Hay rumores sobre…
... que en una isla del East Blue puedes asistir a una función cirquense.
[Evento] Lo que el rio se llevó
Airgid Vanaidiam
Metalhead
Personaje


Airgid continuó avanzando subida a la espalda de Octojin. Era una visión imponente, la verdad, ambos tenían cuerpos altos y fornidos, él un tiburón de más de cuatro metros y ella una mujer de más de dos, ambos con fuertes músculos y sobre todo, muchas ganas de cumplir la palabra de Norfeo. El arma más peligrosa, la fe. Fue cuando el viento dejó de soplar con la fiereza de las Cumbres cuando bajó de la espalda del gyojin tiburón, corriendo a la vera de Asradi.

El paraje que observaba ante ella era completamente diferente al desolado territorio de las Cumbres de las que procedían los tres. Este contaba con un bonito río, frondosas plantas y una gran cantidad de picudas montañas. Había sitio de sobra desde el cual obtener altura y disparar sin problema. Esta vez no avisaría, no amenazaría, simplemente atacaría, directamente. Estaba segura de que no solo ellos habrían recibido aquel mensaje, de que a quienes fueran que estuvieran en aquella zona también se les habría encomendado la misma misión de acabar con los contrarios y hacerse con sus canicas. Y no iba a dejar que nadie se le adelantase, que nadie apretara el gatillo antes que ella. Airgid era experta en tener el gatillo sueltecillo.

Finalmente llegaron a un claro en la base de la principal cumbre, donde Octojin se sentó sobre una roca, esperando a ver si los demás seguidores de Norfeo se unían. Asradi llegó hasta él, y poco después llegó ella. — No dejéi que o vean. — Susurró, algo raro para Airgid que siempre solía hablar o en voz alta o gritando directamente. Pero entendía la importancia de la situación. — Nos e'condemo, a vé ji se no' une arguien má. Pero ná de hablá ni de sharlá, na má loh veamo', atacamo' a la vé. — O al menos eso sería lo que ella estaba dispuesta a hacer. Nada de hacer amigos, ya no había espacio para eso. Ahora solo tenía en la cabeza esa vena competitiva, esa misma avaricia que sintió nada más despertar en aquel extraño lugar, un sentimiento que le invitaba a ser codiciosa y reunir canicas, todas las que pudiera. Menos las de sus compañeros de las Cumbres.

Off

Stats con el buff de la bendición
#41
Ray
Ray
Personaje


El tiburón que le llevaba en su poderoso brazo se llamaba al parecer Octojin. Un nombre bastante curioso a juicio del marine, pero dado que nunca antes se había encontrado a un ser semejante no tenía una referencia con la que compararlo. Tal vez entre los de su especie fuese muy común, como pasaba con nombres como Paul o William entre los humanos.

No tardaron mucho en llegar a una zona escarpada y montañosa. Todo el paisaje era yermo y rocoso, y las cumbres de las montañas se erguían como descomunales colosos hasta tocar el cielo. A lo lejos no eran pocos los templos que se divisaban, todos ellos de aspecto antiguo y algo desgastado por el paso de los siglos. Múltiples caminos, cada cuál menos recto que el otro, ascendían hacia los picos más altos. Y al pie de las montañas un ancho y caudaloso río nacía fruto del agua de lluvia que allí iba a parar tras descender desde las cumbres, su trayectoria perdiéndose en la lejanía.

Junto a ellos habían llegado ya varios de los miembros de aquel improvisado ejército. Las dos mujeres que parecían ser amigas del tiburón iban junto a ellos. Bueno, una de ellas, la rubia, seguía al igual que él siendo cargada por el enorme híbrido. Ella fue quien sugirió una estrategia con su particular acento en el que no pronunciaba la mitad de las letras de cada palabra. Propuso esconderse hasta que el resto de sus aliados llegaran y, en el momento que se encontraran con alguien que no hubiera estado con ellos en las ventosas tierras de las que venían, atacarle sin mediar palabra. No era la estrategia más elaborada del mundo, eso desde luego, pero no dudaba de que fuera eficaz.

