Hay rumores sobre…
... que en cierta isla del East Blue, hubo hasta hace poco tiempo un reino muy prospero y poderoso, pero que desapareció de la faz de la tierra en apenas un día.
[Diario] Diario de Nagaki
Nagaki
Medusa
¡Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki. Estoy emocionada de contarte sobre mis últimas aventuras, porque ¡qué días he tenido! A veces no puedo creer lo que me ha pasado, y no sé por dónde empezar, así que aquí va. El jefe de mi escuadrón me ha obligado ha sugerido a hacer esto porque dice que tengo memoria de pez y así no se me olvidarán las cosas, así que mejor que mejor.

¡Hoy he conocido a dos nuevos amigos en la Marina! Mi Senpai se llama Lovecraft, no habla mucho, pero es muy divertido y agradable estar con él. ¡Y está muy fuerte! Hizo una pose de meditación que intenté imitar ¡y me caí! ¡fue increíble!. Mi otro amigo, Meitetsu, es un chico con una máscara muy chula y muy manitas, ¡me dijo que se dedicaba a arreglar mecanismos y cachivaches!. Que bien me lo he pasado con ellos.

Día 3 de Verano de 724. (Aventura: El tercer día en la Marina)
Hoy me siento como una heroína, aunque mis hazañas pasaron desapercibidas. ¡Defendí el puerto de un ataque de bestias marinas nada menos! No era un día cualquiera. Mientras exploraba la parte de abajo de uno de los barcos de la marina, me encontré con el peligro acechando justo en el lugar donde estaba viviendo mi nueva aventura con los Marines. Las criaturas marinas eran enormes, y su reflejo de escamas brillantes me hizo sentir chiquitita, pero mi valentía creció al recordar que debía proteger a mis amigos humanos, los marineros.

Me encanta hacer travesuras, ¡pero esta era diferente! No solo estaba haciendo bromas, sino que estaba en juego la seguridad del puerto. Al final, acabé espantando a las criaturas con burbujas y un torbellino marino, aunque sentí un leve dolor en mi corazón por haberse asustado, seguro que las pobrecitas estaban sólo hambrientas y que serían muy majas. ¡Es tan difícil ser una niña gyojin en un mundo de humanos! Pero, claro, el deber llama y mi cariño por los marineros supera cualquier remordimiento.

¡Esa fue una aventura espectacular! Siempre he querido proteger a los demás, pero no pensé que lo haría así. ¡Fue tan emocionante! Quizá debería considerarlo para un futuro en la Marina, incluso si nadie se enteró...


Día 4 de Verano de 724. (Aventura: La misión del barco pirata)
Ayer fue un día absolutamente emocionante en la Isla Kilombo. ¡Fui asignada a mi primera misión importante! Debíamos inspeccionar un barco pirata requisado. Mi corazón latía a mil por hora, ¡piratas! Mi curiosidad me llevó a descubrir colonias de termitas devorando la madera, convertí mi misión en un momento de aventura pura, con una mezcla de travesura. 
Observé cada inquieta termita, sentí que eran algo más que un problema, eran parte de la historia de ese barco, un recuerdo de las travesuras de los piratas que se me pasaron por la cabeza en ese momento. En mi mente, yo ya había planeado un gran desfile de piratas celebrando su tesoro, ¡pero lo que realmente encontré fue una lección! A veces, lo más importante no se mide en oro o joyas, sino en los pequeños actos que marcan la diferencia. Además, ¿quién necesita tesoros cuando los verdaderos cambios se producen justo en el momento en que uno menos lo espera?

Cuando el tiempo apremiaba, me convertí en una pequeña superheroína de madera, y usé todo mi conocimiento para encontrar una solución. Con la mezcla de aceites y frutas, logré alejarlas y salvar el barco, lo que, en retrospectiva, fue mucho más interesante que buscar tesoros. ¡Aunque olvidé la parte del tesoro de la tarea!

En estos dos días, he aprendido que las aventuras pueden ser emocionantes y también significativas, y aunque nadie se dé cuenta de mis logros, siempre guardaré esos momentos en mi corazón. Nadaré en los secretos del mar y en mi pasión por las travesuras, mientras estoy aquí en la Marina, dejando una pequeña huella en este gran mundo. 

