Hay rumores sobre…
... una isla que aparece y desaparece en el horizonte, muchos la han intentado buscar atraídos por rumores y mitos sobre riquezas ocultas en ella, pero nunca nadie ha estado en ella, o ha vuelto para contarlo...
[Común] [C - Pasado] El exorcismo de Drake Longspan
Gavyn Peregrino
Horus il Tessitore
20:30 hs, día 15 de Verano, año 724.

Escapar del bar no fue para nada una aventura, ni siquiera fue agradable, pensar que había llegado a Rostock solo para conseguir otro trabajo que me lleve a la siguiente isla, lo que no esperaba era encontrarme en esta situación, huyendo de la mafia, y si teníamos mucha mala suerte, de la marina. Maldito el momento en que pisé aquel lugar ¿Pero era el lugar el problema? ¿O las personas en él? Llevaba tiempo sin escapar de situaciones complejas, solía enfrentarme a ellas, la mayoría de las veces, claro, o quizás la mitad, la otra era huidas rápidas. Lo cierto es que no siempre sucedía que, en un bar en pleno centro de un pueblo, en una isla que estaba custodiada por la marina, se dieran reuniones de la mafia ¿A quién se le habría ocurrido? Uno esperaría que busquen un lugar más… ¿Seguro? Vaya, quizás la “neutralidad” del lugar es lo que les había llamado la atención a las bandas de minks, pero eso ahora daba igual, ya estaba huyendo y, para colmo, tendría que estar en compañía.


Estar rodeado no era el problema, pasaba días, semanas, a veces meses en mar abierto, conviviendo con marinos con diferentes personalidades, el problema era que ninguno había generado tanto caos en una sola hora como el grupo con el que me había topado, y ni siquiera había hablado con ellos, tan centrados en sus conversaciones que no se habían percatado de mi presencia hasta casi el final del circo que acabó siendo la visita al bar. Y ni siquiera pude acabar el pollo que había pedido, que desgracia. Al menos tenía la certeza de que viajaría con ellos solo para escapar y luego decidiría qué hacer cuando lleguemos a la siguiente isla.


Y sin duda no sería continuar en grupo, a menos que esto se convirtiera en un trabajo. Ah, me estaba adelantando a los hechos, pero la sola idea de tener que pasar tiempo con personas notablemente sociables… Me incliné ligeramente por el borde del techo en el que había descendido hace rato. Las desventajas de ser un tipo con alas enormes y blancas es que eres llamativo allá donde quiera que vayas, especialmente si son funcionales, por lo que mi escapada se vio refrenada por la necesidad de ocultarme en terrazas o techos de los edificios, siempre era llamativo ver a alguien volando, así que desplazarme de un edificio a otro rápidamente era la mejor opción. No era la que me hacía más feliz.


Otra cosa que no me hacía feliz era la idea de tener que buscar las cosas del idiota con el que indudablemente no estaba formando un vínculo de ningún tipo. Para nada. Sentía empatía por las personas, pero eso no significaba que quisiera tener vínculos de ningún tipo con ellas, por eso, encontrarme de nuevo con Ubben fue… Desafortunado. Usualmente no veía a las personas en más de una ocasión o dos, después de todo viajar me lo impedía. Así que cruzarlo y preocuparme por ir a buscar las cosas de ambos me provocaba deseos de sujetarlo y arrojarlo desde lo alto, porque el hombre estaba muy seguro de que haría lo que me pedía. Apreté los dientes y plegué ligeramente un poco más mis alas mientras veía pasar a algunos miembros de la marina de bajo rango, corrían en dirección al bar.


Me asomé por un lateral del edificio una vez que verifiqué que se trataba de un callejón sin salida, útil, y salté batiendo mis alas un par de veces para aterrizar en el techumbre más bajo de la construcción aledaña, desde allí podía ver el lugar en el que me hospedaba, estaba a cincuenta metros de donde me encontraba. Volví a buscar otro callejón desde allí y noté movimiento en la oscuridad, me aferré al borde de concreto, aún en cuclillas y noté… ¿Un par de brazos largos? Bueno, era lo más llamativo en la persona que estaba más abajo, cuando mis ojos se adaptaron correctamente a la oscuridad parcial, logré ver que quien estaba debajo era el supuesto “espíritu” de la isla. Puse los ojos en blanco internamente, fue divertido ver a los matones huir de miedo después de la actuación, incluso si era una táctica de intimidación. Pero lo negaría hasta el final, tendrían que sacarme la frase de mis labios azules y muertos.


Sigilosamente desplegué mis alas, pase las piernas por el borde del edificio y aletee suavemente para descender detrás de él, con deseos de darle un susto, porque después de todo el teatro que se montó, quería ver de que era capaz.


Cuando estaba cerca del suelo me detuve, quedando a dos metros de él y solo un metro y medio del suelo.


. – Espero que no estés intentando escapar ¿O si? Oh gran espíritu de la isla. –Dije con la voz más autoritaria que pude emular– Me sentiría muy decepcionado si descubriera que no eres un espíritu real, deseaba poder realizar un exorcismo por primera vez. 
#1
Drake Longspan
[...]
Drake Longpsan se apoyó contra la pared del oscuro callejón mientras observaba a Gavyn con una mirada divertida. Desde su llegada a Rostock, las cosas no habían salido como esperaba. Pero a diferencia de otros, el carpintero no veía las situaciones complicadas como un problema, sino como una oportunidad para dejar su marca personal, aunque fuera con una pizca de sarcasmo, ventajas de los emprendedores.

Gavyn, con sus alas blancas desplegadas y su presencia siempre imponente, se había acercado con una pregunta cargada de desafío. Quería saber si el autoproclamado "espíritu de la isla" estaba escapando, si todo el teatro que Drake había montado para asustar a la mafia local no era más que una farsa, salvo su imponente altura convertido en piedra, obviamente. La respuesta del brazos largos fue tan rápida como afilada, envuelta en la misma ironía que solía envolver sus palabras.