El joven asintió, pues no le quedaba más remedio que adaptarse a lo que aquel grupo hiciera. De lo contrario, y dado que no le conocían realmente hasta hacía unos minutos, podían empezar a desconfiar de él y decidir atacarle. Si estuviera en plenas facultades podría atreverse a ello, pero en aquellas condiciones era consciente de sus limitaciones. El diminuto y fofo cuerpo que ahora tenía junto al gran cansancio que sentía hacían que estuviera firmemente convencido de que no tendría nada que hacer si se enfrentaba a ellos. Así que, en cuanto tuvieran a algún enemigo cerca, propondría una estrategia al tiburón.

- Octojin, cuando tengamos a tiro a algún enemigo si quieres puedes lanzarme contra él como si fuera una bala humana. No te preocupes por hacerme daño, ya te darás cuenta cuando lo hagas de que no se me da nada mal desplazarme por el aire ni aterrizar con estilo.

El marine estaba en parte deseoso de que comenzaran las hostilidades. No sabía por qué pero había algo en él que le empujaba a querer conseguir más canicas para complacer a la caprichosa deidad que gobernaba aquel lugar. ¿Sería también esa sensación un efecto secundario de su involuntaria y escatológica ofrenda?

Off


Stats del evento


Inventario
#42
Gautama D. Lovecraft
-
Personaje

inventario

Stats CARLITO


La llegada al nuevo paraje siguiendo al tiburón, se haría rumiando en mi mente las palabras de Norfeo, palabras que nos incitaron a obrar en su nombre la justicia divina que las impartía. Su deseo era para nosotros ley, y el séquito de alocados, desternillados y trastornados que éramos, íbamos guiados por el enorme tiburón que comandaba el estandarte de las huestes de las cumbres rocosas de las que proveníamos.

La nueva estampa natural se desplegaba inmensa e intimidante, decenas de cumbres y montes aguardaban nuestra llegada, como si su presencia hubiera sido preconcebida conscientemente para que fueran testigos plenos de lo que se venía. Caminaba custodiado por Carlito, mi hijo, hijastro o lo que fuera que Norfeo quería que sea conmigo, pero su presencia imponía un respeto a tomar en cuenta ante lo que podía desatar, pues su aspecto y envergadura, era señales inequívocas de que no era buena idea meterse con él.

- Yoo pro.. teger... Paa Paa -

Dijo, momentos antes de que el cabeza del grupo se detuviera. Le dediqué una mirada fraternal, y pensé en la inocencia de su ser. Ahondé en ello, y esa muestra de afecto que el grandullón amarillo emitió hacia mí, hizo que recabara los coletazos de cordura que habían sido sepultados ante los pasados estímulos. Un gesto de aprobación paternal fue dibujado en mi rostro, hacia él. Puede que allí desde los confines más oníricos del mundo, fuera un simple peón de juego a merced del capricho de un dios inmoral, quizá, dentro de ese juego macabro, yo ya había ganado, por que había ganado a un amigo, a un hijo.

- No te preocupes... Mi Carlito, saldremos de esta -

Agarré su mano derecha fuerte con mi izquierda, en la otra poseía el dial de viento que le di, y juntos al fin alcanzamos la roca en la que se paró el tiburón, formando una silueta grupal bastante intimidante. El grupo de enemigos se veía en la lejanía, y a pesar de que me había recuperado de la ceguera que suponía la devoción a Norfeo, me encontraba allí, no podía echarme ya para atrás.

Desafiante, calculé estimando los posibles escenarios que podían darse en la contienda que estaba por venir, una verdadera batalla donde el grupo del que proveníamos, y los desconocidos que nos iban a recibir, protagonizaríamos la mayor escena bélica que podía haber vivido. De aquí atrás me había contenido, pero ahora, sabiendo que tipo de circunstancia era la que nos rodeaba, no dudaría en dar el máximo de mi, por mí y por Carlito. Estábamos allí embarrados, escapar no era una opción, la única que existía era una huida hacia delante.