¡Hasta la proximo día... (Nagaki se equivocó al escribir esto y lo ha tachado)
¡Hasta el próximo día Señor diario!
#1
Nagaki
Medusa
Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki. ¡De nuevo!.

Tengo que contarte una historia sobre un sueño que tuve el día 19. 

Hoy, después de un agotador turno en la Marina, una melodía se anidó en mi mente mientras trataba de descansar. Todo lo que necesitaba era un sueño reparador. Sin embargo, en medio de ese sueño, fui transportada a un paisaje jamás imaginado. Al abrir los ojos, me encontré tumbada en la costa de un río semihielo, con el cielo gris pesando sobre mí. El ambiente era inquietante: a la orilla opuesta se extendía un pantano oscuro que susurraba secretos misteriosos.

 Al levantarme, quedé atrapada en una mezcla de curiosidad y miedo; este sueño era más real que cualquier otro que había experimentado. Cada piedra afilada bajo mis zapatos y el penetrante olor a ciénaga me hacían sentir tan presente como nunca antes. Decidí que debía avanzar hacia la tundra.

A medida que caminaba, la belleza helada del paisaje me dejó sin aliento. La nieve cubría todo, y, a pesar de la desolación, algo en su pureza me cautivó. Pero pronto, el vacío a mi alrededor se volvió abrumador. Sin señales de vida, la soledad me empujó a buscar refugio. Comencé a recoger ramas secas, una tarea que se transformó en un propósito renovador en medio de la incertidumbre.

Mientras avanzaba, cada paso confirmaba que este era un mundo que necesitaba explorar. Con cada rama que recogía, sentía que tomaba el control de una situación que podría haberme abrumado. Pero, al acercarme a una montaña, noté un sonido peculiar al dejar mis palos en el suelo; ¿habría algo escondido allí?

Finalmente, decidí investigar y me dirigí a buscar más madera. La búsqueda se interrumpió abruptamente. Escuché una voz a mis espaldas. Un ser peculiar, un lobo bípedo vestido, se me presentó, Alexander se llamaba. No sabía cómo había llegado aquí, pero el frío me empujaba a actuar. Alexander parecía amable, y me sentí un poco más segura con su presencia. Pero antes de que pudiéramos avanzar en nuestra conversación, un profundo retumbar resonó sobre nuestras cabezas.

Un oscuro manto de nubes se acercaba, trayendo consigo el eco amenazador de una tormenta. Sin pensarlo, grité para que me siguiera mientras corría hacia el pequeño hueco que había encontrado.

La tormenta estalló con ferocidad. Mientras entraba en el refugio, mis pensamientos se centraron en la seguridad. Recordé el sonido que había escuchado antes y la parte hueca de la pared. Con determinación, golpeé la pared. Después de algunos momentos de tensión, se abriría una pequeña entrada a una cueva.

Era un refugio, un lugar que prometía seguridad en medio del caos. El interior de la cueva se convirtió en un remanso de paz, mientras afuera se desataba la furia del cielo. Acepté que, aunque todo era un sueño, el sentido de aventura y la necesidad de supervivencia estaban presentes. Y de repente... ¡PUUUUUM!
#2
Nagaki
Medusa
Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki. ¡De nuevo!. Para nada esto es una historia pequeña que voy a dejar en borradores para no perder la racha los dias que no voy a poder estar en el foro.

Tengo que contarte una historia sobre un sueño que tuve el día 19, sí, otra vez ¡Es que..! ¡Es que..! ¡Ha sido muy emocionante! ¡Y horrible! ¡Y tenía un fantasma que me obedecía y hablaba!.

Todo por orden, lo primero es lo primero. Me desperté después del gran ¡PUUUUUUM! en unas montañas. Si, si, unas montañas. ¿Qué como llegué allí? Yo que sé, era un sueño muy raro, me habrían teletransportado antes de la explosión o algo, porque vi todo negro y de repente lo siguiente que vi fue estar en la cima de unas montañas rodeado de ruinas, lluvia, humedad, un rio muy grande y más montañas. Lo peor de esa zona es que al poco que comencé a andar por esa zona y explorarla sentí como me iba debilitando poco a poco, era un asco la verdad, pero al poco de andar encontré a un cangrejo y un gnomo peleándose entre ellos.