Las montañas dan miedo porque, claro, ¿quién no se aterraría ante un montón de rocas apiladas? Son simplemente terroríficas, con sus picos que desafían la gravedad y sus laderas llenas de... aire fresco y vistas impresionantes. Y ni hablar de esos horribles senderos que te llevan a la cima, donde solo te espera la terrible experiencia de estar por encima de las nubes, lejos de las comodidades del East Blue. No, no necesito huir.

Drake no necesitaba huir. Al menos, no en el sentido en que lo hacía un hombre acorralado. Para él, la huida era una táctica calculada, y no una reacción instintiva. Después de todo, había crecido peleando, su propia vida era una pelea constante. Y aunque Gavyn no parecía ser del tipo que caería en tales supersticiones, Drake no podía resistir la tentación de vacilar un poco más.

Observando el brillo en los ojos de Gavyn, Drake no pudo evitar sonreír. La idea de un exorcismo le resultaba casi cómica. "¿Qué haría Gavyn después de expulsarlo? ¿Celebraría con aquellos a los que habían engañado juntos?" La idea era absurda, pero también tenía un toque de humor que Drake encontraba irresistible. Pero por mucho que le gustara bromear, había una lección que debía enseñar.

Mientras sus ojos destellaban con una mezcla de astucia y desafío.

Solo estoy asegurándome de que mi leyenda quede intacta. Y de que tú, mi querido futuro exorcista, entiendas que algunos trabajos requieren más que músculos y alas blancas para ser completados con éxito.
Y lo tuvo que decir él...

De cualquier manera, el boxeador se divertía observando cómo se desarrollaba todo. Porque si había algo que un espíritu —o un hombre que fingía serlo— sabía hacer, era aprovechar cada situación a su favor, y disfrutar del espectáculo que él mismo ayudaba a crear.
#2
Gavyn Peregrino
Horus il Tessitore
Observe al hombre de brazos largos con detenimiento, para alguien que fue sorprendido lucía muy tranquilo, posiblemente por la apariencia que había adoptado en él bar, quizás porque tenía sus propios ases bajo la manga. Me gustaría ver cuales eran las cartas que escondía este hombre, después de todo lucía muy confiado en este momento, para alguien que, en el bar, había intentado escapar y luego cambió de opinión… ¿Por qué cambió de opinión? Me sostuve la barbilla con el pulgar y el índice en una pose reflexiva mientras me mantenía relativamente lejos del suelo, lo suficiente para estar a la altura de sus ojos. Incliné la cabeza a un lado, reproduciendo el recuerdo caótico en mi mente, entonces recordé que Mc Duck nos había ofrecido una recompensa para sacarlo sano y salvo del lugar, solo en ese instante este chico decidió intervenir. Este chico, que había pedido todo el menú del bar sin sentir ni un poco de pena por vaciar el bolsillo a alguien más. Esa mentalidad…

Descendí, apoyando mis pies firmemente en el suelo, acomodé las alas, plegándolas con cuidado, por suerte el callejón era lo suficientemente ancho como para que cupieran en él sin necesidad de constreñir ambas contra mi espalda. Suerte para mí que los callejones de las ciudades no fueran sitios muy transitados. Mis pupilas, delgadas como rendijas, se dilataron ligeramente, volviéndose un poco más anchas en el momento en que lo miré, tenía que inclinar un poco el cuello, porque el hombre era alto, me sacaba noventa y cuatro centímetros de diferencia. Tendría dolor en el cuello si continuaba esta conversación por mucho tiempo. Pero no quería terminarla, después de todo las palabras del azabache me dejaban con una sensación de déjà vu, eran como esas sabias palabras que a veces se encuentran en las galletas de la fortuna.

. – Eso suena como una guía para alguien que practica senderismo o montañismo, o referencias a obras como Mulán, ya sabes algo como “Por mucho que sople el viento, una montaña no puede inclinarse ante él. –Me sostuve el codo, moviendo la mano de un lado a otro– Pero vaya, si querías infundir miedo podrías haber intentado describiendo como en las alturas el aire se vuelve más delgado y la montaña asfixia a quien la recorra… Aunque en algunos casos eso no da miedo.

Recogí los hombros con una sonrisa perezosa, dejando las manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta de aviador. Claro que no me infundía miedo, no necesitaba escalar las montañas, estaba hecho para sobrevolar ese tipo de obstáculos, quizás la falta de aire se volviera un problema, pero sabía cuando mantenerme alejado de los problemas, como ser lo suficientemente cauteloso para lidiar con ellos. No es como sino tuviera mis propios dilemas y contratiempos, pero no eran los mismos que los de este chico.

. – Aunque… Hmm, entiendo, entonces hiciste una retirada necesaria para continuar sin que te descubran. –Dirigí mi mirada hacia la salida del callejón– Quizás preferirías recorrer los tejados en ese caso, las personas no suelen mirar hacia arriba cuando persiguen a alguien. Bueno, a menos que tenga alas útiles.

Moví las mías, las plumas se rozaron entre sí, haciendo un sonido agradable y esponjándose suavemente. Solté una risa entre dientes, está bien, me lo merecía, aunque no había planeado llamarlo cobarde de ninguna forma, solo molestarlo, pero me había devuelto la burla fácilmente. Deslicé mis iris dorados por sus músculos, especialmente por los de sus brazos y torso, luego alcé una ceja, sin necesidad siquiera de comentar “Le dijo la sartén al cazo”. La audacia del hombre al decirle que era solo alas y músculos me causaba diversión también, ante lo que sonreí descaradamente.

. – Tu sabrás ¿No? –Señalé con el mentón su complexión alta y musculosa– Quiero decir, después de todo utilizaste músculos y piedra para obtener lo que querías. –Agité mis pestañas inocentemente– ¿Quién dice que no soy un ángel dispuesto a llevarte al cielo disfrazado de exorcista?

O arrastrarlo al infierno.