- ¡SEEEECTARIOS DE NORFEOOOOO!.... -

Alertaría a todos una vez estuviéramos congregados, una banda sonora incesante parecía resonar desde mi pecho, en in crescendo por el paso de los momentos, donde la tensión hasta podía cortarse con un cuchillo. No sabía si poco a poco iban llegando todos, uno a uno, mi vista estaba clavada al frente, en un semblante concentrado en lo próximo que iba a suceder, ante lo que se estaba fraguando. La batalla final estaba a punto de comenzar.

- ... ¡Reuníos! -

#43
MC duck
Pato
Pisando fuerte por su propio pie, llegó un percherón de dos metros con pico de gigachad, el Strong Point de Mc Duck era mucho más guapo y atractivo, o eso dicen algunos, pero también tenía la cabeza más hueca, eso alteraba la personalidad de Duck un poco especialmente en términos de inteligencia. Pero no se preocupen, que si no entiende lo que le rodea él se inventa un poco lo que sucede para sentirse parte del grupo. Aunque iba un poco lento comparado con la super montura de octojin que lo había dejado atrás, lo que hizo que el pato tuviera que forzar la marcha acelerada mientras terminaba la épica narración que venía haciendo.
-Portaba la corona del poeta Insonme -dijo refiriendose al enorme 0 flotando sobre su cabeza, indicando sus chapas o canicas- y los que probaron su escopeta le llamaron... Asesino de la Muerte.
Se detuvo un segundo, no solo para respirar sino para buscar por donde se habían metido los demás, Pero... ¿adonde se suponía que debía de ir?
- ¡SEEEECTARIOS DE NORFEOOOOO!.... ¡reunios!
-oH! cuack, esa debe ser la señal. cuack.
dijo antes de correr en dicha dirección para reencontrarse con los minions y el extraño buda profetizador de Norfeo.
-¡¿Dónde está el enemigo jefe? cuack, usted diga y yo... disparo CUACK...
Pero a medida que avanzaba veía a Octojin, a Airgid, Asradi, y al menos conocido Ray.

-Hey chicos! -dijo alzando la mano - ¡hey chicos! cuack - repitió mientras los alcanzaba- ¿Dónde están los enemigos del dios Morfeo? ¿queda mucho para llegar? ¿Estáis tan emocionados como yo? vamos a cumplir la voluntad de Nortfeo...
Si, Strong point era algo cortito de mente, pero seguía teniendo el mismo buen corazón que tiene duck en todas sus formas, tal vez sólo algo más inocente que las otras versiones, y con mayor capacidad de carga de peso.

informacion del personaje
#44
Yoshi
Yoshi
Yoshiro había empezado una batalla contra el Profeta, pero dada l interrupción de Norfeo que quería una batalla entre las zonas que quedaban vivas no tuvo más opción que seguir a los demás al nuevo sitio.

El número uno frotaba en su cabeza, su bolsa con su única canica seguía en su cintura y era lo único de "ropa" que poseía el tiburón evolucionado. Las reglas eran fáciles, matar a aquellos que no conocía con un número en la cabeza y ganar más canicas.

Yoshiro llegó a la cima de una montaña usando sus garras para subir y se reencontró con Octojin, la rubia, el profeta, la sirena, los niños amarillos y claro, el chico de cabello morado con horrible olor. 

La rubia diría lo que Yoshiro ya había pensado,  era el momento de erradicar a todo ser viviente en esa zona-¡Demostremos las bendiciones que Norfeo nos ha dado! ¡Acabemos con todos!-Yoshiro estaba excitado por el beneficio del calor de la batalla y aunque no estaba en el lago, este lugar tenía una buena presión de agua en la atmosfera, su karate Gyojin debería funcionar muy bien aquí.
El pato también llegó al lugar bastante listo para combatir, le agradaba bastante ese espíritu-Hay que buscarlos y eliminarlos. No han de estar muy lejos-viendo al grupo la verdad es que sería extraño perder contra los de este sitio al menos que claro, Norfeo también los bendiciera.
nuevas stats

