Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Aventura] [A - T1] Entre papeles y el caso del faro. [Autonarrada]
Gautama D. Lovecraft
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misión


~ Oficinas de la Base G-23. Isla Kilombo.
~ 16h. Día 9 de Verano. Año 724.


Entre las muchas labores que se expedían a los cargos más allá de soldado raso, las tareas de gestión estaban también a la orden del día. Dichas tareas, se repartían a partir del rango de sargento, cuando la responsabilidad empezaba a ser algo más allá que una simple medalla en el hombro. En el tablón de tareas que en las diferentes divisiones organizaban las labores de los efectivos de la marina, cada cual se buscaba para saber su planning semanal, en mi caso, aquel mediodía había visto que a primera hora de la tarde, debía de personificarme en una de las oficinas de recursos del ala oeste de la base. En el departamento de registro 3-B, se llevaban a cabo registros del censo de los civiles de Isla Kilombo, por lo que tras concienciarme de que andaría toda la jornada rodeado de papeles y papeles, encaminé mis pasos hasta el ala donde se encontraba dicho departamento.

Los pasillos de la base, a veces carecían de información orientativa para los accesos a sus diferentes zonas, a pesar de que su distribución podría estar bien clasificada, para quienes no tienen con concepción clara de los repartos de los espacios dentro de los pasillos, puede resultar algo tedioso de encontrar la sala o la habitación pertinente cuando se necesita. Más aún, si para colmo, eres alguien mayor y tu orientación ya no está tan afinada como cuando eras joven. Aceleré el paso intentando no demorarme más con mi llegada al departamento 3-B, sentí que había dado vueltas en círculo por esos pasillos con oficinas administrativas como 2 veces, hasta que entre los pequeños letreros de chapa gris clavados en el marco superior de las puertas de las salas, pude encontrar a la que quería llegar.

Toqué con mis nudillos 2 veces la madera de la puerta y alcancé el tomo, tras girarlo, me interné en la oficina. En ella, pude escuchar como un tipo  hablaba sin parar, escondido tras una montaña de 5 pilas de papeles. El resto de la oficina, a pesar de que aparentemente parecía desordenada, transmitía tener como una especie de clasificación caóticamente ordenada, aunque con solo verlo ya levantaba dolor de cabeza. Mi ingreso pareció pasar desapercibido para el desconocido, me acerqué hasta él mientras recorría con la vista de manera arbitraria los contenidos de los papeles superiores que reposaban en su respectiva pila, y a pesar de que mis pasos se oirían para el hombre, este seguía a lo suyo.

A algo más de metro y medio me encontraba cuando detuvo su monólogo, pude cerciorarme de que hablaba solo, cuando creía desde un inicio, que alguien más se escondía con el bajo la columna de folios que lo ocultaban, pero el hombre, se encontraba solo en aquella oficina, algo que llamó mi atención. Bordeé su enorme y saturado escritorio, más atrás se encontraba otro con varias montañas también, y cuando me dispuse a dedicarle una leve reverencia como saludo, este algo alterado se dirigió a mí.

- ¡¡AaaaaHHH!! ¡Tú! Tú debes de ser el ayudante de hoy.... ¡LES DIJE QUE ME MANDASEN YA A ALGUIEN FIJO! Me toman por el pito del sereno a pesar de que todos los días mando un montón de quejas. -

No cabía de mi asombro por la rapidez que formulaba las palabras de manera tan atropellada y su puro nervio, el tipo tenía el rostro desencajado, podría ser algo más mayor que yo, y a penas podía seguirle el ritmo para entender su causa.

- Soy Eugenio, también llamado Eugine, o como el resto de la base suele conocerme... ¡EL DE LOS PAPELES! Y hoy tienes que poner en orden esas pilas de ahí, el resto que ves por tooooooda la oficina son cosa mía, y el 90% son quejas mías para que me traigan un ayudante... ¡¿¡¿VISTE CUANTOS HAY!!?! -

Sin emitir respuesta alguna, y con tan solo el amago de dirigirme a mi mesa, el alterado encargado de la oficina volvió a dirigirse a mí.