Parecía que se estaban haciendo mucha pupa, porque la verdad es que se zurraban de lo lindo. Decidí esconderme a ver qué pasaba cuando escuché una persona diciendo algo similar a mi nombre ¡y resulta que era yo!. O sea yo, pero no yo, no era mi reflejo pero era alguien idéntica a mí. Así que hice lo más valiente y sensato que hay que hacer en estos casos: gritar y correr. ¡Pero al menos me llevé unas bolsas con chapas de camino! Luego a partir de ahí todo es más confuso. 

Recuerdo escuchar una voz... y ofrenda para Orfeo... y ahí empezó la pesadilla. Recuerdo atacar al cangrejo.. escapar de ahí... ver unas criaturas amarillas... meterme en el lago... y luego todo es muy confuso. Recuerdo el minion fantasma, Boo creo que le llamé. Recuerdo que me obedecía y que iba por ahí volando a centímetros del suelo pero aun así el minion hacía el gesto de caminar pero por el aire. Eso y sentirme muy poderosa... luego ví a un hombre que se hizo de repente gigante, pero no recuerdo más de él. A partir de ahí se me hace todo borroso.

Pero bueno diario, si recuerdo algo más te lo iré diciendo <3
#3
Nagaki
Medusa
¡Hola, querido diario! Soy yo, ¡Nagaki de nuevo!, y estoy tan, TAN FELIZ que no puedo contener mi emoción. ¡Nuestra base ha sido reconocida por su buen rendimiento! Así que estoy aquí, contándote mis locas aventuras porque seguro segurísimo que gran parte de el reconocimiento ha sido por mi gran labor en la base.

Luego, en la Marina, conocí a mis nuevos amigos, Lovecraft y Meitetsu. ¡Lovecraft es fuerte y sereno! Y Meitetsu, ¡tiene una máscara genial y arregla cosas! Nos hemos divertido tanto juntos, ¡deberías ver cómo intenté imitar la pose de meditación de Lovecraft! ¡Me caí y fue increíble!

Día 3 en la Marina, ¡fue un día para recordar! Me encontré defendiendo el puerto contra BESTIAS MARINAS. Aunque eran enormes y sus escamas brillaban, recordé que debía proteger a mis amigos. ¡Así que las espanté con burbujas y un torbellino marino! Vale, sí, sentí un poquitín de pena por asustarlas porque estoy seguro que eran muy simpáticas y sólo tenían hambre, ¡pero el deber llama! Defendí a los marineros y me sentí como una heroína. Seguro que eso dio muchos puntos.

Día 4, ¡oh, qué aventura! Por fin tuve mi primera misión importante: inspeccionar un barco pirata requisado. ¡Piratas! Podía hasta imaginar el oro y los tesoros... pero en cambio, encontré termitas devorando la madera. ¡Menudos bichos más bonitos y asquerosos al mismo tiempo! En lugar de caer en el pánico, convertí esa situación en una aventura creativa. Usé aceites y frutas para alejarlas. ¡Salvé el barco y posiblemente todos los de la zona de esos bichejos! Seguro que eso también dio muchos puntos en la valoración.

Día 15, he conocido a una nueva amiga, Airgid Vanaidiam se llama, ¡JÁ! he escrito el nombre bien a la primera. Es una rubia muy misteriosa y guapa que iba en silla de ruedas, juraría que podría ser modelo si quisiera y la verdad es que me ha caido requetesuperbién. Espera, ¿eso va junto o separado? lo dejaré así para no tacharlo. Resulta que ese día encontré una página de Akuma no mi y un hombre me la tasó y me confirmó su autenticidad. Él fue el que me puso en contacto con ella y tras una charla intensa por el precio acordamos el precio de 20 millones. ¡20 millones por un papel que acababa de conseguir de la nada! ¡menudo golpe de suerte!. Con esto estoy cada vez más cerca de mis sueños.