. – Así que querido espíritu que parece haber ingresado a un plano más terrenal ¿Quieres saber si tengo alguna propuesta para que llegues al cielo, cubierto de tesoros invaluables? ¿O prefieres hacer oídos sordos? –Dibujé una sonrisa beatífica, disfrutando del intercambio y le ofrecí mi mano enguantada– Soy Gavyn Peregrino, por cierto, tu mensajero celestial por excelencia.
#3
Drake Longspan
[...]
Drake Longspan dejó que la sonrisa en su rostro se ensanchara mientras observaba cómo Gavyn se presentaba con esa mezcla de arrogancia y carisma que parecía inherente a cada palabra que pronunciaba. Era como si ambos estuvieran atrapados en un juego intrincado de ajedrez, donde cada movimiento debía ser calculado con precisión, pero a la vez, ambos sabían que este juego no era más que una distracción, un entretenimiento en medio de la tormenta que era Rostock.

El carpintero se apartó de la pared con una lentitud deliberada, sus movimientos controlados imitaban como si cada gesto estuviera premeditado. Sus largos brazos colgaban a los costados, relajados pero listos para cualquier cosa. Gavyn, con sus alas majestuosas plegadas detrás de él, lucía como una figura sacada de un mito, un contraste interesante para un hombre que había crecido en medio de la crudeza del East Blue. Sin embargo, Drake no se intimidaba fácilmente, ni por la altura ni por las alas, ni mucho menos por la mención de un “mensajero celestial”.

Oh, un ángel, ¿eh? — dijo Drake con una risa baja que resonó en el callejón, como el sonido de una roca cayendo en un pozo profundo — Bueno, Gavyn, déjame decirte algo sobre los ángeles. En las historias que escuché de niño, los ángeles eran criaturas perfectas, puras, destinadas a guiar a los pobres mortales y marineros hacia la salvación por todos los Blues. Pero si he aprendido algo durante mis años en los muelles y las tabernas, es que la perfección es un mito. Los ángeles pueden tener alas, pero no son inmunes al lodo cuando caen a la tierra. Y menos a una pedrada. Rororohahaha.

Drake Longspan se acercó un paso, lo suficiente para que la diferencia en altura entre ellos fuera más evidente, pero también para que Gavyn pudiera notar la tranquilidad con la que el boxeador lo miraba. No era una mirada de desafío, sino de alguien que había visto suficientes cosas en la vida como para no impresionarse fácilmente.

Dices que soy todo músculos y piedra, puede que tengas razón — continuó Drake, mientras sus ojos recorrían el callejón como si estuviera evaluando su siguiente movimiento — Pero estos músculos han construido y destruido más de lo que podrías imaginar. No necesito alas para volar por encima de las montañas, porque a veces, las montañas se derrumban bajo su propio peso. Y cuando eso sucede, solo queda el polvo.

El boxeador alzó una ceja, dejando que sus palabras se asentaran en el aire entre ambos, como un desafío no verbalizado. Drake no se consideraba un hombre de palabras floridas, pero sabía cómo usar el sarcasmo y la ironía a su favor, para sembrar dudas en la mente de aquellos que lo enfrentaban.

Pero claro, todos tenemos nuestros pequeños trucos, ¿no? — añadió con una media sonrisa — Tú tienes tus alas, tus promesas celestiales y tus manos limpias de callos. Yo, en cambio, tengo estos puños y esta capacidad para adaptarme a cualquier terreno, por muy hostil que sea. Así que, dime, Gavyn, ¿qué prefieres? ¿Confiar en las alturas o en el suelo firme? Porque aunque los cielos sean amplios, los caídas pueden ser letales.

El chico hizo una pausa, observando las plumas de Gavyn que se movían ligeramente con la brisa. La mención de tesoros y propuestas celestiales no pasó desapercibida para él, pero sabía que cada oferta venía con un precio. Y en Rostock, el precio siempre era alto.

Entonces, Gavyn Peregrino, mensajero celestial — dijo, estirando una mano hacia él, pero sin dejar de observarlo con esa chispa de desafío en los ojos — Tal vez no sea un espíritu, pero sí sé reconocer cuando alguien intenta comprarme con promesas. ¿Qué clase de tesoro esperas que un hombre como yo aprecie? Porque te aseguro que no soy fácil de impresionar, y menos cuando lo que está en juego es mi libertad... o mi vida. Aunque por berries baila el mono. Y si Drake no va a la montaña...

La mano de Drake permaneció extendida y con la palma abierta, esperando la respuesta de Gavyn, pero había algo más en su gesto, algo que sugería que, aunque aceptara esa mano, nunca sería de manera sumisa. Drake Longspan no era un hombre que se inclinara fácilmente ante nadie, y mucho menos ante un "ángel" que ofrecía cielos que podrían no ser tan dorados como prometía.

Pero quien sabe. Todo sea por saldar sus deudas.
#4
Gavyn Peregrino
Horus il Tessitore
Seguí sus movimientos con detenimiento y en detalle, los gestos parecían hacerse por costumbre, especialmente aquellos que involucraban los brazos, supuse que se trataba de un hábito, incluso más profundo, algo relacionado con la memoria muscular, no era difícil de inferir, menos considerando que tenía un par enorme de alas a mi espalda; es decir, desde pequeño era consciente de mis alas, aprendí cómo usarlas y se volvió parte de mi memoria, especialmente el contexto en el cual había aprendido, pasando a través de múltiples obstáculos, tanto físicos como emocionales, era una suerte que hoy en día aún pudiera estirarlas debajo del sol y disfrutar de los lugares a los que podían llevarme. También era consciente de que esos brazos fácilmente podrían atraparme si así lo deseaban, aunque no estaba seguro de si podíamos competir en cuanto a velocidad, especialmente porque, inclusive con las alas, era mucho más pequeño que el azabache.

