio resultado, tu llamado fue atendido por quien sea que sea que llamaste, pero Mamá Coco no se haría responsable de esos gastos, afortunadamente ya contarías con la parte que le iban a pagar a Kairo. Mientras, desde tu posición estratégica, Sowon podías notar cómo las banderas ondeaban ligeramente, ayudadas por la brisa invernal nocturna. Tú plan ya estaba en marcha y surtiendo efecto, aunque quizás no el deseado. A lo lejos, la estructura maltratada de la base de los Banderas Rojas permanecía en silencio, podrías notar sombras que se asomaban por las ventanas y puertas, intentando descifrar lo que estaban presenciando.
 
Dentro de la base, ajeno completamente a ti, el caos comenzaba a gestarse. Aquellos piratas de la banda, hombres curtidos por años de saqueos y peleas, se encontraban en un estado de tensión que pocas veces habían sentido. ¿Un ejército? ¿En plena noche? Nadie lo sabía con certeza, pero los comentarios se esparcían rápidamente entre ellos con demasía. — ¡Maldita sea! ¿Qué demonios está pasando ahí fuera? — Rugió Cartman, uno de los hermanos Cuernavaca de los cuales te iba a informar el señor, un hombre extremadamente gordo, sin cuello visible, con un parche en el ojo y una cicatriz que le cruzaba el rostro. Se encontraba en la sala principal, rodeado de otros piratas que se miraban entre sí con expresiones de incertidumbre, nervios y sin saber que hacer.
 
Juro que vi una mujer enorme... Daba mucho miedo ¿No será de la Marina? — Replicó uno de los más jóvenes, temblando mientras sujetaba su arma. — ¡Idiota! La Marina no hace este tipo de cosas. Esto es obra de esa mujer, la maldita Mamá Coco parece haber dado con nuestro paradero. ¡Retírense de inmediato, Butters y yo nos encargaremos! — Finalizó Cartman, a lo cual dio paso a un caos y evacuación por la puerta trasera, sin llevarse más que las armas que pudieran necesitar pues no había necesidad de recoger los cargamentos, objetos ilegales y mucho menos a los rehenes, ya que confiaban en que los Hermanos Cuernavaca resolverían la situación.
 
Mientras tanto, Sowon, desde tu posición, pudiste escuchar fragmentos de la conversación gracias al eco distante que producía la voz del gordo Cartman. Si bien habías logrado plantar la semilla del miedo, esto era algo que podía ayudarte o condenarte, ya lo averiguaremos lejos, mientras tanto todos los piratas escaparon y dentro de la base solo quedaban los peligrosos hermanos que parecían estar a cargo de este asentamiento de los Banderas Roja.

Con la tensión del ambiente marcando cada segundo, el caos interno en la base culminó cuando la puerta delantera, esa que había permanecido cerrada finalmente se abrió con un rechinar prolongado y ominoso. Desde las sombras del interior emergieron dos figuras que contrastaban enormemente entre sí, pero cuya presencia irradiaba una confianza desbordante.
 
El primero en salir fue Cartman, el hermano mayor de los Cuernavaca, con una figura imponente, aunque no por musculatura sino por su extrema gordura. Portaba un enorme sable que descansaba sobre su hombro derecho, mano con la cual lo sujetaba. Cada paso suyo hacía retumbar el suelo bajo su peso, revelándote como su rostro estaba marcado por la cicatriz larga en la frente y un parché desgastado en el ojo derecho. Sus movimientos eran como los de un toro a punto de lanzarse, lentos pero seguros.

A su lado, contrastando por completo, estaba Kenny, el hermano menor. Su físico destacaba por ser un sujeto alto, casi de tu altura, pero extremadamente delgado y encorvado. Llevaba una capa raída que cubría casi todo su cuerpo, y bajo su capucha apenas se distinguían unos ojos azules hundidos y brillantes que parecían calcular cada movimiento. En sus manos sostenía un rifle de largo alcance, claramente diseñado para acabar con sus enemigos desde la distancia, y lo cargó con un movimiento fluido mientras caminaba. No decía una palabra, no se le conocía por hablar, pero su mirada lo decía todo, disfrutaba el caos que estaba a punto de desatarse.
 
