¿Sabías que…?
... existe la leyenda de una antigua serpiente gigante que surcaba el East Blue.
[Común] [C - Pasado] Más madera.
Juuken
Juuken
Día 80 de Invierno del año 723

Un nuevo día se abría paso ese extraño lugar. El sol brillaba y había una brisa bastante agradable, la calma se sentía en las calles del pueblo de la isla, aunque en estos instantes tan solo quería volver a los bosques, a esa zona donde ni los trabajadores llegaban todavía, allí donde hace unos días tuve aquél fortuíto encuentro que todavía no sabía cómo calificarlo.

Un tipo de cabello blanco y yo nos encontramos por allí, y fue un encuentro de lo más extraño y casual. En cierto modo debo decir que fue divertido, y deseaba volver a encontrarme con él y volver a divertirme como entonces, aunque todavía tenía algún corte que no se había curado bien y algo de agujetas. Hacía tiempo que no combatía así, fue algo realmente satisfactorio y estimulante, además de agradable, pues tampoco fui el único que disfrutó de aquello al parecer.

Por cuestiones le había perdido el rastro, pero esperaba volver a toparmelo por la zona. Ahora vagaba por las calles matutinas de ese pequeño pueblo, o lo que quiera que fuera, lo cierto es que no lograba llegar a entender la diferencia entre los distintos nombres que se les daba a cada lugar, algunos decían que era una ciudad, otros un pueblo, otros una isla. No entendía nada, todavía me quedaba mucho que aprender del mundo real, pero no me importaba, quería llegar a ver todo cuanto pudiera, a cualquier coste.

Tenía unos berries sueltos que me quedaban todavía, así que fui a comprar algo para comer mientras daba una vuelta. Mi camino me llevó hasta lo que parecía ser los astilleros, así los llamaban. Un barco estaba a punto de zarpar y me quedé contemplando esa embarcación. Me resultaba realmente curioso que algo tan grande y pesado fuera capaz de flotar cuando yo ni siquiera podía forzarme a salir a flote, era como un cruel designio del destino, un destino que solo quiere ver sufrir a todo el que desee permanecer en este mundo. Pero eso no me haría perder la esperanza, no lograría nunca hacer que quisiera rendirme. Juuni no lo habría hecho, y sentía que si estaba vivo en ese entonces era todo gracias a ella.

Un barco recién atracado comenzaba a descargar, al parecer habían ido de pesca y habían traído peces, comenzaban a descargar en cajas, algunos montones los sacaban directamente con las redes. Parecía que había sido una buena mañana.
#1
Qazan
Qazan
Habían pasado ya un par de semanas desde que Fugu y yo habíamos ayudado a rescatar el el cadáver del marido de Kara. Aquella sin duda fue una experiencia que me hizo madurar rápido, Aprendí por las malas que a veces, aunque otras razas nos miren extrañados, la solución no pasa por pelear entre nosotros, sino en ayudarnos y apoyarnos en aquellos momentos donde uno solo no puede. Kara había quedado satisfecha de que pudiésemos recuperar el colgante que le había regalado el día de su boda, a su marido, que nos regaló dos tickets para viajar en barco a las islas Gecko, un lugar donde, según Fugu, podría aprender más del oficio familiar aunque sinceramente no creo que mucha gente se dedique a rescatar tesoros de los barcos hundidos.

Un par de días después ya habíamos organizado el viaje, la ruta era sencilla, zarparemos en Villa Shimotsuku y unos días más tarde llegaríamos a Kolima la isla donde los carpinteros del East Blue compraban la madera para realizar sus trabajos. La verdad es que mi padre me lo ha pintado muy bien, era algo así como unas pequeñas vacaciones antes de ponernos arreglar los botes de los pescadores de Villa Shimotsuku. 

Definitivamente, casi una semana de viaje en barco se nos hizo muy pesado, una cosa era aguantar a Fugu en casa, donde si se ponía muy pesado podía irme y dar un paseo por la playa hasta que se calmase, pero en alta mar a lo sumo, podía lanzarme por la borda del barco y desahogarme un rato nadando, aunque tampoco era muy buena idea, ya que el barco navegaba a mucha más velocidad de la que yo podía. Tras aquella eternidad de viaje, por fin, vimos a lo lejos la isla Kolima. -Ves chico toda paciencia tiene su recompensa-. Me vinieron unas ganas terribles de agarrarle del cuello y retorcerle el pescuezo, vaya semana me había dado. -Venga, prepara tus cosas que ahora mismo desembarcamos.