Así que aquí estoy, querido diario, celebrando nuestras aventuras y sintiéndome muy feliz por todo lo que he aprendido.

¡Hasta la próxima, querido diario! ¡Estoy ansiosa por más aventuras! ?
#4
Nagaki
Medusa
¡Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki. ¡De nuevo! Pero hoy no estoy tan feliz como en mis anteriores historias… La verdad es que estoy un poco triste y, aunque lo intento, no puedo evitarlo.

Todo comenzó ayer, cuando regresé a los barracones después de una larga jornada en la Marina. Estaba particularmente emocionada por compartir una anécdota divertida con Lovecraft y Meitetsu. Pero cuando llegué, me encontré con que había sido llamada a la oficina del jefe. Ya sabes lo que eso significa… ¡castigo!

Resulta que he sido un poco... digamos, descuidada con las normas. No me malinterpretes señor diario, juro que nunca quise causar problemas, pero a veces me pierdo en la emoción de mis aventuras, y olvido seguir las reglas. Bueno, olvido casi todo en general, ¿sabes lo difícil que es que tu cerebro vuelva a ser el que eras hace tropecientos años (2 semanas)?. Aquí te dejo una lista de los cargos de los que se me acusó injustamente: varias pequeñas travesuras, como hacer burbujas en el comedor, dejar mis cosas tiradas en el barracón, uniforme sucio ¡es blanco! ¡como quieres que esté limpio siempre!. Así que el jefe decidió que debía estar en el barracón durante dos días sin salir en mi tiempo extra.

En los barracones, mientras mis amigos se divertían afuera, yo me sentía atrapada. Miraba a través de la ventana, viendo como corrían y reían, y lloraba un poco por dentro. ¿Por qué es tan difícil ser responsable y divertida a la vez? Decidí que, aunque estuviera en el barracón, no debería desperdiciar este tiempo. Así que tomé uno de los tocones de madera y empecé a tallarlos, como los había hecho anteriormente. 

Al caer la noche, mientras el silencio envolvía el barracón, escuché risas lejanas. Aunque no pudiera unirme a ellos físicamente, decidí que, al menos en mi mente, siempre estaría con mis compañeros en cada aventura que vivieran. Después de todo, ser parte de la Marina también significa aprender de nuestros errores, hacer amistades y crecer juntos como una familia... o eso me decían. 

Al final como había aceptado el castigo y no había dado mucho la lata me levantaron antes de la fecha el castigo. ¡Menudas 12 horas más interminables! ¡Prometo ser más responsable a partir de ahora! (Aunque no sería difícil puesto que cada día crecía mentalmente lo que un humano tardaría meses)

¡Hasta mañana, querido diario!
#5
Nagaki
Medusa
¡Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki, y ¡hoy te tengo una historia emocionante que contar! Aunque esta vez no fue una gran hazaña ni una aventura épica (no como las anteriores veces, obviamente), hoy vengo a contar la experiencia que tuve en el comedor de la base de la marina cuando me tocó de servicio allí.

Era un normal y corriente en la base, un día en que el sol brillaba con fuerza y no había ninguna nube en el cielo, todo parecía tranquilo. Para variar, quería hacer cosas y para que el jefe de pelotón estuviera tranquilo me mandaron a ayudar en el comedor, porque, y palabras textuales del jefe "me encantan los desafíos, y siempre hay algo de acción entre las ollas y sartenes".

Tan pronto como llegué, el aire apestaba al aroma de un estofado medio quemado que algún recluta habría hecho. La cocina estaba llena de marines que les habría tocado esa tarea, como a mí, y yo me sentí muy emocionada de poder participar en toda esa actividad. Era como una fiesta, pero con muchos cuchillos, y aunque a mucha gente eso sería una gran fiesta yo soy más de puños. Me acerqué a la gran olla humeante y vi que un marinero luchaba con una mezcla que parecía tener vida propia así que decidí alejarme de ese mejunje antes de que saliera caminando por sí sola.