Ambos hermanos avanzaron hacia ti, deteniéndose a unos metros de la barricada improvisada que habías montado. La risa de Cartman resonó en el aire, grave y cargada de una confianza que claramente estaba fuera de lugar. — Así que eres tú... la famosa Oni que viene con su "ejército" a por nosotros. No sé si reír o agradecerte por entretenernos en esta aburrida noche. Pero no te preocupes, no durará mucho. Kenny y yo nos encargaremos de ti en un abrir y cerrar de ojos. ¿Verdad, hermanito? — Vocifero Cartman con evidente confianza en su tono, golpeando el suelo con el filo de su sable, provocando un eco metálico que retumbó en las paredes de los alrededores. Sin embargo, Kenny no respondió con palabras, solo ladeó ligeramente la cabeza y apuntó su rifle hacia ti, calibrando el ángulo con una precisión perturbadora. Su silencio solo añadía más peso a la amenaza que representaba. — ¿Tu última voluntad, demonio? — Preguntó Cartman, levantando su sable con ambas manos, como si ya estuviera visualizando el golpe final.

off
#15
Sowon
Luna Sangrienta
La idea había funcionado, al menos en lugar de tener que enfrentarse a toda una banda se había reducido en un combate de dos contra uno, los ojos de la Oni analizaban a ambos sujetos aunque al llegar al que portaba el arma de fuego sus colmillos parecieron saborear a su presa. No le dio importancia a las provocaciones, jaló de la cuerda para liberar la lluvia de piedras sobre ambos sujetos, los muy tontos no salieron utilizando a algún rehén de escudo y eso facilitaba mucho no preocuparse por regar el terreno frente a ella con los peñascos que ahora llovían hacia los criminales buscando un punto de distracción y sorpresa que desviase su atención de su enorme tamaño. La hoja de su arma se tornó negra, mientras ambas manos se aferraban a la empuñadura y con un ruido seco la rubia se lanzó en un Dash contra el hombre del arma de fuego, el gordo solo estorbaba y ahora lo arrastraría lejos de este para así poder ajusticiarlo de alguna manera. En su mente sabía que si uno de los dos caía el otro no tardaría en entregarse y lo primero que se le vino a la mente fue la enseñanza de su madre, si alguien peleaba a distancia lo mejor era cortarle los brazos de raíz para que no molestase. Los perdigones solían ser molestos y además aquellos solían correr más que cualquier gato escapando siempre del peligro.

Refuerzo II
BUSO401
BUSOSHOKU
Haki básico
Tier 4
10/11/2024
8
Costo de Haki por Turno
2
Enfriamiento
Permite al usuario recubrir hasta dos extremidades o dos armas con haki, tornándose estas de un color oscuro y brillante como el metal, siendo capaz de golpear los cuerpos de todo tipo de Akumas. Obteniendo un bono de +15 en los daños que aplique el Haki y +5 [Resistencia] ante daños y efectos. (En caso de querer recubrir solo pequeñas zonas del cuerpo, inferiores a la mitad del recubrimiento máximo, el coste bajará a la mitad)
+15 en los daños físicos con Haki imbuido y +5 [Resistencia] ante daños y efectos en el área.
Cuchillada
ESP201
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 2
14/9/2024
33
Costo de Energía
1
Enfriamiento
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un [Dash] de hasta 8 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido del Dash.
Golpe Basico + [FUEx2,2] de [Daño perforante]


Un movimiento de su hoja bastó para que dos cortes finalizaran su violenta embestida, buscando destrozar los brazos del pobre diablo que había decidido presentarse frente a una Oni que no tenía problemas en cazar mientras le pagasen bien y a sus ojos solo faltaba rescatar a una chica guapa para que todo terminase. Se separó solo lo justo para que su hoja diese la bienvenida a ambos piratas, el acero parecía parte del cielo nocturno con aquel color y el calor de la adrenalina se hacía presente en la sonrisa que ahora portaba la mujer. Su porte, su pose de pelea y su actitud era intimidante y aunque podía presumir su voz emanó una seriedad inquebrantable. Solo eran negocios, no había gloria en cazar presas solamente dinero en juego, tampoco era nada personal por lo cual si deseaban entregarse o morir le era indiferente.

— Lo volveré a mencionar, si se entregan me facilitan las cosas, si quieren morir bajo mi acero me es indiferente pero consideren ese ataque como lo más suave que vendrá... Ahora, entreguen las llaves y a la chica o mi siguiente movimiento apuntará a la cabeza... —

Buscó nuevamente razonar, aunque con escorias era complicado, tampoco que hubiera mucha diferencia entre perder la cabeza o ser empalado por ese gigantesco trozo de acero afilado. Las reglas eran sencillas, perecer o entregarse, la condena que podían tener aquellos sujetos podía ser más leve que la pena de muerte a la que se enfrentaban de no entregarse. Levantó el acero una vez más, preparada para la siguiente embestida, esta vez su mirada había tomado un matiz diferente, no habría segundas oportunidades si le forzaban a atacar pero tampoco bajaría la guardia si no se arrodillaban e inclinaban la cabeza, no permitiría trucos o sobresaltos aquella noche. Ya lidiaría con ese sujeto que había desaparecido, a lo mejor esa viejita no sabía elegir muy bien a sus clientes pero había contratado a una profesional y no dejaría piedra sin remover hasta encontrar al objetivo. La paga, el dinero, era lo único que importaba en una misión así y cada segundo contaba para poder rescatar a esa mujer en la mejor condición posible, por ese motivo había preferido adentrarse a la guarida.