Me dirigí a nuestro camarote para recoger el zurrón con un par de harapos para cambiarme mientras estuviésemos en la isla, mi padre por su cuenta, llevaba lo justo el dinero que siempre solía llevar encima y sus vestimentas. Ya con todo preparado salí a cubierta, la isla Kolima cada vez se veía más grande en el horizonte, y justo a su izquierda quedaba la isla Syrup. -Bueno chico hora de contarte la verdad-. Sus palabras me dejaron extrañado, no estaba entendiendo a qué se refería. -Este barco no va a Kolima, si no a Syrup… Pero por desgracia, para ti, tú si vas a Kolima-. Nada más terminar la frase me agarró del brazo y me lanzó por la borda. - acuérdate, nos vemos en tres semanas aquí en Syrup-. Dijo el muy infame mientras asomaba por la borda y se despedía de mí saludando con la mano.

-Ese bastardo... - no pude evitar maldecir a mi padre adoptivo hasta desearle la peor de las diarreas. El muy desgraciado había calculado bien el momento exacto de lanzarme por la borda. Justo habíamos llegado a una zona pesquera, donde para mi desgracia quedé atrapado en una de esas redes del diablo. -Bueno supongo que al menos no tengo que nadar-. Dije para mí mismo. Estaba siendo arrastrado por un barco que, para suerte para mí, se dirigía a puerto.

Antes de llegar recogieron la red con la suficiente cantidad de peces como para que no me vieran una vez descargaron en el puerto. Al liberar la red caí de bruces contra el suelo, quedé algo aturdido por la caída y luego de unos segundos justo enfrente mía había parado un chico de extraordinaria belleza, a juzgar por su altura, y su cara de adolescente, podía intuir que más o menos seríamos de la misma edad. -Oye, tú guaperas qué te parece si me echas una aleta, bueno o una mano, lo que sea que tengas tú. - le dije desde el suelo mientras le tendía la mano para que me ayudara a ponerme de pie.
#2
Juuken
Juuken
Observé el pescado soltarse de aquella red, había mucho, todavía no terminaba de comprender por qué siempre cazaban tanto pez, escuché que hacían sopas con él, pero nada más. De pronto un pez, mucho más grande cayó del centro de la red. Vaya, eso si es una buena pieza. Pensé para mis adentros mientras observaba ese pedazo de cosa retorcerse en el suelo.

Aunque pronto se levantaría. Ese pez era muy distinto, pero debía ser un pez, había salido de la red de pesca, por lo que lo habían sacado del mar. Que cosa más rara. Me acerqué un poco y me quedé mirándolo, con clara curiosidad. Nuestras miradas se cruzaron, por un momento parecía como si ese pez pudiera pensar y ser inteligente.

Aunque era algo extraño, tenía aspecto de pez, pero parecía tener brazos y piernas como una persona. ¿Qué tipo de pez era ese? Me llamó tanto la atención que me quedé algo embobado mirándolo. Hasta qué:

-Oye, tú guaperas qué te parece si me echas una aleta, bueno o una mano, lo que sea que tengas tú.

Ese pez... ¿Había hablado? Posiblemente mi cara de desconcierto, completamente boquiabierto, le sería suficiente respuesta de por qué no reaccioné completamente a tiempo. ¿Es un hombre o un pez? No tenía nada claro. Posiblemente solo se trataba de un traje, pues me tendió la mano, y realmente tenía un cuerpo de hombre, bastante grande pero parecía un hombre.

Sonreí y tomé su mano para ayudarle a levantarse. Nada más sujetarla me sentí extraño, pero bueno había estado en el mar, rodeado de peces. Tal vez por eso estaba tan húmeda esa mano, aunque la textura se sentía muy extraña. ¿De qué estaba hecho ese traje?

Me quedé mirándole mientras le ayudaba a levantarse, buscando por donde se quitaría ese traje, probablemente querría también ayuda con eso. Se le veía algo desorientado. Le di una vuelta cuando se levantó, mirando por todo el cuerpo. No le encontraba nada para quitarselo, debía tenerlo bien oculto.

-¡Es genial! Pero... ¿Cómo te quitas el disfraz?

