Jack D. Agnis
Golden Eyes
11-08-2024, 09:13 PM
2 de Verano de 724 – 22 hrs
Aquella había sido un día movido para todos, o al menos eso había oído. Por mi parte había salvado a un noble idiota de ser asesinado, mientras que King había salvado al alcance de aquella villa de serlo también y realmente no me acuerdo que habían hecho los otros. Tal vez habían hecho algo importante, pero no me acordaba o tal vez no habían hecho nada importante y por eso no me acordaba.
En fin, la cuestión es que aquel día había sido movido y divertido, y no podía quejarme de que aquella isla era aburrida, sino que todo lo contrario.
“No recordaba que Fosha fuera así de divertida la ultime vez que la toqué.” me dije a mi mismo, mientras pensaba en aquellos tiempos cuando era un poco mas joven. Mientras lo hacia, comencé a caminar hacia el navío cargando un barril de ron que había comprado con el dinero que el noble me había dado por mis buenos servicios.
-Mmmh, si me acuerdo. Era un lugar muy tranquilo y a mi jefe le gustaba por eso mismo. Aunque yo… ah ya recordé, me la pasé en la taberna hasta que nos fuimos. Si si- mascullé por lo bajo, mientras asentía mi cabeza.
La noche ya había caído en aquella pequeña aldea y las pocas luces que se prendían en la noche, la hacían ver mas hermosa de lo que era, aunque también la hacían ver mas peligrosa, ya que en cada esquina reinaba una amenazante oscuridad de la cual podía salir cualquier cosa y convertirme en una victima, pero eso no me iba a pasar a mi, o al menos eso esperaba.
Aun así, caminé tranquilo por aquellas calles algo desoladas, para no decir totalmente desoladas, ya que mis únicas acompañantes eran las ratas que corrían libremente por las calles.
Afortunadamente no tardé mucho en llegar al puerto, ya que de por si, la Villa Fosha no era un lugar tan grande como para extraviarte fácil o como para demorarse para llegar a algún lugar en particular, pero al llegar al mismo, algo llamó mi atención.
Tres sujetos caminaban por el puerto durante esa hora de la noche, mientras hablaban y se dirigían en dirección hacia la “Cuba de Ron”. Realmente no les di demasiada importancia porque perfectamente podrían ser borrachos o pescadores que se habían quedado hasta tarde, por lo que sin importarme demasiado, comencé a moverme en dirección al barco, siguiendo sus pasos, y sin quitarles la vista de encima a aquellos sujetos, quienes a mi parecer no eran sospechosos para nada, al menos hasta que estos se detuvieron justo frente a mi navío y decidieron subir.
“Que mierda está pasando aquí?” me pregunté, mientras continuaba avanzando hacia adelante, esperando no ser notado aun por aquellos sujetos.
Una vez los vi arriba, apreté mi mandíbula con fuerza y me moví hacia ellos ¿Que es lo que querían con la cuba de Ron? ¿Por qué estaban en mi barco sin permiso? Y ¿Quienes se creían que eran como para poner sus mugrosas botas en mis tablas?
Aun así, con algo de ira en mi pecho, decidí no hacerme notar aun, aunque mi sed de sangre iba en aumento. Una vez cerca del navío pude oír sus voces.
-Este es el barco del estúpido mink conejo, no? - preguntó uno, mientras le daba una calada a su tabaco barato.
-Si. Eso nos informaron. Ademas es el único barco que no reconocemos, asique debe ser de esos piratas- dijo otro, mientras se reía.
-Si es así, mejor terminemos el trabajo de una buena vez. Me quiero ir de aquí. Hacer esto sin que ellos sepan, es aburrido. Tal vez podríamos escribirle algo en el suelo para que lo encuentren - dijo el tercero, mientras sacaba de sus ropajes lo que parecía una botella.
-No seas idiota. Si vamos a quemar el navío, ¿como van a leer nuestro mensaje? - exclamó con su voz cargada de impaciencia.