Después de un par de intentos fallidos en los que terminé cubierta de salsa, por no hablar del revoltijo que armé con los ingredientes, pero logré ayudar en algo: repartir las raciones en las bandejas. ¡Sentí que estaba haciendo un trabajo importante! Aunque la cocina era un caos, al menos la felicidad de la gente hacía que cada cucharada valiera la pena.

Cuando me tomé un momento para observar a mi alrededor, vi a todos los marineros riendo y compartiendo historias mientras disfrutaban de la comida. Me di cuenta de que, aunque la preparación fue un estropicio, al menos la gente se lo pasaba bien allí. Era satisfactorio ser parte de algo más grande, y eso me llenó de alegría.

Luego ocurrió algo inesperado. Mientras intentaba servir a uno de los oficiales, un marinero derramó un plato de sopa, y la sopa caliente voló en todas direcciones. En lugar de quedarme inmóvil, mis reflejos de ninja gyojin (realmente no era una ninja, pero a veces sí) salió a la luz: me lancé al suelo para evitar que la sopa alcanzara a los demás. ¡Fue un momento heroico! Pero, por supuesto, me olvidé de que había una bandeja en mi brazo y terminé volcando un par de platos en el proceso. 

Al final del día, el comedor parecía un campo de batalla tras mis “horas de trabajo”, aunque puede que gran culpa de ello sea mía. Nunca lo sabremos.

Así que aquí estoy, querido diario, ¡prometo seguir ayudando en el comedor, aunque me pondré un delantal más grande por si acaso! ¡Hasta la próxima!
#6
Nagaki
Medusa
¡Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki, ¡de nuevo! Hoy tengo una historia emocionante que contar, y no puedo esperar para compartirla contigo, pero me tendrás que guardar el secreto en super secreto. Estaba en la Marina, y como siempre, donde los días nunca son aburridos y menos conmigo en la base. 

Esta mañana me desperté con la idea de explorar un poco más la isla donde se encuentra nuestra base, la isla Kilombo. No sabía exactamente lo que iba a encontrarme en el pueblo la verdad. Salí de los barracones y decidí aventurarme por un camino que nunca había tomado antes. Mientras caminaba, noté que los árboles se movían con el viento, como si me estuvieran llamando para ir en esa dirección.

El sendero me llevó a un claro, donde había flores de muchos colores y mariposas revoloteando. Pero lo más sorprendente de todo fue lo que encontré en el centro del claro: un pequeño charco no muy profundo con agua cristalina que brillaba bajo la luz del sol, seguramente formada por lluvias o algún río subterráneo. Decidí acercarme para admirar el paisaje. 

De repente, una pequeña criatura salió del agua: ¡un pez! ¡Pero no sabía que especie era exactamente, pero definitivamente no era un pez común! Tenía ojos grandes, muy grandes, demasiado grandes para su tamaño y se me acercó nadando rápidamente. Parecía curioso, y yo no podía dejar de reírme y extrañarme al verlo. -¡Hola, pequeño amigo!- le dije. Sorprendentemente, el pez me respondió con un burbujeante chorro de agua que resonó en el aire como si estuviera hablando.

Comenzamos a "charlar", o más bien, yo le hablaba mientras él hacía sonidos al escupir agua y me inventaba sus respuestas. Acabé llamándole Puf. Con Puf Por lo que entendí, era un pez que alguien dejó abandonado en esa charca y ha estado sobreviviendo desde entonces. Así que hice un pacto con él. Yo siempre que podría intentaría llevarle algo de comer y él intentará mantenerse oculto y no llamar mucho la atención, Puf estaba tan agradecido que aceptó inmediatamente. .

Al final del día, regresé a la base con una historia increíble que contar y un nuevo amigo. ¡No podía esperar en escribir esta historia en el diario! Cada día en la Marina es una nueva aventura, aunque esta en concreto ocurriese fuera de ella, ¡pero todo tiene que ver en mi cabeza! Eso es lo importante.

¡Hasta la próxima, querido diario!
#7
Nagaki
Medusa
¡Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki, y hoy quiero compartirte una historia que me tiene completamente fascinada. Como siempre, todo comenzó en la base de la Marina, para variar. Justo cuando pensaba iba a ser un día super aburrido, tuve una idea que me hizo animarme del golpe. Pero poco a poco que te me emocionas.