Pregunté finalmente con una mueca de curiosidad e intriga en el rostro mientras no dejaba de mirarle por todas partes.
#3
Qazan
Qazan
La cara de desconcierto e incredulidad del muchacho era todo un poema, algo me decía que nunca había visto un Gyojin. Luego de analizarme un rato decidió tenderme la mano y ayudarme a levantarme. -¡Es genial! Pero... ¿Cómo te quitas el disfraz?-. Aquel muchacho tenía algún tipo de problemita mental, sin embargo, me había hecho mucha gracia su manera de decir lo que pensaba tan sincera e inocente. -¡Buena broma pequeñajo!-. No tardé nada en darme cuenta que no iba de broma, de verdad se pensaba que llevaba un disfraz puesto. -Oye oye... ¿De donde sales tú?-. Vale que yo tuviese amnesia y no recordase nada de mi vida desde hacía unos meses hacia atrás, pero este muchacho parecía genuinamente nunca haber conocido nada más que humanos.

De pronto el pequeñajo se puso a dar vueltas a mi alrededor tratando de buscar algún tipo de cremallera. Aquella escena estaba empezando a ser incómoda, no por el pelinegro, si no por la gente que estaba viéndonos y que se empezaban a plantear si aquel joven estaba teniendo un comportamiento algo racista conmigo. Era momento de quitarle algo de hierro al asunto. -¿Te apetece que vayamos a una taberna y te explico?-. Me parecía lo mas sensato, por un lado la curiosidad del muchacho era totalmente inocente y ¿Quién sabe?, puede que de verdad nuca hubiese visto antes un Gyojin, y por otro lado el ambiente a nuestro alrededor empezaba a caldearse.

Estábamos en un puerto pesquero donde, evidentemente gran parte de los pescadores eran Gyojins, y algunos de ellos parecían haber tenido problemas con humanos tiempo atrás, de eso pude darme cuenta al ver que dejaban de lado su trabajo para acercarse poco a poco a nosotros. -Si me meto en problemas nada mas pisar la isla, Fugu se va a cabrear y mucho-. Pensé para mi mismo. Volví a animar nuevamente al muchacho a que fuésemos a tomar algo, justo había un pequeño bar cerca de donde estaban descargando el pescado. Ahí era donde los pescadores se tomaban un descanso antes de seguir con su trabajo aquí en los muelles. - ¿Qué te parece? Vamos ahí a tomar un zumo y te explico lo que somos los Gyojin-. La inocencia de este muchacho podía meterle en muchos problemas, por algún motivo esa sinceridad me gustaba, parecía alguien en quien se podía confiar.
#4
Juuken
Juuken
Ese tipo disfrazado se mostró un poco intrigado al principio. No terminaba de entender el por qué. Habló algo de una broma. No recordaba haber soltado ninguna broma, no se a qué podía referirse. de pronto se me quedó mirando algo más serio.

-Oye, oye... ¿De dónde sales tú? -Se me quedó mirando fijamente.

Miré a un lado y al otro y me encogí de hombros. Lo cierto es que no tenía ni idea de cómo se llamaba esta isla, creo haber escuchado ya su nombre, pero se me hizo un poco extraño y no pude memorizar el nombre. ¿Tal vez me lo diría aquél peliblanco? Sea como fuese, no tenía ni idea, y eso mismo dije, llevándome una mano a la parte trasera de mi cabeza y sonriendo algo tímidamente.

-La verdad es que no lo sé jajajaja.

Me quedé fijándome en ese traje, la verdad es que era demasiado bueno, estaba completamente empapado, sin embargo daba la sensación de estar seco, y a la vez muy suave, no sabía que tipo de tejido sería, pero resultaba muy llamativo. Hay tantas cosas impresionantes en este mundo. Que pena habérmelo perdido durante tanto tiempo.

-¿Te apetece que vayamos a una taberna y te explico?

Solo entonces me fijé, me quedé completamente paralizado. Había asumido tanto que era algún tipo de disfraz que ni siquiera me había percatado en la cabeza, de hecho incluso buscaba alguna apertura para los ojos. Pero en ese momento lo vi. Su boca se movía al son de las palabras, esos ojos parpadeaban... ¿En serio era un disfraz? Porque de ser así era increíble.

Comencé a mirar a mi alrededor, buscando algo que me indicase si la gente sentía pánico de aquella criatura, aquél ser extraño. Todo el mundo reaccionaba indiferente, de hecho parecían más extrañados por mi reacción que por el hecho de la mera existencia de ese ser. Un tipo parecía que le daba asco, miró hacia esa criatura y sin apartar la mirada escupió al suelo.