apariencia
#45
Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
Apenas me rozó el brazo, y sin embargo un dolor horrendo se extendió por él, como si me hubiesen golpeado con un martillo de demolición. No, peor. Era como si me hubiesen sacudido todo mi cuerpo desde dentro. Una parte de mí, la que aún conservaba una mínima racionalidad, recordó cómo se sentía recibir un impacto vibratorio del estilo Hasshoken, cuando aún entrenaba en el dojo. Había sido algo similar... pero fundamentalmente diferente y mucho más poderoso que ningún golpe que hubiera recibido hasta la fecha. Grité de dolor y reduje rápidamente mi tamaño para intentar poner distancia entre la bestia y yo. Mi brazo derecho colgaba, dolorido y entumecido. No creía que me hubiese roto nada y, sin embargo, no creía que fuese a ser capaz de usar mi brazo hábil eficazmente. No por ahora. Miré lleno de desesperación y terror a la criatura, sintiendo un escalofrío al oírla hablar.

- Of... ¿ofrenda? - pregunté, con voz temblorosa -  no lo entiendo. No sé de qué hablas - respondí. A pesar del dolor, el entumecimiento y el miedo que envenenaba mi mente, al momento siguiente até cabos. Aquella malvada entidad, Norfeo, había exigido ofrendas. Y todo el mundo llevaba consigo aquellas... bolsas. Instintivamente llevé la mano a la mía. ¿Era mi canica lo que pedía?  ¿Por qué eran tan importantes?

- ¿Te refieres... a esto? - Saqué la canica con la mano izquierda, tembloroso por el temor. En parte, me sentía inútil, inútil y cobarde. ¿Desde cuándo era incapaz de defenderse y se acobardaba ante una amenaza? Por otro lado, sentía que era una decisión lógica. Aquella criatura me había superado y avasallado totalmente pese al poder de la Deka Deka no mi. La criatura había logrado mantener la sangre fría y la calma y explotar la debilidad de mi poder: la torpeza inherente al cambio de tamaño - Tómala, no la quiero para nada, pero déjame vivir.

Lancé en su dirección la canica para que la recogiera al vuelo y, sin pararme a ver si la cogía o no, eché a correr bosque a través. Pero entonces el cielo se oscureció y una voz ya familiar volvió a sonar en la isla. Miré hacia arriba y el miedo en mi rostro se tornó en odio visceral y furia. ¡Norfeo! El causante de aquella locura. El dios loco que reinaba sobre aquella isla de pesadilla. La caprichosa entidad que castigaba a quienes no seguían sus arbitrarias normas y decisiones. Apreté el puño izquierdo y la mandíbula, gruñendo de ira.

- ¡NORFEO! - grité a los cielos, con todas mis fuerzas, tambaleándome por el frío y mi herida, apenas en pie - ¡Ven a mí, sin trucos ni artificios! Dios o demonio, ¡¿qué te da derecho a jugar con las vidas de otros?! ¡Ven a mí, repito! ¡Ten al menos el valor de responder por tus actos y de contestarme a la gran pregunta! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿Qué propósito cumplimos en tu designio, diablo desalmado?!

Pero la locura no había terminado. Tras las proféticas palabras de Norfeo, gente comenzó a aparecer en las cumbres cercanas y en diferentes puntos. Reconoció al profeta loco que había aparecido en la roca voladora, quien ahora llamaba a los seguidores de Norfeo a la batalla. La cosa se ponía fea.

resumen y cosas varias
#46
Atlas
Nowhere
Situado al borde de un desfiladero, observaba el paisaje desolador que se extendía ante mí. Aquel lugar rebosante de furia antigua me hacía sentirme pequeño. No sólo físicamente, que también, a consecuencia de la colosal envergadura de los picos más altos que se podían ver a lo lejos. No, simplemente con pensar en los centenares de años que aquellas rocas llevarían allí, casi en el mismo estado, mientras generaciones y generaciones de hombres y mujeres como yo perecían... Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. No éramos ni siquiera un grano en el culo del universo e íbamos por la vida dándonos aires de grandeza.