Vida: 1021 / 1021

Energia: 420 / 453

Haki: 255 / 260


Pasivas


Mates y Aclaraciones
#16
Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
Los hermanos Cuernavaca, a pesar de sus bravuconadas iniciales, se vieron prontamente superados por tu astucia y habilidades Sowon. La lluvia de rocas fue suficiente para romper su moral, sembrar el caos entre los dos, y a pesar de fallar, dejarte apertura suficiente para atacarlos sin darles tiempo a reaccionar.
 
Cartman, con su figura imponentemente torpe, pudo percatarse de tu embestida hacia su hermano. Su mirada se cruzó con la de Kenny, en un instante que pareció eterno para ellos, quien luego levantó su rifle con manos temblorosas, intentando apuntarte con precisión. Sin embargo, tu primer ataque, aquella cuchillada que diste fue rápida, devastadora y certera. No obstante, el blanco no fue el que esperabas. — No mataras a Kenny, hija de puta. — Sentenció Cartman mientras interponía su corpulento cuerpo entre el ataque y su hermano. El sable negro penetró profundamente en su pecho, silenciando su última palabra y haciéndolo caer al suelo como en lo que se había convertido, un saco de carne desangrándose.
 
La caída de Cartman dejó a Kenny completamente expuesto, no podría creer que su gran hermano mayor había sido eliminado sin problemas, dejándole solo en el mundo, solo en un combate contra ti. Continuando con tus dos ataques, uno de ellos amputó ambos brazos del francotirador, mientras que el otro desgarró su pecho con tal fuerza que lo lanzó hacia atrás. Así fue como el cuerpo de Kenny también cayó sin vida al suelo, bañando el terreno en sangre, con los ojos abiertos y el rostro congelado en una mezcla de terror y sorpresa que apenas seria visible gracias a su gran capucha. La batalla había terminado, casi tan rápido como había comenzado, con el novedoso resultado de que adivina... ¡mataron a Kenny!
 
Ahora, Sowon te encontrabas frente a lo que quedaba de los hermanos Cuernavaca, sus amenazas y fanfarronadas reducidas a cuerpos sin vida en una noche prometedora de verano, teniendo como acompañante los fuertes vientos que empezaron tras tu victoria, refrescando la zona. Con el combate finalizado, puedes enfocar tu atención en el verdadero objetivo, aquel por lo que te habían contratado. La base de los Banderas Rojas, ahora desprovista de defensores, estaba a su completa disposición.
 
Frente a ti, la entrada principal permanecía entreabierta, revelando un interior oscuro y desolado. Si decidías entrar, podrías inspeccionar el lugar con tranquilidad. Dentro, la estructura mostraría signos de un abandono apresurado. Los muebles estaban volcados, documentos y armas dispersos por el suelo, y ninguna señal de vida, salvo el eco de tus propios pasos resonando en las tablas del suelo. Si inspeccionabas con determinación encontraría en el vestíbulo, unas escaleras que descendían hacia lo que parecía ser un sótano.
 
Si decidías bajar, entrarías al sótano, un espacio oscuro y húmedo, con olor a agua posada, iluminado solo por una tenue lámpara de aceite colgando del techo. Allí, en una esquina, encontrarías a Isabella Duarte, la mujer yacía inconsciente, su cuerpo marcado por el maltrato, la ropa desgarrada y sucia, golpes visibles en el rostro, era una belleza ahora opacada por las heridas que había sufrido durante su cautiverio. A pesar de su estado, seguía respirando, aunque débilmente, por lo que su rescate, ahora a tu alcance, debía ser cuidadoso pero rápido para que pudiera ir a un lugar de primeros auxilios, al menos de que me sorprendas con que tienes ese tipo de conocimientos.
 