-¿Qué te parece? Vamos ahí a tomar un zumo y te explico lo que somos los Gyojin
-¿Los qué? -pregunté inconscientemente.

Esa palabra, Gyojin. Me sonaba haberla escuchado antes, pero fuera de contexto, no entendía nunca de qué hablaban cuando escuchaba esas palabras. Supongo que era el momento de averiguarlo. Aunque no me terminaba de sentir seguro, pero igual podía convertirse en otra maravillosa experiencia, como mi primer encuentro con el peliblanco. Lance creo recordar que era. Aquello fue realmente divertido. Todavía tenía agujetas de ese día.

Comenzamos a avanzar hacia donde había dicho ese ser. Maldita sea, estaba caminando junto a alguien que no sabía siquiera si podía ser un peligro. ¿Por qué me gusta tanto buscarme problemas? Si seguía así podría llegar el día que tendría que renunciar a la promesa que le hice a Juuni. Si algún día moría, todo acabaría en nada.

Entramos en el establecimiento y nos sentamos en una mesa que eligió esa... cosa. Todavía no sé ni cómo pensar de él. ¿De verdad era eso que llamaban Gyojin? Nunca había visto ninguno, joder ni siquiera sabía qué eran esas criaturas.

Un hombre llegó para preguntarnos qué ibamos a tomar.

-¿Que desean?
-Yo algo fresco para beber. Tengo calor -dije sin pensarlo mucho.
-Un refresco para el muchacho. ¿Un zumo, cola, batido...?

Me di cuenta que esperaba una respuesta. No entendía ni qué opciones me había dado, yo siempre pedía agua. Solo se me quedó en la memoria lo último que había dicho, así que lo repetí.

-¿Batido?
-Muy bien, un batido para el muchacho -apuntó en una hoja y se giró hacia el gyojin.- ¿Y para el caballero?

Eso me confirmaba dos cosas. No sabía ni qué diantres era eso llamado batido, ni si me gustaría, y ese ser no es nada peligroso. Al menos por naturaleza.
#5
Qazan
Qazan
El chico no parecía muy convencido de aquello, pero supongo que lo invitasen a algo sin más pues era un buen aliciente para venir conmigo a la taberna. Ese muchacho era de lo más particular, se acercaba y alejaba de mi tratando de descubrir la nueva maravilla del mundo. De verdad el chico parecía que no conociese nada del mundo, quizá le había pasado como a mi y no tenía demasiado recuerdos de su pasado, en mi caso por desgracia me quedaba esta marca en la cabeza de lo que supongo fue un pasado algo complicado... O no, espero descubrir pronto esa parte de mi, le tengo mucha curiosidad a esos años que faltan en mi memoria.

Nos dirigíamos a la taberna mientras el renacuajo miraba a todas partes, parecía querer comprobar algo mientras íbamos de camino, se entretenía mirando las caras de las personas que nos cruzábamos por el camino como queriendo saber si yo era tan raro como él se pensaba. Cerca ya de la taberna nos encontramos a un tipo que cuando fue a llegar hasta nuestra altura escupió al suelo e hizo un sonido despectivo con la boca. No le hice ni caso hasta que nada mas terminar de cruzarnos le golpeé en el pie con la cola, esto hizo que su pie derecho chocase contra el izquierdo y tropezase, cayendo así de bruces contra el suelo. La gente cercana empezó a reír mientras le tendían una mano alegando, que hay que tener más cuidado de no tropezar, ya que el hombre aquel no se había enterado de que había sido yo el autor del tropezón.

Entramos ya por fin en la taberna y nos sentamos en una mesa, no demasiado apartada pero tampoco en todo el bullicio, en una zona bastante tranquila. El tabernero se nos acercó para tomarnos nota. El chico parecía algo confuso, ¿Quizá le habían dado demasiadas opciones para elegir? O tal vez... Luego de unos segundos cavilando llegué a la conclusión de que si, era cierto, verdaderamente no conocía nada sobre la sociedad. Terminó pidiendo un batido aunque creo que fue simplemente por repetición de las opciones que le daba el tabernero, no tenia pinta ni de saber que podía elegir sabor... Por suerte para él aquí cuando pides un batido sin más te ponen uno muy rico de chocolate con trozos de galleta recién sacada del horno, no había lugar a que tremenda delicia no le gustase al chico.                                