Pese a mi deseo de mantener una fachada tranquila, aun debía trabajar sobre creencias y atribuciones, por lo que una mueca de molestia se instaló en mi rostro, mientras escuchaba la réplica del hombre acerca de mi “especie”, no era la primera vez que me insultaban, particularmente hablando de la supuesta pureza y perfección de los ángeles. Solté un bufido cuando mencionó que sus años lo habían llevado a descubrir que lo que se decía de los ángeles era un mito. Elevé una ceja emplumada mientras lo observaba con un facsímil de irritación que estaba bien fundada, si me sintiera insultado, claro.

. – Me alegro que seas consciente de que los juicios y creencias son solo constructos sociales y políticos, desafortunadamente no soy un mito, soy bastante tangible, quizás el término más exacto sea “leyenda”. –Bromeé, dibujando una sonrisa llena de sorna antes de continuar– Además ¿Tienes suficiente puntería como para darme en pleno vuelo?

Pregunté con un tono de voz muy similar a la miel, lento, espeso y dulce, lo miré por debajo de mis rubias pestañas, divertido. Tuve que inclinar mi cabeza ligeramente hacia atrás para poder verle a los ojos, la diferencia de altura era notoria, pero me mantuve tan sosegado como lo estaba desde el principio de la conversación, es decir, permanecí inmutable, aunque… Lo cierto es que daba buena sombra, a pesar de que el callejón estaba oscuro aun entraba algo de luz por la parte frontal, por lo que el hombre de brazos largos proyectaba su sombra sobre mí. Me preguntaba cuántos años tenía, lucía joven, pero la determinación y el brillo de vivencia en sus ojos parecían decir otra cosa.

Recogí los hombros con sorprendente serenidad y pereza– No, no tengo idea de lo que has hecho, pero ¿No acabas de decir hace un momento que algunos trabajos requieren más que “músculos y alas blancas” para ser completados con éxito? Eres un poco contradictorio ¿Sabes? –Ladee la cabeza ligeramente– Ofendes mis músculos y mi alas, te ofendes porque te digo que tú también eres todo músculo, pero halagas tus propios músculos por el trabajo duro que has hecho, suena como un menosprecio al esfuerzo ajeno ¿No crees?

Crucé los brazos sobre mi pecho, observándolo con los ojos entrecerrados en juicio silencioso. No se trataba de un vaivén tan balanceado con este hombre sin nombre que había decidido no presentarse, sino de una ida sin retorno alguno. Intenté no poner los ojos en blanco, porque sentía que podrían rodarme hacia el interior del cráneo, hasta ahora tenía una personalidad que contrastaba con la mía en algunos aspectos, aparentemente fácilmente ofendible, estaba a la defensiva de forma casi constante, inclusive durante los bromas; valoraba el esfuerzo que había realizado; sus manos callosas y la mención de los muelles indicaba que llevaba bastante tiempo trabajando…

. – Claro que prefiero el cielo, antes que la tierra. –Recogí los hombros en un rápido gesto despreocupado– Más aún es el lugar donde no necesito encontrarme con los aspectos más indeseados de las personas, al menos temporalmente. No me preocupa que me derriben, soy lo suficientemente rápido y pequeño, un blanco complicado.

La pausa y sus ojos sobre mis plumas me dieron un mayor margen para trabajar con él, ah, tire y enrosque lentamente.

. – Bueno, tengo una propuesta que puede interesarte. Un conocido tiene un barco con el cual es posible escapar pronto de Rostock, no creo que a la mafia que quedó allí le haga mucha gracia lo que sucedió en el bar, menos considerando que acabamos todos involucrados en el fuego cruzado, inclusive fuiste el centro de atención que espantó a los gangsters. Y ahora la marina también se encuentra involucrada. –Relaté los hechos linealmente– ¿Quieres escapar con nosotros? A cambio necesito un poco de cooperación para recuperar mis cosas, y las del idiota que tiene el barco.

Chasqueé la lengua al pensar en el bribón albino dándome órdenes, me cobraría mi venganza al reencontrarnos. Miré la mano de Drake antes de tomarla con mi mano enguantada, a juego con una sonrisa indolente, le apreté de forma suave, sin intención alguna de lastimarlo.

. – Y te invitaré algunas comidas en el proceso si quieres, tengo en mente cocinar crepas o pedirlas en algun café ¿Quieres algo en particular?

El Den Den Mushi en mi bolsillo comenzó a sonar, fruncí el ceño ¿Cómo...? Lo saqué para descolgar el comunicador, sin saber precisamente quién estaba llamándome, sin embargo, tenía un presentimiento muy fuerte. Deberían darme un premio por adivinar que Ubben era quien me estaba llamando tras descolgar, y quería que me apresurase a llevar las cosas. Chasqueé la lengua, molesto, porque no le había dado el número de mi Den Den Mushi, lo que significaba que ayer había estado hurgando en mis cosas y se había tomado la libertad de anotarlo. 

Dirigí mis ojos dorados hacia Drake, después de colgar son siquiera responder– Ok, cambio de planes, tienes que decirme si o no ahora, estamos con el tiempo justo. Y tengo que buscar las cosas lo más pronto posible.
#5
Drake Longspan
[...]
Drake Longspan se quedó quieto por un momento, sus largos brazos colgando a los costados, con la brisa nocturna acariciando su piel ligeramente tonada debido a su trabajo bajo el sol del East Blue. Los ojos del hombre ángel, dorados y penetrantes, lo miraban de manera desafiante pero sin malas intenciones. La situación se había vuelto tensa, más real, como si cada palabra que había dicho antes fuera solo un calentamiento para este momento crucial. Los pensamientos del boxeador callejero se agolparon en su mente, un torbellino de imágenes, recuerdos y decisiones que había tomado en el pasado, sus golpes, sus derrotas, sus padres...

Pero una cosa estaba clara: este encuentro no era casual, y la oferta que le acababan de hacer era demasiado tentadora para ignorarla. Dinero es dinero.

Con una sonrisa que parecía dividir su rostro en dos, el humano de brazos largos finalmente rompió el silencio, con sus ojos rubíes brillando con una chispa de malicia y diversión. 