Estaba  en los astilleros mirando el escritorio de los astilleros jefes, rodeada de planos de barcos que había estado estudiando, cuando una idea un tanto divertida se cruzó por mi mente. Cogí un papel en blanco y empecé a trazar líneas y curvas, con la idea dibujar un nuevo tipo de barco, un concepto fuera de lo común: ¿y si creara un submarino en forma de medusa?. Imagina, querido diario, un submarino que no solo puede sumergirse en las profundidades del océano, sino que también se desplaza elegantemente como una medusa, adaptándose a su entorno y pudiendo desplazarse allá a donde quiera, ¡como yo!.

Comencé a dibujar los contornos del submarino, las largas y fluidas tentáculos que se extenderían hacia atrás, como si estuviera flotando en el agua. Tenía que ser ligero, ágil, y desde luego, con un sistema de propulsión que le permitiera deslizarse sin esfuerzo. Tendría que tener una cabina con un cristal especial para aguantar la presión pero que deje ver más allá. Y la cabina tendría que rotar, porque una medusa completamente vertical sería muy raro, tendría que rotar para quedarse la medusa en horizontal pero la cabina seguir como si nada. Y ya cuando se vaya a subir del todo pues la cabina estaría como debería estar. 

Después de varias horas de trazar, borrar y volver a trazar, tuve un primer prototipo. Mi cerebro no podía dejar de pensar en todas las características fantásticas que podría incorporar: un sistema de radares de última generación,  ¿podría ponerle algún tipo de pintura que se adapte al ambiente por si fuera necesario?, oh oh ¡y tinta de calamar! Por si nos persiguen poder escapar. No es muy de medusa pero oye, mejor eso que ser atacada. Podría poner electricidad a los tentáculos incluso... 

Sin embargo, mi entusiasmo pronto se empañó al recordar que tenía que presentar mis ideas al jefe. Seguramente pensará que era una locura, pero al mismo tiempo, algo dentro de mí me decía que los cálculos eran correctos y que aunque fuera un diseño raro, lo importante es que estuviera bien. Seguramente el jefe estaría cansado de ver barcos convencionales después de todo. 

Así que, querido diario, ahí lo tienes. Un submarino en forma de medusa puede parecer extraño, pero a veces las ideas más locas son las que valen la pena. Prometo mantenerte al tanto de mi progreso.

¡Hasta la próxima, querido diario!
#8
Nagaki
Medusa
¡Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki, y hoy quiero hablarte sobre mi experiencia al salir a explorar la superficie por primera. Como siempre, al principio no estaba segura de si sería buena idea, pero algo dentro de mí me empujaba a descubrir más allá de las aguas, bueno, y eso y una gran corriente marina que me empujó literalmente.

La superficie es un mundo muy extraño a lo que me imaginaba, muy poco tiene que ver con lo que conocía. Por un lado, el brillo del sol sobre el agua me dejó asombrada. No puedo olvidar cómo los rayos de luz se reflejaban bajo el agua, y sin embargo aquí si no hay un cristal de por medio casi no los puedes ver. Y al mismo tiempo, esa luz me recordó lo que me decía mi abuela, que en la superficie al ser una gyojin mi piel podría secarse rápidamente si no tenía cuidado. 

El aire era algo a lo que tampoco estaba preparada. Días de viento húmedo y lluvias, otros días, seco y caluroso, y otros días nada de viento. En el océano, las pocas veces que me había atrevido a subir a la superficie lo notaba húmedo y los días despejados, pero aquí en la superficie me sentí más vulnerable a los cambios del tiempo. 

Los humanos también es algo que me llamó la atención. No somos muy distintos los unos con los otros, y sin embargo cada vez que me ven mis cabeza, tentáculos y mi piel azulada parecían causar más sorpresa que interés. En el fondo del océano, todos somos diferentes, pero esas diferencias se celebran. Cada uno tenemos una parte de nuestros antepasados que llevamos con orgullo. Aquí, en la superficie, sentí que mis características únicas eran vistas como extrañas y ajenas. Un grupo de humanos incluso se acercó a mí, pero, en lugar de preguntar sobre mi historia, comenzaron a reirse o juzgarme. 