¿Qué harás Sowon? Tus acciones podrían dar paso al cierre de la historia… o bien alargarla si te volvías muy creativa con tus acciones como para ignorar mis sugerencias de entrar al refugio de los Bandera Roja y al sótano.
#17
Sowon
Luna Sangrienta
A lo mejor no esperaba tal desenlace, cuando quiso darse cuenta se encontraba hablando sola al aire que respiraba, los dos hombres yacían en el suelo y todo parecía indicar el fin de los tan peligrosos "Banderas rojas" bajo un simple movimiento de su espada la cual no tuvo que hacer mucho para dejar a ambos sujetos como partes de un filete. Suspiró envainando la espada y lanzando los cuerpos muertos a uno de los carros, los llevaría al cuartel y con suerte le pagarían algo, dudaba que seres tan débiles pudieran tener una recompensa elevada pero era un pequeño plus a su tarea de rescatar a la mujer. Sin perder el tiempo en muchas ceremonias esta vez, la verdad era que las muertes de esos sujetos no merecían ningún ritual a sus ojos ya era un honor demasiado gordo haber muerto bajo el filo de su espada y no de otra manera, se adentró en la intrigante base de los piratas. Recordaba las palabras del anciano, por lo que usando la punta de su espada como palanca, pudo dar con el sótano sin muchas complicaciones, la construcción era rústica y era evidente que la higiene no era algo que esos brutos supieran apreciar, caminó buscando entre las celdas hasta encontrar a su objetivo. La foto y lo que encontró se parecían poco, a lo mejor esas hormigas no eran nada para ella, pero para otra hormiga una diferencia de fuerza pequeña y más un número alto de abusones podía complicar las cosas, la puerta cedió ante el acero que llevaba en mano nuevamente pero lo guardó antes de ingresar a la celda. Por su aspecto a lo mejor la mujer podía creer que era la misma muerte o una de sus asistentes llegando hasta aquel antro de mala muerte a cobrarse su alma, la voz de la Oni se escuchó bajo, casi en un susurro pese a imponente tamaño y a que su espada todavía tenía la sangre de sus captores llorando por el filo.

― Tranquila, vine a salvarte, te llevaré a una sala médica o con algún doctor despierto. Puedo encargarme cuando se trata de cortar cosas y forjarte algo, pero cuando se trata de curarte no soy la más indicada. Déjame cargarte, lo haremos más rápido y no tendrás que forzar tu cuerpo que ya está bastante dañado como para hacerte caminar... ―

Inquirió mientras utilizaba su espalda como soporte para cargar a la mujer y dirigirse con cuidado de no chocar contra el estrecho pasillo al momento de salir, había liberado las otras celdas para permitir a los pocos que quedaban allí escapar, aunque eran libres de seguirla o no ya que su objetivo desde siempre había sido rescatar a esa mujer. Si se hubiera quedado perdiendo el tiempo como su compañero, vaya a saberse que podría haber ocurrido, parecía ser el blanco preferido de los abusos de ese lugar quizás por la personalidad tan fuerte que tenía y que podía ver en su mirada no había perdido ese fuego y era algo que Sowon apreciaba. Incluso en los momentos más bajos, no había que perderse a uno mismo y esa mujer estaba dispuesta a morir por sus ideales antes que traicionar su actitud o su persona, finalmente emergió al exterior. Con cuidado sentó a la mujer sobre el asiento de uno de los carros, aquel que tenía a los muertos detrás, comenzando a arrastrar el mismo en dirección a la ciudad, alguien de Rostock podría conocer a un médico, aunque el hospital que conocía no estaba muy lejos.

― Aquí Sowon, he rescatado a la guapa pero debo llevarla a un hospital anciana, los dos cabecillas de esos Banderas Rojas fueron eliminados como rebote aunque no pienso pedir un extra veré si puedo cobrar alguna recompensa en los cuarteles. Desafortunadamente no sé donde se metió la hormiga que me encomendaste como ayuda, creo que prefirió hacer otra cosa antes que priorizar el trabajo, veré si lo encuentro de regreso... Hasta entonces estaré en el hospital para que atiendan a la muchacha y los otros esclavos que estaban encerrados y decidieron seguirme. ―

Colgó su comunicación y levantó la mirada al cielo, la luna seguía en la cumbre, mientras las estrellas iluminaban su rostro. Había sido toda una odisea pero la misión se había cumplido con creces, los banderas rojas ya no causarían muchos problemas por un buen tiempo, la chica había sido rescatada antes de que algo peor le pudiera pasar y los esclavos se habían librado de sus deudas gracias a la valentía de un anciano que esa noche decidió desafiar al destino y suplicar el perdón divino. Perdón que había tomado forma de una gigantesca mujer y cuya espada se encargó de cortar las cadenas con un violento zumbido.
#18


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