El aire de las montañas se movía con la fiereza de una bestia acorralada, golpeándome de forma que llegaba a resultar dolorosa. No parecía una idea demasiado buena continuar en aquel lugar sin más, así que contemplé el sendero que hacia mi derecha ascendía y hacia mi izquierda descendía. ¿Hacia abajo o hacia arriba?

No había tomado aún una decisión cuando la voz de Norfeo retumbó desde la nada. Rebotaba en las paredes rocosas de las montañas y, sumergida en el iracundo viento, martilleaba mis tímpanos con saña. Estaba enfadado, se había aburrido, se le había ocurrido un juego nuevo o, quizás, un poco de todo mezclado en una aliño perfecto para una ensalada de destrucción. Fuera cual fuese la respuesta no resultaba especialmente relevante al fin y al cabo, pues el resultado para mí y para todos los demás sería el mismo. ¿Dónde estaría, por cierto? Hasta el momento sólo había podido hablar con dos tipos, pero había podido identificar a varios más a lo lejos en la tundra helada.

Finalmente, dado que como buen dios Norfeo debía estar en lo más alto, opté por recorrer el camino que llevaba hasta la cima. Cuando más ascendía, más violentas eran las ráfagas de aire que circulaban por el espacio que quedaba entre los riscos. Tras unos doscientos metros —medidos completamente a ojo, claro— terminé por alcanzar un punto donde la vereda que subía por el desfiladero perdía su pendiente y se abría para dar lugar a una suerte de explanada. El panorama allí era cuanto menos curioso, puesto que había un montón de personas, a cada cual más peculiar, que por supuesto no conocía de nada. Al menos, no fui capaz de identificar a nadie en un rápido vistazo.

¿Estarían por allí Sid y el tipo de los acertijos? A saber, pero si yo fuese un dios caprichoso probablemente hubiese juntado todos mis juguetes en la misma caja para ver cuál resultaba vencedor.

Me detuve justo donde el sendero se convertía en área abierta, atento, porque no sabía por dónde podía salir todo aquello. ¿Estaría mirando ese niñato caprichoso o ya se habría aburrido de nosotros? Bueno, que se había aburrido estaba claro, porque nos había puesto fecha de caducidad. Y muy próxima, además.
Nota
#47
Nagaki
Medusa
Off-rol importante

El aire helado del bosque se sintió más pesado tras la confrontación con Hyun, cuyo grito desgarrador aún reverberaba en mis oídos pese a que salía corriendo a la distancia tras haberme dado su canica. Miré a mi alrededor, pero el entorno parecía imperturbable, ajeno a la inminente oscuridad que sentía en mi interior. Con la adrenalina corriendo por mis venas, busqué a Boo, que se había mantenido al margen, observando, consciente de que su papel era crucial en esta batalla de voluntades. 

Boo, patrulla, cerca de mi. Vigila —dije con voz tenebrosa con tono firme—.

El minion asintió, sus ojos brillando con una mezcla de lealtad y preocupación. Era un fantasma metro y medio, guiando sus destellos de forma cautelosa mientras se colocaba a mis espaldas. Fue entonces cuando decidí regresar al lago, a ese lugar en donde la serenidad y la incertidumbre convivían en la misma orilla. Allí fui bendecida por Norfeo, tendría que volver para ver si había otro cartel.

El camino me pareció más largo de lo que realmente era. Mientras me alejaba de la escena, el recuerdo de la confrontación con Hyun flotaba en mi mente como un eco que me enorgullecía. Otro combate, otra muestra para Norfeo de mi voluntad. Al llegar al lago, me detuve en la orilla, observando cómo las olas suaves rompían contra las rocas. El agua, pura y misteriosa, ofrecía su calma. Era el refugio perfecto para meditar y esperar a que Norfeo hablara de nuevo. Boo se encargaría de avisarme si pasaba algo.

