¿Sabías que…?
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[Aventura] [Autonarrada] Red de corrupción (parte 1)
Silver D. Syxel
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La ciudad de Oykot, envuelta en las sombras del atardecer, ofrecía el tipo de ambiente donde los secretos prosperaban. Sus callejones oscuros, sus luces parpadeantes y las conversaciones murmuradas en los rincones eran perfectos para quienes, como Silver, buscaban oportunidades entre las grietas de la sociedad. Hacía días que había oído hablar de la construcción de una nueva central hidroeléctrica en las afueras, un proyecto ambicioso que atraía la atención de la población por el impacto que tendría en la vida de la isla. Para el capitán, aquello olía a oportunidad.

No tenía ningún motivo en concreto para interesarse por el asunto, pero la naturaleza ambiciosa del proyecto despertó en él la curiosidad. Las inversiones de tal magnitud casi siempre traían consigo tratos en las sombras e intereses ocultos, y si había alguien moviendo los hilos, él quería estar lo suficientemente cerca para aprovecharse de ello. De hecho, su instinto le decía que detrás de una jugada de este calibre debía haber una mano poderosa, invisible para la mayoría. 

Decidido a investigar, se aventuró hacia la parte baja de la ciudad, donde los rumores circulaban con mayor libertad y la información, aunque costosa, era accesible. Sus pasos lo llevaron a la zona sur, un lugar donde la presencia de los pescadores y contrabandistas se mezclaba con los que preferían no ser vistos. Había concertado una reunión con Renzo, un informante de los bajos fondos que conocía bien cómo se movían los negocios sucios de Oykot y con quién ya había tenido negocios en el pasado. El ambicioso pirata determinó que esa era su mejor oportunidad para descubrir qué estaba sucediendo realmente detrás de la fachada de progreso que representaba la central. Si es que realmente ocurría algo más y no resultaba estar viendo fantasmas donde no los había, que no sería la primera vez.

La taberna en la que había acordado encontrarse con Renzo era oscura, apenas iluminada por unas pocas lámparas de aceite, y olía fuertemente a pescado y alcohol, como casi todos los locales del lugar. Los parroquianos apenas levantaron la vista cuando entró, lo que le permitió avanzar hasta una mesa en el fondo, donde el hombre lo esperaba con una jarra de cerveza en la mano.

Renzo —saludó con confianza, sentándose frente a él sin esperar invitación.

El informante, un hombre de mediana estatura con los ojos cansados pero alerta, lo observó por un momento antes de responder con una voz ronca.

—Así que eres tú de nuevo el que anda buscando información... ¿Qué es lo que quieres saber?, ¿dónde te estás metiendo esta vez?

He oído rumores sobre la central hidroeléctrica que están construyendo —expuso con tono casual—. Me gustaría saber quién está detrás del dinero. Proyectos así no se financian solos.

Renzo dejó escapar una risa seca.

—No creerás que esa información será gratis, ¿verdad? —preguntó, mostrando una sonrisa torcida reflejando la naturaleza de sus tratos.

Nada en esta vida lo es —respondió el pirata, inclinándose hacia adelante—. ¿Cuál es tu precio?

El informante lo observó en silencio por unos segundos, antes de asentir ligeramente.

—Hay un tipo llamado Pierre. Ha estado husmeando demasiado en los negocios de cierta gente poderosa. Si te encargas de él, puedo asegurarte la información que buscas... y tal vez algo más.

Syxel mantuvo su expresión neutra. No era un asesino a sueldo, pero sabía que en los bajos fondos las decisiones difíciles eran parte del juego, y tampoco sería la primera vez que cruzaba esa línea.

Lo pensaré —respondió con calma, antes de levantarse.

Por el momento, había obtenido lo que necesitaba: un nombre, un objetivo y una vía para obtener respuestas. No tendría problema alguno en eliminar a Pierre si con ello lograba su objetivo, pero las palabras de Renzo le hicieron caer en algo. Estaba tratando de averiguar quién estaba detrás del proyecto y se encontró con que querían silenciar a ese pobre desgraciado porque sabía demasiado sobre alguien poderoso. Quizás solo fuese casualidad, pero decidió darle una oportunidad a esa corazonada y se le planteó una alternativa. Sabía que a veces, las palabras bien empleadas podían ser más útiles que una muerte rápida. Si el hombre creía que estaba dispuesto a no matarlo, quizás se sentiría más inclinado a cooperar.

Ya en la calle, la fresca brisa nocturna le aclaró las ideas mientras se dirigía hacia una de las zonas menos transitadas de la ciudad, la que según sus contactos, Pierre solía frecuentar. A medida que la noche caía, el ambiente en las calles adquiría una tensión palpable, pero el capitán caminaba con confianza. Sabía que la mejor defensa en lugares como ese era proyectar seguridad y firmeza.

No tardó mucho en encontrar a quién buscaba. El hombre estaba sentado solo en una taberna aún más deteriorada que la anterior, bebiendo lentamente de una jarra de lo que parecía ser ron. Era delgado, con una barba descuidada y una expresión de preocupación grabada en su rostro. Silver lo observó por un momento antes de acercarse con calma, sentándose frente a él sin pedir permiso.

Pierre lo miró con sorpresa y nerviosismo, pero no dijo nada.

No te preocupes —dijo el pirata con una sonrisa tranquilizadora—. No estoy aquí para matarte, aunque algunos lo desearían. Hay quiénes no quieren que compartas cierta información. Pero por suerte para ti, esa misma información podría interesarme... creo que podríamos llegar a un acuerdo.

Pierre lo observó con desconfianza, aunque el tono calmado y seguro del capitán pareció tener un efecto apaciguador. Aunque dadas las circunstancias, tampoco tenía otra alternativa. Después de un momento, suspiró y dejó la jarra sobre la mesa.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó con un tono cargado de resignación.

Quiero saberlo todo sobre la central hidroeléctrica —expuso sin rodeos—. Y sé que tienes más información de la que aparentas.

Pierre se removió incómodo en su asiento, pero la mirada firme del capitán no le dejó muchas opciones. Bajó la cabeza por un momento, como si estuviera calculando el precio de las palabras que estaba a punto de decir.

—No soy más que un peón en todo esto —comenzó con un susurro—. Pero te diré lo que sé: la central está siendo financiada por los Blackmore. Son una de las familias más ricas del East Blue. Lo controlan todo y no te conviene cruzarte en su camino, créeme.

El nombre de los Blackmore captó de inmediato la atención de Syxel. Había oído hablar de ellos, pero pocos se atrevían a comentar abiertamente sus actividades. Aquello le confirmaba que la situación en Oykot era mucho más compleja de lo que había imaginado.

¿Qué tan involucrados están? —preguntó el pirata, inclinándose ligeramente hacia adelante.

Pierre tragó saliva y la expresión de miedo en su rostro se intensificó.

—Están detrás de casi todo —respondió con voz temblorosa—. Si la central hidroeléctrica tiene éxito, los balleneros serán desplazados, y los Blackmore controlarán la energía de la isla. Pero no es solo eso... su influencia se extiende mucho más allá de Oykot. Controlan buena parte del East Blue, y tienen el poder suficiente como para hacer desaparecer a cualquiera que se interponga en sus planes.

Silver escuchaba atentamente, procesando cada palabra con cuidado. No solo se trataba de un simple proyecto de energía; estaba ante una familia que controlaba un mar entero. Enfrentarlos requeriría algo más que astucia y buenos contactos, pero la promesa de lo que podía ganar al hacerlo era más que suficiente para mantenerlo interesado.
#1
Moderador KataCristo
KataGOD
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