- Te dejo aquí al mando Lov... Love.... ¡Lovecraft! Vaya nombres tenéis algunos, me voy a tomar un café y me voy a llevar este taco de esta semana, este del mes anterior y.... ¡Estos de todos los años anteriores! ¡Les voy a cantar las 40! Tú mientras te coges esos de ahí, y los metes según vivan en las carpetas de los barrios del pueblo... ¡HASTA LUEGO Y SUERTE MAJO! -

El escandaloso e histérico hombre, se fue rápido derribando a su paso alguna que otra pila, sin reparar en ella, y cerró la puerta de la oficina de un portazo. Por mi parte me puse manos a la obra y comencé a coger carpetas y a nombrarlas según los barrios de Rostock. El resto de papeles se definían como una ficha o formulario rellenado por la persona de turno que con sus datos personales, fijaba su residencia en el pueblo.

Uno tras otro, cogía los papeles revisando la calle donde el civil de turno vivía, y lo distribuía en la carpeta correspondiente según la zona. Personalmente, no era un trabajo costoso, ni que desgastase físicamente. Pero sí que se hacía monótono y sumamente repetitivo. Dieron las 5, las 6 y las 7 hasta que una hoja llamó mi atención, era la única que estaba sin rellenar completamente, y en ella, tan solo 2 campos aparecían rellenados aunque a máquina.

- Meethook, faro... -

Pensé en alto, aunque sabía que en la destartalada oficina me encontraba yo solo ¿Quizá se me estaba pegando hablar solo como el viejo Eugenio?, dudaba que trascendiera ya que mi voto de silencio era inquebrantable. Sin embargo, me extrañé por aquella persona que vivía en el faro, ¿Debía de hacer una carpeta en concreto para el solo? era raro sobre como gestionar aquello, a la par de inquietante.

Un taco tras otro, fue separando los formularios, con el pensamiento latente continuamente sobre aquel habitante del faro. Eran ya las 9 y media de la noche cuando terminé, sobre esa hora ya estaba cenado, duchado y casi dispuesto a hacer la meditación de todos los días antes de dormir. Iba a levantarme cuando escudriñé de nuevo el misterioso formulario ¿Quién era ese tal Meethook?, nunca había escuchado nada referido en cuanto a él o su rol en aquel faro. Me debatía en resolver la curiosidad que colmaba mi ser respecto al habitante solitario, ¿Sería sin más un hombre apartado que no quería contacto con nadie? ¿Mis cábalas como siempre irían más allá de lo que la posible realidad podría ser? Aquello, no es que me fuera a quitar el sueño, pero tampoco descartaba algún día acercarme hasta el faro para resolver o conocer a aquel tipo.

Ya era más que tarde, ojeé por última vez su nombre, Meethook, así como las 4 letras de la palabra faro escrita a máquina. Grabaría en mí su nombre, quizá preguntar a alguien veterano de la base pudiera despejar alguna incógnita, o puede que, por otro lado, comprobarlo por mí mismo suponga una mayor satisfacción. Salí de aquella oficina dejando todas las carpetas amontonadas en el escritorio, el folio de Meethook lo quedé sin clasificar justo encima de todas, para que el viejo Eugenio, cuando lo viera oportuno, hiciera con ella lo que mejor fuera. Cerré la puerta, y me fui realizando algunos movimientos de cuello mientras tomaba el camino por los pasillos para llegar hasta mi cuarto. Entre las sombras y la luz nocturna que se filtraba por las ventanas, deparé en asomarme por un momento, entre las paredes y muros de la base, al fondo del todo una luz oscilante se movía de izquierda a derecha, imponente en la noche, era la del faro. Quizá algún día deba de ir para saber más al respecto.
#1


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