Sin pensarlo dos veces, avancé hacia el lago hasta que el agua me llegó por cintura, dejando que el agua fría me rodeara de nuevo y comencé a estirar de nuevo. Curiosidad y una especie de instinto me llevaron a tocar el agua con mis manos. Mientras lo hacía, un escalofrío subió por mi columna. Era como si el lago me reconociera, sus aguas vibrando con la energía de lo que había sucedido. En ese instante, miré hacia la superficie y vi la imagen de mi reflejo, distorsionada. Me vi a mí misma no solo como una chica asustada, sino también como un ser tenebroso, alguien que podía superar los retos.

Artista Marcial Iniciado
ARM300
ARTISTA MARCIAL
Pasiva
Tier 3
Calentamiento, si calienta un post gana +5 [Agilidad] y +5 [Fuerza].

Sin pensarlo dos veces, me lancé al agua, seguida al poco por Boo. La sensación de inmersión fue revitalizadora; el frío se convirtió en un alivio inmediato. Nadé, sintiendo como la presión de los límites se desvanecía. El silencio del fondo marino me envolvió, y con cada brazada, la carga del miedo se disipaba. Avancé hacia la parte más profunda, dejando atrás la orilla y el tumulto que me había perseguido. Era liberador sumergirse en la oscuridad, como si el lago guardara secretos que estaban esperando ser descubiertos.

A medida que me adentraba, el agua se tornaba más oscura, y con ella, mi mente se enfocó. Sabía que había algo más en juego que mi propia supervivencia. Una fuerte pulsión me empujaba a entender el propósito de Norfeo, el propósito de esta canica que mantenía en mis manos. Al fondo, el instinto me decía que la respuesta estaba esperándome en la profundidad, como una joya perdida en las sombras.

Un giro en el agua me mostró destellos de luz que cruzaban en el fondo. Era mi señal, y un fuego interno comenzó a avivarse en mi pecho. Había que navegar por las corrientes del destino, pero primero, necesitaba encontrarme en lo profundo, enfrentar mis miedos y salir a la superficie con algo más que una simple respuesta. Sabía que cada desafío llevaría consigo una lección, un paso más cerca de ser el guerrero que Norfeo había comenzado a intentar despertar en mí. Nadé hacia la oscuridad, con la certeza de que la verdadera batalla no solo sería contra los monstruos externos, sino también contra aquellos que habitan en mi interior.

Inventario y Estadisticas

Personaje
#48
Kael
El Fantasma del Mar
Off previo


El aire estaba cargado de tensión y mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras las palabras de Norfeo resonaban en mi mente. Ya no era solo un enfrentamiento físico; se trataba de un desafío que abría puertas a preguntas que había evitado durante tanto tiempo. ¿Era realmente un héroe o solo un instrumento de venganza? La medusa, a medida que se acercaba, parecía leer mis pensamientos, y la intensidad de su mirada me hizo titubear un instante.

Pero una fuerza desconocida, arraigada en mi interior, me empujó a seguir adelante. Con cada paso, sentía que la determinación se transformaba en poder, un poder que palpitaba en mis venas. A medida que saltaba, la espada brillaba como si contuviera una luz propia, y el tiempo se había detenido; todo giraba a mi alrededor con una claridad que nunca había sentido antes. Mis intenciones estaban claras: si quería liberar mi mundo de esos horrores, debía actuar rápido.

Mi ataque fue un arco en el aire, dirigido hacia la medusa. En el instante previo al impacto, mi lodo se cernió sobre sus piernas, anclándola momentáneamente. Justo cuando mi espada conectó con su forma, un destello de luz surgió, envolviéndome en su resplandor. En lugar de un impacto ensordecedor, sentí como si una barrera invisible me detuviera al mi espada chocar contra su cuerpo. La medusa salió despedida hacia atrás, hasta el río. -Un enemigo menos, el siguiente debería estar...- dije girándome hacia la estatua.