-Ya mejor cállense los dos y terminemos de una buena vez- replicó el ultimo pirata, antes de girarse hacia la salida y lograr verme subiendo a mi propio navío.
-Sabia que las ratas les gustaba viajar en los navíos, pero no sabia que podían sabotear uno. - dije con una sonrisa divertida.
-Eh? Y tu quien mierda eres? - preguntó aquel bandido, mientras me observaba bajar el barril de ron que tenia en mi hombro.
-Oh, pero que extraño, no sabia que las ratas también pueden hablar, que curioso- dije, esta vez con mayor seriedad, al mismo tiempo en que apoyaba mi única mano sobre la empuñadura de mi espada.
-Que tal si me dicen que hacen aquí? Tal vez solo se han confundido de barco – dije, mientras los miraba de manera amenazante.
-Tch tienes una lengua muy larga. Que tal si te vas de aquí? De esa manera aseguraras que no te haremos nada- exclamo uno de los tres, mientras desenfundaba un pequeño cuchillo.
El único que aun no había hablado era el que tenia el cigarrillo en su boca, por lo que podía ver que él era el peor de los tres.
Al oír sus palabras lo único que hice fue largar un suspiro tranquilizador.
-Este navío me pertenece, asique si piensan destruirlo, mas vale que puedan pasar por encima de mi… Lo diré una sola vez, no se metan con mi “Cuba de ron”- exclamé, haciendo que un aura amenazante brotara de mi cuerpo.
Aquello hizo que los maleante comenzaban a transpirar y a tragar saliva, salvo el sujeto del cigarrillo quien al sentir aquella aura, llevó su mano hacia su cintura y desenfundó una pistola la cual disparó hacia mi.
La bala logró penetrar el hombro de mi brazo cortado, pero aquellos segundos de adrenalina no hicieron mas que permitirme moverme hacia ellos y tras desenfundar mi espada, cortar la mano de aquel hombre que había disparado hacia mi.
El escozor de la herida solo hizo me hizo sonreir. Aquel dolor no hacia mas que hacerme sentir mas que vivo.
-Se los advertí- exclamé, mientras que observaba a aquel hombre soltar el cigarrillo que tenia en sus labios para gritar y caer de rodillas.
Los otros dos intentaron reaccionar ante mi movimiento, pero su velocidad de reacción y agilidad eran mucho menor que la mia, por lo que antes de que pudieran alzar mi cuchillo hacia mi, yo ya había llegado hacia uno de ellos y lo había empalado, haciendo que su boca se llenara de aquel liquido carmesí y viscoso. ,
-Al parecer no conocen lo que es un pirata- volví a mascullar, antes de girar al ultimo que estaba de pie, quien comenzó a retroceder.
-L-lo siento, perdoname y esto no va a volver a pasar. Yo solo seguía orde...- sus palabras de cortaron tras ver como mi espada viajaba rápidamente hacia su garganta y su sangre comenzaba salir, ahogándose con ella.
Por ultimo giré a aquel hombre que estaba arrodillado y tras acercarme a él, tomé su cigarrillo y se lo puse en la boca.
-Dale la ultima calada- le ordené, mientras caminaba hacia su espalda y lanzaba un corté directamente a su cuello, rebanandolo por completo.
La escena después de aquella batalla era horrorosa. Las manchas de sangre inundaban las tables de la Cuba, mientras que los cuerpos de aquellos hombres yacían en el suelo como unos costales de papa.
Sin dudarlo demasiado, y tras revisar todos sus bolsillos por si encontraba algo valioso, me tomé el trabajo de cortar su cabeza y tras arrobar los cuerpos de aquellos hombres al mar, dejaría dichas cabezas como adornos y trofeo, para que todo el mundo pudiera verlo.
“Esto les dará un buen mensaje” pensé, mientras me disponía a limpiar y a guardar a aquel barril de ron, el cual me serviría para las largas noches de insípido aburrimiento.