Las cosas se están poniendo interesantes, ¿no crees? Un ángel que sabe cómo lanzar una buena flecha verbal. Debo admitir que tienes valor, y eso es algo que respeto, pero el valor no te sirve de nada sin hechos. Los crepes ... suena tentador, pero lo que realmente me llama la atención es tu oferta de escapar de este agujero. No soy de los que rechazan algo nuevo, con dinero de por medio claro, pero entiende mi desconfianza, especialmente si hay algún peligro involucrado.

Drake Longspan observó cómo el ángel había mantenido su compostura, incluso cuando sus palabras habían tocado fibras sensibles. Había algo en ese control que lo intrigaba, como si el hombre emplumado hubiera pasado por cosas que le habían enseñado a mantener su calma a pesar de cualquier provocación. Claro, las alas eran impresionantes, y su actitud lo hacía aún más interesante, pero lo que realmente le llamaba la atención a Drake Longspan era la forma en que el ángel había respondido a cada uno de sus comentarios, con una mezcla de sarcasmo, inteligencia y, lo más importante, una voluntad de jugar el juego.

Leyenda... Curioso. — repitió Drake Longspan con una mueca pensativa, estirando un poco más su sonrisa. 

Ya me imagino los cuentos que cuentan sobre ti en los bares de mala muerte y en los pasillos oscuros de las ciudades. Y tienes razón, los juicios son solo constructos sociales y políticos, pero son constructos que pueden romper huesos si no tienes cuidado. Pero algo me dice que tú ya lo sabes.

Drake dio un paso hacia adelante, cerrando parte de la distancia entre ellos, lo suficiente como para que su sombra cubriera casi por completo al ángel. Había algo en su forma de moverse, algo instintivo, casi depredador, que sugería que estaba acostumbrado a este tipo de confrontaciones, aunque la suya solía ser más física que verbal. Estaba a punto de aceptar la oferta cuando el Den Den Mushi comenzó a sonar, llenando el aire con su molesto timbre.

El ángel lo descolgó, su expresión pasando de una irritación visible a una determinación renovada. Los ojos de Drake Longspan observaron cómo se desarrollaba la llamada, su mente trabajando rápido. Sabía que la situación estaba cambiando y que tenía que tomar una decisión ya. Cuando el ángel colgó, de algún modo, aquel muchacho ya sabía cuál sería su respuesta.

Vale, veo que no tenemos mucho tiempo para andar con rodeos. — dijo Drake Longspan, levantando una mano y haciendo un ademán despreocupado.

 — Acepto tu oferta. Pero debo advertirte, no soy del tipo que sigue órdenes sin cuestionarlas. Tengo mis propias prioridades y si en algún momento veo que el viento no sopla a mi favor, no dudes que me largaré sin mirar atrás. Dicho esto, tienes mi palabra de que te ayudaré a recuperar tus cosas y a salir de este lugar antes de que la marina o la mafia se pongan demasiado cómodos.

Había un aire de seriedad en la voz de Drake que contrastaba con su actitud habitual. Sabía que estaba entrando en algo que podría no tener vuelta atrás, pero eso solo lo hacía más emocionante. Sus años de vagabundeo, de trabajar en los muelles y de vivir al filo del peligro, lo habían preparado para situaciones como esta. Era un hombre de acción, alguien que no dudaba cuando la oportunidad llamaba a su puerta.

En cuanto a los crepes. — continuó, con su sonrisa volviendo a la carga. — Me parece un buen trato. Pero te lo advierto, tengo un apetito voraz, así que más te vale no escatimar con los ingredientes. Me encanta la vainilla.

Con un gesto despreocupado, el boxeador extendió su mano hacia el ángel, buscando sellar el trato. La mano de Drake era fuerte, áspera por el trabajo duro, pero también firme y confiada.

Ahora — dijo Drake Longspan, soltando la mano del ángel y dando un paso atrás. — ¿Dónde están esas cosas que necesitas recuperar? Cuanto antes lo hagamos, antes podremos largarnos de aquí.

El carpintero se cruzó de brazos, sonriendo de manera pícara esperando su acción.
#6
Gavyn Peregrino
Horus il Tessitore
La mirada divertida de Drake me resultaba curiosa, hasta cierto punto al menos, no era muy difícil decir porque ciertamente, él mismo había admitido con honestidad que no creía en las falsas palabras de alguien que se identificaba, aunque falsamente, con una criatura “mitológica” la cual solía aparecerse, en base a las leyendas, con promesas de falsas recompensas que podían acabar con las personas codiciosas. No, mejor dicho, codiciosas e ingenuas, porque el azabache era codicioso, sin duda, pedir todo el menú de un restaurante decía mucho de él al final ¿No? Y codicia es una definición bastante cercana para definir a Drake, aunque, de forma más exacta todavía, diría que es una persona… Cauta. No hasta el punto de volverse taimado, al menos aún no había mostrado un lado con ese rasgo en particular, tampoco creía que lo hiciera, hasta ahora era la persona más sincera con la que trataba. Pero siempre es mejor tener todas las fichas sobre el tablero.

O todas las cartas sobre la mesa, como se prefiera decir el dicho.

Me dediqué a hacer lo mismo que él: Analizarlo. Mis ojos se movieron por su cuerpo, catalogando detalles, las líneas de los músculos definidos por el trabajo arduo, la ropa sencilla y práctica, las vendas y cicatrices en los brazos, la altura junto con la fuerte personalidad cimentada por la determinación brillando en sus ojos también divertidos, y vaya que se trataba de una persona determinada, considerando sus palabras, especialmente la ridícula referencia en tercera persona, lo dejaría pasar. Sin embargo, y a pesar de todo, el brillo de avaricia primó por encima de todo lo que había visto en minutos en las facciones del hombre de brazos largos. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, en reflejo a la suya, quizás no tan amplia, mucho más relajada, hacía mucho no me sacaban de mi zona de confort, y así seguiría… Por ahora.