- A mi ponme una cola, hace mucho calor hoy-. Le pedí al tabernero, después de todo el mareo con el barco y todo lo sucedido me había entrado mucha sed, necesitaba refrescarme un poco y nada mejor para ello que una cola bien fría. Luego de que el tabernero se diese media vuelta para marchar la orden, traté de contarle un poco sobre nuestra raza, el chico me había caído muy bien, parecía el tipo de persona con el que podías tener muchas situaciones graciosas y aquello era justo lo que buscaba en la vida, rodearme de gente que me dieran vida. -Por cierto que no me he presentado, me llamo Qazan-. Le dije al darme cuenta que en ningún momento nos habíamos presentado como tal, luego de darle unos segundos para que me dijera su nombre, empecé a contarle un poco sobre nosotros.                                                           

-Los gyojin somos algo así como hombres pez, una de las dos especies humanoides que habitan y gobiernan los mares, los otros se llaman tritones. En general, nosotros somos más "como un pez" a diferencia de los tritones, que tienen características humanas y de peces. Y sobre todo nos caracteriza que somos capaces de vivir bajo el mar, respirar, hablar... El mar es nuestro hogar-.
Creo que con aquella charla ligera ya podía hacerse mas o menos una buena idea de lo que éramos los Gyojin, el chico me caía bien y no me gustaría que por desconocimiento suyo se metiese en líos con la gente del mar, generalmente somos muy tolerantes con todas las razas... Pero si nos faltan al respeto somos los primero que montamos bronca a la mínima. Me quedé esperando su respuesta, seguro que tendría dudas y preguntas y si podía ayudarle pues me sentiría gratamente complacido, al fin y al cabo el perro inmundo de Fugu me había dejado en esta isla abandonado y a saber cuando volvería... Si es que vuelve.
#6
Juuken
Juuken
Tras pedir yo aquello que se llamaba "batido", ese tipo pidió una cola. ¿Cómo Una cola? Las colas es lo que tenían algunos animales por la zona trasera. Parece ser que había quien se comía esas cosas aparentemente, lo que no entendía del todo era porque se pediría eso alegando que hacía calor. Ese tipo era un poco extraño.

-Estupendo. Batido y cola. Marchando

El camarero asintió, también hablaba raro, alargó mucho la erre de la última palabra, parecía como si estuviera cantando. No era la primera vez que entraba en un establecimiento asi, pero sí que era la primera vez que me atendía alguien con una actitud así, tan alegre. Parecía un caso excepcional, nunca había visto alegría en ese tipo de trabajadores.

El tipo, que en un principio me había parecido una persona disfrazada, se quedó mirándome con cierta curiosidad mientras inspeccionaba la sala. Mi naturaleza curiosa me hacía echar un largo y tendido vistazo en general a todo cuanto me rodeaba. Tal vez un instinto de supervivencia dado mi historial. Volví a esa mesa cuando ese tipo comenzó a hablar, presentándose.

-Por cierto que no me he presentado, me llamo Qazan
-Soy Juuken -respondí con una sonrisa, aparentemente despreocupada.
-Los gyojin somos algo así como hombres pez, una de las dos especies humanoides que habitan y gobiernan los mares, los otros se llaman tritones -comenzó a explicarme, lo cual llamó claramente mi atención.- En general, nosotros somos más "como un pez" a diferencia de los tritones, que tienen características humanas y de peces. Y sobre todo nos caracteriza que somos capaces de vivir bajo el mar, respirar, hablar... El mar es nuestro hogar

Me quedé unos instantes mirándole fijamente, analizando lo que me había dicho y tratando de asimilarlo. Fue una gran cantidad de información en un momento, lo cual tan solo me generó grandes dudas.

Se definió a sí mismo como un pez, era un hombre pez o algo así, la primera vez que escuchaba ese término como tal. No niego que ya lo había pensado, pero no de una forma tan literal, no pensé que realmente existiese alguna criatura así. Desconozco por qué Tom nunca me contó nada al respecto. También dijo que eran una de las dos especies humanoides que había.

De eso último si sabia algo. Hacía ya tiempo, Tom me había contado algo al respecto. Criaturas de aspecto humanoide, algunas más grandes, otras más pequeñas. Se les llama de varias formas, varios tipos, pero todos de aspecto similar. Los simios o gorilas, como a él le gustaba llamarlos. También decía que eran complicados de encontrar. Esa sería la segunda especie. Unos los hombres pez, otros los hombres gorila. Menuda variedad había en el mundo, estaba deseando encontrarme con cada uno de ellos.