Mientras escondía aquel barril pensé:
“No te metas con mi “Cuba de Ron””
Aquella había sido un día movido para todos, o al menos eso había oído. Por mi parte había salvado a un noble idiota de ser asesinado, mientras que King había salvado al alcance de aquella villa de serlo también y realmente no me acuerdo que habían hecho los otros. Tal vez habían hecho algo importante, pero no me acordaba o tal vez no habían hecho nada importante y por eso no me acordaba.
En fin, la cuestión es que aquel día había sido movido y divertido, y no podía quejarme de que aquella isla era aburrida, sino que todo lo contrario.
“No recordaba que Fosha fuera así de divertida la ultime vez que la toqué.” me dije a mi mismo, mientras pensaba en aquellos tiempos cuando era un poco mas joven. Mientras lo hacia, comencé a caminar hacia el navío cargando un barril de ron que había comprado con el dinero que el noble me había dado por mis buenos servicios.
-Mmmh, si me acuerdo. Era un lugar muy tranquilo y a mi jefe le gustaba por eso mismo. Aunque yo… ah ya recordé, me la pasé en la taberna hasta que nos fuimos. Si si- mascullé por lo bajo, mientras asentía mi cabeza.
La noche ya había caído en aquella pequeña aldea y las pocas luces que se prendían en la noche, la hacían ver mas hermosa de lo que era, aunque también la hacían ver mas peligrosa, ya que en cada esquina reinaba una amenazante oscuridad de la cual podía salir cualquier cosa y convertirme en una victima, pero eso no me iba a pasar a mi, o al menos eso esperaba.
Aun así, caminé tranquilo por aquellas calles algo desoladas, para no decir totalmente desoladas, ya que mis únicas acompañantes eran las ratas que corrían libremente por las calles.
Afortunadamente no tardé mucho en llegar al puerto, ya que de por si, la Villa Fosha no era un lugar tan grande como para extraviarte fácil o como para demorarse para llegar a algún lugar en particular, pero al llegar al mismo, algo llamó mi atención.
Tres sujetos caminaban por el puerto durante esa hora de la noche, mientras hablaban y se dirigían en dirección hacia la “Cuba de Ron”. Realmente no les di demasiada importancia porque perfectamente podrían ser borrachos o pescadores que se habían quedado hasta tarde, por lo que sin importarme demasiado, comencé a moverme en dirección al barco, siguiendo sus pasos, y sin quitarles la vista de encima a aquellos sujetos, quienes a mi parecer no eran sospechosos para nada, al menos hasta que estos se detuvieron justo frente a mi navío y decidieron subir.
“Que mierda está pasando aquí?” me pregunté, mientras continuaba avanzando hacia adelante, esperando no ser notado aun por aquellos sujetos.
Una vez los vi arriba, apreté mi mandíbula con fuerza y me moví hacia ellos ¿Que es lo que querían con la cuba de Ron? ¿Por qué estaban en mi barco sin permiso? Y ¿Quienes se creían que eran como para poner sus mugrosas botas en mis tablas?
Aun así, con algo de ira en mi pecho, decidí no hacerme notar aun, aunque mi sed de sangre iba en aumento. Una vez cerca del navío pude oír sus voces.
-Este es el barco del estúpido mink conejo, no? - preguntó uno, mientras le daba una calada a su tabaco barato.
-Si. Eso nos informaron. Ademas es el único barco que no reconocemos, asique debe ser de esos piratas- dijo otro, mientras se reía.
-Si es así, mejor terminemos el trabajo de una buena vez. Me quiero ir de aquí. Hacer esto sin que ellos sepan, es aburrido. Tal vez podríamos escribirle algo en el suelo para que lo encuentren - dijo el tercero, mientras sacaba de sus ropajes lo que parecía una botella.
-No seas idiota. Si vamos a quemar el navío, ¿como van a leer nuestro mensaje? - exclamó con su voz cargada de impaciencia.