Puse una mano en el lado izquierdo de mi pecho, mirándolo con falso dolor– Vaya ¿Rechazas mis crepes caseros? Ah, eso me lastima un poco ¿Sabes? No me ofrezco a cocinarle a cualquiera. –Mis ojos se desvían y suelto un suspiro dramático antes de volverlos hacia él con un deje de curiosidad– Bueno, quieres irte de esta isla, puedes venir o quedarte, de todas formas, entiendo tu desconfianza, después de todo estamos en la misma situación, Drake.

Parpadeé ante la siguiente ofensa, parecía haberse puesto en pie de guerra ¿Por qué? Sabía que mi actitud tendía a irritar a las personas, no solo la parte bocazas inherente que llevaba en mí y que marcaba una frecuente desconexión entre mi mente y mi lengua, o tal vez era lo contrario, tal vez era una conexión intrínseca que me permitía vivir a través de la ironía y volvía mi lengua de plata. Deslicé mi lengua por mis labios resecos, pensando tranquilamente, no era la primera ni la última vez que me insultaban, había recibido una gran cantidad de insultos y humillaciones de todo tipo a lo largo de los años, hacia mi personalidad, mi forma de vida, mi edad, mi experiencia, mi trabajo, mi raza, mis condiciones de vida, mi falta de…

Una sonrisa maliciosa se deslizó por mi rostro– Eso es bastante específico, me pregunto qué pasó por tu mente para imaginarme en bares de mala muerte o pasillos oscuros, creo que lo más oscuro aquí es tu mente. –Lo miro inocentemente por debajo de mis pestañas rubias– Estarías en lo cierto de todos modos.

Recojo los hombros, levantando las manos con desenfado, realmente no me molestaba lo que piense de mí, no había tocado un nervio sensible en ese aspecto. Caminé a su alrededor, sin despegar mis ojos dorados de su rostro y dejé que las plumas primarias se deslicen ligeramente por su largo brazo derecho y su mano en un rápido movimiento antes de apartar el ala, pegándole con cuidado, la sensación de los callos en las manos era prueba de lo que dijo anteriormente, eso explicaba porque se había ofendido tan fácilmente. La llamada de Ubben fue un imprevisto, honestamente, aún quería hablar con Drake, me había interesado saber más del hombre de brazos largos, pero ahora que teníamos que llegar al bribón de ojos dorados las cosas cambiaban.

. – ¡Ja! Y que lo digas, tampoco me van las órdenes, por eso fue una propuesta, una invitación. No estaba esperando que cumplas con una promesa o un horario, ni nada similar.

Detuve mi charla tras su advertencia, mirándolo de forma que podría resultarle insondable, fijé mis ojos dorados en los iris rojo sangre que le caracterizaban y entrecerré los párpados, escrutando, socavando, buscando cualquier signo de que estuviera mintiendo acerca de largarse o de la promesa que me estaba haciendo… No encontrar dudas me asombró. Detuve también mis pasos, esperando tenerle frente a frente, porque dudaba que quisiera darme la espalda. Que inusual ¡Vaya! ¡Qué inusual! No podía sentirlo pero mis pupilas se dilataron. Moví las alas, de forma que una de ellas cubría el perfil de mi rostro de su vista, al menos por un momento.

Me llevé un puño a la boca para aclarar mi garganta.

. – No esperaba que tuvieras nada menos que un apetito voraz, te escuché pedir el menú entero hace rato. –Descorrí el ala que me cubría, después de recuperar la compostura y posé mi mirada en su mano. Alcé mi propia mano, quitándome el guante, mostrando las uñas pintadas de negro y los callos en la palma así como las cicatrices por horas de práctica, y tonteo, con las dagas chinas. Tomé su mano con confianza– Trato entonces.

Después de soltar su mano coloqué el guante en su lugar, me aparté y batí mis alas para alejarme del suelo nuevamente y estar a la altura de sus ojos, señalé la parte superior del callejón, donde los techos se encontraban.

. – Será mejor ir por arriba, la mayoría de la gente no piensa en elevar la mirada. –Sugerí y volví mis ojos hacia el final del callejón, donde podían verse las sombras de las personas hacerse presentes– Saliendo del callejón, doblas a la derecha, a unos cincuenta metros está el alojamiento en el que me quedé ayer. Mis cosas están ahí, primer piso, segunda ventana, podemos entrar por ahí, créeme, salí por ahí, estoy seguro que vas a caber, aunque eres enorme.

Me sostuve el mentón entre los dedos índice y pulgar.

. – Pero con lo largos que son tus brazos puedes tomar las cosas sin problemas y quedarte en el techo mientras busco lo que Ubben se dejó en su habitación. –Digo pensativo, con una chispa de irritación por tener que ayudar al moreno, antes de asentir– ¿Necesitas que te dé un pequeño aventón hasta el techo?

Aunque no sabía con exactitud si podría levantarlo, medir lo que él mide debía conllevar un peso equivalente.
#7
Drake Longspan
[...]
El humano de brazos largos no era exactamente un fan de las charlas innecesarias, pero tenía que admitir que este emplumado le intrigaba, no entendía de donde había salido pero ahí estaba, le conocía por sus fechorías junto a Ubben Sangrenegra, pero realmente no era más que una relación de un par de días, quizá alguna noche.

Se cruzó de brazos mientras su emplumado exorcista daba vueltas a su alrededor, su ala rozando ligeramente su brazo antes de apartarse. Drake Longspan no reaccionó de inmediato; estaba acostumbrado a las pequeñas provocaciones, y para él, ese tipo de cosas eran insignificantes, de hecho sentía que podría con él. Sabía bien que era el tipo de hombre que dependía de la acción más que de las palabras.

La idea de unirse a esta pequeña misión para salir de la isla tenía su atractivo, pero lo que más le interesaba era lo que podría ganar con todo esto. No era solo el dinero, aunque eso siempre era un buen incentivo. Era la oportunidad de probarse una vez más, de enfrentarse a lo inesperado. Gavyn Peregrino no parecía ser el típico tipo con el que trabajaba, y esa diferencia lo hacía aún más interesante...