Terminó el alegato diciendo que los mares son sus dominios, resultaba algo obvio dado que son peces, lo cual me llevó a pensar en algo, que no pude evitar preguntar. Todavía con gesto asombrado, terminando de asimilar toda esa información que me había dado, le pregunté.

-Entonces. Si un humano no puede vivir debajo del agua, y un pez no puede vivir fuera. ¿Cómo lo hacéis vosotros? ¿Tenéis que estar entrando y saliendo? ¿Cómo lo hacéis?

Mi mente en ese momento era un revuelto de ideas poco concisas, incluso me resultaba complicado ordenar las palabras e ideas en mi propia mente. No sabía si le daría tiempo a responderme, seguramente no pues conforme mi cabeza era capaz de organizar, mis labios simplemente se movían.

-¿Cuántos sois? ¿Todos sois así de altos? ¿Los dos tipos que has dicho, sería como humanos más pequeños o más grandes? ¿O tal vez más bien como personas de distintas psrtes del mundo? -Mi rostro se iluminó un momento al acordarme de otra cosa que, en su día, me dijo Tom- Dicen que hasta hay gente con alas, como si fuera un pájaro, y que pueden volar. ¿Es así la diferencia entre vosotros?

Probablemente podría haber continuado lanzando preguntas, pero me di cuenta que no le estaba dejando hablar, esperaba que no le molestase que preguntara tanto. Por un instante había perdido ese sentido de peligro que me mantenía alerta de aquel gyojin, y solo en ese momento que aguardaba una respuesta me volvía consciente de ello. Parecía buena gente, pero he aprendido a no confiar demasiado en las personas. Esperaba no decepcionarme.
#7
Qazan
Qazan
Sin dudas este muchacho era alguien muy curioso, tenía una infinidad de dudas y preguntas. Tampoco es que yo fuese ahora una eminencia sobre biología, sabía lo justito sobre el tema como para poder tener una conversación pero sin tampoco meternos en demasiados tecnicismos. "A ver como hago yo ahora para resolverle tantas dudas", pensé luego de la lluvia de cuestiones y dudas con las que me había salido Juuken. -Veamos, una a una-. Dije tratando de ordenar mentalmente tantas preguntas. - Somos algo así como la fusión perfecta entre ambos, peces y humanos. Podemos respirar tanto dentro como fuera del agua ya que tenemos branquias y pulmones. Y sí, la mayoría solemos ser de gran tamaño en comparación a vosotros, de hecho yo mismo soy "pequeño" teniendo en cuenta lo grandes que podemos llegar a ser. Aunque también soy joven, espero pegar el estirón pronto-. Le dije tratando de arrojar algo de luz a tantas dudas que tenía sobre los Gyojin.

- Sobre la gente del cielo no conozco tanto, se que tienen alas a sus espaldas y que según el tamaño de estas son de una tribu o de otra, pero no se más de ellos-. Dije lamentándome por no poder darle más información que esa. -Sin embargo, los tritones son algo distintos a nosotros, nosotros somos una fusión, mientras que ellos son mitad peces, mitad humanos. Son gentes muy divertidas aunque es una lástima que no puedan caminar por tierra... Al fin y al cabo, tienen colas en lugar de piernas. Imagina como si a un pez lo cortas por la mitad y le pones la parte superior de un humano. Pues eso son-. Nada más contarle como eran morfológicamente los tritones llegó el camarero con la comanda que le habíamos hecho.

-¡Gracias!-. Le dije mientras inclinaba levemente la cabeza y le pagaba las bebidas de los dos. Le pegué un sorbo a la cola, que gran invento tan refrescante, y aún más disfrutándola con una compañía tan interesante como la de Juuken, sin duda aquel podía ser el comienzo de una bonita y preciosa amistad. Me causaba mucha intriga como había logrado sobrevivir tanto tiempo sin estos conocimientos ya no básicos... Si no de cultura popular. -Cuéntame, ¿De donde eres? parece que hayas nacido ayer o algo por el estilo. ¿De verdad no conoces lo más sencillo de las gentes que te rodean?-. Aquello si que me causaba una intriga genuina, ¿Quién era este pequeñajo y porque desconocía algo tan común y sencillo? Al igual que él, a mi también me asaltaban muchas dudas y preguntas que quería que me resolviese.
#8


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