Un instante después, la lejanía de la estatua me alcanzó. El chico al que había dejado atrás había desaparecido. No podría dejar que mi impulso de venganza me consumiera  había perdido tanto ya, pero esta nueva forma... esta forma me daba la oportunidad de ser una persona mucho más fuerte de lo que realmente era. De alguna manera, sentía que debía perseguirlo y reclamar su canica para mí, como un símbolo de recuperación.

Con cada paso que daba, la montaña parecía retumbar bajo el peso de mis decisiones. Las piedras, afiladas y traicioneras, me recordaban que el camino hacia la redención raramente es directo. Salí caminando por la montaña en la dirección que creía que había ido el chico, con la determinación de no convertirme en el monstruo que enfrentaba. La búsqueda se había transformado en algo más profundo; era un viaje hacia el interior de mí mismo. ¿Era un héroe, después de todo? Solo el tiempo lo diría.
Inventario y estado

Personaje
#49
Octojin
El terror blanco
Octojin reflexionaba sentado en la piedra sobre los eventos recientes con una mezcla de asombro y resignación. Al bajar a la rubia al suelo y notar el estorbo que suponía Ray en la palma de su mano, el gyojin no pudo evitar pensar en lo surrealista de la situación. Había agarrado de la mano a dos mujeres, Airgid y Asradi, y casi por arte de magia le había caído lo que comparando con su tamaño era un bebé. “Así que así es como los humanos tienen hijos... extraño y repentino” pensó, aunque sabía bien que no era el caso, la idea le arrancó una risa baja, algo que visto desde fuera quizá era confuso.

Centrándose en el presente y en asuntos más serios, Octojin usó su afinado sentido del oído para escanear el entorno. Los sonidos lejanos, apenas eran perceptibles sobre el viento que llevaba lamentos antiguos, pero sí que indicaban movimientos en la distancia. No podía precisar aún si eran amigos o enemigos, pero la tensión en el aire era palpable.

Con Ray aún sobre su palma, el olor nauseabundo que emanaba de él se volvía insoportable, y Octojin decidió que era momento de un breve baño. Se acercó al río que habían estado siguiendo y se sumergió en el agua fría y cristalina, cuidando de no mojar a Ray, para lo cual lo depositó sobre su hombro. Lo cierto era que el humano  dejaba un rastro sumamente asqueroso allá por donde pasaba. El tiburón había leído historias de temerosos guerreros que, según decían las lenguas, por donde ellos pasaban no crecía la hierba. Pues Ray se podía considerar uno de ellos. No por su temerosidad, la cual aún no había demostrado, sino porque por su mal olor, probablemente iría matando todo rastro de hierba, plantas y flora en general que estuviera en su paso.

De vuelta en tierra firme, Octojin observó a su grupo formando un círculo a su alrededor. Allí estaba Asradi, la distinguida sirena cuya presencia siempre le había inspirado una cierta admiración. La rubia, siempre alerta y con el dedo listo en el gatillo, no dejaba de vigilar los alrededores. El Profeta, acompañado de su fiel seguidor, murmuraba oraciones a su dios. El pato, imponente a pesar de su apariencia inusual, parecía listo para cualquier confrontación. Ray, por su parte, colgaba de la mano de Octojin, completamente ajeno al rol de proyectil improvisado que tendría segundos después. Y Yoshi, otro habitante del mar, que se mantenía alerta, observando con cautela.

— Si morimos, será en nombre de Norfeo, así que no hay nada que temer — declaró Octojin con firmeza—. Todos aquellos sin una corona de laurel dorada son enemigos, y los que la tengan y no pertenezcan a este grupo, son susceptibles de ser enemigos también. Debemos estar preparados para masacrar a cualquiera que se cruce en nuestro camino. Somos un equipo, si uno necesita ayuda, se le ayuda. Recordad que no peleamos por nosotros, sino por nuestro Norfeo.

De repente, el tiburón cesó su discurso al ver la figura de un hombre que se aproximaba rápidamente. Octojin frunció el ceño a la par que divisaba a un humano rubio entre las sombras de las montañas que se acercaba a ellos. Sin dudar, ordenó el ataque mientras le señalaba.