Pero al final era por dinero, a quien vamos a engañar.

Cuando el ángel le ofreció el trato, Drake Longspan le estrechó la mano, sujeta con firmeza, sintiendo los callos en la palma de Gavyn. Al menos eso indicaba que no todo eran palabras. Soltó la mano del emplumado y esbozó una sonrisa que no alcanzó sus ojos.

Trato hecho, entonces. Pero más te vale que esto sea tan rápido como dices. En cuanto a los crepes, no los rechazo, solo tengo estándares altos. Y viendo que eres más boca que chef, mejor no espero demasiado.

Drake Longspan hizo un gesto con la mano para quitarle importancia al tema, y luego dejó que su mirada siguiera la dirección que Gavyn señalaba, hacia los techos que dominaban la zona.

Por arriba, dices...

Aquel tipo tenía toda la razón. En una ciudad llena de ladrones, contrabandistas y piratas, la mayoría de la gente solo vigilaba a ras de suelo. Subir a los techos les daría una ventaja. Sabía lo que estaba haciendo, pero el peleador no estaba tan convencido.

Pero cuando aquel supuesto ángel le ofreció su fuerza para subir al techo, Drake no pudo evitar soltar una risa grave, de esas que parecían venir desde lo más profundo de su pecho.

¿Un pequeño aventón? Rohahaha.Drake miró divertido al ángel con una sonrisa burlona — Mira, no es que dude de tus capacidades, pero no sé si te has dado cuenta... No soy exactamente lo que se dice “liviano”.

Aun así, su expresión no era del todo negativa. Estaba claro que Gavyn tenía algo en mente, algo que no había revelado del todo, y por alguna razón, Drake estaba dispuesto a seguir el juego de Gavyn Peregrino, al menos por ahora.

Está bien, vamos a probarlo. Pero si me caigo, te advierto que apareceré aplastado en tus pesadillas.

Sin esperar demasiado, Drake se preparó, flexionando ligeramente las rodillas, listo para recibir el impulso que Gavyn pudiera darle. La verdad era que dudaba de que el ángel pudiera levantarlo del todo, pero tampoco le importaba si tenían que buscar otra forma de subir a los techos. Lo importante era que ya se había comprometido a ayudar, aunque mantuviera siempre la posibilidad de largarse si la cosa se complicaba demasiado.

Después de todo, había dejado claro desde el principio que no era de los que se quedaban hasta el final si no veía beneficio.

Entonces... el primer piso, segunda ventana, ¿eh?

Drake Longspan no se preocupaba demasiado por colarse en lugares; lo había hecho muchas veces antes. Lo que le interesaba ahora era lo que encontrarían allí dentro, y más aún, lo que podrían enfrentar en el camino. No confiaba plenamente en el ángel, pero lo veía como una oportunidad para salir de la isla y saldar sus deudas de una vez por todas, y eso era suficiente por el momento.

De momento...

El carpintero finalmente miró a Gavyn con una sonrisa burlona mientras se preparaba para que intentase levantar más de ciento cincuenta kilos.

Vamos, ángel. Muéstrame de lo que eres capaz. Solo recuerda, si fallas, te lo recordaré en cada maldito crepe que me hagas.
#8
Gavyn Peregrino
Horus il Tessitore
La falta de reacción por parte del hombre de brazos largos a los toques de las plumas decía mucho, al menos para mí, considerando que parecía ser más alguien de acción, podía entrever que solo se trataba de una fachada, especialmente si lo correlacionaba con las reacciones y las respuestas que había dado antes, entonces dejaba al descubierto algunos aspectos acerca de él… Era eso o quería engañarme para intentar distraerme. Pero no iba a darle demasiadas vueltas al asunto, podía averiguar más acerca de él en el transcurso del robo y escale que tendríamos que planear, o que tendría que planear, no sabía que tan cooperativo sería Drake en adelante ¿Sería realmente el tipo de persona que deja a la suerte a los demás? Un flashback rápido como un latigazo cervical me recordó su intentó de huída en el bar esta mañana y su retorno cuando McDuck mencionó la recompensa.

Público difícil sin duda. Podía trabajar con eso de todas formas, había labrado mi camino en situaciones y relaciones más difíciles que un hombre que me podía dejar a mi suerte, no sería el primero de todas formas, era capaz de lidiar con lo que surgiera por cuenta propia, solo necesitaba algo de mi ingenio y mis alas ¿Sonaba muy confiado? Tal vez, pero el trabajo en solitario te lleva a aprender a aplicar vendas, a curarte solo, a sobrevivir solo. Si le pedía ayuda a Drake era por mis propios motivos, quizás motivos algo caprichosos, pero ¿Los expresaría? No, de preferencia me los llevaría a la tumba, como gran parte de mi vida.

Agité mis alas suavemente para mantenerme a flote mientras pensaba, miré el callejón, su largo, debía tener al menos unos cien metros, no había una pared que lo dividiera, estaba relativamente limpio de escaleras, porque, obviamente nadie quería invitados inesperados; allanamiento de morada; en su casa, había muchas cosas tiradas allí, basura, cajas, maderas, pero no eran un impedimento, el ladrillo de un color terracota estaba húmedo, e imaginé que al tocarlos estarían fríos. Alcé mis ojos hacia los techos, algunos tenían tejas, para nuestra suerte no todos, porque podía ver una caída muy veloz para el hombre de brazos largos, considerando su estatura y peso.

Mis ojos se tiñeron con una chispa de diversión– Será tan rápido como podamos hacerlo sin que nos vean. Y aunque es lindo de tu parte halagar mi boca, te sorprenderá saber que cocino relativamente bien. Además ¿Qué clase de hereje quema crepas?