Por suerte no todo el mundo es así, y desde que tengo el uniforme de la marina esa discriminación ha reducido bastante, o puede ser por el hecho de pasarme casi todo el día en la base de la marina, donde ya he dejado de ser el bicho raro para ser una más de la compañía. Aunque el resto de soldados creo que me tiene miedo de lo fuerte que soy, después de todo se dice que los gyojin somos 10 veces más fuerte que un humano. Eso es porque no comen pescado suficiente.

Las noches sin embargo sí son muy distintas. Especialmente lejos de los pueblos donde la luz no entorpece tanto la vista. Había visto las estrellas antes pero nunca desde "tan arriba", y eso que Kilombo no es especialmente alta, pero aun así las notaba mucho más cerca que otras veces.

¡Hasta la próxima, querido diario!
#9
Nagaki
Medusa
¡Hola, querido diario! Soy yo, Nagaki, ¡otra vez! ¡Já! Eso seguro que no te lo esperabas. Hoy quiero contarte sobre una experiencia intensa que viví el otro día en el cuartel, en la zona de los astilleros. Prometo que esta historia te mantendrá al borde de tu asiento, ¿portada? ¿en el borde de tu página?, tu me entiendes, porque fue un día en el que descubrí algo sorprendente sobre mí misma.

Todo comenzó en una tranquila mañana en la base donde, parar variar, el jefe nos ordenó que ayudáramos en un proyecto para reparar un antiguo barco que necesitaba urgentemente ser restaurado. El barco lo habían traído recientemente a la base pero desconocía su procedencia, aunque se notaba por el estado de la madera que el tiempo y el agua lo habían dejado en un estado bastante malo. El lado bueno es que teníamos trabajo para rato si teníamos que reparar y renovar todo... el lado malo, si, exactamente, es que teníamos trabajo para rato. 

Habían sacado el barco del mar y ya estaba en los astilleros listo para meterle mano. Al principio, parte del equipo estaba ocupado remendando velas y limpiando la cubierta. Mi trabajo y la de mi equipo era reparar la parte exterior, sin embargo, cuando llegamos a la parte más dañada del casco el sonido de la madera crujir nos puso a todos en alerta. Como si fuera a cámara lenta, podía ver que la quilla del barco empezaba a ceder hacia un lado e iba directo a caer sobre mis compañeros y una energía dentro de mí salió corriendo a ayudarles.

No sabía si quiera si podía hacerlo, pero tampoco dudé un segundo en hacerlo. Utilicé toda mi fuerza de gyojin, que se dice que es diez veces mayor que la de un humano, en sostener el barco cayendo quedándose a menos de medio metro de mis compañeros. Les grité para que se pusieran a un lado y salieran de la zona, y con un gran esfuerzo, levanté no solo esa sección del barco. El momento fue super épico. Mis compañeros no podían creer lo que estaba sucediendo, y la expresión de sorpresa en sus rostros fue impagable.

Sin embargo, mientras levantaba la parte del casco, tuve un escalofrío. El peso de la sección parecía mucho más intenso de lo que esperaba y, por un instante, pensé que perdería el control y que todo se desmoronaría sobre mí. Pero no podía permitirme fallar, parte de mis compañeros estaban encima del barco y si se caía del todo acabarían muy dañados. Así que con todas mis fuerzas, apreté los dientes e hice un último esfuerzo y logré elevar el barco completamente, evitando que el barco terminara de caerse y volviéndolo a colocarlo en los soportes.

La recuperación del barco había sido un verdadero triunfo. Todos comenzaron a vitorearme, y no pude evitar sonrojarme. Me sentía como una heroína, pero más allá de la alegría de la situación lo importante era que realmente era más fuerte de lo que jamás había imaginado. Había entrenado, sí, ¿pero levantar un barco entero yo sola? Eso era una ola de otro mar.


¡Hasta la próxima, querido diario! No puedo esperar a ver qué aventuras me esperan.
#10


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