-Ya mejor cállense los dos y terminemos de una buena vez- replicó el ultimo pirata, antes de girarse hacia la salida y lograr verme subiendo a mi propio navío.
-Sabia que las ratas les gustaba viajar en los navíos, pero no sabia que podían sabotear uno. - dije con una sonrisa divertida.
-Eh? Y tu quien mierda eres? - preguntó aquel bandido, mientras me observaba bajar el barril de ron que tenia en mi hombro.
-Oh, pero que extraño, no sabia que las ratas también pueden hablar, que curioso- dije, esta vez con mayor seriedad, al mismo tiempo en que apoyaba mi única mano sobre la empuñadura de mi espada.
-Que tal si me dicen que hacen aquí? Tal vez solo se han confundido de barco – dije, mientras los miraba de manera amenazante.
-Tch tienes una lengua muy larga. Que tal si te vas de aquí? De esa manera aseguraras que no te haremos nada- exclamo uno de los tres, mientras desenfundaba un pequeño cuchillo.
El único que aun no había hablado era el que tenia el cigarrillo en su boca, por lo que podía ver que él era el peor de los tres.
Al oír sus palabras lo único que hice fue largar un suspiro tranquilizador.
-Este navío me pertenece, asique si piensan destruirlo, mas vale que puedan pasar por encima de mi… Lo diré una sola vez, no se metan con mi “Cuba de ron”- exclamé, haciendo que un aura amenazante brotara de mi cuerpo.
Aquello hizo que los maleante comenzaban a transpirar y a tragar saliva, salvo el sujeto del cigarrillo quien al sentir aquella aura, llevó su mano hacia su cintura y desenfundó una pistola la cual disparó hacia mi.
La bala logró penetrar el hombro de mi brazo cortado, pero aquellos segundos de adrenalina no hicieron mas que permitirme moverme hacia ellos y tras desenfundar mi espada, cortar la mano de aquel hombre que había disparado hacia mi.
El escozor de la herida solo hizo me hizo sonreir. Aquel dolor no hacia mas que hacerme sentir mas que vivo.
-Se los advertí- exclamé, mientras que observaba a aquel hombre soltar el cigarrillo que tenia en sus labios para gritar y caer de rodillas.
Los otros dos intentaron reaccionar ante mi movimiento, pero su velocidad de reacción y agilidad eran mucho menor que la mia, por lo que antes de que pudieran alzar mi cuchillo hacia mi, yo ya había llegado hacia uno de ellos y lo había empalado, haciendo que su boca se llenara de aquel liquido carmesí y viscoso. ,
-Al parecer no conocen lo que es un pirata- volví a mascullar, antes de girar al ultimo que estaba de pie, quien comenzó a retroceder.
-L-lo siento, perdoname y esto no va a volver a pasar. Yo solo seguía orde...- sus palabras de cortaron tras ver como mi espada viajaba rápidamente hacia su garganta y su sangre comenzaba salir, ahogándose con ella.
Por ultimo giré a aquel hombre que estaba arrodillado y tras acercarme a él, tomé su cigarrillo y se lo puse en la boca.
-Dale la ultima calada- le ordené, mientras caminaba hacia su espalda y lanzaba un corté directamente a su cuello, rebanandolo por completo.
La escena después de aquella batalla era horrorosa. Las manchas de sangre inundaban las tables de la Cuba, mientras que los cuerpos de aquellos hombres yacían en el suelo como unos costales de papa.
Sin dudarlo demasiado, y tras revisar todos sus bolsillos por si encontraba algo valioso, me tomé el trabajo de cortar su cabeza y tras arrobar los cuerpos de aquellos hombres al mar, dejaría dichas cabezas como adornos y trofeo, para que todo el mundo pudiera verlo.
“Esto les dará un buen mensaje” pensé, mientras me disponía a limpiar y a guardar a aquel barril de ron, el cual me serviría para las largas noches de insípido aburrimiento.
Mientras escondía aquel barril pensé:
“No te metas con mi “Cuba de Ron””