Chasqueé la lengua en fingida indignación, aunque su siguiente risa bien podría indignarme, pero lo cierto es que no tuve en cuenta su peso a la hora de abrir la boca. Me golpee el mentón suavemente con el pulgar mientras entrecerraba los ojos hacia él, mis iris dorados perdieron el lustre por un momento, mientras lo miraba como un ave rapaz mira a su presa, solo para reírme abiertamente un momento después, llevándome el puño a la boca.

. – Pfff, ok, quizás me excedí en ego allí, pero creo que puedo hacerlo funcionar. Préstame tu brazo. –Pedí, acercándome para tomar su mano, me elevé por encima de él, estirando su brazo hasta el límite sin lastimarlo– Con tu altura podría ser más fácil llegar, son unos buenos diez metros, cubres tal vez cinco con los brazos estirados hacia arriba.

Hice un sonido reflexivo y descendí sin llegar a tocar el suelo, pero bajando su brazo. Lo rodeé mientras lo examinaba tranquilamente, si podía alcanzar suficiente velocidad como para levantarlo al menos cinco metros más… Parpadeé ante la idea que tenía en mente. Aunque era fácil distraerme con sus comentarios.

Reí entre dientes, alzando una ceja– En mis pesadillas hay cosas peores. –Lo miré fijamente al recordar algo en particular y me acerqué velozmente con los ojos entornados– Un momento, podrías llegar hasta arriba sin mi.

Me alejé de él para señalarlo de forma acusadora, imaginando por donde iba la cosa ¿O estaba siendo algo paranoico? No era posible que se olvidase de sus propias habilidades, de ahí venía parte de la burla que estaba completamente pintada en su cara.

. – Puedes, de hecho, llegar hasta ahí sin el aventón, solo querías burlarte de mí cuando no pudiera levantarte ¿Verdad? Porque puedes usar las rocas para escalar hasta allá arriba, pero querías cerrarme la boca, pequeño desagradable. –Me mantuve a la altura de sus ojos, resoplando abiertamente– Lo admito, no puedo levantarte hasta ahí arriba, he llevado cosas pesadas, pero nunca personas, es posible que salga muy mal, así que, puedes escalar y yo volar hasta el techo o puedo intentar elevarte y… Ver si eres un Drake aplastado tan musculoso como cuando no estás aplastado.

Esencialmente, puede que fuese despreocupado, pero no tenía deseos de lastimarlo, mucho menos de forma permanente, considerando que intentar subirlo con la idea que tenía en mente podía acabar en extremidades fracturadas.
#9
Drake Longspan
[...]
El solarian parecía genuinamente divertido con su pequeña broma, o molesto, no sabía decir qué exactamente, pero Drake no pudo evitar soltar una risa grave al escuchar su reacción. El tipo tenía agallas, eso estaba claro, y se estaba divirtiendo con este intercambio de palabras. Aunque su ego se estaba inflando, no podía negar que era entretenido ver cómo intentaba cubrir sus fallos con humor.

Rohahaha, así que eso es lo que estabas planeando, ¿eh? Pensé que tal vez me estabas tomando el pelo. 

Drake se encogió de hombros, todavía con una sonrisa burlona en su rostro. 

Sabía que no ibas a poder levantarme, pero me alegra que hayas admitido que te gusta jugar con las expectativas de la gente. Pero recuerda pollito, no puedes conmigo.

Se inclinó hacia adelante, su mirada fija en Gavyn mientras dejaba que la risa se desvaneciera lentamente. La verdad es que, aunque su plan no había sido tan brillante como esperaba, su ingenio aún le entretenía, sonriendo le guiñó un ojo, calmando la situación.

Me alegra ver que, además de tus plumas, también tienes un buen sentido del humor. Pero no te equivoques, agapornis, no voy a ser un experimento de laboratorio para probar tus límites.

Drake Longspan hizo una pequeña pausa, dejando que su sonrisa se suavizara un poco mientras pensaba en el siguiente movimiento

No estoy aquí solo para reírme de los problemas. — Comentó el chico trepando hacia arriba mientras buscaba a aquel ángel con la mirada — Estoy aquí para hacer que las cosas funcionen. Así que, mientras yo me esfuerzo por llegar a la cima, asegúrate de que no nos caiga nada más que buenas noticias.

Se volvió hacia el callejón, examinando las paredes y las posibles rutas para escalar. Apoyo sus manos en la roca de aquella pared, comenzando a asimilarse tibiamente a ella y subiendo sin ningún tipo de problema. Como si fuera un comic de superhéroes, giró su cabeza hacía detrás para avisar al solarian.

Vamos a hacer esto bien. Y en cuanto a tus crepes, no te preocupes, seguro que después de este desaguisado, aún me deberás una. ¿Listo para volar y mantenerme en la mira mientras subo? Espero que sirvas para algo más que intentar provocar una pelea.

Con una última risa y una mirada de desafío, Drake Longspan se preparó para comenzar su ascenso, confiado en que la misión, a pesar de las pequeñas complicaciones, saldría bien. Todo sea por el dinero.

Aquella estaba empezando a hacerse más fácil de escalar a medida que el brazos largos se acercaba a la cima, y aunque la altura no era un problema para él gracias al poder de su Akuma no Mi, mantenía una mentalidad cautelosa. Sabía que cualquier error podría resultar costoso. A medida que alcanzaba el borde del techo, echó un vistazo hacia abajo para asegurarse de que Gavyn Peregrino estaba siguiendo el plan o al menos vigilando como un dron por los alrededores. La sonrisa burlona en su rostro no se había desvanecido del todo, pero la concentración era ahora el foco principal.

Con un último empujón, Drake logró llegar al borde del techo y se incorporó con un suspiro de alivio. Se dio la vuelta para observar el paisaje urbano desde arriba, disfrutando de la vista mientras esperaba a que Gavyn Peregrino hiciera su parte.

¿Todo listo, o estás pensando en alguna otra broma para probar?

La sonrisa de Drake Longspan se tornó ligeramente diabólica...
#10


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