— Uno de vosotros, a por ese infiel —musitó, sin apartar la mirada del rubio.

Sin dejar pasar ni un segundo, observó a donde se concentraba el campo de batalla. Allí había un humano luchando contra una especie de gyojin medusa. La batalla parecía dispareja, al menos desde la lejanía, pues el humano estaba mucho más cansado que el gyojin, o eso aparentaba.

— Te toca demostrar esa valía de la que presumes — comentó mientras miraba a los ojos a Ray.

Con una decisión firme, Octojin balanceó a Ray por el brazo, generando un momento de impulso. El tiburón utilizó la fuerza acumulada de su poderoso torso y brazos musculosos para proyectar a Ray con toda la fuerza que pudo reunir apuntando directamente hacia un humano vestido de negro con el pelo castaño y largo. En ese instante, Ray se convirtió en un proyectil humano, girando en el aire con una trayectoria precisa y acelerada hacia el enemigo. El lanzamiento fue ejecutado con una precisión sorprendente para alguien de su tamaño y fuerza. Ray, completamente ajeno a su papel en esa batalla, voló a través del aire, describiendo un arco perfecto. Octojin observó cómo su trayectoria se alineaba con el objetivo. La forma en que el cuerpo de Ray cortaba el aire, combinado con la distancia y la fuerza del lanzamiento, era señal del poderío físico de Octojin.

Mientras Ray se acercaba a su destino, Octojin no pudo evitar sentir una mezcla de satisfacción y urgencia. Sabía que cada movimiento en el campo de batalla podía ser crucial, y lanzar a Ray no solo era una decisión táctica, sino también una demostración de la seriedad con la que tomaba su rol como defensor de Norfeo. En su mente, no había duda de que estaba haciendo lo correcto, protegiendo su misión y a sus aliados de cualquier amenaza, utilizando todos los recursos a su disposición.

— Rubia, cúbreme, cualquier cosa que veas moverse, dispara — se limitó a decir mientras, con velocidad, bajaba hacia el campo de batalla.

Con paso decidido, Octojin avanzó hacia el conflicto. En su camino, un destello en la periferia de su visión le mostró a un gyojin medusa intentando huir. Cambiando su trayectoria, se dirigió hacia allí con velocidad. Pero antes de que pudiera alcanzarla, un olor a carne fresca captó su atención tras un arbusto cercano.

El escualo frenó, modificando su trayectoria nuevamente. Un humano se ocultaba, quizás esperando el momento para atacar. Octojin se movió hacia él con intención amenazante, los músculos de sus brazos se fueron tensando en preparación para el enfrentamiento. La adrenalina y la devoción a Norfeo llenaban su sangre de un fervor combativo, dispuesto a enfrentar cualquier desafío en nombre de su dios.

Senmaigawara seiken
KGY402
GYOJIN KARATE
Ofensiva
Tier 4
46
Costo de Energía
2
Enfriamiento
22 Fuerza
Un fuerte impacto que se transmite a través de las partículas de agua presentes en el cuerpo y aire que rodea al objetivo logrando que el golpe del usuario lo [Derribe] y [Empuje] hasta 10 metros.
Golpe Básico CaC + [FUEx2,6] de [Daño contundente]


Con un golpe seco, el tiburón hizo gala de su alto nivel de Gyojin Karate, golpeando las partículas de agua presentes en el aire que rodeaba a aquél humano y con la clara intención de golpearle y desplazarlo hacia atrás.

Jōki no eikyō
KGY300
GYOJIN KARATE
Pasiva
Tier 3
Las técnicas del estilo emplean el elemento agua en ellas, con lo cual serán capaces de golpear a los usuarios de Akuma no mi que normalmente contarán con ciertas inmunidades con normalidad. Por otro lado, siempre que se encuentre en el agua o en un ambiente con una alta presencia de la misma y por lo tanto humedad sus técnicas causan +50 de Daño adicional y costarán -5 Energía (Hasta un máximo de 5 Energía).


Resumen


Aspecto actual Octojin


datos
#50


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